Había querido escribir antes, solo que tuve un pequeño accidente y mi mano se daño y tuvieron que poner un yeso, entonces me era prácticamente imposible hacerlo, me lo han quitado hace 5 días y me he puesto a escribir en cuanto pude. Espero les guste este capítulo y espero poder subir el siguiente en día de mañana, aunque si mano me lo permite sera hoy mismo mas tarde. Gracias por leerme.


Capítulo XXXV: Feliz cumpleaños

Apenas estaba por entrar en el sueño cuando sintió el galeón arder en su mano, se levantó de golpe y de inmediato puso el Muffliato en su puerta. Su corazón se sentía realmente paralizado. Cuando sostuvo el espejo frente a sus ojos pudo verlos, estaban intactos, eso la tranquilizó en demasía. A los pocos segundos de tenerlos frente a ella comenzaron a cantar al unísono:

-¡Cumpleaños Feliz, cumpleaños feliz, feliz cumpleaños querida Hermione, feliz cumpleaños a ti!

Su corazón se derritió y una sonrisa gigante se dibujó en su cara a la vez que unas lágrimas brotaban de sus ojos. Cuando pudo verlos un poco mejor vio que tenían un pequeño pastel con una solitaria vela y sus ojos lloraron un poco más:

-No estamos contigo Hermione, pero no tendrás dificultad en aparecer un pastelito ¿cierto?

Ella solo respondió a Ron con una sonrisa y con un movimiento de su varita ya tenía un pequeño muffin con una solitaria vela.

-Pide un deseo Hermione.

Cerró sus ojos y pidió que esa guerra mágica no durara más tiempo, pero en el fondo de ella pidió por Malfoy, por poder pasar una noche con él.

Cuando abrió los ojos los tres soplaron las velas. Y solo sonrieron, era un cuadro realmente hermoso. Por esos minutos se olvidaron de la guerra, de que estaban a kilómetros de distancia, porque ahí frente a esos espejos se sentían realmente cerca.

Procedieron a comerse los pastelillos y por fin hablaron del Horrocrux:

-Pero díganme chicos ¿qué ha pasado con la sala? ¿Lo encontraron?

Ron sacó una pequeña daga con empuñadora de plata y una gran piedra de color amarillo justo en el centro.

-Si Hermione, es esta, suponemos que debió pertenecer a Hufflepuff, por el color de esta piedra, y también creemos que la piedra es realmente el Horrocrux.

Ron lo dijo tan orgulloso, que su corazón solo se infló de orgullo también.

-Es preciosa, lástima que tengamos que destruirla. ¿Fue difícil conseguirla?

-No, para nada, la sala estaba exactamente en el lugar donde dijo Ron que estaría.

Hermione puso ver la cara de orgullo que puso Ron. Y ella no podía dejar de sonreír.

-Salimos de nuestra habitación y nos dirigimos a la isla, fue difícil conseguir alguien que nos llevara, no trajimos escobas, pero encontramos un hombre que nos llevó por lo equivalente a 5 galeones. Cuando llegamos la isla estaba prácticamente sola y en penumbras, nos metimos debajo de la capa y recorrimos los alrededores del templo para asegurarnos que no hubiera nadie, y en efecto el templo estaba vacío, solo lo cuidaba el velador. Pero lo dormimos con los mismos pastelillos que le dimos a Crabbe y Goyle en segundo año. Esperamos unos segundos y se quedó totalmente dormido.

Entramos al templo y nos quitamos la capa, recorrimos los pasillos, por la noche son más imponentes que durante el día, se sentía la magia en ellos, es verdad que la magia deja huella siempre, tal como me dijo el profesor Dumbledore. Durante todo el camino los dos solo íbamos pensando en el Horrocrux, y al ir avanzando, justo en el sitio donde Ron había dicho, una puerta se materializo, era justamente como las demás del templo, pero no tenía cerradura de ningún tipo, solo estaba marcada con la marca tenebrosa, por eso supimos inmediatamente que era esa, llevamos todo lo que nos recomendaste, pero no fue necesario usar nada, hablé en pársel y la puerta se abrió, rechinó demasiado y temimos que el velador escuchara, pero no pasó nada. Un olor a humedad mezclado con polvo y moho llegó a nuestra nariz y entonces supimos que era verdad lo que tu suponías, nadie había entrado a esa habitación desde que Voldemort dejó ahí el Horrocrux.

Entramos y había demasiados objetos, en verdad demasiados, ahí en esa sala parecía un museo, había estatuillas de serpientes y otros animales. También había varias varitas y otro juego de ajedrez, pensamos que debíamos jugar de nuevo, pero no fue necesario, no sé cómo puedo explicarles pero el Horrocrux me atrae a él, ha pasado con todos los demás, pero con este en específico fue más fuerte, estaba en el centro de una pared en un pedestal, levitaba, y dudamos en tomarla, pero Ron la tomó sin más y no pasó absolutamente nada.

Ron guardo la daga y salimos como si nada. No hubo necesidad de volver a usar la capa. El sujeto que nos llevó a la isla dijo que no podía esperarnos pero que volvería por nosotros en 2 horas, no estábamos seguros de que volviera, pero lo hizo y ahora estamos de nuevo en nuestra habitación.

Ella había escuchado con atención cada parte de la historia y su corazón había descansado realmente al ver que los dos estaban intactos y que habían cumplido la promesa de estar bien.

-Lo han hecho totalmente bien, me alegra que esta vez no haya sido tan difícil, y que no se tuvieran que poner en riesgo.

-¿Cómo está todo en Hogwarts Hermione? Aquí no podemos saber mucho, no quisimos que las lechuzas nos trajeran El profeta para no levantar sospechas.

¡Demonios! No tenía ni idea de cómo estaban las cosas en Hogwarts!

Sabía que Snape era el nuevo director y que las cosas en Hogwarts evidentemente habían cambiado, pero no sabía que tanto.

-Pues con Snape las cosas cambiaron, pero McGonagall sigue aquí entonces es reconfortable saber que ella no nos dejara solos. Pero no salgo mucho de la habitación. Apenas comenzaran los entrenamientos con el nuevo Ejército de Dumbledore.

En verdad no le gustaba mentirles a sus amigos. Pero no podía decirles la verdad.

-Nosotros vamos a volver ya.

-¿Tan pronto?

Eso en verdad la había tomado por sorpresa. Desde un inicio esperaba que no tardaran mucho en lograr su cometido, pero no pensaba que durarían tan pocos meses.

-Sí, no tenemos ni una pista de donde pueden estar los demás, es más ni siquiera tenemos idea de si quedan más o no y es igual esperar en Grimmauld Place o aquí. Y Harry ya ha gastado muchos galeones en el hospedaje.

-Ese no es problema Ron. Pero tiene razón en lo demás Hermione, no tiene caso quedarnos aquí, mañana partiremos a Grimmauld Place, puedes pasarte por ahí si quieres.

Su estómago se ensancho y encogió de alegría, habían pasado unos meses pero realmente extrañaba estar con ellos. Sus ojos comenzaron a llorar de nuevo y su sonrisa se hizo un poco más grande.

-¡Claro que si chicos! Me muero de ganas de verlos, quiero decir en persona.

-Nosotros a ti también Hermione, te mandamos un abrazo de cumpleaños gigante y te avisamos cuando vayamos a partir de aquí. Ahora debes dormir, descansa.

-Ustedes también, descansen, lo han hecho realmente bien. Buenas noches.

Los tres se despidieron con una sonrisa de oreja a oreja. Ella quito el Muffliato de la puerta, guardo el espejo y se recostó sintiendo un licuado de emociones en su estómago.

Sus amigos regresaban sanos y salvos.

Eso la ponía feliz, pero tenerlos tan cerca podía ser contraproducente para guardar el secreto de que desde hacía meses vivía con Malfoy bajo el mismo techo, y no solo eso, sino que ya había aceptado que lo quería y eso a ellos no les iba a gustar para nada.

Pensó en las posibles reacciones que tendrían los dos al enterarse y poco a poco sus ojos se sintieron pesados y se quedó dormida.


Se había levantado temprano como de costumbre, se duchó, se puso un pantalón negro y una camisa color vino. Ya casi no tenía ropa limpia de nuevo. Tenía que pedirle a Granger que lo ayudara de nuevo a lavarla. Se puso su perfume y salió a desayunar.

Cuando entró a la cocina vio que en la mesa a parte del desayuno habitual había un pastel de cumpleaños con velas y todo.

El no cumplía años.

Granger, era cumpleaños de Granger.

Una sonrisa vino a su cara y se sintió realmente patético pero no le importó. Pensó en los cumpleaños pasados, cuando la había visto celebrar con sus amigos, todos le daban regalos, y siempre había un pastel y muchos abrazos, todos sonreían con ella y ella le sonreía y agradecía a todos.

Siempre había querido darle algo, dejarle algo aunque fuera anónimo, ya lo había hecho en una ocasión aunque ella no se había dado cuenta. Pero no había tenido el valor de hacerlo de nuevo. Y ahora que lo tenía no tenía nada que pudiera regalarle.

De repente de la nada vino a su cabeza la cadena con el animal raro que le había llevado Snape, aunque él no sabía lo que era supuso que a ella le gustaría.

Regreso a su habitación y del fondo de su baúl tomó la pequeña bolsa de terciopelo y la guardó en el bolsillo de su pantalón y regresó a la cocina a esperarla.

No había pasado mucho tiempo cuando ella entro por la puerta y pudo ver como se iluminaron sus ojos y se abrieron como dos platos. Sus labios formaron la sonrisa más bonita que había visto hasta ahora y eso a él lo hizo sentirse inexplicablemente bien. Llevaba puesto un vestido ajustado color beige con detalles color guinda, su cabello esta suelto y llevaba sus botas color guinda. Sabía que no llevaba maquillaje, pero sus labios se veían mas rojos y realmente mas apetecibles que de costumbre.

¡Por Salazar! Se veía tan hermosa.

-¡Feliz Cumpleaños Granger!

-Muchas gracias Malfoy.

No supo cómo fue, fue tan rápido que solo se dio cuenta que la estaba abrazando cuando ella susurraba cerca de su odio un "en verdad muchas gracias".

-No tienes nada que agradecer Granger.

Ella se separó de él y eso no le había gustado.

-Te has acordado de mi cumpleaños y eso es suficiente para agradecer.

Ahora se sentía un poco mal. Él sabía que día cumplía años, pero en esa casa no se percataba de que día era. El mentía cuando se necesitaba pero extrañamente no podía mentirle a ella.

-No Granger, sé que día cumples años, pero en esta casa y en este encierro no sé cómo pasan los días, me di cuenta que era tu cumpleaños justo hoy, porque había un pastel de cumpleaños en el desayuno.

-Ohhh…

Vio cómo su sonrisa se desvanecía un poco, solo un poco y eso lo hizo sentirse mal.

-No sabía que justo hoy era tu cumpleaños pero tengo algo para darte.

Su sonrisa había vuelto a aparecer y ahora el doble de grande.

-¿Estás hablando en serio? ¿Tienes algo para mí?

Aunque el abrazo se había terminado aún estaban bastante cerca para sentir como su respiración estaba un poco agitada y podría jurar que escuchaba como latía su corazón.

Metió la mano a su pantalón y sacó la pequeña bolsita de terciopelo. Y se la dio.

-Espero que no te importe que no tenga un moño de regalo, siempre me han parecido innecesarios.

Ella había tomado la bolsita y notó que sus manos temblaban un poco.

-No no importa en verdad muchas gracias, es muy bonita.

-Granger tienes que sacar lo que hay dentro…

Era impresionante como se había emocionado solo con una bolsa de terciopelo, en verdad ella era increíble.

-Oh, claro…

Abrió la bolsa y sacó la cadenita con el dije, la sostuvo un momento en sus manos y una lagrima rodo por sus ojos.

-¿No te ha gustado?

-No, no es eso ¿Cómo lo supiste?

No había volteado a verlo, su mirada seguía fija en ese dije que él ni siquiera sabía que era.

-¿Saber qué?

-Lo de la nutria.

-¿De que estas hablando Granger?

-Mi patronus es una Nutria, y tú me has regalado un dije de una nutria.

¿Una nutria? No tenía idea que era una nutria, era obvio que era un animal Muggle.

Ella en verdad estaba demasiado emocionada por el hecho de que ese dije fuera una nutria.

-No sabía que tu patronus era una Nutria Granger, solo supuse que te gustaría.

-Da igual, muchísimas gracias es hermosa. Puedes ayudarme a ponérmela.

No había esperado respuesta, le dio la cadenita y se puso de espaldas a él, levanto su cabello con una mano y el colocó la pequeña cadena plateada alrededor de su cuello y la abrochó.

Cuando se volteo pudo ver lo bonito que se veía el pequeño dije en su pecho.

-¿Puedo verlo?

-¿Ver qué?

-Tu patronus, nunca he podido hacer uno.

Ella no dijo nada solo movió su varita y de la punta surgió una nutria color plateado que comenzó a rodearlo y él solo la veía con mirada maravillada.


Mientras le ponía la cadena, cada parte de ella temblaba, para sus adentros se dijo que no se la quitaría nunca. Haría un hechizo para evitar perderla.

Cuando él le pidió ver su patronus porque él nunca había podido hacer uno, sintió un pesar gigante en su corazón y en su estómago.

Sabía que Malfoy no era la persona más feliz del mundo, pero saber que no tenía un recuerdo lo suficientemente feliz para conjurar un patronus la hizo sentir extremadamente mal.

Se quedó observándolo mientras veía maravillado a la nutria que se había materializado recorrer toda la cocina.

-Puedo enseñarte si quieres.

-Sabes que eso no es posible Granger.

-¿Por qué no?

-No cometas el error de pensar que soy estúpido Granger, por que no lo soy, sé cómo hacerlo, la técnica y como decirlo, tú y yo sabemos porque no puedo hacerlo.

-¿Por qué no puedes Malfoy?

-¡Maldita sea Granger! Tú sabes porqué, no tengo una maldita varita ahora y nunca he tenido un recuerdo lo suficientemente feliz para poder convocarlo.

-Quizás sea diferente ahora.

Y sin más se había acercado y lo había besado. No era un beso como los otros, este era suave y profundo, podía sentir en cada parte de ella como la inundaba una sensación que solo sentía las veces que el la besaba.

El beso crecía cada vez más y más y podía sentir como la respiración de él se aceleraba y como sus manos querían tocarla pero él se resistía a hacerlo. Por eso ella lo ayudo y guio sus manos a donde él quería tenerlas, recorrió sus hombros de una forma extremadamente tierna y bajó a su espalda. Ella hizo lo mismo, recorrió con sus manos su espalda y lo rodeó después.

Sintió como todas las sensaciones y el calor se concentraban en un solo punto, justo por debajo de su ombligo y ella sabía lo que era, quería estar con él, pero no sabía cómo decirlo. Siguieron besándose y acariciándose por unos minutos más.

Llegó un momento en el que él la atrajo más hacia él y pudo sentir como él sentía justo lo mismo que ella, como toda su sangre se había concentrado entre sus piernas, porque ella podía sentirlo, endurecido en su piel. Fue el gatillo que le permitió pedírselo. Corto un poco el beso sin separarse ni un centímetro de él.

-Vamos a tu habitación Malfoy.

-No se bromea con eso Granger, si vamos sabes que es lo que pasara.

-Lo sé, quiero que pase.

No lo tuvo que decir de nuevo, volvió a besarla y la guio a pasos cortos hasta el vestíbulo, escuchó cuando abrió la puerta de su habitación y sus piernas empezaron a fallarle, el calor era cada vez más fuerte en medio de sus ellas, y sentía como todo en ella se hacía más sensible, su respiración era más agitada y su corazón parecía que podía dejar de latir en cualquier momento.

La puerta se cerró y ellos siguieron besándose.

-¿Estás segura Granger?

-Lo estoy, ya no preguntes más.

Siguió besándola y ella sentía como cada vez él estaba más y más excitado y eso a ella le encantaba. Tomó su varita y cerró la puerta, no quería que alguien inesperado llegara, después de dejarla encima del buró se dejó llevar por cada parte de su cuerpo que le pedía que lo siguiera besando.