Disclaimer: Los personajes de Digimon Tamers no me pertenecen sino a su creador.
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Amor Prohibido
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Universo Alterno
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Esta historia es una precuela de "Dulce Espera"
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Ryo ingresó a su hogar muy contento después de un arduo y satisfactorio día escolar; el motivo: el festival de tecnología estaba a la vuelta de la esquina y el trabajo se le había acumulado. Afortunadamente los jovenes a su cargo en el club de computación le aligeraban la carga y además de inteligentes, le motivaban a esforzarse, ser un buen ejemplo para ellos y ayudarlos a sobresalir adelante.
Esa tarde terminó temprano y presuroso llegó a su hogar dispuesto a pasar un buen rato con su amada.
Dejó las llaves en la mesita y llamó a su novia.
– Estoy en casa.
No obtuvo respuesta. Se encaminó al dormitorio que compartían y no la halló, a la cocina, mucho menos, al cuarto de baño, tampoco. Adivinando donde podría estar, se dirigió al estudio que usaba como oficina, se asomó sigilosamente descubriéndola de espaldas a él y trazando delicadamente el lienzo con pintura azul y violeta. Traía los audífonos puestos y se contoneaba ligeramente al son de lo que sea que estuviera escuchando, por eso ni se percató de su llamado. Sonrió y despacio se acercó.
Rika se regocijó al sentir unos familiares brazos rodear su cintura, un beso en su mejilla y otro en el cuello la hicieron suspirar.
– Llegaste ¿Cómo te fue?
– Excelente, ya sabes... ¿acaso no prestabas atención cuando te enseñaba en la escuela?
Ella fingió no acordarse, dedicándose a acariciar esos fuertes brazos que la abrazaban tierna y posesivamente.
– Solo recuerdo los retos y castigos que un apuesto profesor me imponía por mi mala conducta. Al parecer tengo amnesia, tu... ¿Quisieras refrescarme la memoria?
– Con todo gusto, déjame remediarlo – le susurró coqueto.
Ryo la volteó capturando sus labios y ella se colgó de su cuello intensificando el beso. Claro que cuando se conocieron no andaban comportándose de esa manera, ni de broma. Ahora no perdían oportunidad en buscar la boca del otro y perderse en la pasión que los consumía. Que bien se sentía estar así, abrazada a él, embriagarse de sus besos, sucumbir a sus caricias. Por un momento olvidó lo de su estado y en un acto reflejo ella sonrió entre su boca.
– ¿Qué es tan gracioso? – le preguntó curioso sin dejar de saborear sus labios pausadamente.
Rika se alejó unos centímetros deteniendo sus roces.
– Solo... solo se me vino a la mente nuestro primer beso.
Ryo la miró un instante y luego agregó divertido.
– ¿Ese dónde te me abalanzaste sin pensarlo y luego huiste de mí?
Rika inmediatamente frunció el ceño.
– ¡No hablo de ese beso! ¿Por qué tenías que decirlo? Además, estaba nerviosa, que esperabas... No puedo creer que todavía recuerdes algo tan vergonzoso.
– Oye, para nada fue vergonzoso, amor... al contrario, fue maravilloso ¿Por qué no lo rememoramos? pero esta vez en nuestra habitación, sin pudor alguno.
Ella le dio un golpecito en el hombro al verlo mover las cejas pícaramente y lo jaló de la corbata dispuesta a cumplir su deseo. Sino hubiera sido tan osada aquella ocasión, tal vez no estaría viviendo esa pacífica vida junto a él.
Flash back
Luego de unos segundos, Rika se separó abruptamente de él, lo miraba atónita sin que el hombre moviera músculo alguno, su cara denotaba sorpresa y mostraba un gesto un tanto horrorizado (o eso pensaba ella) Se sintió morir, quería que la tierra se la tragara ¿Cómo diablos se atrevió a tanto? Sin esperar nada, la pelirroja se alejó lentamente hacia atrás para enseguida escapar de su presencia adentrándose en la oscuridad de la noche, no podía siquiera mirarlo a los ojos. Qué vergüenza.
Ryo no pronunció ni una palabra, nunca esperó esta maravillosa y a la vez prohibida proeza. Se tocó los labios, aun sintiendo el cálido toque de su boca, aunque haya sido un beso tímido y robado. Al instante reaccionó yendo tras de ella, no iba a permitir dejar las cosas así como así.
Apresuró sus pasos tratando de localizarla, hasta que la visualizó no muy lejos de él.
– ¡Rika, espera!
– ¡Déjame!
– ¡Rika, tienes que escucharme! – en un segundo la alcanzó atrapando su mano, pero ella se zafó de inmediato.
– ¡No te atrevas a decir mi nombre con total libertad!
– ¡Que yo recuerde, fuiste tu quien me permitió hacerlo!
– ¡Y tu como perrito faldero lo haces! ¡Que obediente!
Ryo suspiró cansado masajeando el tabique de su nariz, en parte tenía la culpa por tomarse ese tipo de confianzas con ella.
– Lo de hace rato...
– Fue un error, un maldito error – completó sin un atisbo de consideración.
– ¿Es en serio lo que dices? – le preguntó dolido.
Ella agachó la mirada sintiéndose culpable por su frialdad, así era su actuar; impulsivo, por eso no pudo evitar herirlo con sus palabras, así como no pudo evitar besarlo. Todos esos meses conviviendo con él en la escuela y luego en casa con las asesorías, fue descubriendo a un Ryo diferente del que ella creía conocer y simplemente se enamoró de él.
El moreno, adivinando sus pensamientos se aventuró a conversar.
– No te eches totalmente la culpa, si te sirve de consuelo, yo también tuve mucho que ver – ella estaba al margen, no se atrevía a decir nada. A lo mejor se estaba arrepintiendo.
– Es cierto que ante los demás lo que hacemos está mal, estamos rebasando limites no permitidos entre un maestro y su alumna pero por favor, no digas que fue un error. Tampoco niegues que entre nosotros hay algo... una conexión que es difícil de explicar. Nadie lo entendería más que tú y yo.
Rika se acomodó un mechón de cabello rojo detrás de su oreja, una manía recurrente cuando se encontraba nerviosa.
– ¿Sabes? – siguió hablando esta vez con las manos en los bolsillos contemplando el cielo estrellado – hace unos días me estaba rebanando lo sesos por pensar de una forma romántica contigo. Por imaginar un futuro juntos y que tal vez me aceptases sin importar mi edad... Algo absurdo ¿no?
Ryo posó su mirada en ella, quien no quitaba la vista del suelo y tampoco se atrevía a hablar.
– Me sentía culpable como no tienes idea, quería arrancarme del pecho este sentimiento que de a poco fue creciendo, pero... no puedo. Por más que lo intento, por más que trato de sacarte de mi mente, de mi corazón... ¡No puedo, maldita sea!
Makino se sobresaltó ante el tono elevado de su voz, Ryo lo notó y suavizó el habla prosiguiendo.
– Yo... yo simplemente no puedo olvidarte de la noche a la mañana, te has calado muy hondo en mi corazón y... ¿Sabes que estoy pensando en este momento? – ella negó con la cabeza – Quiero intentarlo... Rika, en verdad quiero intentarlo. Me gustas. No sé cómo, no sé cuándo... solo sé que quiero estar contigo. Te quiero.
La joven se enterneció por sus palabras, sin embargo, esa maldita moral la invadía nuevamente.
– Bien sabes que no podemos estar juntos.
– Lo se – dijo seriamente – Pero por ti, haría hasta lo imposible, vale la pena arriesgarse con tal de estar contigo – la pelirroja no daba credito a sus palabras, el tono firme y decidido de su voz le removieron hasta el alma – Yo no te forzaría a nada, tu tienes todo el derecho a rechazarme. Hasta me alejaré si me lo pides, sin embargo, te conozco lo suficiente, se que no te importa el que dirán – Ryo acortó la distancia entre ellos alzando su barbilla y suavizando su semblante – Si me aceptas, ten por seguro que seré el hombre más feliz sobre la tierra.
Rika cerró los ojos derramando algunas lágrimas por tan profundas palabras, ella también sería muy feliz a su lado. El castaño no soportó verla llorar, así que, con toda la delicadeza del mundo, limpió ese rastro húmedo que surcaban sobre su hermoso rostro. Dios, era tan bonita ¿cómo no se dio cuenta antes? que va, no lo podía negar, ya no. Estaba enamorado, perdidamente enamorado de su alumna, esa jovencita que conquistó poco a poco su corazón.
– Mírame, por favor.
– No...
– Rika...
Ella se estremeció al escuchar su nombre de esos labios, fue como si una descarga atravesara todo su ser. Ryo se congratuló maravillandose del violeta de sus ojos, acarició dulcemente su tersa mejilla mientras ella se perdía en el hermoso e hipnotizante azul de su mirada. Despacio, fue acercándose a su rostro, sin apartar la vista de esa boca que le clamaba besarla, Rika automáticamente cerró los ojos llenándose de su cálido aliento, su corazón no dejaba de martillear por tan anhelado beso.
Sus narices se rozaron y sus labios chocaron suavemente... una caricia, un mordisco, un suspiro. Apenas y sus bocas se movieron y para los dos fue el paraíso. Él no dejaba de sostenerle el rostro a la vez que la besaba lento, sin prisas, descubriendo y saboreando el sabor de esa boca dulce y adictiva. No era su primer beso ya había besado otras veces, pero ninguno se comparaba con este. Rika en cambio no dejaba de apretar los bordes de su camisa, si lo hacía caería debido a la vorágine de emociones que sentía por todo cuerpo.
Se separaron un momento, solo para verse a los ojos sonrientes y besarse nuevamente bajo las tenues luces de los faroles.
Fue una noche que jamás olvidarían, una noche mágica, donde cada uno confesó su sentir, exteriorizando sus sentimientos más profundos como testigos únicos; la luna y el follaje de los árboles que susurraban apacibles con la suave brisa.
Acordaron llevar su noviazgo en secreto y con cuidado, aunque Ryo deseaba gritarlo a los cuatro vientos, quería hacer lo correcto y contar con la aprobación de Rumiko y Seiko. Sin embargo, estaban al tanto de lo prohibido de su relación. Si se enteraban que un hombre de veintinueve años pretendía a una jovencita de diecisiete, lo tacharían de inmoral y enseguida lo correrían y le quitarían su plaza, pero era un riesgo que estaba dispuesto a aceptar con tal de estar con ella.
La campana de la escuela anunció la llegada del almuerzo y Rika dudaba si ir o no a ver a su novio. Sabía que él disfrutaba estar en el área de computación que en el salón de maestros y gozar un momento de soledad y quietud. El corazón le ganó a la razón y decidió darle una visita sorpresa.
Se asomó desde la puerta principal cerciorándose que no hubiese nadie a los alrededores.
– Hola.
El hombre sentado muy concentrado revisando exámenes y comiendo un pedazo de taiyaki, respingó al escuchar la voz de la chica de sus sueños.
– Hola – le contestó feliz de verla.
– ¿Mucho trabajo?
– No tanto como para no pasar un rato contigo.
Ella le sonrió y se inclinó tomando sus labios, él rodeo su diminuta cintura disfrutando del agradable calor que emanaba su amada. Se había vuelto adicto a sus besos, unos tímidos y castos, otros dulces y un tanto picantes... A su tacto. No le tomó mucho tiempo en aventurarse en terrenos prohibidos, deslizando una de sus manos en el muslo de ella e ir subiéndola lentamente hasta rozar el borde de su falda. No se atrevió a ir más allá, no quería asustarla, más bien sentó a Rika sobre sus piernas. Este movimiento intensificó el beso que poco a poco estaba saliéndose de control, Ryo escuchó el dulce y tortuoso gemido que emergió de la boca de su novia, haciéndolo reaccionar al instante.
– Espera...
– ¿Qué pasa? – la pelirroja respiraba agitada al igual que él, era la primera vez que Ryo la besaba de esa manera tan apasionada y para ser sincera, le gustó que lo hiciera.
Akiyama se desanudó la corbata tratando de regular su respiración, de haber seguido habría tomado a Rika ahí mismo en su escritorio y él no deseaba propasarse con ella, tampoco quería una hora de pasión, sino toda una vida llena de amor.
Como explicarle lo que sentía en ese momento, él había tenido uno que otro encuentro, sin embargo, con Rika quería ir despacio, ella era demasiado especial y deseaba enseñarle poco a poco el arte de amar entre un hombre y una mujer. Alzó su barbilla regalándole un corto y casto beso.
– Quiero estar contigo, pero aún no es el tiempo y mucho menos el lugar.
– Has de pensar que soy una pervertida.
– Nunca pensaría eso de ti... Que te parece si cuando inicies la universidad te vienes a vivir conmigo.
– ¿Lo dices en serio?
– Muy enserio
Ella lo abrazó y se perdieron en otro beso, no tan intenso, pero si como para que los dos suspiraran de amor verdadero.
– ¡Por aquí, Rika!
La pelirroja corrió en cuanto divisó a su amiga, estuvo tan entretenida con Ryo que no se dio cuenta que la hora del almuerzo estaba por concluir.
– Disculpa la tardanza, tuve unos asuntos que atender y no reparé en la hora. Uf, tengo hambre.
La joven Juri no dejaba de observarla ¿porque le mentía? tenía que comprobar si no fue una alucinación lo que presenciaron sus ojos hace un rato.
– Rika, somos amigas ¿no?
– A qué viene tu comentario.
– Tú y le profesor Akiyama... ¿tienen algo? – lo mejor fue ir directo al grano.
Makino dejó de comer sin saber que decir. Juri carraspeó y prosiguió.
– Los vi... ustedes se devoraban a besos.
De solo recordarlos en el salón muy juntos a Juri se le coloreaban las mejillas. Sabía que su amiga solía ser muy apasionada, su temperamento la delataba, pero nunca creyó hasta qué grado.
La pelirroja se quedó muda, se suponía que debían andar con cuidado, ella y su feroz impulso de estar un ratito con él.
– Yo...
– ¡Eso es lo más romántico que he visto en mi vida! ¡Mi mejor amiga y el profesor! – Rika por poco cae de bruces al suelo, se le olvidaba que Juri era una romántica empedernida muy cursi.
– Baja la voz ¿quieres?
– Cuando, dime cuando.
– ¿Cuándo qué?
– No te hagas. Cuando es que tú y él... un momento, tú lo odiabas.
– Tú los ha dicho, lo odiaba, tiempo pasado, ahora...
– Ahora ardes de deseo por él.
– ¡¿Quieres callarte?!
Juri no pudo evitar reír al verla sonrojada y apenada, se notaba a leguas que en verdad su amiga estaba enamorada. Que alegría. De repente su rostro se puso serio.
– Oye Rika. Estas al tanto que el profesor Akiyama es mayor que tú, ¿no?
– Eso me tiene sin cuidado.
– ¿Sabes que podría ir a la cárcel y no ejercer nunca si se enteran que ustedes mantienen una relación?
La joven apretó el recipiente entre sus manos.
– Créeme que lo sé. Estamos tratando de ser muy cuidadosos en ese aspecto hasta que termine el semestre. Tengo miedo por él si nos llegan a descubrir. A veces me siento culpable por enamorarme de alguien prohibido, y que él me llegase a corresponder. No se, a lo mejor estoy soñando sin atreverme a despertar; sin embargo, es real, está pasando y es increíble.
– Nunca imaginé escucharte decir esto. Te admiro Rika, eres muy valiente.
Juri, curiosa por naturaleza siguió con su cuestionamiento.
– Cuéntame. Tú y él... han estado... ya sabes...
– En tus sueños... apenas y llevamos de novios un mes pero acordamos en que yo termine la preparatoria e inicie la universidad para vivir juntos.
– ¿Te propuso vivir juntos o tú lo hiciste?
– Él lo hizo y yo acepté sin dudarlo.
– Amiga, van muy en serio... Lo amas ¿verdad?
– Mucho, no tienes idea cuánto. Nunca había sentido esto por nadie. En verdad quiero estar con él.
Juri no pudo evitar pegar un gritillo emocionado.
– ¿Y tu mamá lo sabe? ¿Tu abuela?
– No, nadie lo sabe, solamente tu. Se los diré en su momento, pero no ahora. No quiero que nadie empañe nuestra pequeña burbuja de felicidad.
Fin del flash back.
Rika contemplaba a su novio dormir tranquilamente boca abajo totalmente relajado, esa sonrisa que se asomaba traviesa la traía hipnotizada y que decir de sus bien marcadas facciones varoniles y esos músculos bien definidos, sin duda un hombre muy apuesto compartía su cama y su vida. Deslizó un dedo por todo el largo de su fornido brazo e instintivamente se acurrucó a su lado aspirando su loción a maderas. Todavía tenía pendiente decirle sobre su embarazo, no sabía cómo abordarlo. Estaba asustada. Ella deseaba terminar su carrera primero, luego desempeñarse en el arte, algo que le apasionaba mucho, después vivir la vida disfrutando con Ryo y tal vez mucho después formar una familia.
Aunque quien sabe que opinaba él, nunca habían hablado con respecto a ese tema en particular. De repente se tensó ¿y si la abandonaba y no quería al bebé? No, él jamás haría eso.
– ¿Rika...? – Ryo despertó somnoliento – ¿Qué tienes? ¿no puedes dormir?
– No es nada, duermete, mañana tienes que madrugar.
– Algo te pasa.
– Estoy nerviosa, sabes que tengo que entregar un proyecto y de ahí depende mi calificación y la admisión a la escuela de artes en Hokkaido. Sinceramente no sé cómo se lo tomen – en parte era la verdad, pero no estaba preparada aun decirle su estado.
– Todo saldrá bien, amor, no te preocupes. Has trabajado mucho como para que te rechacen – él se acercó apartando unos mechones de cabello de su bello rostro – tranquila.
– Tu siempre sabes cómo tranquilizarme.
– Te conozco, amor. No tienes por qué dudar de tus capacidades.
– ¿Sabías que eres todo un amor?
– Lo sé, créeme que lo sé – ella lo besó antes de acomodarse a su lado y cerrar los ojos.
OoOoOoOoOoOoOoOoO
Ryo corría desesperado por los largos pasillos del hospital ignorando el llamado de atención de las enfermeras y buscando la habitación donde ella podría estar. Su corazón latía asustado sin saber exactamente que le sucedió a su novia.
"Rika está en el hospital, ven pronto"
La voz asustada de la abuela de su novia al otro lado de la linea, hizo que botara el café que disfrutaba en su hora del almuerzo y se dirigió despavorido al lugar que le indicó Seiko.
Luego de interminables segundos, logró divisar a Rumiko y a su madre.
– ¡¿Donde está?! ¡¿Donde está, Rika?! ¡¿Como está ella?!
Rumiko no dejaba de llorar y se dio la vuelta alejándose del joven, esto sacó de onda al moreno y Seiko posó su mano en su antebrazo llamando su atención.
– Mi nieta está grave, Ryo. Tal parece que tuvo un aborto y perdió al bebé.
Ryo palideció y todo a su alrededor se paralizó.
Continuará...
¿Treinta? :o Como pasa el tiempo xD y vamos por más ;) Saludos Zu, que estes bien.
