~~Chapter 26~~


Choosing Sides:

Lucy y Wendy


(Anteriormente, cuando Morgan y Juvia apenas lograron llegar al gremio)

—Fue Natsu —dijo Morgan, y luego calló inconsciente.

—No puede ser... —musitó Erza incapaz de creerlo; su mente se llenó de incontables pensamientos y dudas, no había lugar para nada más. Después de un esfuerzo monumental para recobrar el sentido, Erza le echó una mirada a todos sus compañeros—. ¡No se queden ahí parados, ayúdenme a llevarlos a la enfermería!

Gray fue el primero en actuar y cargó a Juvia sobre sus brazos como si de una ligera almohada se tratara, mientras tanto Max y Warren ayudaron a Erza a levantar a Morgan. Todos ellos se dirigieron a la enfermería para atender a sus compañeros caídos. En ese mismo instante, la maga de espíritus celestiales, Lucy, llegó al gremio junto con Levy; ambas miraban a su alrededor muy confundidas. Wendy era la más cercana a ellas, así que ambas se le acercaron para preguntarle qué sucedió.

—¡Wendy! —la llamó Lucy. La Dragon Slayer del cielo se detuvo en seco y volteó hacia ellas con una expresión nerviosa—. ¿Qué pasó? ¿Porqué todos están tan alterados?

—Juvia y Morgan fueron atacados —respondió la chica peliazul, lo que dejó impactadas a sus compañeras del gremio—. Están muy mal heridos, o tal vez estén graves; los atenderemos en la enfermería.

Wendy se giró para ayudar en lo que fuese necesario; Lucy y Levy intercambiaron miradas, rápidamente la rubia sujetó a Wendy de la mano para detenerla.

—Espera un momento, Wendy. ¿Fueron atacados?

—Sí.

—¿Por quién? —Wendy abrió la boca, pero titubeó al final. O no quería decirlo, o no podía—. Dime, Wendy —la presionó Lucy. La mirada de Wendy se cristalizó, y respondió.

—Morgan dijo...que fue Natsu.

Aquella respuesta dejó heladas a Lucy y Levy, y toda su energía abandonó su cuerpo.

(Dos horas después)

—Estábamos haciendo lo que siempre hacemos en el gremio cuando la puerta se abrió de golpe —Wendy le relataba a una petrificada Lucy lo que había sucedido una vez que terminó de atender en lo que pudo a sus amigos; la maga de espíritus celestiales yacía sentada frente a ella sobre un barril de cerveza mientras que Wendy se encontraba encima de una mesa—, todos nos reunimos porque pensamos que era otro ataque, pero vimos a Morgan cargar a Juvia y, en cuanto entraron al gremio se dejaron caer al suelo. Morgan dijo que fueron atacados...y que el responsable había sido Natsu.

—No... —Lucy agachó la mirada mientras movía de un lado a otro la cabeza, apretó los puños lo más fuerte que pudo sobre sus piernas—. ¡No! ¡No puede ser verdad! ¡¡ME NIEGO A CREERLO!!

—¡Lo sé, también yo! Natsu no haría algo así, a ninguno de nosotros.

—Es que no tiene ningún sentido —Lucy se levantó de golpe del barril y le dio la espalda a Wendy, comenzó a caminar.

—¿A dónde vas? —le cuestionó la Dragon Slayer del cielo.

—¡Hablaré con Morgan para que me lo diga en mi cara!

—¡Lucy! —Wendy dió un brinco de la mesa y se apresuró a alcanzarla, luego se paró en frente para detenerla—. No puedes hablar con Morgan ahora, está muy mal herido y tal vez no despierte hasta mañana.

—¡Entonces lo despertaré! —exclamó Lucy—. ¡Hazte a un lado, Wendy!

—¡No!

—¡Wendy! —replicó Lucy.

—¡Erza y Mirajane están con él! —comentó, y sólo así Lucy se detuvo—. Terminan de ponerle, y a Juvia, sus vendajes. No creo que te dejen pasar de la puerta.

Lucy mantuvo su furiosa mirada sobre Wendy, luego de unos segundos dejó salir una exhalación y desvío la mirada; se giró y volvió a tomar asiento en el barril. La joven peliazul respiró aliviada y, al igual que la rubia, tomó asiento en su lugar, mirando a su amiga de forma comprensiva.

—Todo esto está mal —señaló Lucy con la cabeza agachada. Wendy asintió.

—Lo sé. No me gusta lo que está pasando.

—Algo me estaba dando un mal presentimiento desde esta mañana —comentó Lucy como su nada. Wendy estaba confundida.

—¿Qué sucedió esta mañana? —quiso saber. Lucy levantó la mirada ligeramente sorprendida, sabía que habló de más.

—N-Nada, Wendy. Es algo personal —Wendy asintió, entendía a qué se refería Lucy. Hubo un silencio entre las dos, la pequeña peliazul lo sintió como uno normal, en cambio Lucy estaba incómoda, así que cambió de tema para que su amiga se olvidara de lo que estaban hablando—. ¿Cuánto tiempo crees que tarden Mirajane y Erza en atenderlos?

—Ya estaban por terminar —respondió Wendy en voz leve—. Sólo faltaba cambiarles sus vendajes sucios y podrían descansar.

—¿Estaban tan heridos? —Lucy temía por la respuesta, pero en verdad se preocupaba por ellos. Wendy asintió.

—Juvia tiene quemaduras en su cuerpo y un brazo roto; Morgan tiene tres costillas rotas, un pulmón magullado, y una pierna rota. Hicimos lo que pudimos para estabilizarlos, así que no hay peligro.

—Qué alivio, al menos una buena noticia en medio de todo esto —Lucy le dedicó una cálida y dulce sonrisa, junto con una amable mirada, a Wendy para agradecerle por lo que había hecho—. Muchas gracias, Wendy; si no fuera por tu magia curativa, y la experiencia de Mirajane, no sé qué habría sido de Morgan y Juvia.

—N-No hay de qué, Lucy —musitó Wendy un poco apenada—. Me alegra mucho ser de utilidad.

—¿Pero qué dices? Si siempre nos has... —el abrir de la puerta de la enfermería interrumpió el momento, y la charla, de ambas chicas; del umbral salió Erza caminando a paso seguro, luego se encontró con Gray. Lucy no perdía ningún detalle de eso, tampoco Wendy, ambas miraban a la distancia—. ¿Qué estará pasando?

—No lo sé —respondió Wendy de forma ambigua—; pero por su forma de actuar, pareciera que están por hacer algo malo.

—¿Malo como qué? —interrogó Lucy. Wendy se encogió de hombros.

—No tengo idea.

Ninguna apartó la mirada de sus amigos, quienes parecían tener una seria conversación; luego de varios minutos, y de pequeños arrebatos, Erza y Gray se dirigieron a la salida del gremio, para luego ser abordados por algunos de sus compañeros. Lucy volteó hacia Wendy.

—¿Va a hacer lo que creo que harán? —inquirió la rubia.

—Van a buscar a Natsu —concluyó Wendy levantando ambas cejas.

—Sinceramente ya se habían tardado.

—Morgan y Juvia eran más importantes —comentó Wendy desviando la mirada hacia la enfermería, para luego volverse hacia Lucy—. Todo ocurrió muy rápido.

—Lo entiendo, pero si Morgan les dijo que el responsable del ataque había sido Natsu, Erza pudo elegir a un pequeño grupo para que buscara pistas de su paradero.

—Es cierto —concordó la chica peliazul llevándose el dedo índice a la barbilla para pensar mejor—; sin embargo Erza no es de esas que abandonaba a sus amigos, y menos si están lastimados.

—Es verdad —confirmó Lucy recordando algunos momentos de su pasado. Ambas volvieron la mirada hacia el tumulto de la salida del gremio, justo en el momento para ver a Erza y a Gray partir—. Parece que ya se van.

—Ojalá encuentren a Natsu —deseó Wendy firmemente con su corazón. Lucy se levantó del barril y caminó a la salida trasera, ubicada en la cocina, del gremio—. ¿A dónde vas?

—Los voy a seguir —respondió Lucy con voz autoritaria. Wendy se levantó y la siguió de cerca.

—Si Erza se da cuenta que los estabas siguiendo te irá muy mal.

—Seré cuidadosa —dijo seriamente y de forma cortante. Wendy no aminoraba el paso, la seguía muy de cerca.

—¿No es mejor esperar a que traigan a Natsu?

—No.

—¿Porqué?

—Porque tengo que escucharlo de él primero —respondió, y luego pensó para sí misma—. Y porque debo llegar antes que Erza.

—Entonces iré contigo —señaló Wendy al apresurar su paso. Lucy la miró de reojo y ambas sonrieron al encontrarse sus miradas.

—Hay que ser muy sigilosas para que Erza no nos descubra —sugirió Lucy inclinándose hacia Wendy.

—No hay problema.

Ambas entraron a la cocina y salieron por la puerta trasera. La carrera para ver quién llegaba antes con Natsu ya había comenzado

Luego de veinte minutos siguiendo a Erza y a Gray, Lucy y Wendy afortunadamente lograron evitar que la pelirroja las descubriera, lo cual era casi un milagro ya que ella poseía unos sentidos muy agudos que le permitían persibir hasta el más ligero ruido; eso le decía mucho a Lucy porque, para ella, quería decir que el asunto con Natsu era muy grave, o porque Erza no dejaba de pensar en el Dragon Slayer. Eso último la molestó bastante. No soportaba la idea de saber de alguien más con sentimientos hacia Natsu, y menos si se trataba de una amiga como Erza; sí, cuando Annie apareció volteó su mundo de cabeza y la hizo considerar mejor su forma de actuar hacia el pelirrosado, por eso en primera instancia lo invitó a salir aquella noche en el restaurante y confesarle sus sentimientos. Lucy no contaba con la aparición de Krecht, y éste a su vez arruinara sus planes. Ahora, con el repentino cambio de ser de Natsu, sus opciones se iban reduciendo conforme pasaba el tiempo. ¿Qué era lo que debía hacer? No estaba del todo segura, pero si lograba detenerlo, como las otras veces que casi pierde el control, ella entendería que Natsu aún siente algo por ella, y eso a su vez sería la oportunidad perfecta para decirle que lo amaba.

—¿Lucy? —la llamó Wendy en voz baja. La rubia salió de su ensimismamiento y volteó hacia ella.

—¿Sí?

—No quiero ser entrometida... —comentó Wendy ligeramente ruborizada. Lucy no entendía porqué decía algo así, pero por su expresión sabía qué iba a preguntar—, ¿Pero esto tiene que ver con tus sentimientos hacia Natsu?

—¿Porqué crees eso, Wendy?

—Porque estás actuando muy diferente desde que supiste lo del ataque —señaló la joven peliazul. Lucy dejó de caminar—. Y no sé qué pensar.

—Mira, Wendy... —Lucy se acercó a ella y colocó la mano derecha en su hombro izquierdo, había comprensión y amabilidad en su mirada, pero ambas se pueden usar como si fueran máscaras—, sé que estás preocupada por Natsu, todos nosotros estamos preocupados, pero mis sentimientos hacia él no están interfiriendo en su busca. Lo estamos buscando porque creo que él fue inculpado, o se trata de un mal entendido; pero por cómo es Natsu, algunos se pueden dejar guiar a simple vista de lo que yace frente a ellos. Y quiero aclarar esas dudas. ¿Tú no?

Wendy asintió rápida y repetidamente. Lucy le volvió a sonreír y acarició gentilmente su cabeza.

—¿Tienes alguna otra pregunta? —quiso saber la rubia.

Wendy no estaba segura de su hacerla o no, pues ahora sí creería que era una entrometida; pero si iban a seguir buscando a Natsu, era mejor despejar la mente de cualquier distracción y concentrarse.

—¿Le confesaste tus sentimientos a Natsu?

—Yo... —

Detrás de ellas se escucharon algunos ruidos extraños acompañados de crujidos de los arbustos, Lucy y Wendy voltearon un poco nerviosas y asustadas de lo que se podrían encontrar; y como una exhalación una silueta salió disparada de los arbustos y cayó frente a ellas.

—¡¡GGGRRRAAAHHH!! —dejó salir un rugido levantando sus patas al mismo tiempo. Lucy y Wendy se abrazaron entre sí presas del pánico.

—¡¡AAAHHH!! —gritaron ambas con los ojos llorosos. Aquella silueta llevó sus diminutos brazos a su estómago y se dejó caer al suelo.

—¡JAJAJAJAJAJA! ¡Debieron ver sus caras, chicas! —se burló aquella silueta al mismo tiempo que rodaba por el suelo.

Lucy y Wendy abrieron los ojos y vieron detenidamente la silueta frente a ellas: Era un cuerpo pequeño, regordete, de pelaje azul con blanco y una larga cola. Ambas ya sabían de quién se trataba.

—¡¡Happy!! —exclamaron ambas al mismo tiempo muy molestas; Lucy pellizcó las mejillas del felino mientras que Wendy le hacía cosquillas en sus patas—. ¡¿Qué crees que estás haciendo?! —le reclamó Lucy.

—¡Casi nos matas del susto! —agregó Wendy.

—No...no pude...evitarlo —decía Happy entre jadeos tirado en el suelo, se levantó lentamente y sacudió la tierra de su pelaje—. Vi la oportunidad y la aproveché.

—Gato del demonio... —gruñó Lucy entre dientes mientras fulminaba al felino con una mirada severa—. ¿Qué haces aquí de todas maneras?

—Venía de regreso de mi misión... —

—¿La de mensajería? —interrogó Wendy interrumpiendo al felino.

—Sí, esa.

—¿Mensajería? —preguntó Lucy. Wendy asintió.

—Happy nos había dicho a mí y a Charlie que se iba a una misión para trabajar en la mensajería de Volwatt —respondió. Lucy levantó ambas cejas asombrada, luego volteó hacia Happy.

—¿Y cómo te fue? En ese lugar hay tormentas eléctricas sin parar, no sé cómo no nos topamos con una cuando estuvimos ahí.

—Me fue muy bien —aclaró el felino todo sonrisas levantando la pata derecha en señal de victoria—, pude terminar todas mis entregas justo a tiempo. Hasta me felicitaron.

—¡Me alegro por ti Happy! —vociferó Wendy acompañada de una alegre sonrisa. Happy se sonrojó. Lucy también quiso felicitar al pequeño Exceed, después de todo se lo merecía.

—Es increíble que puedas hacer una misión solo, Happy. Estoy feliz por ti.

—¿Crees que no puedo hacer una misión solo, Lucy? —musitó Happy bajando sus orejitas y poniendo cara triste. Lucy inmediatamente se puso nerviosa.

—¡No, Happy, no digo eso! ¡En verdad me alegro por ti, y que puedas hacer misiones sin Natsu! —decía agitando nerviosamente ambas manos.

—¿Entonces lo que dices es que soy un inútil sin Natsu? —los ojos de Happy se cristalizaron, casi al borde del llanto. Lucy volteó a ver desesperadamente a Wendy para que la ayudara, la pequeña peliazul le hizo un gesto con las manos de arriba hacia abajo, como queriendo darle a entender que tratara de calmarlo.

—¡No, Happy, para nada! ¡Puedes con todo eso y más! ¡Eres muy capaz de hacer cualquier cosa que...! —Happy emitió un ruidito con su boca, interrumpiendo a Lucy, creyó que finalmente iba a romper a llorar; en cambio el felino color celeste explotó en fuertes carcajadas, y se volvió a tirar al suelo.

—¡¡Jajajajajaja!! ¡¿Cómo puedes caer dos veces en el mismo truco, Lucy?! —seguía burlándose el Exceed. Wendy suspiró aliviada, pero Lucy estaba todo lo opuesto a eso. La rubia se acercó al felino, se arrodilló, agarró un puñado de tierra y lo obligó a comérsela metiéndola forzosamente en su boca.

—¡¡TE MERECES ESO Y MUCHO MÁS, GATO DESGRACIADO!!

Un explosión los interrumpió y llamó su atención, todos voltearon en aquella dirección y notaron una gran nube de humo elevarse al cielo; Lucy y Wendy intercambiaron miradas y asintieron. Ambas salieron corriendo en la dirección de aquella nube sin intención alguna de detenerse.

Llegaron a los límites de un pequeño pueblo y encontraron a docenas de personas salir corriendo despavoridas en dirección contraria a la suya; todos de diferentes edades, estaturas y géneros, pero todos tenían la misma expresión en sus rostros: Miedo. Lucy y Wendy no se detuvieron; escucharon un estruendo a su derecha, así que se desviaron hacia allá. Siguieron corriendo y una fuerte vibración bajo sus pies les hizo perder un poco el equilibrio, luego esa vibración aumentó de golpe hasta que el suelo se sacudió violentamente, parecía que estaba ocurriendo un terremoto; ambas chicas tropezaron y cayeron de cara al suelo, Wendy perdió un poco el aliento mientras que Lucy se raspó las palmas.

—¡¿Qué está pasando?! —exclamó Wendy. Lucy negó con la cabeza.

—¡No tengo idea! —se sacudió las diminutas piedras de sus manos y se irguió—. ¡Parece que la tierra estuviera respirando!

El suelo volvió a sacudirse violentamente, Lucy y Wendy se elevaron unos centímetros del suelo y volvieron a caer de pie. Ambas estaban nerviosas, alteradas, y más que nada: Asustadas.

—¡Debemos averiguar qué ocurre!

Un fuerte grito se escuchó a lo lejos, parecía ser de una mujer; Lucy y Wendy no perdieron tiempo y corrieron a donde lo escucharon. Cruzaron unos cuantos árboles y un par de calles para llegar, algo cayó con fuerza al suelo y se arrastró en él. Ambas se ocultaron detrás de un edificio para ver qué sucedía. Lo que había caído fue una persona, una mujer, lamentablemente ambas ya conocían a aquella mujer: Se trataba de Erza. La pelirroja se reincorporó poniéndose de rodillas y apoyando ambas manos en el suelo, repentinamente escupió algo de sangre mientras mantenía una furiosa mirada al frente, limpió la sangre con el dorso de su mano y se levantó. Alguien más apareció frente a ellas; esa persona no parecía humano, por su aspecto parecía más un monstruo, o un demonio; y por un momento, a Lucy le pareció ligeramente familiar, lo examinó de arriba hacia abajo, entonces una idea cruzó su mente...y palideció.

—Imposible... —musitó. Wendy la volteó a ver.

—¿Qué ocurre, Lucy? —preguntó Wendy.

—No puede ser verdad... —

—¿Qué?

—No te rindes, ¿Verdad? —inquirió aquél demonio después de dejar salir una leve risa.

—En Fairy Tail... —comenzó a decir Erza dando un paso tras otro—, nunca nos damos por vencidos, mucho menos rendirnos. Tú deberías saberlo, "Natsu".

Y con eso, se confirmaron el peor temor de ambas chicas, Lucy y Wendy enmudecieron y se quedaron heladas ante el comentario de Erza. La rubia perdió la sensibilidad en sus piernas y se desplomó hacia el suelo con la mirada perdida en la nada, Wendy se dio cuenta y se acercó a ella para auxiliarla.

—¿Estás bien, Lucy?

—Wendy... —musitó. La pequeña Dragon Slayer se acercó más a ella—, dime que está mal. Dime que lo que escuché fue un mal entendido y que Erza está luchando con un demonio.

—Lucy... —

—Por favor... —suplicó. A Wendy se le partió el corazón en pedazos—, dímelo.

—Yo también quisiera hacerlo, pero no.

—No es cierto... —

Y como una exhalación, algo pasó frente a ellas, ambas voltearon en aquella dirección y notaron por muy poco a Natsu salir corriendo despavorido hacia el bosque hasta perderse en la lejanía; antes de que siquiera pronunciaran palabra alguna, Erza apareció y lo siguió pisándole los talones. Wendy reaccionó y se puso de pie.

—¡Se están yendo! —dijo. Al escuchar eso, Lucy volvió en sí y también se levantó del suelo.

—Debemos hacer algo.

—¡Lucy! —gritó Happy saliendo de entre la oscuridad del bosque para quedarse flotando frente a ellas, en su rostro había sorpresa y confusión—¡¿Qué pasó?! ¡Acabo de ver a Natsu siendo perseguido por Erza! ¡¿Se estaban peleando?!

—¡Sí, Happy, se estaban peleando! —aclaró la rubia acercándose más al Exceed. Wendy estaba confundida—, ¡Y tenemos que evitar a Erza mate a Natsu con uno de sus arranques de furia!

—¡¿Pero qué fue lo que hizo?! —quiso saber.

—¡En el camino te explico, es hora de irnos! ¡Debemos alcanzarlos!

—¡Aye, sir! —afirmó Happy en un impulso de determinación.

Lucy se preparaba para irse cuando fue detenida por Wendy, quien la sujetó de la muñeca.

—¿Qué estas haciendo, Lucy? —le cuestionó en voz baja—. ¿A caso piensas decirle la verdad?

—Aún no —respondió Lucy mirándola a los ojos—, primero quiero que me ayude a alcanzarlos. Luego le explicaré qué pasó con Natsu.

—Pero te estás aprovechando de Happy. Lo estás engañando.

—No es un engaño —corrigió—, estoy omitiendo información.

—¡Lucy! —masculló Wendy un poco molesta. Lucy se liberó de su agarre y la encaró.

—¡Necesito que Happy me ayude a alcanzarlos, Wendy! ¡Ya me llevan ventaja, y tengo que saber la verdad!

—¿De qué verdad estás hablando?

—Aún no lo sé, por eso quiero alcanzarlos. NECESITO SABER —Wendy dudó por unos segundos, pero al ver la determinación, con un dejo de preocupación, en los ojos de Lucy, entendió que estaba hablando en serio—. ¿O es que acaso tú no quieres saber la verdad? —interrogó.

Wendy quería ayudar, en verdad lo deseaba; pero no le agradaba la idea de engañar a uno de sus mejores amigos para un propio beneficio. No le gustaba, para nada en absoluto. No podía evitar pensar que, a su manera, Lucy tenía razón; así que al final aceptó. ¿El fin justifica los medios, tal vez?

—Vayan con cuidado, entonces —dijo. Lucy asintió, y se volvió hacia Happy.

—¡Vámonos, Happy! —lo llamó. Lucy corrió unos metros para tomar impulso y saltar a la mitad del camino, para luego ser atrapada por Happy en el aire—. ¡Ayuda a los heridos, Wendy! —le pidió mientras se alejaban.

—¡Eso haré! —confirmó la joven Dragon Slayer mientras se despedía moviendo su brazo de un lado a otro.

Detrás de ella se escucharon ruidos de pasos que se acercaban poco a poco, volteó sobre su hombro y descubrió que se trataba de Gray, quien al verla amplió los ojos con sorpresa.

—¿Wendy?

—Eres tú, Gray —dijo Wendy igual de sorprendida.

—¿Qué haces aquí?

—E...Escuché que ocurrió un accidente en el pueblo —se excusó pensando en lo más obvio que se le pudo ocurrir—, y vine inmediatamente a atender a los heridos.

—Creo que eso puede esperar —dijo el mago de hielo, volteó a su derecha y el Capitán Lahar apareció detrás de él—, lo que voy a contarte es mucho más importante.

Wendy no dijo nada, sólo los miró a ambos con intriga y nerviosismo.

Continuará...