Todos los personajes pertenecen a Stephenie Meyer. La historia es completamente mía, queda prohibida cualquier adaptación. Todos los medios de contacto se encuentran en mi perfil.
.
.
Tom Odell – Heal
El aire en el hospital se vuelve más y más pesado a cada minuto que pasa sin noticias de Kate. Tanya dio órdenes y nos instalaron en una sala de espera privada. Le agradecí mentalmente, creo que todos necesitábamos espacio para procesar lo que había pasado. Alice llego al hospital cuando estoy a punto de ir hacia el baño, necesito lavarme la sangre de Kate.
Esta está por todas partes. En mis manos, en mi pantalón, en mi sudadera, incluso tengo algunas manchas en la cara, no sé cómo llegaron ahí.
Alice me intercepta antes de que entre por la puerta y me da una maleta.
—Es ropa. Sabía que la necesitarían. —le agradezco con un beso en la frente y entro al baño a hacerme cargo de mí mismo.
El olor de la sangre y lo pegada que suele quedarse sobre la piel no es una sensación extraña para mí. He pasado por esto antes. Agarro toallitas sanitarias y las mojo, me quito la camiseta, jalándola por el tiro del cuello y dejo mi pecho al descubierto. La sangre traspaso la tela. Friego mi piel y esta se vuelve rosada. Es difícil quitarme de encima la sangre de mi mejor amiga. La sangre de ella y su bebé. Le ruego a cualquier fuerza superior, quizás a Dios, que le permita a Kate conservar esa pequeña vida que apenas nacía de su vientre.
Lo único que puedo ver es a ella sobre el suelo, sangrando y completamente aterrorizada. Rogando por no perder a su bebé.
Sé que está en las mejores manos, pero también sé que la vida tiene formas horribles de actuar. Rebusco entre todas las cosas y encuentro dos pantalones, me pongo el más pequeño porque considero que el otro le quedara mejor a Emmett.
Amarro los cordones del pants y meto por mi cabeza la primera camisa sport negra que encuentro. Es bueno que la ropa sea cómoda, no pienso separarme de Kate.
Le envió un mensaje a Emmett y le digo que estoy en el baño, y que me puede alcanzar si quiere para que se cambie de ropa. Mientras lavo mis manos por tercera vez en quince minutos, la puerta se abre y mi hermano entra.
Su rostro esta crispado en una expresión de completa ansiedad y preocupación.
Él está mucho peor que yo.
Le ofrezco la maleta sin decir nada, porque ambos sabemos que ningún tipo de palabra puede explicar lo que todos estamos sintiendo en estos momentos. Emmett se metió a un cubículo y yo me recargue en un lava manos al final del baño, esperándolo. Pasaron un par de minutos antes de que viera la hora y me diera cuenta que habían pasado diez minutos.
Intento escuchar si hay algún ruido del otro lado de su puerta pero no logro escuchar nada, todo lo que puedo ver son sus dos pies desnudos del otro lado de la puerta. Ningún movimiento más.
Saque mi teléfono de la bolsa delantera de la maleta y le envié un mensaje a Alice esta vez, preocupado de ausentarme demasiado.
¨Alice, estoy en el baño con Emmett. Si hay noticias de Kate, por favor, llámame" —E.C.
"Claro que sí, tómense su tiempo. Estoy con Esme. Bella acaba de llegar. Creo que Carlisle le llamo o algo así" —A.C.
Bien, Bella aquí. Me pregunte donde estaba Thomas si toda posibilidad de dejarlo con Renne había desaparecido y probablemente Charlie se encontraba trabajando. No dudaba de su capacidad para cuidarlo, pero en mi mente el bienestar de Thomas ya era una prioridad.
Cuando otros cinco minutos pasaron sin otra señal de vida de Emmett, decidí tocar la puerta. Me recargue en la puerta contralateral del otro baño y use mis nudillos para llamar su atención.
—Oye, hermano. Sera mejor que te des prisa. Quiero estar al pendiente de Kate.
Se oyó un movimiento sordo, como si algo hubiera chocado contra la puerta y luego, una maldición.
—Solo necesito lavarme el pecho y las manos y estaré listo.
Lo escuche hacer un par de movimientos más dentro del baño antes de salir. Tenía la cabeza gacha y se dirigió directamente al lavamanos para abrir el grifo del agua. Mojo varias veces su rostro, como si tratara de espabilarse y me pregunte si esta situación estaba teniendo un efecto diferente en él. Después de mojar su rostro lavo sus manos minuciosamente y se quedó viéndolas, como si intentara buscar algo dentro de ellas.
—¿Emmett?
No me respondió.
—¿Emmett? —le llame de nuevo.
—Uh, Uh. —sacudió su cabeza y me miro a través del espejo— Lo siento, joder.
Agarro un par de sanitas y se secó. Luego saco de la maleta una camisa igual a la mía, solo que en color gris y se la puso.
—¿Está todo bien? —quise asegurarme.
—Joder, Edward. Kate tuvo un aborto afuera de nuestra casa, nada está bien. —abrió y cerró las manos. Ahí había algo más. Algo que obviamente yo no sabía.
—Emmett, puedes hablar conmigo. Yo también amo a Kate y quiero que este bien, estoy seguro que lo estará.
—Lo dudo. —lo mire interrogante, así que continuo— ¿Viste cuanta sangre era? La hemorragia fue grande, para las semanas que tenía…
Trate de hacer cuentas mentalmente. Cuando Kate me dijo sobre su embarazo, fue en la cafetería. Me dijo que se sometió al tratamiento de fertilidad hacia cuatro meses. El bebé no podía ser más pequeño que cuatro o cinco meses.
—Cuatro meses, tal vez a lo mejor cinco.
—Apenas y tiene un vientre imperceptible. Conozco el dolor que deja, Edward. La huella tan profunda que dejara en ella, si pierde a su bebé… nunca eres capaz de olvidarlo por completo.
Me pregunte con gran pesar si él o Rosalie tuvieron alguna experiencia similar. Rápidamente confirmo mis sospechas cuando siguió hablando.
—Rose perdió un bebé, ¿sabes? Hace casi un año. Ni siquiera lo sabíamos, el medico dijo que solo tenía unas cuantas semanas. Y una noche, así de la nada, se despertó con mucho dolor. Cuando levante las sabanas, vi la sangre y de alguna manera lo supe. Lo buscamos por un mes antes de eso. Un mes. Hay parejas que tardan años en concebir, y nosotros lo hicimos en un mes, solo para perderlo tan rápido como llego. Dejamos de intentarlo después de eso. Lo hablamos y Rose me pidió tiempo. Volvió a tomar anticonceptivos y a veces creo que nunca más volverá a estar preparada, hay noches que se despierta llorando después de soñar con lo que sucedió esa noche, reviviendo el dolor de perder a su bebé una y otra vez.
—Hermano. —puse una mano en su hombro en señal de apoyo. Dios, nadie merecía pasar poder el dolor de perder a un hijo. Una vida que planeabas, que esperabas, con la que ya soñabas y de pronto… todo se esfumaba. Dejándote con las manos vacías, imaginando las posibilidades de lo que pudo ser y no fue.
—Cuando le dije lo que sucedió, volví a ver el dolor en su mirada. Sabe por lo que tendrá que pasar Kate. —dijo con pesar— Y Irina, maldita sea, no puedo creer que no esté aquí.
—Ni siquiera sé si deberíamos llamarla.
—Quizás sea mejor esperar a saber que sucede con Kate. ¿Los padres de Kate?
—No creo que les importe mucho.
Kate nunca se había llevado bien con sus padres, al menos no desde que acepto su homosexualidad abiertamente. La única con la que se llevaba bien era con su tía Carmen, pero ella hacia algunos años que murió. Por ahora, nosotros éramos lo único que tenía. Su familia. Y estábamos dispuestos a hacer lo que fuera necesario por su bienestar.
—Hay personas que ni siquiera deberían tener la oportunidad de ser padres.
Coincidí completamente con él, con la imagen mental de Renee viniendo a mi mente. Dimos por finalizada la conservación y salimos del baño. Su silencio dijo más que mil palabras, no quería hablar más del tema. No solo era un tema doloroso para Rosalie, también para él.
Colgué la correa de la maleta en mi hombro. Esme todavía la necesitaría para cambiarse de ropa.
Entramos a la sala de espera.
Mis ojos buscaron a Bella en automático.
La encontré sentada sobre un sofá color crema, con Esme en sus piernas profundamente dormida. Acariciaba su cabello, con la mirada distraída. Me aproveche y la observe. Su dulce rostro luce pálido y ojeroso, apenas ayer había sido un día de pesadilla para todos y ahora Kate pasaba por esto. Su noche seguramente fue igual de horrible que la mía. Admire su aspecto y lo joven que se veía con ropa simple y sin una gota de maquillaje sobre su piel.
Muy parecida a la Bella de hacía cinco años atrás. Sin embargo yo sabía, sin necesidad que sus ojos afocaron a los míos, que su mirada guardaba todo el efecto del sufrimiento que paso por mi abandono. Ya no miraba igual, porque aunque viviera su vida y tuviera una relación con James, me destrozaba creer que había matado una parte de ella para siempre.
Deje mis divagaciones de lado y camine hacia ellas.
Me saludo con un asentimiento, sin una palabra.
Le devolví en gesto, no quería hacerla sentir presionada o violentada. Quería mantenerlo simple para los dos, sobre todo en la situación que nos encontrábamos.
Me agache a los pies del sofá y pase mi mano por la mejilla de mi madre.
Sus parpados revolotearon y abrió los ojos.
—Edward. —dijo exaltada— ¿Hay alguna noticia de Kate?
Negué, tratando de tranquilizarla. Toque su brazo esta vez, pasando mi mano de arriba abajo.
—No. Solo quería saber si deseabas cambiarte. —señale su ropa.
Carraspeo incomoda y acepto.
—Lo había olvidado por completo, cariño. Iré al baño rápido.
Me preocupo que fuera al baño sola, así que recurrí a Alice. Trate de ser lo más discreto posible y le hice un gesto. Entendió rápidamente, dándome una mirada significativa y siguiendo a mi madre cuando ella se puso de pie. Se colgó de su cuello y beso su mejilla. Esme acepto su contracto y la abrazo por la cintura mientras Alice le quitaba la maleta del hombro y ambas caminaban juntas por el pasillo. Me puse de pie cuando las vi desaparecer por completo.
Al lado de Emmett había un lugar vacío esperando por mí.
—No tienes que irte. —Bella murmuro antes de que diera otro paso.
Tal vez fui demasiado obvio en intentar poner distancia entre nosotros en cuento mi madre y Alice habían desaparecido. Solo no quería hacerla sentir incomoda o imponerle mi presencia cuando ella todavía no estaba lista para lidiar con lo que había sucedido ayer.
—No quiero que estés incomoda.
—Creo que cualquier tipo de incomodidad queda de lado con Kate metida en este hospital porque tuvo una amenaza de aborto. —explico— Puedes sentarte, Edward.
Señalo el espacio libre a su lado.
Bastante nervioso, me deje caer a su lado. Pase las manos por mis piernas y evite su mirada. De reojo la note abrazarse a sí misma y mirar fijamente al frente.
—Thomas está en casa con Rosalie, espero que no te moleste. —dejo caer sus brazos y quito un mechón de pelo castaño de su frente. Un tic que solía hacer cuando se ponía nerviosa. Lo hizo de nuevo antes de que pudiera tener oportunidad de contestarle.
—Nunca dudes sobre dejarlo en casa de mis padres. Thomas siempre tendrá un lugar allí, independientemente de cualquier cosa. —le suplique. No quería que sintiera que había alguna posibilidad de que yo rechazara nuestro hijo. Quizás hasta hace poco sabia de su existencia, pero ya le amaba.
—Lo sé… solo no quiero hacerte sentir como si tratara de imponerte su presencia.
—Bella. —saboreé su nombre en mis labios— Todo lo que quiero es eso. Tenerle en mi vida.
—Y yo quiero que formes parte de su vida. Lo que paso ayer entre tú y yo. Queda fuera del asunto. Thomas no tiene nada que ver.
Me gire un poco hacia ella y le encare. Me miro de regreso y dejo salir un suspiro. El aire a nuestro alrededor se cargó de energía, enviando cosquillas por toda nuestra piel. Lo note porque la piel se le puso se gallina, al igual que a mí. Su cabello chocolate caía libre por sus hombros, liberando su característico olor a freesias. Hubo un tiempo en el que adoraba meter mi nariz entre ese manto café castaño con reflejos rojizos y aspirar profundamente su olor.
Bella paseo sus chocolates ojos en por mi rostro a cambio. La deje mirarme. Absorbiendo los pocos minutos que podría yo también mirarla sin disimular.
Delimito desde mis cejas, hasta mi barbilla o mi mandíbula. Bebiendo cada uno de los cambios que los años habían traído a mí. Por último se enfocó en algo en mi cuello. La cicatriz que apenas asomaba desde la parte posterior de mi cabeza.
Lleve mis dedos a ella como una reacción automática.
—Lo siento. —se disculpó.
La vergüenza lleno poco a poco su rostro.
—No pasa nada. —le quite importancia, regañándome a mí mismo por mi sorpresiva reacción— No estoy muy acostumbrado a ella todavía.
—¿Fue doloroso?
Su pregunta me descoloco un poco, sin embargo le respondí.
—No mucho, la anestesia hizo todo el trabajo. Creo que fue más doloroso lo que vino después.
—¿El qué?
—La quimioterapia y la radioterapia, es como seguir teniendo cáncer. Es exactamente lo mismo. Me sentía cansado constantemente y las náuseas eran horribles.
Su expresión cambio, volviéndose un poco dura. Sus ojos dejaron toda calidez y su espalda su puso regida.
—Supongo que Clarie fue de gran ayuda. —Y ahí está. El golpe. Dejo salir una risita amarga y cruzo los brazos sobre su pecho. La energía a nuestro alrededor cayó y todo volvió a la normalidad. Había levantado sus barreras contra mí de nuevo. Duras y frías sin permitirme la entrada— Olvídalo, no es de mi incumbencia.
Mi boca se llenó de un sabor agridulce y ninguno de los dos volvió a hablar por los siguientes treinta minutos. Ella revisaba su teléfono cada cuanto minutos, enviando un par de mensajes o revisando la hora. Sus dedos tamborileaban el asiento del sofá de vez en cuando, crenado por lo menos algún sonido entre nosotros.
De vez en cuando me permití mirarla, por menos de un segundo, pero lo suficiente para saber que estaba enojada. Sus labios formaban una línea recta.
—Voy por un café. —se levantó.
Deje salir un suspiro.
Reprimí las ganas de seguirla. Bella necesitaba espacio. Era obvio que dentro de su curiosidad por averiguar más de mi enfermedad, no había podido evitar recordar a Clarie y mi matrimonio con ella. Esperaría hasta que ella estuviera dispuesta a hablar, a preguntar o a escuchar. Todo a su ritmo y sin presiones, al menos mientras lo llevara bien.
Saque mi teléfono celular y le envié un mensaje a Rosalie.
¨¿Todo bien en casa?" —E.C.
"Excelente, Thomas está totalmente cautivado por Max y no hace más que revolotear a su alrededor. ¿Alguna noticia de Kate?" —R. H.
"Ninguna. ¿Puedes mandarme una foto?" —E.C.
Recibí un emoji de corazón y una fotografía adjunta. Thomas sobre Max, simulando abrazarlo mientras Max reposaba en su portabebés. Deje salir una risa ante la clara falta de pantalones de Thomas en la foto. Sobre el borde de la fotografía y al borde del portabebés, una bola de pelo blanca se acurrucaba sobre la alfombra de mi habitación. El perro de Emmett, que decía ser de Max. Me había olvidado por completo del animalito. Agrade la imagen y me mire más de cerca. Perecía bien educado y lo bastante pequeño para caber en mi mano.
Más le valía a Emmett que se mantuviera de esa forma.
—¿Qué es tan divertido? —pregunto Bella al volver a sentarse. No tenía ningún café a mano, pero evite mencionarlo.
Regrese mi atención al celular. No es como si pudiera evitar ocultarle una foto de nuestro hijo.
—Es Thomas. Rose me envió una fotografía.
Una sonrisa se abrió paso en sus delicados rasgos. Su nariz se arrugo y un hoyuelo en su mejilla izquierda sobresalió.
—¿Puedo mirar?
Me incline un poco hacia ella y le enseñe. Un poco nervioso por mi otra persona favorita que integraba la foto. Sus dedos se acercaron a la pantalla del teléfono, aplicando el zoom en la fotografía tal como yo lo había echo. Observe su rostro, buscando cualquier gesto. No me revelo mucho más que un gesto de ternura.
—Es bello. —paso un pedo por la figura de Max— Es un lindo, bebé.
—Lo es, ¿no? —me incline un poco más hacia ella y ambos observamos la foto juntos— Se adoran.
—Sí. Thomas no dejo de hablar de él durante toda la cena cuando le conoció. Es irónico que lleve pidiéndome un hermanito cuando ya lo tiene.
—¿Crees que le venga bien la noticia?¿Cuándo se entere de que soy su padre y Max su hermano?
Si algo me preocupaba, es que decirle la verdad a Thomas pudiera traer grandes repercusiones. Temía que con el tiempo, me culpara por haber impuesto el desastre que de mi vida sobre la suya. Quería estar en su vida, sí, pero no al costo de su tranquilidad o felicidad.
Bella noto la vulnerabilidad de mi pregunta. Y algo dentro de sus ojos, muy dentro, en las profundidades de esos ojos chocolates maravillosos capaces de destrozarme o de enviarme a lo más alto, se encendió. Fue una chispa, un resquicio de lo que alguna vez sentimos.
Abrí mi boca, pero sin articular ninguna palabra. Ella hizo lo mismo, pero al final, ninguno de los dos dijo nada.
—Familiares de Kate Williams.
Una enfermera llamo, rompiendo el momento. Emmett, Bella y yo nos pusimos de pie.
Bella fue la primera en hablar.
—Soy su contacto de emergencia.
—Acompáñeme. —miro el expediente en sus manos— Usted también puede venir señor Cullen —se dirigió a mí—, no importa que no sea el contacto de emergencia, basta con su relación con la paciente.
Algo confundido, pero lo bastante agradecido, seguí a Bella y a la enfermera. Emmett me vio con ansiedad mientras éramos dirigidos por el hospital. En el camino pasamos por una pequeña cafetería, la puerta era limitada. En el fondo y por una ventana, pude ver a Alice y a mi madre.
Ellas no me vieron, así que seguimos con nuestro camino.
La enfermera se detuvo al menos dos veces durante nuestro trayecto, para tomar carpetas, cambiar medicamentos e intercambiar alguna que otra palabra con otras de sus compañeras. No nos tardamos demasiado, sin embargo Bella y yo la seguíamos nerviosos y algo impacientes.
Doblamos por un pasillo y paramos frente a una puerta de color café oscuro y con una placa sobre ella "Tanya S, médico especializado en génico obstetra". Se leía en la parte superior. La enfermera toco suavemente y espero la señal para dejarnos entrar.
—Puedes dejarlos pasar, Sarah.
Abrió la puerta y nos cedió el paso, dejándonos pasar a una oficina grande y espaciosa. Un consultorio mas bien. Al costado había una camilla, grande de color gris de aspecto reconfortante, a su costado, una maquina grande con una pantalla y a su costado, guantes y un bote grande con un líquido trasparente, además de varios artículos más. Las paredes eran blancas con algunos detalles en azul. La voz de Tanya me distrajo de mi inspección. Se puso de pie desde un escritorio blanco que contenía una lap top, hojas por aquí y por allá, y un par de plumones y una silla del mismo color de la camilla anterior a sus espaldas.
Tanya vestía una bata blanca, característica de los doctores y una filipina lisa de color azul de bajo de ella. Lentes de montura gruesa estaban sobre su nariz y tenía el pelo rubio rojizo recogido en una trenza. Y aunque se veía estupenda, su rostro demostraba su cansancio.
Me dio un apretón en el brazo.
—Edward. —luego se dirigió a Bella— Señorita Swan, ¿verdad?
—Bella.
—Perfecto. Ambos pueden sentarse. —se dirigió a la pequeña salita donde estaba la camilla y tomo un par de papeles, para volver de prisa con nosotros— Lamento la espera que les he hecho pasar, pero es una locura los partos que he tenido hoy. Ahora. —se sentó en su silla y la jalo para poder estar al nivel de la mesa y poner los codos sobre esta— La señorita Williams está bien.
Una sensación de tranquilidad me recorrió de pies a cabeza.
—Gracias por eso. —repetimos Bella y yo al mismo tiempo.
—Sin embargo… —Tanya continúo.
Escuche a Bella contener la respiración.
—Las cosas no me resultaron tan fáciles. Edward, ¿sabías que el embarazo de Kate era de alto riesgo?
—¿Qué?
—¿De qué está hablando? —Bella me miro suspicaz.
—No lo sabía, nunca me menciono ni una sola palabra.
—Como lo sospeche. —Tanya suspiro— Es médico, igual que yo, y aunque se mantiene dentro de la medicina general, estoy segura que sabía los riesgos de continuar con su embarazo.
—¿Está tratando de decir que Kate sabía que esto iba a pasar? —Bella pregunto— Imposible.
No. No. Kate. ¿Por qué lo hiciste?
—Sí. Kate sabía perfectamente lo que el embarazo implicaba para ella y su salud. El óvulo no se implanto dónde debería, que es el útero. Lo hizo dentro de la trompa, lo cual no es fisiológico. Lo llamamos embarazo ectópico o embarazo tubárico. La trompa no tiene las mismas funciones que el útero y por lo tanto, no es un lugar propio para el desarrollo del embrión. Entre más se desarrolla el feto, crece y por lo tanto, la vida de la madre se pone en riesgo. Kate presentaba un embarazo de diecisiete semanas, su cuerpo no lo resistió mucho más y la trompa se rompió. Esto provoco la hemorragia y el dolor pélvico. Tuve que practicarle una cirugía, el tejido ya estaba muy dañado.
—¿Eso qué quiere decir?
—Le practique una salpingectomía unilateral, para poder quitar el tejido dañado y detener la hemorragia. La tendré en observación las próximas setenta y dos horas, quiero asegurarme que cualquier posibilidad de infección quede anulada. Quiero decirte, Edward. —entrelazo las manos sobre el escritorio— Esto no será fácil para Kate. La salpingectomía implica más que haber quitado el tejido dañado, significa que extirpe la trompa dañada y que la fertilidad de Kate se ha reducido a la mitad. Quizás no sea imposible que se vuelvan a embarazar, pero si un poco más difícil de lo normal.
Bella recargo su frente sobre su mano y comenzó a llorar.
—¿Eso quiere decir…?¿El bebé?
—Lo lamento, lo lamento. —un leve rubor subió hasta sus mejillas mientras se disculpaba— Perdón si no fui lo suficientemente clara. Al romperse la trompa, el saco que contenía al feto se rompió, el producto murió y fue extraído junto con el tejido necrótico procedente de la trompa de falopio. Lo siento mucho.
—¿Fue porque no la atendieron rápido?¿Por qué no la trajimos lo suficientemente rápido? —la bombardee con preguntas. Fue nuestra culpa, tardamos demasiado joder.
Le di un golpe al escritorio, perdiendo los papeles.
—No, no. —puso una mano sobre la mía— Esto no es culpa de nadie. Mucho menos tuya, Edward. Ella está viva gracias a la rapidez con la que la trajeron, de haber esperado más, la probabilidad de infección habría aumentado y la hemorragia provocado un shock hipovolémico y a su probable muerte. Ella esta viva gracias a ustedes, gracias a ti.
A mi lado, Bella seguía llorando. Quite mi mano de bajo de la mano de Tanya y con ambas manos tome el rostro de Bella. Puse mis pulgares sobre sus mejillas y la anime a que me mirara. No sin cierto esfuerzo, lo logre.
—Esto no puede estar pasando. —dijo entre lágrimas.
Atraje su rostro al mío, pegando mi boca a su frente. Murmure palabras de consuelo sobre su piel, deseando curar un poco de su angustia, pero dentro de mi pecho, mi corazón también estaba roto.
Kate… nuestra Kate. ¿Por qué ella?¿Por qué su bebé? La vida era injusta con quien no se lo merecía. De un día para otro, Kate lo había perdido todo. No entiendes el dolor de perder un hijo hasta que tienes uno, y Kate lo había tenido, porque aunque su embarazo no hubiera llegado a término, ella lo había tenido. Y lo había intentado proteger, aun cuando la lógica decía que no era posible. Estuvo dispuesta a dar su vida por la de su bebé, aun si sabía que las posibilidades eran nulas.
Bella se sorbido su nariz y levanto el rostro.
—¿Puedo verla? —pregunto titubeante.
—Si Edward está de acuerdo, yo no tengo ningún problema.
—Por supuesto, claro que sí. —Bella se quedó mirando por un momento a Tanya y luego regreso a su antigua postura, eliminando todo contacto entre ella y yo. Tanya utilizo el teléfono de su oficina para llamar a la enfermera.
—¿Puedes llevar a la señorita Swan… Bella… —se corrigió a si misma— a ver a la señorita Williams?
La enfermera recibió algunas órdenes más y espero a Bella pacientemente al lado de la puerta. Bella se puso de pie, y yo detrás de ella, siguiendo sus movimientos.
Tanya carraspeo.
—Edward, ¿puedo hablar un momento contigo?
Me pareció un poco extraño, pero no me podía negar, Tanya había sido una gran amiga de Clarie y ahora prácticamente le había salvado la vida a Kate. Se lo debía. Pero algo rápido, yo también deseaba ver a Kate.
—Te alcanzare en el camino, Bella. —le explique a Bella cuando me dedico una mirada. Luego le dedico otra a Tanya y salió lentamente de la oficina, con la enfermera detrás de ella.
—¿Pasa algo malo con Kate? —pregunte rápidamente cuando la puerta fue cerrada.
—No. Dios, no. —se puso de pie y rodeo el escritorio— Solo quería… —miro el techo de su oficina y jalo la tela de su bata— Decirte que estoy a sus órdenes. Las tuyas y las de tu novia.
—¿Mi novia? —seguro malinterpreto mi cercanía con Bella— Bella no es…
—Oh, no. No hablaba de Bella, sino de Kate. Me alegra que pudieras encontrar a alguien después de Clarie, ella debe estar feliz de que pudiste rehacer tu vida. Estoy segura que Kate se recuperara muy pronto.
—¿Kate? —casi me reí por el rumbo de sus pensamientos. Pero no era momento de reír y lo único que quería era ver a mi mejor amiga. No me moleste en aclararle las cosas. Simplemente apunte a la puerta con mi dedo pulgar— Creo que iré a verla.
—Sí, sí. Claro. —asintió rápidamente— Perdón por entretenerte.
—Sin problema. —intente quitarle importancia al asunto.
—Fue bueno verte, espero que… —se apresuró a la puerta y la abrió— Quiero decir, espero que… Dios, estoy siendo ridícula. —dio un golpe en su frente con palma de su mano— Sera mejor que vayas con tu novia, Edward. Creo que la falta de sueño me está afectando bastante. La habitación de Kate es la 405.
—No te preocupes. Y muchas gracias por todo lo que has hecho por nosotros.
—Es mi trabajo, ¿no? —resoplo y me regalo una sonrisita.
Salí de su consultorio, despidiéndome con un leve cabeceo. Ella trago en seco e hizo un gesto con su mano, un saludo militar. Camine hacia la sala de estar para poder informarle a mi madre, Alice y Emmett sobre el estado de salud de Kate.
No pude evitar echar una mirada atrás antes de girar en el último pasillo.
Tanya seguía parada justo donde le deje, con las manos metidas en los bolsillos de su bata de hospital y observándome. Cuando se dio cuenta que la estaba mirando de nuevo, se apresuró a entrar y a cerrar la puerta detrás de ella. Supongo que después de todo, Tanya seguía siendo demasiado tímida y nerviosa, algo sobre lo que Clarie y ella siempre bromeaban.
.
.
"Y toma mi pasado. Y toma mis pecados. Como una vela vacía toma el viento. Y sana. Sana. Y dime que algunas cosas duran. Toma mi corazón y toma mi mano. Como el océano toma la arena sucia"
.
.
Hola hermosas, pues aunque triste, parece ser que Kate perdió al bebé. Quiero que sepan que lo del embarazo ectópico es cien por cien real y una posibilidad en cualquier mujer que se embarace y aunque es poco común (2 de cada 100 casos), representa un riesgo enorme para la mamá, por eso es súper importante llevar un control prenatal. Regresando al tema, como bien lo menciona Tanya, Kate ya lo sabía y sabía las complicaciones y repercusiones que esto podría traer en su salud, ya veremos cómo reacciona cuando se entere. ¿Y Tanya? Es una doctora bastante eficiente y una vieja amiga de Edward. ¿Qué tal los imperceptibles acercamientos entre Bella y Edward durante toco el capítulo?¿Es solo el momento o realmente hay algo ahí todavía? No olvidemos que Bella esta con James Y awww, en mi grupo de Facebook les compartí varias imágenes del capítulo, entre ellas la que sería la de Thomas y Max.
Las leo en sus reviews siempre y no lo olviden: #DejarUnReviewNoCuestaNada.
—Ariam. R.
Link a mi Facebook: www . facebook ariam . roberts . 1
Link al grupo de Facebook: www . facebook groups / 801822144011109
