Kudo estaba sentado tranquilamente en una butaca del salón mientras leía el periódico con las piernas cruzadas, completamente concentrado.
"¿Quieres un té?" Le propuso Ran mientras lo observaba apoyada en la entrada de la puerta del salón.
"Claro, estaría genial."Le contestó con una sonrisa.
La morena se dirigió a la cocina para preparar la tetera y las tazas.
Biiip biiip biiiip
Sacó el móvil de su bolsillo para atender la llamada y se sorprendió al ver que el identificador le indicaba que se trataba de la pelirroja. "¿Shiho?"
"Hey, Ran. Hola." Contestó con un tono neutral.
"¿Cómo estáis?¿Ha pasado algo?" Preguntó preocupada.
"No, no." Negó la pelirroja. "Ayer por la noche tropezé con una baldosa suelta de la cocina y parece que he encontrado algo importante debajo de ella."
"¿Qué?¿A qué te refieres?"
"Un cuaderno, con un sinfín de números de cuentas." Le especificó mientras lo ojeaba. "Hay referencias de entradas y salidas de dinero. Y luego, las dos últimas hojas, son todo números de teléfono."
"¿De quien?"
"Pues de gente de aquí de Hakone, pero sobre todo de Tokio y Osaka. Alcaldes, concejales locales,…"
"Vaya,…"
"Ran, no lo entiendo. Kudo no era así." Dijo negando lentamente con la cabeza mientras recorría el piso de Shibukawa en busca de alguna respuesta. "Él era decente… era una buena persona, Ran. No se dedicaba a estafar a la gente."
"Bueno, nosotras tampoco podemos segur involucrándonos en el caso. Es peligroso." Le comentó apartando la tetera del fuego. "Ahora que ha despertado, tenemos que estar aquí y ahora."
"¿Y eso qué es?¿Una frase de yoga o algo que aprendiste en terapia?" Preguntó Shiho un poco molesta.
"No, nada de eso. Informaré a Heiji, ¿vale?"
"Vale, nos vemos." Dijo finalizando la llamada.
Shiho guardó el teléfono en su bolsillo y suspiró mientras acariciaba delicadamente el dibujo de su hija, que seguía sin entender que hacía ahí.
Un hombre entró por la puerta sigilosamente en ese momento, cruzando el pasillo hasta frenar a escasos metros de ella. Ella se giró al notar su presencia y abrió los ojos sorprendida al no esperárselo ahí detrás.
"La puerta estaba abierta. "Comentó el hombre. "¿Está Shinichi?"
Ella le miró llena de confusión y curiosidad. Se veía un hombre mayor, con el peno canoso y las gafas de cristal gordo. No se fiaba de él, pero tampoco le transmitía malas vibraciones.
"No, no está aquí." Dijo un poco seria. "¿Quién es usted?"
"Me llamo Hiroshi, Hiroshi Agasa." Se presentó. "Shinichi me llamaba profesor, específicamente. No tenemos el placer de conocernos en persona, señorita Miyano."
"¿Me conoce?" Preguntó bastante sorprendida. Él, conocía su apellido, pero a ella no le daba la sensación de haberlo visto en la vida.
"Sí, Shinichi me ha hablado mucho de ti. Conozco a Shinichi de toda la vida, soy un viejo vecino y amigo de sus padres." Le explicó más detalladamente. "Me enteré de que había despertado y que ya había recibido el alta médica, así que pensé que podía encontrarlo aquí." Dijo observando la hora de su reloj.
"Imagino que, si usted sabía que Kudo frecuentaba esta casa, también sabía dónde se estaba metiendo en el Black Moon."
El hombre se tensó. "Bueno, no se tanto como crees…creo que eso es un tema bastante delicado."
"Tengo tiempo para escucharle." Le contestó mirándole fijamente a la vez que se sentaba en el sofá y le indicaba que ocupase el asiento vacío.
"Yo no debería tener esta conversación contigo." Comentó el hombre un poco incómodo. "Si Kudo a despertado, lo mejor es que sea él quien te lo explique todo."
"Eso no puede suceder. Kudo no recuerda nada." Contestó mirándole fijamente. "El impacto de la bala le ha causado daños en la memoria y por el momento, no sabemos si es reversible o de que manera pueden afectarle a los recuerdos. Lo único que sabemos es que no recuerda prácticamente nada. Sólo su nombre, fecha de nacimiento y por lo que sé…ha llegado a recordar algún recuerdo con Ran, pero no recuerda nada más allá de eso."
"Oh." Se sorprendió el profesor.
"Sé que trabajaba para Irish." Le confesó con el tono firme. "Pero no entiendo que hiciese todas estas cosas con esa gente después de demostrarme que tenía unos valores y objetivos completamente distintos. Necesito saber el porqué. Él no era así. No parece real."
Agasa tragó saliva, dudando seriamente en si debía o no decir aquello que él sabía. Era consciente de que era la madre de su hija y lo mucho que el moreno llegaba a quererla. No podía ignorarla y no ayudarle en ese momento.
"Lo hizo por ti." Soltó antes de suspirar.
"¿Qué?¿Por mi?¿Por qué?" Preguntó seguidamente completamente desconcertada.
"Se topó con unos tipos bastante peligrosos de casualidad, y cuando empezó a investigarles, descubrió que pretendían ponerse en contacto contigo."
"¿Conmigo?¿Qué tengo que ver con ellos?"
"Bueno, eres una prodigo en la bioquímica y biología." Le explicó recordando sus méritos. "El problema es que no tenían buenas intenciones. Así que Kudo se infiltró."
"Espera." Le frenó mientras intentaba asimilar lo que acababa de escuchar. "¿Kudo trabajó para Irish, para infiltrarse en un tipo de sindicato criminal que se suponía que iba detrás de mí?" Parecía toda una trama de una película.
"Con otras palabras...así es." Contestó, notando como las manos empezaban a sudarle.
"Esto es irreal." Dijo Shiho mientras se removía el pelo, intentando ponerle un poco de lógica a todo eso. La historia iba cambiando cada vez más, pero ella parecía estar siempre metida en la causa del problema.
"Me reunía aquí con él cada dos semanas. Soy inventor, así que intentaba facilitarle el trabajo y ayudarle a crear micros y otros artilugios que ellos no pudiesen rastrear fácilmente. Entre otras cosas." Le explicó intentando que ella desconfiase menos. "Estaba muy cerca de acabar con ellos cuando pasó ese terrible accidente."
Ella bajó la mirada y se percató del pequeño cuaderno que tenía en las manos. "He encontrado esto. Creo que la desaparición de esto, fue lo que provocó que fueran a por él." Le comentó acercándose para que el hombre lo viese.
El profesor lo cogió y lo hojeó por encima. "Vaya, Shinichi llegó más lejos de lo que esperaba." Comentó impresionado antes de devolvérselo. "Tienes que entregárselo a la policía antes de que ellos se acerquen a ti." Le dijo seriamente. No la quería cerca de toda esa gente, era demasiado peligroso.
Shiho lo sujetó fuerte entre sus dedos y dudó. "Kudo está así por mi."
"Está así por haber hecho un paso imprudente. Tú no puedes enfrentarte a ellos." Le dijo con la mirada un poco triste.
"No puedo pasar de eso." Comentó negando con la cabeza. "Puede que yo sí pueda hacer algo, ¿Ellos me buscaban a mi, no?"
"No puedes pensar en acercarte a ellos." Dijo el profesor preocupado. "¿Qué pasaría con Aiko?"
Shiho se tensó al acordarse de su hija, pero nada podía contra las ganas que tenía de acabar los responsables del dolor y la tragedia que le habían causado. También lo hacía por ella.
La pelirroja acomodó el gato para cambiar la rueda de su viejo Mazda y desenroscó los tornillos de seguridad a la vez que el auto de Ran aparcaba en su patio.
"Hola." Le saludó amablemente la morena mientras se acercaba a ella. Se notaba lo feliz que estaba. "¿Te pillo ocupada?"
"Hey." Le contestó brevemente. "Acabo rápido, ¿necesitas algo?"
"¿Tienes el cuaderno de Irish?" Preguntó agachándose a su altura. "Mañana por la mañana voy a ver a Heiji y me gustaría entregárselo."
"¿El cuaderno?" preguntó quitando la rueda pinchada para apartarla y poner la nueva. "Sí, sí que lo tengo, pero lo siento, no te lo voy a dar."
Ran se levantó sorprendida. "¿Qué? Quedamos en que me lo darías y yo se lo daría a Heiji."
Shiho apretó el último tornillo y se levantó del suelo.
"Ya." Contestó naturalmente antes de entrar a su casa para lavarse las manos.
"¿Ya?" Preguntó Ran confusa a la vez que la seguía. "¿Y ahora qué le digo a Heiji?"
"No lo sé, me da igual." Preguntó con su tono cínico.
"¿Te da igual?"
"Lo único que quiero, es atrapar a quien hizo eso." Contestó secándose las manos antes de volver al exterior. "¿Tú no?"
"Sí, ¿Pero de que manera?"
Shiho resopló. "Mira, Ran. Tengo que hacer algunas cosas antes de entregarle el cuaderno a Heiji."
"No puedes involucrarte." Siguió quejándose. "¿Te das cuenta que estás interfiriendo en la investigación?"
"¡Ya basta!" Alzó la voz Shiho, cansada de tanta disconformidad. "Se que Kudo es tu marido, pero esto también me involucra a mi. Así que, déjame hacerlo a mi manera, y le entregaré al final el cuaderno a Heiji."
"Si estamos juntas en esto, no puedes hacer lo que te de la gana e ir por libre."
Shiho rió sarcásticamente mientras se secaba las manos en un trapo antes de dejarlo sobre la encimera.
"Vas de que no te gustan las mentiras y te vas a Shibukawa sin decir ni una palabra. Me esquivas desde que Kudo despertó. ¿Por qué estás así?¿Qué no me quieres contar?" Preguntó Ran sin entender su comportamiento.
"No lo sé…Sé que Kudo no estaba bien antes del incidente. Tuvimos una fuerte pelea, pero horas antes del accidente lo arreglamos. Pero sé que esa no es la razón de ese "intento" de suicido. Ese día, no fue la pelea, le dije que si estaba mal yo estaría ahí para él." Le confesó, cargando y sangrando la espina que aún tenía clavada de esa noche. "¿Hay algo que tú no me hayas querido contar?" Le preguntó de vuelta.
Ran le miró tristemente. "Que era la mujer de Shinichi."
"Pero eso ya lo sé." Le contestó con una media sonrisa a la vez que suspiraba. "¿Qué más?"
La morena pensó más profundamente…puede que sí que hubiese algo. "Horas antes del accidente…Kudo me llamó pidiéndome que tuviésemos un hijo." Confesó cabizbaja.
