Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es Rochelle Allison. Yo solo traduzco con su permiso.


Capítulo 36

Bajando a Charlie de sus hombros, Edward abre la puerta y nos apresura hacia adentro.

—¿Esto es una iglesia, mamá? —pregunta Charlie incrédulamente, echando un vistazo alrededor.

Entiendo lo que quiere decir. No luce como las iglesias que ella ha visto.

—Algo así. Quiero decir, sí. —Jalo del brazo de Edward—. Oye, ve a ver qué se necesita hacer, ¿de acuerdo? Necesito hablar con Charlie por un segundo.

Una vez que él se fue, me agacho, tomando las manos de Charlie en las mías.

—Bien... sabes que amo a Edward. Mucho. Y tú lo amas, ¿cierto? Y él realmente nos ama también, y nos vamos a casar.

—Sí, mamá. —Pareciendo notar mi seriedad, ella mantiene el contacto visual aunque estoy segura que ella preferiría estar mirando a otra cosa.

—Pero esta es una boda especial para nosotros. Para ti, para mí y para Edward. Nuestra pequeña familia.

—Una pequeña familia. —Ella asiente, apartando el cabello de mi rostro de la forma en que yo lo hago con ella—. Necesito una flor.

—Tendrás la flor. Pero, escucha... este es nuestro secreto. Porque aún tendremos la gran boda en casa, ¿sí? ¿Donde todos pueden vestirse de gala?

—Como dos cumpleaños —ella dice sabiamente—. Dos fiestas.

—Exactamente. —La abrazo, esperando que ella guarde "el secreto", pero sabiendo que puede que no sea capaz. Quiero decir, solo tiene cuatro años.

Edward se nos une y me levanto.

—La licencia de matrimonio complica las cosas. Ellos dijeron que podríamos hacer una ceremonia de compromiso.

—¿Qué es eso? ¿Como una boda sin un matrimonio?

—Algo así —se ríe—. Sería oficial para ti y para mí, solo que no para la ley. Lo cual no tiene sentido...

—No —digo, tomando su mano—. No para mí. Esto es... —Trago, sacudiendo la cabeza. Hay demasiado que quiero transmitir. Que, aunque esto sea espontáneo, no es menos importante. Durante demasiado tiempo, hemos sido solo Charlie y yo. Parece casi apropiado añadir a alguien más a nuestra pequeña familia entre nosotros. Bueno, nosotros y el resto de Las Vegas—. Perfecto. Para nosotros.

Él asiente, sus ojos suavizándose.

—Solo quiero estar contigo, Bella. Quiero despertar a tu lado... —Echa un vistazo a Charlie—. Y, supongo que Chuck... ya que es una roba cama... por el resto de mi vida.

Abrumada por el sentimentalismo, mis ojos se llenan de lágrimas. Otra pareja, vestida en camisetas de béisbol, pasa por nuestro lado, sonriendo con felicidad.

—¡Felicitaciones, chicos!

Ellos se van antes que podamos responder, y estallamos en risas.

No es necesario decir que no somos la única pareja que se casa hoy.

El grupo de una boda lo está dando todo, la novia y el novio tienen el vestido tradicional y el esmoquin, seguido por sus damas de honor y sus padrinos. Otros, como nosotros, ni siquiera están vestidos elegantemente.

—¿Esta es su primera vez? —me pregunta una señora mayor, antes que dirigirnos hacia la Capilla Cristal.

—Sí —digo—. ¿También... se van a casar?

—Oh, no, cariño. —Ella le sonríe al hombre de cabello gris a su izquierda—. Nos casamos aquí en 1961. Simplemente renovamos nuestros votos aquí.

—¿Todos los años?

—Todos los años. —Su marido sonríe serenamente hacia nosotros, asintiendo.

—Eso es... vaya. Feliz aniversario —digo, maravillada de su vida juntos. Quiero lo que ellos tienen.

El señor se acerca para palmear el hombro de Edward.

—Cuídense el uno al otro. Eso es todo. Esa es la promesa. Hablen entre ustedes, cuiden del otro.

Edward asiente, estrechando la mano arrugada del hombre.

—Lo haremos. Gracias.

Sus nombres son Emily y Samuel, y ellos componen el pequeño grupo de testigos adentro de nuestra capilla. Nuestra ceremonia es muy básica. Conseguimos pequeños ramos de rosas para Charlie y para mí, así como un fotógrafo para que capture todo. Los ojos de Edward se tornan rojos, lo cual, por supuesto, me hace llorar. Incluso aunque nuestra unión solo será reconocida legalmente con una licencia de matrimonio, con la cual lidiaremos en marzo, los votos son los mismos. Confío mi vida a Edward, y él me confía la suya.

Es uno de los mejores días de mi vida.

~tbts~

—¿Crees que ella guardará el secreto? —Edward pregunta más tarde, cuando estamos compartiendo fresas y champaña en la cama. Parecía una manera apropiada, aunque algo cursi, de terminar el día.

—Mejor dicho que hecho. —Bajo la vista hacia mis fotografías favoritas del día, los tres sonriendo en la Capilla Cristal. Ya hemos decidido volver el próximo año para renovar nuestros votos en el Túnel del Amor. Quizás será una peregrinación anual, como la pareja de ancianos que conocimos hoy—. A veces Charlie menciona cosas que no me doy cuenta que sabe, y otras veces es como si ni siquiera ocurrió. No tengo idea... y casi me siento mal por pedirle que guarde un secreto.

—¿En serio? Ella parecía emocionada al respecto.

—Quizás. —Me encojo de hombros—. Como dije, nunca se sabe con Charlie. Pero no me arrepiento. Me siento... no lo sé. Siempre pongo a los demás primero. Y está bien... no me arrepiento. Creo que he tomado buenas decisiones. Pero siento que hoy era nuestro. Cuando hagamos esto de verdad será... gigante. Será para todos los demás. Y estoy bien con eso. Simplemente estoy feliz de que hayamos hecho esto.

—Hoy fue real —dice Edward, ladeando su cabeza—. No necesitamos un pedazo de papel que nos diga lo que ya sabemos.

En cualquier otro contexto, sus palabras hubieran sonado como una excusa, pero sé exactamente lo que quiere decir. Y no podría estar más de acuerdo.

Temprano en la mañana siguiente, volamos de vuelta a Seattle. Charlie está despiadadamente energética, como suelen ser los niños pequeños, mientras que Edward y yo nos mantenemos tranquilos, gracias a una larga noche de celebración en la cama. La champaña probablemente no ayudó.

Rodeada de un Edward dormido y una pequeña entretenida con las caricaturas, paso el vuelo sumida en pensamiento, pensando en todas las maneras que mi vida se ha reinventado en el transcurso del último año.

Pienso en Tyler, me pregunto qué está haciendo estos días. Me pregunto si alguna vez piensa en el hijo que no conoce. Me pregunto si sabe lo que se está perdiendo. Dudo que lo haga.

Pienso en Charlie y cómo sus sentimientos por Edward se han transformado de enamoramiento de bebé a un amor y cariño genuino. Y cómo los de él han aumentado de diversión fascinante a devoción verdadera.

Pienso en Esme, y lo mucho que trabajaré para hacerla feliz con nuestra boda. Ella simplemente quiere estar involucrada, así que ¿cómo puedo resentirla? Yo también estoy emocionada, aunque secretamente aliviada de que pudimos compartir nuestros votos en privado primero. Dios trabaja de formas misteriosas, así que probablemente sea algo bueno que no pudiéramos conseguir la licencia de matrimonio a tiempo. Las dos ceremonias compartirán el mismo significado para mí, pero quizás otras personas no lo vean como yo, y no quiero causar problemas.

El abuelo Charlie... él es una persona relajada. Probablemente prefiera no tener una boda sofisticada, pero eso no pasará.

Lo siento, papá. Tendré mi pastel y lo comeré también.

~tbts~

La agente de bienes raíces mueve su brazo dramáticamente.

—Y miren todo este espacio. ¡Miren!

Oh, estamos mirando. La casa es un basurero—definitivamente no lo que parecía online.

Trato de mantener una expresión neutra, pero Edward es un poco más directo.

—No estoy seguro de que sea lo que estamos buscando, Victoria, pero gracias. Estaremos en contacto.

Ella esconde bien su decepción, asegurándose de que tengamos su información antes de irnos por nuestros caminos. En el coche, me inclino contra la ventana.

—Realmente esperaba... que esa sea la elegida.

—Lo sé; yo también.

Es la cuarta casa en esta semana. Sé que encontrar una casa lleva tiempo, pero no puedo evitar sentirme decepcionada. Quiero apurarme y hacer esto—comenzar la próxima fase de nuestra relación. Nuestra vida. Para alguien que pasó años siendo cautelosa y tomando las cosas con calma, me encuentro ansiosa por correr riesgos. Un acto de fe, supongo.

Edward saldrá a correr con algunos de sus compañeros de equipo, así que me deja en la casa de Em y Rose, donde se encuentra mi coche.

Rose abre la puerta segundos después de tocar el timbre, indicándome que entre. No hemos tenido tanto tiempo para hablar desde que volví de mi "fin de semana de cumpleaños", así que espero tener tiempo con ella. Sin embargo, se encuentra al teléfono ahora mismo. Tengo cerca de una hora para recoger a Charlie, así que me sirvo una taza de café y me siento, apreciando el raro silencio.

Emmett, cuyo brazo ya volvió a la normalidad, está encargándose del catering de un banquete con Mike y el equipo. Le envío un mensaje, preguntando cómo va todo, y él responde un momento después, haciéndome saber que todo está bien.

Rose se une a mí un minuto después.

—Lo siento, Bella. Ese era el dentista de Makenna... hubo una confusión con su cita. Como sea, ¿cómo fue la casa?

—Nada linda.

—Aw, ¿en serio? —Arrugando la nariz, ella se sienta a la mesa conmigo—. Eso apesta.

—Lo sé. —Le doy un sorbo a mi café, soplando el vapor—. A empezar de cero, supongo.

—Encontraremos algo —dice ella—. Y luego podemos turnarnos para hacer barbacoas... y digo "turnarnos", porque sabes lo competitivo que es Emmett...

—Oh, lo sé. —Sonrío, poniendo los ojos en blanco.

—Él es ridículo —responde, pero también está sonriendo, sus ojos brillan con cariño—. Él quiere lanzarse de una tirolesa para su cumpleaños.

—¡Eso suena divertido!

—En Costa Rica. Porque, ya sabes, tuviste un viaje por tu cumpleaños.

Niego con la cabeza, porque, en serio... Es Emmett. Por supuesto.

—Sí —continúa Rose—. Él ha estado mirando cámaras GoPro en línea por una semana. Dice que la enganchará al arnés y filmará su viaje a través de las copas de los árboles.

—Probablemente sea increíble, para ser honesta —digo, imaginándolo—. ¿Llevarán a los niños?

—No lo sé aún; puede que sea un poco costoso, pero no quiero que ellos se pierdan de algo como eso.

—¿Cuándo fue la última vez que tú y Emmett viajaron juntos?

—¿Solos? No desde nuestra luna de miel.

—Bueno, ahí lo tienes. Yo cuidaré a los niños si deciden ir solos.

—De acuerdo; hablaremos al respecto. —Ella sonríe, palmeando la mesa—. Bien, ¿cómo estuvo Las Vegas? ¿Hicieron algo loco?