Capítulo 33.


El tipo estaba demente. Harry lo tenía claro. ¿Qué creía que hacía? ¿Salvarlo? Era como esos locos religiosos muggles que trataban de reclutar gente asegurando que su Dios los salvaría. Nada en contra de ello, pero la gente debería respetar las opiniones de los demás y no imponer las suyas propias.

Gimió aburrido y se preguntó cuán locos se estaban volviendo sus familiares.

El desconocido le había dicho que "esos monstruos fríos y antinaturales" no podrían encontrarlo. Qé frustrante.

Agarró el colgante que su tío le regaló cuando era pequeño y lo encerró en un puño. Si pudiera volver a casa... El hombre extraño podía pudrirse o podían comérselo por lo que le importaba.

Recordó entonces que el dije podía utilizarse como traslador de emergencia y sonrió como un loco. Saldría de esa casa tan silenciosa. Extrañaba el ruido de toda su familia, mierda.

Tal vez debería dejar de pensar en esas palabras porque a Esme le disgustarían y no quería que le hicieran meter un sickle por cada palabrota que decía. Y los vampiros tenían un jod... buen oído.

Sintió algo en la palma de su mano izquierda y recordó que estaba sosteniendo el colgante que podía llevarlo a su casa. Pensó en la mansión con fuerza, pero nada sucedió. Entonces se concentró en cada uno de sus familiares y aún nada. Se estaba frustrando. ¿Por qué no funcionaba?


Habían petrificado a Paul. También lo habían intentado con James, pero no había ido tan bien y ahora a Regulus le faltaba un brazo y a Sirius una oreja y tres dedos.

Edward había tratado de calmar a su compañero pero eso había sido mucho peor porque James lo acusó de no preocuparse por Harry, de ser un padre ausente y le pidió NO amablemente que se fuera a la mierda con su maldita calma estúpida.

Jasper también lo intentó, pero su don no fue bien recibido y Potter le lanzó tal oleada de ira y magia que el Mayor quedó incrustado en un árbol.

La calma artificial y los intentos de los demás no le sentaba bien a James y arremetía como un animal salvaje.

Severus y Lily, que habían ido a ayudar, se mantuvieron lo más alejados posible del frenético padre gestante de Harry porque aún no les había devuelto sus partes perdidas a los hermanos Black.

Cuanto más tiempo pasaba, más perdía el control James. Podía librarse fácilmente de los hechizos y Alec no estaba allí para incapacitarlo con su niebla.

A ninguno se les pasó por la cabeza llamar a un elfo doméstico para atarlo como hicieron con Sirius. La magia de esas criaturas era diferente pero a menudo los magos y brujas tendían a olvidarlo.


Alec fue a pedir consejo a los Vulturi. Ellos tampoco podrían hacer nada contra los magos, pero a lo mejor tenían conexiones. Por intentarlo no se perdía nada.

-No nos preocupamos por los humanos. -Caio comentó. Por primera vez en su existencia Alec quiso arremeter contra uno de los reyes. ¿Cómo se atrevía a decir algo así?

-...Pero será uno de los nuestros algún día y sus padres son vampiros... -Aro continuó donde lo había dejado su hermano. -Designaremos a alguien para que busque información. Demetri, Felix, habéis de preparaos para salir de inmediato.

-Sí, maestro. -Ambos respondieron.

Alec no necesitaba respirar, pero parecía que un peso aplastante se le había quitado del pecho y tomó aire profundamente.

Sabía que esta ayuda no sería gratis y que los reyes pedirían algo a cambio. De momento al joven no le preocupaba eso. Lo importante era encontrar a su sobrino.


Paul fue liberado del hechizo que lo mantenía consciente pero sin poder moverse y enseguida fue sujetado por Sam y Jacob. Había visto los estragos que estaba causando el padre de su imprimado y seguramente se habría unido a él si no le hubieran lanzado un estúpido rayo de luz que lo dejó rígido. Solo había mordido a Quil porque trató de decirle que todo estaría bien. ¿Y qué sabría ese idiota? Si por él fuera, le habría arrancado la cola o una pata.

-Tienes que comer así que adelante. -Paul odió que Sam utilizara su voz alfa para obligarlo. Malditos bastardos que tenía por hermanos.

Al menos tenía la satisfacción de ver a uno de los vampiros sin un brazo. No le hizo tanta gracia que el imprimado de su alfa estuviera sin dedos o sin una oreja, pero no podía preocuparse mucho por eso en ese momento.

Comió sin saborear la comida y se bebió el agua. Luego lo obligaron a correr como a un cachorro desobediente y aunque no se sintió mejor, al menos había agotado algo de su energía nerviosa.

Aulló tristemente al cielo por su imprimado. No podía perderlo.


-Si lo haces no te perdonaré. -James dijo. Estaba entre los brazos de Emmett, Jasper y Edward. -A ninguno de vosotros. Tengo que encontrar a mi hijo. -Su voz era temblorosa y quebrada. Sollozos secos le hacían temblar los hombros y miraba a todos con tanta traición que Sirius tuvo que mirar a otro lado.

-Es por tu bien. -Alec le dijo. Cuando había llegado a casa minutos antes parecía como si un huracán la había arrasado.

El vulturi hizo que su niebla envolviera a James y cuando estuvieron seguros de que no se movería, lo dejaron en un sofá.

No es que los demás no se preocupaban por Harry, pero James podía dañar seriamente a alguien si su frustración aumentaba.


Todos los niños se habían quedado en la casa de Billy Black con los ancianos de la tribu y Seth. Estaban nerviosos porque no sabían nada de su primo y que los hubieran traído a Estados Unidos cuando sus padres continuaban en Inglaterra no ayudaba a calmarlos.

Seth trató de animarlos, pero ya no eran pequeños de cuatro años que se distraían con cualquier cosa. Tenían doce años y comenzaban a comprender cómo iba el mundo.

En ocasiones como esta le gustaría que siguieran siendo inocentes e inconscientes de la maldad y los prejuicios.

La desaparición de Sirius años antes fue lo suficientemente traumática.

-¿Crees que volverá? -Teddy le preguntó a Blaise.

-Eso espero. Tal vez logre salir por su cuenta o... Lo veamos en Hogwarts y entonces podamos llevarlo a casa...

-¿Tanto tiempo? -Mark gimió. -¿Y si le hacen algo mientras está en a saber dónde?

-¿Y si quien se lo llevó decide educarlo en casa? -Jaden soltó. -¿Qué? -Gruñó cuando sus primos lo miraron. -Sería muy estúpido por su parte llevarlo a Hogwarts donde estáis vosotros, sus primos, que viven con él.

-Eso no ayuda. -Teddy murmuró.

-Tampoco es como si estuviéramos haciendo algo de todos modos. -Jaden replicó.


Harry apretó los dientes y maldijo porque no había nada que pudiera lanzar contra las paredes.

El estúpido salvador indeseado había retirado cualquier cosa móvil cuando había visto su ataque.

Odiaba la condescendencia con la que era tratado y deseó por enésima vez volver a casa.

El hombre entró en su asquerosa celda dorada y se acercó cuando vio que Harry apretaba algo en su puño.

-¿Qué es eso, pequeño? -Se acercó más y agarró la mano del niño.-Un colgante. -Gruñó. -Y le exijo que me suelte.

El hombre no obedeció y se las arregló para agarrar el dije que colgaba del cuello del pobre chico que había sido obligado a criarse con vampiros.

Sus primos no le importaban, solo Harry porque era el salvador del mundo mágico.

-¡No lo toque! -Harry espetó.

Ambos forcejeaban por el colgante y entonces sintieron un tirón en el ombligo y cómo giraban.

Harry quería reírse. Al fin se iba a casa.