Todos los personajes pertenecen a Stephenie Meyer. La historia es completamente mía, queda prohibida cualquier adaptación. Todos los medios de contacto se encuentran en mi perfil.


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5 Seconds of summer – Youngblood

—Me gusta el chocolate, quiero helado de chocolate para cenar, ¡pero tía Rose dice que no está dispuesta a lidial… lidial…

—Lidiar. —Bella lo corrigió.

—Li-diar. —Thomas se esforzó hasta lograr formular la palabra correctamente— con las consecuencias que eso puele conlleval.

—¡Y sigo firme en mi decisión! —grito Rose desde algún lugar de la cocina de mi madre.

Thomas se enfurruño, frunciendo el ceño y abrazándose a sí mismo.

Bella tomo una captura de pantalla justo antes de que estirara los brazos y dijera:

—Los adultos son abulidos.

—Lo siento, cariño. Reglas son reglas.

—No me gustan las leglas. Las le-le-re….

—Reglas.

—Re-glas. —murmuro.

Bella se rio y me miro divertida.

—Eso me recuerda a alguien.

Me fue irresistible sonreír y encogerme de hombros.

—Lamento eso. —dije y aunque trate de sonar lo más bajo posible, la personita del otro lado del teléfono me escucho.

—¿Mami? —Thomas pregunto desde el otro lado— ¡Mami! ¿Quién está contigo?

Bella abrió los ojos sorprendida. Los dos habíamos acordado que a pesar de que vería su video llamada con Thomas, me mantendría fuera de cuadro. Era mejor así, en lo que podíamos encontrar la forma de que yo pudiera ser parte de su vida poco a poco.

—¿Mami? —Thomas volvió a preguntar con impaciencia.

—Es… —antes de continuar de responderle, me hizo la pregunta silenciosa. Inmediatamente asentí, claro que quería ser parte. —Solo es un amigo. En realidad, —lo reformulo— es el hermano del tío Emm.

Movió un par de cosas en su teléfono y con una señal, nos enfocó a ambos.

Thomas cambio su enfurruñamiento por una sonrisa, dejándome ver que le faltaba un diente.

Sentí un retorcijón cuando me di cuenta que se le había caído su primer diente. Debió ser hace muy poco, la última vez que lo vi, los tenía por completo.

—Hola, pequeño.

—No soy pequeño. —resoplo, levantando una mano sobre su cabeza— Soy glande. ¡Glande! ¡Glande!

—Ya lo veo. —sentí un revoloteo en el corazón— Y veo que te falta un diente.

Llevo sus manos a su boca, abriendo sus mejillas y mostrándome todos sus dientes por completo. Bella dejo salir una carcajada, dejando caer su rostro sobre su mano y mirándole embelesada. Sus chocolates ojos se llenaban de una dulce felicidad cuando lo miraba. Podía ver cuánto amaba a nuestro hijo.

—No le debiste preguntar. —dijo risueña.

—¿Por qué?

—Ahora lo veras. —hizo un gesto hacia Thomas.

—¡Sí! Peldi un diente la semana pasala. —claramente tenía un problema con la "r"— ¿Tú has peldito un diente, Edwad?

—Bastantes, cuando era un niño, así como tú.

Entrecerró los ojos.

—¿Y conociste al hada de los dientes?

Su pregunta me tomo desprevenido.

—En realidad… recibí dinero de ella, sí.

Se encogió de hombros,

—Yo no pude conocel al hada de los dientes.

Fruncí el ceño y le pregunte.

—¿Por qué?

—Es que… —sus mejillas se colorearon de rosa. Con un sonrojo bastante parecido al de Bella. Bajo la mirada y se rio— Me comí mi dliente. Y le he preguntado a mamá que si podía tomalo cuando salió, pelo dijo que no. ¡¿Puedes cleerlo?! —gruño esto último.

Bella resoplo, apuntándole con el dedo índice a través de la pantalla.

—No iba a dejar que metieras tu mano en el retrete, jovencito.

—¡Pero mami, es mi popo!

—Dudo que la popo se deba tocar. —dije yo.

Thomas rodo los ojos de manera divertida y se dejó caer sobre el sofá de mi madre, balanceándose una y otra vez. Podía ver la gran energía que tenía y como había heredado mi humor en gran medida.

—¡Uhg! Cualdo sea glande, tocale mi popo todo lo que quiela. —miro a Bella de regreso, como su hubiera encontrado la perfecta solución a su problema.

—Muy bien, sabiondo. —Bella lo miro cariñosamente— Regrésale el teléfono a tía Rose. Recuerda que mami te ama y pórtate bien.

—Yo también te amo, mami. —acerco el teléfono y estampo un beso en el. La pantalla de difumino, hasta volverse bastante borrosa. De todos modos, Thomas aún era perceptible. Me miro con ojos verdes, iguales a los míos. —Adiós, Edwad.

—Adiós, pequeñuelo.

Lo siguiente que vimos fue todo de cabeza, luego de lado, después los pequeños piecitos de Thomas. Mientras trastabillaba hasta llegar a la cocina.

Salto el pequeño escalón que había entre la sala y la cocina de mi madre.

—¡Mami quiele hablal contigo, tía Rose! —grito.

Era curioso como el nombre de Rosalie si lo podía pronunciar perfectamente. Rosalie dejo salir un par de risitas y tomo el teléfono entre sus manos.

—Está bien cariño, ¿Por qué no vas a la sala y sigues viendo Bob Esponja?

—¿Si lo hago… —la vocecita de Thomas se escuchó al fondo— puedo tenel un poco de helado?

—¡Thomas Anthony Swan! —Bella resoplo.

Mi corazón se saltó un latido. Dios. ¿Anthony? ¿Le había puesto mi segundo nombre? El nombre tomo otro significado en mi mente. ¿Por qué de todos los nombres, Bella eligió el Anthony? El mismo nombre del padre de Esme. Ese cabronazo sin escrúpulos. El hombre que fue capaz de despreciar a mi madre por quedar embarazada, casi obligarla a abortar y correrla de casa, porque "él no tendría al hijo de un violador bajo su techo". Y después, justo cuando el hijo de puta tuvo su merecido cuando el cáncer lo judío a él y a sus pulmones por completo, tuvo la osadía de darse un tiro en la cabeza, dejando a su única hija sola y con un bebé es su vientre. Bree.

Trague saliva. Ese nombre pesaba demasiado como para que mi hijo lo llevara sobre sus hombros, y no solo por el padre de Esme. También por mí.

La sonriente cara de Rose apareció a través del teléfono.

—Apenas los puedo mirar con toda la baba que hay en la pantalla.

—Thomas decidió mostrar su amor por mami a través de ella. —ambos esperemos hasta que Rose la limpio.

Su rostro níveo fue claro por fin, revelando donde estaba y con quien. Otro revoloteo en mi corazón.

Max gorgoteo desde el otro lado cuando me enfoco.

—Pero mira quien se ha puesto de buen humor. —Max estiro las manitas, tratando de tomar el teléfono entre sus regordetes dedos— Saluda a papi, cariño.

Bella me cedió el teléfono, pero aun así se mantuvo cerca, aun dentro de la llamada lo suficiente para que ella fuera vista por Max. Mi pequeño también enfoco su mirada chocolate sobre ella, regalándole una de sus típicas sonrisas de bebé.

Bella dejo salir el aire de su pecho precipitadamente.

—Tiene los ojos de Charlie.

Asentí, aun sin querer mirarla y enfocando mi atención en Max. Si tenía los ojos de Charlie, significaba que tenía los ojos de Bella también.

Bella carraspeo, tratando de disimular su impresión.

—Es un precioso bebé. —roso con la punta de sus dedos la pantalla.

—Lo es. —mire con ternura como Max gorgojaba, metiendo sus deditos en su boca y removiéndose inquieto entre los brazos de Rose— Papi te ama, campeón.

Y como si me entendiera, soltó un chillido.

Escuche un sorbido a mi lado. Bella se levantó rápidamente, dejando el teléfono en mis manos.

—Puedes terminar la llamada mientras voy al baño.

Antes de que pudiera responder algo más, ya estaba afuera de la cafetería. La mire desaparecer por la puerta, sintiéndome un estúpido. De alguna manera, nunca lograría resarcir el daño que le hice a Bella, y que aún le sigo haciendo. Mis ganas de ser parte de la vida de Thomas, siempre la pondrían en la línea de daño. Max era un continuo recordatorio de mi matrimonio con Clarie.

Pero independiente de lo mucho que siguiera amando a Bella. Max era mi hijo, al igual que Thomas.

—Es difícil para ella. —Rose volvió a llamar mi atención. Esta vez Max ya no estaba en sus brazos y sobre su cadera, sino en su sillita de bebé. Rose le dio un cubito de algo parecido a un fruta mientras se recargaba en la encimera— Solo necesita tiempo.

—Le afecto ver a Max, no quiero lastimarla más, pero…

—Pero Max es un bebé que no tiene la culpa de los errores de sus padres. Bella lo entiende también. Creo que su reacción vino más del hecho de que a pesar de que él es hijo de Clarie, porta los increíbles ojos de los Swan y no los azules de los Dwyer.

Mire de nuevo a la puerta, intentando ver si Bella venia de regreso. No vi ni rastro de ella.

—Creo que la cague. —pase una mano por mi cabello.

—En cambio, yo creo lo contrario. —Rose volteo a sus espaldas, gruñendo entre dientes— Creo que tengo que dejarte, Edward. Necesito llamar a Esme. Lamentablemente Carlisle y Emmett están haciendo un trabajo horrible con la habitación de Kate. Por cierto, dile que la amo y que todo estará arreglado cuando llegue a casa.

—Espera… —le pedí antes de que cortara— ¿Qué quieres decir con "la habitación de Kate"?

—Cierto. —Rose se pegó en la frente— Carlisle y Emmett se han ocupado toda la tarde en organizar la habitación de huéspedes. La azul. Esme quiere que cuando Kate salga del hospital, se quede aquí.

Esa es mi madre. Le debía una bien grande. Y también a mi padre.

—Está bien, llámame si necesitas algo.

—Está bien. —se giró y le dio otro cubito de fruta a Max. Mi hijo lo recibió gustoso, metiéndoselo en la boca— De cualquier modo, sabes que disfruto cuidar de estos chicos.

Nos despedimos, acordando que si decidía quedarme a pasar la noche con Kate, ella se haría cargo de Max durante la noche. Deje el teléfono de Bella y mire a mi alrededor, habían trascurrido por lo menos tres horas desde que habíamos salido de la habitación de Kate. Después de nuestra conversación, Bella y yo decidimos comer algo y pedimos un par de ensaladas de pollo y unos jugos. Luego llamamos a Thomas.

Volví a escanear la habitación en busca de Bella, pero en vez de encontrarme con unos ojos chocolates, me encontré con unos azules.

Tanya me sonrió amablemente mientras hacia su camino para llegar a mí. Venia acompañada con dos chicas más, pero inmediatamente les dijo algo y estas se dirigieron a otra mesa.

—¿Todavía aquí? Kate es una chica con suerte.

Me reí, pasando una mano por mi cabello y luego haciéndole una seña con mi mano hacia la silla enfrente de mí. Tanya no discutió y tomo asiento.

—¿Es lo que hacen los amigos, no? —me encogí de hombros.

Mi espalda se quejó, debido a todo el estrés acumulado por los acontecimientos de los últimos días. Tanya abrió la boca, boqueando como un pez.

Lo admito, lo hice a propósito.

Cuando finalmente pudo hablar, comenzó a tartamudear.

—Demonios. Y-Yo… lo s-si-siento… —desvió la mirada— Dime que no estás diciendo lo que estoy creyendo.

A pesar de que la tensión en mis hombros aumentaba a medida que Bella no regresaba, me cruce de brazos e intente sonreírle amigablemente.

—Lamento que pensaras que Kate y yo somos pareja, pero no lo somos.

Gimió, dejando caer su cabeza hacia la parte posterior de su cuerpo.

—Soy tan tonta. Solo que… Dios. —al fin volvió su mirada a mí— Sabes lo distraída que soy. Tan distraída como para no darme cuenta que tal vez hice un par de comentarios incomodos frente a Bella, ¿has vuelto con ella?

Arrugo la nariz.

Intente ignorar su gesto.

—No creo que esa sea una conversación que quiera tener con la mejor amiga de mi ex esposa, Tanya.

—No lo veas de esa forma. —uso un tono consolatorio para hablar— También soy tu amiga, Edward. Por supuesto, no quiero incomodar.

—No lo haces. —trate de quitarle importancia, desviando mi mirada de nuevo hacia la puerta.

Dios, Bella. ¿Dónde estás?

—Así que… fue toda una sorpresa verte de nuevo. Y justo aquí.

Esto último logro obtener mi atención.

—Sí, Forks no es un lugar tan común para encontrar gente. ¿Cómo has llegado aquí, Tanya?

Tanya cabeceo, regalándome una mirada tímida, tal vez incluso avergonzada.

—Puede que fuera algo totalmente inconsciente. Me dieron varias plazas a elegir, sorpresivamente esta estaba presente. Clarie siempre hablaba de Forks y de su familia. De la ciudad en la que creció. —sus azules ojos tomaron una tonalidad gris, revelando la tristeza tras de ellos— Perderla fue bastante duro, sobre todo porque no pude hacer nada por ella cuando aquel coche la impacto.

—No fue tu culpa, Tanya. —no. No fue su culpa. Sino del hijo de puta desquiciado que se había metido a toda velocidad en el aparcamiento de un centro comercial y se había llevado la vida de Clarie con él.

—A veces es difícil de creer. Soy médico y a pesar de eso, no pude hacer nada por ella.

—Fue una hemorragia masiva, ni siquiera el mejor doctor la hubiera salvado, Tanya. Lo sabes.

—Me lo repito todos los días. —suspiro, entrelazando sus manos a través de la mesa— Tal vez lo que estoy por preguntarte está totalmente fuera de lugar…

—Puedes preguntar lo que sea.

Tanya bajo la mirada, como si no pudiera mirarme mientras me hacia la pregunta.

—¿Han sabido algo de quien lo hizo?

Pensé un minuto en ello, antes de responderle. Los últimos meses fueron un sube y baja, pero no por eso olvidaba que ahí afuera había un hombre que mató a mi esposa. A una mujer embarazada que solo se encontraba en medio de una tarde de compras tranquila.

Clarie no merecía morir de aquella manera.

Y aunque me había sido difícil, creo que después de aquellos primeros dos meses después de su muerte, me había rendido. La policía de Chicago hizo todo para encontrar al culpable, pero era como un callejón sin salida. Cada cabo estaba perfectamente sujeto.

—El caso está cerrado. Se encontró el auto con el que ese psicópata la impacto, pero el peritaje no revelo mucho, simplemente que fue robado tres días antes de que el accidente sucediera y luego simplemente fue abandonado. Se encontraron un par de huellas en el, pero no mucho más. La policía trato de implicarme las primeras semanas, pero la verdad es que sus argumentos eran bastante inválidos.

—¿Qué? —Tanya me miro sorprendida.

—Sí, un mes después de su muerte, cabello mío fue encontrado dentro del coche.

Aunque sonara increíble, así era. Pero incluso cuando encontraron mi ADN en ese auto, pude comprobar que durante todo el tiempo estuve en mi trabajo, y del trabajo a casa, aparte de unas cuantas cenas y reuniones del trabajo.

Jamás hubiera sido capaz de dañar a Clarie.

La expresión de Tanya se llenó de irritación.

—No puede ser posible. Ellos no te conocen.

—Lo fue. Después mi padre intervino y les manejo otra hipótesis. De alguna manera, ese psicópata quería incriminarme. Es realmente loco de pensar, pero creemos que tal vez la tuvo en la mira por semanas antes de atacarla. Sin embargo, no son más que hipótesis vagas, y a menos que una nueva pista aparezca, el caso quedara cerrado. Simplemente lo consideran un callejón sin salida.

Bufo.

—Así de eficiente es la policía.

—Muy eficiente. —concorde.

De reojo, pude ver a Bella regresando a nuestra mesa. Cruzo las puertas y nuestros ojos se toparon, luego los suyos fueron hacia Tanya. Tanya noto el intercambio de miradas, pero se mantuvo en su lugar. Creo que estaba demasiado nerviosa como para decir hola siquiera, después de todo, no todos los días vez a la gemela de tu mejor amiga.

Bella no tomo asiento al llegar con nosotros, simplemente se puso a mi costado y tomo su teléfono de la mesa.

—Doctora Smith. —dijo suspicaz— ¿Pasa algo con Kate?

Tanya entrecerró los ojos, sin embargo dejo salir una risa incomoda y seca mientras se removía en el asiento.

Supuse que tenía que salir a su ayuda.

—Ella fue amiga de Clarie en Chicago. —Bella abrió los ojos sorprendida— En realidad, su mejor amiga. Estuvo el día del accidente.

Bella supo inmediatamente a que me refería. Una de sus manos se puso sobre el respaldo de mi asiento. Casi como si necesitara sostenerse.

—Creo que ni siquiera es necesario que me presente. —dijo.

—Eres idéntica a ella.

—El cabello y los ojos son diferentes. —le recordó Bella irritada.

—Es cierto. Incluso creo que Clarie era un poco más alta que tú. —cedió Tanya— De todos modos, es un gusto conocerte oficialmente, Bella. Clarie hablaba mucho de ti.

—Ya lo creo. —se me seco la boca por el tono que uso Bella. Nadie dijo nada después, hundiéndonos en un silencio incómodo.

Salvada por la campana, Tanya saco su teléfono del bolsillo de su bata de hospital mientras este vibraba. Leyó algo en el, pareció responder y se puso de pie.

—Me tengo que marchar. Cesaría de urgencia. Un gusto conversar contigo, Edward. —puso mano en mi brazo, lo que nos dejó en una incómoda posición a los tres.

Yo sentado, Bella en uno de mis costados y Tanya en el otro.

Contra todo pronóstico, Tanya se inclinó un poco y dejo un beso en mi mejilla. Antes de marcharse, le dio a Bella una sonrisita.

—Un gusto, Isabella. —uso su nombre completo.

Bella la siguió mirando mientras salía por las puertas corredizas, torció la boca antes de hablar.

—Es extraña. —tomo asiento a mi costado, evitando evidentemente la silla en la que se había sentado Tanya.

—Tanya siempre ha sido extraña.

—Y tal vez, ¿a la extraña le gustas? —pregunto ella.

Me incline sobre la mesa. Nuestras miradas se cruzaron.

—Jamás pondría mis ojos sobre Tanya. —respondí con sinceridad.

—Eso no significa que ella no ponga los suyos sobre ti.

—Estas confundiendo amabilidad con coqueteo.

—Sé cuándo una mujer va tras un hombre. Y ella definitivamente va tras de ti. —observo.

Decidí darle carpetazo al tema, si a Bella le preocupaba que mi atención de pronto se viera distraída por una mujer, estaba equivocada. La única mujer sobre la que querría poner mi atención seria ella, si a esas vamos.

—No me interesa. —murmure simplemente.

—Ya lo creo. —volvió a usar la misma frase, con el mismo tono de voz. Suspiro antes volver a hablar— Mira, solo quiero dejar una cosa clara. Asegúrate de que las mujeres con las que te relacionas sean las correctas, no quiero meterme en tu vida privada, pero es importante que Thomas tenga estabilidad. Y supongo que eso no ayuda mucho, si su padre pasara de novia en novia.

—Bella. —sonreí por lo absurdo de esta conversación— No hay ninguna mujer. No lo habrá.

¿Cómo pretendía ella pensar que yo pudiera sentir algo por Tanya… o siquiera cualquier mujer? Aquello para mí ya no era posible, en mi corazón ya no podía haber nadie más y probablemente ello perduraría, hasta el final de mis días. Si alguna vez pudiera estar con alguien… seria con ella. Pero no lo podía decir abiertamente. No podía poner ese peso sobre sus hombros. Ella poseía una vida hecha.

Bella pareció buscar algo en mis ojos, pero se abstuvo de seguir cuando su teléfono sonó. Su rostro se llenó de ansiedad y algo que identifique como nerviosismo.

—Tengo que contestar.

—Bien. —casi estuve seguro de quien seria.

—Hola, amor. Si estoy aquí en el hospital con Kate…

No pude evitar sentir como un puñal se clavaba en mi corazón.

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—No es necesario, Esme. —Kate rezongo, removiéndose incomoda— Tal vez me puedo quedar aquí y conseguir algo más después…

Esme golpe el dorso de su mano, cortando su frase.

—¿Crees que voy a dejar que te vayas a ese apartamento, completamente sola y a tan solo horas de que pasaste por un cirugía, dulce niña? —Esme negó— Iras a casa, ya tengo una habitación lista para ti.

Mi padre, que se encontraba a su lado, vestido de manera informal, secundo las palabras de mi madre.

—Eres como de la familia, chica. No puedes evitar que queramos cuidar de ti.

Aunque me parecido increíble, Kate no se volvió a negar. Creo que muy dentro de ella, también deseaba estar cerca de casa. De cualquier manera, éramos todo lo que ella tenía. Sus padres no habían tenido un papel muy activo en su vida desde que Kate de declaro abiertamente gay.

—Iré a visitarte. —Bella prometió.

—Gracias a Dios. —refunfuño— No creo soportar muchísimo tiempo metida en esta cama o cualquier otra, solo quiero regresar a mi vida.

Luego su expresión cambio, a una más melancólica.

—Quisiera… si todos ustedes están de acuerdo. Pienso hacer un pequeño homenaje a mi bebé en el cementerio de Forks. Algo simbólico. Algo… —su voz se rompió— Algo que visitar.

—Por supuesto, cariño. —Esme estuvo de acuerdo. Después de todo, creo que mi madre era quien más comprendía a Kate— Tal vez aproveche el momento y visite a Bree. Hace años que no le llevo flores.

Mi padre envolvió un brazo alrededor de sus hombros.

—Sabes que yo lo hago, cariño.

Esme se giró, conectando su mirada a la de él.

—Tal vez sea hora de que lo hagamos juntos.

—Iré con ustedes. —tome la mano de mi madre, a su costado. Dándole mi apoyo silenciosa, sabia cuan doloroso seguía siendo para ella recordar a Bree.

La mirada chocolate de Bella busco la mía.

—Yo también iré.

—Entonces es una cita. —gruño Kate— Juro que estoy harta de esta cama. ¿Cuándo vendrá Smith y me sacara de mi miseria?

—¿Smith? —Carlisle pregunto, frunciendo el ceño— ¿Tanya Smith está aquí?

—Sí, fue trasladada de Chicago a aquí. —dije, tratando de no entrar en muchos detalles.

Carlisle se quedó callado, hundido en sus pensamientos. Kate siguió refunfuñando, arremetiendo contra la horrible cama de hospital, palabras de ella, no mías. Yo seguí observado a mi padre, curioso de su reacción. Tenía una pregunta en la punta de la lengua, cuando la puerta del hospital se abrió y Charlie Swan entro con un gigantesco ramo de girasoles.

—¡Awww, Charlie! —Kate dijo melosa— ¡Trajiste girasoles!

—Lo mejor para mi chica. —le guiño un ojo, esforzándose por mantener el equilibrio entre su corpulento cuerpo, el gigante ramo de girasoles y la pequeña puerta. Bella resoplo, poniéndose de pie y ayudándolo.

Mientras tanto, Kate se inclinó, estirando los brazos y los dedos en un gesto ansioso. Bella dejo caer el ramo de girasoles entre sus manos y resoplo de nuevo.

—Si no fuera porque soy terriblemente gay, probablemente me casaría con tu padre, Bella.

—¡Uhgd! —Bella hizo un gesto de asco.

—Que puedo decir, sigo manteniendo lo mío. —Charlie se burló.

Todos nos reímos, excepto Carlisle.

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"Si, solías llamarme "cariño", ahora me llamas por mi nombre."

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¡Hola hermosas!, Edward cada día más cerca de Thomas y Thomas cada vez más cerca de su papi, esa historia de la popo aunque asquerosa, es bastante tierna, contiene un poco de una historia verídica, hahaa. ¿Y Bella? Quedo impactada, recuerden que ella no había visto a Max más que en una foto y no completamente despierto con sus ojos chocolates mostrándose en todo su esplendor. ¿Qué habrá sido esa reacción que tuvo? Y Tanya, nuestra Tanya apareciendo en el momento indicado para hablar con Edward. ¿Ustedes realmente creen que Edward ya no pueda volver a sentir nada por otra mujer que no sea Bella? Lancen sus apuestas, estaré al pendiente. Antes de partir quiero comentarles una cosita. He recibido algunos reviews con un par de quejas porque la historia va por el capítulo 31 y aún faltan secretos por descubrir. Lo siento, pero no les puedo soltar todo en un capitulo, cada secreto es descubierto en su momento, justo en este capítulo se aclaran varias cosas que eran una incógnita, como les digo, todo su momento. Recapitulando, Edward AL FIN habla del accidente de Clarie, el peritaje del auto y porque de la forma en la que fue implicado, también menciona algo de la historia de Esme, la cual no va a ser contada pronto, pues eso es un Outtake que tengo para el final de la historia, ustedes ya conocen los conceptos generales, Esme sufrió un abuso, su papá fue un hdp que la corrió de su casa y al parecer Esme se casó con Carlisle, quien acepto al bebé, pero Bree murió no mucho mayor, y vemos a Carlisle preguntar por Tanya, ¿ellos tendrán algún temita por ahí?. En fin, yo ya había mencionado por ahí que esta no es una historia corta, pero a pesar de ello ya nos acercamos a la recta final. Algunas están angustiadas porque no le dé un final justo a la historia, créanme que le voy a dar el final que se merece. Mientras tanto, abróchense los cinturones y disfruten el viaje.

PD: Escríbanme en los reviews, en el próximo capítulo los estaré contestando.

Las leo en sus reviews siempre y no lo olviden: #DejarUnReviewNoCuestaNada.

Ariam. R.


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