-Vanessa me contó... -respiraba hondo -me contó que anduviste haciendo cosas que no debías estos últimos días -intentaba darle toques de comedia a su verso.

Las olas del mar ondulaban impactando con las arenas de la playa mientras el sol descendía de a poco por el Oeste, Asta yacía sentado y a lado de él su superior, alguien de ropas verdes y cabello castaño peinado hacia un lado. Ante la pregunta hecha Asta se avergonzó un poco, el sabía que llegaría este momento pero por mucho que se preparase igualmente le incomodaba el tema a tocar.

-Ah... ¿Q-qué te contó exactamente? -preguntó el ojiverde intentando alargar el tiempo para llegar al centro del tema.

-Hum... Prefiero no entrar en detalles, espero que tú también.

-Tienes razón.

-Bueno -se estiraba -supongo que es mi culpa eh... Ahh...

-Para nada -la frase de Asta llamó la atención de Finral -es cierto que tienes culpa en algo pero... El continuar haciendo eso fue solo por mi... -dijo.

-Preferiría que hubieses dicho que no tengo culpa alguna -una gota caía por la sien del castaño -¿Te sientes mal? -preguntó.

-No, para ser sinceros se siente bien, es como si...

-¡No entres en detalles! -lo interrumpió -jeje, perdón perdón, es solo que me recuerda a la vez que te llevé a aquel lugar, fue un error, pero bueno, que extraño que no se te presente ningún problema...

-Bueno, la verdad -recordaba aquella vez en la que la chica bajita de cabello negro fue testigo de su acto -si que hubo algunos problemas...

-¿La vez que Nero-chan te vió? -dijo relajado.

-¿Eh? -un rubor leve se adueñaba de sus mejillas -Vanessa-nesan te con...

-Si -cerraba sus ojos y soltaba un cómico suspiro -me dijo algunas cosas y esa estaba dentro de ellas -contó -luego me reprendió por un buen tiempo redundando en el error que cometí -esto último lo pensó.

-Pero bueno, yo ya tenía algunas ligeras sospechas, y por lo que ví arreglaste las cosas con Nero-chan ¿Verdad? -siguió hablando Finral.

-Si, lo hize, ya estamos en buenos términos -dijo él positivo.

-¿Y con Noelle-chan? Vanessa me dijo que tomaste las precauciones necesarias, pero respecto a eso...

-A-al parecer ella no se acuerda de nada, sino las cosas entre nosotros se hubieran puesto bastante raras...

-Si, me lo imagino, y... ¿Piensas decirle algún día que hicieron eso?

-Eh... N-no... La verdad que no... No sé como se pondrían las cosas si le cuento... -decía para luego pensar en el tema.

-Ya veo, bueno, de todos modos eso no me concierne, haz lo que creas mejor -se estiraba -Ahhhhhhhh -elevaba la voz símbolo de relajación por el estiramiento.

-¿Seguirás haciendo estas cosas? -continuó su interrogatorio.

-Si, ¡Digo, no! -elevó la voz -No lo sé... Las ocaciones llegan, todo termina sucediendo y cuando lo pienso... Ya sucedió...

-Vaya, ha de ser difícil eh... Pero bueno, ¿Sabes? Al final puedes terminar teniendo un Harem hahahaha -se reía sarcásticamente el de ropas verdes.

-¿A que se refiere? -preguntaba curioso.

-Bien, es algo que pocas veces se vé en este Reino pero trata de...

[...]

-... Repito, es algo raro por aquí -culminaba su explicación -entonces... ¿Tienes planeado formar un harem?

-¡No! ¡No haré eso! -dijo él -desde ahora ya no haré más esas cosas.

-Que bueno, pero yo solo te contaba lo que era un Harem... -reposaba su cuerpo sobre sus brazos en la arena -en fin, creo que aquí termina esta charla, ahhh... A pesar de que solo duró unos 5 minutos lo sentí como una eternidad -suspiraba.

-Muchas gracias por todo -Asta se paró e hizo una reverencia.

-De nada, aunque creo que no hize nada -dijo -lo único útil que creo haber hecho es enseñarte que se debe usar protección -pensó para sí -bien, yo iré a atender a Yami-san, tu puedes disfrutar lo que resta de ls tarde.

Finral se paró, se sacudió, dió mediavuelta y fue rumbo a su destino, Asta por su parte se quedó un rato en el lugar viendo al mar hasta que le llamó la atención el ruido de proyectiles provenientes de un ambiente pedroso cerca a las orillas, decidió ir.

Regresando a la actualidad...

La suavidad de los labios de la chica debajo de él se deslizaban por los suyos con una pasión que convertía la escena en la de dos jóvenes enamorados amándose a más no poder, ella lo tenía preso al tener sus brazos entrelazados por su cuello y apegándolo cada vez más contra ella mientras que Asta tenía los suyos doblados y sujetos a la cama para que su cuerpo no cayese por completo. Sus embestidas habían disminuido pero seguían manteniendo un ritmo constante que les otorgaba placer a ambos, ella también tenía sus piernas abiertas y enredadas a la cintura del cenizo para pegar más su cuerpo al suyo, pasaron unos segundos así y ambos terminaron acabando.

Nero sentía como un líquido caliente la llenaba por dentro tal y como sucedió anoche a la par que sus mejillas se enrojecían mientras seguía besando a Asta desesperadamente, el cenizo yacía algo tieso experimentando el máximo placer sexual y retirando su miembro lentamente para sacarlo. Un delgado hilo de saliva se extendía entre sus bocas mientras los 2 las separaban lentamente.

Su rostro era hermoso y suave, ella luchaba por mantenerlo sereno pero sus intentos se desmoronaban por el éxtasis vivido, los brazos de la pelinegra una vez soltar el cuello de Asta, caían desplomados a la suaves sábanas debajo de ella a la par que inclinaba su rostro para retomar el aire y mantener su respiración estable. El cenizo se levantaba mientras terminaba de retirar su miembro del interior de ella, apenas lo hizo, el líquido viscoso que había dejado plantado dentro de ella salía lentamente.

-Vaya... Pasó de nuevo... -dijo Asta para sí mientras miraba al techo y caía desplomado a la cama.

-Me siento cansado... Y eso que creo que dormí lo suficiente... -susurraba él.

-Ahh... Ahh... -Nero transpiraba mientras movía sus piernas para ocultar su entrada, ya era un poco consiente del pudor -que... ¿Qué sucede? -dijo con una voz cansada.

-Nada, solo siento que ya es hora de levantarnos y bajar, dentro de poco los demás se despertarán pero aún así... Ah... Que sueño... -se masajeaba ambos ojos -¡Bueno! Será mejor ir de una vez -se sentaba.

Asta sacudía un poco su cabeza para mantenerse cuerdo mientras con la mirada buscaba su ropa que desde anoche estaba esparcida por toda la habitación, la reunió y comenzó poniéndose su ropa interior para segudio de eso vestirse con sus azules pantalones.

-Hey -una voz lo llamaba de atrás -yo también quiero vestirme.

-Eh... -voletó y la vió desplomada en la cama -pues hazlo.

-No puedo moverme, no tengo fuerzas -se sonrojaba mientras desviaba su apagada pero tierna mirada.

-Ah... -suspiraba Asta.

Con el torso aún descubierto Asta busco las bragas y el vestido negro de pieza de la pelinegra, las 2 prendas que conformaban su vestimenta aparte del mantón de orden que usaba en las misiones. Sujetó las bragas, las estiró y estaba a punto de ponérselas a ella cuando...

-Ah... Supongo que debo limpiar eso -pensó con una expresión extrañada.

Ahora si pudo ponérselas por completo.

-Siéntate -ordenó él para proceder con el vestido.

Ella no respondió, solo giró su cabeza aún con esa mirada avergonzada.

-Entiendo -suspiró él para sujetarla del torso y levantarla.

-Oye, mantente sentada -dijo nuevamente Asta al ver como apenas la acomodaba ella nuevamente caía.

-Te dije que no tengo suficientes fuerzas tonto.

Un suspiro escapó de la boca del chico, no podía avergonzarse ahora, necesitaba ser rápido asi que se acercó a ella y la sentó nuevamente, luego de eso la tomó de los muslos y la levantó para sentarla sobre sus piernas y dejar que repose sobre su torso mientras él acomodaba su vestido para ponérselo.

El corazón de Nero latía por sentir el contacto de sus torsos desnudos, Asta no se mantuvo indiferente sino que también se avergonzó.

-¿Almenos puedes levantar los brazos? -preguntó el chico.

-Creo que si -lo hizo.

El ojiverde estiró el vestido de tela negra de la chica y se lo puso acomodando primero sus brazos para que estos entrasen, en el resto del proceso no pudo evitar rozar con sus manos los pequeños pechos o la cintura de Nero a lo que ella reaccionaba con un agudo gemido, un acto como lo es vestir a alguien... Solo podían permitírselo las personas cuya confianza y relación era bastante estrecha. Él terminó de vestirla.

Una ligera sonrisa se formaba entre los labios de Nero a lo que ella intentó ocultarlo mientras su sonrojo desaparecía para adoptar el rostro apagado que la caracterizaba.

-Iré bajando -dijo él.

-Te acompaño, yo también estoy lista -respondió ella levantándose con cuidado.

-Puedes adoptar tu otra forma si deseas, se te hará más fácil moverte si te llevo en mi cabeza.

-Estoy bien, prefiero ir de esta forma gracias -no hacía contacto visual con él, su mente estaba llena de las miles de escenas que se formaron anoche.

Entre estiramientos y algunos boztesos por parte del chico, ambos llegaron al primer piso donde desayunarían para luego recibir alguna misión o hacer alguna cosa de su interés. Los demás no se tardaron en despertar y también llegaron al lugar, la velocidad de cocina de Charmy era impresionante pues en cuestión de minutos todos ya estaban degustando la deliciosa comida en la mesa.

-¿Hay alguna misión para hoy Yami-dancho? -interrogó Asta llevándose un poco de comida a su boca.

-Ah, si, hoy le toca a nuestro escuadrón patrullar las calles de la capital -respondió.

-Ehh... -dijo sorpendido -¿Entonces toda la orden irá?

-No, esta misión solo la cumplen 2 o hasta 3 miembros, no hay necesidad de llevarlos a todos ya que la Capital últimamente está muy tranquila, además de que a los alrededores se encuentran las bases d órdenes de caballería.

-Oh entien...

-¡Mándeme a mi Capitán! Esta misión no será nada para mi -acomodando sus lentes, el delincuente virgen hablaba.

-Jajajaja, cualquier ciudad patrullada por ti puede darse por perdida jajaja -se reía el rubio descabellado de su costado mientras escapaba de los furisos ataques de Magna.

-Ustedes 2 idiotas, tengo una misión perfecta para ustedes, lejos de la base -el pelinegro comentaba siendo ignorado por el particular dúo -esta misión la realizará...

Todos tenían pinta de desgano, los ojos de Yami buscaban a algunos con la fuerza suficiente pero solo veía a un grupo de idiotas, clásico de su orden.

-Yami-san, si quiere yo puedo...

-No -Yami callaba a Finral -tu tienes cosas más importantes que hacer como llevarme a la ciudad de la otra vez a apostar y ganarle de una vez a ese vejestorio.

-Esta misión la hará... Hey mocoso -se refirió al cenizo -Alistate para ir.

-¡Hai, Yami-dancho! -se levantó de la silla firme y con un pan puesto en la boca.

-Irás con... -daba una revisada extra -Hey muchacha, acompañaras al mocoso a la capital -ordenó.

Noelle se encontraba concentrada en su comida, con la mirada baja y avergonzada aparentemente pensando en algo que le causara esa reacción, «Muchacha» resonaba en su mente.

-Oye Noelle -Vanessa ponía su mano en el hombro de la plateada.

-¡Kyaa! -reaccionaba sorprendida -¿Q-qué sucede?

-El capitán te habla -dijo la pelirosa.

-Como decía, acompañarás al enano a la capital para patrullar las calles este día, ¿Tienes algún reclamo? -preguntó a la chica de coletas.

Ella miró al cenizo e inmediatamente se avergonzó, un pequeño «ninguno» salió de ella confirmando su asistencia a la misión.

-Bien, ya son 2 entonces, pensaba mandar otro más pero...

-Yo también quiero ir -la chica de unos pocos centímetros menos que Asta levantaba la mano.

-¿Tú? -Yami la miraba tímida y conservadora -Esta bien, prepárate entonces -ordenó.

[...]

-¿Estás bien, Noelle? Te noto algo extraña -comentaba Asta con ambas manos en la nuca mientras caminaba por las asfaltadas calles de la capital junto a sus 2 compañeras.

-E-E-Estoy bien B-B-Bakasta... -decía nerviosa ella mientras no hacía contacto visual con el chico.

-Claro que no estás bien... Puedo sentir tu ki -pensó Asta para sí mismo -Solo espero que no sea por eso -su mente recreaba la escena que tuvo junto a ella en el baño.

-Todo anda muy tranquilo, al parecer no habrá mucho que hacer -participaba Nero serena como de costumbre.

-Tienes razón... Esta clase de misiones son más que nada para aparentar seguridad en las calles hacia las personas -comentaba la plateada.

-Entonces prácticamente es como un paseo libre ¿Verdad? -comentaba Asta causando la sorpresa y nervios de la Silva.

-Prácticamente como una cita -las palabras de la más bajita de los 3 cerraba la conversación.

Asta y Noelle la vieron, uno calmado con indicios de sorpresa y la otra con el rostro obviamente sorprendido y retoques de rubor que se hacían notar en sus suaves mejillas.

-Claro, si solo fuéramos 2, pero somos 3 -dijo rápidamente Nero dándose cuenta de lo incómodo que había sonado su comentario.

-S-Si... Pero bueno, si no haremos nada importante... ¿Qué hacemos? -preguntaba Asta.

-Vigilar, sería lo mismo que pasear si no sucede nada -sentenció Noelle.

-Tienes razón -dijo el ojiverde cerrando la conversación.

Transcurría el tiempo mientras los 3 recorrían las tranquilas y extensas calles de la capital del trébol, nada parecía estar fuera de lugar, todo andaba en orden en cada sitio que visitaban, aveces paraban en pequeñas plazas a comer un bocadillo o a conversar y en una de esas, una figura conocida se hizo presente.

-Astaaa -exclamaba a lo lejos una hermosa chica pelirosa de vestido blanco lleno de simpleza.

Ella levantaba la mano sonriente acercándose con un trote delicado. Los 3 jóvenes la miraban extrañados, «¿Qué hace ella aquí?» se preguntaban mientras la pelirosa se terminaba de acercar a ellos.

-Asta -lo sujetaba de las manos -Regresé -una alegre sonrisa era emitida por su rostro.

Noelle quedó atónita como siempre lo hacía cada que una chica se acercaba a Asta, Nero por su parte solo se limitaba a mirar indiferente pero atenta a cualquier movimiento que pudiera realizar la nueva chica.

-¡¿Fa-Fa-Fa-Fa-Fana?!, ¡¿Qué estás haciendo?! -exclamaba sorprendida la chica de cabellos plateados al ver el contacto entre las manos de los chicos.

-Oh, hola Noelle, solo vine a saludar a Asta -su cara resplandecía sinceridad y pureza.

En un movimiento conjunto, Nero y Noelle tomaron una mano de Asta cada una y la separaron de Fana. Esto a ella le sorprendió pero lo dejó pasar por alto.

-¿Fa-Fana? -dijo sorprendido el cenizo después de salir del trance -Hola, ¿Qué te trae por aquí? -dijo relajado.

-Paseaba por la Capital junto a Vetto y Rhya y te ví así que decidí venir -la alegría no se desprendía de ella.

-¡E-Espera! -Noelle frenó su conversación bruscamente -¿No deberían estar lejos del Reino? Cualquiera podría reconocerlos y...

-Oh, si, pero antes de eso decidimos pasar un poco de tiempo aquí, no te preocupes, usamos anillos mágicos para contener nuestro gran maná y nos aseguramos de salir solo cuando no haya caballeros mágicos que puedan reconocernos.

-E-Entiendo... -Noelle se resignaba.

-Si, además, eso es bueno ya que gracias a eso pude encontrar a Asta -sonreía.

-¿Y porqué querías encontrarme? -sonaba confundido el ojiverde.

-Por que te quiero.

Los ojos de la Silva se ponían pálidos de la impactante sorpresa, la chica de cuernitos los seguía viendo indiferente pero dentro de ella su verdadero sentimiento era un misterio.

-Es que... Actuaste tan genial aquella vez en el bosque de las brujas, luchaste por hacerme cambiar... Nunca había visto a alguien tan decidido, tan valiente... -se enrojecía mientras jugueteaba con sus índices.

-Gra-graci...

-¡Chotto matte! Tu no fuiste el que ayudó a Fana -Noelle reclamaba.

-Bueno, si lo fuí -respondía el de bandana.

-Ehhh -los labios de la Silva tambaleaban -¡Pero no fue el único! ¡Mars también estuvo ahí! Es más, creo que ustedes se gustaban -declaraba Noelle.

-Recuerdo algo de un chico de cabello color azul opaco pero... Creo que esos recuerdos se lo llevó la otra Fana, yo solo tengo recuerdos de lo valiente que fue Asta al intentar salvarme -le sonreía.

-A-a-a-a-a... -Noelle se quedaba sin palabras.

De repente Nero, quién se situaba a lado del cenizo, bostezó extendiendo y estirando sus delgados brazos hacia arriba.

-Ya es la quinta vez que haces eso Nero, ¿Acaso no dormiste bien anoche? -preguntó la Silva.

-Quién sabe -respondió de manera pícara la interrogada causando una chispa de nerviosismo en Asta.

¿Era una medida de defensa?, ¿Una simple coincidencia que se dió en el momento?, Nadie más que la misma pelinegra de cabello corto lo sabía.

-Oh, ya es tarde, debo irme, nos vemos Asta -Fana se despedía con una sonrisa.

-¿Por qué pareces feliz? -Noelle preguntaba al cenizo una vez la chica pelirosa de perdía a lo lejos.

-Estoy más confundido que feliz -respondía este -pero bueno, deberíamos seguir patrullando para terminar esta misión -sugería.

[...]

-¿Y pasó algo interesante? -el capitán de la orden de los Toros con un cigarro en la boca y un periódico en manos hablaba.

-Nada capitán, todo andaban en orden en la ciudad -respondía Asta.

-Como siempre -comentaba Noelle.

-Jaja, si, la verdad es una misión algo inútil, creo que es la única que designó el Rey Kira en la lista de trabajos para los caballeros mágicos -el pelinegro se reía -Pero bueno, nos suma puntos para conseguir estrellas así que supongo que no es inútil del todo.

-¿Y los demás? -preguntaba la chica bajita de cabellos negros.

-Algunos salieron y otros siguen en sus misiones supongo, todo bien con tal que no mueran -dijo -por cierto Asta.

-¿Si capitán?

-Llegó un encargo, parece que es para Fanzell, tu ex-maestro.

-¿Y que hay dentro de ese encargo? -preguntó interesado.

-No lo sé idiota, sería de mala educación abrirlo.

Los 3 chicos frente a Yami lo vieron con sorpresa.

-Tienen una mala imagen de mi eh bastardos -dijo intimidante -En fin, mocoso, tendrás que llevárselas cuanto antes.

-¿Eh? P-pero si es una trampa...

-Tranquilo, lo revisé externamente y parece ser del general fulgurante Mars, el que los ayudó en el bosque de las brujas.

-Entiendo, entonces lo llevaré mañana, de paso aprovecho para visitar a mi familia de Hage -dijo animado.

-Genial, ahora ve a hacer tus cosas por ahí, Charmy dejó algo de comida por si quieres almorzar ahora o mas tarde, eso también va para ustedes -dijo refiriéndose a las muchachas que lo acompañaban.

-A-Asta... -decía Noelle con inseguridad.

-Ah, Noelle, por favor llévame mañana en escoba por favor -inclinaba su cuerpo en pose de pedido.

-Eh... Bu-bueno, supongo que no tengo opción, también servirá para practicar mis nuevas habilidades -se excusaba pero en su interior no dejaba de dar saltos de alegría.

-Muchas gracias Noelle -se expresaba alegre el de bandana.

-E-entonces hasta mañana -volteaba rápidamente para dirigirse a su habitación.

-Bien, por lo menos mañana será un día con aires nuevos -se estiraba el cenizo.

Las horas pasaban, Asta almorzó y seguido de eso dedicó toda la tarde restante a entrenar ya que no tenía nada mejor que hacer. Llegaba la noche y después de cenar junto a toda la orden fue a dormir, un día entero fuera de la base y una tarde llena de sesiones de entrenamiento fueron suficientes para que sucumbiera inmediatamente al sueño.

La luna se posicionaba en la cima mientras de a poco los sonidos nocturnos se volvían cada vez más inaudibles, el cenizo soñaba con las aventuras que viviría el día de mañana lo que lo llevó a tener un buen sueño.

El sol salía, el gallo cantaba y el sonido de las aves se hacía notar, Asta abría sus ojos madrugadores como siempre para terminar su sueño y prepararse para sus actividades diarias. Sus labios algo secos fueron víctima de una dulzura suave y lenta que provenía del contacto con otros mismos.

Él abría cada vez más los ojos y la figura del lindo rostro de la chica pelinegra frente suyo se aclaraba cada vez más, sus rojizos ojos húmedos clásicos de la mañana lo veían entrecerrados mientras que con su mano derecha sujetaba su mejilla para que su beso no fuera interrumpido por cualquier movimiento.

Asta ya era conciente pero aún no tenía las fuerzas necesarias, o mejor dicho las ganas, de separarse, simplemente dejaba que sucediera. Nero terminó después de unos segundos más y separó sus labios de sí.

-¿Qué haces aquí? -preguntó Asta todavía algo somnoliento.

-Este también es mi cuarto -respondió ella con su típico tono frío pero con un toque de dulzura y cansancio en su voz.

-Pero esta no es tu cama.

-Lo es desde aquella noche y esta mañana.

-Ahhh... -suspiró -esto se está saliendo de control.