Aún con todo lo que estaba pasando, Severus preparó puntualmente la poción matalobos para Remus para la luna llena de principio de marzo.
— Habría entendido que esta vez lo dejaras pasar —le dijo Remus al verlo entrar una noche en el salón con la caja con los viales.
— Tómatela.
Cansado, se dejó caer en el sofá de Sirius. Llevaba dos semanas yendo y viniendo al hospital, y tratando de pasar tiempo con los niños. Le habían ofrecido una colaboración con San Mungo, que trataba de simultanear con su proyecto empresarial.
— Necesito hablar contigo de esta luna llena.
Le miró interrogante, echándose hacia atrás en el sofá.
— Esto es incómodo. —Tomó aire entre dientes, mirando al fuego— ¿Recuerdas al sanador Smith?
Asintió. No estaba seguro de si Remus había coincidido o no con el sanador en sus visitas al hospital y había estado demasiado liado como para tratar de sonsacarle información.
— ¿Cuánto sabes de cómo funcionan las relaciones entre licántropos?
— Lo básico que estudiamos en el colegio.
Remus tomó aire antes de hablar, claramente tenso.
— Yo había leído sobre esto, pero no creía que fuera a pasar: según la teoría, entre licántropos pueden darse parejas vinculadas. Los lobos se emparejan para toda la vida en base al olor, a nosotros nos pasa algo similar.
— ¿Smith y tú?...
Escondió la cara entre las manos en lugar de contestar. Le dio unos minutos antes de preguntar.
— ¿En qué afecta esto a la próxima luna llena?
— Thadeus vino a hablar conmigo. Él ha estudiado mucho sobre licantropía, le contagió siendo estudiante un paciente. Una vez que nos cruzamos con nuestra posible pareja, pasar las lunas llenas solos es doloroso, aun tomando matalobos.
— ¿Vas a pasar con él la luna llena entonces?
Le miró y vio la incertidumbre en los ojos dorados.
— Me lo ha ofrecido. Suele pasarla en la montaña. La poción le permite disfrutar de correr libre.
Severus se dio cuenta de que era el momento de explicarle a Remus lo que había descubierto en sus observaciones desde que vivían juntos.
— Te he visto ahí abajo, Remus. Dos veces.
Le miró sobresaltado y molesto.
— La noche sin poción, te observé. Tu lobo solo te ataca a ti, se pasa la noche sentado frente al ventanuco, Pude ver en su mente que lo único que ansía es poder correr libre, no hay violencia. Te ataca porque sabe que las cadenas son decisión tuya. —Se inclinó hacia delante y le rozó la rodilla con los dedos— Ve. Yo me ocuparé de todo aquí.
Negó con la cabeza.
— Demasiado para ti si tienes que seguir el ritmo de estos días. Hablaré con Andrómeda o Molly.
El caso había sido cerrado definitivamente y al menos los pequeños podían salir y entrar de casa y pasar tiempo con los Tonks y los Weasley.
— Remus, ¿has tenido una cita con Smith?
Seguía inclinado hacia él. Lupin analizó su cara y lo que vio fue un gesto más relajado de lo que era normal en él. Realmente habían saltado todas las barreras que habían tenido cuatro meses atrás. Lo que estaba viendo era interés amistoso. Se inclinó a su vez hacia delante, con una sonrisa.
— ¿Vas a tener tú una con Sirius cuando pase esto?
Bueno, bueno, bueno, tenemos un lobo feliz, por fin. Y una pregunta en el aire. ¿A qué me queréis mucho?
¡Hasta mañana!
