El día de la boda de Charlie, me arreglaba la corbata.
Llamaron a mi puerta.
- Harold, cielo ¿Estás bien? Tardas mucho.
- No te preocupes, madre, sólo que quiero llegar bien arreglado, Evelyn tiene un traje reservado, pero no me dijo qué, y no quiero quedarme atrás.
- Estupendo, cariño, esperamos abajo.
Terminé de arreglarme la corbata, el traje, hecho a medida por Rosie, de color verde oscuro, con ojos incrustados en los botones, bordados de oro, y una camisa de color más claro, con una corbata con escamas de serpiente como diseño.
- Bien, vamos allá.
Los zapatos eran de piel de cocodrilo. Evy se iba a reír mucho con ese detalle, por eso me los puse.
Bajé por la escalera, poniéndome decente.
- ¡Vaya, vaya! ¡mira nada más, qué elegante va mi hijo!
- ¿Qué esperas, que vaya hecho un desastre? - Dije sonriente.
- ¡Ni mucho menos! ¡Estás muy elegante, cielo! - Mi madre me arregló la chaqueta- Vamos, anda.
Me paré junto a la puerta, y me miré en el espejo del aparador. No me reconocía ni yo, había cambiado realmente desde que ella legó a mi vida. No olvidaré jamás, cuando me hablaron de Evelyn.
- ¿Eh, te has enterado?
- ¿De qué? - respondí.
- Alastor, el demonio radio.
-Lo conozco, ¿Qué pasa con él? - tiré la botella por la ventilla de la limusina.
- Dicen que tiene una alumna, dicen que es gorda, horrible, pero que él la tiene como alumna.
- ¿Enserio? - Me morí de risa- Entonces, deberíamos subir a verla, ¿no? Será divertido.
Aquella tarde, me topé con una muchacha, en la calle, a pesar de su aspecto, de mi insistencia, me despachó, algo, cruzó mi mente.
Y así fue.
Me la topé en el Avernus. Donde insulté a su maestro.
Pero ella no se dejó pisar.
Se revolvió, y me golpeó.
Nunca antes nadie, me había golpeado, me había hecho frente.
Si no fuera por Alastor, la habría matado aquella noche, para ser sinceros.
Pero no lo hice, por suerte.
Aquella vez, cuando nombraron a Alastor Overlord, quise molestarla, pero la reina la cubrió, y eso me enfureció.
Y días después, Charlie dio la noticia, de que se casaría.
Me sentí humillado, derrotado. Y la busqué, para desahogarme con ella.
La encontré, en el Avernus, allí estaba.
Fumando en la barra, derrotada.
Sin ganas de vivir.
Ni se defendió, pareció querer morir aquel día.
La golpeé, la humillé, pero ella seguía de pie, sin dejarse intimidar.
Y entonces, ella me golpeó, me derribó.
Furioso, me abalancé sobre ella, en una pelea sin cuartel, rompimos mobiliario, nos golpeamos salvajemente, con la intención de matarnos, ya que ninguno tenía nada que perder.
Entonces, ella se encendió, usó su poder contra mí.
En ese momento, decidimos parar aquella pelea, y darnos una tregua.
Supimos reconocer, el rival digno que teníamos enfrente. Recuerdo la reacción al llegar a casa.
- ¡¿¿Pero hijo mío, ¿qué te han hecho??!
- Calma, papá, es una pelea, no es nada malo- Me senté en el sofá, sacándome el sombrero.
- ¡¡No es verdad!! ¡¡Ha sido esa idiota criada de Alastor!!- Chilló Helsa.
- ¿¿¿Alastor, el demonio radio??? ¿¿Él te ha hecho esto??- Mi padre estaba muy irritado, nunca lo vi así.
- No, cállate Helsa. Ha sido una pelea con su alumna, papá, no ha pasado nada, nos hemos dado, eso es todo.
-¡¡Voy a hacerlos pedazos!!- Desapareció, y fue a hablar con el rey.
Tal parece, que el rey calmó a mi padre, no sé cómo, pero lo hizo.
Pero al día siguiente, llegaron los problemas, y el rey me llamó a audiencia, con Alastor.
Los ánimos estaban caldeados, demasiado.
- ¡¡Tú, ¡Barón, te avisé si volvías a tocar a mi alumna!!
- ¡¡Quita tus sucias manos de mí, demonio radio! - Estaba dispuesto a matarlo yo mismo.
En medio de aquel infierno, saltó una voz mediadora, quien menos lo esperaba, me defendió: Evelyn.
Cruzó la mirada conmigo, me guiñó un ojo. A pesar de todo, de los golpes, insultos, estaba conectada conmigo, estaba hecha polvo.
Todo, todo cobró dimensión cuando fuimos a rescatar a Alastor. La vi, mirándome de reojo en las alcantarillas. La vi, llevándose los golpes, protegiéndome.
Esa noche, sentí envidia, de lo que tenía a Alastor. Tenía algo que no merecía. Tenía a Evy. Entonces, cuando quedé con ella en el Avernus, me da decidido, a dar el gran paso.
Y lo logré. Conseguí a la mujer más poderosa, e imponente del infierno.
-Bueno, mamá, vamos allá.
En la recepción, la buscábamos a ella.
Y Apareció de repente, con un traje, que me dejó sin palabras, sin duda, era la más bella.
La que más destacaba.
La más elegante.
La más imponente.
Y yo lo sabía.
Todos lo sabían.
Entramos al salón de nupcias, se estaba empezando a llenar, y en la recepción, la busqué, pero ella me encontró a mí.
Estaba preciosa. Deslumbrante. Épica. Hermosa. Bellísima. No sé qué otra palabra la podría describir.
Me dejó en shock, sin poder hablar.
Recuerdo haberme quedado prendado de ella, recuerdo cómo se ruborizó, cuando besé su mano, cómo mis padres se quedaron también sin habla, incluso Helsa, que llegó tarde, me dio la enhorabuena.
- Esta Evy, es…única…- Fue lo que logré decir.
Oía los comentarios de la gente "¿Viste eso?" "Es la hija de Lucifer" "Desde luego está espectacular" "Lucifer dijo algo de que es clavada a Amenadiel"
Estuvo brillante en su trabajo aquel día.
Ni siquiera comió, sólo picoteó algo en la barra de recepción, mientras estaba pendiente de los demás invitados. Lo que dejó a todos de piedra, fue que ella sirvió la comida a su familia, y luego a la mía.
- Cariño…no es necesario…
- Querida, no te molestes, tenéis siervos de sobra- Dijo mi madre amablemente.
- Cumplo con mi trabajo, de la familia, me encargo yo. Si quieren algo, díganmelo, Evelyn Magne a su servicio- Dijo con una reverencia, y se sentó en recepción.
Se puso a picotear, con disimulo, mientras el brujo, miraba la estancia, a unos metros, bebiendo de la jarra de cerveza que ella misma le puso.
"I cant get no…Satisfaction"
Evelyn sonrió al oír la música, y se movía al ritmo de la música, movía sus hombros al compás de la música que tocaba la banda de música, contratada para la boda.
Allí estaba, con esa preciosa sonrisa, moviéndose al compás de la música, bebiendo de su botellín de cerveza, canturreando al ritmo de la música.
La gente miraba a todos lados, extrañados por la música, mientras Evelyn miraba con complicidad hacia su padre.
- ¡Extrañados, es la música de mi Evelyn! - Exclamó el rey, ella sólo sonreía, pero de repente, Lucifer se levantó, y fue a donde su hija estaba, la tomó de la mano, y se puso a bailar con ella.
"Eye, eye, ey, that's what I say…"- Bailaba con su hija, que reía, mientras grababan, con los teléfonos, Lucifer se separó por unos segundos de ella, la besó en la coronilla, y la gente aplaudió, ella besó la mano de su padre, se inclinó, y volvió a su sitio, donde seguía al ritmo de la música, feliz, preciosa como siempre.
Aquel día, demostró quien era. Y yo, he de hacer todo lo posible, para estar a su altura.
- Mamá, voy a estar ocupado estos días, con los preparativos de la boda, si me buscas, llámame, no voy a estar disponible.
- De acuerdo, hijo, no te preocupes, tu padre va a hablar con el rey.
- Deberías hablar con la reina, mamá, para las decoraciones y demás.
- ¿Y el vestido de Evelyn?
- Bueno, ni idea, le preguntaré a ella, parece ser que tiene un gusto para la ropa muy bueno.
- Claro, cielo, creo que Lucifer querrá organizarlo todo.
- Si, mamá, para eso es su padre, yo voy a ver qué puedo hacer por ella, la comida, la seguridad, y la mita de todo esto lo llevo yo.
- Y a mucha honra, querido mío, ¿Quiénes son los padrinos de boda?
Me quedé en Shock.
- Maldita sea, tienes razón, mamá, Lucifer debe ser su padrino… ¿Qué tal si tú eres la madrina, mamá? Hablaré con la reina.
- ¿¿De verdad?? ¿¿Harías eso por mí??- Respondió con brillo en los ojos.
- Claro, madre, te lo debo todo- besé a mi madre en la mejilla, y me dirigí a la puerta.
- Iré a palacio, mamá, luego hablamos.
- ¡Hasta luego mi niño!
La limusina me llevó a palacio, me recibió la reina.
- Bueno, bueno, si es Seviathán. Dime, querido Barón, ¿En qué puedo ayudarte?
- Pues, me gustaría pedirle, que la madrina, fuera mi madre, junto a mi padre, pero a mi madre, le preocupa Evelyn.
- Es lógico, que te preocupes por ella, Harold. No te preocupes. Hablaré con ella. El asunto materno la trae de cabeza.
- Eso es cierto- me saqué el sombrero, preocupado.
- Sé que tiene un vínculo muy fuerte con mi esposo, pero conmigo mantiene las distancias. Debe entender, que la figura más cercana a una madre para ella soy yo.
- Eso es cierto…
- Pero no puedo sustituir a una madre, jamás. Ése es el problema. Y tu prometida tiene la cabeza dura como el granito, Seviathán.
- Tan cierto como su alteza y yo.
- Déjame que hable con ella, Harold. Buen trabajo, Barón. Conociste a una salvaje fiera, y la convertiste en una Magne.
- Más bien ella me cambió, majestad.
- No hay duda, Barón, eso es cierto. Ahora, retírate, debo ocuparme de la boda y de mi hija.
- A sus órdenes-
Me retiré del salón principal, caminando por las enormes estancias de palacio, y me dirigí al jardín.
Escuché una música, varias voces en contrapunto.
"Mama…just killed a man…"
Me dirigí a donde sonaba la música, con un pálpito. Y allí la encontré, leyendo, junto a la tumba de Sombra, oyendo música en su altavoz.
No se percató de mi presencia.
- Hermosa canción, mi vida.
- ¡Oh, Harold, no te vi venir! - apurada, se levantó a saludarme.
- No te preocupes, mi vida…- La besé despacio.
- ¿Qué tal va todo, Evy?
- Pues bien, sabes. Ya se están encargando de todo, no me dejan meter mano a nada.
- Es que debes relajarte aquí, nosotros nos encargamos, por una vez, te toca descansar.
- Tienes razón, Harold.
- Verás, la reina está preocupada. Sabe que no la quieres ver al lado tuyo.
- No es eso, Harold, es que…- Resopló- Verás…no quiero que nadie llegue, y me adopte como a una mascota, ¿Entiendes? Sólo tuve una madre.
- Sin embargo, con Lucifer no tienes ese problema…-añadí.
- No, porque él es mi padre, ¿Entiendes?
- Evelyn, la reina no te considera una mascota, sé que la ves distante, y que estás dolida porque defendió a Charlie a pesar de todo, pero era su hija, ¿Entiendes?
- No. No tengo por qué entender a nadie más, ¿Por qué no me entiende nadie a mí?
- No te pongas nerviosa, cielo. Sólo te pido, que no seas tan fría con ella.
- ¿Fría? ¿La viste acaso? ¡Da miedo su forma de mirarme!
- Vamos, Evelyn, no dará más miedo que Satanás.
- Es que…no es lo mismo…
- Ya lo sé, que no es lo mismo, ella mismo te dijo que podías contar con ella.
- Sí, lo sé, pero…
- Pero nada, Evelyn querida, necesitas, que todos cuiden de ti, ahora dime, ¿De qué linaje desciendes?
- De los Nefilim.
- ¿Y quién es la madre de todos para tu linaje?
- Ella.
- Exacto, no va a sustituir a tu madre, Evelyn, pero por Satanás, sé más cercana a ella, a cambio, ella también quiere estar más a tu lado. Sufre de verte así.
Evelyn se recostó sobre el banco de piedra.
- Te prometo intentarlo, cielo.
- Así me gusta, ahora, si me disculpas, debo irme. Cariño.
Un beso corto, y una caricia en su pelo, me bastaron para alegrarme el día, me retiré a mi limusina, a preparar la boda.
Quería que fuese una boda por todo lo alto. La de Charlie fue espectacular, pero, ¿Ésta? Je. Esperen, damas y caballeros.
Me sonó el Hellphone.
- ¿Sí? Ahora mismo voy.
Al llegar a mi oficina, me encontré a mi padre.
- Padre, ¿Qué sucede?
- Hijo, estuve hablando con el rey, y pensamos en decorar la boda con motivos de ambas familias, los Magne y Los Von Eldritch.
- Estupendo, papá, ¿Todo bien?
- Sí, claro, ya está decidido, pero con Evelyn hay algún problema que otro, como sabes, ella no es ni una Magne convencional.
- Ni una Von Eldritch…- Dije.
- Exacto, y no sabemos qué hacer en algunas cosas, qué vamos a regalarle, qué comida querrá, no sabemos mucho sobre ella, hijo, sólo su linaje.
Me senté en el sillón.
-Bueno, papá, está claro, que no es alguien normal, y de ahí radica su encanto: a Ella le gusta mucho, la comida sencilla. Adora una buena jarra de cerveza, le gusta la soledad, como ves, no es muy sociable, en la boda estuvo tras la barra, menos cuando bebió.
- En eso me fijé, que es muy tímida.
- Exacto, y eso implica no forzarla. Nada de "Ven que te presento" "Ven a hacernos fotos" o "Ven a conversar" Si ella no quiere, no lo hará, pero si ella quiere, será la mejor compañía.
- Entendido, es bueno saberlo, ¿Y la música? Dijo Lucifer en la boda de Charlie…
- Sí, el jazz, el rock, y la música dura le encantan. Es una chica llena de energía.
- Eso dijo el rey, que conocía los gustos de Evelyn, a todo esto ¿Y el traje?
- Pues no lo sé, padre, debe hablarlo ella con quien crea necesario, ahí ya no puedo obligarla a nada, como vimos, tiene un gusto exquisito.
Mi padre tomó una silla y se sentó frente a mí.
- Harold, escúchame, he estado hablando con el rey, y me dijo, que es hora, de que tomes mi puesto.
- ¿Qué? - Dije atónito.
- Hijo, yo me jubilaré, tú representaras a la familia.
Me levanté feliz, y abracé a mi padre.
- Es un gran honor, padre. No te fallaré.
- Eso lo sé, hijo, ahora hablemos de otro tema.
- ¿Cuál?
- ¿Tenéis pensados nombres?
- Pues no…la verdad con todo el ajetreo de la boda, no me he parado a pensar.
- Bueno, es normal, ya pensaréis en algo. Tu madre, dijo que sería buena idea, que fueras a comprar un traje con ella. Te ayudará a elegir el traje de boda.
- Me parece bien.
- ¿Y el ramo de la novia?
- Eso, creo que deberíamos dejar a elegir a Evelyn. Últimamente, siente que la utilizan, padre.
- ¿Por qué, si puede saberse?
- Pues porque, a parte de nuestro hijo, deberá hacerse cargo de los de Charlie, padre. Le cuesta asimilarlo.
- Entiendo, eso debe tenerla desbordada. Mira, haremos lo siguiente, que sólo se preocupe del ramo, y del vestido. El resto corre de cuenta mía y de su padre.
- Gracias, es un detalle de tu parte, papá.
- Harold, dime una cosa.
- ¿Sí?
- ¿Qué tan especial es? ¿Es mejor que Charlie? Por qué Charlie parece tan dulce, y guapa.
- Oh, de eso no hay duda, pero Evelyn, tiene un toque picante y duro, que le falta a Charlie. Además, ya viste, que tiene mucho mundo. Ella, es, especial, no hay día que no me sienta especial al lado suyo. Tiene un equilibrio muy bueno, entre el bien, y el mal.
- De eso no me cabe duda. Estoy orgulloso, maduraste, y ahora te casas, no cabe duda de que Evelyn sabrá apañárselas solita.
- sin duda, a todo esto…se hizo tarde-Miré mi reloj, era la hora del almuerzo.
- Estupendo, ven, vayamos todos juntos a comer fuera, dile a Evelyn que venga.
- Oh, estupendo, ¿Qué tal el hotel?
- ¿Enserio? - Mi padre se extrañó.
- Sí, están muy preocupados por Evelyn, y el restaurante es exquisito, así ayudaremos a Charlie.
- Estupendo, Harold, iré a por los demás, y tú ve a por Evelyn, nos vemos allí en media hora.
- Estupendo, padre, luego nos vemos.
Me transporté de mi oficina al palacio, donde llamaron a Evy.
- La Srta. Magne está reunida, pero la reina insiste en que pase a la biblioteca.
- Gracias.
Pasé, y la vi, hablando con la reina, sonriente, lo cual me decía que la charla con ella hizo efecto.
- Así pues, ve a por lo que te dije a la tienda de Rosie, Evelyn. Y…ah, aquí está el novio.
- Buenas tardes, altezas- Me saqué el sombrero- Evelyn, mi familia te requiere para un almuerzo en el hotel.
- ¿Enserio? Está bien, dame unos momentos, que vaya a mi habitación- Se levantó, se arregló la chaqueta, y para mi sorpresa, y más aún para la reina, la abrazó, y besó su cabeza, suavemente.
- A su servicio, madre de todos- hizo una reverencia, y se fue. Me quedé a solas con la reina.
- Vaya, no me esperaba eso.
- Majestad, aunque no lo parezca, ella os aprecia mucho, y es muy afectiva, sólo que vuestra presencia la intimida.
La reina sonrió.
- No la culpo, es más bajita que Lucifer, y yo soy muy alta, y soy más seria que él, además, ella tiene más afinidad con mi esposo, pero la veo distinta, ¿Qué le dijiste, por Satanás?
- Oh, bueno- Pasé la mano por el interior de la copa del sombrero- Una pequeña charla razonable. Eso es todo.
- Me parece estupendo, ¿Cómo van los preparativos, Harold?
- oh, bien, alteza, sólo que quieren saber nombres, y sería una estupidez, si no sabemos si es niño, o niña, ahora lo primordial es la boda.
- Cierto, querido, cuida de Evelyn, por favor.
- Así lo haré, alteza.
- No quiero decir nada en público, pero la otra vez lloraba como niña pequeña asustada. Que un ser con ese poder en su interior llore, no es buena señal, el miedo es algo que nos atrapa en una jaula, está soportando un peso que nadie más podría aguantar. Ayudémosla, o se derrumbará, como castillo de naipes, Seviathán, hazme el favor, y ayuda a Evelyn en todo, cuida de mi hija.
Ese "cuida de mi hija" Me dejó helado, pero entendí a la perfección.
- Así se hará, alteza- Me sonó el teléfono, era Evelyn, me esperaba fuera.
- Debo irme, hasta pronto, alteza.
- Hasta pronto, Seviathán.
Me despedí con reverencia, y al salir fuera, me di cuenta de que llevaba la ropa parecida a la de la boda.
- ¿por qué te gusta tanto ese modelito?
- Porque es la ropa de mi padre Amenadiel.
- Oh, eso lo explica todo, bandida- Toqué su naricita, mientras sonreía.
- Entra, mi vida, vamos a comer con la familia, al hotel.
- ¿Al hotel? - Preguntó extrañada.
- Claro, cielo, la última vez lloraban todos asustados, preguntando por ti.
- ¿Es una broma?
- No, Evelyn, eres muy importante para muchos, cariño.
Llegamos al hotel, y entramos, cuando la vieron llegar, se corrió la voz como la pólvora.
- ¡Eve! ¡Ha vuelto! - se escuchaba por los pasillos, aparecieron Vaggie, y Angel Dust.
- ¡¡Evelyn!! ¡¡Qué alegría de verte sana y salva!!- Vaggie la abrazó con fuerza, lloraba de emoción.
- Eh, eh, no llores, estoy vivita y coleando, ¿Ves?
-Sí…Alastor y Seviathán nos contaron todo, ¡Casi morimos del susto! - Respondió secándose las lágrimas
- No te preocupes, eh, estoy bien.
- ¡Pero bueno, rellenita mía, qué susto me diste! - Angel Dust, con movimientos exagerados, la abrazó.
- Hola capullito, me alegro de verte tan afeminado como siempre.
- ¡Nos tenías muy preocupados, mi rellenita!
- Estoy bien, no te preocupes, eh
Llegó mi familia, Vaggie los atendió, y vinieron a Saludar a Evy.
- Evelyn, querida, ¡Qué elegante vas! ¿Y esa ropa?
- Una ropa en recuerdo a mi antecesor, Amenadiel.
- Es importante honrar a la familia, bien hecho, cielo- Dijo mi madre.
Se acercaron más huéspedes del hotel, a saludar a Evelyn.
"¡Evelyn! ¡Está viva! ¡Evelyn, qué alegría"
- Gracias a todos por preocuparos, ahora toca portarse bien, y hacer caso del personal del hotel, ¿eh?
"Si, sí, no se preocupe, Srta. Magne, no se preocupe" Una multitud, se agolpaba alrededor de ella.
- Cielo, parece ser que la aprecian mucho- Murmuró mi madre.
- Claro, mamá la quieren mucho.
- Bueno, Evelyn, mi vida, debemos irnos, ¿Sí?
- Claro, Seviathán, chicos, me largo a comer, portaos bien, y ánimo.
- ¡Gracias, Srta. Evelyn, para lo que sea, ¡Estamos aquí!
-Bueno, síganme por aquí, por favor- Vaggie nos llevó al comedor, donde nos puso en la mejor mesa.
- ¡Helsa, no te vi! - Helsa abrazó a Evelyn.
- Si vuelves a dar ese susto a mi hermano, te mato yo misma
- ¡Helsa! - Grité sorprendida. Evelyn tomó a Helsa del hombro, pegándola a ella.
- Esta loca perdida que tienes de hermana, me va cayendo bien, ¿Sabes?
Mis padres se morían de risa.
- Oye, Harold, ¿Le dijiste que va a ser tía?
Helsa me miró sin decir palabra.
- ¿Estás de guasa, enana? - Dijo con incredulidad.
- No, cielo, no le dije nada.
- ¿Enserio? ¿De verdad?
- Así es, canija- Respondió Evelyn.
- ¡¡¡Ay!!! ¡¡Voy a ser tita!! ¡¡Podré enseñar a mi sobrinito, o sobrinita a vestirse, a ir de compras!!- Daba saltitos.
- Madre mía…no sé si es buena idea…- Dijo divertida, nos echamos a reír todos. Ella se sentó.
- Bueno, Evelyn, ¿Cómo llevas todo? ¿Lo de la boda?
Helsa me volvió a mirar.
- Hermanito, ¿Qué esperabas a decírmelo?
- Ha sido todo muy rápido, y tú no estabas, hermanita, eso te pasa por andar más fuera de casa que dentro- Dije con sarcasmo.
- ¿¿Y has elegido ya traje?? ¿¿Las flores?? ¿¿Puedo ayudar en algo??- Helsa estaba tan entusiasmada, que sorprendió a todos.
- Bueno, luego he de ir a ver a Rosie…si quieres venir…
- ¡Oh cielos, me encantaría! - Abrazaba a Evelyn, que me miraba con cara de extrañeza.
- Vale, vale, despégate, encanto, me das calor, ¿Sí?
Evelyn se sentó, y se relajó.
- ¡Bueno, parece ser, que poco tengo que hacer en la boda, ya que mis dos familias se encargan! - Dijo amablemente.
- Es lo mínimo que podemos hacer por ti, querida- Respondió mi padre.
- No es para tanto, Lord Von Eldritch.
- Siempre tan modesta, cariño, oye, Evelyn- preguntó mi madre.
- Dígame. Lady Von Eldritch.
- Ese negro del brazo, ¿Hasta dónde llega?
- Pues, desde la base del cuello, hasta donde ven.
Interesante. Dime, Nos gustaría saber más de Amenadiel.
-Déjenme preguntar.
Tomó el teléfono, y escribió un poco.
- ¿Por qué preguntas, cielo? - Me mataba la curiosidad.
- Porque debo hacerlo, es asunto de estado, ¿Sabes?
A los segundos, timbró el teléfono. Lo miró y sonrió.
- Bien, señores Von Eldritch, era mi antecesor, y desciendo de él, junto con Lucifer, mi padre. Por eso llevo esta ropa, era la que él llevaba.
- Ya veo, cuéntale a mi hija, algo más de tu linaje.
Evelyn bebió un poco de agua, y miró a Helsa.
- ¿Qué quieres saber?
- ¿Yo? Es cosa de mi madre. No me interesan esos bichos.
-Esos bichos, lucharon codo a codo con tu rey, y eran unos seres tan poderosos, que hacían pedazos a los exterminadores. Ya no quedamos muchos, estamos casi extintos, somos una rareza, Helsa- La miró con expresión decidida.
- ¿Y cómo es que tú eres tan enana? - Preguntó con sarcasmo.
- Pues porque Amenadiel y yo somos de lazos directos con Lucifer, canija, somos los más bajitos, por eso.
- Parecéis tapones, es por eso que no tienes estilo- Se adecuó el pelo, presumida.
- Helsa, te estás pasando.
- Ah, el estilo no está ligado al tamaño, los mejores perfumes, vienen en frascos pequeños. Si tu sangre está ligada al Leviatán, bestia de las aguas, ¿A qué está ligada la mía? Adivina…-
No sé cómo lo hizo, que logró que sus ojos brillaran, volviéndose como dos brasas.
- Evelyn, cariño…- Dije algo asustado.
- ¿Sí?
- ¿Por qué no hablas un poco más sobre ti? Cosas que no sean de palacio.
Evelyn me miró, hizo una mueca con el labio.
- Pues, como ven, sólo soy una chica más, me gusta la música, me gustan los animales, estar en tranquilidad con Noche en el jardín, tocar música junto a Lucifer, canta muy bien, ¿Saben?
- ¿Enserio? Lo tenía entendido, pero nunca canta en público- Preguntó mi madre.
- Tiene una voz armoniosa, la verdad- Dijo bebiendo agua.
- Y dime, Evelyn, ¿Cómo era tu vida antes de todo esto? - Mi padre saltó al ataque.
- Mala…muy mala…hasta que cambió.
- Y damos gracias a Lucifer, por haber cambiado eso- dije, para cambiar de tema.
- ¿Y no estudias? Mi hermano y yo hablamos muchas lenguas.
- ¿Cómo cuáles? - Preguntó Evelyn, llevándose comida a la boca.
- Hablamos alemán, francés y español.
- ¿ du sprichst Deutsch? - Respondió Evelyn. Nos quedamos todos atónitos.
- ¿Evelyn? - Dije sin habla.
- ¿Qué? - Respondió divertida.
- No dijiste que sabías hablar alemán.
-No preguntaste- dijo riéndose.
-Bueno, bueno, Harold, enserio, me alegro por ti, sabes Evelyn, no veíamos a Harold con novia, menos casándose. Pero llegaste tú, todos los días hablaba de ti, cuando llegaba a casa.
- ¿Enserio?
- Sí, mi hijo siempre decía "Evelyn ha estado hoy conmigo" "Ha hecho esto, o lo otro" no había día que no hablara de ti.
Evelyn me miró y me puse colorado. No esperaba eso.
- No esperaba eso de mi niño, todos los días era un gamberro, y míralo ahora, va a casarse, ¡Y a ser papá!
Evelyn aguantó la risa, mientras miraba a otro lado.
- Mamá, para un rato, me estás poniendo en apuros…
- ¡vamos, cielo! ¡Estamos muy orgullosos de ti! - Me pellizcó la mejilla.
- ¿Y dónde está tu familia, Evelyn? - Helsa quería chincharla.
- En palacio.
- Sabes a qué me refiero- La miró con malicia.
- ¿quieres saberlo? Bien. Mi padre y mi hermana tienen un pasaporte al último círculo del infierno, y mi madre está muerta. Pero hace tiempo, que decidí pensar, que mi familia la crearía yo, que mi familia sería quien yo quisiera, quien yo eligiera. Porque te diré una cosa: familia no es quien engendra, si no quien cría, quien educa, quien quiere, ama, y respeta. ¿Crees que Lucifer, y Lilith no son mi familia? Cree lo que quieras. Yo sé quién es mi familia, quién es mi padre, quien me quiere, y quien me respeta. Eso es lo importante. Da igual, dónde naces, o de dónde seas, no importa cómo empieces tu vida en el mundo; lo importante es cómo vives tu vida en él. Eso es lo que importa. Al fin y al cabo, la sangre, me ha llamado, y aquí estoy. No olvido quien soy, ni de dónde vengo, no sé a dónde voy, pero sí con quién. El camino, se hace al andar. Nadie es dueño de su destino, a no ser que se lo forje con sus propias manos, Helsa Von Eldritch. Una vez el rey me preguntó quién era, ¿Sabes que le dije?
-No…
- Soy La Guardiana de mi linaje, profana centinela, la que mira, la que vigila, la que nota, rastrea, siente, huele, la que protege el linaje Magne, guardiana del infierno, la que fue al mundo de los muertos y volvió, descendiente de Amenadiel, hija de Lucifer, del Linaje de Los Nefilim. ¿Sabes qué hizo?
- dímelo tú…
- Me mató, y colocó una corona de clavos luciferinos, en mi frente, y me amarró con cadenas. Hasta que aprendiera a admitir quien soy, no me soltó de las cadenas que me puso. Sólo yo, pude librarme. Sólo yo, forjo mi camino. ¿Es suficiente para ti, Helsa Von Eldritch? ¿Soy lo suficientemente buena para tu hermano? ¿O seguirás escondiéndome de la mirada de tus amigos, para no decir que soy adoptada de Lucifer? - Dijo con una amplia sonrisa, mientras todos callábamos.
- Sólo te digo una cosa: no hagas llorar más a mi hermano como la otra noche- Dijo Helsa desafiante.
- Prefiero que el llore, antes que llore tu madre, tu padre y tú. ¿Crees que iba a dejarlo sufrir a posta? No soy tan fácil de rajar, Helsa. No te preocupes, tu hermano no llorará más por nadie. Ni yo tampoco, juré defender a mi familia, y eso haré. Respira tranquila, Helsa, tu hermanito será el más feliz del infierno. ¿Hay trato? - Extendió la mano, negra como la noche, sonriendo, con esos ojos anaranjados, que la dejaban sin hablar.
- Hay trato, Evelyn Magne- Estrechó la mano negra de Evelyn, con una mueca de asco.
- ¡Qué asco de mano, Evelyn! – corrió a limpiarse la mano.
- ¡Helsa! ¡Esos modales! Perdónala, Evelyn, por favor.
- Claro, no hay problema, no me preocupa- rió amablemente.
- Querida Evelyn, eres una caja de sorpresas, ¿Qué harás ahora, que no puedes patrullar? - Preguntó mi padre.
- Oh, bueno, el palacio es muy grande y Lucifer se aburre.
-Estupendo, querida, seguro que estarás ocupada.
- Eso espero.
Evelyn, cariño, ¿Puedes venir conmigo? Quiero que Elijas los postres, están en el mostrador.
- Claro- Se levantó- Si me permiten, eminencias- Se levantó con elegancia, eligió los postres. Me acompañó al mostrador, donde nadie nos veía.
- ¿Sí, mi amor? - notó mi nerviosismo.
- Querida…No me dijiste eso…dime una cosa… ¿Qué soy para ti?
Evelyn me miró con ternura, me acarició el rostro.
- Eres todo, para mí. Eres mi familia.
La tomé por la cintura, y la besé en el hall.
Volvimos, a donde estábamos sentados, y ella sacó una foto, y miró a mis padres.
- Les presento a mi antecesor, Amenadiel- Sacó una foto, y mis padres se quedaron mirando la foto, y luego a ella.
- Ciertamente, te pareces, querida. Sois dos gotas de agua.
- Eso es porque es mi padre.
Mi madre miró a Evelyn.
- Querida, ¿No eres la hija de Lucifer?
- Claro que soy su hija adoptiva, pero mi verdadero padre es Amenadiel, el pidió a Lucifer que me cuidara.
- Magnífico. Amenadiel era un ser extraordinariamente fuerte. No me extraña que hayas salido como él, felicitaciones, querida, vas a unirte a la familia del Leviatán. De vuestra unión saldrá un lazo de sangre fuerte, como jamás vimos- Añadió mi madre.
- No me cabe duda, pero no me fijé en Harold por el poder. Me fijé en él. En su personalidad. No me fijo en el exterior de la gente. Me fijo en el interior de la gente.
- ¿Así que me vas a decir ahora que mi hermano no es guapo para ti? - Dijo Helsa riéndose.
- No, Helsa, yo no he dicho, sólo digo, que no soy de las que van por del poder, o el dinero, o status, que son los elementos con los que tú te mezclas. Guapo es un rato, mucho más que el radio demon, ¿No crees?
Me puse colorado, sin saber qué decir, Evelyn parecía otra.
- Helsa, sé que no gusto a muchos. Pero ése es su problema, NO EL MÍO. ¿Por qué no dejas ya está tontería, y me acompañas a ver a Rosie, ¿eh?
- ¿Enserio? - Helsa se cruzó de brazos.
- Claro. No voy de broma, necesito una segunda opinión, y creo que tienes buen gusto. ¿Sí?
- Al menos coincidimos en algo, Evelyn- Dijo Helsa.
- Exacto.
Se escucharon de fondo, susurros.
"La reina" "Es la reina"
- Evelyn se giró, y en efecto, la misma reina se presentó en el hotel. De improviso.
- Les ruego me perdonen. Debo atender a mi madre.
Todos mirábamos a Evelyn, a unos metros, pero se oía lo que decían.
- Alteza, No os esperaba aquí.
- Este hotel es mío, Evelyn, puedo venir cuando me plazca.
- Por supuesto, majestad.
La reina miró a nuestra mesa.
- Evelyn, querida, ¿Te decidiste ya?
- Sí, alteza.
- ¿Y bien? ¿Madurarás en ese aspecto, o seguirás siendo una niña?
A todos nos confundieron esas palabras.
Evelyn, se rascó la cabeza, y miró a la reina.
- Necesito tu bendición, madre.
La reina sonrió, e inclinó levemente la cabeza.
-Evelyn Magne, la tienes, ahora vuelve con los tuyos, y esta tarde estaremos en Rosie's.
Evelyn no dijo nada, solo hizo esfuerzos, para aguantar sus emociones, y besó la mano de la reina, ante la mirada de todos, que posó su mano sobre la cabecita de Evelyn.
- ¿Ves? Eso es respeto por una madre- Mi madre lanzó una mirada a Helsa.
"Vaya, sí que respeta a la reina" "Yo cuidaba a sí de mi madre" "yo añoro a la mía"- Susurraban los huéspedes. Evelyn se giró a mí.
-Ya podemos hablar de la madre Magne.
