Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es Rochelle Allison. Yo solo traduzco con su permiso.


Capítulo 37

Me encantan las fiestas. Pasé por una fase cínica durante el primer año como madre, pero desde entonces he recuperado algo de la maravilla que tenía de niña. Tener una hija hace eso, creo. ¿Y este? Es la primera temporada navideña en la que tengo una cita.

No cualquier cita, sino una cita mejor que un espacio reservado y que está apunto de ser mi marido. Él es un tipo especial de sexy cuando se viste elegante informal o a la última moda, con suéteres de cuello en V y camisas de vestir y bufandas y cosas así. Verlo todo elegante me hace querer desnudarlo y aprovecharme de él.

—Eres la chica sexy de al lado —dice él, estudiando mi vestido rojo, elegante y algo sexy, de Navidad.

—Y tú eres el marido trofeo —digo, preguntándome cómo resistiré estar sentada al lado de este hombre todo el servicio en la iglesia de Sue y Charlie.

Generalmente, Acción de Gracias y Navidad son tiempos de mucho trabajo cuando tienes una empresa de catering. Además de los cumpleaños, aniversarios y las bodas usuales, hay fiestas de oficina y fiestas escolares y fiestas administrativas y simplemente... todos tienen una fiesta. Entre mi agenda de locos y los días libres del preescolar de Charlie por las fiestas, ella termina pasando mucho tiempo con su tía y tío. Sé que ella está feliz allí, y disfruto mi trabajo, pero la extraño. Estaré contenta cuando las cosas bajen el ritmo de nuevo.

Mientras tanto, los Sounders terminan una gran temporada, pero no llegan a las eliminatorias. Aunque Edward no está feliz con esto, no actúa dramáticamente como temí que lo hiciera.

—¿Estás bien? —pregunto una mañana, durante un desayuno rápido. Ambos estamos apresurados: yo tengo una cita a las diez, y él llevará a Charlie a ver otra casa. Quizás ese es un beneficio de que la temporada haya terminado para él: ha tenido más tiempo a solas con ella.

—Sí. —Su mirada se encuentra con la mía sobre nuestras tazas de café—. ¿Por qué?

—No hemos hablado realmente mucho al respecto, pero puedes decirme si estás... triste. Por no estar en las eliminatorias.

Él se encoje de hombros.

—Siempre será decepcionante. Algo anticlimático... pero hace un año no creía que fuera capaz de jugar nuevamente. Así que... ya sabes. Perspectiva.

Lo observo con cuidado, tratando de determinar si sus palabras son genuinas o si simplemente intenta alentarse a él mismo y a mí —no lo culparía si ese fuera el caso— pero no, lo dice en serio.

—Admiro eso sobre ti —digo.

Su rostro se llena de sorpresa.

—¿Qué?

—Tu... positividad. Tu perspectiva.

—Sabes que tengo días de mierda, nena.

—Sí, pero no te deprimes.

—Deprimirse es para maricones —bromea—. Pero, en serio, para jugar a este nivel tienes que tener tu mente bien. Si no, jamás lo lograrás. Muchos chicos no ven eso; creen que se trata sobre su juego, su agilidad... y lo es, hasta un punto. Pero los chicos que permanecen son los que logran controlar lo que se encuentra aquí. —Toca su sien—. Eso es todo. Muchas personas se dan por vencidos mentalmente mucho antes de ser vencidos en el campo.

—Eso es muy verdadero —digo—. Y va para la vida en general, creo.

Él asiente.

—Mi papá lo ve todo el tiempo en el hospital. La voluntad para vivir, o simplemente sanar, versus darse por vencido.

—Vaya... sí. —Eso lo lleva a otro nivel, pero tiene razón—. Como sea... siempre está la próxima temporada.

—Siempre.

~tbts~

Emmett, Mike, y yo estamos en el medio de un banquete de aniversario al día siguiente cuando suena mi teléfono.

—¿Edward? —Sosteniéndolo contra mi hombro, ajusto el calor de uno de los platos a servir.

—Hola. Sé que estás ocupada, pero creo que esta es la indicada. La encontramos.

Por "encontramos", se refiere a él y a Charlie. Sonrío contra el teléfono.

—¿Sí? ¿Es linda?

—Eso es quedarse corto. Es perfecta. El área que queríamos, dos pisos, gran patio... todo lo que el perfil decía.

—¡Eso es genial! —susurro fuertemente, girándome para evitar la mirada severa del coordinador del evento—. Edward, escucha, debo irme.

—Espera; ¿cuándo quieres venir a verla?

—Ni bien pueda.

—Se lo haré saber a Victoria —dice él—. Quizás podamos volver mañana.

A primera hora del día siguiente, nos encontramos con Victoria en la casa. Es mucho más hermosa en la vida real que en las fotografías. Simplemente espero sentir lo mismo sobre el interior.

Es una casa más vieja, construida a principios del siglo veinte, completamente actualizada y remodelada. Pisos de madera resplandecientes, una abundancia de ventanas y tragaluces. El patio trasero es enorme... posiblemente más grande que el de Emmett... y la plataforma es impresionante, con vista a los árboles y el lago.

La cocina. La cocina. Es el sueño erótico de todo chef. Ya puedo ver los pasteles que hornearé. El pavo para el próximo Acción de Gracias. Todas las cosas.

—¿Eso es... vitral antiguo? —susurro con reverencia.

—Sí. —Victoria sonríe, asintiendo—. Sí, lo es. El original.

Firmamos ese día...

...y nos mudamos durante la primera semana de enero. Debido a esto, pasamos las vísperas de Año Nuevo rodeados de cajas. Charlie corre por nuestro pequeño patio por quizás la última vez, con una luz de bengala que le compramos. El año pasado ella le tenía un poco de temor. Este año, les encanta.

Fusionar dos casas es incluso más complicado de lo que suena, con el doble de todo y muebles y escaleras y simplemente... agh. Mudarse es un infierno. Afortunadamente, Edward muestra sus raíces —usualmente dormidas— de fideicomiso y contrata a una empresa de mudanza. No solo trasladan nuestras cosas, sino que ayudan a empacar todo en primer lugar.

A pesar de la ayuda contratada, amigos y familiares aparecen a montones. Sue viene a cocinar para todos, acompañada del abuelo Charlie que trae una nevera llena de cerveza. Emmett, Mike, Rose y Jessica vienen, así como Alice y el misterioso Jasper, del que he escuchado mucho. Muchas manos minimizan el trabajo, incluso con los niños dando vueltas por todos lados.

Emmett a regañadientes admite que ahora nosotros tenemos un patio más grande. Él otorga el honor prometiendo instalar un columpio de llanta.

—Y construiremos un forte en el árbol en el verano. —Sin mencionar un trampolín, qué interesante.

~tbts~

—Mamá. Nessa tiene un cuarto violeta —dice Charlie durante nuestra primera mañana en la nueva casa. Estoy engullendo café, tratando de prepararme mentalmente para el día. Progresamos mucho ayer, pero instalarse toma tiempo y pocas cosas me estresan como el desorden y no saber dónde encontrar las cosas.

Distraída, asiento.

—Sí, es verdad.

—¿Puedo tener un cuarto violeta?

—Eh... supongo. Pensé que te gustaba el rosa.

—Sí, mamá. Rosa y violeta. Y azul.

—Oh. —Bajo mi teléfono, tratando de estar presente a pesar de que mi mente esté en un millón de lugares diferentes ahora mismo—. Bueno... tenemos mucho que hacer, pero, sin duda podemos pintar tu cuarto. Quizás la semana que viene.

—Necesito pintarla, mamá.

—¿Pintar qué? —Edward aparece, lanzando dos rodajas de pan en la tostadora.

—Su cuarto.

—¿Cuál es ese, de nuevo?

—Al final del pasillo arriba... el que tiene una ventana pequeña y adorable.

—Hmm.

Charlie se mueve en su silla.

—Necesito pintarlo, Edward. Nessa tiene un cuarto violeta.

Acerco más su bol de avena.

—Come antes de que se enfríe.

—No me gusta las pasas de uva, mamá.

—Es con canela —le digo, porque, ya sabes. Importa.

—De acuerdo.

—Si quieres ir a la tienda más tarde para elegir unos colores, podemos comenzar a pintar hoy —ofrece Edward.

—Yo... como que quería lidiar con la casa primero —digo, volviendo a mi teléfono, observando mis listas para hacer. Plural.

Él arquea una ceja.

—Bueno, depende de ti, pero creo que será más fácil pintar su cuarto antes de que lo decores, ¿o no?

—Sí, está bien. Tienes razón. —Suprimiendo mi casi deseo TOC de quedarme en casa y organizar, asiento hacia Charlie—. Ni bien terminen, iremos a comprar pintura, ¿de acuerdo?

—¡SÍ!

~tbts~

Supongo que puedo añadir pintura a la lista de los talentos de Edward. Él lo hace parecer fácil.

Charlie está allí con él, "ayudando", mientras yo me encuentro al final del pasillo, trabajando en nuestro cuarto así esta noche es un poco más cómodo.

Durante los últimos veinte minutos, pequeñas risitas flotan por el pasillo aún vacío, seguido por la respuesta más profunda de la voz de Edward. Finalmente, no puedo soportarlo más. Levantándome, camino de puntitas de pie por el pasillo y echo un vistazo.

Edward tiene a Charlie sobre sus hombros—uno de sus estándares. Ella tiene un pequeño pincel comparado con el rodillo que él tiene, y han cubierto la mayoría de una pared con un rosa chicle. Es un poco intenso, pero... es Charlie. Las otras paredes serán de rosa pálido.

Ese es el plan, de todas formas.

Edward sumerge su rodillo y entonces "accidentalmente" lo estrella contra la pierna de Charlie —haciéndola reír—, se disculpa y noto que sus piernas están cubiertas de rosa. Así como el cabello de él.

—Nessa ayuda a su papá a pintar —dice ella suavemente, estirándose para llegar a un lugar alto en la pared con su pincel—. Ella tiene un cuarto violeta con pintura violeta.

—Tú tendrás un cuarto rosa con pintura rosa.

—Sí. —Y luego se curva sobre la cabeza de él, descansando su barbilla—. Papá.


¿No fue super tierno eso? No importa las veces que lo lea, siempre lloro :')

Por si gustan, ayer subí una nueva traducción de CaraNo, se llama Second Page.

¡Hasta el próximo!