-Bakugou-kun y yo terminamos de hacer la silla.
Creo que la terminamos demasiado rápido. Ahora pienso que Bakugou es bastante habilidoso y que tal vez nuestro trabajo en equipo es eficiente.
Él se encargaba de dirigir todo, sin embargo, yo cooperé mucho.
Si me esfuerzo un poco más, ¿podría ser un compañero digno?-
Izuku estaba sentado en una de las sillas de la biblioteca mientras escribía en uno de sus cuadernos.
-Aun estoy por terminar la silla que hice para la celda, solo necesito arreglarla con el cincel y ponerle barniz-
Había vuelto a esa costumbre que tenía de escribir, ahora se estaba centrando en escribir las cosas agradables que le sucedían y esta semana había escrito bastante, puesto que la grabación del documental hacía que todo estuviera más tranquilo.
De pronto Bakugou entró por la puerta, llevaba la silla que ellos mismos habían hecho.
—Hola, Bakugou-kun.
—¿En dónde pongo esta cosa?
—Ah... p-por allá hay un espacio vacío...— le dijo mientras señalaba un espacio de la mesa que no tenía silla.
Bakugou acomodó el mueble y poco después se sentó en el.
Izuku lo miró esperando por una respuesta.
—¿Qué?
—¿C-Cómo está?, ¿pasa la prueba de comodidad?— estaba a la expectativa.
Ansiaba poder sentarse en aquella silla.
—Pues es una simple silla, no hay mucho que decir— lo miró extrañado.
—Pero le agregamos un asiento blando...
—Está bien.
—¿L-La postura de la espalda es adecuada?
—¿Qué?— Bakugou se acomodó en la silla —Sí
—Bien — el pecoso agarró su cuaderno y empezó a escribir —¿Alguna otra observación?
—Solo cállate y siéntate— dejó la silla libre y fue a agarrar un trozo de papel que había dejado en una de las mesas.
Al ver que Bakugou le cedía el asiento, Deku no tardó en sentarse y acomodarse en la silla que ellos mismos habían hecho.
Era evidente que estaba emocionado, incluso por una sencillez como aquella.
Para Bakugou era extraño, así que decidió no prestarle mucha atención.
—Me gusta... ¡es cómoda!— dijo aliviado, porque había estado preocupándose por sí sería lo suficientemente cómoda.
Bakugou le había dicho la verdad, la postura de la espalda era ideal, no muy atrás ni adelante.
Izuku empezó a evaluar varios aspectos de la silla para anotarlos en su libreta.
—Bakugou-kun acertó en el color del asiento, también la cantidad de barniz, dos capas fueron suficientes. Creo que me preocupé mucho por la resistencia de la madera. Me pregunto si habrá termitas por aquí...
—¿¡Qué carajo haces!?, ¡cállate ya!— gritó el rubio.
—¡Lo siento mucho!, e-estaba evaluando nuestra silla...
—¿Para qué?
—Es que yo también quiero hacer una para ponerla en nuestra celda y así poder sentarme a leer mejor, así que estoy tomando nota para poder comparar las dos sillas después— al explicar eso sonaba emocionado.
—Mmm— respondió sin interés.
Al ver que Bakugou volvía a ese estado de concentración mientras revisaba aquel mapa, Izuku se quedó callado.
No pudo evitar escribir sobre Bakugou en su libreta.
-Cuando lo conocí, pensé que era intimidante, aunque realmente lo es.
Pero Bakugou-kun puede ser bastante tranquilo.
Lleva su pulgar a sus labios y se concentra en lo que está haciendo, creo que está planeando una estrategia.
Es muy pacífico todo cuando él está así. De cierta manera... me gusta, porque siento que ambos estamos conviviendo tranquilamente y eso es muy agradable.
Sushi-san y los demás me han dicho que no me acerque a él... yo no sé qué hacer-
Guardó sus cuadernos detrás del librero y salió de la biblioteca porque tenía que hacer su trabajo de destino.
- - - -
—Hoy te toca en la lavandería— le dijo Sora.
—Sí.
A Izuku le gustaba mucho hacer su trabajo de destino. Cocinar le parecía agradable, pero le gustaba tanto porque era una escapatoria a todos los problemas, así como el taller de carpintería.
Cuando cocinaba o limpiaba cualquier cosa estaba cerca de los guardias, por lo que ningún otro preso se metía con él, esa era una razón más para que le gustara.
"Cuando tengo que limpiar siento que soy menos inútil"
Agarró ropa del pequeño carro para transportar los uniformes y la metió a la lavadora.
Para lavar utilizaban equipos viejos que necesitaban mucho manejo manual. Era muy parecido a la lavadora que tenía su madre en casa, por lo que no tardó mucho en entender su uso.
Se lavaban informes, sabanas, fundas y cobijas, también se lustraban zapatos y botas.
Mientras Izuku tendía la ropa disfrutaba del delicioso aroma del jabón en las prendas y la suavidad de las telas recién lavadas.
La lavandería estaba casi vacía, puesto que la mayoría de los presos ya habían terminado su labor.
Cuando el joven de pecas terminó sus tareas, se dispuso a salir para hacer su siguiente actividad, pero se detuvo porque algo llamo su atención.
Había una cobija abandonada en uno de los tendederos...
Iida y Uraraka, los encargados de la grabación del documental, entraron al taller de carpintería a descansar un rato.
—Creo que voy a morir de cansancio— habló la chica.
—¿Para ustedes también ha sido difícil tratar con los presos?— les preguntó el hombre con cola.
—¡Demasiado difícil!, ¡ellos rara vez ven a una mujer!, ¿sabes lo terrible que es para mi ser mujer en este momento?, ¡me dan mucho miedo!
—Uraraka-san, debes ser profesional. Sabes que contamos con la seguridad de los guardias, haz tu trabajo como se debe.
—Tu lo dices porque eres un hombre alto y fornido.
Ojiro permaneció escuchándolos un rato mientras reía por las cosas que ambos discutían.
En la lejanía Izuku se encontraba terminado los detalles de su silla.
El taller estaba casi vacío porque no era hora de taller, pero a los presos se les permitía intercambiar su tiempo de trabajo por tiempo de taller.
—Midoriya, huele esto— le dijo Kirishima mientras le pasaba una brocha.
—¿Qué es?— Izuku olió a detalle las cerdas de aquella brocha y de inmediato se sobresaltó por el fuerte olor —¡Waaa!
—Es barniz.
—¡Es demasiado fuerte!— le respondió mientras se tapaba la nariz —No deberías olerlo, Kirishima-san.
—¡Hey, Kaname, ven a oler esto!
Uraraka ubicó al chico de cabello verde de inmediato.
—Ojiro-san... ese chico de cabello rizado... ¿cómo se llama?— le preguntó discretamente.
—Oh, él es Midoriya. Es el preso más joven y también es el más tranquilo. Viene mucho por aquí.
—¿No es demasiado joven como para estar aquí?— preguntó Iida.
—He oído que la sentencia y el lugar en donde se cumplirá depende del crimen.
—¿Eso significa que ese chico hizo algo muy malo?— habló Uraraka con sorpresa.
—No lo sé. No parece ese tipo de persona. Es muy calmado y educado, no se mete con nadie, solo quiere que lo dejen tranquilo. Aunque su apariencia puede ser engañosa.
—¿De qué ala es este muchacho?— preguntó Iida. Izuku había despertado su curiosidad.
—Es del ala uno, se que es compañero de Bakugou, ¿recuerdan a Bakugou?
—Sí.
—Lo recuerdo.
Uraraka recordó al chico rubio, explosivo, alto e intimidante.
Nada más recordar cómo se lanzó contra Iida ya hacía que se asustara.
—¡O-Ojiro-san!, ¡terminé la silla!— el pecoso lo llamó desde lejos mientras llevaba la silla hacia él.
—Bien, vamos a revisarla.
Izuku puso la silla frente a ellos.
"La persona amable y el hombre que le llamó la atención a Bakugou-kun están aquí"
Quería hablarles, pero le daba vergüenza hablar con gente de afuera. Pensaba que sería juzgado por ser un criminal, incluso si la chica de grandes mejillas lo había ayudado antes.
—Hiciste un gran trabajo. Me gusta esta parte que redondeaste con el cincel.
—G-Gracias.
"¡Está halagando mi trabajo!", Izuku se sintió realizado.
—Vas a llevarla a tu celda, ¿cierto?
—Sí— asintió con la cabeza.
—Bien. Te ayudaré— dijo el rubio mientras levantaba la silla.
—N-No es necesario, debes supervisar el taller, además yo no debo causarles molestias a ninguno de ustedes.
—No es una molestia, pero realmente debo supervisar el taller— suspiró.
Izuku intentó levantar la silla, lo que resultó sumamente difícil si quería usar solo una mano, por lo que tuvo que usar su mano izquierda.
Uraraka se sorprendió al ver la mano del chico y también se sintió mal.
No quería saber que era lo que le había sucedido, sabía que estaría mejor así.
—Yo puedo ayudarte— le dijo Iida al ver que le era difícil llevarse la silla.
—S-Sí... yo también— dijo Uraraka y luego cargó la silla junto con Iida.
—G-Gracias pero... no es necesario...
No hicieron caso a Izuku y se llevaron la silla fuera del taller.
—¡Esperen!
Los siguió y dejó a Ojiro atrás.
—P-Puedo llevarla por mi cuenta...
Si los guardias lo encontraban molestando a los invitados entonces lo meterían a una celda de aislamiento, por eso intentaba alejarse de todas las personas que estaban en libertad.
—No me molesta ayudar— le dijo Iida mientras levantaba la silla con total facilidad —Por el estado de tu mano izquierda no puedes llevar la silla por tu cuenta. Cargarla con una sola mano sería malo para ti.
"¿Por qué se comporta así con alguien que se supone es un delincuente?", se preguntó el pecoso.
—¿Y bien?, ¿a dónde la llevo?
—Mi celda está en el ala uno...
El hombre de lentes se llevó la silla hasta la celda de Izuku y Bakugou.
Para la suerte de Izuku y de Uraraka, Bakugou no estaba, por lo que no volvería a atacar a Iida.
—E-Está abierto— dijo el más joven mientras intentaba abrir la puerta, pero sus manos se iban hacia otro lado debido a que no había calculado bien la distancia.
—Está aquí— le dijo la chica antes de dirigir su mano al seguro de la puerta.
—G-Gracias. A veces mi percepción de la distancia falla un poco porque uso un solo ojo.
—Bueno, si te colocas el parche todo el tiempo me parece algo normal.
—Sí...
Iida entró a la celda y dejó la silla en el lugar opuesto a la litera.
—Muchas gracias... Iida-san.
—No hay de que.
Ambos se marcharon justo después, sin embargo, Uraraka quería hablar un poco más con ese chico de pecas y parche.
- - - -
—Sigo preguntándome que es lo que habrá hecho Izuku Midoriya.
—¿Por qué no lo escogen para la entrevista y le preguntas?— le propuso Ojiro a Uraraka.
—¡Es una gran idea!, ¿por qué no se me ocurrió?
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Cuando la tarde cayó, la lluvia la acompañó.
El cielo estaba nublado y llovía fuertemente. Las gotas de agua se colaban en las celdas por las ventanas sin vidrio.
Bakugou regresaba al ala uno, toda la mañana había estado ausente porque estuvo arreglando negocios en el ala cuatro y ajustando cuentas en el ala dos. Ahora que era el nuevo líder de casi todo debía dejarles bien claro a los presos quién estaba al mando.
Además tenía algo que conseguir en el ala dos. Aunque lo buscó por todos lados no pudo encontrarlo, así que tendría que tomar otras medidas.
Entró a su celda con el cabello mojado e Izuku lo miró de reojo para luego saludarlo.
—Ho-Hola... puse tus papeles debajo de la almohada porque la lluvia iba a mojarlos— dijo refiriéndose al extraño mapa que Bakugou llevaba ojeando desde hace días y los papeles en los que escribía.
El chico estaba sentado en una silla de madera, se cubría con una cobija color rojo, tenía un libro cerca y un plato con comida estaba en su regazo.
—¿De dónde sacaste eso?— le preguntó señalando la manta que lo abrigaba.
—Ah... bueno... en la lavandería, podría decirse que me la robé— se cubrió la nariz y la boca con la manta en un gesto de timidez. Se sentía como si hubiera cometido un crimen por robar aquella cobija.
La ventana de barrotes estaba cubierta por la tapa del baño, un poco de agua entraba por las aberturas, pero había una cubeta cerca para que el agua se alojara en ella.
Aquella vista del chico leyendo tranquilamente mientras comía sushi y se abrigaba del frío de la lluvia, era algo bastante inesperado.
El pecoso se veía cómodo y calmado. Parecía estar preparado para la época de lluvias que ya se acercaba.
Últimamente Deku actuaba de manera extraña, más de lo normal.
—¿Y la comida?, creí que no tenias dinero ni para comprarte algo de comer— se enteró de eso gracias al doctor Shun.
—Tengo dinero— había comprado comida para Bakugou antes —Pero la comida no es comprada.
—¿Entonces?
—La trajo mi mamá— dijo con aparente felicidad.
Bakugou quitó los papeles de la cama y se sentó, para después secarse el cabello con un trozo de la cobija de la cama de arriba.
—¿Desde cuando alguien te visita?
—T-Tú aún estabas en la celda de aislamiento cuando Sasaki-san y mi madre vinieron a verme. Ellas vienen como dos veces al mes.
—¿Y como le hicieron para pasar la comida?, usaron dinero, ¿cierto?
—Es lo que yo pregunté— de pronto el semblante de Izuku cambió por completo, se llenaba de disgusto —Dicen que un tal 'Sato' las dejó entrar.
"Eso no termina de gustarme", pensó el chico del parche.
Por primera vez veía a Izuku así. Esa expresión de disgusto, parecía que estaba a punto de enojarse.
Bakugou conocía a Sato y no le caía para nada bien.
—¿Tienes algo que ver con Sato?— le preguntó el rubio.
—No— mintió —No sé quién es ese tal Sato.
Deku actuaba extraño. Bakugou sabía que estaba mintiendo, pero él no era así; Deku siempre le hablaba sobre cualquier cosa y era molesto, no era discreto y tampoco parecía esconderle cosas, pero la simple mención de Sato había hecho que cambiara por completo.
Parecía un poco enojado, pero a la vez se veía que tenía ganas de llorar.
—¿Quieres probar un poco de sushi?— desvió el tema.
Bakugou negó con la cabeza y procedió a seguir leyendo un croquis del edificio de administración.
Debía idear una estrategia para conseguir las llaves del almacén del ala dos.
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{}
Las cámaras estaban encendidas y enfocaban a un hombre castaño y de cabello largo mientras este les mostraba las armas que habían arrebatado a algunos presos.
—Aquí los presos tienen la necesidad y suficiente tiempo libre como para hacer una navaja con cualquier objeto— decía Sora.
Les mostró un objeto similar a una lanza. Era blanco y largo, tenía la punta afilada.
—Este lo hicieron con periódico enrollado. En la punta parece que derritieron un trozo de plástico y lo afilaron para conseguir este resultado.
Procedió a mostrarles un monto de más armas.
—La razón por la cual ya no servimos carne en forma de chuleta es porque a veces tienen huesos y los convierten en armas. Este de aquí es un ejemplo— les mostró una especie de navaja con un extraño color amarillento —A veces usan sus particularidades para crear armas. Este hueso de aquí fue afilado por un preso que tiene dientes de rata, así que solo se dedicó a roer hasta lograr lo que quería.
El personal del reclusorio confisca cientos de navajas cada año.
Generalmente, muchas de las peleas no son del conocimiento de los guardias, por eso es muy común ver a presos con heridas en el cuerpo.
Algunos las llevan como pruebas de su valor.
—Aquí tengo una— Decía un pelirrojo de dientes afilados mientras mostraba una cicatriz en su espalda.
Otros presos, la mayoría con grandes músculos, mostraban sus cicatrices en el cuerpo.
—¿Con qué fueron hechas?— le preguntó el hombre de lentes.
—Con una navaja.
—¿Te las hicieron aquí, en prisión?
—Sí, en prisión.
—¿Cuál fue la causa?
—Esos imbéciles del ala tres querían matarme— decidió omitir los detalles acerca del canibalismo.
Ahora Uraraka estaba muy muy nerviosa.
Tenía a un preso grande, musculoso y castaño en frente y este le clavaba la mirada de una manera amenazante.
—Comencemos con la entrevista de una vez— habló el castaño.
—Sí— dijo la chica nerviosa.
Aunque su compañero Iida y tres guardias estaban ahí, ella seguía hecha un manojo de nervios.
"Acepté este trabajo porque pensé que tenía las capacidades, pero este hombre me da mucho miedo.
Lo siento, mamá, creo que mejor trabajaré haciendo documentales de gatitos en Tokio"
—Hasta acá se pueden sentir tus nervios, linda. Pero no te preocupes, al lado de estos hombres estás a salvo. Aún así, ten cuidado, porque en el momento en el que te quedes sola yo no voy a dudar en arrancarte la ropa y violarte de la manera más brutal posible.
En esa primera entrevista, ya sabía que iba a ser un día muy largo.
- - - -
Entrevista a Denki Kaminari
—Responderé todas las preguntas que me hagan. Saldré en televisión, ¿verdad?
—Sí.
—¡Hola Jirou!— sonrió —espero que estés viendo esto. Quiero que sepas que no te vas a deshacer de mí tan fácilmente. Ya casi puedo "pagarme la fianza"— guiñó el ojo ante la cámara.
- - - -
Entrevista a Eijirou Kirishima.
—¿Como te las has arreglado para adaptarte a este estilo de vida?— le preguntó Iida.
—Pues con un delicioso pan de yakisoba todos los días, agua y ejercicio. Se que parezco un preso miserable, pero en realidad me gusta estar aquí. Es divertido patearle el trasero a los debiluchos que buscan pelea conmigo.
—¿Te consideras un recluso problemático?
—No...— desvió la mirada ante tal mentira —Solo hago lo que el jefe me dice, creo que no causo tantos problemas.
Kirishima es uno de los presos más fuertes y problemáticos.
Armó una pequeña revuelta en el ala cinco para que el pan de yakisoba y otros alimentos fueran integrados al menú de consumo, también fue partícipe en la revuelta del ala cuatro, es considerado uno de los mayores influyentes y por si fuera poco, también se han reportado disputas entre él y el preso Shigaraki Tomura.
- - - -
Entrevista a Hitoshi Shinsou.
—Cuéntanos, ¿por qué estás aquí?
—Terrorismo y robo a gran escala.
—¿Has logrado adaptarte a esta forma de vivir?
—Sí.
—¿Cómo lo has hecho?
—Solo uso mi particularidad.
—¿Cuál es tu particularidad?
—Control mental.
—¿Dirías que eres un preso problemático?
—No.
Una entrevista algo silenciosa, la cual logró calmar a Uraraka.
- - - -
Entrevista a Kaname Hagakure.
—¿Has logrado adaptarte a vivir en este lugar?
—Sí, solo debo aguantar el frío— respondió un uniforme flotante.
—¿Aguantar el frío?— la castaña lo miró curiosa.
—Verás, mejillas, en este lugar te pueden comer vivo, así que para protegerme aprovecho mi particularidad, así nadie sabe cuando estoy presente.
—Pero por la ropa pueden encontrarte.
—Lo sé, lentes, por eso solo debo aguantar el frío.
--
—¿Alguna vez has recibido algún tipo de abuso sexual dentro de este lugar?
—Sí.
[Algunas estadísticas indican que al menos el 13 % de los presos son violados o sexualmente agredidos]
- - - -
Entrevista a Katsuki Bakugou.
Era una de las entrevistas que la chica más temía, pero sabía que Bakugou era un preso sumamente importante en ese lugar; escuchó de los guardias que lo apodaban "el demonio de Fuchu", apodo que solo la hizo sentir más insegura.
—De acuerdo, Bakugou-san, ¿podrías decirnos por qué estás en este lugar?
—Venta ilegal de armas y algunas otras cosas. Era dueño del mercado— aunque lo seguía siendo, no lo mencionaría —Era un gran comerciante— sonrió de medio lado.
—¿Te has adaptado a la vida en este lugar!
—¿Qué si me he adaptado?— soltó una risa —Tengo este lugar en la palma de mi mano y cuando yo quiera...— enseñó la palma de su mano y sacó una pequeña explosión muy ruidosa —¡puedo hacerlo explotar!
"Que enérgico", pensó Iida mientras se acomodaba los lentes.
—Y-Yo diría que quizá eres un preso problemático... ¿tú te consideras uno...?
—Por supuesto— respondió con total tranquilidad —Si me provocan, entonces se las verán conmigo.
--
Izuku esperaba a que fuera su turno de ser entrevistado.
Había escuchado una explosión y esperaba que todo estuviera bien.
"Espero que no haga nada para que lo lleven a una celda de aislamiento, ya ha tenido suficiente.
Realmente no debería preocuparme, Bakugou es increíble y le irá bien..."
Luego pensó que le encantaría escuchar la entrevista de Bakugou, pero por desgracia la puerta y las paredes se lo impedían.
Un rato después vio al rubio abrir la puerta y se levantó de inmediato para caminar hacia la entrada al cuarto en donde serían las entrevistas.
Se vio frente a frente con Bakugou y se sintió aliviado.
No se dio cuenta, pero su pupila se suavizó en cuanto el rubio se le acercó.
—Deku...
Izuku levantó la mano levemente para saludar y se quedó parado frente a él.
—Muévete. Estas estorbando.
—Ah... — reaccionó —Perdón— se movió hacia el otro lado para dejar a Bakugou pasar y este solo se fue caminando.
El pecoso siguió a su compañero de celda con la mirada hasta que este se perdió en la lejanía.
—Por favor, entra— habló Iida.
Izuku entró al lugar y se encontró con el par de personas que habían estado paseándose por la cárcel últimamente.
Aunque conocía sus nombres, decidió que los llamaría 'las personas amables'.
—Toma asiento... ¿Deku-kun?, ¿puedo llamarte así?
Deku-kun se sentó frente a la cámara y a los entrevistadores, luego le dirigió una expresión de confusión a la chica.
—¿Deku-kun...?
"El kun es un honorífico para las demás personas, no debo confundirlo con las definiciones de Daisuke"
—Escuché que Bakugou-san te llamó Deku y tú te veías alegre cuando te llamó de esa forma, por eso supuse que sería un apodo entre compañeros o algo así.
—S-Sí... soy Deku...
"No creo que sea un apodo amistoso considerando la cicatriz de mi brazo... bueno, ni siquiera se que significa Deku, pero lo tomaré", dudó, pero aún así lo aceptó.
—Muy bien, Deku-kun, entonces comencemos con la entrevista, ¿te parece?
—Sí.
El preso que más quería entrevistar por fin estaba ahí.
Deku era tranquilo, amable y respetuoso, además ambos entrevistadores sentían curiosidad por conocer un poco más sobre él.
—Puedes contarnos, ¿por qué estás aquí?— le preguntó Iida.
Izuku se quedó callado pensando en que responder.
No importa cuanto tiempo pase, la respuesta a esa pregunta siempre será dolorosa.
—Yo...
"No hice nada"
—Me acusan de... homicidio.
Iida y Uraraka lo miraron sorprendidos.
—Pero... aunque todos lo digan, las cosas son muy diferentes— respiró hondo y decidió que respondería con la verdad, nunca mentiría diciendo que había matado a su mejor amigo —Estoy aquí porque tuve la desgracia de presenciar un asesinato y luego fui inculpado.
—Deku-kun, ¿has logrado adaptarte a este estilo de vida?
—No. Yo no tengo una particularidad para pasar desapercibido como Kaname-san, tampoco tengo fuerza, como Bakugou-kun o Kirishima-san. Este estilo de vida es de lo peor y aún no me he adaptado a ser humillado y maltratado— dijo con timidez y un poco de miedo también.
"Ya no quiero que me traten así"
—No deberías adaptarte a eso— le respondió Iida.
—No. Aún así me he acostumbrado a algunas cosas... son muy pocas, pero...
—¿A que te has acostumbrado?
"A la intimidante presencia de mi compañero de celda"
—A la comida y al trabajo, creo que son las únicas cosas que me gustan en este lugar. También convivir con algunas personas—su voz volvió a la normalidad.
—¿Qué tipo de trabajo haces?
—Me gusta cocinar, pero también voy a la lavandería y hago limpieza.
—¿Tienes amigos aquí?
—Sí, Kaname-san, Kirishima-san y también Atama... me llevo muy bien con ellos. Me han ayudado mucho.
"Al menos puede tener amigos", pensó Iida.
—¿Puedo preguntar por tu edad?
—Sí. Tengo dieciséis años, pero en unos meses cumplo diecisiete.
—Vamos con la siguiente pregunta... — Uraraka no quería preguntar porque temía por la respuesta —Eh...
Iida la miró impaciente. Con la mirada la presionaba para preguntar.
—Esto no estará en la entrevista y eres libre de no responder. ¿A-Alguna vez has recibido algún tipo de abuso sexual en este lugar?
—Sí.
Aquella pregunta era para obtener datos estadísticos, sin embargo era lo que menos querían preguntar.
--
Una vez que la entrevista terminó, Uraraka decidió que le haría más preguntas a Izuku.
—Deku-kun, perdona que sea entrometida, pero... me gustaría hacerte más preguntas.
—Ah... mmm...
—Me gustaría escribir un artículo acerca de la vida de un preso joven y esta es la oportunidad perfecta.
—Si puedo ser de ayuda, entonces está bien.
—¡Muchas gracias!— le sonrió y pegó un pequeño salto de felicidad. Luego volvió a sentarse un poco avergonzada por su acción anterior —¿Podrías contarme cómo vives en este lugar?
—Bueno... este sitio es horrible. Los presos más fuertes son los que viven mejor, pero yo soy muy débil, por eso me quitan la comida. Cuando el clima es extremo, entonces tengo que cuidarme para que no me dé hipotermia.
Hace tiempo intenté aliarme con un preso importante para que me ayudara, pero él...— recordó a Todoroki y se le revolvió el estómago —Me engañó, s-se aprovechó de mí y fue demasiado cruel— contuvo sus lágrimas.
—T-Tú mano izquierda...
—Fueron arrancados por él— sintió una punzada en el pecho —Mi ojo izquierdo también. E-En realidad he perdido muchas cosas.
"Si hubiera creído en Bakugou-kun desde el principio... entonces nada de eso habría sucedido"
Se sentía arrepentido y profundamente mal, Uraraka podía verlo en su mirada.
—A veces pienso que merezco todo esto, pero yo no he hecho nada malo. No sé si puedas creerme, es mi palabra contra el hecho de que esté aquí, pero yo soy inocente.
La chica le creía. No tenía el perfil de un criminal, era completamente diferente.
—Asesinó a mi mejor amigo frente a mis ojos y... ¡luego me culpó!— se sobresaltó —yo no mataría a mi único amigo... por eso no merezco esto. No merecía perder mi ojo, ni mi piel, tampoco mis dedos. No merecía que me los arrancara sin piedad...
—Deku-kun...
—Lo siento, no respondí la pregunta, ¿cierto?— su ojo lagrimeó.
—No, está bien— luego de oír esa respuesta se sentía avergonzada.
No quería pensar en todo el dolor que había experimentado el chico frente a ella.
Era horrible.
—No me corresponde juzgar tú inocencia— el hombre de lentes habló de repente —pero ningún ser humano merece sufrir lo que te sucedió.
—No. Todo eso... fue horrible.
—Midoriya-kun, ¿los guardias saben lo que te sucedió?, ¿alguien tiene conocimiento de lo que ese preso te hizo?
—Ha-Hay quien lo sabe, varios presos lo saben, pero no tengo idea si algún guardia está enterado.
—¿En donde se encuentra ese preso?
—Está encerrado, muy lejos de mí. C-Creo que está en una celda de retención o algo así.
Iida creyó que aquel preso estaba encerrado por lo que le hizo a Izuku, se quedó satisfecho.
—De acuerdo. Mientras no salga de ese lugar, todo estará bien.
El pecoso asintió.
—Midoriya-kun, lamento mucho todo lo que te ha pasado. Pero mírate, aún puedes mantenerte en pie, creo que eres alguien muy fuerte y admirable por ello.
"Si no hubiera sido por Bakugou-kun, entonces yo estaría muerto. Él me ayudó a superar las cosas, por eso aún puedo hablar.
¿Soy fuerte gracias a él?"
Al ver que el chico de pecas lo observaba con confusión, Iida le sonrió.
—Tengo que irme, pero antes quiero desearte suerte. Si ellos son más fuertes que tú, entonces solo sé más inteligente— partió caminando hacia la puerta —Uraraka-san, no te tardes, aún hay presos por entrevistar.
—¡Sí, señor!
Se quedó un rato más hablando con Uraraka, respondiendo preguntas.
Fue un rato agradable porque la castaña era muy amable.
—Gracias por responder a mis preguntas, Deku-kun.
El susodicho le respondió con un gesto amistoso.
—Bueno... yo puedo comprender un poco de tus pesares. Hace tiempo mi madre falleció y desde entonces pienso que mi vida es el infierno... pero, ahora siento que debo de ser fuerte al igual que tú.
"Si Deku-kun pudo salir adelante a pesar de todo el dolor que sintió, entonces yo también puedo hacerlo"
—No quiero comparar mi sufrimiento con el tuyo porque no es correcto...
—No puedo imaginar cómo sería perder a mamá. Todo el dolor es insoportable, Uraraka-san.
—Sí, pero ver a alguien tan joven como tú contando todo eso... me hace pensar que debo ser fuerte.
Deku no supo que responder.
—Perdón por hacerte recordar todo lo que te pasó, también... gracias, ahora puedo ver la vida de otra forma.
La chica le sonrió y tomó su hombro cuidadosamente.
—Si te toco el hombro, tal vez me contagies algo de tu fuerza— rió.
Las personas amables, Iida y Uraraka; sin duda, Izuku nunca los olvidaría.
Tras salir de la entrevista, Sora lo llevó a los locutorios de visitas.
Izuku estaba feliz, hablar con Iida y Uraraka lo había ayudado a entender muchas cosas y ahora, saber que podría ver un rato a su madre o a Sasaki lo había hecho sentir mejor.
Caminaba por los pasillos, está vez sin las manos esposadas gracias a su tranquilidad.
Se moría de ganas por abrazar a su madre.
"Debo contarles muchas cosas.
Tal vez me traigan más comida, no debo dejar que ese tal Sato las siga ayudando, les advertiré..."
Llegó al locutorio número seis, en donde un chico de cabello negro lo esperaba.
Izuku lo miró con confusión y sorpresa.
—¡Midoriya!, ¡cuanto tiempo sin verte, amigo mío!
—Ryu-ichi... ¿q-qué haces aquí?
Sora cerró el locutorio, dejando solos al par de chicos.
—Vine a verte, ¿no es obvio? Anda, siéntate.
El pecoso se sentó frente a aquel individuo tan despreciable.
—¿Para qué quieres verme?
—Solo quiero saber que tan profundo estás en la mierda y por tu mano sin dedos y parche en el ojo, puedo saber que estás ahogándote en montones de mierda.
—V-Vete de aquí.
Deku apretó los puños y empezó a temblar a causa de la mezcla de emociones que sentía.
—¿Cuántas veces te han violado?
—Ryuichi Sato, vete de aquí— respondió al borde de las lágrimas.
—Seguro ya perdiste la cuenta. Dime, ¿quien te dejó tuerto?
Izuku no le respondió, se mantuvo cabizbajo con lágrimas en su ojo restante.
—Pensé que seguro ya estarías muerto, pero me sorprendió ver cómo esa chica de lentes y tú madre venían a visitarte.
"No quiero estar aquí"
—A veces extraño tenerte en la escuela, ya no hay nadie a quien pueda hacerle la vida miserable, pero luego recuerdo la manera en la que arruiné tu vida y me siento mejor.
—Ryuichi, basta, déjame en paz.
—No vine de tan lejos para dejarte en paz. Quiero que me cuentes lo miserable que eres ahora.
Izuku siguió temblando sin decirle nada más.
Estaba enojado y a la vez profundamente triste, se tragaba su impotencia y sus lágrimas.
—Vete— respondió con miedo.
—¿Estas sordo?
—Lárgate— susurró.
—Seguro has sufrido mucho. Cuando maté a ese tipo... ¿se llamaba Daisuke?
—No pronuncies su nombre...
—Él se lo buscó. No debió meterse conmigo, pero mira, perdió el cerebro, si es que tenía. Cuando lo asesiné... ¿te acuerdas de su cara?, la sangre que corría de su cabeza y sus ojos...
"Ya basta"
—Cuando lo vi muerto me asusté y no sabía qué hacer, pero luego de todo este tiempo es reconfortante saber que ese estúpido trozo de basura al que llamabas amigo ya no está gracias a mí.
Izuku se sintió tan enojado que no pudo controlarse.
En medio de un frenético temblor, se levantó de la silla y se lanzó hacia Ryuichi para intentar teclearlo.
—¡¡¡NO TE ATREVAS A INSULTARLO!!— lo jaló del cuello de su ropa —¡¡¡CIERRA LA BOCA, BASTARDO!!!
—¿O sino qué?, ¡no hay nada que puedas hacer en tu posición!
—¡¡¡Cállate!!!
—Te arruiné la vida, Midoriya. No puedes salir de este lugar y durante el resto de tus días vas a seguir sufriendo.
—¡¡¡CÁLLATE!!!
Al ver la escena, un par de guardias entraron al locutorio para alejar a Izuku de Ryuichi.
—¡¡¡Te odio!!!, ¡¡¡te odio!!!— el chico de pecas lloraba mientras los guardias se lo llevaban del lugar.
Sus emociones de desbordaban. Esa tristeza profunda era acompañada por desesperación.
Un sentimiento tan fuerte como el odio brotaba de su pecho.
"Él me arruinó la vida, de verdad lo hizo"
Cuando lo llevaron de regreso a su celda, Izuku pasó de lejos al ver a Bakugou. Corrió, huyó a un lugar donde pudiera estar completamente solo.
Se encerró en una pequeña bodega en donde se guardaba el equipo de limpieza.
Se tiró al suelo y se colocó en posición fetal para seguir llorando.
Parecía que nunca iba a dejar de doler.
—¡¡¡Mi vida está arruinada!!!
Le arrebataron su libertad, mataron a su mejor amigo y le quitaron tantas cosas.
Sentía que podría volver a romperse en cualquier momento.
Sus pensamientos y recuerdos eran un tortuoso lío, lleno de dudas y tristeza.
"—¡Y ahora lloras porque no sabes hacer nada más que eso!—"
"—Deja de ser tan inútil solo por una vez en tu vida—"
Sintió como si Bakugou le hubiera dicho esas palabras para ese momento en especial.
