Recorte de 130 días que cambiaron la historia.

Tan letal como él.

Entró al cuarto de baño de su huésped, por encargo de su madre. Debía cambiar las toallas, aunque había aceptado más por curiosidad que por complacer a su progenitora. Luego de hacer lo solicitado, no pudo evitar echar una mirada al vanitorio. Se extrañó al ver aun empacada la afeitadora eléctrica que su madre había dejado allí para él.

Se sobresaltó al escuchar la voz de su huésped, desde la entrada de la habitación. Se suponía que no estaba en la casa. Además, su madre le había dicho que lo había visto salir.

- ¿Qué mierda haces en mi cuarto, humana entrometida? – se asomó al cuarto de baño - ¿No se suponía que no podemos entrar a cuartos ajenos sin autorización?

Ella no se amedrentó -Oh, lo lamento, Vegeta… Pero mi mamá me pidió que cambiara las toallas… - intentó salir del cuarto, pero el saiyajin la detuvo, diciéndole - Se te quedan las sucias, humana torpe.

-No me digas torpe. ¿Eres siempre tan desagradable o solo lo haces por deporte?… - respondió, mientras tomaba las que se tenía que llevar.

Al agacharse, notó que el saiyajin apartaba la vista de ella y creyó verlo sonrojarse. Eso la hizo sentir algo de ternura por la timidez de él, sin embargo, continuó con su discurso – Si no fuera porque yo misma te invité, te haría encargarte de tus cosas, en vez de…

Él la interrumpió, volviendo a mirarla - ¿Por qué estabas revisando el cuarto de baño en vez de solo hacer lo que debías?

Bulma se quedó observándolo, sin saber que responder. Ella solo estaba curioseando.

-Solo estaba verificando que no te falte nada… saiyajin malagradecido.

-Hmn… Termina de una vez y vete – dijo Vegeta, ignorándola y girando sobre sus talones para salir.

Bulma, dejó las toallas sucias sobre el mueble ya que hubo algo que llamó su atención, por lo que no pudo evitar pregunta - ¿Vegeta?

Para su sorpresa el hombre se quedó en su sitio, escuchándola, girando su rostro levemente hacia ella

-Me di cuenta de que no has usado la afeitadora que te dejó mi madre… - dijo ella, comenzando a abrir el empaque. Él pensó que ella estaba nuevamente tratando de ser amable solo por conseguir algo de información -No seas estúpida… Hace mucho que no soy un cachorro. Es obvio que debo rasurarme. Pero esa máquina es ridícula y escandalosa… como tú.

-Ja, ja, ja – rio, con sarcasmo, dejando la rasuradora sobre el vanitorio - hoy estás gracioso ¿eh?... – se giró hacia él y lo miró atentamente, con esa mirada de curiosidad que tanto lo incomodaba - Oye ¿Cómo lo haces? Es que tu rostro siempre se ve perfectamente rasurado… - luego cambió su tono a uno suave, pero de broma, mientras le cerraba un ojo - ¿acaso es un secreto?

Vegeta se cruzó de brazos y volteó su cabeza nuevamente al frente -No tengo porque seguir con esta charla…

-Oh, vamos. No te hará daño decirme… Prometo no contarle a nadie…

El príncipe bufó con fastidio y cerró sus ojos - Sal de mi cuarto de una maldita vez – le ordenó, alejándose de la puerta, esperando que ella hiciera abandono finalmente de su habitación.

Bulma apretó sus puños molesta. No había forma de sacarle más información al hombrecito aquel cuando no quería. Cogió nuevamente las toallas que tenía que llevarse y en ese instante la vio, en uno de los estantes. Salió del baño y desde la puerta de la habitación le soltó - Así que utilizas una navaja…Es muy tu estilo, Vegeta… Es silenciosa y letal.

Vegeta abrió sus ojos y la miró sorprendido por unos segundos. Acto seguido, frunció profundo e hizo un amague de ir hacia ella. Bulma rápidamente salió y cerró la puerta con prisa. No tenía intención de ser aniquilada por su huésped, pero la verdad era que siempre terminaba sacándola de quicio no pudiendo evitar fastidiarlo de vuelta.

-Sí. Él es muy peligroso… - comentó alejándose, agregando después - Pero debo admitir que me gustan los problemas, ji, ji.

Fin.