Hola a todxs, bueno en vista de que no hay ningún remedio empecemos la semana.

Nos quedan cinco capítulos y esto se acaba... No sé si llorar o reír.

Disclamer.- Todo esto pertenece a la Warner, a JK Rowling y no sé a quien más, la estrofa del principio pertenece a la canción Muere Libre del grupo Kraken. Mío solo es la historia y escribo sin ánimo de lucro.

Enjoy!


PENUMBRA

por

Adrel Black


EL ATAQUE A LA MANSIÓN MALFOY

Rompe el silencio de un grito

que el mundo te escuche, no temas actuar.

No seas el sueño vencido que teme

y vence a quién teme soñar.

(Muere Libre, Kraken)


—Sé que Severus no es alguien en quien se pueda confiar en automático, —aclara Remus a Dora.

Ella tiene las mejillas un poco redondeadas, ha subido de peso y su cabello vuelve a ser rosa chicle aunque ahora no lo lleva en punta, sino un poco más largo.

—¿Estás seguro que la información que te dio es real?

—Si, Dora.

Están juntos en casa de los padres de Tonks, Remus eligió hablar en ese lugar huyendo de los oídos indiscretos y de los reproches de Sirius. Si su amigo llega a enterarse que está dispuesto a ir en contra de las órdenes expresas de Dumbledore en favor de Severus… eso sería, seguramente, el final de su amistad.

El rescate de Sirius por parte de Severus ha sentado fatal al hombre, se ha pasado los días diciendo a Remus que preferiría haber muerto, que preferiría estar aún a merced de Bellatrix antes que aceptar que Severus ha salvado su vida. Remus, por su parte, se encuentra agradecido, dispuesto a dejar atrás todas las viejas rencillas.

Los padres de Tonks se refugian actualmente en el Londres muggle con la familia de Ted, ellos por su parte, ahora mismo comparten la pequeña cama del cuarto de Nymphadora.

Las paredes son de colores vivos y están cubiertas de carteles de conciertos de Las Brujas de Macbeth.

—Fue su culpa que te echaran de Hogwarts, —dice la mujer.

—Si, pero también fueron mi culpa muchas de las humillaciones a que Sirius y James lo sometieron en nuestra época de colegio.

Remus las recuerda, seguramente no todas, pero muchas. Recuerda muchas ocasiones en las que Severus terminó castigado luego de que ellos lo estuvieran molestando y eso no era lo peor, lo peor era que, los castigos para James y Sirius eran solo otra aventura, pasaban el tiempo juntos planeando la siguiente travesura; Severus, por su parte, se quedaba solo, con sus pensamientos, rumiando la humillación, el coraje.

—¿Tu culpa?, —niega ella —tú no lo hiciste.

—No. Pero nunca los detuve. —Remus pasa la mano por el vientre desnudo de ella, puede sentir un abultamiento ligero, tan pequeño que nadie sospecharía un embarazo si ella no lo hubiera dicho. La acaricia con cariño, ser padre es algo que nunca esperó, algo que creyó nunca pasaría mucho menos tan tarde en su vida, ni hablar de con una mujer tan joven. —No quiero sentir esa sensación Dora, no quiero sentir que nunca hice nada para detener lo que está sucediendo. Porque entonces sería culpable por no haber intervenido, por no haber hecho nada.

Ella asiente en silencio, entiende lo que él trata de decir, tiene la misma sensación, cada vez que llega otro aviso a la oficina de aurores hablando de más personas muertas, no solo compañeros aurores, magos, muggles, cualquier persona muerta por la ideología de un loco y porque ellos esperan la orden de intervenir que no llega.

—Lo haré, —dice, —daré la voz de alarma al Ministerio en cuanto tu me lo digas.

—Te amo, Dora —dice Remus para luego besarla, —te amo y quiero decírtelo todos los días.

Ella sonríe y corresponde, vuelven a enrollarse uno en torno al otro con sonrisas en los labios. Remus le cuenta a Dora su teoría sobre que Snape está enamorado, ella frunce el ceño y sonríe, la idea de Snape enamorado la aterra y fascina a partes iguales. Pasan gran parte de la tarde riendo y haciendo teorías locas sobre de quién está enamorado Snape. De momento a la cabeza están Sirius y Dumbledore.

.o.O.o.

Es ya tarde por la noche cuando los chicos se van a su cuarto, convencidos, o al menos eso espera Hermione, de que su plan es viable.

Ellas preparan un par de mochilas, huirán del cuartel al amanecer.

Hermione se empeña en convertir una de sus túnicas del colegio en algo de color celeste, algo realmente estrafalario, algo digno de Albus Dumbledore.

—Hermione —empieza Ginny y, extraño en la pelirroja, parece no saber cómo continuar —el patronus del profesor Snape, —Hermione ha esperado esta conversación desde el día que el patronus de Severus apareció en la biblioteca para pedirles que enviaran a Dooby por Sirius —es igual al de Tobías.

Hermione mira, como sopesando las posibilidades, sobre mentirle o contarle la verdad.

—Ginny, —Hermione tiene los ojos clavados en los de su amiga, no sabe cómo decirlo, así que al final, tratando de sonar coherente y en dominio de sí misma, suelta: —Tobías es el Profesor Snape.

Ginny parpadea un poco, como un venado deslumbrado por las luces de un auto en la carretera. No importa qué teoría tuviera la pelirroja en la mente, sin duda esperaba que Hermione tuviera una explicación perfectamente lógica sobre ello. Algo así cómo: "Ginny, muchas personas en el mundo pueden tener un cuervo como patronus, es solo una coincidencia".

—¿Cómo...?

—Te lo contaré, pero debes prometer que guardarás mi secreto Ginny, —la pelirroja aun parece catatónica —¿Ginny?

—Si yo… Hermione, —luego de pronto suelta una risita tonta y mira a su amiga con ojos de cotilla, —¿te liaste con un profesor?

—¡Ginny!

.o.O.o.

Severus de pie en la mazmorra mira alrededor. Ha pasado casi toda su vida encerrado en esas cuatro paredes, amargado, sabiendo que su vida no vale más que la información que es capaz de obtener.

Siempre sintió aquel lugar oscuro y húmedo como su hogar, era un lugar seguro, el lugar en el que podía llorar, en el que podía emborracharse y gritar, un lugar en el que podía soñar despierto con aquello que pensó nunca tendría.

Revisa entre las estanterías, piensa si hay algo que debe llevar, algo personal que no quiera dejar atrás, pero no hay nada, no hay nada ahí que sea realmente suyo, nada.

La razón para estar ahí es simple, está despidiéndose.

Pase lo que pase al día siguiente, no volverá. Si el plan va conforme a lo planeado y consiguen librarse de Voldemort será libre, si algo sale mal van a asesinarlo. Sea como sea, es la última vez que está en las mazmorras. Vuelve a Grimmauld Place a recoger su máscara y su capa.

La idea de que el final está próximo es extrañamente reconfortante, a pesar del miedo.

.o.O.o.

Lupin y Dora se despiden en el salón de la casa de la Familia Tonks, ella va por la Red Flu hacia el ministerio, él se desaparece hacia Hogsmeade.

Harry, Ron, Ginny y Hermione abandonan sus habitaciones antes del amanecer, tratan de ser muy silenciosos, avanzan por la escalera sin mirar atrás.

Solo Hermione lanza una mirada, Severus en la puerta de la habitación que ocupa, en medio de la oscuridad los mira partir, Hermione toca el crucifijo que lleva al cuello, él en respuesta asiente.

Apenas ellos han dejado el cuartel Severus toma su máscara, su capa y desde el escalón superior en el dintel de la casa desaparece hacia la Mansión Malfoy.

.o.O.o.

Caminan un par de cuadras y toman un taxi, como si fueran un grupo de chicos muggles.

—A Wiltshire —pide Hermione una vez que están dentro.

Ella se sienta junto al conductor y finge rebuscar en su mochila, pero lo que en realidad hace es dotar al taxi de todos los hechizos de protección que es capaz de recordar. Según lo que ella y Severus han ponderado estarán seguros mientras se mantengan en el Londres muggle.

El camino es largo, al menos una hora hasta Wiltshire, no hay conversación a bordo del taxi, todos viajan callados, claro que no pueden hablar mucho a causa del taxista, pero además todos tienen miedo, Hermione puede ver cuando Harry y Ginny se toman de la mano, las manos de su amiga tiemblan.

Conforme viajan hacia el Oeste el clima empeora, consecuencia de los dementores, piensa.

Al final el taxi los deja en la Catedral de Salisbury, irán a pie a partir de ahí.

.o.O.o.

Severus camina por los pasillos de la Mansión Malfoy en silencio, hay un mortífago muy joven de pie frente a una de las ventanas, es casi tan joven como lo era Severus cuando se unió a las filas del Señor Tenebroso.

Mira hacia el cielo, a los dementores, supone Snape.

Por un segundo le pasa por la mente la pregunta ¿qué orilló a ese joven a unirse a los mortífagos? Niega con la cabeza, ese no es su problema.

Alza la varita antes de que el chico se de cuenta que está a su espalda.

Imperio —dice, la mente del chico no se resiste, es débil. —Cuando surja el primer ataque, —le dice Severus, —gritarás que es Dumbledore quien nos ataca, ¿lo entiendes?

—Lo entiendo, —responde.

Severus pasa la siguiente hora haciendo lo mismo con todos los mortífagos que cree es capaz de controlar.

Luego se dirige hacia la sala principal a la búsqueda de el Señor Tenebroso.

.o.O.o.

Lupin se asegura de liberar todo el espacio posible de la casa de los gritos, no hay demasiadas personas en Hogsmeade pero no puede arriesgarse a dejar a nadie atrás.

Desaparece casi por completo el mobiliario y despeja el camino que tomarán para ir salir hacia el sauce boxeador, hacia la seguridad de Hogwarts.

Se deshace de todos los tablones que cierran las entradas, al menos de todos los que cree posible deshacerse sin llamar demasiado la atención. Lo último que necesita es a Albus Dumbledore husmeando por ahí antes de tiempo.

Tiene miedo, lo siente en las manos y en los pulmones, dificultándole respirar, aun así sabe que esta es la peor parte, cuando estás a la espera, es lo más difícil, dentro de unas horas, pase lo que pase, todo habrá terminado, para bien o para mal.

.o.O.o.

—¿No es esto a lo que te referías cuando dijiste "Alerta permanente"? —pregunta Tonks a Ojoloco Moody por medio de la Red Flu.

—Si, —responde él, —pero aprendí a desconfiar, dime cuál es tu fuente.

—No puedo, —responde ella, —es una fuente confidencial, —luego con orgullo le aclara —la conseguí yo misma.

—Puedes ser un mortífago disfrazado de Nymphadora…

—No. Me. Llames. Nymphadora.

El hombre sonríe un poco, es un gesto que lo hace ver aterrador con sus ojos desiguales, su boca torcida y todas sus cicatrices.

—Aun así lo que me cuentas no tiene sentido, —él niega, —yo sé cómo piensan los magos tenebrosos —se da un golpecito en la sien derecha. —Voldemort no va a arriesgarse a intentar tomar Hogwarts con Dumbledore en el castillo. —Luego de un silencio continúa: —es un loco, megalómano y maníaco, pero eso no lo hace tonto.

—Lo sé.—Es la respuesta de Tonks, desearía no tener que mentir a quien ha sido su mentor, pero no puede decir que la información viene de Severus Snape, él jamás la tomaría en serio, el pasado de Snape será algo que Ojoloco nunca va a olvidar. —Es por eso que no quiero decirlo a nadie de la Orden, puede que sea falso, puede que no suceda nada, incluso puede ser que mi fuente lo haya entendido todo mal.

Ojoloco se pasa la mano por la mandíbula de forma dubitativa. Las rodillas de Tonks empiezan a dolerle a causa de la postura que debe tomar para meter la cabeza en la chimenea del despacho de Arthur en el Ministerio. No se atrevió a pedírselo a Shacklebolt.

—Es un favor, solo en caso de que algo suceda quiero tener quien me respalde a dar la alarma a la Orden, si nada sucede, —ella le sonríe, —te invitaré a tomar una hidromiel en las Tres Escobas.

—Hace cuarenta años que no bebo nada que no haya preparado yo mismo, —es la respuesta pero el hombre asiente. —Te veré en Hogsmeade.

Nymphadora sin despedirse se retira de la chimenea, toma entonces su capa y sale a la calle, va directo a un callejón, el tráfico es poco en esa área, los magos siempre buscan establecerse lejos de los centros neurálgicos que los muggles llaman "centro". Aprieta la varita con fuerza, tiene miedo, hace tiempo que lo tiene siempre, es como un dolor crónico, ese tipo de dolor que nunca te abandona, el tipo de dolor con el que te acostumbras a convivir. Toma una respiración y en un movimiento de varita desaparece con rumbo a Hogsmeade.

.o.O.o.

—No está, —dice de nuevo Sirius desde la chimenea a Dumbledore, —ninguno de ellos.

Dumbledore no dice nada, solo piensa en silencio mientras Sirius espera, incluso a través de las múltiples chimeneas que hay conectadas a la Red Flu, Dumbledore puede escuchar los sollozos de Molly Weasley al otro lado de la comunicación.

—Tenemos que salir a buscarlos, —se escucha decir a la mujer, —Arthur, tenemos que salir a buscarlos.

Cuando se hacen planes, sobre todo si son grandes planes para el futuro del mundo, siempre hay cosas que se deben tener en consideración, variables que controlar, ramificaciones al plan original que debes tener la capacidad de resolver mediante la improvisación.

En el gran plan de las cosas, Albus Dumbledore siempre ha sabido que esa "ramificación" en su plan es Harry Potter, ha quedado de manifiesto desde tiempo atrás que el chico es incapaz de quedarse quieto el tiempo suficiente.

Dumbledore se pone de pie y comienza a caminar por el despacho, creyó que la presencia de Snape evitaría que Harry y sus amigos hicieran demasiadas estupideces, pero al parecer subestimó al chico. Otra forma de verlo es que sobreestimó a Snape.

Snape… Snape es otro enorme cabo suelto en el gran plan. Snape a cambiado, Dumbledore sería idiota si no se diera cuenta, realmente no termina de tragarse la idea de que Snape se haya fijado en la Señorita Granger, no puede ser cierto y aun así no hay otra explicación. Snape sanando, teniendo una razón para vivir, es un problema.

Aunque, visto desde otra perspectiva, llegado el final, la única persona a quien se puede controlar es la que tiene algo que perder.

—¿Severus se encuentra en el cuartel? —pregunta Dumbledore.

—No, Dumbledore no está aquí.

Molly debe seguir cerca porque se le escucha decir "cree que hizo algo a los chicos"

—No lo creo, —responde Dumbledore. —Creo que es otra de las excursiones que los chicos suelen intentar cada poco tiempo, creo que tendremos noticias de ellos pronto.

—Molly y Arthur saldrán a buscarlos, —aclara Sirius, Dumbledore asiente.

—Avísame si saben algo.

Sirius asiente y desaparece.

—Phineas, —llama Dumbledore al hombre de cara listilla y barba puntiaguda de uno de los retratos de su oficina, —revisa las mazmorras, —el hombre en el cuadro lo mira con aburrimiento mientras sostiene una orden de Merlín en la mano, —dime si Severus está ahí.

El hombre desaparece de la vista durante unos minutos luego regresa:

—Las mazmorras están vacías Dumbledore.

.o.O.o.

Severus explicó a Hermione la forma de encontrar la Mansión Malfoy y aunque no lo hubiera hecho no es difícil de notar, se encuentra en las afueras, han caminado por entre el bosque para no ser vistos, pero al llegar al final del valle la pueden ver sobre una leve alteración del terreno plano. Además los dementores son demasiados para no notarlos.

En el papel, en la planeación todo había parecido bastante simple, unos cuantos hechizos y huir, ahora, ahí, Hermione es más consciente que nunca de todo lo que puede salir mal, de que puede haber llevado a sus amigos a la muerte.

Aun entre la espesura de los árboles dejan las mochilas, Hermione toma la túnica que convirtió la noche anterior, es color celeste y tiene planetas y estrellas como estampado, se desliza en ella.

—¿Estás segura, Hermione?

La chica mira a sus amigos, la poción es poca, "solo para unos minutos", había dicho Severus, "no queremos que te atrapen pensando que eres Dumbledore".

—Solo tengo poción suficiente para diez o tal vez quince minutos, —es la respuesta de ella, le sudan las manos y siente el miedo en el pecho, trata de respirar acompasadamente para calmarse.

—Hermione, —dice Harry, —hay demasiados dementores.

—Será rápido, —dice la chica, se restriega las manos contra la ropa para limpiar el sudor, la asalta la idea de que Severus tal vez no esté dentro de la mansión, la idea de que le hayan atrapado, "eres una leona", susurra la voz de Severus en su mente. —Solo necesitamos hacernos visibles, ¿tienen sus trasladores?

Sus tres amigos asienten, Harry le muestra el mango de una navaja que Sirius le regaló mucho tiempo atrás, Ron un caballo deslucido y con los bordes ajados, parte de su juego de ajedrez, Ginny por su parte le muestra el galeón falso que usaban para comunicarse en los tiempos del Ejercito de Dumbledore.

—¿Segura que sabes hacer esto? —pregunta Ginny.

—Si, —responde y hechiza cada uno de los objetos susurrando "portus" las cosas tiemblan un poco con una luz azul, luego regresan a su estado normal. —Nos llevarán a Hogsmeade, cerca de la casa de los gritos. Por ahí entraremos a Hogwarts. —Por último toma el crucifijo y lo hechiza también. —Van a activarse en doce minutos —traga con dificultad. —¿Harry?.

—¿Si?

—Una vez fuiste capaz de espantar a más de cien dementores con un patronus, en el lago, en Hogwarts.

—Para salvar a Sirius —aclara él.

—Ahora tendrás que salvarnos a nosotros colega, —dice Ron, tiene los ojos azules asustados.

Hermione vacía el cabello de Dumbledore al vial con poción multijugos, la poción burbujea antes de volverse de un escarlata intenso, tiene el color de la sangre. Respira rápido, está muy asustada, la idea de poner fin a la guerra es lo que impulsa su brazo para llevarse la poción a la boca. Severus será libre, una vez finalizada la guerra, Severus será libre.

Bebe como bebería un muerto de sed en un oasis.

.o.O.o.

Severus está de pie junto a la silla alta en la que Voldemort preside. Se mantiene silencioso mientras Yaxley habla, al parecer se ha corrido la voz de que dos de los hijos del matrimonio Weasley han desaparecido.

—El mejor amigo de Potter, —sigue hablando Yaxley —y la niña, ambos estuvieron en el Ministerio con Potter en la sala de las profecías.

Yaxley suele ser el que está mejor posicionado dentro del ministerio, Severus sabe que es alguien de quien temer, es un experto en el uso de la maldición Imperio.

Severus aprieta los ojos detrás de la máscara, ahora mismo la experiencia de Yaxley le sería muy beneficiosa, tiene al menos a seis mortífagos bajo su control y en su mente aquello parece convertirse en un remolino, puede sentir, como si fueran parte de él, en la distancia, sus pensamientos interfieren un poco en los propios.

"Solo un poco más" —dice su mente — "eso si no ha ocurrido nada"

Es entonces cuando se escucha, un estruendo hace cimbrar las paredes de la mansión, luego una vez más, son como bombardas chocando contra todas las protecciones de la casa.

Entonces los mortífagos a los que Severus hechizo llegan gritando.

—Es Dumbledore, mi Lord —el mortífago joven de al que Severus hechizó primero se postra frente al Señor Tenebroso. —Lo he visto, es Dumbledore.

La cara de serpiente de Voldemort se contrae con odio.

—No puede ser Dumbledore. —Apunta su varita hacia el mortífago.

—Mi Lord, —es otro de los hechizados por Severus, —es Dumbledore está aquí, también Potter.

La boca sin labios de Voldemort se contrae en una mueca de odio.

—¡Tráiganlos!, —grita a los mortífagos.

—No, mi Señor, —dice Severus, Voldemort se vuelve y le ataca. Severus no se defiende, el hechizo le golpea de lleno contra el pecho y cae, le duele, le duele como cera caliente bajo la piel. Mantiene la mente lo más enfocada que puede a pesar del dolor, no puede permitir que los mortífagos a los que hechizó salgan de la maldición.

—No me cuestiones, —grita a Snape.

El pocionista medio se incorpora trabajosamente, deja una rodilla sobre el suelo, se traga el orgullo y clama.

—Maestro, —respira entrecortadamente, la máscara le hace sentir claustrofobia y el miedo le burbujea en el pecho, trata de mantener la mente en silencio y el valor en el pecho, se lo debe a Hermione. —Si Dumbledore está aquí, podemos apropiarnos de Hogwarts. —El semblante de Voldemort cambia. —Es nuestro único obstáculo, —Severus se arranca la máscara, espera que la locura que está sintiendo, el miedo y la desesperación por mantener las maldiciones puedan ser disfrazadas en sus rasgos por devoción, —esta Mansión no es digna de su grandeza, pero Hogwarts, es el lugar desde el que debe regir.

Hay murmullos en alrededor, es momento cumbre que todos han estado esperando, el momento en que Hogwarts caiga, ¿quién podría negar que Voldemort a vencido si deja a Albus Dumbledore, sin el colegio?

—Abandonen la mansión —murmura. —Entraremos a Hogwarts.

.o.O.o.

Una horda de mortífagos abandona la Mansión, los ojos de Ron se abren como platos, su patronus —un jack russell terrier —flaquea.

El ciervo de Harry y el caballo de Ginny corren embistiendo y el de Hermione que ha pasado de ser una nutria a convertirse en un arrendajo vuela espantando a muchos de los que tratan de acercarse.

—Ron, —llama Ginny —no dejes que desaparezca.

Hermione, aun viéndose como Dumbledore encabeza el ataque hacia los dementores, su patronus sigue girando en círculos sobre ellos, ruega por que Voldemort no preste atención y se de cuenta que aquel patronus no es un fénix. Cada vez que los dementores se alejan lo suficiente ella o Harry lanzan ataques contra la Mansión, no han podido hacer mella directamente en el edificio, pero aun así han atraído a los mortífagos fuera.

Hermione trata de buscar a Snape entre el mar de túnicas negras y máscaras sin expresión, pero no lo encuentra a simple vista. Está demasiado lejos.

Luego los mortífagos empiezan a desaparecer de los terrenos de la Mansión, sin prestarles la menor atención.

Todo ha salido de acuerdo al plan, o al menos eso espera. Se le hiela la sangre al ver a Voldemort salir, escucha a Harry susurrar para sí mismo y a Ginny ahogar un grito, los patronus flaquean por momentos.

"Que desaparezca" —ruega Hermione en su cabeza — "que desaparezca antes de que desaparezcamos nosotros"

Hay un mortífago junto a él-que-no-debe-ser-nombrado, sin duda es Severus, es mucha la distancia para estar segura, pero Hermione podría apostarlo. Poco a poco todos los magos de la Mansión se han ido, los dementores parecen volar hacia el Norte, supone que rumbo a Hogwarts la penumbra los sigue, las nubes se disuelven y el sol brilla sobre la Mansión, unos momentos después es como si la jalaran justo del ombligo hacia un remolino de colores desaparece.


Ya casi terminamos con este suplicio.

Adrel Black