DUEÑA DE SUS OJOS


Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a J. K. Rowling. "Este fic participa en el minirreto de abril para La Copa de la Casa 20/21 del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black".

Minirreto: Escribir una historia cambiando a un personaje de época.

Época elegida: Fin de la época romana/establecimiento de los reinos anglosajones (mitos artúricos)

Protagonista: Draco Malfoy.

Agradecimiento a Milenrrama por betear esta historia.


Hizo una reverencia y recibió las riendas del caballo de su señor. Mientras guiaba al caballo a los establos, escuchó tras de sí las risas de algunas de las damas de la corte y a Sir Mordred saludándolas.

Una voz en especial le llamó la atención y dejó al corcel a toda prisa para salir corriendo. En efecto, la hija del Rey Arturo había aparecido ahí.

—Milady —saludó Draco haciendo una reverencia.

Sintió que soñaba cuando la chica le dirigió una sonrisa en respuesta antes de seguir conversando con su prometido. Las damas que la acompañaban lo miraron atentamente todo el tiempo que se quedó ahí.

Sir Mordred y Lady Hermione conversaron unos minutos más antes de que él besara su mano y se retirara. Justo en el momento en que Lady Hermione se daba la vuelta, Draco vio cómo caía un pañuelo de su mano.

—Permítame, Milady —dijo, adelantándose a recogerlo.

—Gracias —respondió Hermione tomando su pañuelo al tiempo que se acercaba un poco más para hablarle al oído —. Esta noche en la orilla del río, una hora después del ocaso.

Se marchó tan rápido como pudo, dejándolo con la sensación de que estaba soñando. Lady Hermione, la heredera del Rey Arturo y la mujer de la que estaba enamorado desde que tenía conciencia, acababa de citarlo en lo que parecía ser un encuentro fortuito. ¿Sería posible que ella correspondiera sus sentimientos? No, estaba seguro de que Lady Hermione solo tenía ojos para su señor, y Draco no debía traicionarlo después de que Sir Mordred había sido tan generoso y bueno con él.

Además, todos en el reino sabían que se había concertado el matrimonio entre Lady Hermione y Sir Mordred a fin de garantizar la paz en el reino y un digno sucesor de la corona.

Quizás tenía algo que ver con su magia. Sí, debía de ser eso. El mago de la corte, el poderoso Merlín, le había dicho que la princesa, al igual que él, tenía magia y que también la estaba entrenando. Como fuera no cabía en sí en la emoción.

Tendría un encuentro con la dueña de sus ojos y su corazón; y definitivamente era motivo suficiente para darse un baño.

La tarde pasó rápido mientras fantaseaba con todas las posibilidades de lo que podría ocurrir cuando se viera esa tarde con Lady Hermione. Llegó con bastante tiempo de antelación y esperó caminando de un lado a otro hasta que la vio llegar.

Avanzaba mirando a su alrededor y llevaba una capa que la cubría, protegiéndola de las miradas indiscretas.

—Aquí estoy, Milady —se anunció Draco, saliendo de dónde se ocultaba.

—Lo sé, gracias por haber venido.

—Es todo un honor, Milady.

—Por favor, llámame Hermione y dejémonos de formalidades.

Draco asintió conforme y ella siguió hablando.

—Escucha, Merlín dijo que eras un mago con talento natural y que tu magia se sentía tan avanzada como la mía. Necesito que me hagas un favor.

—Lo que sea que necesite, Hermione.


No pude resistirme a escribir un dramione en el que los papeles se invirtieran y Hermione fuera «superior» a Draco y, ¿qué mejor época que la artúrica para tener a una Hermione de la realeza? En la historia «Ama del tiempo» del mes anterior alguien me sugirió darle continuidad, así que podría decirse que este es el segundo capítulo, donde vemos a un Draco Malfoy que es escudero de Mordred (el hijo bastardo de Arturo) y a Hermione como princesa.