Es tiempo de concluir la confrontación con un episodio especial (o sea, sin sub-fic), donde hago cierta referencia a otra serie. Para conocer mejor el contexto, les recomiendo ver el capítulo Cómo Opino de Otros Autores, donde se origina todo, además de los capítulos titulados de la misma forma que el presente.
Es tiempo de los saludos, en serio, les agradezco mucho:
-andres888
-regamers10
Como siempre, espero lo disfruten.
En la casa de Shiki Futaki—
Aquella chica llegó a su habitación, con una sonrisa que no podía controlar. Sentía su cuerpo más ligero, porque se quitó un peso que cargó sobre ella por muchos meses.
Shiki Futaki, conocida en internet como 4SeasonsGaming, lo logró por fin. Había vencido cara a cara a su rival de internet, el usuario WATA-MOTE. Como enfrentamiento final, ambos acordaron reunirse en un salón de arcade lo más cercano posible para los 2.
El enfrentamiento fue épico. Ambos jugaron el videojuego musical Pop 'n Music, donde compitieron durante más de media hora en un encuentro de 3 de 5 partidas. Shiki puso todo su empeño en ganarlo, mucha gente se reunió a verlos. El duelo fue reñido, pero el esfuerzo valió la pena y ahora, cansada y recostada en su cama, la chica con cara de emoji sonreía mientras miraba el techo de su habitación.
De pronto, vio la pantalla de su celular y noto una gran cantidad de mensajes. Eran de WATA-MOTE.
—Me escribió —se dijo Shiki—. ¿Serán felicitaciones o excusas del porqué perdió? No me sorprendería lo último.
Pero comenzó a extrañarse, puesto que no tenían sentido aparente. Al leer, se fijó no solo en el extraño contexto, sino que a la hora de llegaron a su celular, todos dentro de su reñido duelo.
—¿Qué está pasando?
—ΜΛΦΛΜ—
Salón de arcade, horas atrás—
«Estoy en la entrada» escribió Shiki en su teléfono y lo guardó en su bolsillo. La jugadora usaba una capucha de un reluciente color celeste y falda complementada con shorts negros ajustados. Había entrenado toda la semana en aquel salón y deseaba ganar aprovechando el conocimiento que adquirió en su práctica.
De pronto, un par de treintañeros apareció frente a ella. A la vista de Shiki, uno era un chico de mirada penetrante, cabello oscuro corto y actitud enérgica y egocéntrica. La otra era una chica de aspecto enigmático, de cabello púrpura, mirada indiferente y vestido muy refinado para un ambiente tan popular como un salón de arcade.
—Los arcade japoneses me traen nostalgia. —dijo el tipo.
WATA-MOTE dijo que usaría boina roja, sweater gris e iría con una amiga. Aquel en frente iba con una amiga y usaba sweater gris, pero Futaki dudaba por la ausencia de la boina roja. Hasta que lo vio en las manos de la chica, ella sostenía algo similar a una boina roja. Ahí, dijo mentalmente:
«No hay duda, es él. Pero esperaba que fuese más joven.»
Shiki se dirigió directo a ellos. Su cara de emoji hizo difícil descifrar sus intenciones a la pareja, quienes se miraron entre sí.
—¿Por qué no jugamos? —Dijo Shiki en una forma provocadora.
El chico, aunque extrañado, sonrió y dijo en sus pensamientos:
«¿Quién es ella? ¿Acaso me reconoció? No sería primera vez, he venido durante el mes y los derroté a todos. Esta chica debe ser muy valiente para desafiarme de esa forma.»
Sin hablar mucho, Shiki les pidió seguirla al juego acordado: una máquina de Pop´n Music para 2 jugadores. La pareja hizo caso sin dudarlo, La de cabello gris se posicionó en el lado izquierdo y su oponente, en el izquierdo
—Por cierto, soy Shiki Futaki.
—¿Ah? ¡Je! Soy Haruo Yaguchi. Y ella es Akira.
La mujer referida, sin cambiar su mirada, levanto su palma a modo de saludo.
—Al fin te conozco en persona —dijo Shiki—. Ahora sabremos quién es el mejor.
«Así que ha oído sobre mí» se dijo Haruo. «Es otra aspirante que le quiere quitar su lugar al campeón.»
—Veamos si eres tan buena jugando como hablando, Shiki Futaki.
Las risas en ambos se revelaron y movieron sus tarjetas de crédito por las ranuras de la máquina. Cuando escogieron la primera canción, Shiki le dijo:
—Compitamos a 3 de 5 partidas.
—De acuerdo. Tengo suficiente crédito en mi tarjeta.
Iniciada la canción, ambos pusieron todo su entusiasmo en ganar. Si bien, la gamer cara de emoji se había familiarizado con los controles, el chico era una bestia en los puntos. Haruo pensó: «Mi especialidad son los juegos de pelea, pero no me complica jugar otra cosa, mientras le demuestre a esta novata quién soy en verdad.»
La de cabello gris se sorprendía de la habilidad de su rival, estaban casi empatados en puntaje y el chico casi no fallaba. La opción que mejor manejaba era ser lo más precisa posible con los golpes y así recibir más puntos.
Para la desgracia de Shiki, la primera partida fue ganada por Haruo, quien celebró con una enorme sonrisa:
—¡Ja! Gané la primera partida. ¿Viste eso, Akira?... ¿Por qué pones cara de que no te importa?
La chica de cabello gris de nuevo tuvo ese sentimiento: cuando jugó NASU y quedó paralizada de su arrolladora derrota, sintió como todo el tiempo dedicado a los videojuegos no sirvió de nada. No obstante, no pretendía caer de nuevo, respiró con sonoridad y reactivó su mente para seguir. «Aún tengo 4 oportunidades de superarlo. ¡No te rindas, Shiki!»
Iniciada la segunda canción, la cara de emoji no perdió tiempo e intentó golpear las bolas con precisión. Haruo hizo lo propio. No obstante, a diferencia de la primera canción, la actual le complicaba acertar, todo por cuestión de memorización. Al no ser un jugador habitual de aquel arcade, Haruo dependía solo de sus reflejos para avanzar, los cuales estaban óptimos al inicio, pero que disminuían de a poco. Eso lo descubrió su rival de cabello gris y le provocó una dicha en su interior.
«Así que te complica la disposición de los botones, ¿eh? Jugar en modo versus no es igual que en individual. Aunque son menos botones, eso afecta a algunos jugadores no habituados.»
La segunda partida fue ganada por Futaki, con una diferencia de puntos reducida.
—¡Rayos! —exclamó Haruo.
«Encontré tu debilidad, Haruo Yaguchi… o debería decir… ¡WATA-MOTE!»
La reñida contienda llamó la atención de algunos de los presentes, quienes armaron una muchedumbre en medio de la máquina. Algunos de ellos reconocieron a Haruo y su acompañante.
—¡Esa pareja ha vuelto! —dijo un chico.
—Y quieren humillar a la chica del cabello gris —dijo otro.
—No lo creo tanto —dijo un tercero—. Se ven parejos.
Durante la tercera canción, ambos estaban parejos y se acercaba un empate, pero un par de errores mínimos del adulto gamer, al no apretar a tiempo las bolas, fueron suficientes para que Shiki se alzara con la victoria. Apenas una decena de puntos los separaban.
—¡Sí! —celebró la jugadora—. ¡Lo estoy logrando!
Akira, la chica silenciosa, miraba a Haruo con enojo y éste le reclamó:
—¿Por qué miras así, Akira? No le ganaré de forma aplastante, como tú quieres. La chica es una excelente jugadora.
Las palabras de Haruo, independiente de su severidad, hacían que Shiki lo viese como un halago y se complaciera.
Para la cuarta canción, ambos pusieron su concentración en no equivocarse. Pero la cara de emoji ya no tenía el éxtasis inicial de tener a su gran rival en persona, sino que se concentró única y exclusivamente en el juego. No así Haruo, quien intentó alcanzar su puntaje, pero acertaba cada vez menos.
«¡No me puede ganar!» mentalizó Haruo. «Si hubiese rechazado jugar acá e ir por un juego de peleas, el resultado sería distinto. ¡Maldición!»
Cuando terminó la canción, nadie lo podía creer, ni los presentes, ni Haruo, ni Akira.
—¡NO! ¡ME GANO 3 A 1! —gritó el rival, sorprendido de la habilidad de Shiki Futaki.
Ese grito sacó a la de pelo gris de su concentración.
—Lo logré… —dijo Shiki, con una alegría creciente—. ¡LO LOGREEEEE!
La jugadora de cabello gris no podía evitar saltar de la felicidad. Esperó aquel momento durante mucho tiempo y por fin logró concretarlo.
Ya más tranquilo y ocultando su resignación, Haruo le dijo a su rival con una sonrisa:
—No hay más que decir. Me derrotaste.
Sin embargo, Akira se acercó a Haruo y le apuntó a Shiki con su dedo índice.
»¿Te quieres enfrentar a ella?
La cara de emoji no entendía lo sucedido. En tanto, la chica silenciosa le tomó del antebrazo al chico. Deseaba tomar su lugar, aunque a él no le gustaba la idea.
—Espera —dijo Futaki—, ¿ella quiere jugar conmigo?
—Reconozco que eres mejor que yo y por eso Akira quiere retarte. Espero estés a su nivel.
—¿A su nivel?
La mujer del cabello púrpura se posicionó en donde Haruo se encontraba, sin siquiera observar a Futaki, su mirada estaba enfocada en la pantalla. La última no podía imaginarse que aquella mujer fuese una jugadora experimentada, a simple vista era más bien una joven acomodada, bien vestida, que por mera casualidad llegó a ese lugar.
«No debo confiarme. Así pensé de WATA-MOTE la primera vez y terminé humillada por subestimarlo.»
Akira le pasó el objeto rojo a Haruo, lo que llamó la atención a Futaki. «Espera, ¿No es una boina? Parece más un gorro… supongo que eso no importa.»
La de cabello púrpura eligió la canción. Shiki pensaba que Haruo, a quien creía era su mayor rival de internet, era mejor que su acompañante. Sin embargo, la habilidad de la nueva rival superaba sus expectativas. Desde el comienzo, Akira golpeaba con toda naturalidad las bolas de colores, era tan precisa que recibía puntos extra, por la cadena de golpes perfectos.
«¿Qué rayos?» Mentalizó la de pelo gris. «¡La mujer es mucho más precisa que WATA-MOTE! ¿Será ella su mentora en los videojuegos? No importa, logré lo que quería y le demostraré que no fue coincidencia.»
A pesar de la dificultad, Shiki por fin venció a quien quería, por lo que sintió calma durante el juego. En su concentración, notó cómo la música iba más lenta, tenía todo el tiempo del mundo para presionar los enormes botones en el momento preciso. Era solo ella y el videojuego, nadie más.
Al terminar, todos se sorprendieron:
—¡Ambas empataron con la misma cantidad de puntos! —dijo un espectador.
—¡Y CASI OBTIENEN EL PUNTAJE PERFECTO! —dijo otro.
Shiki despertó de su estado de flujo y, al mirar la pantalla, descubrió que ese fue el empate más espectacular que tuvo en su vida.
Luego de terminar, la enigmática mujer le sonrió a la cara de emoji y le mostró un pulgar hacia arriba. La última no comprendía el porqué de tal gesto.
—Te está dando las felicitaciones—dijo Haruo, con una sonrisa—, Te considera una jugadora digna, Shiki Futaki. Ambas son grandiosas, cómo las envidio.
El plan origina de la jugadora de cabello gris era celebrar de forma humillante frente a WATA-MOTE, pero a modo de broma, porque sentía que se habían conocido tan bien a través de los videojuegos, que formarían una amistad con naturalidad. Pero algo no estaba bien, aunque ganó, no se quitaba esa sensación de que no logró lo que buscaba. Pero al final, todo lo atribuyó a la inesperada habilidad de su «novia».
Habiendo terminado, la pareja conversó con la jugadora que les ganó.
—¿Vienes seguido por acá, Shiki Futaki? —Preguntó Haruo.
—A veces.
Haruo se mostró entusiasmado.
—¡Bien! Nos cruzaremos otra vez y estaremos mejor preparados para ti. Adiós.
—Adiós a los 2, Haruo Yaguchi y Akira.
Cuando la pareja se fue, la de cabello gris aún tenía esa sensación de vacío, todo alimentado por que en ningún momento mencionó sobre las competencias anteriores. Ya dudaba que aquel jugador extraordinario fuese su verdadero rival, sin embargo, consideraba imposible que se tratase de un colosal malentendido. «Tal vez, era tanta la adrenalina que no pensamos en ello» pensó.
Luego de convencerse que logró su objetivo, formó una notoria sonrisa y abandonó el lugar.
—ΜΛΦΛΜ—
Salón de arcade, en otro punto—
—Me dijo que estaba en la entrada.
Tomoko, quien vestía sweater gris y su boina roja favorita, estaba junto a su amiga Yuu mientras sentía enfado. No era solo el aparente menosprecio recibido, después de darse la molestia de asistir, sino porque en el fondo quería conocer a su rival y entablar una amistad o algo parecido.
—¿Y si se fue a otra parte del recinto, Mokocchi? —le dijo Yuu, tratando de calmar su enojo.
—Eso, quiero saber. Pero el usuario no responde ninguno de mis mensajes.
Fue en esos minutos cuando vieron que la máquina en la que debían competir se aglomeró de personas a su alrededor.
—Rayos —dijo Tomoko—, ya están jugando en la máquina… y hay mucha gente. Tomará una eternidad que la desocupen. ¿Qué caso tiene esperar?
La chica con ojeras, luego de ver la hora en su celular, decidió retirarse del lugar. Yuu, en tanto, miró hacia el público en la máquina para la competencia y tuvo un pensamiento:
—¿Y si tu amigo está entre toda esa gente?
Tomoko volvió a mirar hacia la máquina repleta. Pero en vez de acercarse para comprobar la corazonada de su amiga…
—Mejor vámonos, Yuu.
… Prefirió dar la vuelta y abandonar el salón de arcade. Su principal razón era su latente ansiedad social, lo que le impedía ir hacia donde hubiesen tantas miradas.
—Oh, ¡espera, Mokocchi! —dijo, mientras iba con rapidez al costado de su amiga.
—Lo siento por traerte acá para nada. Pensé que al conocerlo, pasaría algo bueno… no sé por qué lo supuse.
—No te preocupes, hace tiempo no daba una caminata para relajarme. ¿Por qué no vamos por ramen antes de volver a casa?
—¡Excelente Yuu! ¡Tú invitas!
—¿Ah?
—Es broma, yo pago lo mío.
—Ay, Mokocchi… ¿Y qué harás respecto al usuario?
Tomoko sacó de nuevo su celular, centró su mirada en el apodo de su rival unos segundos y, mostrando decepción, mandó un último mensaje.
—Lo que debí hacer la primera vez que me pidió la revancha…
—ΜΛΦΛΜ—
Casa de Shiki Futaki, de vuelta al presente—
«¿Sabes? Me retiro. No sé porque insistes en reunirnos, si ni siquiera te presentas. Ya no aceptaré nada más de tu parte.»
Ese fue el último de los tantos mensajes que WATA-MOTE envió, en el instante de su duelo. Cuando los leyó, la jugadora no podía creer qué pasaba. Se encontró con un gamer que era acompañado de su amiga —que era más su novia—, lo enfrentó y ganó con un esfuerzo colosal.
—Entonces si no era WATA-MOTE…
La cara de emoji, tratando de resolver todo, envió un nuevo mensaje a su verdadero rival, explicando el malentendido y la posibilidad de un nuevo duelo. Y la respuesta recibida fue:
«No»
—Me rechazó… ¡¿POR QUÉEEEEEEEEEEEE?!
