El capitán de la orden entraba empapado a través de la gran puerta de madera de la base, él se acomodaba sus negros cabellos hacia atrás mientras avanzaba con sus mojados botines dejando una marca de pasos húmedos.
-¿Y bien capitán? -el cenizo preguntaba interesado.
-Lluvia torrencial en todo el Reino, al parecer durará unos días, seguidos o intercalados. Por el bien de todos tienen prohibido salir, las misiones se postergarán hasta cuando el clima esté a favor -dijo preciso.
Asta suspiró apagado.
-Tranquilo mocoso, ya irás a cumplir el recado mañana o pasado -se dirigía a él -pero si que es extraño, apenas esta mañana el clima estaba nublado pero sin indicios notables de lluvia.
-No hay problema capitán, simplemente me tomó por sorpresa, ya tenía todo listo y...
-Si, pero mírale el lado bueno, hoy te despertaste un poco más tarde de lo normal, si te hubieras levantado a la hora de siempre la lluvia te hubiera atrapado en pleno viaje.
-S-si, supongo que tiene razón.
-¡Pero bueno!, ¡La lluvia no es sinónimo de tristeza!, Hace tiempo que no estábamos reunidos todos como ahora, es momento de hacer algo como escuadrón -Vanessa saltaba desde atrás abrazando con un brazo a Asta y con el otro a Noelle que se encontraba a lado suyo -¿Sugerencias? -preguntó.
-¡Comer!
-¡Pelear!
-Alabar a mi Diosa Marie.
-Bañarnos juntos para probar nuestra sincera y estrecha amistad.
-N-n-n-no me m-m-mireeen.
Cada uno expresaba sus propios intereses.
-Estoy rodeada de raritos -pensó Vanessa -¿Alguna sugerencia capitán?
-Yo iré a beber y luego a descansar, aprovecharé este día para tener una sesión de sueño completa, así que hagan lo que quieran que no involucre destruir la base.
La pelirosa sentía tentación en ir a acompañar a su capitán, después de todo, él compartía su gusto por la bebida, pero su deseó de hacer algo con los demás chicos fué mayor.
-Bueno entonces...
-Ah, hay algunos juegos de mesa guardados en el almacén, pueden probarlos si quieren -fueron las últimas palabras de Yami quien salió del salón.
La de magia de hilos fue emocionada a buscar dichos juegos de mesa con sus esperanzas depositadas en que los demás se quedaran quietos y la esperasen, cosa que obviamente no iba a suceder. El cenizo, una vez librado del abrazo de Vanessa, pudo ver como su compañera de coletas parecía perdida.
-Noelle, hey Noelle -él la sacó del trance.
-¡Ha! ¿Q-que sucede? -preguntó sorprendida ella.
-Parecías estar perdida, ¿También estabas emocionada por ir a cumplir el recado?
-A-ah... S-si -ella se enrojecía y desviaba la mirada, no podía mirarlo a los ojos por más que lo desease.
-¿Pasa algo?
-N-nada, ¿Que te hace pensar eso? -dijo con un tono forzosamente estable.
-Nada nada, bueno, estaré por ahí.
-Claro, te sigo, Bakasta -expresó ya más tranquila.
[...]
En alguna posada en la Capital Real, 9:30am
[...]
-Herramienta mágica de sellado de maná, ropa casual y poco llamativa, cabeza libre de cualquier objeto atrayente, brillante y dorado -una pelinegra de profundos ojos rojizos sentada en cama, decía.
-No entiendo como le llamas a tu uniforme "ropa casual y llamativa", pero bueno, por lo menos te decidiste del abrigro negro que llevabas -la voz gruesa dentro de ella, respondía.
-No pienso quitarme mi uniforme, no me imagino vistiendo otra cosa que no sea esto.
-Cálmate, y bien, ¿Ahora qué?
-Hummm... Planeaba empezar hoy el plan de como deshacerme de ese enano.
-¿Hoy?
-Sé que Zenón dijo que esperase una semana, pero no creo que haya problema si comienzo un poco antes, además según tú no será tarea difícil -expresaba.
-Bueno, supongo que tienes razón.
-Claro que lo tengo, pero bien, siguiendo con lo que estábamos... Creo que perderé este día, la lluvia no parece dar ningún indicio de querer parar pronto.
-Puedes idear un plan ahora mismo y ponerlo en práctica una vez pare -sugirió
-Mmmm... ¿Ideas? -se recostó en cama con los brazos cruzados como almohada.
-¿Cuándo quieres matarlo?
-Me dijiste que lo haga una vez estuviese solo, ¿Ya lo olvidaste?
-Haha, no, solamente te probaba. Si es así entonces habrá que descubrir el momento exacto en el que salga solo a una misión lo suficientemente lejos de su base o alguna ciudad cercana.
-Entiendo... Está listo entonces, por ahora creo que tomaré una siesta -cerraba sus rojizos ojos.
-¿Y Noelle? -después de un pequeño silencio, Megicula habló.
Sus labios se humedecían, una ligera sonrisa se formaba y una chispa de exitación se desprendía de su rostro.
-Ya veo... -suspiró Megicula al verla.
-Hehe, bromeaba bromeaba, ahora mismo tengo la mente en frío y soy conciente de que cualquier paso en falso puede arruinar la misión. Además, tengo una Noelle-chan esperándome para luchar una vez regrese al futuro -decía bromista.
-Tienes razón, la de ahora no debe ser ni el 50% fuerte de lo que era con la que luchaste.
-Exacto -asentía -pero aún así cualquier cosa puede pasar hehehe, ojalá no suceda.
-Esperemos que no.
-Bueno, ahora cállate que dormiré un rato, despiértame a la hora de almorzar o directamente a la de cenar -volteaba su cuerpo y se acomodaba en el suave colchón.
-Soy el demonio de las maldiciones, no del tiempo, ¿Cómo sabré a que hora almuerzan o cenan los humanos?
-Aveces me irritas, Megicula -gruñó y seguidamente configuró un despertador.
-Hahaha -el demonio se reía sarcásticamente.
[...]
Residencia Vermillion, 2:00pm
[...]
Una hermosa doncella de finas ropas, largos botines, verdosos ojos y anaranjados cabellos reposaba de pie en uno de los largos pasillos de su hogar. Veía con ojos perdidos el desender de las ruidosas gotas por los vidrios de su ventana, veía como caían y regaban las distintas plantas y flores de su jardín y veía, también, el oscurecer del cielo producto de las nubes cargadas de lluvia.
Su corazón latía un poco más rápido de lo normal, sus ojos brillaban embelleciendo su rostro y sus mejillas matizaban en un rojizo claro conforme pasaba el tiempo, ella amaba el clima lluvioso.
-Mimosa, ¿Qué haces aquí? -un joven la llamó.
-Hermano -le dedicó unos segundos de su mirada -solo veo como cae la lluvia.
-Oh, entiendo.
-Cada gota que desiende voluntaria o involuntariamente de esas nubes es hermosa, algunas riegan las flores que las personas llegan a ignorar, otras sirven de espectáculo a sus más fieles fanáticos. Ese sonido gemelo en cada lugar del espacio bendecido por ella, proporciona tranquilidad o trizteza, dependiendo de como lo veas ella actuará para tí, simplemente es, hermoso...
-Como siempre, sueles ser bastante intensa con algunos temas, hermana.
-Perdón.
-No tienes porqué disculparte -decía -Solo vine a ver como estabas, recuerda hacer tus deberes y descansar lo suficiente para el día de mañana, si la lluvia cesa, es muy probable que tengamos decenas de misiones, después de todo es una llovizna un tanto fuerte.
-Entiendo, iré enseguida.
Kirch asintió y se retiró. Mimosa se mantuvo un poco más en el lugar, luego se retiró.
Ella abrazaba una almohada e inclinaba su suave rostro para resoplar en ella, su suave cama junto a las gotas de lluvia la relajaban y la llevaban a un espacio de completa tranquilidad y resposo mental, justo lo que necesitaba después de días repletos de misiones junto a su grupo del Amanecer Dorado, y también después de no terminar de hablar las cosas por completo con su interés romántico.
-Quiero una cita... -susurraba ella.
Los deseos de una dama enamorada salían a flote.
-Él y yo fuimos directamente al paso final -hundía más su rostro mientras sus mejillas se teñían de rojo al recordar lo que decía.
-Pero enserio quiero una cita... Salir a caminar y tomarnos de la mano...
-No creo que se niegue, después de haber llegado tan lejos en solo una noche... Esto sería normal... ¿Verdad? -su corazón aumentaba en velocidad de latidos.
Se llenaba de dudas románticas; las respondía con risas encantadoras y ambientes recreados por ella.
-Aún no somos nada, supongo que debemos hablar y cumplir los primeros pasos... Ahhh... No sé cómo hacerlo...
Era la primera vez que se ponía a pensar en serio, ya que cada vez que pensaba en Asta solo llegaba a fantasear con escenarios creados por ella.
-Se sintió tan bien aquella vez... No estaría mal repetirlo -fueron sus últimos susurros antes de cerrar sus brillosos ojos para tomar una siesta.
[...]
En alguna parte de las ciudades que rodeaban la Capital Real, 5:00pm
[...]
-¿Y pudiste verlo? -un hombre preguntaba.
-Si, estaba sentado en la plaza del lugar, tuve mucha suerte de verlo -dijo soñadora.
-Que pérdida de tiempo -comentó un joven.
-¿Ehhh? ¿Estás celoso Vetto? No te culparía si lo estuvieras -dijo de manera juguetona la chica pelirosa.
-¿Qué? JAJAJA, a diferencia de tí, yo si que estoy centrado en la misión y no en niñeras -reclamaba.
-¿Misión? Te lo tomas muy enserio -ella respondía.
-Silencio ambos, se supone que ahora están en cuerpos de quinceañeros pero deberían seguir teniendo la edad mental que tenían antes de morir -reprendió Ryah -más que todo tu Vetto, Fana por otro lado, aún eras muy jóven antes así que es entendible hasta cierto punto tu actitud.
-Tch, es que ella se pasa de infantil.
-Déjame en paz, tu también te la pasas de infantil describiendo nuestra espera a Patry como una "misión" cuando nisiquiera hacemos nada.
-Pero es mejor que andar fantaseando con una estupidez como la tuya.
-¡No es una estupidez! Es algo nuevo que jamás había sentido en mi vida, este algo es... Es am...
-Ya basta -el mayor de los 3 hablaba.
-Primero, quedarse aquí sin ser descubiertos en lo que Patry busca un nuevo lugar para habitar sí es un trabajo muy importante. Y segundo, deja a Fana en paz, es una etapa que pasan las jóvenes de su edad.
-Pero ella ya está vieja -un puñetazo fue dirigido al rostro del atrevido chico.
-Pero eso si, una vez debamos partir, deberás dejar todo esto.
-No te preocupes, será tiempo suficiente para aclarar este sentimiento -balanceaba alegre sus piernas.
Un trueno sonaba.
-Ojalá acabe rápido esta lluvia -comentaba Ryah.
-¿Cuánto duró la última vez? -decía Vetto sobándose el rostro.
-No recuerdo bien, creo que una... O dos semanas, de todos modos, que bueno que compramos todo lo necesario.
-Hummm Asta...
-Ahhh... Sus compañeros varones la veían confundida.
[...]
En una cabaña de la zona olvidada 7:30pm
[...]
-Aún no para la lluvia eh... Ah... -suspiraba un hombre de rojos cabellos sentado en una silla de madera.
-No, es más, parece que lloverá toda la noche -una mujer decía desilucionada mientras metía leña al fuego para que el calor que este emitía no se extinguiera.
-Esto si que es mala suerte, con todo esto quién sabe cuándo llegará el paquete de Mars.
-Ahora mismo debe estar a poderío de una de las órdenes, posiblemente apenas acabe esta lluvia un caballero mágico venga a entregarlo -decía ella esperanzada -por cierto...
-Si, le dije que lo mandara de manera que lo recibieran los Toros Negros, debido a que nos conocen no le harán miles de revisiones al recibirlo -adoptaba una pose de relajo.
Una puerta se habría.
-Maestro Fanzell, Domina-sama, la cena se está hirviendo -una pelinegra de capa oscura hablaba.
-Muchas gracias Mariella-chan -Domina respondía alegre.
-No me diga "chan".
-Hehehe, vamos vamos, no te avergüenzes -meneaba una mano a la altura de su mentón.
-¿Por qué tan pensativo, Maestro Fanzell? -preguntó curiosa.
-Ah, no es nada importante, simplemente el paquete que envío Mars se retrasó por esta lluvia.
-¿El paquete?
-Si, desde que Fana fue a vivir con él, les encargué que buscaran algunas de las cosas que dejé abandonadas ahí.
-Ya veo... ¿Y qué orden la entregará?
-Si todo salió bien, los Toros Negros; posiblemente Asta venga a entregarlo, él ya conoce el lugar.
-¿Asta? -preguntó la joven.
-Asta, el otro discípulo de Fanzell aparte de ti, Mariella, ¿No lo recuerdas? -dijo juguetona, Domina.
-Ah, ese tonto, tiempo que no lo veo, ¿Sigue vivo? -preguntó con roces de desinterés mientras movía algunos de sus mechones atrás de su oreja.
-Si, y si termina viniendo él, asegúrate de no intentar matarlo por favor -Fanzell dijo bromista.
-No lo haré, eso era cuando era un completo extraño.
-Oh, ¿Y ahora que és? -reposaba su rostro la mujer.
-¿A qué se refiere?
-Jejeje, nada nada, vayamos a comer -dijo alegre su última oración.
[...]
Base de los Black Bulls 8:00pm
[...]
-No pensé que enserio terminaríamos jugando un juego de mesa... -Noelle comentaba.
-¡Ja! ¡Gané de nuevo! -el delincuente virgen levantaba su baraja en símbolo de su victoria.
-¡Ahhhh! Con lo poco que me faltaba... Magna-senpai, usted realmente es muy bueno -felicitaba Asta.
-Hehehe, perder inumerables veces en los centros de apuestas dieron sus frutos -frotaba su dedo por debajo de su nariz.
-A cenar muchachos -la cocinera de la orden llamaba.
Después de la cena todos se dirigieron a sus respectivas habitaciones, no había mucho que hacer después de pasar todo el día encerrados y sobreexplotar sus pasatiempos dentro de la base.
11 de la noche, hora en la que ya todos deberían estar durmiendo para recibir esperanzados un mañana sin lluvia, fue roto por una chica quien no podía conciliar el sueño.
Sus mejillas estaban rojas, y aunque nadie la observaba, tenía sus manos cubriendo su rostro de la vergüenza, ya no podía ignorar su incomodidad, noche tras noche y algunas veces del día ese recuerdo nubloso se apoderaba de su cabeza.
El recuerdo de ella en una situación de suma intimidad con él, el juntar de sus cuerpos, el disfrute de sus roces. Recuerdos nublosos pero a la vez claros con el pasar de los días.
Después de la segunda vez recordándolo, supo que era más que un simple sueño o fantasía, se moría de vergüenza el recordarlo y a la vez topárselo a él en la vida real.
-¿Por qué sigo pensando en eso? -se decía a sí misma -Esa clase de cosas n-no deben de pasar por mi cabeza pero... Pero... ¿Enserio sucedió? -sus manos cubrían ya todo su avergonzado rostro.
-Eso es i-imposible... -sus tiernos ojos se rendían ante la vergüenza mientras sujetaba su almohada y se la apegaba a sí.
-Asta y yo... ¿Lo hi...? Ahhhhhh... -no tenía el valor de terminar su oración.
-Aquella vez... En el baño... Fue ahí, ¿Verdad?
[...]
El día siguiente llovió todo el día de nuevo
[...]
-¡Despierten idiotas! -el llamado de mando recorría cada pasillo de la peculiar orden.
-¡Si capitán! -en unos minutos ya todos yacían formados en fila frente a él.
-Al parecer hoy no hay lluvia y esperemos que sea así mañana y pasado.
-¡Yei! -gritaron todos quienes ya se habían dado cuenta.
-Prepárense que tenemos muchas misiones para cada uno de ustedes -fueron las palabras que mataron todos los ánimos.
-Y tú mocoso, más te vale ir de una vez para regresar lo más rápido posible.
-¡Sí capitán! -el cenizo asintió -¡Noelle!
-Ah... S-si, voy...
