Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es Rochelle Allison. Yo solo traduzco con su permiso.


Capítulo 34

Como Edward estuvo afuera para mi cumpleaños, él insiste en llevarnos de viaje un fin de semana a principios de noviembre para compensarlo.

—¿Has estado en Las Vegas? —pregunta él, mirándome a los ojos a través del espejo mientras se afeita.

—No.

—¿Quieres ir?

—Cualquier destino me parece bien.

Él sonríe.

—Podemos llevar a Chuck.

Mi corazón se derrite.

—Me... gustaría eso. No quiero dejarla sola más de lo que debo.

—Lo sé. —Se inclina para enjuagarse el rostro—. Yo tampoco.

Él tiende a ser cuidadoso con sus sentimientos y su comportamiento hacia Charlie, pero creo que las cosas han estado desarrollándose naturalmente entre ellos. Si él está en casa cuando la llevo a dormir, él me ayuda a meterla en la cama. Besos, cuentos para dormir—compartimos estos pequeños rituales ahora.

Y conseguir la silla del coche para el Aston Martin—eso fue un hito. Él luchó con esa cosa en el asiento trasero y ahora no tiene que lidiar más con ello. Charlie, por supuesto, ama su coche. Ella dice que él pasa canciones buenas, lo que es gracioso porque él se niega a pasar algo relacionado con Disney.

Qué raro.

Mientras tanto, he estado buscando casas. Edward dice que tiene pocas preferencias con respecto al estilo, pero que le gusta la zona en que estamos, aunque un poco más cerca del centro de la ciudad. He vivido en esta casa desde que volví a Seattle, así que la posibilidad de mudarme a un lugar más grande y privado con un gran patio y todas las cosas buenas es realmente emocionante.

Pido una cita para mirar una el martes después de nuestro viaje. Edward estará en la ciudad por otro par de días, y preferiría ir a mirar casas con él si es posible.

~tbts~

Charlie jamás ha estado en un avión.

Ella vacila entre emoción extrema y nerviosidad, aferrando mi mano con una fuerza alarmante cuando comenzamos a movernos sobre la pista.

Sin embargo, al segundo que estamos en el aire, ella está en las nubes. Literalmente, casi.

Estamos volando en primera clase, donde las asistentes de vuelo hablan con ternura a Charlie y le hacen ojitos a Edward. Y sí, son decentes conmigo también.

Después de un cuento largo y susurrado sobre una princesa cerdo que vive en las nubes, Charlie lleva su atención a unas caricaturas en el televisor privado frente a ella. Ajusto sus auriculares y tomo un sorbo de café, bostezando.

—Siempre me quedo hasta tarde empacando. Siempre. Uno pensaría que sería más inteligente ya —digo, inclinándome hacia Edward.

Él asiente, bajando su revista.

—Sí. Pero es diferente cuando tienes que empacar para alguien más. —Le echa un vistazo a Charlie, y luego a mí—. Muy diferente.

—Todo es diferente cuando hay niños involucrados. Fue difícil acababa de tenerla y todos mis viejos amigos seguían de fiesta. —Pienso en el pasado, recordando—. Ese fue un momento solitario.

Él asiente.

—Creía que Em estaba loco cuando él y Rose se casaron tan jóvenes, ¿sabes? Estaba seguro que era porque ella estaba embarazada...

Sonrío, recordando eso también.

—Bueno. Eso ciertamente aceleró las cosas, pero... ellos habían estado planeando casarse por un tiempo. Cuando lo sabes, lo sabes.

Nuestros miradas se encuentran.

—Lo sé.

Sus palabras tienen mayor significado, y las aprecio a todas.

Las Vegas es igual de fabulosa y ruidosa como todos cuentan. Carteles coloridos y señales, tráfico loco, edificios increíbles... es abrumador. Nos quedaremos en el Bellagio, el cual parece unas vacaciones dentro de otra.

—Cielos, ni siquiera necesitamos salir. —Me río, mirando boquiabierta la opulencia. Desde el diseño a nuestra enorme suite, todo es más grande, brillante y mejor de lo que imaginaba.

Ninguno de los dos somos grandes apostadores, pero Edward conoce la ciudad bastante bien. Después de visitar nuestro cuarto, salimos a pasear por el Strip, donde nos escabullimos en tiendas de juguetes y una tienda de helados. Un hombre que crea animales con globos hace un cerdito rosa para Charlie, y otro esboza su parecido, así como el "tatuaje" de pony rosa y bermellón en su mejilla.

Ella está completamente maravillada con todo, al igual que yo. Aunque eventualmente, la sobrecarga sensorial le pasa factura, y ella comienza a arrastrarse y frotarse los ojos.

Toco su brazo, agachándome.

—¿Estás bien? ¿Cansada?

—No, mamá —dice ella, bostezando.

La tomo en brazos, ubicándola contra mi cadera así como lo hacía cuando ella era pequeña. Está algo pegajosa por el helado, pero amo su aroma a Charlie, la forma en que encaja a mi lado. Sospecho que siempre lo haré.

—¿Quieres que la cargue? —pregunta Edward, descansando una mano contra mi espalda baja.

—Claro. —Le sonrío, mi corazón feliz con amor y gratitud, y le acerco a Charlie.

Las cosas eran buenas cuando solo éramos Charlie y yo. Pero no se puede negar lo mucho más dulce que ahora son con Edward.

De vuelta en el hotel, Charlie se espabila cuando las famosas fuentes del Bellagio comienzan su show. Edward la coloca sobre sus hombros así ella puede ver, y tomo fotografías con mi teléfono—mayormente de ellos.

Volvemos a nuestro cuarto luego de eso, donde Charlie toma un baño de burbujas de proporciones épicas en el jacuzzi.

—He estado aquí una docena de veces, y jamás ha sido como hoy —dice Edward, parado frente a la ventana panorámica. La noche ha caído, y la oscuridad, aún suave por el crepúsculo, titila aleatoriamente con todas las luces de neón—. Contigo.

Me acerco a él, enlazando mi brazo con el suyo.

—¿Sí?

—Sí.

Asiento, observando la escena abajo. Está tan lleno como lo ha estado todo el día, y sé que seguirá poniéndose loco. Después de un momento, miro a Edward.

—¿En qué piensas?

—La temporada está por acabar.

Asiento.

Él parpadea, echándome un vistazo.

—Puede que obtenga una oferta para jugar en el LA Galaxy.

—Vaya. —Mi estómago se tensa, pero solo por un segundo. Sin importar qué, estoy adentro. Por completo—. Son un buen equipo.

—Eso es quedarse corto. —Sus ojos se arrugan en las esquinas, y sonríe—. Pero... no la voy a aceptar.

—¿Por qué no? —pregunto, suavemente.

—Entre otras cosas, tendríamos que mudarnos. Y no puedo mudarme. —Sacude la cabeza—. No quiero. ¿Tú?

—No.

—En cierta forma, sigo acostumbrándome a estar en casa. No puedo simplemente... volver a arrancar todo de nuevo.

—Puedo imaginar.

—Me gusta vivir en Seattle... —Se gira hacia mí, inclinándose contra la ventana, buscando mi mirada. Cuando vuelve a hablar, es incierto—. No quiero dejar de jugar.

—No creo que debas hacerlo —admito, mirando mis manos. He querido que él trabaje esto por su cuenta, sabiendo que si él abandonaba el fútbol por mí, siempre temería su resentimiento en el futuro. Sé lo que abandonar, incluso cuando parecía ser necesario. Nunca es fácil.

Pero tampoco lo es esto. Nunca ha sido fácil, balancear todo lo que tiene frente a él, y seguir probándonos.

Y de alguna forma, estoy bien con eso.

—Sabías que tomaría esta decisión, ¿no?

—Esperaba que lo hicieras. —Me encojo de hombros, mirándolo—. Fuiste hecho para hacer esto, y me encanta verte hacerlo. Creo que es todo lo que tu papá quiere, ¿sabes? Verte hacer lo que amas. Lo otro... lo resolveremos.

Él asiente lentamente.

—Simplemente tendremos que tomar esto día a día. O temporada a temporada; como sea. Tu papá va a estar bien. Nosotros estaremos bien. Y... si algo ocurre, simplemente... lidiaremos con ello.

—Prométeme que siempre hablarás conmigo, así.

Sonrío, pensando en una conversación similar, meses atrás, en su cumpleaños.

—Lo prometo.

Hay un gran salpicón en el baño, seguido por unas risitas.

¡Mamaaaaá!

Edward cierra las cortinas.

—Tengo hambre.

—Siempre lo tienes —digo, dirigiéndome hacia el baño—. Pero también tengo hambre.

—¿Servicio a la habitación?

~tbts~

Ordenamos una comida orgásmica y nos damos un banquete con Charlie en la cama. Cuando comienza a cerrársele los ojos de nuevo, la apuro para que se cepille los dientes.

—No, mamá. —Ella suspira, sus ojos cerrados, inclinándose contra mí débilmente mientras muevo el cepillo en su boca.

Ella está dormida en su cama antes de que salga de su cuarto. Edward y yo tomamos una ducha rápida, besando, tocando, pero sin tener sexo. Todos saben que las camas de hotel son mejores.

Pero después, me distraigo por el vino que Edward a solicitado mientras contesta una llamada. Puedo ver, por sus palabras, que habla con su madre, y luego con Carlisle. Las cosas han estado más tranquilas desde la cena en que discutieron. Edward dice que ellos respetan que él deba tomar su propia decisión, que él tiene que descifrar lo que es mejor para él.

—Ellos enviaron saludos —dice, colgando un momento después.

Asiento, bajando mi copa de Pinot Grigio.

—¿Cómo está tu papá?

—Bien. Harto del col.

Me río, pensando en la campaña dietética de Esme para una mejor salud.

—No puedo decir que lo culpe.

—Me gusta el col.

—Por supuesto que sí. —Sonrío engreídamente.

Él deja su teléfono a un lado y se lanza sobre mí, abriendo mi bata y buscando mi cuello.

Riéndome sin control, trato de morderlo y hacerle cosquillas en respuesta.

—¡También me gusta el col! ¡Lo juro!

—Mmm. —Me da un mordisco y se aparta—. Tengo algo que realmente te gustará.

Aferrándolo con mis piernas alrededor de sus caderas, lo mantengo quieto.

—¿Sí?

—Definitivamente con más carne...

—Qué lujurioso —resoplo, sacudiendo la cabeza—. Tus eufemismos son tan...

Me besa, callándome. Rasgo mis uñas suavemente sobre su espalda, su cabello, disfrutando de su estremecimiento. Apartándose, me sienta así puede quitarme la bata por completo, y luego se une a mí, desnudo y caliente.

—Traba la puerta —susurro.

Él se para rápidamente, la traba, y vuelve hacia la cama, deteniéndose con su rostro entre mis piernas. Muerdo la almohada cuando me vengo, recibiéndolo dentro de mí segundos después.

—Dios, te... amo. Amo... cómo te sientes —jadea, agachándose para besarme

—También te amo —jadeo, tratando de mantener mis ojos abiertos. A veces, él se siente demasiado bien.


Aww, ¿lo que pasa en las Vegas, se queda en Las Vegas? Pero ¿qué pasará? jajaja

¿Acaso Edward y Charlie no son más papi e hija ya?

Me preguntaron cuántos capítulos quedan para el final: 6 más para terminar+ un outtake futuro dividido en 3 partes; o sea, 9 capítulos más. Lo sé, podríamos leer de ellos por siempre jajaja

¡Hasta el próximo y que tengan buen fin de semana!