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El Legado II
Segunda Parte
XXX
Equipo
parte 2
(Nada)
Puedes olvidarme
Puedes maldecirme
Solo soy la aguja en tu ropa
Puedes evitarme
Puedes definirme
Solo soy lo peor entre tus cosas
(La Aguja En Tu Ropa / Claudio Valenzuela)
Cuatro semanas atrás
—Gohan, no mires hacia atrás, pero nos están siguiendo —dijo Kyle sin dejar de caminar entre la gente rumbo a la nave.
El niño que iba a su lado estuvo a punto de mirar, pero se contuvo.
—¿Quién nos está siguiendo?
—Son dos hombres con armadura y casco negro —respondió acelerando un poco el paso—. No te apartes de mi lado, vamos a tener que correr.
—¿Pero qué quieren de nosotros? ¿Por qué mejor no volamos?
—Se deben haber dado cuenta que somos saiyajin… Si volamos será más fácil atraparnos en el caso de que también puedan volar... Aprovechemos para perdernos entre toda esta gente.
Gohan no resistió las ganas y miró hacia atrás solo por un segundo, lo suficiente para reconocer a los hombres.
—Kyle, son carroñeros —dijo asustado. Incluso él que vivía tan protegido por su madre había escuchado las historias de este grupo de carroñeros que estaba metiéndose a robar planetas habitados de todos los imperios, no solo de estrellas abandonadas. Bandidos espaciales que estaban mucho más organizados que otros grupos y que incluso tenían un gran nivel de pelea, capaces de hacerle frente a guerreros poderosos. Por un momento se vio raptado y siendo vendido al mejor postor, o mucho peor, que lo vendieran por partes, comenzando por su colita, lo que lo aterró.
—Sí, lo sé. Ahora voy a correr, tienes que seguirme, ¿está bien?
—Sí, está bien —respondió con voz temblorosa.
Kyle miró al niño y se dio cuenta de lo asustado que se encontraba. Era demasiado arriesgado dejarlo correr a su lado considerando que el niño no había sido entrenado como un guerrero y podía ser dominado por el pánico. Sin avisarle, lo tomó en brazos y corrió abriéndose paso entre el mar de gente, y tal como lo pensó, los dos carroñeros también corrieron detrás de ellos.
Vegetasei
—Ya están listos los escuadrones y las naves, al igual que el itinerario —dijo Rave, de pie en la oficina del rey Vegeta que se encontraba frente al ventanal, mirando hacia el exterior—. No entiendo por qué hay que aplazar el viaje de Lok.
—Ya te lo dije, el príncipe no saldrá del planeta hasta que encuentren a Kyle
—La desaparición de Kyle no tiene nada que ver con la muerte de Row o de los hombres de tu hermano, si es lo que estás pensando —dijo tranquila como siempre, a diferencia del rey que se notaba cada vez más ansioso al no tener noticias de Kyle.
—Eso no lo sabemos. La gente que ejecutamos por la muerte de Row solo fue para encubrir que no tenemos idea quién lo hizo y para calmar a Torn. Hasta donde sabemos los mismos que acabaron con Row pueden tener a mi hija.
—Lo de Kyle solo es el llamado de atención de una niña malcriada, no tiene…
—¡Ya lo dije! ¡Lok no saldrá a ningún lado mientras no se sepa de Kyle! ¡Y si no vas a ayudar en su búsqueda no vuelvas a decir su nombre!
—Estás siendo irracional —respondió la mujer sin siquiera pestañear. Ni siquiera los gritos del rey lograban descontrolarla.
—¿Qué están haciendo? —preguntó Berry a sus dos hermanos que estaban de pie junto a la puerta de la oficina del rey. Perfectamente podían escuchar los gritos del monarca y a veces la voz de su madre que se alzaba, pero que jamás se alteraba.
—Están hablando de Kyle y de mi viaje que al parecer se cancela —respondió Lok un tanto decepcionado ya que se había preparado por tanto tiempo, pero a la vez se alegraba, ya que si estaba lejos no tendría noticias de Kyle en caso de que la encontraran.
—No tendría por qué suceder eso, Lok —respondió Berry sonriéndole—. Ya está todo listo para partir.
—Pues el rey no opina lo mismo —dijo Rasp—. Lleva un buen rato gritando y discutiendo con nuestra madre —y agregó fingiendo preocupación—. ¿Crees que papi y mami vayan a separarse?
—No seas estúpido —respondió Berry y estudió la apariencia de su hermano—. ¿Tan temprano y ya estás ebrio, Rasp?
—Por favor, Berry, dame algo de crédito, llevo dos días seguidos bebiendo. Y Lok, no tienes que preocuparte, hasta que se reanude tu viaje podemos dedicarnos a entrenar los dos, así estarás mejor preparado, y estoy seguro que Kyle aparecerá —dijo, y le dio una palmada en la espalda a su hermano mientras sonreía con burla a su hermana y de fondo se escuchaba la voz del rey cada vez más enojado.
(...)
—¿Ya los perdimos? —preguntó Gohan cuando Kyle le quitó la mano de la boca. Los dos se habían escondido detrás de unos contenedores de basura en un callejón solitario y oscuro.
—Eso creo —dijo arrodillada y aún abrazando a Gohan. Ya no los escucho, pero se veían muy determinados en atraparnos... —dijo pensativa. Ahora sospechaba que no solo la reconocieron como saiyajin, sino que también como la hija del rey, pero mejor no le mencionó nada a Gohan para no asustarlo—. Vámonos ya, tienes que regresar con tus padres. —Los dos se levantaron y se encaminaron nuevamente hacia la nave.
Les tomó más de lo esperado, ya que en la carrera se alejaron de la nave y decidieron ir nuevamente por la calle principal para mezclarse entre la gente y dificultarle el trabajo a los carroñeros.
—Vente conmigo al Vegetasei —dijo el niño una vez que por fin llegaron al lugar donde estacionaron la nave, un lugar solitario y oscuro apartado de toda la gente y los negocios—. Es peligroso acá, pueden atraparte.
—Estaré bien, no me pasará nada —dijo deteniéndose a pasos de la nave, y Gohan hizo lo mismo.
—¿Qué pasará si te encuentran esos carroñeros? Podrían quitarte la cola, y si hacen eso no van a aceptarte de vuelta en palacio.
—Ya hay otros motivos por los cuales no me aceptarían, si supieran que soy hija de Bardock…
—Pero no lo saben —insistió. En verdad no quería irse sin Kyle.
—Sí volveré, pero no quiero hacerlo ahora, no quiero verles la cara a nadie, ni a Bardock, ni a mi papá.
—Entonces me quedaré contigo —dijo decidido, con su pequeño ceño fruncido, que más que intimidante lo hacía lucir más tierno.
—No puedes quedarte conmigo, tienes que volver con tu mamá que a esta altura ya debe estar muerta de miedo por no saber nada de ti.
—Este es un lugar muy peligroso —insistió preocupado.
—No me quedaré aquí, robaré una nave e iré a otro planeta más tranquilo.
—Entonces iré contigo, si piensas volver a Vegetasei estaré contigo para que no estés sola. Mi mamá me va a castigar de todas maneras si tardo más días en volver.
Kyle se cruzó de brazos y observó al niño. Lo veía tan determinado que no creía que sería posible hacerlo cambiar de opinión. Lo mejor era mentirle y una vez que estuvieran en la nave dejarlo inconsciente para enviarlo de regreso a Vegetasei.
—Está bien —dijo como si estuviera resignada—. Viaja conmigo y después regresaremos a Vegetasei.
—¿En serio? —preguntó contento.
—Claro, no voy a quedarme discutiendo contigo toda la noche, vamos.
La joven introdujo la clave en la parte inferior de la nave para que bajara la plataforma y poder ingresar, pero en cuanto los dos pusieron un pie sobre la superficie metálica, sufrieron una potente descarga eléctrica que los derribó enseguida. Gohan quedó inconsciente antes incluso de tocar el suelo, y Kyle terminó arrodillada, mareada y adolorida, y antes de poder ponerse de pie para defenderse de los dos hombres que salieron de la nave, un potente golpe en la cabeza terminó dejándola inconsciente.
—Te dije que la nave venía de Vegetasei —dijo el sujeto que golpeó a Kyle. Medía casi dos metros, de piel oscura y tenía su rostro lleno de cicatrices.
—¿Qué hacen dos saiyajin tan jóvenes en una nave así de valiosa? —dijo el otro hombre bajo y que caminaba encorvado. Los dos vestían trajes similares color café y usaban armadura de muy mala calidad para proteger sus pechos, a la altura del corazón. En cuanto encontraron la nave pensaron robarla para venderla por partes, pero la posibilidad de capturar a dos saiyajin se hizo mucho más interesante, por lo que violaron su sistema de seguridad para abordarla y preparar la trampa para cuando los tripulantes llegaran.
—Eso no importa. Con el niño y la jovencita saiyajin vamos a ganar mucho más que por esta nave. Larguémonos de aquí antes que alguien nos vea y quieran robarnos el botín. Con estos dos tenemos adelantado más de dos meses de trabajo.
—Sí —dijo, y cargó a Gohan, mientras que el grande se encargó de Kyle. Los llevaron caminando hasta un vehículo menor que habían escondido para no delatar su presencia, y desde ahí partieron hasta su nave nodriza.
(...)
—No están. Ninguno de los dos —dijo Kakarotto saliendo de la nave en la que habían viajado su hijo y Kyle. La reconoció enseguida en cuanto la encontraron gracias al rastreo del scouter de Kyle por parte de Bulma a pedido de Bardock. Era la misma en que su hijo siempre estaba metido jugando durante este último tiempo—. ¿Es posible que estén recorriendo la ciudad? ¿Pero no tiene sentido que hayan dejado la nave abierta?
—Alguien más los tiene —respondió Bardock, arrodillado en la plataforma. No tardó en identificar la instalación de cables que no correspondía a la nave—. Los deben haber dejado fuera de combate y se los llevaron…
—Maldición —exclamó Kakarotto, golpeando el metal con el puño cerrado.
—Hay algunos lugares donde venden gente en este planeta, pero considerando que son saiyajin y estamos cerca de Vegetasei lo primero que harán es sacarlos de aquí, especialmente si ya reconocieron a Kyle. —Intentó calmarse. Si es que habían salido del planeta sería extremadamente difícil dar con ellos.
—Un momento —dijo Kakarotto y sacó del interior de su armadura la pulsera que Milk le dio para rastrear a Gohan.
—¿Qué es eso? —preguntó Bardock atento a su hijo.
—Bulma lo hizo para que Milk supiera dónde está Gohan todo el tiempo. Mi hijo tiene otra en su muñeca, y si aún está cerca es posible que nos diga su ubicación. —Manipuló la pulsera y para su suerte marcó al niño dentro del alcance del radar, pero era evidente que pronto perdería la señal, ya que avanzaba demasiado rápido—. ¡Lo tengo! ¡Vamos! —dijo y salió volando a toda velocidad seguido de Bardock.
(...)
Cuando Kyle recuperó la consciencia se mantuvo quieta y atenta de su alrededor, ignorando el dolor de cabeza y la sangre que corría por su rostro. Lo primero que notó fue que se encontraba dentro de una reducida jaula al interior de una habitación no muy iluminada. Alcanzó a ver otras celdas de diversos tamaños y a Gohan aún durmiendo al interior de una, muy cerca suyo.
Escuchó a un par de hombres hablar, pero no podía ver si era alguno de los que los atacaron. Su ansiedad aumentó cuando los escuchó conversar sobre abandonar el planeta y entonces se dio cuenta que estaba en una nave, seguramente de contrabandistas o carroñeros, lo que significaba que no tenían buenas intenciones con ellos.
Ya que no había nadie cerca, se arrodilló e intentó doblar los barrotes de la celda, pero no tuvo la fuerza necesaria para hacerlo. Solo tuvo que llevarse la mano al cuello para confirmar sus sospechas: le habían puesto un collar para drenar su energía.
—Hijos de puta —susurró asustada y enfadada.
Volvió a tirarse al suelo y pretender inconsciencia cuando las voces se escucharon más cercanas. Tenía que ser inteligente y pensar una forma de escapar, de lo contrario todo terminaría muy mal.
(...)
Raditz se sentó en el piso alto junto a la gran cocina cuando ya tenía las cuatro ollas llenas de comida con el fuego al máximo. Pese a estar agotado por los entrenamientos le era imposible conciliar el sueño, por lo que aprovecharía el tiempo libre para probar de los cientos de ingredientes que tenía a su disposición. En esta ocasión no quiso despertar a Ginn para que lo acompañara, pues había terminado agotada y no quiso interrumpir su descanso.
Se llevó la mano al abdomen, debía tener cuidado al entrenar, pero por un asunto de orgullo no quiso ponerse armadura para proteger la herida, ya que nadie más estaba usando al momento de entrenar. Sentía que no podría estar tranquilo hasta que al menos vengara a todos los que no pudo proteger y murieron a manos de ese maldito asesino y por eso debía entrenar sin parar.
—Huele bien —dijo Broly tras él, sacándolo de sus divagaciones.
—Alguien más despierto a esta hora —comentó Raditz cuando Broly se puso a su lado.
—Desperté por el olor —comentó mirando las ollas. Vestía solo su pantalón de pijama, y por su cabello desordenado se notaba que había estado durmiendo hace no mucho.
—¿Por el olor? Las habitaciones están en otro piso, sí que tienes un olfato potente —dijo asombrado.
—Quiero aprender.
—Claro, no hay problema, pero con una condición —dijo sin pensarlo, y al ver que Broly lo miraba atento, continuó—. Quiero que entrenemos juntos, los dos.
—¿No lo estamos haciendo ya?
—Necesito más horas de entrenamiento, jamás me voy a recuperar si sigo a este ritmo, y mucho menos voy a poder enfrentarme a esos tipos de los que habla Vegeta. Podemos hacerlo cuando el resto duerme, luego de las lecciones de cocina.
—Por mí está bien —respondió el guerrero y volvió a mirar las ollas. Sí que olían bien todas.
—Esas ya están listas, pero podemos empezar desde cero con otra. ¿Tienes algo en mente? —dijo y ambos caminaron hacia el cuarto de provisiones.
—Sí —respondió. Quería empezar por sus platos favoritos y los de Tarble—. ¿Qué tan poderoso es ese sujeto con el que peleaste?
—Mucho. No sé si podríamos haberle hecho frente si peleábamos con Ginn al mismo tiempo.
Broly gruño ante ese comentario. Definitivamente le haría bien entrenar todo lo posible antes de encontrarse con esa gente, pero primero la lección de cocina.
(...)
Bulma abrió los ojos y permaneció quieta cuando despertó. Estaba demasiado a gusto para moverse y la temperatura de su cuerpo era perfecta para una habitación así de grande que se encontraba algo fría cada vez que despertaba, pero bajo los cobertores era ideal, especialmente con Vegeta abrazándola por atrás, compartiendo el calor de su cuerpo, y como ya venía ocurriendo hace unas semanas, el rabo del guerrero estaba agarrando su muslo, pero se liberó de este cuando se volteó para mirarlo.
—¿No deberías estar entrenando? —susurró cuando vio que el hombre estaba despierto. Ahora frente a frente juntaron las piernas.
—¿Tú no tendrías que estar trabajando en mis robots? —preguntó también en voz baja, y sin darse cuenta su rabo volvió con la mujer esta vez para atrapar su muñeca.
—¿Trabajando en tus robots? —repitió sonriendo.
—Necesito entrenar, y necesito mis robots —Estiró la mano y le quitó un mechón que se iba a sus ojos. Ella quiso tomar su mano, pero el rabo del hombre no se lo permitió.
—Está bien, tendrás tus juguetes, pero necesito cinco minutos.
—Necesitaré más que cinco minutos —respondió el hombre, también a gusto por el calor y el buen dormir que hace tiempo se había hecho costumbre para los dos.
Se besaron y acariciaron tomándose su tiempo. El calor de los cuerpos era perfecto, los roces de sus piernas, la piel contra la piel y boca contra boca. Vegeta quiso ponerse encima, pero Bulma se adelantó y en respuesta, él no tardó en sentarse para volver a juntar sus torsos.
Los besos continuaron, Vegeta le quitó la camiseta a la joven y besó su pecho mientras ella se mecía sobre su miembro ya duro que no podía sentir como quería por la ropa de ambos. No pasó mucho hasta que ella lo tomó del rostro y quedaron prendados a la mirada del otro, tal como venía ocurriendo hace un rato. Esos ojos claros misteriosos hipnotizados por los negros intensos que brillaban cuando se encontraba con los de ella. Pero los dos lo ignoraban y se concentraban en sus cuerpos.
(...)
Broly se detuvo justo al momento de abandonar la habitación cuando vio a Tarble tirado en medio de la cama con brazos y piernas extendidas. Al igual que él, ya estaba con ropa y listo para ir a entrenar, pero evidentemente su actitud decía lo contrario.
—¿Qué pasa? —preguntó y caminó hacia la cama.
—Ve tú —dijo el joven y permaneció sin moverse, adolorido y con más heridas en su rostro y cuerpo—. Estoy agotado de que me golpeen todo el día, quiero descansar por hoy. —Era entretenido cuando entrenaban los dos y Broly solía controlarse, pero ahora que lo hacían los cinco y al ser el menos fuerte y experimentado de todos, terminaba exhausto y con heridas que no alcanzaban a sanar antes de tener nuevas. A estas alturas ya no necesitaba cubrir las marcas que le dejaba Broly durante el sexo brusco, ya que se confundían con las de entrenamiento.
—Tienes que seguir entrenando para que no te golpeen —dijo intentando animarlo.
—Todos llevan al menos dos décadas entrenando sin parar, yo solo unos años, jamás voy a poder hacerles frente —dijo malhumorado, no por perder las batallas, sino porque detestaba el dolor físico.
—Eres veloz, usa eso a tu favor —comentó al mismo tiempo que se subía a la cama, sobre él. Le puso la mano bajo la camiseta para tocar su abdomen y dejó el rostro a centímetros del suyo. Ya tenía su cabello amarrado en un moño algo desordenado, así que se podía ver cada cicatriz y marca en su cara.
—Ya lo sé… Solo quiero descansar un día —murmuró serio.
—Tu hermano va a enseñar a sentir el ki, te hará bien aprender eso —dijo, y acarició la nariz del príncipe con la suya, arrancándole una sonrisa.
—Está bien, vamos —respondió. Le tomó el rostro con ambas manos y lo atrajo hacia su boca. Broly lo besó por el costado izquierdo de los labios, ya que el otro lado aún estaba muy hinchado por algún golpe que recibió el día anterior. Al terminar, se quedaron un momento mirando a los ojos.
—Vamos —dijo Broly animado, y sin avisarle lo tomó de la mano para levantarlo de un tirón e ir a entrenar.
(...)
—Nuevamente tarde Tarble y Broly —dijo Ginn que se encontraba sentada en el suelo de uno de los salones amplios que usaban para entrenar juntos y en que en esta ocasión sería para aprender a detectar el ki.
—Tú jamás has sido puntual —respondió Raditz sentado a su lado, sonriéndole.
—Lo sé, pero déjame disfrutar que hoy sí lo fui —respondió también sonriendo, y le dio un golpe en el brazo.
Vegeta se encontraba de pie y de brazos cruzados, muy cerca de la pareja que conversaba y al fondo del cuarto, cerca de la entrada, Bulma sentada en el suelo terminando de arreglar los robots de entrenamiento que dañaban a una velocidad alarmante, por esa misma razón había decidido trabajar cerca de ellos en lugar de su improvisado laboratorio en la sala de reuniones, para ver qué tenía que reforzar para que resistieran más de cinco minutos con aquel grupo de bárbaros saiyajin. En el momento que encendió un cigarro y su mirada se cruzó con la de Vegeta, Broly y Tarble llegaron para por fin poder comenzar la lección.
—Pensé que no ibas a venir, luego de la paliza que te di ayer —dijo Ginn a Tarble cuando se sentó detrás de ella.
—Te saqué del círculo cinco veces ayer —respondió el príncipe con el ceño fruncido.
—¿Sí? ¿Quién lo estaba contando? —dijo fingiendo desinterés.
—Todos lo estábamos contando —respondió haciendo una mueca.
—Es verdad, y yo te saqué nueve —Le cerró un ojo sonriendo.
—Terminemos con esto de una vez —dijo Vegeta, ahora sentado en el suelo de frente a los cuatro guerreros—. No es difícil controlar el ki, pero tienen que estar concentrados, y en silencio —dijo eso último mirando a Ginn que le respondió haciendo con la mano como si cerrara su boca con un cierre—. Todos los seres vivos emanamos un ki, o energía que es como se le conoce aquí, y si los scouter pueden identificarla nosotros también…
Bulma dejó de lado lo que hacía para escuchar a Vegeta comentar al grupo en lo que consistía el ki y cómo se debía hacer para detectarlo. Era un verdadero placer escuchar su voz explicando todo el asunto, aunque estuviese relacionado con peleas y cosas de guerreros, que es lo que la aburría a morir. Vegeta era un hombre interesante y bastante culto para su asombro, considerando que la mayoría de su vida la había dedicado a las batallas (al menos por lo que sabía de él). A medida que la explicación avanzaba, y Bulma continuaba atenta, perdida en la agradable voz del hombre y sus palabras tan bien escogidas, la mirada de ambos se cruzó. Vegeta no interrumpió ni por un segundo su relato, y fue Bulma la que finalmente fingió volver a trabajar en los robots para mirar algo más que esos ojos tan intensos, pero no por eso no dejó de escucharlo.
Realmente estaba confundida. Había días en que incluso podía olvidarse de todos sus planes luego de un beso de Vegeta. En otras ocasiones no podía dejar de pensar en todo lo malo que hizo en su pasado, y no tan pasado, ya que la imagen del saiyajin raptando y lastimando un niño pequeño con tal de conseguir información de las esferas para quedar bien con Freezer era difícil de ignorar. Sí, estaba ganándose la confianza de ese tirano para conocerlo y entender cómo ganarle, pero ¿hasta qué punto se podía llegar con tal de lograr su fin? ¿Hasta qué punto estaría ella misma dispuesta a llegar cuando el momento finalmente llegara?
—Hey —exclamó Ginn—. No es tan difícil, lo siento, puedo sentirlo —dijo emocionada.
—Ahí está —dijo Raditz, mirando a Ginn. Se concentró en su ki y se mantuvo en silencio, ya que sentía que se le escapaba a veces.
Broly y Tarble se sonrieron al sentir por primera vez el ki del otro. Era algo totalmente nuevo y difícil de explicar, y al igual que la otra pareja debían mantenerse concentrados, de lo contrario perdían el poder.
—En unos días podrán sentir varios ki a la vez e identificarlos, solo tienen que practicar hasta que ya sea algo inconsciente —dijo Vegeta—. Nunca encontrarán dos iguales. Cada ser vivo tiene una firma propia, y mientras más poderoso, más fácil será encontrarlo.
—Esto es genial —dijo la guerrera—. No tener que depender todo el tiempo del scouter.
—También se puede ocultar el ki por completo —respondió Vegeta, y disminuyó su presencia al máximo para que los otros se dieran cuenta.
—Casi no puedo sentirte —dijo Tarble a su hermano.
—Lo mejor para evadir rastreadores y personas que también saben sentir el ki —dijo Vegeta, y se mantuvo unos minutos en silencio para no desconcentrarlos—. Ahora hagamos esto más difícil… ¿Alguno puede sentir el ki de Bulma?
En ese momento Bulma volvió a levantar la vista, encontrando la mirada de los cinco saiyajin sobre ella.
—¿No tiene? —dijo Raditz. Era increíble que tenía a la mecánica en la misma habitación y no era capaz de encontrar su energía.
—Ya sabía yo —dijo Ginn—. De seguro es un robot o un androide, porque nadie puede ser tan inteligente.
—Tiene su ki demasiado bajo —dijo Tarble—. No es guerrera, no tiene nivel de pelea.
—Así es —dijo Vegeta, y luego se dirigió a Bulma—. ¿Puedes ir a esconderte a algún lugar de la nave? El piso que sea.
—Está bien —dijo sin problema. Dejó el robot y la herramienta en el suelo y tomó su cigarro y su scouter para llevarlo consigo.
Los guerreros estuvieron ocupados sintiendo el ki del otro, a subir y bajar el propio hasta hacerlo casi desaparecer por completo mientras Bulma buscaba dónde esconderse. Solo Vegeta iba siguiendo a la joven, y sabía exactamente en qué lugar se encontraba sin mucho trabajo. Había desconfiado de ella en el primer momento en que la vio, y por eso decidió tener su pequeño ki presente.
—Muy bien, ya estoy lista. —Vegeta, que se había puesto su scouter, escuchó la voz de Bulma.
—Ya pueden ir tras ella —dijo, pero los cuatro guerreros permanecieron sentados en su lugar, completamente perdidos.
—No la sentí a tres metros de distancia, mucho menos la voy a sentir ahora que se alejó —dijo Raditz.
—Búsquenla, concéntrese en ella e ignoren los otros ki —comentó Vegeta.
—¿Esto vendría siendo una competencia? —preguntó la mujer interesada, tan competitiva como la mayoría de los guerreros saiyajin.
—Claro —dijo Vegeta levantando una ceja—. Requiere mucho trabajo identificar un ki así de pequeño, el que lo pueda hacer ahora es porque pudo dominar bien la técnica.
Los cuatro volvieron a concentrarse, cerraron los ojos y dejaron de lado los ki de la habitación, pero además de los cinco presentes, no lograban identificar el sexto dentro de la nave.
—¿Qué pasa? —preguntó Bulma a Vegeta— ¿No pueden encontrarme? Tú pudiste siempre.
—Sí, y por eso sabía que estabas detrás de la columna espiándome mientras conversaba con Ginn —respondió Vegeta en voz baja para no distraerlos.
—Ahora entiendo muchas cosas.
Ya que parecía que ninguno podía encontrarla, el saiyajin decidió hablarles, haciendo que todos abrieran los ojos para ponerle atención.
—Para ti Tarble no sería difícil encontrarla. Has pasado mucho tiempo con ella, estás acostumbrado a su presencia.
El joven príncipe volvió a concentrarse.
—Oye, eso es trampa —protestó Ginn, que más se molestó cuando Tarble se puso de pie y salió corriendo de la habitación. Se levantó y corrió detrás del príncipe. Broly y Raditz también salieron a paso rápido del lugar, intentando encontrar el ki de la mecánica.
—Entonces —dijo Vegeta a Bulma en cuanto quedó solo—. ¿Por qué me espiabas desde un principio?
—Curiosidad científica. Todos pensaban que habías muerto, y seguramente tenías una historia muy interesante que contar, y por lo visto no me equivoqué. ¿Acaso pensaste que quería meterme en tus pantalones?
—Eres demasiado compleja para solo eso. Aunque eventualmente terminaste metiéndote en mis pantalones.
—Tú eras el que intentaba besarme y se insinuaba en cada oportunidad.
—No fui yo quien inventó una tregua solo para tener sexo. Sí que eres compleja, cuando lo más simple era responder un beso.
—Las chicas tienen que darse a desear.
—¿Aprendiste eso en tus clases de motores?
—No, en las novelas románticas que leía mi mamá —dijo riendo—. Aunque nunca mencionaron nada sobre qué hacer con príncipes saiyajin desertores.
—Creo que no hay muchos de esos.
—Definitivamente no.
—Ya están por llegar —dijo Vegeta, identificando el ki de su hermano acercándose a la habitación donde Bulma estaba.
—Bastante útil esto de sentir el ki…
Lo siguiente que escuchó Vegeta por el auricular de su scouter fue el sonido de una puerta de acero caer y golpear el suelo con violencia, el grito de Bulma asustada al ver a los guerreros casi encima de ella, seguido de la voz de su hermano feliz por haber ganado una competencia, a Ginn reclamando porque según ella habían hecho trampa y Bulma gritándoles a todos por haberla asustado de esa forma.
(...)
—Es imposible trabajar así —comentó Tarble, sentado en un cómodo asiento con el computador sobre las piernas, intentando mantener comunicación con sus hombres. Estaban en un cuarto especial en el que una pared completa junto con parte del techo eran de vidrio reforzado para poder contemplar la hermosa vista. Pese a haber otros asientos, Broly estaba sentado en el suelo, con la espalda apoyada en el asiento de Tarble, también con un computador, ya que ahora que se había involucrado de lleno en todo el trabajo del príncipe no tenía intenciones de desligarse aunque ya no estuviera al mando de todo.
—Tal vez más tarde.
—Tuvimos suerte de no perder contacto todo este tiempo —dijo Tarble concentrado en la pantalla, al igual que el guerrero.
—Ahora estamos más lejos, pero tienes buenos hombres haciendo tu trabajo, puedes dejarlo de lado un tiempo.
—Sí, lo sé. Es mi manía de estar al tanto de todo.
—Una cosa a la vez —dijo Broly, como lo había hecho otras veces para que el príncipe no se abrumara por todo lo que tenía que hacer. Cerró el computador y lo dejó en el suelo.
—Está bien —respondió resignado, después de todo ya había hecho todo lo posible, y por lo visto no podría volver a mantener comunicación. También cerró el computador y lo dejó en el asiento para irse al suelo, junto a Broly—. Extrañaba esto —dijo una vez que recargó la cabeza en su hombro—. Cuando viajabamos y nos acostábamos en el suelo o sobre la nave a ver las estrellas y conversar.
—Esto es muy parecido —respondió, y pasó un brazo por atrás, en su espalda, la que acarició, relajado por la bella vista y la compañía. Apoyó la cabeza sobre la del príncipe, y en cuanto sus rabos se encontraron, no tardaron en entrelazarse.
(...)
—Como nueva —dijo Ginn cuando salió del baño recién aseada y con las heridas ya cerradas y limpias, llena de vitalidad como para seguir despierta muchas horas más—. ¿Vamos a ir a…? —se calló en cuanto notó que Raditz se había quedado dormido desplomado sobre la cama. Al menos había alcanzado a cambiarse de ropa y curar sus heridas antes de caer totalmente rendido boca abajo y con una mano tocando el suelo.
La joven se acercó con cuidado para no despertarlo, y con la misma delicadeza se encargó de taparlo. Se supone que irían a comer, pero qué más daba, la comida podía esperar, no así el descanso que Raditz tanto necesitaba.
Una vez que ya pudo cubrir el cuerpo del guerrero con un par de cobertores, se quitó las botas y se metió a la cama con él. Se recargó en su espalda que acarició, y era tal el silencio en el lugar que pudo escuchar los calmados latidos del corazón., lo que la tranquilizó al saber que estaba realmente descansando.
(...)
—Necesito la llave cuatro —dijo Bulma con medio cuerpo metido dentro de un pequeño compartimiento cuadrado de la pared en la sala de máquinas, donde estaba parte del motor de la nave, el cual estaba siendo modificado por la joven para alcanzar una velocidad mayor. Asomó su mano para recibir la herramienta que le tendió Vegeta, que estaba sentado con la espalda recargada en la pared, junto a la gran caja de herramientas, listo para pasarle la que necesitara—. Ahora necesito el soldador pequeño, que está junto a… —No terminó de decir dónde se encontraba y su mano sintió el aparato—. Ya eres todo un experto.
—Cuando termine este viaje me dedicaré a trabajar arreglando naves menores —respondió Vegeta con ese tono que parecía que estaba hablando en serio cuando no era así.
—¿Qué piensas hacer cuando todo esto termine? —preguntó la joven sin parar de trabajar.
—Si el dragón no puede eliminar a Freezer supongo que buscaré otra forma de hacerlo. —Respondió de forma honesta.
—¿Y si se deshace de él?
—Si eso pasa tendré mucho tiempo libre. ¿Tú que tienes pensado?
—Si todo termina pronto tengo que volver a mi trabajo en Vegetasei.
—¿Y si el dragón no puede matar a Freezer? —Le gustaría poder ver el rostro de Bulma mientras hablaban, pero solo veía sus piernas.
—Creo que debería regresar de todas maneras a terminar mi trabajo, no pretendo estar en ese lugar tan horrible toda mi vida, o tal vez haya algo más entretenido que me mantenga ocupada.
—¿Por qué regresar a un planeta tan despreciable? Podrías simplemente irte, no eres esclava —comentó esperando su respuesta. Por como estaba no tenía idea si estaba ocupada trabajando o pensando qué responder.
—Necesito el alicate pequeño de punta —dijo y asomó su mano. Vegeta le pasó la herramienta que quería—. Soy una profesional, tengo que terminar mis trabajos, pero no será mucho tiempo, tal vez después podríamos vernos.
—¿Para una cita? —preguntó riendo de lado.
—No suena una mala idea. A no ser que vayas también a Vegetasei y podamos tenerla más pronto.
—¿Eso es una invitación?
—¿Por qué no?
—Hay que esperar a lo que diga el dragón —respondió el hombre. No podía creer que estuviera considerando la idea de regresar a Vegetasei por una mujer. ¿Qué haría en un lugar así? Cuando adolescente tenía todo su futuro definido, sabía muy bien qué haría con su vida y el lugar que ocuparía en ese planeta, pero ahora se le hacía tan confuso todo.
—Ahora necesito el destornillador cinco. —Volvió a sacar la mano y Vegeta no tardó en pasárselo.
(...)
Ginn caminó dentro del círculo que habían dibujado en el suelo del salón en el que solían entrenar los cinco. En otras ocasiones lo hacían en solitario en otros lugares o de parejas, pero siempre terminaban juntándose los cinco para llevar sus fuerzas al límite. La guerrera, que llevaba un sujetador deportivo y un pantalón azul ajustado a las caderas caminó por el círculo mientras ponía algunos huesos en su lugar, y de paso tomándose su tiempo para respirar y recuperarse. Al igual que todos, se encontraba agotada, con la cara roja, bañada en sudor y con un sinnúmero de heridas y cortes de diverso tamaño y consideración.
—¿Qué pasa? —preguntó Vegeta burlón—. ¿Demasiado cansada para continuar? —Pese a la sonrisa, también estaba exhausto y adolorido. Vestía un pantaloncillo ajustado color negro y botas, el resto se lo había sacado porque no soportaba más el calor del lugar.
—Atragántate con esa lengua que tienes —dijo concentrada, totalmente diferente a su forma de ser. Cuando se trataba de peleas, afloraba la guerrera de élite que fue alguna vez. Miró a los hombres que se encontraban de pie alrededor del círculo y finalmente escogió—. Tarble —dijo, y no tardó en ponerse en posición de pelea.
El príncipe, que vestía una camiseta sin mangas y pantalón negro ajustado, se limitó a soplar con fuerza, con más ganas de ir dormir que de seguir entrenando, pero pese al cansancio, siempre se quedaba hasta el final. Una vez que entró al círculo, movió la cabeza de izquierda a derecha haciendo sonar el cuello.
—Ya te saqué las últimas dos veces —dijo Tarble, limpiando la sangre del corte en la ceja derecha que no lo dejaba ver bien.
—No habrá tercera esta vez —respondió Ginn, sonriendo. No esperó más y se lanzó contra Tarble.
Ya que no podían entrenar de la forma brutal a la que estaban acostumbrados, debido a que la nave no estaba construida para soportar una presión así, decidieron improvisar. Se inspiraron en la idea del círculo de fuego de la Zona Negra y dibujaron un círculo en el suelo de tres diámetros. Lo que seguía era simple: entraban dos, peleaban sin energías poderosas que pudieran dañar la nave, más que nada golpes, y el que lograba sacar a su contrincante ganaba un punto y podía llamar a quien quisiera. De esa manera se mantenían peleando y rotando sin parar. Todos llevaban la cuenta de su puntaje.
Tarble se lanzó hacia el otro lado del círculo, justo para esquivar a Ginn, que era la más veloz de los presentes, y antes que lograra posicionarse del todo, la mujer apareció detrás de él, lanzando una patada a su espalda que lo hubiera azotado contra la pared del fondo si no se hubiera agachado a tiempo, sin pensarlo, dio un salto hacia atrás y se impulsó con las piernas para regresar con Ginn, golpeándola en el abdomen, haciéndola retroceder varios pasos, a pocos centímetros de que saliera del círculo. Pese a que la guerrera quedó sin aire, aprovechó la cercanía para golpearlo en el costado derecho, donde sabía que ya tenía demasiado resentido por combates anteriores, haciéndolo apretar los dientes para no gritar y llevarse ambas manos al lugar del dolor. Esta distracción le costó caro, ya que Ginn aprovechó para golpearlo en el rostro con el puño y sacarlo del círculo.
—Raditz —dijo Ginn sin tomarse un minuto para descansar.
El guerrero, que había amarrado su cabello en una cola y vestía un pantaloncillo corto negro y una camiseta sin mangas color plomo oscuro, no tardó en ingresar y lanzarse contra Ginn que antes de defenderse le lanzó un beso.
—Si no te tocaras a cada rato las heridas serias, Ginn no hubiera sabido dónde atacar —dijo Vegeta a Tarble que terminó en el suelo entre Vegeta y Broly.
—Vegeta tiene razón —dijo Broly, mirando a Tarble.
—Está bien —se limitó Tarble a responder, ya de pie, y quitó la mano del costado. Si Broly le estaba dando la razón a Vegeta, no podía decir nada para rebatir las palabras de su hermano. Se mantuvo erguido y preocupado de regular la respiración. No sabía cuántas horas llevaban peleando sin parar, pero parecía una eternidad, y nadie parecía tener intenciones de detenerse.
Vegeta continuó mirando la pelea entre la pareja. Luego de comparar movimientos y técnicas, no tardó en darse cuenta que la mujer se reprimía cada vez que le tocaba con Raditz y hacía lo posible por sacarlo del círculo sin hacerle mucho daño, seguramente porque aún se encontraba convaleciente luego de casi perder la vida a manos de Dodoria. Le llamaba la atención que una guerrera como Ginn hiciera eso, casi era un golpe bajo para el orgullo de guerrero de Raditz, pero por otro lado la conocía, y sabía que cuando quería a alguien hacía cualquier cosa por cuidarlo.
Raditz logró frenar el golpe de Ginn con ambos brazos frente a su rostro, pero el impulso lo terminó sacando fuera de la línea. El guerrero gruñó por su desempeño y se alejó unos pasos para no molestar en la siguiente pelea.
Ginn miró a Vegeta y Broly unos segundos antes de tomar una decisión. Ya había logrado sacar al príncipe en varias oportunidades, pero a Broly solo un par de veces, y con lo agotada que estaba era muy difícil que pudiera hacerlo a esta altura del día.
—Vegeta —dijo, y se preparó enseguida a pelear con todo, ya que el príncipe también se tomaba muy en serio el entrenamiento.
Vegeta sonrió entretenido e hizo sonar los nudillos antes de ingresar al círculo.
Ya que no había nadie mirándolos, Broly tomó a Tarble de la mandíbula y le dio un corto, pero apretado beso en la boca que el príncipe ni siquiera alcanzó a responder ante la sorpresa de la acción, ya que durante los entrenamientos en grupo no solían hacer ese tipo de cosas. Otro asunto diferente era cuando entrenaban solos. Luego del beso, el guerrero lo miró a los ojos, tan apasionado como siempre, y sin decir nada se alejó en busca de algo para beber y Tarble volvió a concentrarse en la pelea, pero ahora sonriendo.
Raditz se sentó en el suelo para ver la pelea. Sentía que no podría soportar otra ronda, pero no se iría hasta que alguien más dijera que el entrenamiento terminaba por hoy. De reojo vio a Broly, que vestía solo un pantalón ajustado azul y botas, sentarse a su lado, y gustoso aceptó la botella con agua que traía para él.
—Ginn cree que no me doy cuenta, pero no es así —dijo después de beber casi la mitad del contenido de la botella.
—Te está cuidando —respondió Broly, atento a la pelea entre Ginn y Vegeta, estudiando los movimientos del príncipe, ya que sabía que luego que ganara lo llamaría. Broly también estaba con el cuerpo caliente y herido y las mejillas rojas a causa del calor, pero se veía tranquilo y sereno como si nada pasara.
—No necesito que me cuiden —respondió Raditz—. Necesito entrenar.
—Ya lo estás haciendo, y bien.
—Siento que no es suficiente.
—Descansar también es parte del entrenamiento, pero si quieres podemos agregar más noches de práctica.
—¿Y qué hay de tu descanso? —preguntó mirándolo de reojo.
—Me las arreglaré.
—Gracias —dijo Raditz, dándole una palmada en el hombro, por fin recuperando la respiración más pausada, justo cuando Ginn salió volando del círculo hacia uno de los muros. De no ser que frenó justo a tiempo hubiera atravesado la pared.
—Broly —dijo Vegeta, mientras arreglaba el hombro que Ginn le dislocó juntos antes que la eliminara de la competencia. El guerrero se puso de pie y con calma se dirigió hacia el círculo.
—Aquí vamos de nuevo —dijo Ginn. Ahora era evidente que cojeaba de una pierna, por lo que en cuanto llegó al lado de Raditz se sentó a su lado para descansar y lo tomó de un brazo—. Ahora estos dos se van a matar y van a hacer que la mecánica venga a gritarnos a todos. —Le dio un beso en la mejilla a Raditz y se recargó en su brazo con cariño, haciendo que el hombre se relajara, la besara en la cabeza y olvidara la idea de reclamarle por ser ser tan aprensiva durante los entrenamientos. Después de todo Broly tenía razón, lo estaba cuidando, nada más, y si le mencionaba algo sería cuando estuviera más calmado.
—Esto tiene para rato —dijo Tarble, y se sentó al lado de Ginn para ver como Vegeta y Broly se mataban.
El combate entre los dos guerreros fue enseguida de contacto directo y golpes duros en el cuerpo del otro, nada de intentar sacar del círculo o empujar. Todo lo contrario, hacían lo posible para no salir de la marca dibujada y poder golpearse por el mayor tiempo posible.
Pese a la diferencia de tamaños y que aquello podía generar una desventaja en su contra, Vegeta no evitó la cercanía con Broly. Lo golpeó en el rostro con la cabeza para liberarse de su agarre, pero no logró acertar un segundo golpe, recibiendo uno de vuelta en el abdomen que lo hizo retroceder, aunque no demasiado, porque Broly lo tomó de la muñeca para traerlo de regreso y volver a atacar, sin embargo Vegeta fue capaz de bloquear el golpe y acertar otro a su favor.
—Entonces —dijo Ginn pensativa—. Quién gana esta vez… Voto por Vegeta.
—Broly —dijeron Tarble y Raditz al mismo tiempo.
—Siempre votan por Broly, piensen como guerreros, no como amigo o pareja.
Los hombres llevaban una cantidad similar de victorias y derrotas compitiendo entre ellos, aunque era evidente que el objetivo era partirse la cara en lugar de ganar puntos sacando al otro de la competencia.
Esta vez fue Vegeta el que rompió las reglas primero al lanzar una potente energía hacia el abdomen de Broly que explotó a quemarropa haciendo retumbar el lugar por completo. Broly hizo lo mismo, pero Vegeta alcanzó a pegarle en el hombro, desviando la energía hacia una de las paredes, dejándola evidentemente dañada, no esperó y se hizo hacia atrás, preparando otro ataque de energía, con ambas manos, pero Broly fue más rápido y le atrapó ambas muñecas antes que pudiera lanzarlas, y lo apretó con tanta fuerza que Vegeta gruño de dolor y lanzó una patada hacia arriba, golpeándolo en el mentón para liberarse. Ambos hombres dieron un paso hacia atrás, concentrados en su oponente y preparando el próximo ataque que no fue posible de llevar a cabo cuando escucharon los gritos de Bulma asomada en la puerta.
—¡¿Qué fue lo que les dije ayer?! —gritó la mecánica molesta. Tenía el rostro rojo y lucía agitada. Seguramente había corrido hacia el salón de entrenamiento cuando sintió el primer temblor.
—Les dije que pasaría esto —dijo Ginn riendo.
—¡¿Cómo se les ocurre ser tan brutos?! ¡Esta nave no está hecha para soportar sus barbaridades, y si la dañan retrasarán todo y seré yo la que tendrá que trabajar día y noche para arreglarla! ¡Y peor aún, si atraviesan una de las paredes del exterior vamos a morir todos! ¡¿Entendieron o tengo que hablar más lento?!
—Fueron ellos dos, no nos gritonees a nosotros —dijo Ginn, apuntando a Broly y Vegeta que prácticamente quedaron en la posición de ataque mirando a Bulma.
—¡Les digo a todos, porque todos serán responsables si dañan mi nave!
—¿No que la nave es de Tarble? —preguntó Raditz.
—¡Compórtense, maldita sea, se los digo a los cinco! —exclamó y salió del lugar de regreso a su habitación, dejando todo en completo silencio.
—¿Es igual de gritona durante el sexo? —preguntó Ginn a Vegeta que respondió cruzándose de brazos y frunciendo el ceño.
—¿Y ahora qué? —preguntó Raditz—. ¿Continuamos?
—Ahora descansaremos —se apresuró a decir Ginn, ya de pie—. Ya fue mucho por hoy, y estamos todos cansados.
—Sí —apoyó Tarble sin pensarlo—. Fueron muchas horas entrenando.
—¿Por qué no nos bañamos y nos juntamos en la cocina a comer?
—Eso me gustó —dijo Raditz elongando los brazos. La idea fue atrayente para el resto de los guerreros que recién ahora recordaron que llevaban demasiadas horas sin probar un solo bocado.
—Encontré en la bodega de la cocina un cargamento interesante de alcohol —comentó Ginn con ganas de distraerse.
—¿Cargamento? —dijo Tarble—. No permito grandes cantidades de alcohol en las naves.
—Por mucho que te respeten tus hombres, no van a hacerte caso en eso —dijo Vegeta y Tarble le respondió con una mueca.
—Entonces nos vemos más tarde, ahora a bañarse, que todos apestamos —dijo Ginn.
(...)
—No puedo creer que tenga que estar metida en una nave con tantos brutos desquiciados —dijo Bulma sin dejar de mirar su computador en cuanto Vegeta entró al cuarto—. En algún momento van a dañar la nave seriamente y soy yo la que va a tener que trabajar bajo presión para salvarle la vida a todos.
—Hay un par de naves pequeñas para escapar en el depósito, te guardaré un asiento —respondió Vegeta yendo hacia al baño.
—Luces terrible —dijo la joven asustada al verlo sangrar tanto. Tenía un corte profundo en la frente y otro en el pecho que no dejaban de gotear—. Cuando fue a gritarles no se había dado cuenta de lo mal que estaba.
—Entrenamiento. —Se limitó a decir mientras se masajeaba la muñeca que Broly logró lastimar severamente.
Bulma lo observó con detenimiento. Estaba con el pantalón corto ajustado, el cuerpo sudado, los músculos tensos, lleno de heridas y bañado en sangre que seguramente no era toda suya. El rabo se movía algo inquieto, lo más probable que por el dolor.
—¿Disfrutabas matar cuando eras adolescente? —preguntó sin darse cuenta. La pregunta solo salió de forma espontánea.
Vegeta la quedó mirando. En verdad lucía intimidante con ese aspecto, lleno de sangre y agotado. Aún respiraba algo agitado por la seguidilla de enfrentamientos.
—Sí —dijo con voz profunda. Y nuevamente sintió esos ojos claros juzgándolo, tan intensa como era para todo—. ¿No vas a preguntar si me gusta matar ahora? —No dejó de mirarla a los ojos.
—¿Te gusta matar ahora? —consultó sin dudarlo. Era agotador admirar en la mañana a un hombre y luego mirarlo con horror por sus crímenes pasados, pero era lo que le pasaba con él.
—Todo en exceso es malo.
—¿Todo? —dijo arqueando las cejas.
—Sí, todo. ¿Te molesta la respuesta?
—¿Eso importa?
Vegeta se limitó a sonreír de lado antes de meterse al baño. Necesitaba un baño antes de poder coser sus heridas y luego ir a comer, moría de hambre.
Bulma lo miró hasta que la puerta se cerró y luego volvió a su computador y su tarea casi imposible de poder comunicarse con su padre. Había llegado al punto programar el computador para que la llamada se remarcara una y otra vez con la esperanza de poder contactarlo.
(...)
—No creo que pueda seguir con este ritmo todo el viaje —dijo Tarble cuando entraron al cuarto. No había parte del cuerpo que no le doliera.
—Vas bien —respondió Broly mientras se arreglaba el hombro que Vegeta logró dislocar levemente. Al igual que los otros guerreros, estaban con severos cortes, sudados y sangrando de diferentes lugares. No pudo evitar mirar al príncipe cuando se quitó la camiseta, la tiró al suelo y se bajó los pantalones hasta exponer los oblicuos para revisar una quemadura hecha por el calor de una bola de energía. Para hacer la escena perfecta, su rabo se desenrolló de la cintura y cayó agotado.
—Podría haber quedado tirado en el suelo luego de una de las tantas palizas que recibí y dirías lo mismo —dijo atento de la quemadura.
—Hablo en serio, ya recuperaste tu estado físico. —Pese a no tener la misma experiencia de los otros guerreros y a tardarse más en sanar, gracias a los años de entrenamiento con Broly, el cuerpo de Tarble había adquirido memoria muscular, y por fin estaba nuevamente en su mejor momento físico.
—Quiero bañarme, dormir y comer, las tres al mismo tiempo —dijo sin creer mucho las palabras de Broly que siempre lo estaba animando. Se quitó las botas con los mismos pies, las que dejó tiradas y se dirigió al baño, pero Broly lo tomó de la nuca y lo obligó a cambiar de dirección hacia la cama.
—¿Dónde crees que vas? —Le encantaba tener sexo luego de los entrenamientos, y mientras más cansado, sucio y adolorido, mucho mejor.
Tarble quiso explicarle que le dolía cada parte de su cuerpo, pero en cuanto comenzaron a besarse cambió de idea y continuó retrocediendo hacia la cama, guiado por el guerrero.
—Está bien —susurró contra la boca de Broly y rodeando su cuello con los brazos. Incluso los besos le provocaban dolor, pero lo valía—. Un rato, y luego a la ducha.
—¿No lo sientes? —preguntó Broly recargando la frente en la del príncipe, pasando las manos por su abdomen marcado, ejerciendo presión en las partes más lastimadas para provocarle dolor—. ¿La emoción de la lucha? ¿La adrenalina del guerrero? —Cayeron a la cama, y se acomodó sobre él que estaba pegado a sus ojos y su boca, hipnotizado por esa voz ronca y serena—. ¿No la sientes cuando estás entrenando? ¿Cuándo te lastiman y quieres más?... —Bajó la mano y presionó sobre su miembro por sobre el pantalón ajustado—. ¿No sientes como ese guerrero quiere romper todo? ¿Coger aún con los huesos rotos?
—Ahora solo puedo sentirte a ti —respondió con voz entrecortada y los antebrazos apoyados en el colchón. Se estiró un poco para alcanzar su boca, mientras el guerrero continuaba pasando la mano por su entrepierna ya dura.
Broly correspondió los besos sabor a sudor y sangre y luego sonrió.
—El guerrero va a despertar —dijo confiado.
—No quiero que te hagas expectativas —respondió, y lo besó en la comisura de la boca y el cuello—. Llegué al límite. Al límite de un poder que no sabía que tenía, y gracias a ti. —Efectivamente se sentía más activo y competitivo gracias al extenuante y agresivo entrenamiento que realizaba a diario con guerreros experimentados, pero eso era todo, no sentía que podía ponerse al mismo nivel que el resto.
—Tal vez tú no lo sientas, pero yo sí. —Volvieron a besarse con pasión, y esta vez no continuaron hablando.
(...)
—¿Qué tal el agua? —preguntó Ginn luego que Raditz se metiera a la tina y el líquido subiera hasta casi rebasar el borde.
—Lo mejor que me ha pasado en el día —dijo el guerrero relajado gracias al agua que estaba a la temperatura de su agrado para destensar los músculos. En la casa que compartía con Ginn también había una tina, pero no tan grande como esta.
—Oye, recuerda que lo hicimos en la mañana, eso me ofende —dijo, y luego de quitarse la ropa y dejarla en el suelo se metió a la tina, quedando arrodillada frente a Raditz.
—Podría acostumbrarme a esto —dijo el hombre cuando la guerrera se preocupó de asearlo y pasar el jabón por su pecho.
—Si tuviéramos una tina más grande en casa no me molestaría atenderte así.
La mujer continuó atendiendo a Raditz, limpiando su piel, y teniendo particular cuidado sobre las heridas de cuidado, especialmente el abdomen. El guerrero permaneció en silencio contemplando su rostro y la dedicación con que lo cuidaba.
—He estado un tanto mal malhumorado últimamente —dijo sin quitarle la vista de encima.
—Lo sé —respondió ella, preocupada de limpiar su pecho y hombros—. Pero soy tu mujer, y te tengo paciencia.
—No tiene que ser así, yo no soy así, pero con todo lo que pasó solo me siento enojado o agotado por los entrenamientos.
—Todos pasamos por buenos y malos momentos, y para eso está la familia, para cuidarse. Eso me lo enseñaste tú —dijo sonriendo—. Así que no lo olvides, cuando yo esté hecha una bruja por alguna razón, tienes que tenerme paciencia, alimentarme y bañarme. —Su comentario hizo sonreír a Raditz.
—Está bien, lo prometo. —La tomó del rostro con ambas manos y la acercó para besarla. Luego de tantos años juntos aún le costaba creer que se hubiera fijado en él—. Lo único que te pido es que no exageres en los cuidados cuando entrenamos. Era obvio que me escogías en las rondas del círculo para eliminarme.
—¿Tan obvia fui?
—Demasiado —respondió pasando la mano mojada por su mejilla para limpiarla. Ella aún estaba sucia de sudor y sangre donde el agua de la tina no la había tocado.
—Qué diría mi padre si nos viera —dijo arqueando las cejas.
—Te recriminaría por haber abandonado los ejércitos de élite y diría que no esperaba nada mejor de un tercera clase como yo. Casi lo puedo oír y ver sus ojos muertos juzgándonos.
—Me alegra que llegaras a conocerlo tan bien —dijo bromeando.
—Entonces —dijo Raditz retomando la conversación—. ¿Vas a ser más guerrera de élite durante los entrenamientos?
—Solo si no te escapas tanto de noche a entrenar con Broly mientras duermo. No creas que no me doy cuenta que te escabulles a escondidas para juntarte con él. Si no fuera que de lejos se nota que Broly está idiota por Tarble ya estaría celosa. ¿Qué tanto hacen juntos de noche?
—Entrenamos y conversamos… y cocinamos.
—¿Cocinas con él? —dijo fingiendo estar celosa—. Sales en medio de la noche a buscar en otro lado lo que yo no te puedo dar.
—A diferencia tuya es un excelente aprendiz de cocinero —dijo Raditz encogiéndose de hombros y sonriendo—. No quema la comida y tiene un olfato superior a cualquier saiyajin, si lo vieras, puede adivinar lo que contiene cada olla con solo olerlo —comentó entusiasmado—. Siempre acierta.
—No sigas, que me voy a poner celosa.
—No hay razón.
—Está bien, puedo soportarlo, pero solo si me dejas mirarlos a escondidas, él no tiene por qué saberlo. Debe ser sexy ver a los dos sudados y cansados luego de entrenar, metidos en la cocina. ¿Cocinan sin camisetas? —preguntó en un susurro.
Raditz no supo qué responder, así que volvió a tomar su rostro para besarla. Ella en sí y su humor raro eran una especie de anestésico para todo su dolor físico y mental. Ginn lo abrazó por el cuello y le correspondió el beso.
Nueve años atrás
—No puedo creerlo —dijo Bulma una vez más luego de ingresar a uno de los privados de la biblioteca para estar sola y refunfuñar a gusto—. Qué grandísimo idiota y limitado —insistió molesta, y dejó de mala forma su computador, su bolso y un par de cuadernos sobre la mesa. Tenía hambre pero luego se encargaría de eso, ahora tenía trabajo que hacer.
No pasó mucho rato metida en su computador hasta que golpearon desde afuera la puerta de vidrio del privado.
—Estoy ocupada —dijo sin quitarle la vista a su computador, ni siquiera se tomó la molestia de ver quien la buscaba—. Por algo estoy en este cuarto, para que no me molesten —insistió cuando volvieron a golpear.
Finalmente el joven que había golpeado terminó abriendo para asomarse y saludar Bulma.
—Estudiando tan tarde —comentó amigable, logrando que por fin levantara la vista para mirarlo.
—Estoy adelantando trabajo.
—Qué pronto —exclamó asombrado—. ¿Ya tienes grupo para la próxima entrega?
—Voy a hacerlo sola.
—Van a volver a bajarte calificación por hacerlo sola.
—Que hagan lo que quieran —respondió de nuevo de mal humor por haberle recordado la situación—. Soy más capaz que todos los profesores juntos y no toleran que pueda hacer los proyectos sola, y les dolió que se los dijera a la cara, como todos les tienen miedo y nadie se atreve a corregirlos cuando evidentemente están mal.
Bulma era la alumna más joven del curso, y lo había tomado por insistencia de su padre y Morgan, para que conociera gente y tal vez si tenía suerte hiciera algunos amigos, pero Bulma solo lo veía para afinar algunos detalles sobre sus conocimientos en mecánica, y aunque ya era obvio que era más inteligente que los profesores y que ya no aprendería más, lo terminaría para demostrarse que era capaz de finalizar el curso.
El hombre joven de cabello claro y rostro guapo no dejó de sonreír ante la apasionada chica.
—El curso entero va hacer una reunión para celebrar el término del trabajo. Si te interesa estaremos en…
—No tengo tiempo para fiestas, gracias —dijo tajante, y regresó su atención al computador.
—Eres la mejor alumna del curso —insistió esperando convencerla—. Te vendría bien distraerte un poco, conocernos mejor.
—No, gracias, no estoy interesada. —Estaba demasiado ocupada trabajando en sus proyectos de naves, motores, y viviendo en el pasado como para hacer amistades.
—De todas maneras, estaremos en mi casa en caso de que cambies de opinión, te enviaré mi dirección.
—Ya —respondió sin haber escuchado ni una sola palabra, preocupada en su trabajo. No supo en qué momento se marchó, pero cuando hizo una pausa para descansar sus ojos ya no lo encontró en el privado.
Se estiró perezosa antes de volver a concentrarse. Tal vez debería buscar a alguien para trabajar y así no le bajaran la nota, tal vez esa chica rara con la que nadie se juntaba sería una buena idea, así nadie se le acercaría para molestarla, ya que no tenía ni tiempo ni ganas de hacer amigos.
(...)
Luego de devorar la cena, el grupo entero permaneció en la cocina, solo hubo que bajar un poco las luces, traer más comida y algunas de las botellas de alcohol que muchos soldados se habían encargado de meter a la nave al momento de cargar las provisiones, sin saber que al príncipe Tarble se le ocurriría pedirla. Para amenizar más la noche, Bulma puso música en su computador, ya que según ella, las reuniones en Vegetasei eran muy aburridas sin nada que sonara de fondo.
—¿Está Kakarotto desocupado? —preguntó Vegeta a Raditz cuando escuchó al hombre mencionar a su hermano—. Nos vendría bien un guerrero como él para pelear.
—Ya había pasado una hora sin que hablaran de peleas —dijo Bulma poniendo los ojos en blanco. Estaba sentada junto a Vegeta, mientras que Ginn estaba sobre la mesa cerca de Tarble, y el príncipe sentado al lado izquierdo de la mecánica. Más apartados, al otro extremo de la larga y fría mesa metálica, estaban Broly y Raditz.
—¿Te comunicaste con Kakarotto? —preguntó Ginn.
—No —respondió Raditz a las preguntas de Vegeta y Ginn, y no lucía de muy buen humor a causa de su hermano —. Pude comunicarme con Milk, pero no se escuchaba muy bien. Mi hermano está ocupado —dijo sin intenciones de entrar en detalles, pero pronto agregó—. No puedo creer todo lo que pasó con Kyle, y no teníamos idea —exclamó.
—Pero está bien —mencionó Broly, que notó la cara de preocupación de Tarble, aunque Raditz no le facilitó las cosas al continuar con el tema.
—Y ni siquiera ha dicho dónde está, no puede ser —dijo indignado, como un padre aprensivo.
—¿Cierto que es increíble? —dijo Tarble a Raditz, ya llevaban al menos una hora bebiendo y conversando, por lo que ya estaba un poco mareado.
—Claro que sí —respondió Raditz—. Es verdad, fue muy terrible enterarse de todo de esa forma, pero no por eso no vamos a saber dónde está, aunque se encuentre con mi padre.
—Y tú te enteraste hace unos días, yo llevo más de un mes sin dormir por no saber dónde está.
—Oh, vamos, te he visto dormir muy bien gracias a ese hombre que está sentado allá —susurró Bulma solo a Tarble, lo que le hizo sacar una sonrisa, pero su ceño fruncido de padre preocupado volvió. No perdería la oportunidad de despotricar sobre la actitud de Kyle ahora que tenía a alguien que pensaba igual que él.
—Si logras comunicarte con ella, avísame, tiene que decirnos dónde está —dijo Raditz en la misma sintonía que Tarble.
—No puede seguir castigándome de esa forma —murmuró y bebió todo el contenido del vaso—. Con todo lo que tengo que hacer y además tengo que ir por ella.
—Vamos a ir por ella —dijo Raditz envalentonado por el alcohol.
—Sí —respondió Tarble igual de decidido.
—Ya, tranquilos —dijo Bulma luego de apagar su cigarro en el cenicero que compartía con Vegeta y Ginn—. ¿No creen que esa niña ya tiene muchos padres como para agregarle dos más?
—Por la actitud parecen los abuelos —comentó Vegeta mientras encendía un cigarro, haciendo reír a las mujeres.
—Estamos preocupados por esa niña —dijo Tarble.
—Sí —lo secundó Raditz—. No puede seguir evadiendo lo que pasa, al menos tiene que decir dónde está para buscarla y conversar.
—Esa niña ya tiene catorce años —respondió Vegeta.
—Tarble la ha cuidado toda su vida —respondió Broly mirando directamente a Vegeta.
—Sí, pero ya es una adulta para la raza saiyajin, aparecerá cuando le dé la gana.
—Es fácil para ti decirlo que desapareciste por diez años y luego volviste a esconderte porque lo arruinaste en otra parte del universo —dijo el guerrero con voz ronca y tranquila, pero no transmitía para nada tranquilidad entre los presentes.
—Exacto, sé muy bien de lo que estoy hablando —dijo Vegeta sonriendo, y bebió un sorbo de su cerveza.
Broly hizo lo mismo con su vaso de jugo, y se calmó cuando se encontró con la mirada de Tarble.
—No puedo creerlo aún… Kyle no es hija del rey —comentó Ginn, y se dirigió a Raditz—. Te lo habías guardado muy bien, ¿qué otro secreto me tienes?
—Lo siento, pero yo... —dijo Raditz con las mejillas rojas, pero cuando ella le sonrió supo que estaba bromeando.
—¿Se dan cuenta que de cierta forma están emparentados? —continuó Ginn, con un vaso en la mano y un cigarro en la otra—. Tienen una hermana en común, así que eso hace que los cuatro sean una especie de hermanastros o algo así.
Los tres hombres aludidos se miraron y no dijeron nada al respecto.
—Creo que eso no funciona así —dijo Bulma.
—Bueno, alguna relación deben de tener —siguió Ginn—. Después de todo sus padres cogían, y por lo visto mucho.
—Está bien —dijo Tarble con cara de desagrado, mientras volvía a llenar su vaso—. Cambiemos el tema, por favor.
—Sí, por favor —dijo Raditz.
Un rato después y varias botellas vacías, (algo que solo los saiyajin podían lograr en tan poco tiempo) la conversación fue más amena y sin ningún sobresalto. Broly y Raditz se habían acercado a la cocina con sus respectivos vasos de jugo y botella de cerveza para practicar algún otro plato nuevo, aprovechando la gran variedad de ingredientes que se encontraban en la nave. Ya que Broly estaba tan interesado en aprender, Raditz no dejó de hablarle sobre cómo pelar y cortar las cosas dependiendo del tipo de preparación que quisiera hacer. Y ya que Broly resultó ser un alumno aventajado, ,muy pronto un aroma agradable de comida casera inundó parte de la inmensa cocina. Los otros cuatros continuaron en la mesa, conversando, fumando y bebiendo.
—Debería haber música en Vegetasei —dijo Ginn luego de tomar el computador de Bulma para escoger algún otro tema que estaba dentro de la carpeta. La mecánica estaba tan entretenida que no hizo nada por quitarle el aparato, siendo que era tan aprensiva con sus pertenencias.
—Deberían haber muchas otras cosas en Vegetasei —dijo Tarble.
—Y sacar muchas otras —mencionó Bulma.
—¿Qué hace la gente de tu planeta para divertirse? —preguntó Ginn a Bulma luego de poner otra canción que le agradó y dejar el computador sobre la mesa.
—Mi planeta está muerto y la mayoría de su gente extinta —respondió la joven como si no fuera la gran cosa—. Pero en el planeta donde viví más tiempo se iban a fiestas, que es básicamente lo que estamos haciendo, pero con más gente, música en vivo, nadie hablaba de peleas y definitivamente había mucho más estilo y una amplia gama de colores a la hora de vestirse, aunque casi no asistí a fiestas, estaba demasiado ocupada estudiando y trabajando.
—Tu gente está extinta —exclamó asombrada. Bebió directamente de la botella porque ya estaba muy ebria para tomarse la molestia de servirse en un vaso—. ¿No habremos sido nosotros? —preguntó bromeando, a lo que Tarble no pudo evitar abrir más los ojos ante las palabras de la guerrera, pero Bulma rio con las mismas ganas que Ginn.
—No, fue por el calentamiento global. No necesitamos ayuda de nadie para arruinar el planeta.
—¿Y cómo fue que una mujer tan inteligente terminó trabajando en Vegetasei? Deben haber miles de lugares mejores para estar.
—Recuerda que soy el encargado del departamento de ciencias y tecnología —respondió Tarble antes que Bulma, ya que la joven estaba evidentemente pasada de copas—. Doy buenos incentivos para que mis hombres consigan gente que vale la pena, no importa lo lejos que estén.
—Y no hay nadie mejor que yo —dijo tan altanera como siempre.
—¿Y cómo se te ocurre hacer todas estas naves? —preguntó interesada, en parte por toda la bebida ingerida y también porque era agradable hablar con alguien tan interesante que no perteneciera al planeta.
Mientras las mujeres hablaban, Tarble notó que Vegeta estaba en silencio con su cigarro en la boca, la botella de cerveza en la mano y la mirada perdida en Bulma, como si no hubiera nadie más en el lugar que pudiera darse cuenta de cómo apreciaba a la joven de hermosos ojos brillantes por estar hablando de lo que tanto le apasionaba.
—... Y más que nada es ir dibujando e imaginando respecto a la necesidad del usuario —respondió Bulma animada—. Puedo mostrarte prototipos de naves en los que estoy trabajando.
—Seguramente no voy a entender nada, pero qué demonios, muéstrame —dijo Ginn—. Odio las naves individuales esféricas, no te puedes mover y es tan incómodo para coger porque pasas a llevar el tablero de control, tal vez podrías pensar en algo.
—Como te lo dije, todo depende de la necesidad de usuario.
Bulma ni siquiera lo pensó, y en lugar de levantarse de la banca larga que ocupaba con Tarble para acercarse a Ginn, pasó por encima del príncipe, teniendo que sentarse en sus piernas un momento que duró más de lo esperado, ya que se detuvo para tomar su vaso, su encendedor y la cajetilla de cigarros para dejarlos al otro lado de la mesa. Tarble hizo la espalda un poco hacia atrás e inconscientemente levantó las manos cuando sintió la mirada de Vegeta, la que respondió con sus ojos, como diciendo que él no había hecho nada malo. En cuanto Bulma estuvo nuevamente sentada en la banca, tomó su computador y buscó su carpeta con sus últimos trabajos. Ginn se bajó de la mesa para sentarse a su lado y poder ver mejor.
Ya que las mujeres hablaban entre ellas, Tarble se acercó un poco a su hermano, y de paso miró a Broly que estaba a pocos metros entretenido cocinando y conversando con Raditz.
—Cierra la boca, vas a dejar todo mojado —dijo Vegeta a su hermano.
—¿Realmente me dices eso cuándo estabas haciendo lo mismo hace menos de un minuto?
—No sé de lo que hablas.
—Sí, claro… Son tal para cual —murmuró arqueando las cejas, y luego de beber un sorbo de su trago, sacó un hielo del vaso para llevárselo al labio hinchado y aliviar el dolor.
—Al menos ahora con todas las heridas de combate ya no tienes que esconder las que te deja el grandote.
—Se llama Broly, y ya te quisiera ver si Bulma tuviera una pizca del poder de él —dijo sin un atisbo de vergüenza en sus palabras debido al alcohol—. ¿Y cómo va todo? ¿Le has dicho algo de lo que sientes? —habló en voz baja para que Bulma no escuchara, aunque con la música tan fuerte y con la mujer ebria y concentrada hablando de naves con Ginn, ni se enteraba sobre la conversación de los hermanos.
—No voy a hacer eso.
—¿Por qué no? Es fácil. Abres la boca y dices lo primero que se te venga a la cabeza, eres bueno para eso, pero trata de no decir nada desagradable, aunque eso te cueste trabajo.
—Nunca he estado en una situación así, y no sé qué pasará una vez que termine todo esto. Tengo mucho que hacer.
—¿Crees que no vale la pena arriesgarse? —preguntó Tarble mirando a su hermano que nuevamente observaba a Bulma tan alegre, conversando y divirtiéndose.
—No estoy acostumbrado al rechazo. —Le costó decir cada palabra, pero al igual que la mayoría de los presentes, el alcohol lo estaba ayudando a soltarse—. Y de alguna u otra forma ella lo hace a diario. No tiene sentido hacer algo.
—Por el asunto de ser saiyajin…
—Sí —dijo encogiéndose de hombros, y tomó de la botella que su hermano estaba bebiendo, necesitaba algo más fuerte.
—Tienes paciencia, tengo que reconocerte eso.
—Ni siquiera yo sabía que tenía tanta —murmuró haciendo una mueca. Era agotador y a la vez se sentía lleno de energía. Bulma en un minuto estaba totalmente entregada a él, pero bastaba que alguien dijera algo, o ella recordara lo que fuese para sentir esos ojos juzgándolo, y honestamente no sabía cuánto tiempo podría seguir así, todo era muy nuevo y no sabía cómo lidiar con todo lo que estaba sintiendo, pero debía tomar una decisión.
—Me encanta esta canción —exclamó Bulma cuando comenzó a sonar una nueva melodía, y en cuanto terminó el contenido de su vaso en un solo sorbo, se puso de pie—. Ven conmigo —dijo a Tarble y lo tomó de la mano para sacarlo a la fuerza del asiento.
—¿Qué? yo no, de nuevo no —dijo el joven quejumbroso, sin soltar su vaso, pero Bulma usó ambas manos para obligarlo a levantarse y bailar con ella.
—Vegeta no baila —dijo moviéndose al ritmo de la música, frente a Tarble que estaba quieto y más pendiente de no derramar el contenido de su vaso—. No vas a hacer la descortesía de dejarme bailando sola.
—Esto no es como ese baile lento en Trantor, no sé qué hacer.
—Solo escucha la música y déjate llevar. —Levantó los brazos y dio unos brinquitos, cantando parte de la canción pese a que no tenía idea lo que significaba la letra. Lucía tan contenta que Tarble no fue capaz de dejarla sola, por lo que movió un poco los hombros, sin la gracia ni energía que ella.
—Lo dices como si fuera tan fácil. —Bebió la mitad del licor y continuó moviéndose, y cuando miró a Vegeta se dio cuenta que no estaba celoso observándolo, sino que nuevamente se había perdido mirando a Bulma tan llena de vida. Era un verdadero deleite verla así, incluso él notaba ese resplandor en sus ojos claros.
—Lo es, inténtalo —exclamó sonriendo.
—No estoy lo suficientemente ebrio para eso —dijo riendo.
—Pero yo lo estoy —dijo Ginn que no tardó en dejar la banca de un salto para unirse al baile y Bulma le hizo una corta introducción de cómo tenía que moverse para bailar. Era curioso enseñarle a alguien que jamás en su vida había bailado.
Vegeta continuó mirando sin decir nada, embelesado por aquella mujer que en un momento podía estar gritándole por los pecados de su raza y al otro lo conquistaba un poco más con una mirada, un beso, una simple sonrisa, o un baile coqueto, como ahora.
—Tú te quedas acá —dijo Bulma tomando a Tarble de los hombros cuando el príncipe quiso volver a sentarse, ya que estaba Ginn para acompañarla. Tomó a Ginn de la mano y la hizo ponerse detrás de su amigo para que no intentara marcharse.
Las mujeres continuaron bailando, moviendo las caderas, sus brazos, todo su cuerpo al son de la música, mientras que Tarble continuaba bebiendo y moviendo los hombros y un poco las piernas.
—No vayas a decirme lo que dice la canción —dijo Bulma animada a Vegeta sin dejar de bailar—. Ya me arruinaste una.
—No lo haré —respondió sonriendo levemente, embelesado con sus movimientos y esa vitalidad tan atractiva, pero la mano en su mentón le tapaba parte de la boca, así que Bulma no pudo verlo y volvió a concentrarse en la canción, y Vegeta continuó disfrutándola.
—Tienes que apagar el fuego cuando comienza a hervir, de lo contrario, las verduras se deshacen y pierden su sabor —dijo Raditz a Broly.
—No es difícil —respondió el guerrero, preocupado de tomar atención a cada instrucción. Le gustaba mucho el aroma de la comida y era hábil para distinguir cada ingrediente gracias a su olfato privilegiado—. ¿Y qué sigue después? —preguntó luego de apagar el fuego de una de las ollas y bajar a la mitad otra. Observó a Raditz cuando este no le respondió y lo encontró con cara de bobo observando hacia el resto del grupo, lo que lo hizo también mirar, encontrando a Tarble entre las dos mujeres que bailaban pegado a él, de a ratos lo tocaban o se tomaban de la mano.
Vegeta, gracias a la intimidad que le brindaba la poca luz del lugar, había dejado la cerveza y el cigarro de lado y solo tenía ojos para Bulma, Raditz estaba atontado viendo a Ginn que jamás en su vida había bailado y movido así de lindo y sensual a la vez, y Broly arqueó las cejas en el momento que se encontró con la mirada de Tarble que se limitó a sonreírle y encogerse de hombros, para luego darle otro sorbo a su vaso. EL guerrero le sonrió de vuelta.
(...)
—Tarble, despierta —murmuró Broly al joven que dormía profundamente bajo los cobertores. El guerrero encendió una suave luz del velador, destapó al príncipe y le pasó la mano por su espalda desnuda para lograr despertarlo.
—¿Qué hora es? —preguntó desorientado. Sentía que no se había dormido hace mucho, ya que aún le dolía demasiado el cuerpo a causa de los entrenamientos, y usualmente despertaba más repuesto.
—Tarde. Te traje comida.
—¿Comida? —Se sentó un tanto desganado, con su cabello despeinado sobre sus ojos que aún no podía abrir del todo a causa del sueño—. ¿Estabas cocinando? ¿Qué hora es?
—Tarde —volvió a decir. Tomó la cuchara y el plato con comida humeante que había dejado en el velador y sirvió una cucharada que le acercó a la boca—. Abre.
—Huele bien —dijo el joven ahora con un ojo abierto, y abrió la boca, recibiendo la comida. Comió en silencio y Broly aguardó atento, esperando por la opinión de Tarble, que pese a ser saiyajin no era tan bueno para comer, así que no encontraría todo bueno a la primera—. Me gusta —comentó luego de tragar—. ¿Lo hiciste todo tú?
—Sí —respondió y volvió a servirle otra cucharada llena con comida—. Cómete todo, estás entrenando demasiado, tienes que tener energía.
El guerrero alimentó al príncipe y también aprovechó de comer unas cuantas veces hasta que el plato hondo quedó completamente vacío.
—Mucho mejor que la comida de la otra noche —dijo Tarble, ya completamente despierto. Buscó con la mirada algo para limpiarse la boca, pero Broly se adelantó, lo tomó del rostro y lamió la comisura de la boca y el mentón donde tenía restos de alimento.
Pronto comenzaron los besos y el guerrero dejó el plato en el velador antes de meterse bajo los cobertores para continuar con las caricias aprovechando que estaban despiertos.
(...)
Para hacer el trabajo más ameno, Bulma puso música en su computador y se sentó sobre la mesa de reuniones para hacer unos nuevos prototipos de robots, más resistentes y veloces y así duraran un poco más. Cómo le servirían algunos consejos de su papá con respecto a los robots, pero aunque tenía activada la llamada automática, era imposible comunicarse al encontrarse tan lejos, sin embargo eso no sería impedimento para seguir intentando. Al otro extremo de la mesa continuaban las esferas, lo que le servía de inspiración, ya que además de la ayuda para los entrenamientos de los saiyajin, también estaba trabajando en su propio proyecto privado que usaría cuando la ocasión lo ameritara.
Subió el volumen de la música y dejó el robot sobre la mesa para encender un cigarro y buscar dentro de su gran caja de herramientas lo que necesitaba para continuar trabajando, concentrada y a gusto por lo que hacía. Miró hacia su alrededor y fuera de la habitación cuando sintió un leve temblor, pero fue suave y no duró lo suficiente como para alarmarse. Segundos después el movimiento creció, seguido de voces y debido a que los guerreros eran demasiado rápidos para su ojo normal, recién fue capaz de verlos cuando los cuatro estaban casi encima, provocando que gritara asustada y se cubriera con los brazos, creyendo que terminaría debajo de todos.
—¡Yo la encontré primero! —exclamó Ginn en cuanto tocó su hombro con tanta delicadeza que Bulma apenas lo sintió.
Tarble, Broly y Raditz, detrás de la guerrera debieron resignarse a que esta vez había sido Ginn la que sintió primero el ki de la mecánica. Los cuatro estaban con scouter y le habían desactivado la opción de detectar presencias, solo lo usaban para comunicarse y ponerse de acuerdo, ubicándose en diferentes partes de la nave para luego buscar a Bulma. Por supuesto, el que la encontraba primero ganaba.
—¿Seguro que no hiciste trampa? —preguntó Tarble desconfiado.
—Por supuesto que no —respondió Ginn fingiendo sentirse ofendida, dándole la espalda a Bulma. Se agachó justo a tiempo para esquivar uno de los robots en los que la mecánica trabajaba y que lanzó con todas sus fuerzas. Sin problema alguno, Tarble se hizo hacia un lado, pero Broly no se movió de su lugar, lo cual fue como si el pobre robot chocara contra una pared de acero cuando impactó contra su abdomen.
—¡Son unos brutos! —gritó Bulma molesta, aún con el corazón agitado por el susto. No se acostumbraba verlos usar esa velocidad asombrosa que los hacía desaparecer en cualquier momento y aparecer casi encima de ella—. ¡Largo de aquí! —gritó y les tiró ahora una gruesa llave de tuercas entre otras cosas que el resto esquivó sin ningún inconveniente mientras se retiraban de la habitación.
—Lo siento —le dijo Tarble, el último en abandonar el lugar—. Necesitábamos entrenar y tu ki…
—¡No me interesa! ¡Casi me matan de un susto! ¡Vayan a entrenar con el ki de Vegeta, no con el mío! —tiró el otro robot que también terminó dañado en el suelo, sin poder lastimar a ninguno de los cuatro guerreros. Iba a matar a Vegeta por sugerirles que rastrearan su ki para practicar la técnica.
—¡Volveremos más tarde! —exclamó Ginn desde el pasillo, solo para molestar a Bulma, y ahora una de las esferas fue la que salió disparada, pero nuevamente no fue capaz de darle a nadie.
—¡Salvajes! —gritó molesta.
(...)
Raditz permaneció con la cabeza en la almohada observando a Ginn dormir. El entrenamiento de este día había sido tan potente que todos terminaron agotados, con ganas de comer, limpiarse e irse directo a la cama a dormir, y eso fue lo que hizo la mayoría. El guerrero había logrado dormir al menos un par de horas de profundo sueño hasta que despertó a causa de Ginn que lo golpeó en el rostro con la mano al cambiarse de posición. Cuando estaba durmiendo así de profundo solía golpearlo, y jamás pensó que podría sacarle provecho a algo así.
La observó un rato más y reprimió las ganas de acariciar su rostro, no quería despertarla y tener que explicarle que se sentía mejor, y que por ese motivo iría a entrenar un rato más. Efectivamente se sentía más repuesto, así que pensó que no le haría mal exigirse un poco más.
Dejó la cama y se vistió sin hacer ruido cuando sintió el ki de Broly acercarse. El guerrero había aprendido a mantenerlo siempre bajo, casi imperceptible, pero al ser tan tarde seguramente se había distraído y olvidado ocultarlo por completo. Para cuando Broly estuvo a unos metros de la habitación, Raditz ya había salido.
—¿En qué estábamos? —preguntó Raditz, siguiendo a Broly por los pasillos de la nave. Los hombres habían congeniado bastante bien, así que era un gusto pasar el rato juntos conversando o haciendo otras cosas.
—Primero a la cocina, luego a entrenar.
—Suena bien, aunque ya me estoy quedando sin idea de platos para enseñarte.
—Queda mucha comida para improvisar algo.
(...)
—Listo — dijo Bulma de pie, con las manos en las caderas y orgullosa de haber terminado de trabajar en el motor de su propia nave—. Cuando creo que no puedo ser más lista, se presenta algo y me supero —comentó para sí misma. Estaba con el overol para no ensuciar la ropa, además de los guantes gruesos que la protegían de cualquier golpe. Ya que se trataba de toques finales, había llevado su caja pequeña de herramientas. De todas maneras le hubiera servido una mano extra para cargar sus cosas, y en esta ocasión no había traído consigo el scouter para llamar a Vegeta y pedirle que llevara las cosas de regreso a su oficina.
Resignada, guardó las herramientas y las otras que no cupieron en la caja (porque no se dio la molestia de ser ordenada para que todo quedara bien en su interior), debió cargarlas con ambas manos mientras hacía malabares para llevar todo en un solo viaje. Esta nave era demasiado grande y no tenía dónde encontrar repuestos en caso de extraviar algo.
Caminó por los amplios pasillo solitarios del piso inferior, donde el resto no solía transitar ya que no había ninguna habitación lo suficientemente grande para entrenar, y también porque ella se los había prohibido estrictamente, ya que estaba la sala de máquinas y si llegaban a dañar algo sería mucho trabajo para ella considerando que no contaba con todos los implementos necesarios en caso de una emergencia. Relajada por otro trabajo bien hecho, continuó caminando, tarareando una canción en su cabeza que quedó sin terminar cuando al llegar a una esquina, se topó de frente con una montaña de músculos que iba corriendo en dirección a ella y esta vez, estaba segura que sí chocaría contra su delicado cuerpo. Asustada, lanzó la caja de herramientas y todo lo que llevaba, y lo único que atinó a hacer fue gritar y cubrirse con los brazos, esperando su terrible destino.
—La encontré —dijo Broly con calma, deteniéndose a tiempo, antes del impacto, sin tocar a Bulma. Solo tuvo que estirar la mano para alcanzar a tomar la caja de herramientas, antes que golpeara a la mujer en el rostro, y Tarble, que venía corriendo detrás de él, se apresuró en tomar las otras cosas antes que le pudieran hacer daño. Raditz y Ginn venían mucho más atrás, ya que esta vez no tuvieron éxito al detectar el ki de la mecánica.
—¡Los voy a sacar a todos de mi nave si siguen haciendo esto! —gritó una vez que se dio cuenta que estaba a salvo, y todo había sido un susto, tal como las decenas de veces que la habían sorprendido.
—La nave es de Tarble —respondió Broly, con la misma calma de siempre, y dejó la caja de herramientas en el suelo para darse la vuelta e irse, justo cuando llegaba corriendo la otra pareja.
—¡Eso no me va a impedir sacarte de la nave y dejarte en el espacio! ¡A ver si puedes sobrevivir ahí afuera! —exclamó molesta, tomando una llave de tuerca del largo de su brazo para amenazarlo, pero Tarble la tomó de la muñeca antes que intentara arrojarla a la espalda del guerrero.
—Está bien, vamos a calmarnos —dijo el príncipe mientras le quitaba la herramienta y levantaba el resto del suelo para que ella no tocara nada.
—Tú también estás contribuyendo a que me salgan arrugas —dijo molesta, y caminó junto a Tarble que llevaba sus cosas, mientras que más adelante iban Broly con Raditz y Ginn.
—Lo siento, les diré que para la próxima te avisemos cuando salgamos de cacería. —En cuanto terminó la oración se dio cuenta que no debería haberlo dicho.
—¿Cacería? —repitió molesta.
—Esa fui yo —dijo Ginn mirando hacia atrás sin detenerse—. Teníamos que ponerle un nombre interesante para animar la búsqueda.
—¡Qué les quede claro, yo no soy un zorro y ustedes no son perros de caza! —Intentó quitarle la llave a Tarble para amenazar a los saiyajin, pero el joven se movió con agilidad hacia el lado evitándolo.
—Está bien, no habrá más búsqueda en los próximos días —dijo el príncipe, conciliador.
—No me defraudes y no te comportes como un saiyajin más, por favor —dijo la joven a Tarble.
—Lo siento, no puedo evitarlo. Es el entrenamiento que te vuelve competitivo.
—Más les vale que todo el entrenamiento sirva para matar pronto a esos que nos quieren quitar las esferas y terminemos con esto. No tolero más tiempo viviendo con tanto saiyajin.
—Pues ya te comportas como uno —dijo Ginn más adelante.
—Claro que no —respondió Bulma, y miró a Tarble para que la defendiera, pero él solo arqueó las cejas.
—Eres agresiva, gritona, bebes a la par con nosotros, por lo que me enteré sabes pelear, y si eres capaz de seguirle el ritmo en la cama a un saiyajin es porque algo de fuerza debes de tener —dijo la guerrera, y agregó burlona—. Y pasas demasiado tiempo compartiendo con nosotros pese a hablar tan mal de la raza todo el tiempo.
—No soy agresiva —exclamó y nuevamente Tarble debió esquivarla para no dejarla tomar una de las herramientas.
(...)
—No le digas, es pésima idea —dijo Bulma dejando el robot de lado para mirar a Tarble que estaba sentado al otro lado de la mesa en el laboratorio improvisado de Bulma, donde también estaban las esferas.
—Tengo que hacerlo, ya llevamos diez días en esta nave, debería haberle dicho en cuanto tuvimos un poco de privacidad —respondió Tarble, cruzado de brazos y pensativo.
—Apóyame en esta y dile que no le diga a Broly —dijo la mecánica a Ginn, que estaba sentada a su lado mirando cómo arreglaba los robots.
—Yo le diría enseguida —respondió la guerrera, que se había enterado hace solo unos minutos sobre la paternidad de Tarble.
—¿Para qué le va a decir? —Insistió Bulma—. Cuando acabe este viaje volverán a separarse, mejor pasarlo bien ahora y preocuparse del problema después.
—Porque es lo que se tiene que hacer —dijo Ginn—. Entiendo que Tarble tuviera que casarse por obligación, es lo que hacen los príncipes, pero si él y Broly decidieron continuar juntos tiene que ser honesto.
—Lo único que va a hacer es arruinar el momento que les queda juntos. ¿Qué les pasa a ustedes dos? —dijo regañándolos—. Sean prácticos para pensar. Me extraña de ti, Tarble.
El joven no le respondió, y miró hacia cualquier lado, complicado con toda la situación.
—Siempre he pensado que deberían haber escapado y fin del problema —dijo Ginn, y tomó una de las esfera que estaba sobre la mesa para observarla a contraluz.
—No podemos hacer eso, por Kyle —respondió Tarble dándole la versión corta de la historia.
—Podrían aprovechar que está desaparecida. Encontrarla antes que los hombres del rey y largarse de una buena vez.
—Mis hombres me mantienen informado, y lo último que supe es que el rey en persona salió a buscarla junto con sus hombres. No podríamos vivir toda la vida escondiéndonos de él. Kyle significa mucho para él.
—Quién diría que un hombre como él pudiera sentir algo por alguien… Como sea, habla con Broly y termina el asunto. Te quiere demasiado como para dejarte por algo que sabía que pasaría en cualquier momento.
—Ya te dije lo que pienso —dijo Bulma.
—No puedes decirle que le mienta a Broly —dijo Ginn a Bulma. Regresó la esfera con el resto para mirar a la mecánica y preguntarle interesada—. ¿Qué clase de relación tienes con Vegeta?
—No estoy diciendo que le mienta, simplemente le digo que aplace la verdad por un tiempo más. Y no entiendo la pregunta sobre Vegeta —dijo a la defensiva.
—Es mi amigo —dijo directa, como era su costumbre—. Déjame explicarte algo: sí, nosotros tenemos una reputación bien ganada en el exterior, matamos, conquistamos, somos fríos y no es común desarrollar emociones importantes por otros, pero cuando pasa somos muy intensos.
—¿Y eso que tiene que ver con lo que tengo con Vegeta? —preguntó mirándola.
—Tú eres la inteligente, ¿no? —dijo sonriendo y levantando una ceja, apoyando la espalda en el respaldo de la silla.
—Vegeta no está… —calló por un segundo y arremetió con lo mejor que podía hacer: negación—. Lo nuestro es solo sexo y compañía en lo que dura el viaje, no sé qué se han estado imaginando.
—En esta nave hay tres parejas —respondió Ginn.
Bulma miró a Tarble para que dijera algo y él se encogió de hombros dándole la razón a Ginn.
—No digo que Vegeta esté enamorado de ti, no estoy dentro de la cabeza de ese hombre, y vaya que ha cambiado todos estos años, pero los saiyajin somos personas muy apasionadas… Dime, ¿te deja tocarle el rabo?
—A veces —dijo recelosa, como si hubiera tratado de recordar la frecuencia, pero en realidad sabía muy bien, ya que era todo el tiempo, tanto que ya lo encontraba tan normal como una mano, o sus labios… Oh, sus labios, cuánto le gustaban sus labios y su compañía.
—Ni siquiera entre los amigos cercanos nos tocamos los rabos.
Bulma volvió a mirar a Tarble que simplemente corroboró las palabras de Ginn con un movimiento de cabeza.
—Aunque se lo tocara a diario, lo que pasa entre él y yo solo es asunto de nosotros —dijo extremadamente seria—. Ahora estamos hablando del tema de Tarble y por qué es una pésima idea que diga la verdad por ahora.
—Sí, tienes razón —respondió Ginn mientras sacaba un cigarro de la cajetilla de Bulma y lo encendía ́ con una pequeña energía de su dedo—. Es asunto de ustedes, últimamente estoy muy exagerada, tengo que calmarme.
Bulma retomó el trabajo con el robot, Tarble continuó pensativo y Ginn se centró en el cigarro.
(...)
—¿Por qué hace tanto frío cuando despertamos? —susurró Bulma escondida bajo los cobertores. Tenía su cuerpo tibio, además Vegeta la abrazaba aún medio dormido, pero podía sentir el frío en el exterior—. Tengo que hacer algo para arreglar la temperatura del lugar.
Vegeta simplemente le respondió con un gruñido ronco. Había entrenado hasta tarde y estaba tremendamente cansado y adolorido. Tenía el rostro apoyado en el pecho de la joven y la abrazaba de la cintura. Se sentía tan a gusto que estaba considerando dormir un poco más en lugar de levantarse.
—Realmente tengo que hacer algo —insistió Bulma pensativa, ya planeando cómo arreglaría la calefacción en una nave tan grande, o al menos en su cuarto—. Todavía quedan semanas de viaje, no me gusta sentir tanto frío al despertar. —Intentó levantarse, pero Vegeta no se lo permitió, y ahora su rabo se unió al abrazo, agarrándola de la muñeca.
En ese momento las palabras de Ginn hicieron eco en la joven. La cercanía, todo el tiempo juntos, ese rabo tocándola y él permitiendo tocarlo cuando quisiera. Definitivamente los saiyajin eran apasionados para todo, y ciertamente ella también… Entonces ¿cuál sería el desenlace obvio de lo que estaba pasando entre ellos?
—Bésame —ordenó para dejar de pensar de más. Incluso alguien inteligente como ella sabía que no era bueno pensar todo el tiempo.
—¿Qué? —preguntó Vegeta mirándola.
—Necesito que me beses —dijo con ojos brillosos.
El hombre la soltó solo para sacar parte del cuerpo de las frazadas y apoyar un brazo en el colchón para mirarla desde arriba. Era tan bella, y no solo eso, era interesante, agotadora, exasperante, misteriosa y tremendamente seductora cuando sonreía.
Ya que se perdió en esos ojos hermosos, Bulma lo tomó del rostro y lo acercó para que la besara. Vegeta obedeció y terminó poniendo su cuerpo sobre ella, sin dejar de besarse y acariciarse. Bulma estaba consciente que esto no ayudaba nada a lo que le estaba pasando con él, todo lo contrario, pero al mismo tiempo su boca la ayudaba a no pensar en nada más y era lo que necesitaba en este momento.
La joven gimió cuando sintió su miembro duro entre sus piernas, y respiró agitada al momento en que le tiró la camiseta del pijama hacia abajo exponiendo sus pechos que reaccionaron al frío del lugar y luego a la boca del hombre.
Vegeta saboreó su piel y contempló su belleza antes de quitarle parte del pijama, a lo que ella respondió atrayéndolo en un abrazo para juntar sus torsos desnudos y reanudar los besos. Siempre era un placer comenzar el día así, juntos.
—No, maldición —dijo Vegeta contra los labios de Bulma, e inmediatamente se separó de ella.
—¿Qué pasa? —preguntó curiosa.
—Vas a gritar —respondió el hombre mientras le cubría el pecho con los cobertores.
—No me doy cuenta —dijo con las mejillas rojas—. Es por tu culpa por todo lo que me haces, y no entiendo por qué paraste.
—No me refiero a eso. —Se cruzó de brazos esperando lo inevitable.
A los segundos se escucharon varias pisadas corriendo y luego la puerta se abrió apareciendo Raditz con Ginn detrás.
—¡La encontré! —dijo el saiyajin satisfecho.
—¡Maldición! —exclamó Ginn que estuvo a punto de ganar la carrera. Unos pasos más atrás venían Broly y Tarble.
—¡Dejen de usarme para entrenar! —exclamó molesta al tiempo que le lanzaba un cojín al saiyajin, pero el proyectil ni siquiera se acercó a sus pies—. ¡Además es temprano, es obvio que estaría aquí!
—No sabía dónde estaba tu habitación —dijo Raditz orgulloso de haber sentido el ki de la mecánica. Era tan difícil de encontrar y mantenerse concentrado en él.
—¿Aún acostado? ¿No vamos a entrenar, Vegeta? —dijo Ginn asomada para nada incómoda pese a que era obvio lo que estaba haciendo la pareja antes de ser interrumpidos.
—¡Ya salgan de aquí! —exclamó Bulma antes que Vegeta dijera algo. Con una mano afirmó el cobertor para no descubrir su pecho y con la otra tomó la muñeca hombre para apuntar su mano hacia la pareja.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Vegeta.
—Dispárales un rayo, algo, pero que se vayan —dijo molesta, agitando la mano de Vegeta como si fuera un arma descompuesta que intentaba hacer funcionar a la fuerza, pero los guerreros ya se habían marchado, después de todo la cacería había concluido por el momento y en esta oportunidad el punto se lo había llevado Raditz.
(...)
Pese a estar dormido, Broly abrió los ojos cuando sintió que había alguien acercándose a la habitación. Se calmó al recordar que estaban viajando en una nave y no había nadie que representara un peligro, además pronto se dio cuenta que el ki pertenecía a Raditz. Volvió a apoyar la mejilla en la espalda tibia de Tarble que dormía profundamente sin enterarse de lo que ocurría a su alrededor, agotado de otro día de arduo entrenamiento.
Cuando la puerta se abrió y el guerrero se asomó, Broly se sentó para mirarlo.
—Estás despierto, qué bien —comentó Raditz en voz baja—. Necesito entrenar.
—Vamos —respondió, y abandonó la cama, no sin antes arropar al príncipe.
(...)
Bulma, que estaba sentada sobre la cama trabajando en su computador e intentando comunicarse con su padre, como todos los días, desvió la atención hacia Vegeta cuando lo vio salir desnudo del baño. Aún tenía el cabello mojado, por lo que se le iba hacia adelante y se le formaban esos flequillos que tan bien le quedaban y le recordaban a esa foto del joven adolescente que la tuvo obsesionada día y noche por mucho tiempo.
—¿Qué haces? —preguntó sin quitarle la vista de encima.
—Voy a entrenar —respondió concentrado, buscando ropa en su compartimiento de la pared.
—¿Y puedes llegar unos minutos atrasado, verdad? —preguntó dejando el computador en el suelo, junto a la cama.
Vegeta la miró por un momento y ella solo tuvo que sonreírle para que dejara la ropa de lado y fuera a la cama. No tardó en ponerse sobre ella con su cuerpo húmedo y su cabello goteando sobre el rostro de la joven.
—Estás mojando mi ropa —dijo divertida, luego de varios besos.
—Tienes lo que pediste, nada más —respondió, y volvió a besarla. Cuando ella comenzó a jugar con su flequillo, le atrapó ambas muñecas con una mano y las puso sobre su cabeza.
—No hagas eso, quiero tocarte —reclamó en plan de juego y le rodeó la cintura con las piernas.
—Paciencia —respondió tocando su pezón con el pulgar por sobre la camiseta.
—Al menos quítame la ropa. —Intentó liberarse de su agarre pero fue imposible.
—Pídelo por favor.
—¿Vas a cogerme o tengo que buscar a alguien más para que lo haga?
—¿Acá en la nave? Buena suerte —dijo riendo burlón—. Con la única que tendrías alguna oportunidad sería con Ginn.
—Ginn no está nada de mal —dijo solo para provocarlo, y al ver su rostro, decidió continuar—. Además, ella ya me hubiera desnudado.
Vegeta respondió subiéndole la camiseta para besar su abdomen, pero al escuchar una voz en la habitación los hizo parar enseguida.
—Si no fuera porque no hemos hablado en tantos meses en verdad cortaría la llamada, pero no podemos arriesgarnos a pasar otra temporada sin saber de ti, Bulma.
—Mierda —exclamó Bulma que se separó de Vegeta como una adolescente que es descubierta por sus padres con su novio en su habitación. Esa era la voz de Morgan y tan rápido como pudo recogió el computador del suelo para ponérselo sobre las piernas. La llamada no tenía video, solo sonido, pero de todas maneras se arregló la camiseta y el cabello antes de hablar—. Por fin puedo comunicarme con ustedes —dijo sonriendo.
—Aquí estamos, querida —respondió su padre, y Bulma pudo escuchar una risa contenida de los dos.
Vegeta permaneció en la cama mirando a Bulma que lucía extremadamente nerviosa.
—He intentado a diario contactarme con ustedes, pero la señal es pésima. He estado viajando mucho y eso dificulta todo.
—Imaginamos que has tenido mucho trabajo —dijo Morgan—. La verdad es que estábamos preocupados por ti, pero nos alegra saber que estás tan bien.
—Al menos eso entendimos por lo que alcanzamos a escuchar —comentó ahora su padre y la pareja pudo escuchar fuerte y claro la risa de los dos hombres.
Bulma se llevó una mano al rostro incapaz de comentar las palabras de su padre.
—Uno es tu padre, ¿quién es el otro? —preguntó Vegeta, recostado de lado en la cama con un brazo apoyado en el colchón para afirmar la cabeza con la mano.
—Morgan —respondió Bulma en voz baja—. Mi otro papá.
—Tienes dos padres —comentó sorprendido.
—Sí, pero son solo amigos, no es como Tarble y Broly. Ahora sal de aquí, necesito hablar con ellos.
—No voy a salir —respondió Vegeta sin importar que estuvieran escuchando su conversación—. Esta es mi habitación.
—No me hagas esto, ya vete —insistió molesta, pero sin levantar la voz.
—Hay decenas de cuartos en la nave, ve y escoge uno como debiste hacerlo desde el primer momento en lugar de meterte aquí.
—Creo que tiene razón, Bulma —comentó Morgan—. Además es de mala educación no presentar a tu nuevo novio.
—No es mi novio —se apresuró en decir, como si la estuvieran acusando de un terrible crimen.
—¿Cuál es el nombre del novio? —preguntó ahora el Dr. Brief.
—No es mi novio, papá.
—Mi nombre es Argon —dijo Vegeta hacia la computadora, sonriendo y luego se dirigió a Bulma—. ¿Qué es un novio? —preguntó pese a que se hacía una idea de lo que era.
—No importa, porque no lo eres.
—Mucho gusto, Argon. Espero que mi hija te haya hablado de nosotros —dijo el padre de la mecánica.
—Aclaremos esto —dijo Bulma antes que Vegeta pudiera responder—. Él no es mi novio, es…
—¿Entonces es tu amigo? —preguntó Morgan.
—No, él es…
—Bulma trabaja para mí —respondió Vegeta.
—Bulma, estás con tu jefe, qué escándalo —exclamó su padre, aunque pronto relajó su tono de voz—. Pero bueno, así de liberal es la juventud ahora, creo que me quedé en el pasado.
—No es mi jefe, trabajamos juntos, nada más —dijo casi sin paciencia.
—Sea lo que sea —dijo Morgan—. Nos alegramos que estés bien, y que no te haya afectado el término con Troy. Una vez que regreses a casa, tu novio o como quieras llamarlo está más que invitado a comer con todos nosotros.
—Tal vez pase por allá cuando terminemos el trabajo —respondió el saiyajin, solo para molestar a Bulma.
—Ya está decidido —dijo el científico—. Muero de ganas de conocer al joven que le robó el corazón a mi hija.
—No papá, no es así —dijo contenida, pero la verdad es que se sintió pésimo al escuchar a su padre hablar así con un saiyajin que estaba desnudo a su lado, la raza responsable de que su planeta y su vida se convirtieran en un infierno en vida. De alguna manera sentía que lo estaba traicionando, burlándose de todo lo que sufrió por tantos años y que hasta el día de hoy no era capaz de superar, entonces todas los remordimientos que dejó atrás cuando sugirió la tregua, volvieron con violencia—. Solo es una persona con la que trabajo, nada más. No es mi amigo, no es mi novio, no es nada —dijo, y se levantó de la cama para ir por los audífonos y poder hablar en privado con los hombres.
En ese momento la sonrisa de Vegeta se borró y no tardó en ponerse de pie para ir por la ropa que había dejado en el compartimiento. Ni siquiera se molestó en vestir y salió del cuarto.
(...)
—¡Hey, ten más cuidado! —exclamó la guerrera luego que debió parar y desintegrar un rayo con sus manos y cuerpo, de lo contrario podría haber causado un daño irreparable en la nave.
—Si no vas a seguirme el ritmo entonces vete a entrenar con los demás —dijo Vegeta molesto, con intenciones de volver a atacar, pero ella bajó la guardia.
—Claro que puedo seguirte el ritmo, idiota, pero también quiero vivir. Ninguno de nosotros puede respirar en el espacio, y si vas a hacer ese tipo de ataques al menos avísame —exclamó molesta y fue por una botella de agua para mojarse las manos. Fue en ese momento que Vegeta vio las severas quemaduras que quedaron en sus palmas por haber detenido la esfera de energía que lanzó sin pensarlo, preso por la frustración que lo carcomía y no podía hacer nada más que quedarse en la nave porque tenía una misión que cumplir.
—Tus manos —dijo yendo a su lado para mirarla.
—No es nada, estarán bien en un par de días —dijo aún enojada, y empeoró mucho más cuando no pudo abrir una simple botella para poder mojarse las manos temblorosas y aplacar en algo el dolor.
Vegeta no dijo nada y guardó silencio hasta que la mujer pudo atender sus heridas.
—¿Vamos a seguir entrenando? —preguntó cuando volvió a ponerse de pie.
—¿Qué demonios te pasa? Si tienes algún problema con la mecánica no vengas a desquitarte conmigo.
Vegeta abrió la boca para responder, pero se calló, aunque pronto se arrepintió y quiso decir algo, pero volvió a quedar con las palabras atravesadas en la garganta. Todo ante la mirada de Ginn que le causaba curiosidad verlo así.
—Sí que estás jodido —murmuró Ginn.
—Soy un estúpido —dijo molesto consigo mismo
—Eso ya lo sé, sé más específico —dijo cruzándose de brazos.
—He estado perdiendo el tiempo en lugar de enfocarme en lo que verdaderamente importa —dijo y fue por su botella de agua, mientras los robots de entrenamiento levitaban sobre los guerreros esperando alguna energía para devolver.
—Hablas de Bulma.
—Quién más —respondió cada vez de mal humor. Había estado horas encerrado entrenando solo sin parar, hasta que fue por Ginn para lograr agotarse y tener la cabeza ocupada con otras cosas, pero era difícil estando encerrado en la nave que de pronto se le hizo demasiado pequeña.
—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó la mujer, y aprovechó la instancia para sentarse y descansar un poco.
—Eso no importa —respondió caminando de un lado a otro como animal enjaulado. No se soportaba a sí mismo por dejar que esas simples palabras que soltó Bulma le afectaran tanto—. Lo que importa ahora es entrenar, encontrar las esferas que faltan y por fin podré marcharme lejos y desaparecer.
—Nuevamente te vas a ir —dijo un tanto apenada.
—No hay nada para mí aquí.
—¿Estabas buscando algo?
—No —respondió apretando los puños. Tenía tantos deseos de romper las cosas, pero debía controlarse—. Pero me distraje, y eso es lo peor. Por eso es más fácil no sentir nada por nadie, como nos enseñaron desde niños.
—Creo que jamás estuve de acuerdo con esa tradición saiyajin, ni con muchas otras.
—Hay algunas que sirven, como esa —respondió hasta que finalmente se sentó en el suelo, junto a la guerrera. No entendía por qué se sentía de esa manera, como si lo hubieran traicionado, pero no podía evitarlo y eso más lo enfadaba, el no poder controlar sus emociones. Hace tiempo que no podía controlar lo que sentía por culpa de Bulma y ahora todo empeoraba.
—Miro atrás, cómo éramos cuando adolescentes y no puedo creer que tengamos esta conversación.
—Yo tampoco —dijo en un gruñido.
—¿Qué piensas hacer? —preguntó la joven.
—Lo que debí hacer desde un comienzo, preocuparme de Freezer y dejar de perder el tiempo.
—¿Estás seguro?
—¿Por qué? —preguntó mirándola.
Ginn se tomó unos segundos antes de responder.
—Por muchos años pensé que estabas muerto y lo primero que se me venía a la cabeza cuando pensaba en ti era…
—¿Cómo te basureaba? —preguntó interrumpiéndola.
—No. Al final de cuentas no era tu culpa, muchos jovencitos de familias poderosas son así porque creen que si sienten algo por alguien no serán dignos guerreros, y tienden exagerar y comportarse como unos imbéciles… Fue tu llanto en el cuarto de la reina, esa noche que desapareciste del planeta. Lo único que esperaba si estabas muerto, era que al menos ese dolor hubiera acabado.
—¿A qué viene todo esto? —dijo sin mirarla. Pese a los años, era muy difícil recordar ese momento.
—Que te quiero, y me gusta verte bien, y cuando estás con la mecánica te ves bien. Sí, es muy rara y siempre está haciendo comentarios contra nuestra raza pese a que comparte con nosotros y que podríamos quebrarle el cuello con un dedo si quisiéramos, pero ella también se ve bien contigo… Hace más de diez años mandaste al carajo a la raza entera y te fuiste, deberías hacer lo mismo con las costumbres y aceptar lo que te hace sentir, y al menos intentarlo. Y si no resulta, entonces al carajo.
—Tu padre estaría orgulloso de oír todo esto.
—Me vomitaría en las botas, te lo aseguro —respondió sonriendo—. ¿Es la primera vez que te interesa alguien así?
—Sí —respondió nuevamente evadiendo la mirada. Qué difícil era todo esto.
—Qué problema, tenías que interesarte en una complicada.
—No debí haberlo hecho —murmuró.
Estaba bien solo teniendo sexo y haciéndose compañía mutua, sin necesariamente pensar qué pasaría con ellos una vez que terminara la búsqueda de las esferas, pero considerando que hace un tiempo sentía algo mucho más intenso por ella, sumado a las palabras de Bulma, intuía que lo más sensato era dar un paso al costado. No valía la pena arriesgarse ni intentar abrirse, ¿para qué? Esto no era lo suyo, jamás lo había sido y jamás lo sería. En otra oportunidad no le hubiera importando en lo más mínimo escuchar algo así de cualquier mujer y hubiera continuado teniendo sexo y pasando el rato, pero en esta ocasión estaba perjudicando su juicio y concentración... Él no era nada, así que lo mejor era acabar con todo este sentimiento que no lo estaba ayudando.
(...)
—Nuestros hombres han hecho un excelente trabajo —dijo Tarble luego de dejar el computador en el asiento para sentarse en el suelo junto a Broly y apreciar la preciosa vista que les proporcionaba el cuarto especial con una de las paredes enteramente de vidrio reforzado—. Al menos eso pude entender, había demasiada interferencia.
—¿Nuestros hombres?
—No voy a relevarte de tu puesto, te lo ganaste.
—Solo quería ayudar —dijo mirando hacia el exterior—. Siempre te acompañé y estuve a tu lado pero nunca me involucré como ahora… Ahora pude ver realmente todo lo que hiciste.
—Lo hicimos los dos, sin tu apoyo no me hubiera atrevido a nada —dijo con una mano en su pierna.
—No —respondió el guerrero, ahora observándolo—. Tú hablaste, tomaste decisiones e inspiraste a los guerreros que tenían miedo por todo lo que ocurrió con tu madre y sus hombres, yo solo te acompañé en silencio. Estoy orgulloso de ti por lo que lograste, hiciste que ya no tuvieran miedo de arriesgarse a ir contra su naturaleza.
—No sigas —dijo con ojos tristes—. No lo merezco. —Ya habían sido demasiados días en silencio, tenía que hablar, no podía seguir callando solo por miedo a su reacción.
—¿Qué pasó? —preguntó preocupado. Supo enseguida que algo había pasado, ya que la última vez que lo vio así fue cuando le contó que se iba a casar. Observó la mandíbula tensa de Tarble, como pensando en cada palabra a decir, así que se adelantó—. Solo dilo.
—Embaracé a Dahlia —respondió.
Broly inmediatamente desvió la mirada hacia las estrellas. No dijo nada, y su expresión no cambió, pero Tarble lo conocía hace tantos años que sabía que estaba molesto.
—Hasta tu hermana sabe lo que hay que hacer durante el sexo —dijo con su voz habitual, sin mirarlo.
—Era algo que iba a pasar.
—No tan pronto —dijo, y se puso de pie seguido de Tarble.
—No pretendo quedarme años viviendo en ese planeta esperando a que me acepten, necesitaba algo para ganarme la confianza del rey y mantener al rey Vegeta y a Rave a raya porque tienen gente en el planeta espiándome, buscando cualquier excusa para quitarme los planetas que están a mi mando si no cumplo. —Broly continuó sin decir nada observando hacia el exterior, por lo que el príncipe continuó hablando—. Ahora me consideran, están confiando y si hago las cosas bien en menos de un año podría tener a los reinos enfrentados. No he sacrificado tanto para detenerme ahora por asuntos morales.
—¿Por qué te sientes mal entonces? No estás arrepentido.
—Me siento mal porque mis acciones te lastiman.
—¿Y no te importa lo que pasará con ese hijo? —preguntó mirándolo.
—Tiene a su madre que ya lo ama, y no pretendo hacerle daño —respondió con tanta frialdad que extrañó a Broly.
—Maldición… —murmuró, y tragó con dificultad.
—El rey Vegeta quiere conquistar el imperio de Trantor, y si llega a hacer eso es el fin. Solo no lo creo capaz, pero tiene a Rave, y hay que detenerlos.
—Y por eso estás dispuesto a todo.
—Siempre he estado dispuesto a todo para acabarlos, siempre lo pensamos así, pero antes solo éramos amigos y por eso jamás se presentó un problema como este.
—Ese hijo…
—No le pasará nada, estará a salvo mientras Trantor se mantenga de pie. Cuando acabemos con el imperio saiyajin cuántos niños se salvarán de ellos. Cuántos niños ya han matado, cuántos niños nos hicieron matar desde pequeños. —Terminó levantando la voz, alterado de solo recordar todas las muertes que cargaba sobre sus hombros.
—Lo sé… —dijo mirándolo. Pese a que su padre lo mantuvo escondido por su problema de control de ira y energía, también hubo un periodo de tiempo que se vio obligado a participar en purgas. Lo peor siempre fue matar niños.
—Ellos jamás han jugado limpio, y no les vamos a ganar jugando limpio. Ellos me quitaron todo y se los voy a quitar también.
—No te lo quitaron todo, me tienes a mí.
—No es así. No puedo tenerte con la libertad que merecemos y tampoco puedo tener a mi hermana. Ahora estamos en esta nave disfrutando como si ya no nos fuéramos a separar nunca más, pero sabemos que no es así, y no voy a esperar años para que podamos irnos y estar en paz.
Broly nuevamente guardó silencio estudiando a su compañero. El Tarble más joven y pequeño solía reaccionar con miedo y lágrimas cada vez que recordaba lo sucedido con su madre y era consciente de su horrible realidad al interior de palacio, rodeado de gente que lo despreciaba y denigraba constantemente, en cambio el príncipe guerrero de ahora tenía mucha ira y odio acumulado, bastaba con ver sus ojos fríos, y no podía culparlo, pero tampoco se sentía preparado para continuar hablando.
—Perdóname —dijo Tarble bajando la intensidad de su tono—. Perdóname por lastimarte. —Intentó tocar su brazo, pero Broly dio un paso hacia atrás para que no hubiera contacto.
—No puedo… No puedo ahora. —Se marchó de la habitación a paso rápido.
(...)
En esta oportunidad el frío logró penetrar los cobertores e incluso el pijama de Bulma al punto de sentir la piel fría pese a estar cubierta hasta el rostro. Siempre hacía frío cuando despertaba, no había tenido tiempo de hacer algo para solucionar ese problema, pero ahora era mucho más de lo normal. Eso la hizo darse cuenta que no había presión del rabo en su pierna o muñeca como cada mañana, y tampoco había calor extra ni ningún abrazo para protegerla del frío.
La mujer terminó sentada observando el lado vacío de la cama que ni siquiera se había desordenado, puesto que Vegeta no había llegado a dormir. No había calor de su cuerpo, no había rabo afirmando posesivamente su pierna, no había nada.
Nada.
Continuará...
Hola a todos y todas, gracias por llegar leyendo hasta aquí, y vaya que fue mucha lectura, ya que esta vez alcancé las 20000 palabras. Este por lejos es el capítulo más largo de todo el fic. (y hubiera salido más largo, pero corrí algunas escenas para más adelante) por eso tardé tanto y además estuve varios días sin poder escribir porque tuve que salir de la región con mi esposo para hacerse un examen que no hacían donde vivimos, y eso nos tuvo muy ocupados.
Muy bien, centrémonos en el fic, ya que creo que hay harto para comentar...
Bulma y Vegeta: Bulma como que tiene amigos por primera vez. Yamcha por supuesto lo es también, y pese a que pudieron divertirse juntos una vez fuera del planeta, con él siempre recordaría lo que sucedió en la Tierra, todo lo fuerte que tuvieron que pasar. Con este otro grupo, pese a ser saiyajin, ninguno de ellos es un saiyajin duro, así que ha podido formar más lazos, con algunos más, con algunos menos, lo que la tiene experimentando cosas nuevas en cuanto a la amistad. Ahora con Ginn se está acercando más, y me gusta la amistad entre ellas, mientras que con Tarble la relación se vuelve mucho más cercana fuerte al estar viviendo juntos, y pese a las mentiras entre ambos, la amistad y el cariño que se tienen es verdadero… Hay que ver qué pasará más adelante con ellos, si lo que tienen será capaz de resistir cuando eventualmente las verdades salgan a flote. ¿Qué van a escoger? ¿La amistad o el interés propio?
En la escena de la fiesta (o carrete como dirían en mi país jajaja) la imaginé bailando con el tema Goodbye Horses de Q Lazzarus, en caso de que alguien esté interesado en escucharlo, es muy bueno, lo recomiendo (esa canción se hizo conocida por la película Silence of the Lambs). Originalmente ese sería el tema que vendría al comienzo del capítulo, pero terminé escogiendo el otro. (De todas maneras pondré las dos canciones en la lista de El Legado II que tengo en youtube y comparto el link en mi pagina de facebook, ya que por aquí no puedo compartir links)
En cuanto a Vegeta, los remordimientos volvieron a causa de la conversación que tuvo con su padre y en la que Vegeta estaba presente, y sin darse cuenta, hirió terriblemente al saiyajin que también está sorprendido por haberse sentido así por unas simples palabras, pero claro, él está enamorado.
Vegeta: Lo que pasó con Bulma sirvió para que abriera los ojos y se diera cuenta que tenía que alejarse. Un hombre aún con muchas costumbres de saiyajin pese al tiempo alejado en el planeta que estaba comenzando a aceptar sus sentimientos, pero el constante tira y afloja de Bulma, sumado a lo último que pasó lo hizo abrir los ojos y darse cuenta que no podía seguir así.
La canción de esta ocasión La Aguja En Tu Ropa de Claudio Valenzuela (vocalista de Lucybell) le viene tan bien a lo que pasa entre Vegeta y Bulma. Ya que la mujer, en una forma de no aceptar lo que siente por él lo reduce a un simple saiyajin, mientras que él que suele no importarle nada, terminó afectado al verse reducido de esa forma por la mujer que por primera vez lo ha hecho sentir deseos de quedarse y de huir corriendo a la vez. (Solo Bulma podía hacer eso)
Y como ya es costumbre, la diva de mi colaboradora, que cada vez me exige más solo porque la mencionan en los rws, hará el análisis de la canción.
Raditz y Ginn: La relación de ellos está mucho mejor en comparación a las otras dos parejas, aunque están pasando por un momento complicado, especialmente por Raditz que insiste en escapar por las noches para entrenar con Broly en lugar de descansar luego de haberse partido el lomo entrenando durante el día (Ya sé que en el espacio no hay día o noche, pero lo digo de la forma que ellos tienen horarios para levantarse y hacer su rutina) Y bueno, Ginn insiste en sobreproteger al guerrero por mucho que se recuerda que tendría que actuar como guerrera, pero no puede evitarlo.
Tarble y Broly: Bueno, hasta que Tarble habló y ahora le tocará a Broly responder. Por un lado el guerrero entiende los motivos del actuar de Tarble (si no se hubieran vuelto pareja lo estaría apoyando a ojos cerrados como siempre lo hace) pero ahora que son mucho más que amigos, le cuesta procesar todo y es comprensible.
Kyle: Por lo que habló Tarble, ya se sabe que está bien y que incluso el rey Vegeta abandonó el planeta para ir en su búsqueda, pero la historia de ella va más lenta, y salió de un problema para meterse en otro con Gohan y con Bardock y Kakarotto pisándole los talones. También Raditz mencionó a su hermano y lo ocupado que estaba… Tendrán que seguir esperando un poquito para saber qué demonios pasó con todos.
Y ya entramos a la cuenta regresiva, quedan 5 capítulos para que termine esta segunda parte de la historia y estoy tan ansiosa por llegar al último capítulo y lean que pasará.
Esta vez no alcancé a responder los rws, lo siento, pero espero tener más tiempo las semanas que vienen.
Y bien, nos estamos leyendo para una nueva actualización, espero sus rws con ganas (como ese sticker de Juan Grabriel junto a la palmera)
Cuídense mucho.
Dev.
21/05/21.
