Capítulo 32
Habían pasado varios días normales, bueno, para Scorpius era como una nueva normalidad. Aún le resultaba increíble el hecho de hablar con personas, ir a comer en grupo, estudiar juntos y tener con quién pasar los ratos libres. Albus se estaba integrando con relativa facilidad al grupo, y a él le agradaba en realidad.
-Te ha tomado menos tiempo que a mí adaptarte a ellos- le comentó Scorpius-. Es buena señal.
Scorpius terminó de escribir su carta para su padre, la ató su lechuza y bajó. Sin embargo cuando estaba por dar la vuelta a la escalera fue recibido con un golpe directo a la cara que lo hizo caer hacia atrás. Se tocó la mejilla, allí donde un puñetazo le había dado de lleno. Al alzar la vista descubrió frente a sí al hermano mayor de Albus y a su lado la prima de ambos, Rose.
-Esto es para que se te bajen los aires Malfoy- James Potter lucía furioso-. No creas que no hemos notado cómo te pavoneas por la escuela ahora. Crees que esos son tus amigos, pero no lo son. Tú no tenías amigos, no los tienes ni los tendrás. Naciste para estar solo y creo que lo sabes perfectamente.
Rose, que tenía la varita en mano, hizo un movimiento que lo hizo pegarse con la pared más cercana. Scorpius se sintió mareado, no obstante tomó fuerzas para hablar.
-¿Y en qué les afecta si ahora no estoy solo? ¿Temen que pueda hacerles algo?
Los dos rieron.
-Ya quisieras- Rose se acercó-. Tú no puedes ponernos un dedo encima. Quizá ahora haya sanciones más estrictas y lo que sea, pero fíjate bien quién eres tú, cuál es tu familia, y fíjate cual familia es la nuestra.
James le arrojó un montón de papeles que sacó de su túnica.
-Una cosa más. Aléjate de mi hermano o...
-Tu hermano ¿al que ni siquiera le hablas?- Scorpius se puso de pie-. ¿Al que su supuesta familia ha denigrado?
El chico apretó los puños.
-Solo aléjate de él. O pagarás las consecuencias.
Los dos primos se fueron. Scorpius sentía la mejilla ardiendo y la cabeza aún le retumbaba un poco, observó los papeles y encontró que eran los mismos recortes sobre su familia. Decidió dejarlos ahí e ir hacia su sala, cuando entró estaban los chicos con los que se juntaba en unos sillones, incluido Albus. Pasó lo más rápido que pudo, ignorando que lo llamaban. Él solo quería a su habitación, donde cerró la puerta de un golpe y se dejó caer junto a ella, abrazando sus piernas. Cerró los ojos y luchó por controlar sus lágrimas.
¿Sería cierto lo que decían? ¿Él jamás podría tener amigos? ¿En verdad estaba destinado a vivir solo el resto de sus días? ¿Cómo era que lograban perturbar sus pensamientos tan rápido? ¿Qué había de mal con él? ¿Qué había hecho él para que lo odiaran?
Al tiempo en que tocaron la puerta él sollozó y rogó por que no lo hubiesen escuchado.
-¿Scorp qué pasó?- dijo Jesse.
-¿Puedes abrir?- Sebastian parecía intentar abrir.
-Scorpius, ¿te hicieron algo?- la voz de Albus temblaba, como si esperara lo que el rubio iba a decir.
Scorpius se limpió los ojos y se puso de pie, abrió la puerta y dejó que lo miraran. Los chicos soltaron exclamaciones y preguntas. Scorpius no respondió nada, solo al final, cuando se callaron, tomó aire y preguntó:
-Solo quiero saber- se tocó la mejilla adolorida-. ¿Ustedes son mis amigos? ¿Puedo llamarlos amigos?
El trío intercambió miradas. Scorpius sentía sus ojos volver a humedecerse, pero no lo ocultó.
-¿Qué estás diciendo Escorpión?- Sebastian puso su mano sobre su hombro-. Claro que lo somos. Yo lo soy.
-Yo también- Jesse lucía más serio que nunca-. Yo te he considerado mi amigo desde el comienzo, aunque tú no.
-Y yo- saltó Albus-, si eso es lo que te gustaría. A pesar de que apenas me he integrado a su grupo creo que no pude sentirme más bienvenido, y si tú no estuvieras conmigo... no sé si hubiese sido tan fácil.
Scorpius bajó ligeramente la mirada, para no tener que verlos directamente.
-¿Y lo serían... por un buen tiempo?- sentía las lágrimas a punto de desbordarse.
Luego Jesse hizo lo que nadie jamás había hecho. Scorpius ni siquiera supo cómo responder cuando el castaño lo abrazó con fuerza. Ni cuando Sebastian se unió a ellos, y mucho menos cuando Albus también lo hizo.
-Para siempre, si es lo que quieres- dijo Jesse.
-Hasta que muramos- afirmó Sebastian.
-Y después de eso- agregó Albus.
Scorpius, por primera vez, dejó que alguien más lo viera llorar.
