Feliz cumpleaños, Hero. He aquí el primer regalo que te hago para esta fecha tan importante, no lo confundas con lo que hice la primera vez, el clásico Storyshift Charisk que tanto te apasionó hace tantas lunas, porque esto es totalmente diferente.

Debo decirlo, hacer esta historia no fue nada difícil, ya tenía una idea similar para Febrero 14 que no pude hacer, así que desde cierto punto de vista, te doy las gracias.

Alerta: spoilers de "My Promise" y "Animosity". Lemon presente.

Descargo de responsabilidad: Undertale es de Toby Fox, y Glitchtale de Camila cuevas. Yo no soy dueño de nada, salvo de tu alma.

Multiverso.

"Déjalo ir"

Au: Glitchtale.

Pareja: Frisk x Amber.

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-[Fragmento 1: Errores del ayer y hoy]-

El cielo era, por decir menos... un lugar extraño, pero para nada desagradable. Acostado en frente de su hogar con el pasto haciéndole cosquillas en la nuca, Frisk Dreemurr pensaba muchas cosas; ¿sería este el Edén del que tanto hablaban en la biblia?, ¿por qué había terminado yendo allí pese a los errores de su pasado y los pecados que antaño escalaron su espalda?, al menos esas eran las dudas más importantes entre todas.

Suspiró, dejando el calor de su aliento desaparecer en el aire.

"¿Pasa algo, tesoro?"

La voz de su compañera le sacó de sus pensamientos. Amber Lightvale descansaba encima de su cuerpo observándole con un rostro de preocupación propio de su naturaleza. Aún luego de haber vivido solamente dos años juntos, la usuaria de Integridad y amabilidad ya le conocía perfectamente, lo suficiente como para saber que no se encontraba bien.

Sus cejas arqueadas demostraban su ternura que tanto le gustaba. A ella no le gustaba ver a su novio pensar demasiado, pues contrario a ella, todavía tenía múltiples lazos emocionales que le ataban a su vida pasada.

Tal vez fue por el rasgo verde que olvidó -y de cierta forma, perdonó- todos los errores de su familia y quienes la rodearon hacía tantos milenios, pero con el tiempo había aprendido que Frisk no era esa clase de persona: tenía una gran carga sobre sus hombros, que había estado tratando de aligerar todo este tiempo, aparentemente con poco o casi nulo éxito.

Era obvio para este punto que no le diría nada, así que simplemente sonrió cambiando la posición, arrastrando sus piernas hasta que se sentó encima de su pelvis. Sus brazos le rodearon la cabeza, apegándole a su pecho como si quisiera acunarlo. Determinación tercero cerró sus ojos, sintiendo el calor radiando del pecho de la peliazul, mezclado con su tacto y su suéter.

Bump bump... bump bump

Era relajante, pero al mismo tiempo también le hacía sentirse culpable.

Amber había sido tan buena con él, si no fuese por ella, estaría solo. No dudaba de que Alphys y Sans estuviesen en alguna parte, pero el "Otro lado" era gigantesco, la única razón por la que consiguieron hallarse era producto del lazo que compartían sus destinos: ella la vasija y él el mártir. Fuera de eso... no tenía nada más, salvo su brazo izquierdo.

"Está bien si no quieres decirme nada... ¿qué dices si vamos a cazar mariposas?"

El oír su actividad favorita lo hizo salir de su estado relajado. Lentamente alzó la cabeza para observarla mirándole con una cara paciente, cariñosa... dulce incluso. Aun cuando no ella sabía que no se encontraba bien, que no le diría nada, seguía queriéndolo y esperándole pacientemente con los brazos abiertos. Algo que no había visto nunca en nadie. Irradiaba cariño y dulzura como él solía tiempo atrás.

Pero a diferencia de él, los de Amber eran genuinos.

Frisk: Si... me encantaría -contestó poniéndose de pie primero que ella, sus piernas tambalearon un poco pero alzando su brazo consiguió recuperar el equilibrio, no sin antes hacer unos cuantos sonidos graciosos que sacaron una risa a la peliazul- ¿Te estás burlando de mí, gemita? -preguntó irónicamente, extendiéndole la mano en un gesto caballeroso para ayudarla a ponerse de pie.

La hermana de Determinación y Miedo sonrió cariñosamente antes de tomarle la mano, estrechándosela con fuerza para luego impulsarse hasta quedar de pie, dejándose caer encima de él delicadamente para un abrazo sorpresa. Dreemurr abrió los ojos ligeramente sorprendido, habiéndose visto caer de espaldas por un instante de no ser porque Amber le abrazó y puso su pierna izquierda entre las suyas como una palanca.

Reír fue inevitable, esta vez de manera risueña.

"Eres tan fácil de molestar... por supuesto que si, tesoro"

Replicó, dándole un ligero beso en la mejilla derecha que le dejó congelado. Lightvale continuó su camino en dirección a la pequeña cabañita que habitaban, siendo seguida por el muchacho no muchísimo después, la puerta se abrió con un pequeño empujoncito: no tenían que preocuparse por ladrones, así que obviamente no tenían necesidad de cerraduras ni seguros, estando protegidos solamente del frío nocturno y los rayos de la luna.

Era un hogar simple y acogedor, completamente hecho de madera como en el libro de los tres cerditos: una cocina pequeña, una mesa para comer con dos sillas y una cama. Fuera de eso, no tenían ni tampoco necesitaban nada más. Frisk se agachó, encontrando las dos redes debajo de la cama pegadas a la pared, con algo de polvo sobre si. Tomándolas, separó ambas usando los dedos para entregarle una a su pareja.

Lightvale sopló, quitando la mugre mediante su aliento, y luego observó a su media naranja con una sonrisa y un rubor en sus cachetes.

Si tuviera alma, definitivamente esa vista le llenaría de determinación... pero hoy en día, solo le llenaba de amor.

Amber: vámonos... ¿jugamos a las carreritas?~ -tenía un tono de voz risueño e inocente, que contrastaba bastante con el horrible destino que tuvo junto a la mancha roja en la zona del pecho de su suéter. El octavo caído meditó por unos instantes, atraído en demasía por la interesante propuesta, pero luego negó, siguiendo a su amiga afuera en dirección al bosque- ¿eh?, ¿por qué no?

Frisk obtuvo una expresión algo fastidiada, mirando el rostro curioso de su compañera. ¿En serio no recordaba las consecuencias que tuvieron que pagar la última vez que salieron a "divertirse" entre comillas?, ya bastante difícil había sido el tener que cortar cientos de árboles para poder construir su pequeño nidito de amor, como para ahora tener que volver a escalar hasta las copas a buscar ramas de repuesto o lavar la mugre de sus vestimentas.

Especialmente cuando solo tenían dos lagos para poder bañarse y beber respectivamente.

"Por varios motivos, pero principalmente porque rompimos las redes y tuvimos que lavar nuestra ropa durante dos días"

Respondió ligeramente molesto, haciéndola desistir al instante. Hubiera reído o protestado, pero era prudente y tenía razón.

Lo recordaba con claridad y vergüenza por partes iguales.

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"¡AHAHA HAHA HA!~ ¡A QUE NO ME ALCANZAS!"

Pero decirlo y hacerlo eran cosas diferentes: de igual manera que la última vez, corriendo a través del bosque con los brazos extendidos cual avión, Lightvale corría sujetando su red detrás de su cuello como si fuera una cruz o arma, permitiendo tanto a la red como a su melena moverse con el viento. Era en momentos como estos que estaba alegre de haber llegado con sus vestimentas actuales, pues su vestido ahora transformado en falda corta le permitía correr sin tener preocupación alguna.

Detrás de ella, el tercer sucesor de su hermano le seguía el paso tan rápido como podía: Frisk aún se acostumbraba a no estar utilizando las zapatillas de Alina para hacer trampa de manera discreta, su pésima condición física por ende era entendible. Múltiples veces su pecho se movía de adelante a atrás, su suéter estando atado a su cuello como si fuera una capa para tratar de combatir el abrasador calor.

Sus esfuerzos por aminorar el sudor eran admirables, pero infructíferos.

Frisk: ¡¿con que no?! -Refunfuñó sonriendo mientras fruncía el ceño. Eso era un reto, y aún si ya no poseía más su rasgo característico, eso no significaba que no pudiera determinarse emocionalmente para poder combatir las jugarretas de su compañera; sus piernas comenzaron a separarse aún más entre cada paso, siendo similar a zancadillas más que pasos, abarcando así una distancia más grande- ¡YA VERÁS!

Desde adelante, la ojiverde soltó otra carcajada, pero en esta ocasión no burlona, sino alegre, indicando lo mucho que se divertía. Aún con todo aquel abrasador calor, espantando a sus supuestas presas aladas, cruzando por zonas desconocidas e inexploradas de su pequeño gran reino, estaba pasándolo de maravilla. ¿Tal vez se perderían? probablemente, pero no había problema alguno.

Después de todo, ya estaban muertos, el hambre no les mataría.

Queriendo poner aún más en la mesa, la hermana de Copper y Agate tuvo una nueva idea nacida bajo esta revelación, escuchando los jadeos del castaño detrás suyo cada vez más cerca. Frisk no tenía magia, es cierto, pues había cedido su alma antes de partir.

Pero ella era otra historia.

"¡YA TE AGARRÉ!"

Aún cuando no podía agarrarla por tener su única mano ocupada sosteniendo su red, solo tenía que lanzarse sobre ella para taclearla y terminar el juego. Mentalizándose, el color café se encontró con el bello verde amable, junto a la dentadura blanca del alma dual. La expresión traviesa le dio a entender lo peor, y antes de que se diera cuenta, en brillo color azul marino cubrió los zapatos blancos de Amber.

Sin decir ni una sola palabra, se llevó el índice y el dedo medio a su frente en un gesto de adiós, para luego salir propulsada como un cohete.

FWOOOOMP

ZRRASHHH~

Lo único que Frisk alcanzó a ver antes de estampar su cabeza contra el suelo, fueron las partículas azules de un círculo azul haciéndose pedazos, y a Amber siendo jalada hacia atrás.

"ARGHHH"

Su quejido vino acompañado de dolor. El mártir se dio de lleno en la cara, lastimándose ligeramente. Ninguna herida ni cortada plagó su piel, pero su camiseta, rostro, brazos y toda la parte delantera de su cuerpo quedaron cubiertas de tierra, con algunas piedritas colándose entre la tela. Molesto, el niño con ojos color chocolate se levantó rápidamente ignorando todos los problemas, mirando hacia atrás.

Amber desaparecía entre la naturaleza, desviándose del camino para meterse por uno completamente inexplorado. Buscando venganza, el antiguo determinación tercero se dio la vuelta de inmediato, corriendo detrás de ella con su red en mano. Parte de sus dedos se habían lastimado teniendo una pequeña heridita, pero fuera de ello no era nada que no pudiese sanarse con unos cuantos días.

Su orgullo por el otro lado... había sido brutalmente pisoteado.

Frisk: ¡AMBER!, ¡DJISTE QUE NO VOLVERÍAS A USAR INTEGRIDAD CONMIGO! -casi imitando a un viejo gruñón, agitó su brazo y su red en un gesto amenazador, notando como la dirección empezaba a cambiar; en lugar de ir derecho, tanto él como la fémina medieval estaban descendiendo, aparentemente el camino que tomaban a parte de ser un completo misterio, también estaba empinado- ¡AMBER!, ¡CUANDO TE PONGA LAS MANOS ENCIMA... !

El punto verde solo rió aún más. Aun cuando no podía ver nada más que su lindo cabello azul meciéndose con el viento, era obvio que tenía una sonrisa burlesca en la cara, ahora si tratándole como si fuera su maldito payaso personal. Cansado de estar siendo él lo que usara para divertirse, sus dedos estrecharon aún más el agarre a su red, haciéndola girar rápidamente para sujetarla de la zona más baja.

Iba a atraparla como sea, estaba determinado.

Separando las piernas aún más para volver a dar zancadas, empezó a acercársele mientras preparaba su red. Con los párpados entrecerrados y los labios sellados como prueba de su seriedad, guardó completo silencio. Cuando la chica se dio cuenta de que algo andaba mal y volteó a verle, ya era demasiado tarde para escapar: el rostro ensombrecido del joven le daba la bienvenida, mientras su red bajaba sobre su cabeza como una guillotina.

"ACK, ¡HEY!"

Con su visión entorpecida, la peliazul comenzó a forcejear, incapaz de ver bien hacia donde se dirigía gracias al material en frente suyo, sus manos fueron hacia su cuello, sujetando el aro e intentando removerlo, sin parar de correr. Frisk, desde atrás, comenzaba a reír y a tambalearse, pues ahora ni él ni su acompañante estaban lo suficientemente enfocados hacia dónde estaban yendo como para prestar el mínimo de atención.

Lo único que tenía en su mente era hacerla pagar por su osadía.

Así que, cuando saltó para abrazarla en forma de victoria, era obvio que nada terminaría bien.

"¡YO GANO, MALDITA SEA!"

Exclamó con todas sus fuerzas, llegando incluso a lastimarle los tímpanos. La amabilidad integra entrecerró los ojos ligeramente, el peso extra del muchacho con cabellera color chocolate fue suficiente para hacerla perder el balance, solo entonces quien fuera originalmente el embajador se dio cuenta de su gran error, viendo en cámara lenta como tanto él como su amiga empezaban a caer hacia abajo.

SCRRRRSHHHH~

Emitiendo un chillido de dolor, los dos comenzaron a rodar abrazados como estaban de una manera cómica y ridícula, Frisk se mantenía abrazado a Lightvale, esperando que esta ni le soltara pues no solo estaban en terreno desconocido, sino que encontrarse volvería a ser un verdadero dolor de cabeza aún con su conexión.

Hablar mientras las piedras y los palos junto a la mugre se adherían a sus cuerpos era inevitable.

Amber: ¡Mira lo que hiciste! -reclamó la fémina, sintiendo como las piedras mezcladas con ramas rotas se revolvían adentro de su suéter y camiseta, rasgándole la piel, hiriéndola levemente y incomodándola. Estar muertos era una verdadera suerte, porque sino de seguro el estar rodando a tanta velocidad mientras porquerías se colaban en su ropa sería tal vez suficiente motivo para morir o por lo menos terminar muy mal.

Él se ofuscó de inmediato, sus labios retorciéndose del dolor cuando un grupo de pequeñas piedras puntiagudas se clavaron en su espalda por un breve momento, un pequeño grito de dolor escapó hacia afuera, provocando que parte del enojo de Amber se apaciguara ante la situación, pero no podía decirse lo mismo de Frisk, quien una vez estuvo libre para hablar, escupió parte de la tierra que había en su cara.

"¡¿Yo?!, ¡ESTO NO HABRÍA PASADO SI ME HUBIERAS ESCUCHADO EN PRIMER LUGAR!"

SLPRRRRSHHHH~

El asqueroso sabor a mugre, tierra, lodo y el movimiento de organismos invasores en su boca lo hizo espabilar de inmediato.

Finalmente, habían caído en una zona relativamente "segura"; un charco de lodo sirvió como amortiguador para su descenso, embarrándolos aún más como si se tratara de una cruel broma del destino. El octavo humano que visitó a los monstruos no tardó en escupir cualquier cosa que hubiese conseguido entrar a su boca con un estruendoso sonido, por suerte no había tragado nada, lo que menos necesitaba era enfermar su espíritu.

Frisk: ¡Joder... Joder! -exclamaba repetidamente, pasándose el dorso de las manos por la lengua para intentar limpiarse cualquier cosa que hubiese quedado, habiendo usado las pocas partes limpias de su camiseta como servilleta, cual si fuera un perro, movió su cabellera de izquierda a derecha para sacudirse todo lo demás, volteando a ver a su derecha la posición en la que su compañera había quedado: con su rostro completamente sumergido, quieta... pero respirando, según las burbujas.

Recriminarle fue inevitable.

"¡TE DIJE QUE ERA UNA MALA IDEA!"

Exclamó sin pensar, provocando que como si fuera una orden, la hermana de Miedo I se levantara aún con toda la parte delantera de su cuerpo teñida de marrón, observándole con aquellos ojos esmeralda llenos de molestia, pero también con algo de tristeza. Aún cuando se encontraba falto de raciocinio producto de la ira, esta se calmó inmediatamente cuando cruzaron miradas.

Pese a no tener los ojos brillosos, ni había señales de que quería llorar... la tristeza estaba ahí, nadando en ese hermoso mar verde.

Ahora llevado de la mano de su arrepentimiento, el ex-determinación tercero llevó su mano al rostro enlodado de Amber Lightvale, quien reaccionó a su tacto callada y obediente, observándole como un animal mirando a un depredador. Frisk pudo sentir como su corazón se encogía adentro de su pecho, no tenía que llorar para hacerle sentir como escoria... después de todo, la quería con todo su corazón.

Soy un maldito imbécil...

Usando las manos, comenzó a limpiar y quitar el lodo de su cabello y rostro de la manera más gentil posible, permitiendo al silencio reinar entre los dos. Ahí es cuando se puso a reflexionar sobre su comportamiento, lo que ahora se vivía no era para nada usual, si bien no podía decirse que era un maltratador... el hecho de que ella siempre estuviera tratando de alegrarle la vida y actuando dulce mientras él solo la lastimaba se repetía constantemente.

No pasó mucho tiempo para que terminara, limpiándola lo mejor posible.

El joven se puso de pie, dudando en ofrecerle su mano para levantarse. ¿Estaría enojada con él, sería lo correcto actuar cariñoso luego de haberla tratado de esa manera tan ruda?... no pudo encontrar la respuesta, pues la propia Amber se levantó sola, caminando hacia atrás para regresar por donde habían venido. Las redes, obviamente destrozadas, iban a quedarse ahí. Suspirando, y sabiendo que había arruinado todo, desprendió las mallas de los palos, siguiéndola de cerca.

Tenía mucho tiempo que no cometía un error así de grande.

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-[Fragmento 2: Una travesía lenta y dolorosa]-

Salir del bosque estaba probando ser... un verdadero dolor de muelas, justo como, tristemente, había supuesto desde el principio.

Regresar por donde habían venido no terminó siendo una buena idea después de todo, pues al haber estado mirándose y cerrando los ojos de vez en cuando para evitar tener tierra en los ojos durante el descenso, sus cuerpos cambiaron de dirección libremente sin que pudieran darse cuenta. Aún si creían haber estado cayendo en línea recta, lo cierto es que se desviaron bastante.

Zraaap~... zraaap~... zraap~

Ya fuese por cansancio o por desgano, eventualmente en lugar de caminar empezó a arrastrar las piernas, ensuciando sus hermosas botas blancas con el marrón terrestre.

No le había dicho nada ni tampoco alzado la mirada desde entonces, y el sol ya empezaba a prepararse para ocultarse: en el horizonte comenzaba a verse un bello tono anaranjado que indicaba el final del día. Múltiples ideas comenzaron a cruzar por la cabeza del octavo caído: puede que estuvieran muertos, pero nada quitaba el hecho de que el frío unido a la mugre de sus vestimentas haría de su viaje una experiencia todavía peor.

"Necesitamos encontrar agua"

Sugirió, alzando un poco la voz para llamarle la atención en caso de que estuviera sumida en sus pensamientos. Pareció funcionar cuando se detuvo -por supuesto que sin voltear atrás-, lo que le hizo sentir aún peor. No era tonta, sabía a lo que se refería, y por como actuaba de manera tan sumisa, era claro que jugaba indirectamente a "seguir al líder"

Sus cejas se arquearon en una expresión desdichada.

Frisk: Tal vez no lleguemos a casa hoy -continuó, agudizando su oído para tratar de encontrar algún lugar donde poder quitarse el lodo ya empezando a secarse. Por suerte, logró encontrar uno aparentemente en dirección al sur, no muy lejos pues se oía la corriente si se prestaba atención- Vamos a limpiarnos, sería lo mejor llegar antes de que se oculte el sol.

Caminar hasta llegar a su lavadora improvisada fue el siguiente paso. Tener a Amber caminando atrás suyo fue muchísimo peor que seguirla, pretendiendo saber el camino de vuelta, porque ahora ella tenía toda la libertad de clavarle la mirada en la espalda como si se tratasen de agujas penetrándole el alma que no tenía -oh, la dulce ironía-, como si se tratara de un peso extra a su culpa.

¿Le detestaba?

¿Estaría pensando en abandonarlo?

Preguntas que, aún si no conocía las respuestas, le mortificaba la sola idea de estar en lo correcto. ¿Qué haría si Amber una mañana ya no estuviera habitando la misma casa?, ¿habría decidido emprender su eterna búsqueda de encontrar a su hermano mayor y a sus padres, como estuvo haciendo todos los milenios que estuvo aquí antes de su llegada?

Encontrarse con la pequeña corriente fue una bendición para su torturado cerebro.

"¡Aquí estamos!"

Habló con un tono animado, arrodillándose para quitarse su suéter del cuello al desamarrarse las mangas, sumergiéndolo junto a su camiseta en el agua. El barro comenzó a desprenderse de inmediato, dejando a su paso una ligera zona marrón llevada por el líquido transparente, en compañía de algunas ramas, hojas e incluso insectos que habían conseguido quedarse atrapados hasta ese momento.

La idea de transformar aquel momento en la excusa perfecta para poder hablar al estar uno al lado del otro le pareció idóneo.

Pero Amber le sorprendió cuando tomó un lugar alejado como su sitio, quitándose su suéter no mucho después junto a su camiseta para imitarle, quedándose únicamente con el sostén negro que siempre usaba. La tierra, hojas y piedra proveniente desde su dirección pasaron de largo al castaño, quien detuvo los movimientos de sus dedos para concentrarse en esta.

Luego, su rostro reflejado en el agua.

Aún manchado con restos de tierra seca, le daban un aspecto para nada atrayente. Mugriento, sucio... para nada dulce como alguna vez fue en sus primeros años en el subsuelo. Ahora, más que nunca, su exterior representaba la clase de persona que era realmente: hipócrita, antipático, grosero y muy desagradable a simple vista.

Estaba harto.

SPLASH

Golpeando sus palmas contra el agua, consiguió algo de la misma y se la arrojó, empezando a pasarse las ahora limpias palmas de un lado a otro. Mientras se limpiaba su piel, nada cambiaría el hecho de que estaba en una situación terrible ni tampoco que había lastimado a su única amiga.

"... No estoy molesta contigo"

La voz de la jovencita le sacó de sus pensamientos, trayéndole paz y esperanza. Tímido, volteó a mirarla para encontrarse con sus ojos otra vez: Amber estaba mirándole de una manera intrigante, no molesta ni de lejos, pero tampoco feliz como usualmente estaba. Más bien, parecía... pensativa. La forma en la que reflejaba perfectamente su cabeza al completo en aquel mar color verde llegaba a tranquilizarlo.

Amabilidad siempre presente, no la dejaba odiarlo e integridad tampoco la dejaba no ser quien era.

"¿Entonces?... ¿es por culpa de lo que te dije?"

Negó con la cabeza, sacando su camiseta del agua para mirarla por unos instantes. La suciedad ya había sido limpiada por completo, así que ahora la estrujó buscando sacar toda el agua que pudiera, las gotas cayendo en el río una vez más la relajaron, dejando su prenda tendida en una roca para que el sol pudiera secarla, solo entonces concentró su mirada en él.

Amber: Frisk... estás sufriendo -contestó acercándose a él, no sin antes meter su suéter en el agua y dejar una piedra sobre la manga derecha para evitar que fuera llevado por la corriente. Poniéndose de pie, justo como antes se acercó para que estuvieran frente a frente. Aún cuando quería aparentar verse tranquilo, podía ver claramente en sus ojos sus verdaderos sentimientos.

Estaba nervioso, triste y tenía miedo de estar solo.

Sus manos agarraron las suyas de manera cariñosa, apretándole con firmeza la muñeca usando sus pulgares, acariciándole con los otros cuatro dedos restantes, él miró hacia abajo absorto por el tacto, para nuevamente mirar hacia arriba. Mientras él estaba anonadado, ahora era ella quien tenía un rostro de preocupación, el color verde en sus iris parecía haberse acentuado más.

Se sentía atrapado, como en aquella ocasión donde Bete Noire le mostró su verdadero rostro, pero el sentimiento ahora era distinto.

En aquella ocasión quiso correr tan lejos como fuera posible, buscando salvar su pellejo... Diablos, incluso consideró en abandonar a Asgore y Toriel por unos instantes, después de todo ni siquiera ellos pudieron sacar a Odio de Asriel en esa ocasión. ¿Pero ahora?, el apretón brutal que sentía en la garganta acompañado de un dolor en el estómago eran similares a cuando Sans le dedicó esa mirada de tristeza pidiéndole que le dijera cuando reiniciaría.

Culpa.

No podía esconderle sus frustraciones y dolor a ella... no a su novia.

"Tienes mucho arrepentimiento dentro de ti; las líneas temporales... los reinicios... los años que supuestamente les quitaste a todos... y las cosas que dejaste sin terminar"

Una lágrima descendió por el ojo derecho del castaño, quien no pudo más. Si iba a tener que escucharla, al menos quería algo de consuelo: la soltó para poder abrazarla, enterrando su cabeza entre sus brazos. Lightvale cerró los ojos, rodeándole con sus extremidades, un tono carmesí tenue plagó sus mejillas cuando le sintió tan cerca de sus senos, sabía que necesitaba tiempo, por lo que se detuvo.

Inevitablemente, comenzó a acariciarle la nuca para tratar de relajarlo.

"Sé que no quieres hablarme de todos tus errores a detalle, y lo entiendo. Has pasado por mucho más que yo, y no puedo ponerme en tus zapatos, nunca podré. Pero sé que no vale la pena seguir sufriendo por lo que hiciste, después de todo... los muertos ya estamos muertos"

Esperaba que sus palabras se enmarcaran a fuego dentro de su corazón, pues sinceramente aún cuando solo conocía parte de lo que su pareja había hecho, el camino para la sanación sería largo, tedioso... y arduo.

Snif... snif...

Sus gemidos ahogados acompañado de llanto la hicieron entristecer.

Frisk: Amber, yo... lo siento tanto -no fue capaz de alzar la cabeza para mirarla. Si alguna vez sintió terror de un par de ojos color rosado cargados de odio intenso e infinito, en esta ocasión, quien más le atemorizaba era el amor ilimitado e incondicional de una chica que aún pese a todo el polvo, sangre y pecados que cargaba consigo, le amaba simplemente por ser él- Lo siento... ¡lo siento!

Su voz se quebró no mucho después, repitiendo aquellas dos palabras de manera incesante. Las manos acariciándole su cabello mientras se desahogaba por primera vez en su vida, le afectaron aún más.

La peliceleste no emitió sonido alguno, como si hubiera entrado en modo automático, hizo uso de su naturaleza suave y dulzona simplemente siendo lo que necesitaba. Una almohada, una amiga, un oído.

Si... el camino a la sanación de Frisk sería bastante extenso, pero iba a estar allí para sanarlo en cada tropiezo, no porque debía, sino simplemente porque lo quería.

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-[Fragmento 3: Dos corazones son mejores que uno]-

Cliiink~

Las bisagras de la puerta sonaron junto a la pared una vez fue cerrada, el joven suspiró quitándose algo de agua del rostro, tanto él como su compañera estaban brutalmente entumecidos. A medio cuando el sol ya estaba empezando a ponerse y el cielo a teñirse del azul nocturno, una tormenta les golpeó junto a una lluvia extremadamente helada, para su mala suerte, sus ropas aún no habían secado del todo.

Peor aún, al estar prácticamente en ropa interior, fue una tortura llegar a casa con tanta oscuridad, siendo sus aureolas las únicas fuentes de luz que tuvieron.

Definitivamente, si había una palabra que pudiera encasillar el día de hoy perfectamente sería... pésimo.

Tap... tap... tap

Amber comenzó a caminar adentro de su hogar, sus botas sonando al golpear la madera, con un ligero movimiento de su talón y pierna se las quitó, retirándose los calcetines de igual manera. La mancha oscura que dejó en la madera la hizo suspirar, no tener ropa nueva en el "otro lado" había probado ser una verdadera molestia aún si llevaba aquí mucho más tiempo que Frisk, nunca lograría acostumbrarse.

Sin decir nada, tomó sus prendas y las tendió en la mesa, ahora mismo se lamentaba no haber propuesto una chimenea para noches heladas como esta, pero era mejor, después de todo no tenían pico alguno para minar rocas ni tampoco podían arriesgarse a quemar toda su vivienda. El no tener ventanas también era algo contraproducente, pero de nuevo: estar muertos tenía sus ventajas.

Eso incluía la luz natural del círculo dorado flotando sobre sus cabezas.

"¿Debería hacernos algo de sopa?"

Propuso caminando hasta la cocina, Frisk volteó a verla aún con las manos pegadas en la puerta, junto a su frente. Había estado meditando hasta ese momento: el cuerpo casi totalmente desnudo de su media naranja cubierta en penumbras exceptuando el tenue resplandor dorado sobre su coronilla cruzó su vista, y no pudo evitar avergonzarse. Podía ver claramente como las gotas caían por la blanca piel de la chica de ojos verdes.

Y por dios, por el amor a todos los santos... se veía extremadamente sexy.

Sus ojos retrocedieron, esta vez siguieron las marcas que dejaron en la madera sus pies mojados hasta llegar a los mismos, subiendo lentamente por aquellas piernas sexys, largas y húmedas como si se tratasen de dos torres, hasta toparse con el cachetero color negro apegado a la carne gracias al agua... y bendita sea la madre naturaleza, pues llegaba a enmarcar su feminidad al meterse en su entrepierna.

GLUP

Estaba considerando seriamente en abrir la puerta e ir a tirarse al lago en plena llovizna.

Amber fue más perceptiva, y no tardó en notar la expresión de su amante, sonrojándose igual que él. Ya había olvidado la última vez que hicieron el amor, no porque ella le hubiera pedido explícitamente que no la tocase, sino porque pese a no ser primerizos en el tema y llevar juntos bastante tiempo, la timidez era algo mutuo, después de todo ella murió sin haber experimentado algo tan simple como un beso.

Y Frisk... nunca coqueteó seriamente con nadie, ni tampoco tuvo tiempo para una pareja, siendo embajador, pasando 30 años de líneas temporales bajo tierra y luego siendo una pésima excusa de guerrero.

No obstante, la pequeña Lightvale había descubierto un placer nato en todas esas lunas como su novia, y es que disfrutaba mucho ser deseada por él. Sonriendo comprensivamente, sin ningún atisbo de sensualidad ni tampoco malicia femenina, caminó hasta él asegurándose de mover sus caderas de lado a lado con visible torpeza, no poseía las curvas de una adulta después de todo.

Pero no era inconveniente alguno para ninguno de los dos.

Amber: ¿Acaso ves... algo que te guste? -no era una pregunta retórica, ni tampoco jugaba ser la inocente. Simplemente deseó jugar con él, uniéndose a la luz irradiando de su aureola, las sombras retrocedieron aún más, permitiendo a sus rostros encontrarse una vez más, él tenía su boca levemente abierta en una O perfecta, y ella torcida en un suave paréntesis, no necesitó mirar abajo para verificar el tamaño de su erección, ya le conocía lo suficiente.

Así que simplemente optó por tocarle la mejilla derecha, limpiándole una gota cayendo de su pelo, ¿sudor quizás?

"Lo tomaré como un si... hace tiempo que no... ya sabes"

Claro que lo sabía. Ya fuera instintivamente o de manera consciente, sus ojos terminaron mirando hacia la cama, cosa que el alma dual notó pues no fue para nada discreto. Ya estando preparada mentalmente -pues secretamente también quería intimar-, tomó una de sus manos en un gesto de invitación, moviéndose en dirección a su pequeño nidito, su espalda tocó el colchón primero y él dejó caer su peso en sus brazos no mucho después.

Chuuu~

Cuando sus labios se encontraron, fue como si todo el mundo se hubiera detenido a su alrededor.

En un principio, fue un beso tímido y suave, como una especie de reencuentro de dos amigos sin verse durante años, que no sabían como hacer la reunión menos incómoda. La fémina por su lado movió su mandíbula de forma ligera, colocando su pierna derecha entre medio de las de él, para terminar de jalarlo hasta quedar acomodados sobre la almohada.

Una vez ahí, el ex-embajador gimoteó de gusto, teniendo ahora una manera aún más cómoda de degustar la boca de su pareja, cerró los ojos con aún más fuerza. El delicioso sabor a manzanilla propio de esos labios rosados le hizo relajarse en demasía, especialmente porque además, las manos de su querida ahora comenzaron a tocarle delicadamente su cabellera.

Su mano empezó a acariciar suavemente las hermosas piernas de Lightvale, sus bocas se separaron por unos instantes para recuperar el aliento, lo que le permitió suspirar de gusto cuando las calientes manos del octavo caído contrastaron con su piel helada como el hielo mismo, Frisk sonrió entreabriendo un poco su ojo derecho; Amber tenía una sonrisa, y su hermoso cabello estaba desperdigado por la tela blanca de forma majestuosa.

"Bésame de nuevo..."

Una orden que no tardó en acatar con extremo placer.

Ya fuese por apetito emocional o literal, ahora mismo los labios que tanto consuelo le daban le parecían un manjar exquisito, exclusivo para él, primer y último hombre que degustaría los labios de quien fuera la hermana de los primeros usuarios de Determinación y Miedo. En este segundo beso, las cosas cambiaron a un ritmo ligeramente más candente, pues su mano subió por su muslo hasta agarrarle la mejilla derecha.

Un apretón firme, pero no fuerte ni apresurado, sus dedos se sumergieron con suavidad en la carne femenina, su unión oral ahogando un dulce gemido.

Oh, como disfrutaba de las manos de Frisk, poseían una ternura que probablemente venía de parte de su personalidad pacifista, aún viva tras todo lo vivido en lo más profundo de su ser. La niña gema ladeó su cabeza hacia la derecha, quedando en una posición ligeramente vertical que permitió una unión más profunda y apasionada, cosa que él aprovechó para tomar como iniciativa.

"Hmm~"

Su lengua entró a su boca, buscando cual serpiente a su pareja para una noche de celo. Frisk pudo sentir el pequeño temblor que azotó el cuerpo de la chiquilla, nerviosa ante su táctica osada e inesperada, pero no había pizca de desagrado alguno. Correspondió el gesto con la suya propia, permitiendo a ambas encontrarse mientras ella le acariciaba la espalda, invitándole y felicitándole por aquella proeza.

Slurp~... slurp~... sluuurp~

Más temprano que tarde, un sonido extremadamente alto comenzó a emerger de sus bocas. Ya sea porque la pasión y el deseo estaban sobrepasando los límites, o por obra y gracia de la adrenalina pura, la batalla oral que estaban teniendo escalaba a pasos agigantados. Amber empezaba a mover sus piernas de manera insistente, mientras trataba de contrarrestar los empujes de la lengua masculina.

Su ropa interior empezaba a apretarla, casi como si estuviera ahogando su cuerpo incluso si solamente tenía puestos su sostén y el cachetero en cuestión.

"Hamm~... Mhph~"

Hablar no fue una opción, porque en el momento en el que lo intentó, de inmediato él volvió a besarla, casi como drenándole todo el aire de la boca y los pulmones. Sus párpados se removieron ligeramente, arrugándose aún más cuando los cerró con fiereza; Frisk también empezaba a sentir hambre de algo más que simples besos, por más intensos que fueran.

Su mano ahora fue a parar a su seno, haciéndola emitir un respingo y subir la cadera.

Inevitablemente, sintió su erección aún cubierta por sus shorts. Como era de esperarse, no tenía nada de que quejarse: teniendo su boca ya ocupada en una encarnizada guerra, también deseó darle una felación, añorando la sensación de tener aquella enorme "espada" en lo más profundo de su garganta, mientras él acariciaba su cabeza con cariño y amor, dándole todo el tiempo necesario, permitiéndole moverse a su gusto.

Ahora ya no sabían si las gotas corriéndoles la piel eran agua o sudor.

"¡Hmmmph!"

Emitiendo un quejido placentero cuando el octavo humano le pellizcó los pezones aún protegidos por la tela, comprendió que no sería capaz de aguantar mucho más tiempo. Amber se separó de Frisk, empujándole delicadamente para poder mirarse. El color café se enfrentó al bello verde, casi por lo que parecía ser una eternidad. Se conocían lo suficiente como para saber que buscaban más placer.

Y también habían pasado juntos lo necesario, entendiendo sin necesidad de palabras qué acción tomar a continuación.

Frisk: seré cariñoso, Gemita... -murmuró, dándole una mirada final de confianza. Amber asintió, cerrando los ojos cuando le sintió empezar a bajar: aún si parecía aludir a la penetración, aún era demasiado temprano como para siquiera considerarlo. En su lugar, el hermoso color negro de la tela, emitiendo un aroma atrayente similar a manzanilla le hizo sonreír.

Los labios de la hermanita menor de Determinación I se torcieron en una sonrisa tímida, porque sabía exactamente lo que Frisk estaba pensando: la había descubierto. El enorme manchón negro en su braga era un claro indicativo de que ya había empezado a excitarse, no lo suficiente por supuesto, y una buena pareja sabía que lo mejor iba para el final.

Además... le gustaba comérsela así.

Sosteniendo el borde con ambos índices, dejó a la prenda deslizarse por aquella hermosas piernas de porcelana, agradeciendo a su aureola por permitirle ver aquel tesoro sagrado que solamente él podía poseer y degustar. Lanzó la prenda oscura hacia alguna parte, dejándola ser tragada por la oscuridad para luego tomarle las piernas usando los muslos, manteniéndolos separados.

Abrió la boca lentamente, dejándola observar de manera expectante como su músculo salía de su cueva, acercándose a la tierra prohibida. El calor de su aliento, de su carne golpeándole los labios menores, fue suficiente para hacerla gimotear de felicidad, uno fuerte, de alegría, que le confirmaba lo mucho que había estado esperándole. Frisk cerró sus ojos, apegándose aún más a su feminidad, esta vez a los labios mayores como si fuera otra boca esperando un beso.

"A-ahhh~"

la peliazul enterró la cabeza en la almohada, moviéndola parar mirar a la pared. No solo la sangre empezaba a irse hacia allí, sino también su saliva; un pequeño hilo escapó descendiendo por el labio superior de Lightvale, haciéndole cerrar el ojo derecho. El ex hijo de los Dreemurr empezó a mover su lengua finalmente golpeándole el clítoris con timidez para traer placer en cantidades pequeñas.

Como era de esperarse, tembló, complacida por sus mimos mientras él degustaba el sabor de su miel femenina y además, de su constante gemir. Trataba de cerrar las piernas de manera instintiva, obligándole a poner algo de presión para continuar con su labor, su labio superior empezó a aplastar el botón rosado de la peliceleste, presionándolo y moviéndose en compañía del inferior.

"¡H-heeey!~... ahhhh~"

Estaba absorto en su labor. Lo único que le devolvía la mirada eran aquellos ojos color chocolate, iluminados por el bello color oro. Amber nunca había sido fanática del color rojo, si bien no había visto los de su amado teñidos del mismo, sin duda alguna aquel tono más natural era mil veces mejor, atrayente y de cierta manera, atractivo. Su verde se encontró con aquel, una vez más.

Slurp... slurp... slurp~

Aún cuando no había palabra alguna, las lamidas y las emociones eran suficientes para transmitir el mensaje que querían. La pregunta que traía esa mirada era "¿estás disfrutando?", y por dios que lo hacía. Sus dedos se agarraron a las sábanas de la cama, estrujándolas cuando sintió su lengua abrirse paso en su interior. Frisk movió su único brazo para atravesarlo, usando el codo y la mano para obligarla a mantener su posición, apoyando su mentón en el mismo.

Amber: ¡Ahhh!~ -compararlo con la lanza de su hermana mayor sería una poco. La noche de su muerte estaba grabada a fuego en su cabeza, valga la redundancia, pero la saliva y el calor corporal de un cunnilingus, la pasión de hacer el amor con quien ella consideraba su media naranja... simplemente no había comparación. La forma en la que mezclaba osadía con pasión y cariño eran algo que nunca dejaría de sorprenderla- Oh... Frisk~

La forma en que dijo su nombre, tan complacida pero tan feliz contrastaba muy bien con las primeras veces. No podía considerarse experta en el sexo, pero tampoco una primeriza. Su lengua comenzó a moverse cual animal marino dentro del mar, acariciando su interior con lentitud, tomándose su tiempo para humedecerla: Amber Lightvale era un platillo único el cual debía gozarse al máximo.

Como deseaba tener dos brazos en lugar de uno en momentos como este.

Cerrando sus ojos para poder concentrarse, retiró su lengua de su feminidad ya humedecida, optando ahora por lamer los labios mayores, recorriendo el izquierdo desde abajo hacia arriba como un helado. El paseo le llevó una vez más hasta la cerecita del pastel, ahora atacándola con todo el peso de sus labios, sujetándola y lamiéndola mientras la mantenía atrapada.

Amabilidad íntegra no pudo gemir al completo; pues justo cuando iba a hacerlo su voz murió a medio camino cuando el índice del octavo caído, trayéndole más placer del esperado. Como si fuera un taladro, se abrió paso hasta introducirse completamente, no dejándole tiempo de acostumbrarse antes de empezar a moverse con un suave movimiento circular.

"A-ahhhhh~..."

El deseo por una verdadera interacción sexual comenzaba a inundarlos a los dos. Podía ver claramente como su pareja ahora mismo estaba haciendo su mejor esfuerzo para no llegar al clímax. Por un lado, quería seguir tocándola hasta obligarla a terminar en su palma, pero por el otro quería obedecer sus instintos: arrancarse de una buena vez su última prenda para finalmente unirse a ella.

La risueña, por su parte, empezaba a jadear con mayor rapidez. Las constantes embestidas que recibía eran tentadoras, como si golpearan la puerta de su hogar, estando cada vez más cerca de derrumbarla con cada "Toc toc", su corazón parecía haberse sincronizado con el movimiento, adelante y atrás, bump bump, adelante y atrás... bump bump...

Amber: No... así no... así no, Frisk -gimoteó, consiguiendo reunir las fuerzas suficientes para resistirse y hablar correctamente. Sus súplicas parecieron tener efecto en él, pues finalmente se detuvo para mirarla, volviendo a separar los párpados. Lightvale suspiró largamente, tratando de disminuir su cercanía al tan ansiado final de la noche, trató -realmente trató- de poner un rostro serio, pero no fue capaz, el rojo en sus mejillas la delataba- Ven... vente conmigo... ven conmigo, por favor.

Sus brazos se alzaron en su dirección, invitándole a venir y unirse a ella en la posición más clásica de todas.

Su cuerpo se reflejó perfectamente en los ojos del chico; ese rostro tan hermoso, su mechón de cabello habiéndose corrido para dejar sus dos ojos descubiertos, la forma en la que sus párpados estaban entrecerrados como indicio del cansancio físico y mental... el color carmesí en su piel que apenas podía ver gracias a la poca iluminación de sus aureolas.

Esas manitos abiertas invitándole a venir, tratando de alcanzarle de manera desesperada pero no siguiendo hacia adelante como si hubiera una barrera irrompible entre los dos.

Con una vista como esa, con una mujer como esa... no podía evitar preguntarse como podía ser tan idiota de herirla de vez en cuando. Pero ya no más; había prometido en el camino de regreso a casa dejar todo atrás, y dedicarle su vida entera a aquel pedazo de ángel que le regalaba amor en cantidades aparentemente ilimitadas. Sonriéndole de manera comprensiva y dulce, asintió, retirándose sus shorts para liberar su miembro.

El sentir como gateaba hasta quedar encima de ella justo como había pedido la hizo feliz. Llena de dicha, no pudo evitar rodearle el cuello de la manera más cariñosa posible, sin lujuria de por medio pese a lo que iban a hacer en unos instantes. El ex-embajador dejó sus sexos frotarse por un rato, la niña unió su boca a la suya, dejando a su corazón tomar control de sus acciones.

Una vez más, la pareja cerró sus ojos, disfrutando del beso y del movimiento de caderas. Era una constante subida y bajada por aquella empapada zona, líquido pre-seminal ya empezaba a gotear de la punta del muchacho, mezclándose con los restos de miel y saliva cubriendo a la amable damisela. Acariciando suavemente su nuca, le dio permiso para entrar al templo sagrado que era su cuerpo al mismo tiempo que le prohibía romper su beso.

Fue ella misma la que sujetó su masculinidad cuando retrocedió lo suficiente para estar en frente suyo, colocándola en frente de su entrada con firmeza. Una vez le sintió en el lugar justo, le soltó como señal de que podía entrar; así lo hizo. En lugar de un gemido de gusto, le rodeó con el brazo faltante otra vez, apegándole tanto a su ser como fuera posible.

No satisfecha con la cercanía, enrollo sus piernas alrededor de su cadera, moviendo la mandíbula para indicarle su placer. Frisk, contento con el cariño y el deseo que le mostraba su media-naranja, no quiso perder por nada del mundo: también comenzó a mover desenfrenadamente la boca, una prueba ficticia de cuanto podían durar sin utilizar la lengua había dado inicio.

Y vaya que la estrechez de su interior era una grandiosa distracción de esa boca tan apetitosa.

"Hmmmphhh~"

Ahora si, gimió con toda la libertad del mundo una vez empezó a moverse. No tenía que contenerse más; ya estaba preparada para llegar al orgasmo, aunque esos breves segundos de descanso la habían ayudado a retrasar el proceso para poder disfrutar más de él. Su movimiento comenzó a ser más intenso: en respuesta, el interior del alma dual comenzó a estrujarle como si fuera un exprimidor.

Y por dios, se sentía de maravilla.

"Hmph~ Hmph~ Frshhk~"

Ella fue la primera en ceder, dejando su lengua entrar en su boca, invirtiendo la situación, pero él la recibió contento. Usando sus narices para poder respirar, el movimiento ahora cambió; en lugar de embestirla, comenzó a moverse de izquierda a derecha tras volver a entrar hasta el fondo, frotándose piel contra piel y carne contra carne, cada vez con mayor rapidez y facilidad gracias al sudor.

Frisk se agarró al cuerpo de Amber utilizando su brazo, rodeándole la cadera con fuerza, su aparato una vez más retomando los movimientos esperados de entrar y salir: podía sentir como las paredes se apegaban a él con cada embestida, casi no queriendo dejarle escapar. Lo apretado que era el cuerpo de Amber era algo que no dejaba de maravillarlo.

Tanto, que la adrenalina terminó controlándolo una vez más: moviéndose de adelante hacia atrás como si no hubiera un mañana.

PLAF PLAF PLAF

Su pelvis chocando contra la de ella empezó a resonar, haciendo rechinar la cama en el proceso. Casi como un chocolate, Amber parecía estarse derritiendo, pues dejó de abrazarle con la misma intensidad que antes, optando ahora por simplemente dejar sus brazos descansar al lado de su cuerpo; no pasó mucho para que el antiguo usuario del rasgo carmesí buscara su mano derecha, entrelazándola con la de él.

Los dedos encajaron entre si, y ella movió su cabeza hacia arriba ligeramente para darle mayor oportunidad de besarla.

Ya no faltaba mucho, pese a querer continuar: el cosquilleo característico del placer empezaba a acumularse peligrosamente en sus entrepiernas. Teniendo los ojos cerrados en medio de la oscuridad, con el sonido de truenos y lluvia cayendo alrededor de la casa, se dio la oportunidad de soñar.

Siempre había adorado la lluvia.

Y en esos momentos, mientras hacía el amor de manera apasionada con Frisk, no estaban cubiertos por cuatro paredes y un techo: estaban en medio del bosque, en frente del lago donde ella le había dado consuelo, donde él había dado el primer paso en su recuperación, no siendo sudor lo que caía por sus cuerpos sino las gotas heladas del agua, tratando de apagar su pasión y amor.

Pero fallaban.

"Hmphh~ Hmpph~ hhhpmh~"

No podían hacer nada para calmar el deseo emocional y físico que se tenían. Amber disfrutó de sentir el lodo imaginario pegarse a su nuca, embarrando su cabello, una almohada perfecta en un momento más que perfecto.

Con sus voces entremezcladas, sumado al constante chocar de sus cuerpos, ¿cómo podía seguir resistiéndose al deseo de terminar junto a él?

En una última embestida, se clavó a fondo en su interior, llegando a tocar la entrada al lugar del cual provenían los bebés: su brazo se enrolló en su cuello como respuesta, y sus piernas estrecharon su cadera de tal manera que casi juró estar tratando de quebrársela.

"HHHMPH~"

La descarga inició con un gruñido por parte de Determinación III, quien finalmente detuvo su constante cabalgata, exhausto mientras los fluidos de su novia empapaban la cama, y él por el otro lado pintaba de color blanco las zonas más íntimas de la mujer. Lightvale y su mente le dieron una bienvenida a la semilla del segundo hermanastro de Asriel Dreemurr.

Era justo lo que necesitaba luego de haber estado haciendo el amor en medio del bosque en plena tormenta, según su cerebro. Claro que, una vez él dejó de correrse adentro suyo y abrió los ojos, estaba de regreso en su hermoso hogar.

Inevitablemente tuvieron que separarse, y una vez lo hicieron, Frisk se sintió con aún menos fuerzas, su cabeza descendiendo hasta quedar entre sus pequeños senos, justo como en la mañana mientras miraba al cielo, o cuando lavaban sus vestimentas: era casi una regla irrefutable e irrompible, él iba a estar en aquella zona, cerca de su corazón, el lugar donde había sido apuñalada antes de morir.

Siendo arrullado por su latido, ahora unido a la lluvia cayendo.

Bump bump bump~

Frisk Dreemurr cerró los ojos, sintiendo como su querida pareja empezaba a acariciarle la cabellera otra vez, ahora usando un ritmo lento en señal de que ella de igual manera estaba cansada.

Meterse bajo las frazadas y las sábanas probó ser una tarea titánica en la que los dos tuvieron que participar, pero una vez estaban acomodados de manera perfecta para poder dormir, era momento de hablar y despedirse.

"... Mañana me vas a dejar dormir sobre ti, ¿de acuerdo?"

Murmuró en voz baja la más veterana de los dos en las tierras divinas, tocándole el lóbulo de la oreja con suavidad usando el índice. Pudo sentir su mandíbula moverse ligeramente cuando reía, aún en momentos como aquel, no dejaba de ser ella. Aún cuando sonaba a una exigencia, era una petición. Frisk se removió encima suyo, asintiendo sin decir palabra alguna.

Era hora de dormir.

Besándole la cabeza, Amber cerró sus ojos, acunando a aquella pobre alma tan cerca de si como fuese posible.

"Te amo, Frisk... te prometo que haré que olvides todo... no importa cuanto tarde."

En plena oscuridad, antes de dormir, dejó en clara su promesa, marcándola a fuego no solo en el corazón del heredero de su hermano, sino también en si misma. Frisk sonrió, notando como el palpitar empezaba a retumbar en su cabeza cual canción de cuna.

"También te amo, Amber... así que por favor... hazme olvidar... "

No sabía si le escuchó o no, pues el movimiento en su oreja junto a los mimos que recibía su melena color café se detuvieron poco antes de que ella instaurara su promesa. Pero no importaba.

Con ella aquí, estaba seguro de que podría dejar todo el sufrimiento y el miedo atrás.

Fin.

Fecha de inicio: Martes 23 de febrero de 2021, 3:36 AM.

Fecha de término: Lunes 26 de Abril del 2021, 5:51 AM.

Tiempo estimado de producción: 2 meses, 3 días, 8 horas, 21 minutos.

Dedicatoria: bueno... feliz cumpleaños, amigo mío. Esta es la segunda vez que te obsequi algo, y la primera vez que te hago un regalo de cumpleaños. La verdad no fue tan difícil como pensé, de hecho, te doy las gracias por ello, había extrañado esta parejita. No llevas mucho tiempo con nosotros, pero la verdad te llevo en el corazón, has sido un gran amigo y me he encariñado mucho contigo en el poco tiempo que llevas siendo parte de nuestra familia, no sufras por no haber sido capaz de darme mi regalo a tiempo, como dije, los regalos no son deudas: son cosas que se hacen porque uno las siente de adentro. Espero tengas un gran día, y hayas disfrutado esta historia, y si no... ¿Siempre habrá otro año, verdad compadre?, te deseo lo mejor y un abrazo gigante, ¡hasta pronto!