Shiho le dio un largo tiro al cigarro después de tirar la ceniza y descorchó la botella que llevaba en la otra mano. Se sentó en el sofá sin hacer ruido para no despertar a Aiko y se quedó estudiando el famoso cuaderno durante la siguiente hora.

No le gustaba mentirle a Heiji, se conocían de hacía muchos años, pero después de las cosas que había descubierto al encontrarse con el profesor Agasa, sabía que trabajar con él en esos momentos, solo conseguiría ponerlo detrás de un punto de mira. A demás, entendía que quisieran encontrar el asesino, pero ellos la habían estado buscando a ella. Sería todo más sencillo y discreto, si a partir de ese momento, caminaba por su propio pie.

Heiji era un agente de policía que no se saltaría el protocolo por nada y Ran, bueno, a ella no la veía muy capaz de poder seguirle el ritmo con ese estilo de vida.

Bebió de su copa y ojeó el cuaderno lentamente. Habían muchos nombres conocidos, realmente conocidos, tanto de empresarios, como de otros cargos importantes en el país. Llegaba a entender porque Kudo había acabado de esa manera. Esas personas parecían trabajar sin dejar rastro alguno y esa pequeña libreta, destapaba la mayoría de sus trapos sucios.

Era un arma realmente peligrosa. No podía olvidar que a Aiko sólo le quedaba ella. No podía fallarle.

Se quedó observando una de las pocas fotografías que había dejado en la casa una vez Ran se llevó todas las pertenencias de Shinichi. No se había atrevido a retirarlo todo por completo, de todas maneras, no dejaba de ser el padre de Aiko. Y los tres se veían muy felices después de haber pasado el día entero en la nieve. Podía recordar ese día con facilidad, era una fotografía tomada el último invierno que pasaron con él.

Cada vez que lo pensaba, lo sentía todo más y más lejano.

Es como si nada hubiese existido. Y para él, en cierta razón, ya no existía. Había acabado como todo acaba en esta vida, pero no sabía si era mejor así, porque hay veces que, o las relaciones acaban…o acaban contigo.

Cogió su teléfono tras cerrar el cuaderno y lo movió nerviosamente entre sus dedos, pensando en todos los contras que le venían de ahora en adelante antes de decidir hacer la llamada.

Bip bip

Esa espera solo conseguía impacientarle.

"¿Hola?" Contestaron finalmente.

"Hola, perdona por llamarte tan tarde, soy Shiho. Necesito que me hagas un favor. ¿Podrías venir a Hakone?"

Colgó la llamada y se dirigió a su cuarto en busca de un atuendo para la ocasión mientras esperaba.

Las cosas habían llegado demasiado lejos como para dejar pasar más tiempo. El enfado que sentía no le dejaba frenar.


"¿Dónde has encontrado eso?" Preguntó Ran sorprendida a la vez que cogía la demanda de divorcio de la mesa. "¿Has estado buscando en mis cosas?"

"¿Por eso no quieres contarme apenas nada de mi vida?" Le preguntó molesto, ignorando su pregunta. "¿Qué pasó como para que quieras acabar así? Recuerdo quererte y que tú sintieras lo mismo por mi, ¿Por qué quieres que nos separemos?"

Esa demanda de divorcio no entraba dentro del esquema que el moreno se había creado en la cabeza. Recordaba que su vida era feliz y amorosa. Ella no podía hacerle dudar de sus memorias. Apenas discutían y tampoco les iba mal económicamente. ¿Dónde estaba el problema?

"Ese es el problema. Que tú solo recuerdas una pequeña parte de todo lo que ha pasado realmente." Contestó sin atreverse a mirarle. "Nuestras vidas, no eran como tú las recuerdas. Sí que éramos felices, pero hay muchas otras cosas que parecen no ser realmente como parecían ser."

"Entonces, ¿Qué pasó?¿Piensas que no te quería?" Preguntó con las manos apretadas, aún sin entender nada.

"Te quiero, Shinichi. Y se que tú también me querías, pero… creo que tu amor no pudo frenar."

"¿Qué?¿A qué te refieres?¿Cual es el problema si dices que nos queríamos? Yo no he dejado de quererte."

"Lo sé, pero el puzzle de tu cabeza está incompleto y lo entenderás todo una vez lo resuelvas. Solo tienes que recordar, yo no puedo forzarte a hacerlo." Le dijo mirándole tristemente. "Yo te sigo queriendo, sí, pero una vez lo recuerdes todo, tampoco sé que decisión vas a querer tomar."

Kudo frunció el ceño mientras intentaba descifrar las palabras de su mujer, que solo habían logrado confundirle más.

"¿Nos vamos?" Preguntó Ran aparcando el tema.


Lo malo de no saber que estás corriendo delante de una bola de nieve, es que no esperas que te vaya a aplastar. La rabia de Shiho, tenía su mente algo distraída. Con las verdades que habían salido a flote recientemente, con el distanciamiento de Kudo y Ran y con su reciente involucración en esa sede que había acabado siendo el fin de Kudo, y también todo lo que vino detrás de eso. Estaba distraída intentando vivir lo que había vivido su amante, como si todo eso formase parte de su liberación personal…que no se daba cuenta que podía ser arrollada en cualquier momento.

Tal vez, la única manera de que todo eso dejase de perseguirle, era dar la vuelta y encararlo de frente.

Condujo con su moto hasta Shibukawa y aparcó delante de una taberna poco iluminada y señalizada. Guardó el casco y se acomodó el atuendo antes de entrar en el local que tenía justo en frente. Se parecía mucho al Black Moon, pero este local tenía un ambiente más oscuro y sofisticado. No era un prostíbulo como el otro.

El portero le abrió la puerta sin más y la pelirroja se adentró sin dudar, acercándose a la barra para pedir una bebida.

Había más gente de la que se esperaba encontrar y menos mujeres provocativas que en el otro establecimiento. Este ambiente, sin duda, estaba cargado de más seriedad y elegancia. Tenía suerte de haber acertado con el atuendo, no era una mujer que se arreglase mucho diariamente, pero si la ocasión lo pedía, sabía como hacerlo a la perfección.

El problema era, que ahora que estaba ahí dentro, no sabía bien como actuar. No podía dejar de pensar en la responsabilidad que tenía al tener a Aiko bajo su tutela. Kudo no podría hacerse cargo de ella si algo le pasaba. Debía ser tenaz y más inteligente que ellos. Por Aiko.

¿La reconocerían como la pareja de Kudo?¿Habían querido contactar con ella en el pasado justo por esa misma razón?

Bebió de su bebida mientras observaba y estudiaba detenidamente cada rostro del salón. Era inevitable empezar a imaginarse la figura de Kudo sentada en una de esas sillas, intentando figurar que movimientos había hecho y pensamientos habían cruzado su mente para meterse ahí tan profundamente. No sabía con seguridad si su pareja había frecuentado ese local en concreto anteriormente, pero no había mucha diferencia entre todas las otras tapaderas que había en el cuaderno. Había decidido ir a ese lugar por el simple echo de la cercanía que tenía a la casa que habían encontrado en Shibukawa.

Estaba segura de que ahí podría encontrar a alguien, solo necesitaba tener un poco de suerte.

No había mucha gente de su edad, la mayoría eran hombres de unos cuarenta o cincuenta años, acompañados por otros hombres trajeados o por sus bellas y más jóvenes acompañantes. La mayoría lucían atuendos oscuros y no parecía reconocer ni a uno de los hombres que se encontraban ahí sentados, pero más de uno ya había girado la cabeza para clavar su mirada en ella en cuanto ocupó el asiento en la barra. Sabía que su pelo atípico y su cara medio occidental llamaban la atención en esos lugares. Solo esperaba que esa noche no fuese en el mal sentido.

Volvió a beber de su copa de vino a la vez que notó como un hombre se acercaba a ella lentamente, parando a su lado e intentando llamar su atención con una mirada brillante y conquistadora.

"¿Está ocupado?¿Vienes con alguien?" Preguntó el joven mientras señalaba el sitio vacío de su izquierda.

Ella negó con la cabeza y le indicó que se sentase con su mano libre. No habían pasado muchos minutos desde que había entrado, pero no sabía con certeza si esa era la oportunidad que esperaba, su apariencia no le decía nada, así que solo debía esperar y descubrir con sus conversaciones si ese hombre estaba realmente involucrado con la gente que ella estaba buscando..

"Soy Nao, encantado." Se presentó acercando su mano cordialmente acompañada de una sonrisa.

"Shiho, igualmente." Contestó apretando el saludo. Sabía que era poco probable que ese fuese su nombre real, pero ella no podía mentir si quería llegar a involucrase.

"No me suena haberte visto por aquí anteriormente."

"Es la primera vez que vengo." Contestó removiendo su bebida antes de volver a beber.

El joven la estudió detenidamente después de pedirse una bebida, intentando recordar el porque esa pelirroja le resultaba tan familiar. Era muy atractiva.

"Entonces, que suerte la mía encontrar a una mujer tan guapa como tú en un sitio como este." Dijo mientras entrecerraba los ojos para coquetear con ella.

Shiho rodó los ojos inconscientemente. Su yo habitual, le hubiese frenado tajantemente con alguna fría contestación, pero en ese caso, debía sonreír y seguirle un poco la corriente. Se mordió la lengua y se limitó a contestar amablemente. "Tonterías, este es un local muy elegante y hay mujeres preciosas en él."

"No tanto como tú." Contestó guiñándole el ojo.

La pelirroja se sentía un poco incómoda con sus comentarios tan directos, pero tuvo la suerte de que alguien más se acopló a la conversación en ese momento.

"Nao, te llaman en el despacho." Intervino una gélida voz desde la espalda del joven hombre.

Nao se calló y apagó su sonrisa para mostrar una cara más seria en cuanto notó la presencia del rubio tras su espalda. "Claro, voy." Contestó rápidamente, sin despedirse siquiera de la pelirroja.

Shiho se quedó mirando un poco sorprendida al hombre que les había interrumpido fijamente. Su mirada era oscura y fría; y su pelo era dorado y largo. Imponía mil veces más que el hombre que se acababa de marchar. Algo le decía que debía tener más cuidado con él.

"No esperaba encontrarla aquí, señorita Miyano." Le habló el rubio a la vez que se sentaba a su lado sin preguntar. Ella se tensó, la había reconocido al momento. "He escuchado mucho sobre ti. Tus tesis son sorprendentes y de gran potencial."

La pelirroja tragó saliva e intentó no mostrarle ni un solo signo de miedo o debilidad. No necesitaba conocerlo para saber que era una persona que no podía subestimar. Podía notar el bulto que creaba su pistola bajo la gabardina que lucía.

"Gracias. Estoy centrada en la biología en este momento por mi trabajo, pero la bioquímica es un campo realmente interesante. " Le comentó ella bebiendo de su copa. La había reconocido, sí, pero no por su relación con su último traidor. No le era difícil ahora imaginar para que la buscaban.

"Estás haciendo un gran trabajo en la reserva natural, pero estoy seguro que podrías aumentar tu potencial si continuases con las tesis que investigaste hace unos años." Le sugirió el rubio antes de beber de su copa.

"Parece que para no conocernos, pero sabes bastante sobre mi." Comentó ella mirándole fijamente. Su mirada era tan penetrante que parecía calarla hasta los huesos, como si fuese capaz hasta de escuchar cada palabra que cruzaba su mente.

Él mostró una pequeña sonrisa. "No nos conocemos, no…pero estamos más conectados de lo que te llegas a imaginar." Comentó encendiéndose un cigarrillo y sacando otro para ofrecérselo a ella.

Shiho sintió el sudor frío de su frente. Aceptó y se encendió el cigarrillo a la vez que se acariciaba el brazo para calmar la piel de gallina que había causado su pavorosa voz.

Pero el bello se le volvió a erizar al notar su fría mano acariciarle el pelo. "Te pareces mucho a tu madre."