Capítulo 33
-Deberías acusarlos Scorp- le aconsejó Albus, luego de que pasaran junto al grupo de Gryffindor-. La directora dijo...
-Los adultos siempre dicen muchas cosas- respondió entre dientes-. Y ellos tienen razón, mira quiénes son y mira quién soy yo. Aunque hayan probado todo lo que me hicieron antes, ¿a caso crees que por ello la gente me va a querer más? ¿O que van a olvidar el apellido que tengo?
-Cargar con un apellido es difícil- murmuró Potter-. No es lo mismo lo sé, pero se esperan cosas de mi ¿sabes? Y claramente no las he cumplido.
Scorpius vio a lo lejos una mata de cabello azul escondida tras una escalera.
-Te alcanzo- le dijo a Albus antes de salir casi corriendo.
Cuando llegó no encontró nada ¿lo habría imaginado? Entonces unas manos se colocaron sobre sus ojos.
-¡Soy un troll y vengo a comerte!
Scorpius se libró de las manos.
-No es cierto- Delphi le revolvió el cabello-. ¡Oye esto es nuevo! Me gusta.
-¿Por qué todos creen que pueden agarrar mi cabello?- dijo molesto.
-Es un buen cabello.
-¿Qué haces aquí? Te pueden descubrir.
-Nah. Soy buena ocultándome, entro todo el tiempo.
-¿Y tu trabajo?
-Nunca dije que fuera buena trabajando.
Scorpius casi sonrió.
-Luces mejor Scorpius- Delphi sonrió-. Te ves menos gris, ¿has comido?
-De hecho sí.
-¿Por qué no vas en la noche a mi pequeña mansión? Quiero que me cuentes lo que ha pasado últimamente.
-Seguro, también soy bueno escabulléndome.
Delphi le di un beso en la mejilla y luego se fue corriendo. Scorpius regresó para entrar a su clase. Ahora se sentaba con Albus.
-¿Estás bien?- le preguntó el muchacho-. Estás casi ruborizado.
Scorpius apretó los labios. ¿Por qué demonios sucedía eso?
-Todo bien.
Para la noche esperó a que Albus se durmiera, se vistió y salió hacia los terrenos. No era difícil, nunca lo habían atrapado en sus paseos nocturnos. Notó que hacía tiempo no se escapaba de su sala, no desde que se juntaba con... personas en general. Iluminó con su varita y se apresuró hacia el bosque; le llevó un rato pero al fin encontró la carpa de Delphi.
-¿Delphi?
-¡Pasa!
El rubio entró y lo recibió un olor parecido al talco.
-Trabajé con los ancianos hoy- le dijo ella adivinando su pensamiento, le mostró su chaqueta cubierta de polvo blanco-. Hubo un accidente.
Incluso el cabello de la chica estaba medio blanco, Scorpius ladeó una sonrisa. Se quitó la capa y ocupó el sofá. Delphi preparó té para ambos.
-Entonces cuéntame. ¿Qué ha pasado últimamente Escorpión?
Le contó sobre sus nuevos amigos, sobre cómo ya los podía llamar amigos, también sobre su padre y sus abuelos, sobre Albus y lo que pasó recientemente con la familia de él.
-Son unos idiotas- Delphi lucía en verdad enfadada-. Son basura Scorpius, tú no. Ellos solo nos roban aire, roban espacio. Se creen superiores por méritos que no les corresponden.
-Lo sé, pero no puedo hacer nada. Ellos son ellos y yo soy...
-Mejor. Mil veces mejor, que nadie te haga dudar de ello.
Scorpius torció los labios.
-Si no te escuchan, si no hacen algo al respecto- continuó Delphi-, quizá ya es momento de que tú mismo lo hagas. Debes hacerlos pagar.
Sus ojos oscuros eran feroces, como si sintiera una gran ira. Scorpius jamás imaginó que ella pudiese verse así. Asintió. Luego siguieron hablando hasta que él le contó sobre Silena.
-¡Una chica tras de ti eh!- Delphi le sonrió cómplicemente-. Eso es excelente.
-No me gusta.
-¿No?
-No- se encogió de hombros-. No lo sé. Jamás me había permitido que me gustara alguien. Prefiero no hacerme ilusiones.
-Comprendo. Pero podrías darte una oportunidad en el amor.
-¿Eso crees?
-Claro. Y si no es en el amor, al menos para divertirte.
-¿Divertirme?
La sugerente mirada de Delphi lo hizo sonrojarse. Ella se rio y disculpó.
-Ya veo que no estás listo para eso. Bueno unos cuantos besos jamás están de más, ¿eso suena mejor?
Scorpius miró los labios de ella fugazmente y bajó la mirada hacia su taza, sin contestar. Luego bebió.
-Oh- exclamó ella-. Creo que ya entiendo. Quieres que te bese.
Scorpius escupió el té y comenzó a toser. Cuando se calmó sus ojos estaban llorosos.
-¿Mejor?- él asintió-. ¿Quieres que te bese Scorpius?
-Claro que no- dijo él con un hilo de voz.
-Pensé que seríamos sinceros entre nosotros. No es malo si quieres, en serio.
Scorpius negó sin despegar la vista del frente.
-¿Entonces por qué te portas raro?
Volvió a negar. Delphi le tomó el rostro y lo hizo voltear. Lo miró a los ojos unos segundos antes de besarlo, aunque no como la última vez, que fue un beso fugaz. Esta vez sus labios estaban verdaderamente unidos. Scorpius sentía un cosquilleo en su pecho y en sus manos, ella llevó su mano hacia su cabello y cuando lo acarició él suspiró y se asustó a él mismo y se separó.
Delphi se rio.
-Es completamente normal- y volvió a besarlo.
Scorpius se sentía un estúpido; había visto a las personas besándose, y ambos ponían de su parte, en cambio él estaba ahí sentado como una estatua, con los ojos bien abiertos mientras Delphi los tenía cerrados; podía ver sus largas pestañas que tenían un poco de talco también. Con cierto temor y lentamente cerró los ojos. Relajó los puños que estaban cerrados sobre sus rodillas y puso una mano, temblorosa, sobre la pierna de la chica que no hizo nada por quitarla así que asumió que estaba bien. Y luego relajó los labios y los entreabrió, ante esto Delphi le tomó ambos lados del rostro y él, con esa sensación que nunca antes había experimentado, correspondió torpemente el beso, solo un poco.
Delphi se detuvo y ambos se alejaron. Ella le revolvió el cabello.
-Nada mal niño.
Scorpius sentía la cara ardiendo y sus manos estaban sudadas. Bajó la mirada y se volteó, queriendo que la tierra se abriera y él cayera por un agujero hacia el infierno. Delphini debió notar su incomodidad.
-Oye tranquilo, es un beso sin compromisos.
-¿Eso se puede?
-Claro que sí- respondió riendo-. A veces los amigos lo hacen.
-Tengo mucho qué aprender sobre esto de la amistad y los besos.
-Tienes mucho tiempo por delante Scorpius.
Scorpius regresó a su cuarto caminando como si no sintiera los pies. Cuando entró Albus se despertó.
-¿Scorpius?
-Solo fui a la sala- murmuró, aunque estaba completamente vestido para salir.
Albus evidentemente no le creyó pero se volvió a acomodar. Scorpius solo se quitó las botas y la capa y sin más se tiró a la cama. Apenas pudo dormir esa noche, y no por estar lamentándose como siempre, sino porque se estaba sintiendo... ¿feliz? Parecía que era lo más cercano a la felicidad que había sentido en mucho tiempo. Se sentía bien pero le daba miedo. ¿Y si se acostumbraba a ser feliz? ¿Cómo se sentiría cuando lo decepcionaran? ¿Volvería a asimilar el dolor como siempre lo hizo?
Se sostuvo la cabeza intentando alejar esos pensamientos. Su maldición era pensar de más, siempre lo fue.
