¡Hola a todos!, luego de algunos meses de trabajo en conjunto con mi lector beta, finalmente podemos presentarles a ustedes esta adaptación de la talentosa escritora Victoria Wittaker la trama es de ella, yo solo hice algunas correcciones de ortografía y redacción de su historia original, para que se adaptara a el mundo de Inuyasha el cual pertenece a nuestra querida Rumiko Takahashi.
No olviden visitar la historia original de Victoria, el enlace estará en mi perfil
Estaré publicando dos veces a la semana lunes y viernes esta emocionante y hermosa historia.
Siendo fiel a lo que ponía Victoria, tengo en una pagina de Facebook las imágenes de los capítulos (Cosas que destacan de los capítulos, y no todos tienen imágenes) la dirección esta en mi perfil
Algo que siempre hago en lo que publico es nombrar a los 5 Países que más leen esta historia
Puesto # 5 – Venezuela
Puesto # 4 - Brasil
Puesto # 3 – España
Puesto # 2 – México
Puesto # 1 – Estados Unidos
34 - Halloween
Cada noche, Inuyasha iba a mi habitación, a las diez en punto y se quedaba hasta la media noche. A veces solo nos acurrucábamos en mi cama y escuchábamos música en su iPod - un auricular cada uno - Y otras veces, solo queríamos comernos los labios del otro.
Las noches comenzaron a ser muy cortas y como aun nos quedaba una semana de castigo... también nos veíamos en las tardes. Al fin y al cabo, estamos castigados y permanecíamos encerrados en nuestras habitaciones.
La escuela organizo un baile para Halloween, de la época del Rock and Roll. Ayame de inmediato dijo que ella seria Sandy y Kouga, Danny Zuko. Y que Byakuya y Tsubaki serian Kenickie y Rizzo. Kanna puso los ojos en blanco.
Como Ayame no nos había dejado mucha opción, me compre un atuendo de falda rosa con un perrito negro, blusa negra y una mascada rosa. De zapatos los típicos de esa época, blancos con negro y calcetitas blancas. Me peine con una coleta alta.
En cambio, Inuyasha...
Lista, ¿chiquita? - pregunto recargándose en el marco de mi puerta secreta, con voz tipo Elvis.
Si - respondí poniendo brillo sabor a frutas en mis labios.
Voltee a verlo y... me quito el aliento.
Su peinado tipo Elvis, se le veía taaan bien. De ropa traía una simple camiseta blanca, chamara de piel con el cuello levantado, pantalón negro de mezclilla y botas negras. Era la recreación perfecta de un chico malo de aquella época.
Me mordí el labio fascinada ante aquella visión. Quería correr a su lado y besarlo, pero me espere a que el entrara. Camino hacia mí con el pasito característico de John Travolta en la película Grease.
Te ves hermosa - susurro antes de besarme. – me encanta el sabor de tus labios.
apretó aún más sus manos en mi cintura y paso la lengua por mis labios, saboreando el sabor a frutas.
¿Lista Kagome? - grito Sango al otro lado de la puerta, haciéndome brincar del susto.
El baile fue en el gimnasio de la escuela, el cual no tenía ni trazas de ser la cancha de basquetbol. Parecía una enorme cafetería, de las que solían frecuentar los adolescentes en aquella época. Alrededor estaban las mesas y en medio la gran pista de baile, con el piso cuadriculado en blanco y negro.
Entrar a ese lugar fue como si hubiera utilizado una máquina del tiempo. Todos nuestros compañeros vestían para la ocasión unos vestidos como Elvis - en todas sus etapas, el joven sexy que movía la pelvis, hasta el hombre gordo que hasta pena daba -. El dj tenía a todo volumen Jailhouse Rock de Elvis Presley.
Fue genial.
¿Vas a bailar conmigo? - le pregunte a mi atractivo acompañante.
No creo que tus amigas, nos vayan a dejar.
Seguí su mirada y Tsubaki y Ayame, más bien Rizzo y Sandy, caminaban tomadas de la mano y dando saltitos de emoción.
Vaya Sandy, veo que viniste de chica mala... - me guiño el ojo.
Ayame, era la viva imagen de Olivia Newton-John en la última escena de Grease. Vestida con aquellos pantalones negros y ajustados, que parecían pintados a mano, en las prominentes curvas de mi amiga rubia.
...Rizzo, donde dejaste a Kenickie?
Esta en aquella mesa - Tsubaki señalo al fondo de la cafetería.
Tsubaki traía una falda ajustada negra y blusa del mismo color y una chamarrita rosa.
¡Tú falda es adorable! - chillo Tsubaki.
Me encantan tus pestañas postizas - me alabo Aya.
Gracias – les conteste sonrojada
Quiero foto, ¡quiero foto! - mascullo Sandy, dándole su cámara a Inu.
Yo también - murmuro Rizzo.
El pobre tuvo que hacerla de fotógrafo con la Cámara de nosotras tres.
Después fue Hakudoshi, nuestro fotógrafo una vez que llego junto a Kanna.
Ella vestía una falda negra con lunares blancos, blusa blanca y suéter rojo y zapatos iguales a los míos. Los compramos juntas.
Media hora más tarde, Inu me saco a bailar cuando la banda tributo a The Beatles tocaban Twist and Shout. Luego de bailar más de cinco canciones, nos sentamos y bebimos malteadas, como lo hubiéramos hecho de haber vivido en esos años.
Quiero bailar esa canción - tome a Inu de la mano y lo jale hacia la pista.
La canción era Hound Dog de Elvis Presley.
¿Recuerdas el vídeo que te mostré la semana pasada? - me pregunto Inu en el oído.
¿Cual? - me mostraba muchos vídeos, de gente estúpida que se hacía daño, pero que resultaba de los más gracioso.
El del baile.
Ah no. ¡Ni se te ocurra! Inuuuyashaaaaa!
Ya era muy tarde, ya me tenía bien agarrada de la cintura y mis piernas se balanceaban por los aires, arriba y abajo, cual bailarina de Dancing With The Stars.
¡Kouga yo quiero hacer eso! - grito Ayame, cuando llegamos a la mesa.
Pasamos el resto de la velada, bailando y bebiendo malteadas, las cuales sabían horribles, porque Kouga les puso licor.
Al regresar a casa, Inuyasha me beso por más de media hora. Cual colegiala de los años 50's recargada en la pared de mi habitación, y con Inu entre mis brazos.
Ese fin de semana tuvimos que asistir a la fiesta de la disquera, y era de disfraces.
Joka se disfrazo de Cleopatra y papa de Marco Antonio.
Yo me disfrace de Vampira - o al menos trate - e Inuyasha, para hacerme enojar, del Hombre Lobo Adolescente.
Remarque más mis risos con una tenaza caliente para el cabello y maquille aún más pálidos mis rasgos. En un poco de sombra oscura marqué mis pómulos y de nuevo me puse las pestañas postizas. En mis labios un labial color cereza. Y para completar mi look vampírico: lentes de contacto dorados y unos lindos colmillos.
Mi ropa era suficientemente ajustada. Un pantalón negro, botas altas negras hasta la rodilla, un corsé vino tinto y negro y una chaquetita a media espalda, con mangas largas, también color negro.
No me veía de catorce años para nada. Me veía mayor, como de unos dieciocho, como mínimo.
¡Me Encanto!
Y mi lindo lobo, consiguió unas mangas con pelo, simulando los brazos de un hombre lobo. Le ayude a ponerse unas uñas amarillentas y picudas, al igual que la barba y las patillas. También lo peine, más bien lo despeine.
Como yo ya estaba disfrazada, no dejaba de mirarme. Su mirada me hacía sentir extraña, cohibida y alagada a la vez. Por supuesto que me sonroje hasta mas no poder.
En la fiesta, experimente lo que Ayame, sentía todos los días en la escuela: Me sentía bonita y admirada.
Me gusto la manera en que las personas me veían y abrían el paso para que pudiera caminar como una reina entre la multitud.
Claro que papa lo noto y me presento orgullosamente con cuanta persona lo saludaba. Todos me llenaron de halagos y otros me miraban como lo había hecho Inu en casa. Eso no me gusto. Solo él podía mirarme así.
Una vez que estuve en mi habitación, toqué la puerta de Inuyasha. Me estrecho con fuerza entre sus brazos y me beso.
Me parecía de lo más divertido que la inmortal vampira se estuviera besuqueando con el salvaje hombre lobo.
