¡Hola a todos!, luego de algunos meses de trabajo en conjunto con mi lector beta, finalmente podemos presentarles a ustedes esta adaptación de la talentosa escritora Victoria Wittaker la trama es de ella, yo solo hice algunas correcciones de ortografía y redacción de su historia original, para que se adaptara a el mundo de Inuyasha el cual pertenece a nuestra querida Rumiko Takahashi.

No olviden visitar la historia original de Victoria, el enlace estará en mi perfil

Estaré publicando dos veces a la semana lunes y viernes esta emocionante y hermosa historia.

Siendo fiel a lo que ponía Victoria, tengo en una pagina de Facebook las imágenes de los capítulos (Cosas que destacan de los capítulos, y no todos tienen imágenes) la dirección esta en mi perfil

Algo que siempre hago en lo que publico es nombrar a los 5 Países que más leen esta historia

Puesto # 5 – Venezuela

Puesto # 4 - Brasil

Puesto # 3 – España

Puesto # 2 – México

Puesto # 1 – Estados Unidos

35 – Mi Bello durmiente

A mediados de noviembre, me fui de compras con mi nueva y reluciente tarjeta de crédito (Con cupo ilimitado). Onigumo me la regalo una vez que se terminó mi castigo, fue mi regalo atrasado de cumpleaños.

Compre ropa muy diferente a la que solía usar. Como minifaldas, vestidos ajustados, blusas con las que pudiera lucir mi nuevo escote, pantalones ajustados, zapatos y botas con tacón.

También compre pijamas. Unas lindas y coquetas, pero abrigadoras y otras algo más reveladoras, para mis encuentros secretos. Aun no pasábamos de las caricias y los besos, pero quería verme bonita.

Tuve que comprar sostenes en una talla más grande; mis senos no eran muy grandes, pero si más que el año anterior. Ahora era 34B.

Toda la ropa, la compre pensando en Inu y en la cara que pondría al verme. Que era la misma que ponían mis compañeros de clase últimamente.

¿Pero para mí ellos eran... cómo decirlo con honestidad, pero sin que suene cruel? No los veía como hombres en sí. Solo eran personas. No veía sus ojos, sus labios, sus músculos. Solo veía los ojos, los labios y los músculos de Inuyasha.

Guarde algunas de las viejas prendas de ropa que me quedaban ajustadas, pero que se veían bien en mis nuevas curvas. Las cuales adoraba.

Mis abuelos Yue y Kirinmaru, me invitaron a pasar las vacaciones de navidad en Suiza. Me moría de ganas de ir, pero no ver a Inu por dos semanas me daba un no sé qué. Claro que no extrañaría a Onigumo ni a Joka y extrañamente tampoco a Sango y a Miroku. Solo a él y nada más que a él.

Por la mañana cuando me estaba alistando para ir al aeropuerto, Inu entro a mi habitación por la puerta compartida.

Feliz navidad! - puso en mi mano la cajita característica de Tiffany's.

Inu... que hiciste?

Es solo un regalo. - se encogió de hombros.

Qué es? - me mordí el labio,

Algo sin importancia.

solté el lacito blanco y abrí la caja.

Era una pequeña manzana hecha de diminutos rubíes y la parte de la hoja tenía Esmeraldas.

Algo sin importancia? - enarque una ceja - Es Tiffany's!

Te gusto?

Me encanta.

Tomo mi mano derecha y coloco el brillante dije, a un lado del pequeño Lobo de cuarzo.

Gracias - me colgué de su cuello y lo besé. - Yeti ya no crezcas, cada vez que te beso, termino con la columna lastimada.

Me cargo para que no me lastimara el cuello y la columna.

Porque una manzana?

Porque ahora no solo es tu fruta preferida, sino que ahora representa el fruto prohibido. Tu misma dijiste que esto era algo prohibido.

Y tal como lo hizo Eva, ahí voy de desobediente, sin importarme las consecuencias. - concluí.

Esquiar en los Alpes Suizos fue indescriptible. La vista, ah la vista! Era tan hermosa, maravillosa. Hasta ese momento no había visto nada más hermoso que eso. Pero no veía la hora de regresar con aquel lindo jugador estrella, del equipo de básquetbol.

Cuando regrese por fin a casa, ya eran las once de la noche. Era el tres de enero, unos días antes de entrar a la escuela.

Deje mis maletas y me quite las botas para que no se escucharan mis pasos. Abrí mi puerta y giré la perilla de la de Inu. No tenía el seguro puesto.

Sin hacer ruido entre a su habitación. Estaba dormido. Sonreí al verlo dormir, roncando con suavidad.

No, los paisajes de Suiza no eran hermosos, lo era el chico que ahora estaba viendo dormir, como una acosadora.

Me quite el abrigo, la bufanda, los guantes y el suéter, me quede en pantalón y blusa. Me metí bajo las cobijas, junto a él.

Sintió mi presencia y me estrecho entre sus brazos, aun dormido.

Cual príncipe en un cuento de hadas, bese sus labios, para que despertara del profundo sueño y así romper el hechizo, de mi prolongada y navideña ausencia.

Abrió los ojos sorprendido.

Feliz navidad... atrasada. - murmure acariciando su rostro.

Feliz año nuevo - beso mis labios.

Te extrañe.

Y yo a ti. - me beso de nuevo mientras me daba la vuelta, para quedar yo arriba.

Te quiero, Inuyasha.

Y yo te quiero más.

Su lengua sabia aún más deliciosa que antes. Estuve tentada a quitarle la camisa y tocar sus marcados brazos, pero si él se despojaba de su ropa, yo también lo haría y no estaba segura de donde iríamos a parar. Aun no era el momento.