Todos los personajes pertenecen a Stephenie Meyer. La historia es completamente mía, queda prohibida cualquier adaptación. Todos los medios de contacto se encuentran en mi perfil.


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Imagine Dragons – Radioactive

Una semana después, Tanya dio el visto bueno para que Kate volviera a casa.

La herida de la cirugía iba cicatrizando cada día mejor, eso sin contar que probablemente Kate la estaba volviendo loca con sus comentarios mordaces. Tanya fue paciente y le respondió en todas las ocasiones con calma.

Sigo pensando que Kate se divirtió tratando de llegar al límite de Tanya.

En casa, Esme preparo todo para la llegada de Kate y organizo una pequeña comida.

Todos estaban invitados.

Bella, Charlie, Thomas, incluso James.

—Dios. —Kate dejo caer la cabeza sobre el asiento de mi choche.

Sí, mi coche. Al fin había ido el fin de semana anterior y había elegido un coche propio en vez de estar usando el Volvo que alguna vez fue mio durante mi adolescencia y no hacía más que traerme malos recuerdos.

Escogí un Mercedes Benz espacioso y largo de color azul eléctrico, lo sufrientemente cómodo para mí y para los niños. Adquirí también dos sillitas de niño para coche. Una para Max y otra para Thomas.

—Creí que estarías de mejor humor por salir del hospital. —le dije, mientras daba vuelta en la interestatal.

—Pregúntame en una semana. Ahora mismo, tengo el cuerpo molido. Odio los hospitales.

—Odias ser paciente. —rectifique.

—Y amo ser médico. No que alguien sea mi médico.

Me reí.

—¿Estás hablando de Tanya?

Ella se inclinó sobre el tablero, repasando las estaciones de radio.

—¿Kate? —lo intente de nuevo.

¿Es que me ignoraba a propósito? ¿Qué lio se traía con Tanya?

—Uhg. —apago la radio y se giró sobre el asiento, poniéndose de frente en relación con el costado de mi cuerpo— No me gusta.

—¿Quién no te gusta?

—¡La madre que me pario! ¿Pues quién va a ser, si no Tanya?

—Tanya solo hizo su trabajo.

Dejo salir un sonido de burla.

—Su trabajo no era andar detrás de ti haciéndote morritos, ¿o sí?

Estaba equivocada. Tanya no me hacía morritos, solo era educada y nos prestaba un poco más de atención. Atención especial. Por su relación con Clarie.

Intente explicárselo a Kate, pero ella solo dejo salir un resoplido y bajo el vidrio de su auto.

—Discúlpame, pero Bella es una de mis mejores amigas y nunca he andado detrás de ti poniendo mi cara de niña inocente y totalmente preocupada por cada uno de tus deseos. ¡Incluso consiguió una cama portátil para ti!

Era cierto, pero solo porque, y según las palabras de la propia Tanya, no podía imaginar cómo quedaría mi espalda después de una semana durmiendo sobre una silla de plástico al costado de la cama de Kate.

De todos modos, no solo fue para mí. Todos la terminamos utilizando, incluso Emmett o Esme cuando yo iba a casa a tomar un descanso y pasar algo de tiempo con Max.

—Fue una cama para todos.

—Lo que digas, Cullen.

Solo eran imaginaciones suyas.

¿Tanya no podía sentir nada por mí… o sí?

Un pitazo me saco de mi ensoñación. Alice paso volando a mí costado a toda velocidad en su nuevo auto.

El día que fue a escoger el mio, ella vio una porsche amarillo terriblemente ostentoso. Tal como Alice era, lo compro inmediatamente. Era demasiado pequeña para el auto, pero de alguna forma lo portaba de la manera adecuada.

—¡Joder! Me encanta ese auto.

—Créeme. —le asegure— Ella lo ama. Es su nuevo bebé.

Ella paseo su mirada por todo el Mercedes.

—El tuyo no esta mal.

Me encogí de hombros, simplemente era un auto.

—Lo necesito. Con la nueva oficina de Seattle, usar el Volvo es poco práctico. Necesitaba algo más grande y espacioso.

—¿Qué tal va eso por cierto? —se removió en el asiento con expresión incomoda. Aunque Tanya la hubiera mandado a casa, aun necesitaba reposo.

—Esme acepto remodelarla y la constructora de los Vulturi se va a encargar de derribar el muro que necesito quitar para crear el espacio abierto. Después de que terminen, mamá ira a echarle un vistazo.

Sentí la mirada de Kate sobre mí, pero no dijo nada.

—¿Qué?

—Me gusta. —dijo simplemente, como quien no quiere la cosa.

—¿Te gusta la oficina? —fruncí el ceño confundido.

—No, idiota. —me dio un empujón— Me gustas tú.

Brome un poco.

—Vaya, lo lamento, pero no eres mi tipo…

—¡Asco! —metió su dedo índice en la boca y simulo una arcada— Nunca de esa forma. Eso sería como incesto…

Estire mi mano y le di un apretón en la pierna.

—Lo sé, tonta.

Su cabello se arremolino sobre su rostro por el aire que entro por la ventanilla. Lo quito rápidamente y manoteo mi mano.

—Conduce, Cullen. Yo hablo.

Regrese mi mano al volante y entre por el sendero de tierra, a lo lejos vi a Alice. Mire por el espejo retrovisor y comprobé que el auto de Carlisle venia atrás. Esme se encontraba girada sobre su asiento, hablando con Thomas desde el asiento trasero.

—Me refiero a que me gusta este nuevo tú. —Kate dijo— Estas dispuesto a salir adelante, quieres a Thomas a tu lado, incluso Bella y tú han logrado tener una buena convivencia durante todos estos días.

—Estoy tratando de hacerlo lo mejor que puedo, Kate. —le di una mirada fugaz.

—Bella también.

—Lo sé. Lo hablamos mientras Tanya te estaba dando el alta. —estacione el auto en el porche delantero y lo apague— Cree que si las cosas siguen avanzando tan bien, empezara a dejar que Thomas pase más y más tiempo en casa. Si su respuesta es positiva, le diremos.

Fue imposible disimular la emoción de mi voz.

—Eso es fenomenal. —se recargo en el asiento y suspiro— Ustedes de verdad hubieran sido una linda familia.

Un nudo se formó en mi garganta. Apreté el volante entre mis dedos y simplemente seguí conduciendo.

—Lo hubiéramos sido.

—¿Estás listo? —pregunto ella con expresión preocupada.

Supe a que se refería.

—Lo intento.

—No suenas tan convencido.

—Me lo merezco, ¿no? —dije— Verlos juntos.

—¿Es por eso que alentaste a Esme que invitara a James? No me parece congruente después de lo que me c…

La corte a media frase.

—Es importante para Bella y ha sido importante para Thomas. No puedo llegar a pedir ser el primero en la lista, cuando no lo he sido por los últimos cinco años.

—James no es ningún santo. Si sigues quedándote con los brazos cruzados, Bella se quedara con él, Edward.

—Le mentí, la engañe, no luche lo suficiente y me largue. Mi cobardía me cegó, lastime a Bella, no creo que ella quiera que haga otra cosa que no sea quedarme con los brazos cruzados. Lo menos que puedo hacer es respetarla.

—¿Estás seguro?

—Solo hago lo que puedo, Kate. No puedo seguir lastimándola. De todos modos, sabes que tengo un ojo en él.

Si daba un paso en falso, probablemente no solo perdería a Bella totalmente, sino también a Thomas. No podía permitírmelo.

—Pensé que habías cambiando de opinión.

Mi boca formo una fina línea.

—Lo hice, sobre decirle la verdad. No sobre obligarla a estar conmigo…La amo, pero ella definitivamente no está obligada a corresponder a mis sentimientos.

—¿Y si lo hiciera…? —cerre los ojos y deje caer mi frente sobre el volante,

—Te amo, Kate. Pero no es algo que quiera hablar ahora mismo. Bella esta con James y yo tengo que respetarlo.

Aunque no me gustara, aunque lo único que quisiera hacer fuera tomarla entre mis brazos y no devolverla jamás. Su cercanía me hacía bien, pero también era como una droga. Cada día que pasaba, mi necesidad por ella crecía.

Kate se quedó callada, solo para recargarse en la puerta y cruzarse de brazos.

Aquí vamos, conozco esa expresión.

—Solo quiero hacer una última pregunta.

—¿Si? —dije con resistencia.

—¿Y si Bella lo siente?¿Si ella también demuestra seguir teniendo sentimientos por ti… te quedarías en la misma postura?

Levante mi cabeza, viendo a través del parabrisas.

Llamo mi atención el sonido del auto de mi padre aparcando.

Thomas salió del auto, seguido de Bella por la parte trasera del coche.

Se veía hermosa en jeans sueltos y una camisa juvenil con un extraño estampado verde. Thomas se colgó a su cintura, mirando hacia su rostro. Bella se rio, dándole una mirada dulce y bajo, besando su nariz cariñosamente.

La respuesta estuvo ahí siempre.

Se lo dije a Kate sin mucho preámbulo. Tal como era.

—Entonces luchare por ella con uñas y dientes.

—Bien. —mi respuesta pareció ser suficiente para Kate.

Esa era mi señal. Por fin las preguntas habían terminado. Salí del auto, rodeándolo y ofreciéndole mi mano a Kate.

Kate lo tomo y se impulsó sobre sus pies, encorvándose un poco cuando comenzamos a caminar.

Gruño bajito, aunque por extraño que pareciera, una pequeña sonrisa traviesa se encontraba escondida entre sus labios.

—¿Bella? —Bella levantó la mirada cuando escucho su nombre— ¿Puedes ayudarme? Edward va demasiado rápido. O tal vez puedan sostenerme. —dijo tentativamente— Entre los dos.

—¡Claro!

Ella camino, con su coleta de cabello castaño rebotando una y otra vez bajo su cabeza.

Thomas se distrajo, dedicándole su atención a Carlisle mientras revoloteaba a su alrededor. Mi padre lo tomo en sus brazos y empezó a alzarlo entre sus brazos.

—¡Carlisle!, ten cuidado. —le pidió mi madre, yendo tras de ellos.

—Siempre lo tengo, mujer. —mi padre le gruño un ojo, antes de levantar a Thomas por arriba de su cabeza y que mi hijo dejara salir una carcajada.

Bella se puso al costado de Kate, tomando su mano y sosteniéndola en la parte posterior con su brazo.

Nuestras pieles hicieron contracto. Brazo con brazo.

Y casi sin notarlo, Bella se estremeció.

Delicadamente me incline sobre la cabeza de Kate, hasta que mi boca quedo lo suficientemente cerca de su oído. Hable bajo, para que Bella no nos pudiera oír.

—Te crees muy lista.

—Lo soy. Cullen. Lo soy. —murmuro por lo bajo.

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—¡No me jodas! —gruño Emmett, alzando los brazos y dejando un cubo de juguete sobre el suelo.

—¡Mamá, el tio Emm dijo una mala palabla! —grito Thomas, apuntando a mi hermano con el dedo acusatoriamente.

Estire mi mano y baje la mano de mi hijo mayor, haciéndole cosquillas. Él se revolvió y comenzó a soltar risas, olvidándose de la mala palabra.

—Emmett. —le reñí, al mismo tiempo que atraía más cerca de mí a Max y le quitaba la mordedera que tenía entre sus dientes.

Thomas cateo hacia nosotros y le ofreció un carrito de juguete a Max.

Max le dio una sonrisa sin dientes y en vez de agarrar el carrito, tomo el borde de su camisa a manga larga y la jalo. Thomas se acercó, poniéndose sobre sus rodillas y le comenzó a hacer caras extrañas.

—¿Qué? —Emmett intento poner una expresión de inocencia.

Bella asomo la cabeza desde la cocina, ella y Alice estaban ayudando a Esme con algo en la cocina.

—Le debes un dólar a mi hijo.

Emmett frunció el ceño tanto que Rosalie se inclinó sobre sus hombros y extendió las manos sobre su pecho.

—Te dije que no dijeras más tacos enfrente de los niños.

Kate dejo caer sobre sus piernas la revista que simulaba leer, mientras trataba de no quedarse dormida. Le dije que la subiría a su habitación, pero me dio riña hasta lograr quedarse en la sala.

Por mucho que lo ignorara, me temía que no quería estar sola. Por más que repitiera una y otra vez que se encontraba bien, no sabía cuánto tardaría en fracturarse esa coraza.

Me preocupaba que no fuera capaz de superar… su perdida. Pero le daría tiempo y cuando me necesitara, ahí estaría para sostenerla.

—Decirle que no diga tacos es como pedirle a un perro que no haga pipi en cada árbol que encuentra.

—¿Me estas comparando con un perro? —Emmett hizo un puchero.

Rosalie se rio y beso su mejilla.

—Muy asertiva. —dije yo.

—¡Oye! —chillo Emmett.

Max creyó que era algún tipo de juego, porque el chillo también, removiendo su pequeño cuerpecito arriba y abajo. Se impulsó hacia adelante y Thomas lo atrapo sonriendo, regresándolo a su lugar sobre mí.

—Eso es, por lo menos alguien que me defiende.

Kate alzo la ceja.

—Estoy segura que se está burlando de ti, como todos nosotros.

Ares, tal como había nombrado Emmett al perro que le regalo a Max, lanzo un ladrido.

—Hasta el perro nos apoya. —Kate se carcajeo.

—Su nombre es Ares. —refuto Emmett.

—Ales. —repitió Thomas.

—Excelente nombre para un perro, Emmett.

Rosalie se inclinó sobre el hombro de Emmett y nos dio una sonrisa tímida.

—Yo escogí el nombre.

—¿Pero Ares? —pregunto Kate— ¿Y tú porque accediste?

Emmett desvió la mirada, sus mejillas se sonrojaron por increíble que pareciera.

—Ella tiene sus métodos.

Todos nos reímos, deduciendo a que métodos se refería. Rosalie escondió su rostro en el cuello de él y le dijo algo. Emmett se relajó visiblemente y esbozo una sonrisa traviesa.

Kate frunció los labios, aunque de todos modos escondía una sonrisa.

—Consíganse un cuarto.

El timbre de la puerta nos interrumpió.

—Alguien entienda la puerta, Carlisle esta en una video llamada importante. —pidió mi madre desde la cocina.

Thomas pegó un salto sobre sus pies. Antes de que pudiera irse derechito a la puerta, puse sobre mi cadera a Max y jale de la cintura a Thomas. Él escalo como un mono araña, colgándose de mi cuello y pasando poco a poco hasta mi espalda.

—¡Ahora soy tan alto como tú, Edwald! —le hizo una extraña cara a Max.

Me gustaba escuchar mi nombre en sus labios, pero sabía que me gustaría más el día que me pudiera llamar finalmente papá.

Max pateo sus piernas una y otra vez contra mi abdomen. No voy a decir que esto de ser padre todos los días no era una aventura, porque realmente lo es. Avance a la puerta, mientras el timbre sonaba una y otra vez.

—Ya voy, ya voy. —replique.

Abrí la puerta.

James se encontraba del otro lado. Luciendo claramente incómodo y balanceándose sobre sus talones.

—¡James! —Thomas le saludo, pero sin bajarse de mi espalda.

Celebre una pequeña victoria en mi interior. Poco a poco, el lazo entre mi hijo y yo se iba afianzando. Bella lo había estado llevando al hospital para la hora del almuerzo en vez de hacer video llamadas a través del teléfono, luego Charlie lo recogía y lo regresaba a casa con Rosalie.

Parecían pocos días, pero Thomas y yo éramos bastante parecidos. No solo físicamente, sino en mucha cosas más.

Era curioso, extrovertido y no tenía reparos a la hora de hablar sobre lo que quería o necesitaba, odiaba el brócoli, y amaba Bob Esponja y Toy Story, le gustaba el helado de chocolate y aunque Bella no le permitía comerlo muy a menudo, él lo pedía cada cinco segundos. Estaba por entrar al preescolar y le emocionaba muchísimo estar a punto de cumplir cinco años. Su mejor amigo se llamaba Jerry, hijo de Ángela y Ben.

Los recordaba del instituto, pero estaba seguro que no había intercambiado más que unas cuantas palabras.

Ellos se volvieron amigos de Bella cuando yo lo jodi todo.

Ares me regreso a la realidad, ladrando a mis espaldas. Me pregunte como un perro tan pequeño se creía tan imponente.

Sus pequeñas patitas impactaron una y otra vez sobre el suelo, mientras se encargaba de ladrarle al extraño.

Solo que James no era un extraño, sino el novio de Bella.

—Pasa, pasa. —le cedí el paso, tratando de ignorar la tensión del ambiente.

James pasó a la sala que conformaba el recibidor. Iba vestido informal, al igual que todos. Con jeans desgastados y una camisa sport negra. Llevaba el cabello rubio recogido en una coleta, tal como la primera vez que le conocí.

Me tendió algo, asentí y lo tome. Aun si ya tenía suficiente carga en mi espalda.

—¿Vino? —gire la botella en mi mano— Vaya, gracias.

—Es el favorito de Bella.

—Oh.

Supongo que estaba tratando de demostrarme un punto. Inevitablemente apreté el vino entre mis dedos, pero manteniendo una sonrisa tensa sobre mis labios.

Como salvado por la campana, vi a mi madre salir de la cocina. Su pequeña estatura la precedía, con un pequeño delantal morado con flores colgado de su cuello.

—James, que bueno que viniste, cariño.

—Gracias por la invitación, Esme. —se inclinó y dio un beso en su mejilla.

Mi madre manoteo en el vacío.

—No es nada. ¿Por qué no nos acompañas a la cocina? Justo le estaba preguntando a Bella sobre estas increíbles piñas coladas que sabes preparar.

No me moví de mi lugar, sabía que Jemes probablemente se negaría.

—En realidad, Esme. Esperaba poder conversar un poco con Edward.

—Uh-uh. —Esme abrió la boca sorprendida— Claro. Claro.

No me negué, sabía perfectamente de que iba esto.

—Campeón, ¿puedes ir con la abuela Esme e ir por un poco de helado a la cocina?

Thomas salto de mi espalda, aterrizando firmemente sobre sus pies y agarrando la mano mi madre. Fue halagador, que mi hijo quisiera más un helado que a mí. Le di un guiño y el sonrió, metiendo su manita dentro de su boca.

Esme me tendió los brazos.

Bese la cabecita de Max, absorbiendo su olor de bebé antes de enfrentar la vida real y luego se lo entregue. Esme le beso todo el rostro, recibiendo un gorgoteo a cambio.

Espere hasta que salieron de nuestra vista para volverme completamente hacia James.

—Preferiría que habláramos en un lugar más privado. —le pedí.

—Concuerdo contigo.

Me dirigí por el pasillo derecho, fijándome en que no llamáramos la atención. La única que nos dio una mirada fue Kate, quien me levanto una ceja.

Le di la mirada de cuídame la espalda y seguí caminando.

Nos guie a la parte posterior de la casa, el porche trasero, que con los años se había convertido en una terraza remodelada por mi madre.

La base firme de madera dejaba un espacio abierto, con postes firmes de madera flanqueando el espacio, por todo el borde del balcón había un par de sillones blancos, con una mesa redonda y sillas a su alrededor.

Me volví en cuanto llegamos.

—James.

James trago en seco, suspirando y metiendo ambas manos en los bolsillos traseros de sus jeans.

—Lo sabes, ¿no es cierto?

Trate de que mi expresión no revelara nada, pero era más que obvio que él sabía que yo lo sabía.

—La primera vez que te vi no estaba seguro.

—¿Y ahora lo estás?

Me encogí de hombros.

No voy a negar que tarde una buena cantidad de tiempo en estar completamente seguro de donde conocía a James, pero ahora lo estaba. Todos los pasados días había tenido la oportunidad de verlo de cerca… de recordar. Una vez que estuve seguro, no me lo pude callar y se lo conté a Kate.

Estuvo sorprendida y un poco furiosa, pero me dijo algunas cosas que embonaban en mi teoría.

James y Bella se conocieron en Seattle, durante una conferencia de editores. James conseguía patrocinadores para casas hogares, para niños que estaban en el sistema. Empezaron siendo amigos, hasta que James le pidió una primera cita a Bella y ella accedió, pero a pesar de eso, su relación tardo muchos meses en formalizarse lo suficiente como para que Bella se atreviera a traer a James a Forks.

James no era muy social, y no solía hacer mucho más que ir de casa al trabajo. Se le veía poco en el pueblo, pero a pesar de ello todos lo adjudicaban a su trabajo. Trabajo que mantenía en Seattle como médico pediatra dentro del sistema de protección y bienestar a menores.

Sistema del cual él también fue parte en su niñez. ¿Cómo lo sabía? Fácil, porque le conocí, cinco años atrás en medio de una fiesta universitaria, una fiesta a la que Bella y yo fuimos a buscar a Clarie la primera vez que escapo de casa.

Esa fue la primera vez que Bella conoció a Alec también.

—Entonces…. tengo una pregunta para ti.

Asentí, animándole a que siguiera. No estaba dispuesto a decir mucho, no hasta que me asegurara que terreno pisaba.

—Si lo sabes, ¿por qué no se lo has dicho a Bella?

—Por qué no es mi secreto. Es el tuyo. Si alguien debería decirle a Bella, ese deberías ser tú.

No pudo esconder el dolor que se reflejó en sus azules ojos.

—La perderé.

—No puedo decirte lo contrario, puesto que estoy donde estoy por lo mismo. Te daré un concejo James, cuéntaselo antes de que ella misma lo descubra. He aprendido un par de cosas en este camino, los secretos te pueden joder la vida.

James endureció la mandíbula.

—Si no hubieses vuelto…

Le pare en seco.

—No te equivoques. No soy culpable de tus acciones, ni de la mierda que escondes bajo el tapete.

James dio un paso adelante, claramente ofendido.

—Yo tampoco soy culpable de las porquerías de Alec. Ni siquiera sabía quién era Bella hasta que me dijo su apellido. Cuando Alec puso en marcha su estúpida venganza contra Renne, yo me aleje de él.

Me mantuve firme. Este era el hombre que dormía al lado de la mujer que yo amaba y convivía con mi hijo desde hace tres años. Si tramaba algo parecido a Alec o Renne, lo destruiría con mis propias manos.

—¿Y se supone que tengo que creerte? Creciste junto a Alec, fueron mejores amigos… lo encubriste cuando sabias perfectamente que tenía un estúpida venganza contra la familia de Renne.

—Sí, crecimos juntos. Ambos somos huérfanos, cuando lo conocí, lo tome bajo mi ala. Era un niño muy asustado, estaba destrozado por aquel accidente en el que perdió a sus padres, me vi reflejado en él. El sistema era cruel y pobre, pasamos por cosas muy duras, nos apoyamos él uno en él otro. Lo vi querer a Renne como una madre y luego verla como una mujer, lo vi debatirse entre el bien y el mal. Cuando supe que estaba eligiendo el camino equivocado, me aleje. Lo que le hizo a Clarie… no pude soportarlo. Debes recordarlo, el día de la fiesta, te la entregue en los brazos.

—Sí, drogada y con el vestido manchado. Solo era una niña.

—La misma niña con la que te casaste después de dejar a su hermana embarazada. —respondió mordaz.

Mis instintos más bajos salieron a la luz, avance hasta arrinconarle contra la pared y puse una mano contra su cuello. Las aletas de mi nariz se abrieron, como un depredador oliendo a su presa. Un falso movimiento y lo destrozaría. Esto no era sobre mí o él, era sobre Bella y Thomas.

—Escúchame bien, idiota. Tienes el agua en el cuello, así que no me tientes. Por Bella o mi hijo soy capaz de hacer lo que sea, me he mantenido alejado el suficiente tiempo, no lo hare más. Lo que yo hice o no hice, no está a discusión. He pagado mis pecados y lo seguiré haciendo, en tanto… —le di una sonrisa irónica— tú pagaras los tuyos. Entonces, si Bella decide perdonarte y seguir contigo, yo lo respetare, tal como he hecho hasta ahora. Esto no es sobre querer quitarte a Bella, es sobre su vida y la de mi hijo. El peligro que significa que seas parte de su vida dada tu cercanía con Alec. Ese hijo de perra esta atrás de mi familia y no me trago el cuento barato de que Renne se ha largado así porque sí.

James me empujo, acomodándose la camisa.

—Alec no sabe nada sobre mí y Bella.

Entrecerré los ojos.

—¿Qué tal Renne?

—Alec le hablo algunas veces de mí, debió mencionarme, pero ella estaba muy ocupada fallándoselo. Cuando Bella me presento, ella no dio indicios de reconocerme.

—Claro, y te aprovechaste de eso.

James empuño las manos a sus costados.

—Mi pasado ya me ha robado demasiado, no iba a permitir que lo hiciera esta vez. No la he traicionado, simplemente omití esa parte de mi vida. Yo realmente la amo. Lo que Alec le hizo a Clarie, no tiene nada que ver conmigo.

—Eso lo decidiera Bella, no yo. —le conteste.

Después, nos quedamos en silencio. Ambos mirándonos fijamente, verde contra azul. No podía descubrir que clase de hombre era James, pero de verdad esperaba que todo lo que había dicho fuera cierto. Le daría el beneficio de la duda y esperaría hasta que le dijera la verdad a Bella.

En tanto, lo estaría vigilando de cerca.

Kate aprecio a sus espaldas, caminando despacio y luciendo preocupada.

—Edward.

—¿Si? —a pesar de que le conteste, no quite mi mirada de James.

Él hizo lo mismo.

Eso es, ten claro que no te perderé de vista.

—Alguien llego de improviso. Creo que es mejor que vengas. —la vi echar un vistazo a sus espaldas.

—¿Quién es?

—Tanya Smith.

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"Estoy despertando, lo siento en mis huesos. Lo suficiente para hacer que mi sistema explote, bienvenido a la nueva era"

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AHHHHH ¡ESPEREN! *saca una bandera blanca* Déjenme hablar, hahaha. Primero que nada, ¡hola niñas hermosas! En segunda, yo se los dije. Les dije que James era bueno, pero quien dijo… ¿qué no es un buen mentiroso? Okay, aquí vamos. Si, James y Alec se conocen, lo voy a explicar por si alguna de ustedes no entendió muy bien de qué va la cosa. Ya ustedes saben que Alec perdió a sus padres bastante joven y fue arrojado al sistema (básicamente se refiere al sistema de protección y bienestar a menores) donde conoció a James. Les adelanto que ellos dos se conocieron en un hogar de encogida donde estuvieron la mayor parte de su adolescencia. Durante ese lapso fueron mejores amigos y lucharon por salir adelante hombro a hombro, ahora bien James al darse cuenta de lo que Alec pretendía con Clarie su amistad se rompió por completo, y años después Bella y él se conocieron. ¿Ustedes que piensan?¿Mentira blanca o manipulación? De todos modos, les adelanto, porque luego se me exaltan muchooo hahaa, James es bueno, simplemente se dejó llevar por lo que siente por Bella y no quiere perderla. Sin embargo, Edward regreso y él sabe quién es él. ¿Qué hará James?¿Le dirá la verdad a Bella? Y wooooo, Tanya aparece de nuevo para desgracia de Kate. ¿Cómo manejara Edward la situación? ¿Bella? Esta Tanya se les aparece hasta en la sopa.

Las leo en sus reviews siempre y no lo olviden: #DejarUnReviewNoCuestaNada.

Ariam. R.


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