Capítulo 37

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Nota: Capítulo totalmente Naruhina.

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Naruto bebió de su café con total tranquilidad. Después de un rato, se levantó con tranquilidad y se ajustó la bolsa que llevaba consigo. Caminó y salió de la pequeña cafetería, tomó un bus a la orilla de la carretera y luego bajó en dos paradas.

Se dirigió a un pequeño local de correos e insertó unas cartas en los buzones. Después de aquello, se dirigió a la carretera nuevamente y a su lado, se detuvo un auto oscuro de último modelo.

Naruto sonrió y entró al ver a su único y mejor amigo como piloto y entró de inmediato. El auto arrancó y más tarde se detuvo a la orilla de un lago.

Ambos bajaron y contemplaron el lugar por varios minutos.

—¿De verdad tenías que venir hasta quí? —preguntó Naruto de pronto con aquél animo que siempre lo caracterizaba.

—Eres el único ermano que me queda con vida y tengo la impresión de que estás a punto de hacer algo loco.

Naruto sonrió —¿Sabes que no puedes detenerme?

Sasuke asintió —Lo sé…

—A pesar de todo… no me arrepiento de nada, porque desde ese momento hasta ahora, eres también mi único hermano. Nunca me arrepentiré de no dejarte solo Sasuke.

—Ahora me lamento el haber dejado que el contacto que teníamos se perdiera con el paso del tiempo.

—Yo también pero… sin duda tengo buenos recuerdos de los momentos que pasamos juntos en la adolescencia… desde los malos y terribles momentos —dijo refiriéndose al asesinato de su familia entera— hasta los memorables y divertidos —Naruto le miró finalmente con las manos metidas a los bolsillos —Gracias por aceptar a tu lado a este pobre niño huérfano… mi mejor amigo.

El cuerpo entero del pelinegro tembló al darse una idea de lo que Naruto intentaba y que sabía que no volvería a verlo. Apretó la mandíbula y por primera vez, él fue el primero en iniciar un abrazo efusivo que sorprendió al rubio.

—Maldición… Dove…

Naruto soltó una leve carcajada mientras palmeaba la espalda de su amigo —Nos volveremos a encontrar en otra vida amigo, y te aseguro que seremos los mejores amigos ahí también.

Sasuke carraspeó mientras se separaba de él y asintió con una sonrisa mientras pasaba un brazo por su cara para limpiar los rastros de lágrimas traicioneras.

—El es momento —Naruto se encogió de hombros— Ya sabes, solo a nosotros nos pueden pasar todo tipo de cosas extrañas —dijo para tratar de calmar la inseguridad de su amigo al verlo dudar de si dejarlo continuar su camino solo.

Sasuke finalmente asintió y solo observó a su amigo adentrarse en aquél solitario bosque.

El Uchiha pensaba, si realmente habría un cuerpo por el cual esperar después.

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El viento soplaba con lentitud meciendo sus cabellos.

Se detuvo cuando llegó a la orilla de un lago solitario. El cuerpo de Naruto tembló al sentirse ya cerca de ella, de encontrarla.

El hilo rojo que se encontraba atado a su meñique se perdía en la profundidad de las aguas tranquilas.

Sin quitarse las prendas ni los zapatos, caminó con lentitud hasta sumergirse por completo, una vez adentro, se permitió nadar aún más al fondo siguiendo su hilo, el cual comenzaba a brillar aún más. Naruto no lo dudó ni por un momento. Sabía que era el momento, sus hijos ya no le necesitaban y él la necesitaba a ella.

Pronto sintió que ya no le quedaba más aire pero no luchó y en cambió, una luz le cegó por completo.

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Cuando despertó, se encontraba en la orilla de un lago, y al mirar a su alrededor supo que este era diferente al que había entrado.

Se incorporó y se sorprendió de ver que sus ropas no solo eran diferentes, sino que estaban secas.

Se miró a sí mismo, podía sentir una energía diferente en su cuerpo, cansancio era lo último que sentía en aquellos momentos. Sus ropas eran oscuras, consistían en una camisa de cuello alto, una chaqueta de cuero y pantalones ajustados y rasgados con un pañuelo largo y rojo enredado por su cintura y que colgaba gran parte en una de sus caderas, sus músculos eran más notables que antes tenía unas muñequeras de cuero en ambas manos. Se encaminó a la orilla del lago para mirar su reflejo y se sorprendió de verse unos años más joven. Respiró profundo ante aquello y reaccionó al ver el hilo rojo que ahora lo guiaba hacia otra dirección y no dudó en avanzar nuevamente.

Un rato más tarde, se sorprendió de llegar a un pueblo que parecía estar atrasado a su época. Miró el cielo y no había nubes, sino que todo era completamente azul.

No le importó nada más y solo se encargó de seguir el hilo rojo.

Solo quería verla.

Solo quería llegar a ella.

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En una especie de sala de estar, un tipo se encontraba sentado en un trono de cuero negro. Las puertas se abrieron dando paso a una mejer de cabellos cortos y morados, tenía una enorme flor en su cabello.

—Ha llegado, lo puedo sentir —dijo ella con una sonrisa.

Aquél hombre, de cabellos naranjas se levantó para recibirla en sus brazos y darle un beso en la coronilla.

—Es el momento, supongo.

Ella se apartó y le miró —Por fin Pain, por fin…. Solo falta.

—La prueba final. Él debe llegar a ella ¿Qué tanto está dispuesto a hacer para llegar a su lado?

—Espero que… lo logre.

—Ponto sabremos si el amor lo puede todo… mi amada Konan.

—¿No somos nosotros la prueba de eso?

El líder de los shinigamis sonrió —Si pero… nunca hemos pasado por tanto como ellos.

Ella sonrió.

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Naruto se detuvo justo al llegar a las puertas de aquél imponente castillo, sobre este, el rubio logró visualizar un cielo rojizo.

Un par de guardias se acercaron a él —¿Quién eres y qué buscas aquí?

Naruto, aún mirando hacia el cielo rojo solo desvió la mirada hacia los tipos que le hablaban.

Por muy extraño que pareciera, una parte de él había cambiado, el miedo hacia cualquier cosa había desaparecido y era consciente del poder del Kyubi —el cual había absorbido— ahora estaba fusionado con él en su totalidad.

—Voy a entrar, hay alguien a quien quiero ver en ese castillo —dijo con notoria seriedad.

Los tipos se miraron entre sí y luego, sin más, soltaron una estruendosa carcajada.

—Debes estar loco, este lugar está prohibido para las almas simples como tú.

—Voy a pasar —dijo con calma.

Los tipos sacaron sus espadas —entonces desaparece —dijo uno de ellos.

Sin embargo, Naruto no dudó en tomarlos del cuello con una rapidez increíble y estamparlos sin esfuerzo alguno contra el suelo.

Sin más, Naruto se incorporó y nada más entrar por las puertas, un grupo enorme de guardias lo interceptaron nuevamente. Pero Naruto no dudó en avanzar.

Ahora era una bestia… atrapada en el cuerpo de un hombre que solo quería a su alma gemela de vuelta.

Y la tendría.

En la sala Konan y Pain ya estaban enterado del escándalo que acontecía a las fueres del palacio. Un estruendo se escuchó y pronto supieron que Naruto había llegado a ellos.

Con una imponente espada arrastrando tras él, sonrió —No tengo idea de cómo es que puedo manejar esta situación pero tampoco me importa. Solo vine por ella. Sé que está aquí… y que está encerrada. La he visto.

Konan miró a Pain tranquilamente —Vamos, ya díselo. Dile que no quieres un enfrentamiento y que en su lugar, buscas otra cosa.

Naruto elevó la ceja en modo de pregunta.

Pain dio unos pasos frente a él —Primero que nada, que buen espectáculo has dado allá a fuera.

Naruto se mantuvo calmado esperando a que el hombre dijera lo que tuviera que decir.

—El hecho de que Hinata esté encerrada es porque ella decidió ofrecer su alma a Konan a cambio de que Sarada tuviera más tiempo para buscar información sobre su pasado, ya que, como sabes, tenía el tiempo encima. A cambio de tiempo, Hinata se ofreció como tributo a la Diosa Konan. —Pain se tomó unos segundos para continuar —Escucha, sé que sabes que no puedes vencerme a mí aquí y si sospechas que todo esto, el que estés aquí tiene un propósito, pues así es —señaló las paredes alrededor —No podrás pasar más allá de este lugar y como sabes, ella está más adelante y luego más abajo. Sabes que es imposible para ti llegar a ella si no es con mi consentimiento. De lo contrario no pasarás de aquí. Solo quedarás estancado.

Naruto frunció el ceño —¿Qué es lo que quieres?

Konan sonrió y Pain suspiró.

—No mucho —dijo él —Nada que ambos no puedan lograr.

Naruto le miró confuso y su arma desapareció al instante de sus manos.

—Konan y yo somos dioses en este lugar, y también somos pareja. Hemos estado juntos por siglos, sin embargo, hay algo que nos hace falta.

Naruto le miró analizando cada palabra, escuchando atentamente.

Pain continuó —Queremos un hijo. Sin embargo, Konan fue maldecida hace mucho tiempo, quitándole la fertilidad que necesita toda mujer para tener uno. Solo hay una forma de tener el hijo que queremos, y ese es… que nuestro hijo sea procreado por una pareja formada por el destino, aquella que posea el lazo del hilo rojo.

—Hinata y yo —confirmó Naruto lo evidente.

Pain sonrió —Así es, ustedes acceden a la procreación y mediante un ritual, Konan y yo daremos nuestros genes y energía vital para su formación, después de nacer, el niño sería completamente nuestro hijo. Ustedes no tendrán ningún lazo con él ni tampoco los sentimientos de apego. Si aceptas, dejaré que llegues hasta ella y cumplas tu palabra, después ambos pueden irse tranquilamente de aquí. Tengan en cuenta, que también puedo alterar la paz de sus hijos vivos.

Naruto cerró los ojos y soltó un suspiro.

Después de pensarlo un rato, finalmente habló —Esta bien —dijo con voz ronca —pero deben dejar que primero hable con ella.

Konan sonrió y asintió mientras miraba a Yahiko.

—Bien, entonces, puedes avanzar —dijo mientras dejaba ver un pasillo frente a ellos.

Naruto no dudó en avanzar, esta vez un poco más deprisa. Bajó unas largas escaleras y cuando llegó hasta el final y su vista se centró en una enorme jaula iluminada pos una luz blanca, y ahí se encontraba ella. Recostada en una pequeña cama mientras le daba la espalda. Portaba un vestido largo y sencillo color blanco.

Por fin después de tanto tiempo, después de haber sido separados injustamente.

Ella estaba ahí.

Con pasos temblorosos se acercó a la jaula.

Los pasos de alguien acercarse obligaron a Hinata a abrir los ojos e incorporarse. Por alguna razón, su corazón latía desbocado.

Y cuando se dio la vuelta, sos ojos se abrieron en demasía y soltó un jadeó.

Con el cuerpo tembloroso, salió de la cama y caminó lentamente hasta llegar a los barrotes.

—Hinata

Entonces lloró, esa voz que escuchó por última vez segundos antes de cerrar sus ojos para siempre hace ya un tiempo, esa voz que sin querer había olvidado, ahora lo estaba escuchando, lo estaba viendo.

Aún sin poderlo creer y como si estuvieran perfectamente coordinados, ambos llevaron sus manos temblorosas a rostro del contrario y se tocaron.

Comprobando, sintiendo la calidez del otro.

Naruto lloró igual y juntó su frente con la de ella.

—¿De verdad? ¿Estás aquí? —dijo ella.

—Amor mío… estoy aquí… te escuché, tus anhelos me trajeron aquí… contigo.

Sin esperar más, Naruto llevó su mano a la cerradura y esta se abrió sin más ante la sorpresa de la peliazul. Casi con torpeza, Naruto ingresó en ella y por fin la estrechó en sus brazos y ella le correspondió mientras volvía a llorar.

Ambos lo hicieron de hecho y después, sin más, unieron sus labios. Reconociéndose de nuevo.

Lento y suave.

Y después salvaje y lleno de ansiedad.

Una vez se separaron Hinata sonrió —Mi amor…

—Ahora estaremos juntos…

Ella borró su sonrisa al instante —¿Y nuestros hijos?

Naruto no borró su sonrisa —Ellos están bien, ¿Crees que los dejaría así sin más?

—¿Cómo están? —ella le miró suplicante —¿Boruto está bien? ¿Hima es feliz?

—La respuesta a esas preguntas es sí. Boruto está bien, a salvo y Hima es feliz.

Ella sonrió —Háblame de ellos.

—Sarada en realidad estaba viva, en estado de coma. Ella volvió en sí después de todo y ahora está haciendo una vida a lado de Boruto. Ambos se aman y son el uno para el otro. Himawari conoció a un joven que obtuvo mi aprobación y ambos se fueron a estudiar juntos.

Hinata le escuchaba con total atención mientras no dejaba de sonreír.

—Ambos están bien —reiteró Naruto.

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—Hinata… —habló Naruto luego de un rato y ella le observó aún sin salir de sus brazos.

—¿Qué sucede? —preguntó ella.

—Podemos irnos de aquí —dijo sin más.

Y ella le miró sorprendida y luego a la puerta abierta a unos pasos de la cama en donde se encontraban.

—Es verdad ¿Cómo lo has logrado?

—Los dioses Pain y Konan nos dejarán irnos sin problema si… hacemos algo por ellos.

Ella le miró con curiosidad —¿Y qué es eso?

Naruto carraspeó, no sabía cómo iba a decirle aquello.

—Quiero que sepas que solo por estar aquí y llegar a ti… tuve que aceptar.

Ella asintió esperando a que el rubio hablara.

—La diosa Konan y Pain son pareja.

—Lo sé… aquí todos saben eso.

Naruto asintió —Y… hace tiempo que quieren tener un hijo, pero la ella no puede concebir, no tiene fertilidad, así que… ellos quieren que tú y yo…

Hinata tragó, ya se estaba dando la idea de lo que querían ellos.

—Concibamos al bebé, cuando eso suceda, ambos pasarán su energía vital al bebé y también sus células y en teoría el bebé en sí sería de ellos. Tendría sus genes, solo nos necesitan para concebir el cuerpo y el desarrollo. Ellos dijeron que cuando nazca, no nos sentiremos apegados al bebé porque en realidad los verdaderos padres serían ellos —Naruto se encogió de hombros —eso fue lo que entendí.

Hinata se sonrojó y pensó detenidamente aquello.

—¿Ellos lo tenían todo planeado cierto?

Naruto no dudó en asentir.

—Además… —hizo un mueca —no dudaron en amenazar con alterar la vida de nuestros hijos se…

—Entiendo —dijo Hinata con seguridad que sorprendió a Naruto.

—Está bien, en tanto seamos libres —dijo mientras se aferraba a su cuerpo.

—¡Qué bueno que ya están de acuerdo!

Ambos se incorporaron de la sorpresa por aquella voz ajena y Naruto colocó a Hinata tras él en señal de protección.

—¿Quién eres? —preguntó él.

La mujer sonrió —Soy la encargada de arreglar todo para el acto sexual y el ritual de los dioses —dijo con emoción, pues en ese lugar tan sombrío, en ese enorme castillo, la idea de tener un niño muy pronto les emocionaba mucho.

La pareja se sonrojó por lo mencionado y Naruto le miró más serio segundos después —¿Cuándo será?

—Será mañana, mi ama Konan ha pedido que descansen aquí y se preparen para mañana. Después del acto. Serán trasladados a una mejor habitación y podrán irse hasta que nazca el bebé.

Dicho aquello, la mujer se retiró.

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Hinata le miró —Después de esto… podremos estar juntos ¿Verdad?

Naruto asintió.

—Es hora, todo está preparado.

Ambos asintieron y la mujer cerró la puerta tras ella dejándoles solos, la cama ahora estaba rodeada de velas y a su alrededor habían símbolos extraños dibujados.

Naruto cerró los ojos y juntó sus frentes. Ambos estaban en bata. Ambos habían sido preparados para el momento.

—Te amo —dijo de pronto —Aún no puedo creer que esté aquí… contigo.

Ella sonrió —Yo también te amo.

Ambos comenzaron un beso lento mientras el rubio le retiraba la única prenda que tenía y Hinata hacía lo mismo con él.

Se tomó el tiempo para acariciar todo su cuerpo. Ella jadeó al momento, estaba sensible. Al igual que él, ella hizo lo mismo.

La llevó a la cama y la recostó con sumo cuidado. Y él se perdió en su cuello, besando, mordiendo. Estaba en lo correcto cuando pensó que con ella podía volver a vivir y durante un buen rato se dedicó a besar todo su cuerpo, porque aún no podía creer estar así con ella. Los suspiros y gemidos que siempre le habían encantado estaban haciéndose presente nuevamente en ella. Y aún con una sonrisa de satisfacción continuó besando hasta bajar a sus muslos internos y besar con una tortuosa lentitud.

—Oh! —fue único que ella pudo decir al sentir su lengua en aquella zona que pensó que jamás volvería a sentir placer —Naruto! Si!... ahí!

Él no dudó en continuar mientras se aferraba a su cadera y la sostenía con fuerza. Hinata solo podía retorcerse —Por favor… —pidió con desespero —A-Amor… te necesito…

Y él comprendió mientras se colocaba entre sus piernas y se inclinaba para besarla con ansias y con gran lentitud se fue introduciendo en ella. Estuvieron un rato hasta que ella se acostumbró.

—Muevete… hazlo… —dijo ella entre jadeos descontrolados.

—Eres hermosa… eres tal cual te recuerdo…

—Tú también… siii! —gritó.

—Después de ti no hubo nunca nadie….—jadeó él mientras se movía con precisión y fuerza. Tenía demasiadas energías, más que cuando estaba vivo.

Aquello hizo que ella se aferrara más a él con fuerza y sonriera por aquello. Estaba llena de emociones que no creyó jamás sentir.

—Lo siento pero… —continuó el rubio perdido en el placer —Cuando me tocaba… solo podía recrear los momentos que vivimos en la intimidad…

—Ah! Sigues siendo un pervertido! —regaño con diversión. Sintió una ola de placer repentina y supo que estaba por llegar —Más rápido!

Y Naruto no dudó en tomarla de la cintura y levantarla para que esta le recibiera más profundo, acto que logró que ambos terminaran al mismo tiempo mientras aquél hilo rojo resplandecía aún más.

Hinata cayó rendida mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro —Mi Naruto… Mío.

—Soy tuyo —dijo él aún sobre ella y sin salir todavía. Pues ambos estaban todavía recuperándose.

—Espero que no estés pensando en dormir, porque vamos a recuperar todo lo perdido.

Hinata le miró son un evidente sonrojo —Que bueno que lo pervertido realmente no se te ha quitado —dijo finalmente.

—Soy tu pervertido ¿Lo recuerdas?

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Nota del autor: Hola, se que deben tener dudas con respecto a esto pero era necesario, puesto que estoy planeando desarrollar otro fanfic derivado de este capítulo. No puedo decir más pero ya lo explicaré con detalles. Saludos!