JUGUEMOS A MENTIRNOS

Todos los personajes del manga/anime Inuyasha, no me pertenecen; son Creación de Rumiko Takahashi. Yo solo escribo esta historia alternativa, sin ánimos de lucro, como una simple fan, que ama a este maravilloso Hanyo creado por la grandiosa Mangaka.

Advertencia: Como todo fic que escribo, este contendrá Lemón, también escenas y palabras fuertes, si eres menor de edad o no disfrutas esta clase de lectura, abstenerse de hacerlo

Referencias para la lectura:

Bla bla bla (pensamientos)

Bla bla bla (mensajes de texto)

POV- (escena narrada desde la perspectiva o punto de vista del personaje)

Blash Back: (recuerdos)

Agradecimientos especiales:

Tsuki: Tu nombre de usuario se quedo gravado en mi memoria, fuiste la primera en decirme hace mucho tiempo atrás "soy tu fan" y que aun estés por acá esperando por lo que escribo me hace muy feliz.

Chechy14: Guau, te leíste todos mis fics, eso es sorprendente, más aún me comentaste varios capítulos, saber cómo te sentías al leer en verdad me conmovió, gracias.

Lulululululululu: No sé si me pase con los Lu jaja Gracias por releerlo y también por esperar.

ElisaSantos27: tarde en recibir tu mensaje pero quedé anonadada, ya te conteste por PM como me sentí pero no podía dejar de nombrarte.

Todas me inspiraron a seguir, quisiera nombrarlas a todas, pero ya sé que las hice esperar mucho por el capitulo, así que ya lo inicio.

CAPÍTULO 30

Kagome´s POV-

Después de tanto tiempo lo podía ver otra vez, con esos pantalones ajustados y la camisa entre abierta, se veía sensual, su rostro serio lo hacía ver aún más atrayente.

- Pensé que ya no vendrías, ¡te extrañé tanto!. - Gritó Jakotsu antes de abalanzarse sobre él. Inuyasha como si ya estuviera programado a cómo evitar el eufórico saludo, colocó una mano en el torso del otro intentando apartarlo. – ¡Amor, no me toques así en público!. – gritó Jakotsu apartándose mientras ponía ambas manos sobre su torso, logrando que varios de los presentes rieran con el rostro furibundo de Inuyasha.

Un escalofrío me recorrió completamente cuando sus ojos se posaron en mi, su mirada era tan intensa como siempre, sentí que podía incluso leer mis pensamientos con esos dos orbes de oro, por lo que aparte la vista rápidamente.

- Feliz cumpleaños. – musitó Inuyasha, lo que fue seguido de un estruendoso gritito de fascinación cortesía del festejado.

- ¿Y ésta quién es?. – escuché la pregunta formulada y el deseo de voltear otra vez la mirada en dirección a ellos me quemaba, pero intenté fingir desinterés.

- Yura Sakasagami. – se presentó con voz melodiosa "la acompañante".

- No necesitamos saber tu nombre, sino saber qué relación tienen. – mis pensamientos me sorprendieron pero más aún la pregunta de Jakotsu.

- No pregunte tu nombre. – musitó fríamente. – quiero saber ¿Qué relación tienes con MI Inuyasha?. – indagó remarcando el pronombre posesivo, mientras la examinaba fijamente.

Sentí una punzada en la nuca, casi podía jurar que alguien me estaba observando, tenía deseos de girar y encontrarme con esa mirada dorada que amaba, pero también sentía terror, me sentía tan indefensa cuando él me miraba, por lo que me mantuve tiesa en mi lugar.

- ¿Tuyo?, ¿seguro?. – las interrogantes dichas por la mujer en tono burlesco me hicieron sentir una punzada en el estómago. ¿Acaso insinuaba que Inuyasha era suyo?.

- Tsk, ¿no me dejaras pasar?, ¿debo volver a mi apartamento?. – indagó burlón, sabiendo de antemano la respuesta de Jakotsu. No estaba viendo su rostro, pero podría apostar que estaba sonriendo soberbiamente, amaba esa sonrisa.

- Eso a mí me convendría más. – musitó la mujer y odie cuando la presión en mi estómago aumentó.

- Pasen. – invitó. – siéntate conmigo. – agregó tomando del brazo al ojidorado guiándolo a su sitio.

Como si de una maldición se tratara lo ubicó justo frente a mí, en la cama donde antes estaba sentado el festejado con otros dos hombres más. Inuyasha se incorporó para luego sentarse en uno de los sofás individuales que estaba ubicado al costado de las camas, estaba lejos como a cinco metros pero aun así esa distancia no era suficiente. La mujer se sentó en el apoya brazo del sofá.

- Ese sofá es para usa sola persona, no ves que es pequeño. – los pensamientos que surcaron mi cabeza me hicieron enojarme conmigo misma, debía dejar de mirarlo. Él ahora era un hombre casado, no podía verlo con esos ojos. - no seré como Kagura. – susurré en mi cabeza para darme ánimos, pero verlo desarmaba y hacía añico mis defensas.

- El desgraciado de Jakotsu se ve muy feliz. – musitó Bankotsu asustándome levemente. Odiaba a Inuyasha, por que cuando aparecía en mi campo de visión olvidaba todo lo demás.

- Etto…, así parece. – murmuré, lo primero que pude formular.

Los demás hermanos empezaron a hablar entre ellos sobre cosas que no entendía, más bien no prestaba atención, todos mis sentidos estaban trabajando a merced de un hermoso joven de cabellos plateados, los mismos cabellos que estaban siendo acariciados por otra mujer.

- Maldito Inuyasha. – el pensamiento atravesó mi cabeza aún cuando no quise, me dolía y no sé porque la molestosa presión en mi estómago no se iba.

- ¿Te sientes bien?. – escuché el suave susurro a mi costado.

- Sí. – susurré y recién me percate que estaba lagrimeando, no entendía que sucedía, no estaba triste, bueno tal vez solo un poco, pero normalmente fingía bastante bien, no entendía, porque en ese momento, mis lagrimas abandonaban mis ojos sin control.

Sonreí débilmente al hombre que limpiaba suavemente mis lágrimas. Lo aparté delicadamente para terminar el trabajo, desvié la mirada disimuladamente hacia el sitio que observaba anteriormente y unos ojos dorados se anclaron con los míos, quería desviar la mirada, pero ¡no¡ me sentía como hipnotizada, él sonrió ladinamente antes de desviar la mirada y contestar lo que fuera que esa mujer le preguntó.

- Maldito. – la voz resonó fuerte en mi cabeza, era la segunda vez que lo maldecía, es que acaso él sabía que con solo mirarme mi cuerpo entero reaccionaba y por eso se burlaba.

- ¿Te sientes bien?, kagome si no estás cómoda podemos irnos. – Lo escuché susurrar muy cerca de mi oído.

- Es la segunda vez que preguntas lo mismo, ahora yo estoy preocupada. – murmuré, lo más bajo que podía para que los demás no escucharan. Al menos sabía que no era la única que repetía frases. Sonreí levemente al escuchar a Bankotsu reír.

- Es tu culpa. – susurró. Yo negué con la cabeza y me tocó con un dedo la punta de mi nariz en un gesto amigable, antes de volver a prestar atención a sus hermanos.

- Infantil. – susurré y él me ignoró. Sin poder evitarlo busqué nuevamente con la mirada a aquel hombre a quien ya no debería desear ver. – Mira otro lado, enseguida te irás. – repetí en mi cabeza intentando darme ánimos, pero en verdad eso solo opinaba la parte racional, yo deseaba grabar su rostro a fuego en mi cabeza. Lo había extrañado demasiado.

Una idea loca surcó mi mente, por lo que busqué mi celular, al tenerlo en manos enfoque la cámara en dirección al hombre intentando ser lo más casual fingí escribir, mi estómago dio un vuelco al ver que se paró, bajé inmediatamente el aparato sobre la mesa aparentando desinterés, pero cuando más se acercaba al sitio donde estaba más se apretaba el nudo en mi estómago.

- Hola. – musitó un saludo escueto al llegar frente a los hermanos de Bankotsu. – Oe Ren no es común que seas despistado, tu madre me pidió que te entregara esto. – comentó buscando algo en su bolsillo, tan pronto encontró el objeto se lo lanzó y Renkotsu lo atrapó en el aire.

- Todo es culpa de mi madre, si tan solo no fuera tan melosa, no habría huido, por consiguiente no habría olvidado la llave. – explicó. Inuyasha simplemente dio media vuelta y se despidió con una mano levantada antes de caminar nuevamente rumbo a su lugar, dejando mi corazón, latiendo furiosamente.

Supremamente incómoda, en realidad me preguntaba si había otro nivel que venía después del antes mencionado, ya que así me sentía al ver el "regalo" que todos los hermanos habían otorgado a Jakotsu.

Sonreí al ver al cumpleañero disfrutando el espectáculo que ofrecían los tres hombres fornidos, cubiertos solo por una tanga negra, mientras lo acariciaban, era incómodo de ver, pero también entretenido pues Jakotsu y sus gritos de emoción brindaban el verdadero espectáculo.

- Ya termina con esto por favor. – se escuchó un gruñido, fijé mi atención en el ojidorado que tenía una expresión de verdadero fastidio.

- No seas aburrido, mejor tu ve también, báilame. – pidió emocionado. Sonreí al imaginar por un segundo a Inuyasha en esa posición, ni siendo él eso se vería sensual.

- Keh, termina con este circo que tengo el estómago revuelto. – pidió mostrándose notoriamente serio.

- ¿Porque siempre eres malo?.- indagó notoriamente descontento. – Gracias Muchachos, me encantó el espectáculo.- expuso tocando lascivamente el torso desnudo de uno de ellos. Aunque odio admitirlo, internamente agradecí la intervención.

Luego de ese momento tan "especial", me pasé callada bebiendo agua, la incomodidad había pasado y me sentía relativamente tranquila, intentaba ya no mirar a Inuyasha y a su pulpo acompañante, quería simplemente pasar el tiempo intentando no pensar demasiado.

Sonreí al ver el cambio de color de las luces, a una olor violeta, pero en verdad no fue eso lo que me hizo sonreír, sino los fornidos hombres que hicieron acto de presencia vistiendo solo un corbatín y un delantal blanco.

Tan solo imaginar el rostro molesto de Inuyasha al verlos me hacía feliz, no entendía el retorcido gusto de Jakotsu por ver a todos semi desnudos, pero ya me estaba acostumbrando un poco más.

- Tu hermano sí que es creativo. – susurré a Bankotsu en verdad su forma de ser me divertía, era encantador.

Observe a Inuyasha de reojo y lo vi sujetando su frente con una mano en señal clara de resignación.

- ¿Quieres más agua?. – me preguntó Bankotsu al ver mi botella vacía y asentí.

Bakotsu era un buen hombre, era lindo, caballeroso, inteligente y se notaba que me quería; a veces desearía poder tener un botón que pueda presionar y elegir amarlo a él, pero lamentablemente todo mi cuerpo y mi alma solo sentían deseo y amor por Inuyasha.

- Agua por favor. – pidió al hombre que desde el inicio estaba ofreciendo las bebidas.

- Lo siento señor, pero ya no tenemos, si me espera cinco minutos puedo ir a la cocina del primer piso a traer más. –musitó algo preocupado.

- Esta bien, gracias. – musitó el hombre para luego hacerme un gesto que lo interprete como ¿Qué hacer?, por lo que asentí sonriendo, tampoco es que me fuera a morir de sed en cinco minutos.

Inmediatamente uno de los hombres que vestía solo con delantal se posicionó a mi costado y bajó en mi frente un cuenco con verduras salteadas, por lo que intuí que la luz morada significaba que servirían la cena, sonreí al observar el rostro hastiado de Inuyasha cuando otro de los "meseros" le sirvió su comida.

Era tan bonito verlo con esa expresión, en un segundo sin que pudiera preverlo las nauseas acudieron, no sé qué comida pusieron en la mesa que actuó como detonante de la irrefrenable nausea, creo que era una langosta pero no pude pensar en otra cosa que no fuera llevar mis manos a la boca intentando que el contenido de mi estómago se mantenga en su sitio.

Bankotsu me miró por un segundo preocupado pero pronto entendió la situación y se paró, delicadamente tomó mi mano y casi me arrastró a quien sabe dónde; sentía que ya no podría aguantar y que echaría todo en el pasillo, pero al ver a lo lejos el letrero que indicaba los sanitarios femeninos, sentía alivio, por lo que prácticamente corrí al lugar.

Entre sola y busqué el cubículo vació, me acuclillé frente al inodoro y sin poder cerrar la puerta eliminé lo que de mi cuerpo quería salir.

En verdad me sentía horrible, no paraba y ya dolía, además odiaba el hecho de haber dejado mi cabello suelto esa noche y como si alguien hubiera escuchado mis pensamientos, sentí como mi cabello era sujetado en lo alto por una coleta, agradecí internamente a Bankotsu y me sentí reconfortada al sentir su mano acariciando mi espalda.

Después de varios minutos en ese deplorable estado, finalmente me sentí mejo, vi al costado de mi rostro un pañuelo azul que colgaba desde la mano en puño del hombre. Lo tomé y me limpié la boca con éste

- Gracias. – susurré intentando pararme.

- ¿Te sientes bien?. – la misma pregunta la había escuchado anteriormente dos veces, esta vez era diferente, por lo que logró que volteara rápidamente la vista. Quedé petrificada al toparme con esos ojos dorados que hacían que me sienta indefensa.

End Kagome´s POV-

Continua….

Hola, Hola, finalmente estoy de vueltaaaa. Bueno utilizando la computadora de mi madre y dejándola al cuidado de mis niños pude trascribir este capítulo lo que me llevo más de 3 horas, ya debo volver a casa por eso solo lo pude leer una vez, si tiene errores ortográficos, lo siento, pero ya no quería que esperaran. De nuevo gracias por todos su comentarios, los leí todos, gracias por el apoyo, ojala puedan leer y les guste, estoy fuera de practica menos mal este capítulo y los siguientes ya lo había escrito hace un tiempo o no sabría como continuar.

Las Quiere

Mizune - Mei