Atrapado.
Sintió la premura en la respuesta de Sherlock. Su respuesta había sido "avanzar". Así que se permitió dejarse llevar por la prisa de su pareja cuando atrajo su rostro. Supuso lo que el detective haría: dejarle a él la decisión, esperando también una réplica de su parte.
Al final de cuentas, Sherlock no descuidaba en ningún momento su persona, protegiendo cada aspecto de su integridad. Decidió recompensarlo, regalándole esos milímetros que había dejado de distancia el moreno. Era su victoria. Una vez más, lo había atrapado.
