Hola queridas lectoras, aquí traigo el capitulo 33, en concreto, este capítulo me ha costado mucho, pues cuando ya estaba casi acabado se me borró completo y tuve que volver a empezar. Espero de verdad que la historia os esté gustando, en los dos últimos capítulos no recibí ningún mensaje ni ningún review y me encuentro en una época muy estresante de mi vida (en este mes, estoy teniendo que reorganizar mi boda por completo y me he comprado una casa) y preciso de vuestro apoyo si podéis. Hay escritoras que esperan de sus lectores una crítica literaria pero yo soy feliz con un "Conti pls" o "Actualiza pronto" para saber que seguís amando la historia como yo lo hago. Si no os supone mucho problema me ayudaríais dejándome un recuerdito en el trocito de mi alma que es este fic.
Dicho esto, aquí os presento el nuevo cap.
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Cuando Severus se fue, Lily se quedó bloqueada, parada en medio de la cocina derruida, no creía haber hecho más el ridículo en toda su vida tanto como en ese momento, le había suplicado a su padre que se quedara con ella y él la había mirado como si estuviera demente, bueno, en realidad no la había mirado, solo había asco y decepción en sus ojos.
—Lilly…cielo— Narcissa se puso delante de ella y le acarició la cara—Tranquila…estará bien, tu padre es un mago muy bueno, de los mejores que he conocido nunca, regresará sano y salvo, ya lo verás. — Lilly se quedó con la mirada perdida en el mismo punto. —Lilly anda, dime algo cariño.
—La próxima vez que mis poderes se descontrolen, no intervengáis—Narcissa la miró con lástima—o salvad solo a Draco.— Lilly comenzó a subir las escaleras apresuradamente, Narcissa miró a su hijo en busca de ayuda, pero antes de que hablara, Draco ya estaba de camino a la habitación de Lilly.
Narcissa e Irinna, se quedaron solas, no hablaban, solo recogían los pedazos de la cocina y los devolvían con magia a su origen. Irinna se sintió incómoda por la situación.
—Estoy pensando que…puedo quedarrrme en una tienda de campaña, fuerra de la casa, quizá sea incómodo que esté aquí, no quierro que Lillian se sienta demasiado sobrrrepasada— Narcissa sonrió con esa elegancia que la caracterizaba y negó con la cabeza.
—No te preocupes, tenemos habitaciones de sobra, ya que vas a protegernos, lo mínimo es que tengas comodidades y comida caliente. Lilly deberá aceptarlo, son solo unos días hasta que vuelva a Hogwarts.
—Ya sabesss que incluso en Hogwarts, es posible que Severrus no regresse parra el primerrr trimestre y lo que me ha pedido…ella no lo va a asseptarrr, me preocupa que haga una tonterría o que estalle su poderrr.
—Solo vas a dormir en el despacho de Severus para vigilar que nadie la ataque, no vas a interrogarla, Lilly…es una niña dulce, aunque no lo parezca delante de ti…es mi hija y me gustaría poder enseñarle a controlar sus emociones, pero…dada la situación, sería tomarme demasiados derechos al no haber estado con ella tantos años. — suspiró mientras arreglaba la lampara de la cocina y esta volvía a enroscarse al techo— Sin duda, tiene el temperamento de los Black y….la terquedad y el orgullo de su padre.
—Lo sé, fui su profesorra desde segundo currso, aunque me empessó a odiarrr en cuarrto— suspiró Irinna— lo que no sabe es que todo lo que he tenido que haserrr ha sido parra ayudarrla, entiendo que ella vea que mis desissiones le fastidiarron sus aspirrasioness profesionales perrro…si supierra la verdad…
—No comprendo a qué te refieres, es claro que mi hija te tiene mucha animadversión, Severus me lo dijo ayer, pero pensé que era por tu… "relación de amistad intensa" con Severus.—Irinna negó con la cabeza.
—Eso ha terrrminado de hacerrr más profundo su odio porr mi, perro proviene de antes.
—¿De qué proviene? Si no es indiscreción.
—Como profesorra, tengo la obligassion de fijarrrme en cómo evolucionan mis alumnos y me di cuenta de la influencia negativa que errra Igorrr Karrkarov parra Lillian a pesarrr de converrtirrla en una duelista exsselente. En poco tiempo se volvió muy beligerrrante, había aprendido hechissos oscurrros que iban más allá de los que se enseñaban y obserrvé que Lillian en el colegio comenssaba a usarrr maldissiones que fuerrra de combate no se debían usarrr.— Irinna arregló la encimera con dos movimientos de varita mientras Narcissa se ocupaba de los platos rotos.
—¿Parecido a lo que le valió la condena de los brazaletes?
—Exacto, perrro con 12 años, Lillian actualmente comprrrende que hay hechissos que se usan en un enfrrrentamiento planeado y hechisssos que se usan parra defenderse o atacarrr, perro entonces no lo hassía y errra peligrossso. Un día, a finales de su segundo currso me enterré de la enferrrmedad de Lilly, que es la mía también y tuve que empesssarr a ser injusta con ella. La falta de control me valió muchas desgrassias, intenté evitarrr que Lilly estimularra su lado más "destrrructivo" porrrque si lo potenssiaba acabarría matando a alguien sin querrerr.
—¿Eso te ocurrió a ti? ¿Mataste a alguien? — preguntó Narcissa terminando por fin los arreglos y sacando dos tazas de té
—A mis padrrres, nunca me llevé bien con ellos, perrro erran mis padres al fin y al cabo— dijo Irinna con los ojos húmedos — Yo también tuve profesores que potenciarrron mi talento con la lucha y cuando tienes tanto poderrr, sienta genial, perro te vuelves arrogante, descuidada, porrrque da igual el hechisso que uses, siempre acabas ganando hasta que un día, explotas porr algo y lo que te ganas son vidas en tu conciencia.— Irinna se sentó en una silla— Lilly es más poderrosa de lo que yo fui a su edad, perrro ella es incapaz de controlarrr sus sentimientos, imagino que…tiene que verrr con Severrrus, que él no estuvierrra en su vida era algo que le afectaba mucho
—Severus, tampoco es una persona fácil, lo conozco desde los 14— dijo Narcissa—solo por lo que Severus me cuenta que hace y lo que he visto desde que vinieron en navidad es evidente que Lilly busca su aprobación constantemente, recuperar el tiempo perdido, convencerse de que está arrepentido, pero…Severus, al contrario que yo y que ella, es muy cerrado con esas cosas y si intentas entrar en su esfera personal te echará a patadas.
—Es un hombrrre reserrrvado, puede que sea cuestión de cómo aborrrdarrle sierrrtos temas, no es alguien de palabrrra sino de actos. — lo defendió Irinna.—Es buen padrrre, a pesar de todo, se está recorriendo el mundo parra encontrarrr una cura parra Lilly, está gastando un dinerrro que no tiene en conseguirrr que pueda serrr una bruja norrrmal, que no sufra por el descontrol de sus poderrres, ojalá mi padre se hubiera preocupado porrr mí, la mitad de lo que él lo hasse porrr Lilly— Narcissa levantó las cejas, Irinna tuvo problemas con su padre, eso quizá explicaba por qué le gustaba su amigo—perrro ella no ve todo lo que hasse porr su bien. A mi…me ha contado muchas cosas, no me ha echado.
—Tú no cuentas, si te cuenta tanto es porque te acuestas con él, todo hombre parece regado con veritaserum después del sexo y Severus no es la excepción. A propósito, hay algo que no entiendo…una mujer como tú, tan joven, tan guapa ¿por qué estás con él?, adoro a Severus pero…podrías tener al hombre que quisieras querida.
—Es lo que hago, quise tener a Severrrus y lo hisse.— dijo encogiendo los hombros.
—Me refiero a que…en fin, hay hombres mucho más guapos, mucho más jóvenes, más divertidos y sociables y…mucho más ricos que seguro que estarían locos por casarse contigo. ¿Por qué Severus? Hay quien diría que podría ser tu padre— Irinna sonrió.
—Mi padre erra colerrico, alcoholico y le encantaba decirrrme la abominassión de la naturalessa que erra porr serr bruja, él era muggle y mi madre lo apoyaba. Si tu idea es que estoy con Severrrus como compensación o como forrrma de fastidiarrr la memoria de mi padre, te equivocas Narcissa— Se aclaró la garganta—Verrás los chicos de mi edad siemprrre me han resultado inmadurros, y Severrus tiene los pies en la tierra, yo, no soy diverrrtida ni sossial y un hombre que lo fuerrra me generraria incomodidad, la riquesssa….pues nunca le he prrreguntado cuánto gana en Hogwarts perrro yo tengo la misma profesión así que me lo imagino y vivo bien. Severrus es…serio, sarrrcastico, ácido, misterioso, es muy, muy inteligente, y entre nosotrras, los hombres inteligentes siemprre han conseguido que me quite la ropa sin tener que pedirrrlo, y además de ello, él ni lo intentó, ni se insinuó, y eso me puso aún más. No sé si te lo ha contado perrro fui yo quien…inició todo.
—Sí, me lo imagino, él es muy tímido para eso. —Narcissa la miró con curiosidad— ¿Entonces…lo vuestro es…solo sexo? ¿una…relación intensa de amistad como él lo llama?
—¿Lo ha llamado así? — preguntó Irinna sintiendo algo que no sabía identificar, ella solo sentía complicidad con Severus pero esa pregunta le había caído al cuerpo igual que un alimento en mal estado—Supongo que…se puede considerrarr algo así ¿Qué hay de vosotrrros?
—¿Nosotros? ¿Severus y yo? Oh, no, no te confundas, solo somos amigos, no hay nada. —Dijo Narcissa sonrojándose.
—Perrro…lo hubo ¿no? —Ella asintió—¿Y…porrr qué? Tú también erres presiossa y…claramente tienes un marido rico ¿Por qué Severrus?
—Ufff….qué pregunta…— chasqueó la lengua— No lo sé…—Narcissa se puso a pensar en voz alta, nunca se lo había planteado— Mi marido nunca estaba en casa, y un día que discutimos y se fue, Severus vino buscando a Lucius pero solo estaba yo. Su ánimo no estaba para escucharme a mí, él estaba hecho polvo por algo, y Severus nunca se mostraba tan vulnerable, al menos conmigo…supongo que…yo también me sentía sola, enfadada, quise consolarle y…acabamos en la cama.
—¿Y nunca…volvió a pasarrr nada? — preguntó Irinna con interés
—No, fui débil y tuve un desliz, pero amo a mi marido a pesar de…muchas cosas; no has de preocuparte por mi Irinna, soy adulta, solo me interesa que no le hagas daño.
—Trrranquila, no me prrreocupo, él es libre de acostarrrse con quien quierra, no tenemos nada romántico, así que no le harré daño, somos amigos...amigos con intensidad.
—Ya —Narcissa, que contaba con más experiencia, conocía a su amigo y era capaz de captar hasta la más mínima expresión de alguien, había pillado de sobra la reacción de Irinna al comentar que Severus había dicho que solo eran amigos con intensidad; al igual que había captado la cara de Severus el día de antes mientras enumeraba las virtudes de Irinna y defendía que estaría con ella lo que quisiera; entre ellos había algo más y ellos lo sabían, pero no querían admitirlo; frunció los labios en una sonrisa.— sí, está claro, él también te aprecia mucho.
—Bueno, ahorra lo imporrrtante no es él, sino tus hijos, guíame porrr la casa y empessarré los hechissoss de protección especiales.
….
…
Pasaron los días y las cosas para Lilly no fueron mejor, sus sueños eran horribles, constantemente le asaltaban las pesadillas sobre su padre muriendo, Ginny sufriendo, Harry siendo torturado pidiendo ayuda, no podía descansar ni dos horas seguidas, y eso la estresaba. Sus estados de ánimo alcanzaban picos preocupantes, había dejado de comer y por lo que fuera eso la estaba consumiendo a una velocidad excesiva, tanta, que Irinna, con el beneplácito de Narcissa, la ató un día a la mesa hasta que terminara de comer, pero eso implicó enfrentar el orgullo de Irinna contra el de Lilly y esa vez, ganó la joven Snape. Draco se encontraba muy preocupado por ella, era cierto que estar pendiente de Lilly le distraía del dolor que sentía por la ruptura con Hermione y del recuerdo de Astoria, se sentía egoísta por preferir verla mal y ocuparse de ella que afrontar sus propios sentimientos.
Cuando había bronca en la mansión él se ponía de parte de su hermana, pero no conseguía llegar a ella. No salía de la habitación, no se quitaba el pijama y parecía estar enfrascada en sus pensamientos y evitaba hablar lo máximo posible, aunque siempre le daba las gracias a Draco cuando intercedía por ella.
Severus había ordenado que Lilly no se comunicara con nadie, temía de sobremanera que las novedades sobre Harry y Ginny, o la ausencia de las mismas,(más allá de las reflejadas en El Profeta insustanciales y sin salida) la impulsaran a hacer tonterías o heroicidades que pusieran en peligro su vida; por el contrario, Draco, quien ningún interés tenía en Harry o Ginny, sí podía escribir cartas y le apenó tanto la chica Snape, que se aventuró a escribir unas líneas para Hermione que no solo la incluían a ella pero que le daban la excusa para saber algo de su estado:
"Granger,
Se, que soy la última persona de la que quieres saber algo en estos momentos, lamento lo de Potter y Weasley, espero que tú estés a salvo. A Lilly le ha partido en dos la noticia, pero Snape no le deja comunicarse con Ron, está destrozada y quiere ayudar, pero no se lo permiten. Espero que podáis saber algo pronto, estoy preocupado por ella.
D.M."
Sin embargo, estas líneas, lejos de ser ignoradas o agradecidas por su contenido fueron respondidas con la mayor de las severidades:
"Malfoy,
Me faltan palabras en el diccionario para describir lo miserable y cínico que eres; durante años has deseado la muerte de Harry y el sufrimiento de los Weasley no finjas que te interesa camuflando a tu hermana como excusa, no cuela.
¿Ahora lo llamas Ron?, sinceramente me planteo si es que eres tremendamente torpe o absolutamente cínico, ni te importa el sufrimiento de Ron, ni el mío, ni tampoco el de Lilly si te vales de él como excusa para molestar.
No vuelvas a escribirme.
H.G."
Draco arrugó la carta, enfadado, era cierto que Potter y Weasley no le importaban un pimiento, pero ella sí le importaba y Lilly también, de lo contrario, nunca habría intentado hacerle saber a Weasley que ella no le había escrito por falta de ganas sino porque no se lo permitían. Al mismo tiempo que él cerraba su ventana porque su lechuza había llegado, vio como una de las lechuzas de El Profeta aterrizaba en la habitación de su hermana; unos dos minutos después de eso, oyó como la ventana se abría bruscamente de nuevo y Lilly intentaba respirar, Draco se apresuró a mirar a través de la suya y vio en el reflejo del cristal como ella, de estar de pie, caía arrodillada y lloraba sin consuelo.
Draco salió de su habitación sin vacilación y entró en la de Lilly sin llamar, la vio arrodillada en el suelo con los brazos en el alfeizar convulsionando de llanto, Draco se temió lo peor, Snape habría muerto, o Potter o Weasley y se le estaba viniendo el mundo encima.
—Lil…lil….¿qué pasa?— preguntó con voz suave acariciando sus hombros, Lilly lo abrazó y lloró en su cuello— ¿Qué ha ocurrido?
—No…no puedo más Draco…no puedo lidiar más con esto— dijo entre llantos— estoy cansada de evitarlo, estoy cansada de hacer como si no pasara nada…van a descubrirlo y cuando todo el mundo lo sepa…—se le truncó la voz.
—¿A qué te refieres? — Lilly le mostró el periódico y le señaló la noticia en la tercera página, Draco la leyó "Avances en la investigación de la desaparición de Theodore Nott". En el texto se leía que los investigadores, Banks entre ellos, habían registrado sin conocimiento de ningún alumno, todas las habitaciones del colegio y en la habitación de los chicos de la casa Slytherin, bajo una baldosa de la cama de Nott, habían encontrado una caja con ropa interior femenina usada, cada una de las prendas, estaba dentro de una bolsita trasparente, con el nombre de la chica y una fecha, todas ellas estaban clasificadas así, a excepción de las cuatro últimas prendas, aún en proceso de análisis.
—Sí, es cierto, desde más o menos el verano tenía esa asquerosa costumbre de…recolectar las bragas de las chicas a las que se tiraba, no puedo entender por qué, pero menos todavía entiendo que una chica sea tan tonta de dárselas, además de que es asqueroso. ¿Pero a ti en qué te afecta a ti esto? No llegaste a cruzar palabra con Theo jamás. — Lilly abrazó sus brazos, iba a hablar, pero se le cortaba el sonido con la ansiedad, necesitaba soltarlo, necesitaba contarlo porque iba a estallar, la sangre le hervía, las piernas le temblaban de miedo.
—Sí lo hice…una sola vez…y no dejo de arrepentirme cada día— Lilly notó la salinidad de las lágrimas cayendo en sus labios—Poco después de salir del coma…volvía tarde de la biblioteca y…oí ruidos en un aula, me parecieron gritos y entré…y ahí…estaba Theodore, sometiendo a Ginny, la tenía atada, sin varita y de espaldas.— Draco recordó lo que Lilly había dicho en el tren antes de llegar a la mansión, la conversación que le había borrado de la mente cuando la vio alterarse cuando dijo algo como que "Ginny no se lo merecía". Ahora le cuadraba todo, Theo tendría la prenda de Ginny y ella lo sabía porque lo había visto.
—Bueno Lilly, es normal que te sientas mal, pero lo que hiciste es humano, te bloqueaste y pensaste en salvarte de algo así…quizá un Gryffindor hubiera intervenido, pero…a veces el miedo te hace reaccionar así aunque en frio creas que la habrías ayudado.
—Sí que la ayudé Draco— contestó Lilly llorando, las lágrimas la ahogaban— y lo pagué caro…Theo…fue más rápido que yo y…no sé qué pasó, pero…me desmayé…y al despertar…—Lilly mordió su labio tan fuerte que se hizo sangre y miró hacia el suelo— Mi ropa estaba rasgada…y cuando…volví a mi cuarto y quise ducharme…no tenía nada bajo la falda y me dolía todo. — Explicó llorando; Draco trataba de asimilar lo que escuchaba, le retumbaban en los oídos sus palabras, no podía ser, a ella no, no podían ser los dos de la misma familia y haber sido ultrajados, él no había tenido opción, tenía que salvar a su familia, pero ella ¡¿Por qué se había metido?! ¿Por qué no había corrido a decirle nada a ningún profesor? ¿Por qué intervino?, no podía dejar tampoco que ella se creyese más desgraciada de lo que ya era por algo que no sabía a ciencia cierta, tenía que recomponerse antes de llegar a Hogwarts, tenía que ser fuerte o se la iban a comer, por lo que tomó una determinación, era mejor protegerla de sus pensamientos.
—Comprendo— tomó sus manos—…pero…Lilly eso no significa que te hiciera nada, quizá te quitó las bragas como venganza por…intervenir, y te torturó estando inconsciente pero no significa que…ya sabes.
—Eso pensé al principio, eso he querido pensar… pero cada vez que me voy a dormir…siento su olor, su sudor, su voz encima de mi…, siento que me toca y…es una sensación tan real…que me hace levantarme con nauseas. —Draco contuvo sus lágrimas, no iba a permitir que ella pensara que había sido violada, eso le haría sentir asco de sí misma, como él lo sentía de él mismo.
—La incertidumbre provoca eso en el cerebro, te hace soñar con lo que te atormenta. — Draco acarició sus hombros.
—Sí, yo también me decía eso—dijo recogiéndose el pelo del sofoco— hasta que…salió la noticia sobre mí en El Profeta, solo estábamos Ginny y yo en ese aula y tras eso, Theo desapareció, ¿por qué nadie diría que yo he tenido sexo con él si no nos hubieran visto? Nadie aparte de Ginny podría saber lo que me hizo, a menos que alguien de los ADS le hubiera visto haciéndome algo.
—¿Ahora vas a dar crédito a los ADS? También dicen que tú y yo nos hemos acostado y no es cierto, quizá, han puesto Theo porque Banks te interrogó y querían agitar las aguas, pero igual que pusieron a Theo podrían haber puesto a Blaise—Draco siguió convencido en hacer lo que hacía, le dolía en el alma tener que dar una explicación para todo cuando era evidente que tenía razón; pero ella era su amiga, ahora era su hermana, ella no pasaría la vergüenza y el asco que él sentía, era mejor desgranar y buscar la forma de quitarle la idea de la cabeza.
—Y es por eso que después de tres meses queriendo creer que nada pasó, le pregunté a la única persona que podía saberlo cuando leí esto en su casa, le pregunté a Ginny ¿y sabes que hizo? —Draco temió la respuesta— Me dijo que no lo sabía, que no se acordaba y cuando la presioné, me dijo que por mi bien .lo mejor era que me callara y no hiciese preguntas….y ahora…veo esta noticia y…estoy segura de que en esa caja estará mi ropa…eso hará que todo el mundo lo sepa y que los aurores me vuelvan a considerar sospechosa después de decir que no lo conocía y mi padre…cuando se entere…Dios…será horrible, si ya le decepciono como hija, esto solo me hará más débil, más mentirosa a sus ojos.— Explicó llorando, había algo que no podía añadir y era el hecho de que Johan alguna vez la había asustado amenazando con contarle lo que Theo había hecho, y si era una amenaza era porque había algo. Intentó abrazar a Draco y terminar de desahogarse, pero Draco la detuvo para seguir hablando.
—¿Has pensado que quizá Weasley no quiera revivir lo que le pasó? Quizá decirte eso saque todo su dolor y le haga rememorar algo tan duro. Hazme caso, conozco a Theo, seguramente no pasó nada, además no tendría ningún sentido hacerlo contigo inconsciente, si te atacó lo lógico sería hacerlo contigo despierta para disfrutar de la tortura como hizo con Weasley, ¿Pero así? Piensa también, Theo al igual que todo el mundo, teme a tu padre, estoy seguro de que no se habría atrevido contigo. — Lilly se quedó paralizada y dejó de buscar su consuelo, miraba a Draco sin dar crédito.
—¡Draco, te estoy diciendo que ahora estoy segura de lo que me hizo!, ¡cada vez que aparece en mis sueños, es peor y NO, no es solo un maldito sueño, es algo real como me pasó en el cementerio, le veo, le oigo, le siento! —soltó un gemido de angustia— ¡noto como me penetra y como no puedo hacer nada! ¡¿Es que no me crees?!
—¡Sí!¡claro que te creo!¡pero no quiero oírlo!¡¿De todas las chicas, de todas las casas ¿tenía que pasarte a ti?! —Draco arrugó el periódico y lo lanzó lejos, hecho una furia. De pronto le vino todo de golpe, toda la rabia que tenía contra Astoria, todo lo que no había enfrentado y había postergado ahí estaba, saliendo por su boca, trasladando sus propias frustraciones, su propio sentir y las cosas que se auto reprochaba, a Lilly. Sin pretenderlo, ella se acababa de convertir en la representación de lo que se odiaba a sí mismo por "permitir" que Astoria le hiciera lo que le hizo— ¡¿Por qué tuviste que intervenir?! ¡¿Por qué no te fuiste corriendo o se lo dijiste algún profesor?!¡¿Tenías que quedarte a ser la heroína del cuento?!¡¿La que se sacrifica por los demás?!¡¿No ves cómo estás ahora por ayudar a otros?! ¡¿No ves todo lo que has perdido?! ¡Nada va a volver a ser igual nunca, te han roto, ese hijo de la grandísima puta te ha roto, te ha quitado tu dignidad! — Explotó, todo lo que pasaba por su mente cada vez que se miraba al espejo había sido dirigido a su hermana y no se había dado cuenta de lo que le había hecho.
Estaba tan cegado por la impotencia que no podía ni expresar una mínima parte la rabia que sentía porque le hubieran hecho eso a su hermana, deseaba reventar la cara de Theo contra las vías del tren y torturarlo hasta la muerte; tenía suerte de estar desaparecido porque de lo contrario él habría cometido su primer asesinato contra su ex mejor amigo por haberse atrevido a tocar a Lilly.
—¡¿Por qué yo eh?!¡¿Por qué me lo has dicho a mí, Lilly?!¡¿Por qué no se lo has dicho a Weasley?!
—¡Porque no es fácil decirle a mi novio que él no me desvirgó, que fue Theo, y su hermana ha desaparecido, quizá quieras cambiarte por él! —sollozó Lilly sin mirar a Draco sintiendo que había cometido un error tremendo por contárselo; él la culpaba por intervenir ¿Y si era cierto? ¿Y si por hacerse la heroína había acabado así? ¿Qué pasaría si su padre se enteraba? ¿Qué pasaría si Narcissa se enteraba? Ambos habían tenido que soportar suficiente vergüenza con la última noticia ¿Cómo se leería lo suyo en prensa? ¿"¿Chica intenta hacerse la heroína salvando a una amiga de una violación, la desarman más rápido que a un niño de primero y acaba peor que la que intentaba salvar"? ¿Cómo lo leería Banks? "¿Chica que dijo no conocer al desaparecido le dio sus bragas para la colección y luego desaparece o "Desequilibrada que al verse sin ropa interior mató a quien abusó de ella?", miró a Draco por unos segundos, sus ojos grises parecían tener escrito "Me das asco, has manchado el nombre de mi familia"— Creía que tú me entendías mejor que nadie. —Dijo en voz baja llorando.
—¡¿Y por qué iba yo a entenderte eh?!—Draco se levantó furibundo—¡Astoria fue un error, pero pude haberla matado si quería y no lo hice, me la follé porque al final supongo que quise hacerlo, porque si me hubiera hecho algo que yo no quería la hubiese matado y está vivita y coleando para recordarme lo que hicimos!¡¿Por qué iba yo a entender que me obligaran a nada?!
—¡¿Quién ha hablado de Astoria?!¡Te estoy hablando de mi!—Gritó Lilly todavía sentada en el suelo, apoyada sobre la ventana—Lo siento, no sabía que te ibas a enfadar tanto, hice lo que pude aunque eso no sirviera de nada—Se excusó Lilly sin apenas tener voz. Algo hizo "click" en la cabeza de Draco y de pronto, repasó todo lo que le había dicho a su hermana, sus palabras habían salido sin filtro, sin pensar, sin comprender que Lilly le había contado algo que él no se atrevía a decir. Se dio cuenta tarde, de que eso no se lo estaba reprochando a ella, sino a él mismo y cuando se cercioró de las barbaridades que había soltado por la boca, quiso echar marcha atrás en el tiempo, pero no podía. Empezó a llorar sin poder creerse el daño que le había hecho a esa chica y cuando iba a suplicarle perdón mil veces de rodillas, irrumpieron en la habitación.
—Señorrr Malfoy— dijo Irinna— hay alguien que ha venido a verrrle, una tal Astorrria no sé qué, su madre está hablando con ella en el salón de té, baje. — Draco miró a Lilly, encogida en el suelo, rota de dolor, no sabía por dónde empezar y se quedó estático; Irinna sin mediar palabra lo sacó del cuarto de Lilly y este se marchó, si iba a descargar su rabia con alguien sería con la zorra que le había quitado todo. —¿Te encuentrrras bien Lillian?
—De maravilla ¿es que no me ve? Lárguese. —Le dijo llorando sin mirarla.
—Si estás así porr tu padrre, está sano y salvo, anoche volvió al país, está en la Orden entrregando novedades— dijo Irinna sintiendo pena, la veía destrozada, peor que nunca, y sentía el impulso de ayudar.
—No es por él, váyase—Al observar que Irinna no le hacía caso, por primera vez cruzaron miradas, el sufrimiento que expresaba Lilly era incomparable al que le había visto Irinna en otras ocasiones—No tengo fuerzas para discutir con usted hoy, lárguese por favor. — pidió Lilly. Irinna se alarmó, esa niña le había dicho "por favor" y conociéndola como la conocía eso era mil veces peor que que le faltase al respeto y la llamara zorra. Se acercó a Lilly y se arrodilló a su altura, tomó su mano y le habló con dulzura.
—He venido aquí porrrque he visto que el techo que está debajo de tu habitación se estaba congelando, mirra a tu alrededorrr, has congelado el suelo, tienes las rodillas en carrrne viva. — Lilly miró el suelo, ni siquiera había sentido el frío— Sí Malfoy o, alguien, te ha hecho algo, tienes que desirrrmelo. —La mirada de Lilly cambió
—¿Que tengo que decírselo? —La joven Snape, todavía llorando, apartó su mano con enfado—Se acuesta con mi padre, no conmigo, de mí, no va a obtener lo que quiera porque ponga la vocecita de chica dulce que pone. — Irinna cerró los ojos y respiró profundo para no dejarse llevar por sus deseos de darle una bofetada.
—¿Podemos dejarrr a tu padrrre fuerra de esto un segundo? Me odias, me consta, perro mi misión aquí es protegerrrrte, así que cuéntame qué te tiene así para poder ayuarrrte.—Lilly fue a la mesita de café que tenía en su cuarto para beber un poco de agua, la cual, irónicamente, no estaba congelada. Necesitaba beber un poco para que le salieran las palabras.
—¿Quiere dejar a mi padre fuera de esto? Bien, pues desaparezca de su vida, aléjese de nosotros y vuelva a ser directora, era su mayor ambición. No quiero su maldita ayuda. — Irinna se levantó y se acercó a ella de una forma lo suficientemente intimidante como para que Lilly se asustara.
—Si no me lo dices, le prreguntarré al señorrr Malfoy y pienso serrr implacable, todo aquello que provoque que este cuarrrto sea una pista de patinaje he de saberrrlo. En breve volverás a Hogwarts, allí me serrrá muy difissil protegerrrte, sé de buena tinta que te escapas porrr las noches, que eludes los castigos, que te peleas sin pararrr, aprovecha mi protección porrrque con esos brrrazaletes no podrrrás hacer nada si te atacan. — El vaso de agua se rompió en la mano de la joven Snape, provocando un profundo corte.
—¡Y sin ellos tampoco puedo hacer nada!¡Si alguien me ataca y soy más lenta o soy inútil hará lo que quiera conmigo y no podré evitarlo! —Lilly intentó secar sus lágrimas y se manchó la cara con la sangre que brotaba de su mano.
—Voy a escribirrr a tu padre, clarrramente hay algo fuerrte que te está afectando y eso te pone en peli….
—¡¿Recuerda la última vez que me presionó tanto que no lo pude soportar?!¡La dejé en coma, ¿Quiere que esta vez la deje muerta?!¡Váyase, déjeme en paz, deje en paz a Draco y deje en paz a mi padre!¡¿Está claro?!—Irinna vio que los ojos en Lilly cambiaban a un azul intenso, y enmudeció en seguida, su primer impulso, fue intentar que lo controlara, pero había visto un cambio tan sumamente brusco de color, que temió que eso pudiera truncar el límite de la chica, le daba miedo que hiciera algo de lo que se arrepintiese, igual que le pasó a ella.
—Vale…vale…de acuerrrdo, me voy— los ojos de Lilly la seguían como si tuvieran un imán—no insistirré más, no les dirrré nada, me callo…— dijo alejándose, caminando hacia detrás, no perdiendo de vista a Lilly por si tenía que defenderse—Te dejo sola Lillian—Irinna abrió la puerta y salió del cuarto. Cuando lo hubo hecho, respiró más tranquila, pero se quedó escuchando tras la puerta; lo que siguió a un imponente silencio fue el sonido de su llanto, un llanto tan roto y fuerte que erizaba la piel. Pensó en escribirle a Severus pero ahora mismo tenía la constancia de que estaba muy estresado, según las noticias que había recibido, acababa de pasar tres días en una cueva con Sirius Black, escondido de los vampiros y Narcissa tenía mucho miedo de exceder los límites con Lilly, dado que no se sentía con legitimidad para ordenarle nada por lo que, tendría que ocuparse sola.
…
..
Draco bajó las escaleras y fue al salón de té, en su mente todo se arremolinaba, la noche del baile, las piernas abiertas de Astoria a la espera de su maestría lingüística, la noticia de que tenía una hermana, la pelea con Weasley, la bofetada de Hermione, el rechazo a su petición de matrimonio, su mirada de odio mientras le decía que se suicidara igual que lo intentó en el pasado pero que no fallara, el broche de Astoria mostrándolo todo para el recuerdo, los días que pasó Lilly llorando por su padre, su última confesión y como había machacado, destrozado y enterrado su corazón al prácticamente decirle que si Theo la había violado, era culpa suya. Estaba tan enfadado, que no podía asegurar no dejar a Astoria malherida de un cruccio cuando la viera; sin embargo, cuando cruzó la puerta y la vio hablando con su madre, le pudo la impotencia, estaba bloqueado; veía como Narcissa le sonreía y abrazaba a la chica, Astoria le había regalado una pulsera de diamantes porque "debía llevarse bien con su futura suegra" Astoria lo miró con una sonrisa mezquina, volvió a recordar por qué hizo lo que hizo, su madre, su casa, la vida que conocía, no podía hacerle eso a ella y sintió, que en contra de todo lo que le gritaba su dignidad, debía tragar con la situación.
—Draco, querido, mira lo que me ha traído Astoria—dijo Narcissa acercándose a su hijo para enseñarle la pulsera— es un encanto de niña
—Sí, un amor—dijo Draco con sarcasmo—¿Qué haces aquí Astoria?
—Draco, esos modales— dijo Narcissa entre dientes fingiendo una sonrisa, pero Draco no se corrigió, calló en espera de su respuesta.
—Bueno, hace un día maravilloso, me han comunicado mi readmisión oficial en Hogwarts y quería invitarte a comer para celebrarlo.
—Oh querida qué buena noticia, nunca estuve de acuerdo con lo que te hicieron, echarte así, sin pruebas de ningún tipo, porque a esa golfa se le ocurrió pelearse con tu hermana.
—"Esa golfa" como tú la llamas, se llama Pansy Parkinson madre, no sé si te has dado cuenta, pero eres la menos indicada para hablar de lo "decente" que es una mujer y además, no la echaron sin pruebas.
—Oh…discúlpame Narcissa, no sabía que Draco y tú habíais discutido, hubiera venido en otro momento.
—O nunca. — respondió Draco.
—Oh no querida, nada de eso, es que Draco es muy sensible con esa chica, prometido tantos años le confunde distinguir a quien debe su devoción—Narcissa fulminó a Draco con la mirada— al menos así sabes que cuando os caséis serás su prioridad; me parece que tu idea de iros a comer es perfecta, ya es hora de que el mundo mágico os vea como pareja, pero Draco te invitará a ti, no acepto un no por respuesta.
—Si insistes…—Sonrió Astoria clavando sus ojos azules en Draco, Narcissa no se dio cuenta de que Astoria se burlaba de su proposición, pues el dinero del que disponían era el de la familia Greengrass y solo lo sabían Lucius y él— será un placer que nos vean juntos, de hecho, si te parece bien, me gustaría invitar a Draco a mi casa para tratar unas cuantas cosas de la boda.
—No es necesario, una cosa es que me case contigo y otra que tenga que montarlo yo, llévate a mi madre Astoria, seguro que entre las dos organizáis todo genial.
—Oh Draco, me da vergüenza, es…sobre la noche de bodas—Astoria fingió vergüenza.
—Ay querida…—Narcissa dio una risotada elegante— te comprendo perfectamente, cuando yo me casé con Lucius estaba muy nerviosa porque quería que esa noche saliera perfecta, adelante, id.
—Madre, la profesora Petrova y el profesor Snape nos dijeron expresamente que nos quedásemos aquí— insistió Draco— confío en tu buen gusto Astoria, no te preocupes.
—Solo serían un par de horas señora Malfoy— pidió Astoria, haciéndose la inocente.
—No creo que pase nada por dos horas.
—Pero madre…—dijo Draco incómodo, no quería ir por nada del mundo.
—Draco, sé bueno, haz lo que se espera de ti, te hemos enseñado bien. —Draco se quedó estupefacto, Astoria volvía a ganar.
Cuando fueron al restaurante, muchos hombres los miraban, Astoria era guapísima, eso era innegable, pero si supieran lo despreciable que era no le tendrían tanta envidia; el dueño del local y los camareros no dejaban de repetirles la "buena pareja que hacían" y a Draco se le revolvía el estómago. Decidió que no tenía por qué comer, ni por qué ser amable, tomó un periódico de la entrada y mientras Astoria hablaba no la miró ni una vez, de pronto las nuevas tendencias en medias para mujeres eran tremendamente apasionantes. Cuando el camarero pasó a pedir la comanda, Draco pidió una botella de whisky de fuego, nada más, e incluso cuando un chico intentó coquetear con Astoria en sus narices, lo alentó a continuar y a ir a su casa con ella.
Independientemente de la actitud chulesca y despectiva de Draco, Astoria no perdió la sonrisa, obvio, era la ganadora del día y Draco había sido obligado a comer con ella y además de que su conversación era insoportable, se torturaba constantemente pensando en la noche del baile, en Hermione y su respuesta a sus cartas y en Lilly y el daño que le había hecho.
—Draco…— dijo la chica—¿te gusta la reforma que hemos hecho en casa? —Draco miró a su alrededor, ¿en qué momento se habían trasladado? Tenía tan puesto el piloto automático, que ni siquiera se había dado cuenta de que estaba en la mansión Greengrass.
—Preciosa— dijo sin saber a dónde tenía que mirar—¿Qué era eso que querías decirme de la boda?
—¿Qué perfume te gusta más, el que tiene toques de vainilla o el que tiene toques de canela?
—Canela, no soporto la vainilla.
—Bien… ¿Flores azul bebé o rosa salmón?
—Eso lo puedes decidir tú con mi madre— Astoria lo miró como si no le hubiera oído una palabra, Draco chasqueó la lengua— Rosa, supongo.
—Me gusta más el azul, va más con mi color de piel.
—¿Entonces para qué preguntas? — dijo harto, no la soportaba.
—Vas a ser mi marido, aunque no te haga caso, quiero saber tus gustos.
—¿Eso es todo? ¿Hemos acabado de hablar estupideces de la maldita boda?
—No, hay algo más, ven— Astoria lo dirigió a su habitación— He pensado en mi lencería de la noche de bodas ¿Cuál te gusta más — dijo mostrándole dos conjuntos de encaje— el blanco o el negro?
—El blanco, maldita psicópata.
—Creo que el negro es más sexy
—Lo que tú digas "cariño"— dijo Draco con desprecio. Astoria hizo un puchero fingido y se acercó a él, acarició su cara y Draco no se movió, odiaba que ella le tocara.
—¿Aún sigues enfadado conmigo por lo de la noche del baile mi amor?
—¿Enfadado? ¿Yo? ¿Por obligarme a comerte la entrepierna y a follarte y después le enviases una copia de nuestra aventura a mi novia? No, ¿por qué iba a enfadarme? — Astoria sonrió cínica
—Oh, pobrecito… ¿aún crees que yo te obligué?
—¿Te pareció en algún momento que lo hacía de buena gana?
—No…pero podías haberte negado
—¿Cuándo me diste esa opción? Disculpa, pero no lo recuerdo.
—Te dije que podías no corresponder a mis peticiones pero que el dinero que os había dado mi familia volvería a nosotros, podías haber elegido vivir como un Weasley, no tendrías que haber hecho nada que no quisieras, peeero Draquito querido, te gusta demasiado el dinero, igual que a mi.—Astoria se acercó a su oído y lamió el lóbulo de su oreja— Somos tal para cual— A Draco se le humedecieron los ojos, eso era verdad, podía haber dicho que no, él PUDO pero no quiso, por no dejar a su familia en la ruina, al contrario que Lilly, él sí había tenido opción, podía haber elegido a Hermione pero eligió su dinero, eligió a sus padres.— No llores mi amor…te acostumbrarás, solo necesitas ser sincero contigo mismo, yo soy tu destino y antes no aceptaba que quería ser mala, que quería ser egoísta y pensar solo en mí; cuando tú estés preparado, serás más feliz. No obstante…no me gusta verte así. Y quiero pedirte perdón.
—¿Qué quieres pedirme perdón? ¿Es una broma? — Draco no se creía lo que oía, ni como Astoria podía ser tan fría.
—No…— Astoria lo sentó en la cama— Eras mi amigo y debí ser más delicada con la situación de tus padres, aunque he de admitir que el sexo oral me encantó, llegué al orgasmo como nunca Draco, no dejo de pensar en esa noche…—sonrió coqueta
—Pues tócate, ¿a mí que me importa? ¿Escuchaste que te preguntara si te gustó?
—No, supiste de sobra que sí, pero por ello hoy…te quiero compensar. — Astoria se arrodilló y empezó a desabrochar el cinturón de Draco— Quiero que tengamos un buen matrimonio, sé que todavía no me quieres…
—No te querré nunca.
—Peero que todavía no me quieras no quiere decir que no estés satisfecho sexualmente—continuó Astoria como si Draco en algún momento le hubiera dado la razón y le metió la mano por los pantalones.
—¿Vas a volver a decirme que si no lo hago me dejarás en la ruina? — Preguntó resignado
—No, hoy solo quiero satisfacerte…hoy haremos lo que tú quieras—La joven consiguió abrirse paso a través de los boxers de Draco y comenzó a masajear su miembro bajo la fina tela elástica.
—Lo que yo quiero— le detuvo la mano— es que dejes de tocarme y largarme a mi casa. —Astoria sonrió a Draco como cuando un niño dice una tontería adorable.
—Esa no es una de las opciones…dime ¿qué tienes que perder? Ahora estás soltero y yo voy a ser tu devota esposa— Los ojos de Astoria amedrentaron a Draco, este, sabía que sus palabras eran una trampa, tenía esa expresión de maníaca desquiciada en la cara que no iba a aceptar un no por respuesta. Draco, volviendo a sentir miedo y asco de sí mismo, soltó la mano de Astoria, que aún tenía agarrado su miembro.
—Bien…haz lo que quieras— Dijo Draco derrotado, Astoria sonrió satisfecha, se quedó en ropa interior y siguió masajeando la virilidad de Draco de arriba abajo.
—¿Sabes? En estos meses he perfeccionado la transfiguración humana, si quisieras podría transformarme en…otra persona…como te digo, quiero compensarte por mi brusquedad de la otra noche.
—Paso…¿Sabes que quiero?— ella lo miró en espera de respuesta— Que no digas una puta palabra, no quiero ni oírte. — Ante estas palabras, Astoria recurrió a una técnica conocida para calmar al antiguo Draco, se metió el miembro de Draco en la boca y este no esperaba que fuese tan literal, aunque de todas formas no podría librarse de ella.
Pasaron los minutos y nada ocurría, Astoria succionaba más fuerte, más lento, más profundo y lamía todo el cuerpo del instrumento, pero nada pasaba, Mr. Love no había variado de dureza o tamaño, estaba como al principio. Draco había dejado de sentir lo que hacía hace rato, pensaba en lo que le esperaba hasta que tuviera un hijo, se sentía desgraciado, su madre alentándole a casarse con una loca a la que no amaba ni amaría nunca, la mujer que amaba lo odiaría de por vida, su amiga Pansy le había dejado claro que estaba de parte de Hermione en esta historia y la única persona en la que podía encontrar consuelo se había quedado llorando en el suelo de su habitación por su culpa.
—¿En qué piensas Draco? — preguntó Astoria captando su distracción, consiguió entrar en su mente unos segundos y sabía que había obtenido justo lo que necesitaba para manipularlo.
—En Lilly— contestó sin pensar
—¿Ves? No era tan difícil— La chica siguió succionando, pero cuando Draco le echó un vistazo ya no veía una cabellera rubia, sino una negra azabache y los ojos que le miraban desde abajo ya no eran azules, sino negros también.
—¡Eh eh eh!¡No quería decir eso!¡Para para…! — Draco la apartó, no podía decir que esa imagen no hubiera estado nunca en sus sueños, cuando evidentemente no sabía que era su hermana; ella siguió masajeando y succionando a la vez— ¡Astoria! ¡vuelve a ser tú por favor!
—Pero yo no te gusto, ella por el contrario…— argumentó ella con la voz de la joven Snape.
—Ella es mi hermana, imbécil pervertida.
—¿Desde hace cuánto? ¿Dos semanas? Claramente está funcionando…por fin se te ha puesto un poco dura, ¿Ahora te dan reparo las relaciones entre hermanos? No pareció eso cuando mi hermana y yo…— Draco detuvo sus manos y se cubrió con la sábana
—¡Lo siento! ¿vale?¡Fui horrible contigo y nunca lo podré compensar, pero deja de torturarme, por favor y menos con ella!, ¡te daré una oportunidad ¿Quieres escuchar eso?! ¡Le daré una oportunidad a lo nuestro, pero por favor, por favor no vuelvas a transformarte en ella, te lo suplico! — Estaba turbado, superado, no podía, no podía afrontar algo así, se sentía culpable por haberse excitado durante unos segundos, se sentía culpable por seguir mirándola, se sentía asqueado por su parentesco y se sentía intranquilo al preguntarse si Theo le habría obligado a hacer tal cosa, ahora él se sentía Theo y quería cortarse el cuello.
—¿Lo dices en serio? ¿Me darás una oportunidad? ¿Cuándo estemos en Hogwarts iremos de la mano, comeremos juntos y nos acostaremos? — Dijo sentándose a horcajadas sobre él, todavía con la apariencia de Lilly, él solo miraba hacia abajo para no tener esa imagen. Draco tragó saliva, era lo que esperaban de él, y no podía soportar que Astoria hiciera ese tipo de locuras, su corazón no podía soportar el miedo que le tenía, si al menos le juraba que sería suyo y le tendría en sus manos, podría respirar.
—Si jamás te vuelves a transformar en Lilly, sí, te lo prometo. — Astoria volvió a ser ella y besó a Draco, algo que él siguió, conteniendo las náuseas y las ganas de llorar, estaba oficialmente perdido, de nuevo, ella le había vuelto a poner entre la espada y la pared de una forma muy rastrera. En dos días volvería a Hogwarts y vería de nuevo a Hermione, pero ella ya no le sonreiría, ya no acariciaría su pelo, ya no se reiría con sus bromas, ya no compartiría con ella sus emociones ni sus preocupaciones, ya nunca volvería a sentirse amado, ya nunca oiría su nombre de sus labios y nunca podría volver a besarla. Tomó a Astoria de los brazos y como ya no tenía ni la más mínima esperanza se atrevió a preguntar—¿Sigue en pie lo de transformarte en quien yo quisiera?—antes de que ella hablara se adelantó — Después de esta noche te prometo que seré el perfecto novio, pero si quieres compensarme un poquito por lo del baile, lo necesito, será la última vez.
—Sigue en pie— concedió Astoria, había dado la vuelta a la situación de tal forma que, ahora ella era la buena, la esposa capaz de transformarse en la ex novia por complacer la petición de un chico desesperado. No necesitó que se lo dijera, automáticamente se transformó en Hermione Granger.
—Dime que me amas, no dejes de mirarme un segundo y repite mi nombre hasta que te quedes afónica— Pidió, sabiendo que esas tres cosas no las volvería a experimentar jamás, era mentira, era una ilusión, pero necesitaba engañarse. Astoria cedió; comenzaron a besarse, primero dulcemente, después el tono subió, la chica, no pudo evitar sentir celos de esa pasión, pero los contuvo, sabiendo que ahora, lo tenía en la palma de su mano. Al cabo de un rato, Draco pareció olvidarse de con quien estaba, la besaba sin parar, tocaba su cuerpo, devoró sus bajos como hacía con Hermione en cada encuentro, y Astoria disfrutó tantísimo esa circunstancia, que cuando se vino por lo experto de Draco en el sexo oral, se metió en el papel. Salió de la cama, se arrodilló y se metió el durísimo miembro de su futuro marido en la boca, Draco asió sus cabellos, rizados y castaños y marcó el rápido y fuerte ritmo hasta que su virilidad creció tanto que invadía su garganta. Estaba tan, pero tan excitada que necesitaba al rubio dentro de ella, toda la noche.
—Draco…— lo llamó ella con el miembro en su boca, él la sacó para que pudiera hablar—Draco hazme tuya, la quiero dentro, hazme tuya por favor— suplicó Astoria con la voz de Hermione, Draco le sonrió y la besó de nuevo intensamente, la tomó de la cintura y la subió a la cama, le dio una nalgada que hizo que ella se excitara, apartó su tanga con un dedo y metió otro en su cueva del placer, notando complacido que estaba muy mojada, muy caliente, con sus paredes palpitando, rogando por él. Le dio la vuelta, le arrancó el tanga, le abrió las piernas, besó de nuevo su monte de venus, trazó un camino de besos hasta sus pechos, los pezones de Astoria se erizaron, Draco no paraba de mirar a su Hermione, retorcerse y gemir.
—Draco…voy a llegar…por favor…hazme tuya…déjame sentirte…—Draco, sonrió y obedeció, se introdujo en ella lentamente, lo que provocó que Astoria jadeara y clavase sus uñas en las sábanas, hizo un vaivén lento y ella soltó un gemido agudo, esta vez clavó sus uñas en la espalda de Malfoy y ello fue suficientemente excitante como para que lo siguiente fuera una rápida embestida, luego otra, luego una más, su ritmo se aceleraba, más fuerte, más rápido, más profundo, sus cuerpos sudaban, los pechos de ella se movían al compás, el pene de Draco estaba como una roca, las cavidades de Astoria se aferraban a él, quería vaciarlo por completo y él no paraba de moverse para penetrarla como si no hubiera un mañana. Al final Astoria chilló, su éxtasis fue escandaloso, sus adentros expulsaron sus fluidos como jamás lo habían hecho y Draco, a su vez, dio una última estocada, aliviando por fin la presión contenida en su miembro, descargando en los adentros de Astoria, mezclando sus orgasmos en una agónica e interminable eyaculación. Draco finalizó el acto besándola y se quedó un rato en el cuello de Astoria, aspirando el olor que el pelo de Hermione desprendía y Astoria se recuperaba del mejor polvo que había echado en su vida, el mejor que jamás tendría y solo pudo sentirse desafortunada por no ser la estúpida sangre sucia, porque Draco se lo había hecho como una bestia siendo Hermione, y ella lo sabía, ella nunca volvería a sentir esa entrega, ella no era Hermione Granger.
…
…
Tras la marcha de Severus aquel día, Lilly no había podido dormir, estaba empeñada en que su padre acabaría muriendo, no sabía por qué, vivía con esa paranoia constante, estaba plenamente convencida y había llegado a una conclusión, ella tenía que encontrar a Harry antes de que lo hiciera su padre. Lo primero que pensó fue que Johan se los había llevado, nada de lo que decía la prensa tenía sentido, nadie había vuelto a hacer un reclamo de condiciones para liberar a Harry y a Ginny, nadie había pedido un rescate, nadie había encontrado nada, los aurores estaban como locos, todas las pistas llevaban a callejones sin salida. Lilly intentó llamar a Johan tocando su tatuaje, pero fue imposible, él no quería contactar con ella y eso le tenía inquieta. Intentó a través del tatuaje ver a Ginny, como ella le vio mientras estuvo inconsciente en el hospital, había una conexión, eso estaba claro, pero seguramente él la bloqueaba y sin varita no podía hacer el mínimo intento.
Sus libros no habían servido de nada, así que decidió ir un paso más allá; no tenía varita, pero sí magia, magia que de una forma u otra estaba funcionando; la magia antigua se hacía sin varita, pero todos los magos decían que esa forma de expresar tus poderes era oscura ¿Y quién tenía objetos oscuros a los que ella pudiera acceder? Su padre no, no sería tan tonto como para traerlos, pero Lucius tenía un arsenal completo en su despacho, eso había oído decir a Arthur Weasley y a Sirius, y comprobar si era verdad, solo le llevaría forzar una cerradura de forma muggle; Lucius había protegido su puerta con hechizos, pero no había protegido la cerradura de dos simples horquillas, él ni siquiera consideraba lo muggle como una forma de hacer las cosas, y eso a ella, le había abierto el camino hacia los libros de magia más oscura que pudo leer y lo peor fue, descubrir que le apasionaban.
En Durmstrang era la mejor practicando artes oscuras, pero estaban controladas y solo se enseñaban para saber defenderse de ellas, sin embargo, esto era distinto, pociones que eran prácticamente un imperius en frasco, rituales arcanos, magia de linaje, magia concedida por espíritus malignos a cambio de un sacrificio vitalicio, una cosa llamada "expresión" que consistía en sentir la naturaleza y usarla en tu favor, las brujas eran hijas de la naturaleza y en el pasado, cuando no se construían varitas, dominaban los elementos. Por último, leyó sobre la "magia sifónica", que era uno de los tipos de magia más poderosas que existía, válido para magos que no pueden usar varitas, como los encarcelados, los que tenían manos mutiladas por accidentes o los que no las necesiten; según parecía, es la que usó Gellert Grindewald en 1928 para escapar de la prisión de Nueva York; consistía en la capacidad de absorber la magia residual de objetos mágicos, criaturas, lugares donde magos habían permanecido, o incluso, de personas (con el peligro de matarlas), el secreto era, encontrar un lugar suficientemente poderoso para obtener un resultado y no morir en el intento.
Arriesgando su vida a cualquier precio, siguió las instrucciones para ponerlas en práctica, y eso, era lo que tanto desconcertaba a los demás de por qué estaba tan delgada y consumida, la preocupación por su padre y la obsesión insana de su muerte le habían quitado el apetito, pero también resistencia, y para que todo ejerciera su poder, ella tenía que ser el precio, la magia se nutría de su cuerpo, pero ella sentía que compensaba. Dominar las pociones fue cosa de una hora, era un talento innato, los ingredientes le hablaban, no necesitaba instrucciones, ella los sabía, ella los integraba a la perfección, incluso su padre habría encontrado más dificultades para prepararlas. Los rituales los empezaba a dominarhabían costado un poco más y habían requerido sacrificios de sangre, por ello, su espalda tenía cortes autoinfligidos. La expresión fue imposible, en esa casa le era imposible conectar con su lado más puro para sentir los elementos; la magia de linaje solo podía invocarla en un cementerio donde residieran sus antepasados, quizá eso fue lo que hizo cuando visitó a su madre, pero en la mansión Malfoy no podía hacer nada. Los tratos con espíritus malignos no eran una opción con la que arriesgarse, podían atraparte en tu propio infierno personal y no salir jamás o hacerte ser un puente entre dos mundos donde sentir el dolor de todas las muertes que pasaban al otro lado para siempre.
Sin embargo, la magia sifónica, irónicamente la más difícil de todas, sí estaba consiguiendo que fuese fructífera, únicamente haciendo lo que Irinna le había dicho toda la vida, control, concentración y mente en blanco, algo muy fácil por las noches en el silencio con todos sus esfuerzos puestos lograrlo. La mansión de los Malfoy, y en especial ese despacho, lleno de objetos oscuros eran una fuente inagotable de magia que absorber. Esa magia había conseguido encender velas, provocar viento hacer correr el agua, pero solo podía hacerlo cuando tenía todo bajo control, solo así podría encontrar a Harry y a Ginny, Johan se movía, nunca estaba en el mismo sitio, o eso le hacía pensar, quizá él también utilizaba la mágia sifónica o la expresión, él siempre quería usar la mayor cantidad de poder a su alcance por lo que debía encontrarse en un sitio con suficiente magia para nutrir su colmena. Ese día, antes de recibir el profeta lo había preparado todo para hacer el ritual más peligroso y poderoso que había encontrado para localizarlos, había preparado agua, velas, sal, y una botella de cristal pequeña con su sangre, se había tumbado en el sofá de su habitación para que el ritual no provocase su caída y cuando iba a comenzar, una lechuza de El Profeta se posó en la ventana. Normalmente no hubiera interrumpido lo que hacía por una lechuza, pero esta vez, dada la situación, lo hizo y fue un error.
Después de que Draco le dijera las palabras que le escupió, Lilly se sintió sucia, sentía de nuevo culpa por lo que le pasó, sentía vergüenza porque ahora alguien más sabía lo tonta y débil que fue, porque ahora alguien más sabía que había sido deshonrada, que estaba manchada de por vida. Abrió el grifo de la bañera y se enjabonó hasta que su piel hubo enrojecido de la fricción; después de eso se sentó en la bañera y lloró tanto que le dolió la cabeza y sus uñas provocaron sangre apretadas contra las piernas. Allí, en silencio, solo le daba vueltas a lo mismo, intentaba recordar, pero a su vez se detenía porque no estaba segura de si podría soportar lo que viniera a su mente. Tal era el dolor, tal era su cansancio que su cerebro se encontraba exhausto y acabó por desmayarse. Su espalda se deslizó a través de la bañera, sus pies tocaron el extremo más alejado de la porcelana y su cabeza tocó el fondo; el agua empezó a inundar sus oídos el aire dejó de llegarle, pero ella no sentía nada.
De pronto notó una sensación extraña, muy similar a la que sintió en el cementerio cuando vio a su madre ¿había cambiado de plano? ¿estaba soñando? ¿había iniciado el ritual y no lo recordaba?, era muy raro. Todo se volvió de color rojo, ya no estaba en la bañera, respiraba, miró a su alrededor, todo tenía antorchas, el suelo estaba encharcado, de barro y lo que parecía sangre, anduvo siguiendo el rastro que marcaba un camino; el camino se estrechaba, se curvaba y dos puertas contiguas la llamaban. Al abrir la puerta de la derecha, de madera de roble, gruesa y pesada solo vio un paisaje nevado y ventoso, unas montañas a lo lejos que de repente se iluminaron, la de la izquierda en color verde, la del centro en color blanco, y la de la derecha en color naranja ¿Qué significaba eso?; volvió atrás, se dirigió a la otra puerta, parecía de paja, con una forma extraña y ligera; al empujarla solo vio un panal de abejas de suelo a techo, lleno de bichos, la imagen la aterrorizó por un segundo creyendo que la iban a atacar, pero de pronto se dio cuenta de que no se oía nada, las abejas estaban muertas y en el centro de la altísima pared había una mujer de cabello plateado de espaldas con una corona, tenía que significar algo, pero no sabía el qué. Cerró la puerta de nuevo y de repente, el camino que seguía empezó a derrumbarse tras sus pies; corrió lo más rápido que pudo hacia una puerta pequeña que dimanaba luz; al alcanzarla, la puerta se transformó en una ventana con barrotes; se agarró de los mismos antes de que el suelo se cayera y la luz que brotaba desde fuera se convirtió en luz de luna, sus ojos se acostumbraron a la oscuridad y allí los pudo ver
—¡Ginny!,¡Harry!— gritó, pero de su boca salió silencio. Ambos estaban tendidos boca abajo, como si los hubieran arrojado desde la espalda. Harry intentó incorporarse, pero apenas pudo darse la vuelta, Ginny alargaba su mano para tomar la de Harry, estaba exhausta.
—Si siguen así…moriremos en poco tiempo…tenemos que hacer algo— dijo Harry con la voz entre cortada.
—No quieren matarnos, quieren torturarnos, muertos no atraemos atención, hazme caso, los conozco, no tienen escrúpulos.
—¿Y qué es lo que quieren?
—A Snape… es su prioridad, es quien necesitan para hacerse más fuertes, sin su presencia…no conseguirán nada…somos un cebo. — Aseguró Ginny, a Lilly se le cortó la respiración.
—¡Ginny! — intentó volver a gritar a su amiga, pero todo dio vueltas a su alrededor, y como si un gancho la arrastrara hacia arriba volvió a la bañera de mármol y salió a respirar ahogadamente. ¿Lo había conseguido? ¿Había absorbido la magia del lugar y todo había confluido en una visión?, ¿Lo había hecho sin ni siquiera pretenderlo?
Tosió un poco, escupiendo agua, se levantó y abandonó la tina para vestirse, frotó su pelo con una toalla para evitar que chorreara, metió en un pequeño bolso todas las pociones de los libros de Lucius que había elaborado durante noches, una de ellas le servía para trasladarse, no tenía ni idea de si funcionaría pero no podía dejar que su padre cayera en una abrió, depositó una gota en sus manos y después la arrojó al suelo como decían las instrucciones, el cristal debía romperse, una humareda blanca la consumió, y mientras ella terminaba de pensar en número 12 de Grinmuld Place apareció toda la Orden del Fénix ante sus ojos, completamente estupefactos.
—Hola…— saludó a todos, evitando la mirada de su padre quien no podía creerse lo que acababa de ver. Se encontraban allí reunidos los Weasley, Hermione, Sirius, Lupin, su padre, Lupin, Fleur, Mcgonagall, Kingsley, y el centauro Firenze, profesor de adivinación, asistiendo por si podía revelar algo en cuanto a la desaparición de los chicos. Él había sido acomodado en la propia chimenea, donde cabía sentado.
—¿Lilly? — preguntó Ron mientras la veía salir del humo
—¡Ron! — este se levantó y la abrazó con todas sus fuerzas, la llenó de besos y le sonrió, pero después se cercioró de su aspecto.
—¿Lilly qué te ha pasado? — dijo soltándola ¿Cómo puedes estar tan delgada? Nos vimos hace solo unos días ¿y por qué llevas el pelo mojado? — Ella no contestó, todos esperaban una respuesta a eso, pues es lo primero que les vino a la mente al verla.
—Amm…eso no importa Ron, lo importante es que estoy aquí, quise venir a ayudar en cuanto me enteré de lo de Harry y Ginny, pero me encerraron en la Mansión Malfoy.—dijo con molestia.
—Y por una buena razón — dijo Snape levantándose—¿Qué haces aquí Lillian? —ella miraba al suelo, la última vez que había visto a su padre solo había visto decepción, todavía no se atrevía a mirarlo de nuevo, su mirada de hielo le había dolido tanto que no apostaba por poder soportarla de nuevo—Mírame cuando te hablo.
—Pues, ayudar con Harry y Ginny —dijo mirando a todos los demás, ya que disfrutaban del espectáculo, le servirían para no demostrar lo pequeña que se sentía ante su padre— te dije ya que quería hacerlo y no me lo permitiste.
—¿Cómo has logrado burlar las protecciones de Irinna?— Ya estaba, eso le dio fuerzas para mirarle, había encendido la mecha, siempre ella, siempre la salvadora, la perfecta, siempre que algo le pasaba o hacía una proeza mágica el nombre de esa mujer salía a colación.
—Será que soy más lista que esa zorra.— contestó con envidia
—Señorita Snape, por favor, tenga respeto, Madame Petrova es su profesora— recriminó Mcgonagall en un tono muy severo.
—La profesora que me ata a la silla para que coma, la profesora que no me deja salir al jardín, la profesora que no me deja enviar cartas a mi novio ni recibirlas, la profesora que vigila cuando respiro...
—Eso fueron cosas que yo le encargué, nunca le dije que te atara a la silla, pero, viendo cómo estás de delgada, lo malo es que no sigas frente a 3 platos de pastel de carne, ella solo vela por tu seguridad, deja de culparla de todo. — la defendió Snape.
—Oh, ya, se me olvidaba profesora Mcgonagall,—hizo una pausa— ella también es la profesora que se acuesta con mi padre y parece que gracias a eso, es perfecta, aunque claramente, si me he escapado de sus hechizos sin apenas esfuerzo es, que abrir las piernas la hace parecer a sus ojos mejor bruja de lo que, en realidad es.— Hermione abrió la boca impresionada porque Lilly hubiera oficializado ante la Orden que Snape y Petrova se acostaban. Cuando lo dijo en la madriguera, Hermione pensó que era una forma despectiva de hablar, pero no creía que fuera verdad. De la misma manera, estaba anonadada de la increíble falta de respeto a Snape que había sido decirlo en público, y aún no entendía que Snape no le hubiera echado una maldición.
Mcgonagall miraba a Severus con los ojos muy abiertos, muy incómoda, una cosa era mantener una relación discreta o un rumor y otra, proclamar con certeza que dos profesores de Hogwarts (aunque una fuera invitada) se acostaban, más aún, si eso ocasionaba problemas familiares como se evidenciaban. Así mismo, también esperaba que Severus corrigiera a su hija por la increíble impertinencia que había demostrado.
Firenze miraba a la chica, atento a todo, desde que percibió la fuerza cósmica que Lilly emanaba, no despegó la vista de ella ni un segundo.
Kingsley y Arthur asentían con la cabeza con aprobación hacia Snape, Irinna Petrova había sido una famosa y fantástica aurora en su día, y no habían conocido mujer más sensual ¿Cómo lo había hecho? Sin duda lo felicitaban.
Molly Weasley solo miraba a Lilly, lo de Snape con esa mujer le importaba un bledo, pero le preocupó que desde la última vez que la vio hacía unos días hasta ahora había perdido como 10 kilos, saber sobre su nueva madre y que su padre tuviera una nueva mujer en su vida, debía estar poniéndola muy triste y no comía lo suficiente.
Ron miró a Snape con incredulidad por la misma razón que su padre, aunque cuando Lilly lo miró, fingió aprobación por sus palabras.
Lupin miró a Lilly negando con la cabeza, estaba preocupado. Desde que conoció a Lilly al principio de curso hasta ahora, había pegado un cambio brutal a peor, tenía más rabia, más inseguridad, más descaro, aunque reflexionando lo que le había pasado, lo que Sirius le dijo que en realidad pasó con Nott, y que Snape no sabía, podía comprenderla. Sin embargo, entendía que Lilly necesitaba ayuda profesional para poder superar ciertas cosas y al no tenerla, estaba explotando por otro lado, y las maneras de Snape, que consistían en la ley del hielo, hechizar o encerrar a su hija, solo hacían que incrementar el problema.
—Vamos Snivellus quita esa cara, Lilly ha heredado ese ímpetu y esa lengua venenosa de ti, no puedes culparla— intervino Sirius, el más inmaduro de todos los adultos, si todos habían callado por la incomodidad de la conversación, él acababa de convertir la situación en una mucho más violenta, lo que ocurría es que Sirius era el único que sabía de la realidad de esas afirmaciones, pues Irinna se lo había confirmado de buena tinta; al igual que a Lilly, a él también le caía mal Irinna, aunque por motivos distintos. Lilly le sonrió ligeramente, siempre se sentía apoyada por Sirius, pero esta vez, él no le devolvió la sonrisa.
—Vamos fuera, tú y yo tenemos que hablar— Severus se había quedado sin respiración, todo el mundo lo miraba a él, todo el mundo se había enterado de su vida sexual, todo el mundo cotillearía al respecto. Tomó el brazo de su hija para arrastrarla fuera de la sala, pero ella se zafó.
—¿Hablar de qué? ¿De que me vas a encerrar o mandarme a Durmstrang por avergonzarte? ¿De voy a estar castigada hasta que me muera? Bien, pero yo no me muevo de aquí, te dije que quería ayudar y me juré a mí misma que no ibas a volver a dejarme huérfana por irte de misión mientras me tenías confinada, así que burlaré los hechizos de tu novia todo lo que quiera, y haré lo que sea necesario, porque no pienso permitir que mueras—Severus estaba descolocado, sus ganas de cruzarle la cara y enviarla al quinto círculo del infierno estaban en conflicto con la ternura de sus últimas 5 palabras y lo peor, es que ese conflicto se resolvía en su cabeza con demasiada lentitud, mientras la conversación avanzaba a pasos agigantados.
—Lilly, entiendo tu miedo, pero tu padre es un mago excelente, sabe defenderse muy bien y nunca vamos solos a una misión para poder cubrirnos—explicó Lupin, de pronto, todos entendieron de donde provenía la actitud de la chica, todo se resumía en una cosa, miedo atroz a perder a su padre, ya fuera contra criaturas que se encontraran en misiones, contra otra mujer en su vida o contra la muerte.
—¿Y cuantos le cubristeis el año pasado Remus? — Todos se callaron.
—Eso no fue lo mismo Lilly, el profesor Snape era doble espía y solo Dumbledore sabía esa circunstancia, para nosotros estaba en el bando contrario, a quien creíamos de nuestro lado lo protegíamos y aun así, era una guerra, la gente muere. — explicó Hermione con serenidad.
—Ya, pues, perdona si no quiero que sea mi padre quien se vuelva a sacrificar Hermione. —La confrontó Lilly.
—Lillian eso lo decidiré yo, el miedo te nubla el juicio, no digas tonterías—Intervino Severus, optando por hacerle comprender la gravedad de la situación en lugar de sacarla a patadas. No quería que volviese a decir la bobada de que se sacrificaba por Harry más que por ella.
—No es miedo, es cierto, lo he…sentido, es como una premonición y si no quieres creer que morirás, no te lo creas, pero en este punto, tienes dos opciones, que ayude a la Orden con tu consentimiento y estarás al corriente de todo lo que hago, o que lo haga a tus espaldas, y esa segunda opción sí será algo que no te gustará.
—¿Me estás amenazando jovencita? — dijo Snape cruzando los brazos.
—No, solo te recuerdo que soy Slytherin y que, si quiero algo, además de perseverar, me darán igual los medios que tenga que utilizar para conseguir lo que quiero. Deberías estar orgulloso de que lo que pretenda sea encontrar a Harry y a Ginny y salvarte la vida.
—¿Y cómo vas a hacerlo exactamente Lilly? Sin poder usar la magia, por muy buena bruja que seas, acabarías siendo un lastre, porque todos sabemos que si te dejáramos ayudar no te conformarías con quedarte sentadita en un sitio para dar mensajes, tú te tirarías de cabeza a un abismo si lo interpretases necesario, a pesar de lo que te digamos los demás. Sin varita, no nos ayudas, nos retrasas— dijo Hermione, que había captado en seguida la preocupación de Snape al oír su amenaza. Lilly ya estaba en peligro, meterla en un jardín como la desaparición de Harry solo haría que la tuvieran que proteger el doble, por eso el profesor la habría dejado a cargo de la profesora Petrova.
—Pues lo siento si piensas que te retraso Hermione, pero tengo derecho a estar aquí, Harry me pidió que fuera miembro de la Orden del Fénix, no solo por mis capacidades, sino por mi valía y Sirius fue el primero en aceptarme al segundo porque comprobó lo que Harry decía ¿verdad Sirius? —preguntó Lilly mirando al padrino de Harry en busca de apoyo, él siempre la hacía sentir bien, siempre le hacía sentir que podía con todo y que tenía razón.
—Sí, lo hice— dijo Sirius tras una pausa larga y una mirada intensa con Severus, todos a los que Severus había pedido ayuda para proteger a su hija estaban en el mismo barco, queriendo impedir que Lilly se expusiera a nuevos peligros. Lilly sonrió complacida. —pero ahora, lo retiro, no serás parte de la Orden.
—¿Perdona? — A Lilly le desapareció la sonrisa
—Lo que has oído, yo sé lo que es ser el lastre de la Orden, aguantar encerrado dando mensajes es lo que yo no pude hacer y tú desde luego no podrás, yo tenía varita y aun así me expuse tanto que perdí la vida, tú sin ella no solo serías alguien que proteger, serías un peligro para la vida de todos, incluida la de tu padre.
—Pero Sirius…—empezó Lilly incrédula.
—Y deja de tutearme, al igual que el profesor Firenze o la profesora Mcgonagall, para ti, soy el profesor Black, ¿te queda claro? — Lilly abrió la boca para decir que no entendía esa formalidad cuando hacía días le estaba invitando a dormir en su casa como otros miembros de la Orden, pero rápidamente le vino a la mente, que él también había sido perjudicado por El profeta y necesitaba demostrar que no se había acostado con ella, pues su trabajo y su libertad dependían de ello.
—Sí— respondió ella metiendo nerviosa un mechón de cabello tras su oreja. —Estáis cometiendo un terrible error. — Lilly se dirigió hasta la puerta, pero una voz la detuvo en el último segundo.
—Debes tener paciencia Lillian Snape— dijo Firenze—la magia que estás practicando no te dará lo que buscas, la desesperación te hará caer en una trampa, muy pronto romperás el tejido del tiempo y el espacio, no voy a decirte que te detengas en tus intentos de hacer magia sin varita, las estrellas dicen que no lo harás a pesar de tu dolor, a pesar de lo que tu madre te advirtió recientemente, llegarás a las últimas consecuencias, solo te prevengo de que la templanza, puede ser lo único que salve a la magia de su erradicación y serás tú quien haya de tenerla.
—¿Firenze podrías metaforizar algo menos? Dudo que mi hija, aunque sea muy poderosa, sea capaz de influir de tal manera en "el tejido del tiempo y el espacio"
—Lamento decir Severus, que, en este caso, mis palabras son literales; en el momento en el que tu hija ha aparecido aquí, se ha formado una profecía, la cuenta atrás ha empezado, el miedo no le impedirá hacer lo necesario.
—Creía que usted consideraba mundanas e irrelevantes las profecías profesor Firenze, incluso lo que anuncia la muerte le ha parecido que daba igual siempre, algo que la profesora Trellawny ha considerado inaudito— Explicó Ron sorprendiéndose de que Firenze hablase de profecías.
— Buena observación señor Weasley le daré 5 puntos a Gryffindor cuando reiniciemos las clases, y en efecto las profecías son mundanas o irrelevantes cuando solo afectan a unos pocos, pero si las estrellas lo describen como un hito cósmico, al igual que el porvenir de Harry Potter, entonces son importantes.
—Las profecías solo son afirmaciones hechas a partir de conjeturas, miedo y estadísticas, hablen de lo que hablen, lo siento, pero no creo en ellas. — Dijo Lilly con desdén, lo último que le faltaba era que la gente creyera que ella iba a provocar el fin del mundo.
—Pues yo sí creo en ellas— dijo Severus preocupado, callando de una mirada fiera a su hija— ¿Sabes lo que dice Firenze? — El centauro chasqueó los dedos y puntitos brillantes, similares a estrellas aparecieron sobre el aire surcando toda la mesa, unas brillaban más que otras, y algunas se movían como si fueran estrellas fugaces. Interpretadas las estrellas durante un buen rato, Firenze volvió a hablar.
— Cuando Aurora visite las tierras donde el Stoneage oculta su reino más antiguo, la unión de dos especies habrá concluido, pero esta no engendrará heredero hasta que la que vivió dos vidas tome una decisión al ver su reflejo morir. La que rechaza su corona se conviertirá en la destructora de la magia. Cuando la primera hija de quien entregó su corazón a la muerte, rompa los muros de cristal que la encierran, solo la que se sacrificó por amor tendrá el poder de aliviar su pesada carga, las tres sangres se unirán y destruirán la amenaza superior.
—¿Y eso qué significa? — Dijo Lilly sin entender nada. Severus había fruncido el ceño tratando de descifrar lo que significaba.
—Por el momento es incierto— dijo Firenze
—Ya….—Lilly arqueó las cejas con condescendencia—Bueno, mientras perdéis el tiempo escuchando cuentos de malos augurios yo me voy a intentar salvar a Harry y a Ginny con las pistas que he obtenido por mi cuenta.—Antes de abrir la puerta le dedicó una mirada de enfado a Ron por no haberla apoyado lo suficiente.
—Lillian— la llamó Snape— ni pienses que vas a hacer tal estupidez, espera arriba hasta que terminemos y luego hablaremos en casa. —Lilly no respondió y cerró la puerta tras de sí, ni de coña iba a subir, ella se largaba, caminó hacia el pasillo y con cuidado, cerró la puerta principal. Se apoyó en la parte de fuera de la puerta y aspiró el aire frío de Londres en diciembre.
Sentía su corazón a mil y un próximo ataque de ansiedad al repasar todo en su mente, iba a contrarreloj. Harry y Ginny lo estaban pasando fatal, Ginny había dicho que quienes les torturaban necesitaban a su padre, Johan le bloqueaba la comunicación, su padre despreciaba sus ideas, sus miedos y sus intentos de ayudar y seguramente la encerraría en su cuarto, ni siquiera podría ir por la mansión, Banks había encontrado la caja de Theo, y estaba segura de que su nombre saldría en los análisis, seguro que entonces la detendrían, la interrogarían, la harían sentir tan débil que acabaría confesando lo que le pasó o incluso lo que hizo. Por si fuera poco, ya no podría hablar con Draco, lo que descartaba de plano pedirle cualquier tipo de ayuda, él sentía asco de ella, estaba enfadado porque fue débil y ella ya no sentía confianza para poder desvelarle nada de lo que se le pasaba por la cabeza, ya había cometido el error de contarle eso, de hecho le ponía muy nerviosa pensar que Draco se lo pudiera contar a Irinna, quien por supuesto se lo diría a su padre, y no quería imaginarse la penosa escena. También temía que si no se lo contaba a Irinna se lo contase a Narcissa, quien seguro que se enfadaría como Draco o se deprimiría tanto por la lástima que le tiene que no le querría ni hablar. Ron se había callado cuando la estaban echando de la Orden a pesar de decir que tenía pistas propias sobre Ginny y Harry, Lupin la miraba como si estuviese haciendo el ridículo, Mcgonagall como si no reconociese a su alumna, Hermione, en pocas palabras, le había dicho que sin varita era un activo inútil y Sirius había puesto un muro de hormigón entre ambos, probablemente el único adulto con quien se sentía algo más libre para hablar, con quien se sentía apoyada y que le podía contar cualquier cosa (como de hecho hizo), había vetado todo acto que pudiera hacer creer a alguien que tenía con ella algo más que una relación profesor-alumna como la que Snape pudiera tener con Hermione.
Estaba sola, con el tiempo en su contra, pronto su padre la encerraría, o quizá Irinna, o quizá el Ministerio; Si eso pasaba, su padre caería en la trampa cuando intentase rescatar a Harry y Ginny, y seguramente los tres acabarían muertos, su novio no parecía que fuese a contradecir a nadie en su favor, su hermano había dejado muy claro que no le interesaba ayudarla en nada, decirles algo a Pansy y a Blaise solo complicaría las cosas. Pronto sería señalada en Hogwarts por lo de Nott y su imagen quedaría todavía más mal parada, con sus profesores no podía contar para solicitar ayuda, porque todos aquellos que podían hacerlo estaban en la Orden. Estaba sola, estaba sola en esto, pero sin ayuda no podría encontrar a sus amigos y solo alguien al que no le importase su seguridad o protegerla se arriesgaría ¿Y quien sería capaz de permitir que se arriesgase así?.
De pronto, una sirena de ambulancia taladró sus oídos y le vino a la mente la respuesta, sí que había alguien que no tendría reparos si ella salía herida, la única persona que sentía tal desprecio por su vida, que sería capaz de ayudarla.
Tomó un taxi muggle y cuando llegó al lugar, roció sobre sí misma polvos del olvido, ningún muggle que se cruzara con ella recordaría que una vez estuvo allí y nadie recordaría su marcha al salir. Caminó directa hacia donde pretendía, subió las escaleras y por fin lo vio, él también cruzó su gélida mirada con ella y puso una mueca de desprecio, pero esta vez sí se advertía algo de miedo.
—Mira a quien tenemos aquí, la pequeña zorra mentirosa, ¿a qué debo el honor?
—Hola, señor Malfoy.
