Capítulo 34: Medidas

Sasuke sentía la tentación de dejar que los mercenarios asesinaran a los miembros del Consejo, estaba convencido que de hacerlo se evitaría muchos problemas y que la mayoría se verían beneficiados por ello. Sasuke sabía que si jugaba bien sus cartas no tendría que preocuparse por las consecuencias. Podría ayudar a los mercenarios para que se infiltraran en la mansión Hyuuga y borrar todas las pruebas que lo incriminaran. Hinata tendría la libertad para cambiar el clan e incluso podría acompañarlo en sus viajes de investigación.

Pero había algo más que lo detenía, un motivo que hacía palidecer a los demás.

Hinata no lo aprobaría. Sasuke sabía que ella, en ocasiones, estaba de acuerdo con él, pero también sabía que las dudas persistían y que la kunoichi no actuaría hasta que estuviera completamente segura. Pensar en Hinata le hizo recordar a Itachi. Sasuke imaginaba que su hermano había pasado por una situación similar, lidiando entre su clan y su deber, cargando con una carga tan grande y contando únicamente con Shisui. No quería que Hinata padeciera lo mismo.

Él se aseguraría de ello.

Decidió aferrarse al plan, ese que se había trazado después de la última carta de la joven Hyuuga. Esperó a que estuvieran en un lugar donde pudiera controlar la situación y les hizo saber cuáles eran sus verdaderas intenciones.

—Ustedes son los responsables de la muerte de Hinata.

—No sabemos de qué está hablando.

—No tengo nada en contra de ustedes, solo quiero hacer que paguen quienes los contrataron.

Sasuke estaba dispuesto a usar la fuerza, pero no fue necesario.

—Depende ¿cuánto dinero ganaremos?

—Mucho y no tendrán que hacer nada. Solo les dirán a varios ancianos que los demás están en su contra y que necesitarán más dinero.

Explicarle el plan a los mercenarios le provocó a Sasuke un mal presentimiento. Podía notar la ambición en sus miradas, en sus gestos y palabras. Sabía que les estaba dando una forma para adquirir más dinero y que, si se daba la oportunidad, se pondrían en su contra.

Sasuke sabía bien cómo asegurarse de que no tuvieran nada que usar. Si bien era cierto que no sabía cómo negociar con criminales también lo era que sabía cómo controlarlos mediante la fuerza.

El joven Uchiha los llevó a Konoha, burló las medidas de seguridad y les ofreció un lugar donde instalarse, lejos de Hinata. No estaba seguro de qué tanto les afectaría saber que no habían terminado bien un trabajo o si eso les haría sospechar de él, pero sí estaba seguro de algo y es que no arriesgaría a Hinata.

Los mercenarios obedecieron las órdenes de Sasuke. Se comunicaron con los ancianos del Consejo, siempre que estos estaban alejados de los demás e incluso pretendieron falsa amabilidad. Si bien esto parecía imposible, Sasuke se aprovechó del hecho de que podía acceder a los territorios del clan Hyuuga para sacar a esos ancianos de su territorio.

—¿Qué hacen aquí? —les preguntó uno de los miembros más antiguos del Consejo y quien mayor poder tenía. Su byakugan activo y tono de voz indicaba desconfianza.

—Tenemos órdenes de eliminarlo —los mercenarios pretendieron haber sido descubiertos

—¿Por quién?

Sasuke notó el enojo en el anciano y la indignación en este cuando se le dijo el nombre de otro miembro del Consejo. También lo vio intentar pelear y se dijo que, de haber sido unos años más joven, habría sido un enemigo de temer. No era algo que le sorprendiera, después de todo había notado que en ese clan se valoraba mucho la fuerza.

El anciano había logrado inmovilizar a uno de los mercenarios mediante el puño suave, pero no pudo detener al otro y este, valiéndose de su dañada espalda, logró dejarlo fuera de combate con un golpe a su punto débil.

—Estoy dispuesto a pagar —les dijo el mayor cuando sintió un kunai clavarse en su cuello. La herida no era grave, pero podría volverse mortal si se seguía agrandando.

El mercenario pretendió pensarlo y aceptó después de unos segundos.

—Lo pensaremos. Descuide, pronto le haremos saber nuestra decisión.

Sasuke sonrió desde su ubicación. La duda había sido sembrada, solo faltaba engañar a los otros integrantes para que también desconfiaran de sus compañeros y fueran ellos mismos los que provocaran la caída del Consejo.

Respuestas:

Genesis: Hinata está indecisa y de cierto modo postergando la decisión porque tiene la esperanza de que pueda encontrar una solución menos violenta.