Capítulo 33

.

Sus manos jugaban distraídas con los cabellos sueltos de Shikamaru, que aún dormía plácidamente sobre su pecho; sus ojos observaban el techo de la habitación y aunque se encontraba tranquila y silenciosa, su mente había vuelto a ser un torrente de pensamientos que vertían demasiadas ansiedades sobre ella.

Aunque quería pensar que nadie iba a poder juzgarla por aquel ataque.

—¿Qué piensas? —resonó la voz ronca de Shikamaru.

Sus ojos se mantuvieron clavados en el techo y sus manos cayeron sobre su piel, no miró a Shikamaru.

—… no tengo trabajo y todo lo que ahorré fue para hacer el viaje.

Se terminó de frotar el rostro y la miró, largo y tendido, notando la parálisis que la ansiedad había provocado en ella. Bostezó y asintió, levantándose de la cama y arrastrándose al baño.

—… tengo muchos cartoncitos que recortar, te pago por que lo hagas.

Pegó un brinco para bajar de la cama y vistió con la camisa de Shikamaru, corrió tras él, encontrándose con el reflejo de su rostro asustado en el espejo al llegar al baño e ignorándolo, sus ojos se clavaron en el reflejo de Shikamaru, que cepillaba sus dientes, aún amodorrado.

—¿Vas a pagarme por hacer eso?

Se encogió de hombros. —Ya le he pagado a alguien antes…

Bajó la mirada y respingó al sentir la mano de Shikamaru acariciarle la mejilla y encontrarlo de pronto frente a ella; observó la pequeña sonrisa que había en los labios y recibió el beso que le fue depositado en los labios, luego lo miró alejarse a la habitación y lo escuchó dejarse caer pesadamente en la cama.

Karin volvió luego de unos minutos, sus labios aún húmedos luego de haberse cepillado los dientes, aún en aquel estado de abstracción.

—No te preocupes, te ayudaré a encontrar trabajo —le tranquilizó. —Tengo entendido que Hinata está buscando asistente, puedes trabajar con ella en lo que encuentras algo mejor.

—¿Asistente de Hinata? —murmuró, con una sonrisa burlona en los labios.

Se sentó suavemente en la cama y miró a Shikamaru asentir, distraído en el teléfono móvil unos momentos. Cuando el aparato fue abandonado sobre la mesita de noche sintió la mano deslizarse por su brazo, suavemente.

—Está buscando alguien que trabaje a largo plazo con ella, pero no creo que tenga problema con emplearte en lo que encuentras el trabajo que quieres… y su referencia es muy buena.

Exhaló y se dejó caer en la cama, hundiéndose en la almohada, conocía el valor que tenía la opinión de los Hyuuga. —Sí, tienes razón.

Le frotó la espalda unos momentos, sin dejar de sonreír, y cuando uno de los ojos se asomó tras un corto movimiento, le quitó con cuidado el cabello que se le había pegado al rostro.

—Me gusta lo que hiciste con tu cabello.

—… gracias.

Se estiró y se sentó en la cama, escuchando sus articulaciones tronar. —Hay algo que tengo que decirte…

—¿Qué es? —exhaló, sentándose, llenándose de nuevas ansiedades. —Shikamaru…

—Yoshino quiere conocerte —interrumpió, sin querer.

Lo que estaba a punto de exclamar se atoró en su garganta y lo miró fijamente, con las cejas juntas. —¿¡Qué!?

—Lo que escuchaste.

—¿Por qué?

Se encogió de hombros, ante la mirada estupefacta de Karin, que no lo dejó soltar el tema.

—¿Por qué sueltas esto de pronto?

Se encogió de hombros de nuevo. —Hace tiempo que quiere conocerte…

Rio al ver la manera en que los ojos se abrían y el rostro intentaba ocultar el gesto de miedo que se había querido acomodar en él.

—¿Por qué?

—Porque es normal que las mamás quieran conocer a las novias de sus hijos, Karin…

Separó los labios para hablar y de nuevo lo miró fijamente, observando cada detalle de su gesto y sus ojos. Aunque no palideció, su gesto si fue similar al que se acomodaba en su rostro cuando lo hacía; se llevó las manos a la cabeza y sacudió sus cabellos unos momentos, dejando salir un sonido arrastrado entre sus labios y adoptando una sonrisa burlona después.

—¿Somos novios?

—¡Oye-!

La risa que dejó salir logró calmar a Shikamaru, que casi se habría arrojado sobre ella para hacerla entrar en razón. Se frotó el pecho, disimulando que casi había perdido el aliento y el alma con aquella pregunta.

—¿Qué? ¿No quieres conocerla?

—No… no es eso.

Asintió.

—¿Quieres hablarlo primero con tu psicólogo? —inquirió, inocentemente.

Las gafas se deslizaron por la nariz de la pelirroja y sus labios se apretaron; levantó las manos y las movió un poco, negando una sola vez.

—No me estoy burlando de ti —aclaró de inmediato —, pero apenas estamos arreglando las cosas y entiendo que no quieras… puedo aplazarlo todo lo que quieras, en verdad.

Se cruzó de brazos y pensó unos momentos, encogiéndose luego de hombros. —… hemos estado saliendo unos cuantos meses…

Asintió.

—Hm… —caviló, exhalando antes de ceder. —Tendré que conocerla, tarde o temprano.

—Bueno, tampoco lo estoy diciendo para que vayamos hoy o mañana… pero quizá en unas semanas.

—Está bien.

—¿Estás segura?

—… no, pero probablemente nunca vaya a estarlo —sonrió.

.

Aunque no podía decir que se encontraba del todo feliz y que había vuelto a ser la misma de siempre, al menos la depresión que la había aquejado los últimos meses había desaparecido junto al peso de mantener el secreto de Ino lejos de los oídos de Sasuke… pero en su lugar se había quedado una pequeña tristeza, algo distraída, que solo volvía cuando era invocada por medio de remembranzas o inocentes accidentes de terceros.

—… vamos a ver —arrastró, sonriente, retirando el termómetro de su pequeño paciente. —Apenas un poco de fiebre…

Con la temporada de resfriados habían aumentado sus horas de consultorio y aunque no podía decir que atender niños y bebés enfermos fuera una alegría, pues ver a un niño llorar nunca le había agradado, también eran estos pacientes los que le obsequiaban más sonrisas y siempre sinceras. Dejó que el pequeño jugara con el peluchillo que llevaba en el bolsillo, todo lo que tardó en explicarle a la madre el tratamiento que ayudaría a mejorar la infección y lo despachó con una sonrisa, reflejo de la risa con la que el niño y la madre se despedían de ella.

Miró el reloj y asintió, satisfecha de haber cumplido con la cuota de ese día y avisó en recepción que su consulta estaba cerrada.

—Tenemos un último paciente, Sakura-san…

Guardó silencio apenas un segundo, en el que se frotó el rostro. —Está bien, hazlo pasar.

Aprovechó esos pocos instantes para comenzar a ordenar el consultorio y cuando escuchó los golpes a la puerta dio el permiso de pasar lo más alegre que podía, a pesar del cansancio. Echó un vistazo, con una sonrisa, y su rostro se transformó por la sorpresa.

—¿Qué hago aquí? —preguntó Sasuke, robándole la pregunta de los labios.

La puerta se cerró con un suave sonido de clic y el muchacho caminó hasta quedar a poco más de un metro de ella. No había sonrisa en sus labios, pero su postura tampoco reflejaba toda la animosidad que había manado de su cuerpo semanas atrás, en el apartamento.

—Buenos días —saludó, con la cabeza aún vacía. —Toma asiento, por favor.

—No.

Su cuerpo se había apresurado hacia la mesa y se detuvo al escucharlo, lo miró fijamente, antes de que una sonrisa nerviosa le curvara los labios.

—¿Eh?

—Quiero hablar contigo.

—… oh. Entonces, no vienes a consulta.

Negó con movimientos cortos y suaves, sin ocultar la sorpresa que aquello le había provocado. —¿Naruto no te dijo que vendría?

Negó y carraspeó, buscando las palabras, sus brazos se cruzaron sobre su pecho y balanceó su peso sobre sus pies.

—No quiero hacerte perder tiempo, ¿a qué hora termina tu turno?

Lo miró unos momentos, aún más confundida y sus ojos viajaron al reloj de nuevo, aunque no se había olvidado de que momentos antes de que él entrara había dado por terminada su consulta.

—Justo acabó mi turno, estaba preparándome para irme.

Asintió. —¿Tienes tiempo para hablar?

—Sí, supongo —murmuró, frotándose el brazo.

—¿Ya desayunaste?

Miró al suelo y juntó las cejas. —N-No…

—Te espero en el auto.

Imitó el asentimiento que él había dado y lo miró alejarse, aún más confundida que antes. Parpadeó.

—¿Eh?

Los minutos que pasaron entre aquel encuentro en su consultorio y la llegada a la cafetería no fueron suficientes para ayudarla a darle una explicación a aquel súbito cambio en la actitud de Sasuke y aunque buscó en su memoria algo que le hubiera podido alertar sobre aquel encuentro, no encontraba algo más que el vago recuerdo de una promesa hecha por Ino noches atrás y que ella había echado en saco roto, conociendo a Sasuke como lo hacía. Y aunque lo había intentado, no tuvo el valor de cuestionar a ninguno de los dos rubios que pudiera saber algo al respecto, a pesar de que Sasuke se hubiese visto ocupado en una llamada todo el camino.

Observó por la ventanilla la ciudad pasar y le sorprendió encontrarse pronto frente a su cafetería preferida en las cercanías del hospital.

Una vez se encontraron sentados a la mesa y el café hubiese sido servido y su orden tomada, se rodearon de un extraño silencio que podría haberles resultado cómodo en cualquier otra ocasión anterior a esos días. Sakura observó los reflejos sobre la superficie del café caliente y sintió la temperatura con la punta de sus dedos, consciente de pronto de lo revuelto que tenía el estómago. Sasuke notó su incomodidad al captar la manera en que los ojos verdes barrían una vez más el menú, fingiéndose concentrados.

Eran como un par de extraños reunidos por los azares del destino.

—¿Cómo has estado? —preguntó, cortando el silencio.

—Bien, gracias —respondió, dedicándole apenas un vistazo, sus ojos verdes seguían evasivos. —¿Y tú?

—Bien.

Sakura asintió una sola vez y se obligó a sonreír, estaba terriblemente nerviosa y temía que aquella fuera la manera de Sasuke de limar las esperezas antes de cortar la relación por lo sano. Inspiró y fingió un bostezo para relajar su rostro y quizá no notarse tan tensa al hablar.

—No esperaba verte hoy —se sinceró, sonriendo aún —… en realidad no esperaba volver a verte…

—Sí… ese era el plan.

Rodó la mirada y no pudo controlar todos los movimientos que transformaron a su rostro, primero en un gesto de sorpresa y luego en uno de completa ironía que se asentó en una sonrisa irónica pero triste. Miró fijamente a Sasuke, sin saber qué clase de gesto tenía en ese entonces, pero sintiendo un completo desagrado por la situación en general y unas terribles ganas de llorar. Respiró profundo, en un intento por contenerse, y enarcó las cejas.

—No teníamos que venir aquí para esto —escupió, a pesar de su garganta apretada.

Escondió las manos bajo la mesa unos momentos y negó suavemente, sin dejar de mirarlo, no tenía idea de si aquella furia era tristeza disfrazada o si se mezclaba con ella, pero estiró una mano, tomó su teléfono móvil de la mesa y lo lanzó dentro de su bolso, poniéndose en pie.

—Sabes, te quiero mucho Sasuke… y sí, parezco un disco rayado y probablemente no te importe y quizá estés harto de escucharlo —pronunció, pausando gracias a sus movimientos erráticos que le hicieron más difícil sacar su cartera del bolso —… créeme, yo también estoy harta de esto y ¿sabes qué? Ya no me importa, me da igual. Escupe lo que sea que quieres decir, quiero irme.

—Quiero pedirte una disculpa —soltó al tiempo que el dinero golpeaba la mesa, produciendo un extraño sonido seco.

La mano de Sakura se quedó extendida en el aire, sus ojos mirándolo fijamente, mientras su cerebro se preguntaba si realmente había escuchado aquello o si solo había sido obra de una imaginación que comenzaba a protegerla de la tristeza y el enojo que le habían ido trepando.

—Ya entendí —declaró, notando la confusión que había en el rostro de Sakura y sospechando que quizá no lo había entendido —, perdóname por tratarte mal y echarte.

El bolso se deslizó por su brazo, sacándola de su ensimismamiento, y lo atrapó al sentirlo en su mano; se quitó el flequillo de los ojos y miró de nuevo a Sasuke.

—¿Qué? —susurró, a pesar del nudo en la garganta, sintiendo que los ojos le escocían.

—No quiero dejar de ser tu amigo.

Miró alrededor, notando algunas de las discretas miradas que había sobre ella y volvió a sentarse, enrojeciendo violentamente por la vergüenza que de pronto sentía. Se limpió la lágrima que escurrió por su mejilla y miró a Sasuke con recelo.

—Gracias por preocuparte por mí… hiciste lo mejor que pudiste y yo solo me enojé…

—Ah, ya cállate —pidió, llevándose las manos al rostro y apretándose los ojos.

Obedeció, aunque no tanto porque quisiera callarse, pero por no saber qué decirle. La vio limpiarse las lágrimas y sorber por la nariz, tan discreta como podía serlo, para después clavar la mirada en lo que fuera que le daba algo de consuelo al otro lado de la ventana.

La mesera llegó entonces con sus alimentos y dejaron que los platos fueran acomodados frente a ellos, sin incomodar a la pobre muchacha con sus actitudes, y una vez estuvieron a solas se volvieron a rodear de un silencio pesado. Las manos de Sakura volvieron a aparecer, acomodándose suavemente sobre la mesa, bien apretada una sobre la otra. Sasuke volvió a desviar la mirada luego de observarla, no esperaba que Sakura fuera a perdonarlo fácilmente, mucho menos ahora que comprendía lo terrible que había sido al no intentar ponerse en sus zapatos.

A pesar de las lágrimas, pronto el gesto de Sakura se contrajo en uno de fastidio.

—¿Estás enojada conmigo?

—¡N-No! —espetó, limpiándose el rostro de nuevo. —… estoy cansada —balbuceó. —Ino y tú son unos malditos idiotas…

Asintió y le tendió una servilleta, que Sakura tomó con un movimiento rápido, casi de mala gana.

—¿Qué te hizo cambiar de parecer?

Se encogió de hombros, recordando sus errores y egoísmos. —Supongo que entendí que todos cometemos errores…

—Ah… —gruñó, recargando la mejilla en una de sus manos y picando su desayuno con los palillos.

—Sakura, no tienes que perdonarme si no quieres-

—Sí, lo sé… —admitió, dedicándole apenas un vistazo. —Te perdono, Sasuke-kun… pero tienes que aprender a ser más tolerante.

Sonrió entonces, un pequeño gesto que no pasó desapercibido a los ojos de Sakura.

—… supongo que tienes razón.

.

.

.

Aquellos días de incertidumbre habían quedado atrás, enterrados por días confusos y extraños en los que se había enfrentado a situaciones que en el momento le habían parecido inmensas montañas y ahora que miraba detrás notaba que no eran más que pequeñas irregularidades en una acera vieja. La ayuda que ofrecía el haber vuelto a terapia era más grande de lo que podía comprender en momentos y aunque sabía que no era adecuado aferrarse demasiado a las promesas de Shikamaru, el hecho de que el muchacho estuviese manteniendo sus promesas le sirvió de suelo firme y apoyo el día que se encontrara con Yamanaka Ino en la oficina de Hinata.

No podía decir que todo estuviese resuelto, el aire podía masticarse cuando ella e Ino se encontraban en la misma habitación y esa situación con Ino y Sasuke parecían un río, tranquilo en momentos pero lleno de rocas y rápidos en otros, y aunque no podía quejarse de ello y lo sobrellevaban de la mejor manera que encontraban, esperaba que la calma que había habido esos últimos días se volviera permanente.

Pero había algo que logró doblegarla aún más que su reticencia a disculparse con Ino… y para lo que no estaba preparada en absoluto. Y, al menos ella, nunca imaginó que aquel día sería el más difícil.

—¿Es aquí? —murmuró, mirando la puerta de metal.

Shikamaru asintió, apagando el auto. —Todavía puedes arrepentirte…

Desvió la mirada hacia Shikamaru y se mordió una uña, considerándolo, pero negó una sola vez. Frotó rápidamente sus manos sobre sus muslos y luego les dio unos cuantos palmetazos, deshaciéndose de sus nervios con aquella acción… o intentando convencerse a sí misma de que se encontraba llena de valor.

—Vamos.


Dos cosas:

1.- Ofrezco una disculpa por la confusión que provoqué con la nota del capítulo anterior, ese no es el final (obviamente xD) el capítulo 34 es el final.

2.- Este capítulo no está completo, pero todavía no "perfecciono" la última parte y como no quería dejar pasar más tiempo por la nota confusa e.e decidí publicarlo incompleto c: Voy a traer la parte que falta como un "capítulo aparte" o una "Parte II" para no hacerles revisar en vano (ya después lo editaré para que todo quede en esta misma página).

PD: La semana pasada no tuve la energía correcta para contestar sus reviews, pero según yo ya se me pasó xD les contesto cuando salga de trabajar c:

Lunes, 05 de abril de 2021