Capítulo 38
La ironía misma era ese momento, en otro tiempo solo vigilaba su propia vida, más adelante estaba alerta ante la seguridad de su fiel sirviente y luego le preocupaba el bienestar de Rin. Ahora gracias a la miko él estaba protegiendo no solo a la mujer si no a su grupo y al mismísimo Inuyasha que estaba hecho un débil humano "tch" bufo fastidiado, hasta que su atención fue directamente a la entrada donde pudo notar desde arriba como se corría poco a poco el visillo que servía de puerta a la cabaña.
- ¡Me siento renovada! – exclamo divertida mientras estiraba su cuerpo al salir de la pequeña cabaña, abrazándose a si misma al sentir el frio de la madrugada mirando el cielo – deben ser las cinco de la mañana ¿Cuánto habré dormido? – dijo para sí misma
- ¿De que estas hablando? – dijo el youkai sentado en el techo de la caseta de madera, mirándola despreocupado, ella dio un respingo al escucharlo
-Que susto me has dado, mi corazón saldrá en cualquier momento – dijo nerviosa tratando de sostener su corazón - en mi mundo, podemos saber en qué momento del día estamos exactamente – explico mirándolo mientras él seguía sin inmutarse y sabía que no la entendía – explicarle eso será como enseñarle inglés – murmuro desviando la mirada del hombre
-¿Por qué estas afuera? Regresa a la cabaña, el frio podría enfermarte – menciono pacíficamente sin dejar de mostrar la neutralidad en su rostro, ella negó con la cabeza
-No, he descansado suficiente – respondía estirándose un poco más mostrando una sonrisa en su rostro, se le veía realmente mejor que antes – además en este mundo las mañanas son mucho mejores que en mi época
El youkai mantuvo su estoico silencio y ella entendió que ya no quería hablar, probablemente este fastidiado, estuvo toda la noche fuera velando por la seguridad de todos los que estaban dentro de la caseta, incluido Inuyasha y pensando en el corrió un poco el visillo para comprobar que estaba serenamente dormido, era el hanyou de siempre, sus orejas de perro adornaban su cabeza, sonrió para sus adentros recordando lo penoso que fue cuando lo conoció
-Sesshomaru – llamo Kagome – Iré a buscar algo de fruta ¿podrías espe…
-Iré… - la rápida reacción de caer frente a la mujer termino dejándola en silencio
-No, te quedaras aquí... – regaño la mujer
-Dije que iré contigo – refuto mirándola seriamente ella desvió la mirada cruzándose de brazos
-No es demasiado lejos, además quiero que te quedes para que cuando Rin y Jaken despierten sepan que estas bien – el enarco una ceja
-Es absurdo, se preocuparán si no estás – respondía, la miko era una mujer inentendible, parece que ese descanso recupero toda la fuerza, el entusiasmo y la desobediencia que tenía.
-Quédate – ordeno sonriendo para dar media vuelta y marcharse, se le antojaba dar un recorrido por la aldea antes de regresar a la aldea de Kaede.
Caminaba observando los alrededores, era una aldea bonita y evidentemente más grande que la aldea de la anciana Kaede, la vida estaba empezando en la aldea junto con la mañana.
Pasos más adelante estaba la entrada del bosque, miro a sus espaldas para percatarse de lo mucho que se había alejado, pero no significaba que llamaría a Sesshomaru, ella también quería valerse por sí misma y comprobar que nuevas habilidades pudo desarrollar al convertirse en la mujer del youkai del oeste corriendo a una velocidad sobre humana, lo que la hizo reír como niña.
Se sentía completamente viva, llena de energías, inclusive su olfato había mejorado quizá a causa del embarazo, mientras corría observaba todo con increíble nitidez a pesar de su velocidad deteniéndose en un pequeño riachuelo para olfatear lo que más le apetecía en el momento, había un árbol con peras frente a ella, atravesando el rio.
Salto ágilmente sobre el ruachuelo atravesando de un extremo a otro en muy poco tiempo y luego de un grácil salto capturo con agilidad la dichosa fruta, aterrizando y dando saltitos de alegría
-¡Esto es increíble! – exclamo al saber que su agilidad había aumentado potencialmente para ser una humana, era como un superpoder de algún comic – Vamos a comer pequeño – murmuro a su estómago, lugar donde crecía su cachorro preguntándose si sería niño o niña.
El sol estaba a lo alto del pueblo, intuyendo que había ocupado mediodía para aventurarse, era extraño que Sesshomaru aún no apareciese, pero estaba bien, era agradable saber que podía entender y aceptar sus peticiones.
Todo marchaba excelente, era el día perfecto hasta que el estruendo de un árbol cayendo la alerto poniéndose en guardia inmediatamente "cielos, me he descuidado" la miko estaba lo suficientemente lejos de la aldea como para que sus amigos y su compañero se percataran de lo que sucedía cerca de ella.
Estuvo alerta y atenta buscando energía demoniaca cerca y frente a ella se percibía débilmente el youki "no parece ser alguien poderoso, seguro podremos con el" pensó hablando a su cachorro, le demostraría que su madre también podría protegerlo.
Al acercarse al lugar de forma cuidadosa pudo ver a un perro semi gigante destruir todo a su paso, parecía malhumorado o adolorido, su expresión era bastante tensa y la miro alerta al levantar su reiki lo suficiente como para ser detectada caminando hacia el. Mantenerlo en ese lugar podia resultar peligroso para la aldea.
- ¿Por qué destruyes todo? – pregunto a la bestia que respondió con un fuerte alarido para correr a toda velocidad a ella logrando evitarlo por poco – Vaya bienvenida, quizá no debí inmiscuirme
La sorpresa de la mujer fue notoria al ver como el demonio regresaba a ella con furia, intentaba embestirla así que por reflejo dejo ver un arco y flecha espiritual que apunto y disparo incrustando la flecha en el hombro molestando a demonio que lanzo un rayo de su boca y esquivo con dificultad
-Debería ser más precavida – murmuro mirando la herida superficial causada en su brazo izquierdo pero complacida de saber que gracias a la mezcla de su sangre con la de Sesshomaru tenía habilidades que mejoraban su fuerza considerablemente, de no ser así estaría muerta desde hace rato.
-Mujer… - gruño sorprendiendo a la miko – tienes la perla, puedo olerla
-Vaya día, pensé que ya no daría problemas esta esfera – maldijo molesta ocultando mejor la perla, había olvidado dejarla en la aldea mientras salía a dar una vuelta – lamento decirte que no te harás con ella – apunto de nuevo al perro demonio que se acercaba corriendo a ella disparando en una de sus piernas, el gruño, pero logro golpearla con fuerza contra un árbol que acabo cayendo ante el impacto
-Maldición… me he confiado que se detendría – jadeo levantándose con un poco de esfuerzo extra "¡Mi espalda duele!" gimió molesta
-Mi intención era ayudarte, saber que te lastimaba, pero como todos, solo deseas el poder de la maldita perla de shikon – exclamo molesta dejando ver de nuevo las marcas en sus mejillas y en la pierna izquierda "no permitiré que pase a mas, te protegeré como sea" pensó para sí misma, sabía que un golpe como ese podía costar la vida de su cachorro
El enojo termino embargándola y corrió en dirección al perro, no usaba su arco, no tenía arma y el youkai tomo ventaja de ese hecho para disparar su rayo, sería suficiente para acabar con la humana, pero ella lo evadió con irónica gracia desapareciendo de su campo visual hasta que un gruñido lo alerto y ella caía con velocidad sobre el incrustando las garras en su espalda, el ataque había sido rápido, letal y completamente poderoso, estaba lleno de energía espiritual.
-¿Qué clase de humana…eres… - fueron las últimas palabras pronunciadas por el youkai antes de desaparecer de su vista, ella cayo de rodillas asustada de su propio poder y dejando escapar un suspiro de alivio
"Necesito reponerme antes de regresar" pensaba mientras regresaba al riachuelo descansando unos minutos a orillas del rio hasta que recupero fuerza suficiente retornando a la aldea a paso lento, necesitaba esconder muy bien el hecho de estar lastimada y haber luchado contra un demonio que puso en peligro la vida del cachorro.
Al llegar su grupo de amigos estaba fuera de la cabaña, la recibieron gustosos menos el youkai "joder" pensó para hablar con Sango y el monje mientras se dirigían a la aldea de Kaede
-Kagome ¿estás segura de querer dejar la perla en la aldea? – consultaba Inuyasha una vez más al lado de la mujer
-Claro que sí, estará muy bien protegida ¿ustedes estarán allí cierto? No hay de qué preocuparse – sonrió Kagome
-Insolente Inuyasha ¿amo porque permite que el camine al lado de ella? – interrogaba un molesto jaken que recibía una mirada asesina del youkai
-Kagome – llamo Sango – ¿estas bien? ¿necesitas que Kirara te lleve? ¿no te sientes cansada? – ante ese gesto de la taiyiya Kagome sonrió tiernamente
-Estoy bien mi querida Sango, gracias por preocuparte – confeso pero la verdad es que su espalda era un completo desastre y aun así no podía mostrarse débil o adolorida, la mirada que Sesshomaru tenía clavada a sus espaldas la llenaba de tensión
Al llegar a la aldea fueron recibidos por una amable Kaede que se sorprendió al verlos acompañados de Sesshomaru, Jaken, Rin y la bestia de 2 cabezas, el youkai y el demonio verde mantenían una distancia prudente del resto
- ¿Sesshomaru podríamos pasar la noche en la aldea de Kaede? – pregunto Kagome mirándolo con suplica
-Haz lo que quieras… - respondió indiferente ordenando a Rin y Jaken quedarse, esa respuesta dejo un poco fuera de lugar a Kagome, pero decidió no prestar atención.
-Kaede! Kagome tendrá un cachorro! – exclamo Shippo entrando junto a la anciana a la cabaña, quien lo miro con notable asombro
-¿Qué has dicho? – pregunto sin creerlo – Kagome, niña…¿no creo que sea un cachorro de Inuyasha o sí? – hablaba lentamente – sé que tienes un tiempo viajando con su hermano
-¡Grr! ¡Anciana a mí no me metas en eso! – gruñía Inuyasha molesto y avergonzado – entérate que el cachorro es del miserable de Sesshomaru – confesaba cruzándose de brazos sentándose a regañadientes al lado del monje
-Eso es muy bueno niña ¿y porque llevas las marcas en la mejilla? ¿Es producto de la maternidad? – esa pregunta, alerto un poco a Kagome que había olvidado ese pequeño detalle
-Es…es a causa de la marca de Sesshomaru, es por la mezcla de nuestras sangres – respondía la mujer avergonzada mordiéndose el labio inferior, Inuyasha inmediatamente supo que algo estaba escondiendo, si algo no sabía hacer Kagome era mentir
-Lo más increíble de todo esto es que Sesshomaru acepta que el cachorro posiblemente será un hanyou – intervino Sango
-Oh, ya veo – expresaba Kaede sonriendo y mostrando ligera preocupación a la mujer – Kagome… ¿has tenido síntomas comunes? – la miko negó con la cabeza
-Aún no sé cuánto tiempo tengo – contesto avergonzada, Kaede rio bajo
-¿Niña, estas consciente de que eres una sacerdotisa verdad? – Kagome asintió – puedes debilitarte a medida que él bebe se desarrolle, incluso podrías perder la vida a causa de la energía que tu cachorro necesitara – confeso Kaede, frase que fue perfectamente escuchada por el youkai que abrió los ojos ante el impacto y el significado de las palabras de la anciana
-¿Qué mierda…acabas de decir? – murmuro un asustado Inuyasha recordando que su madre murió a una temprana edad, relacionando ese hecho con Kagome
-Calma por favor… - intentaba relajar la pelinegra, todos en el lugar parecían abatidos, incluso ella misma lo estaba – no pasara nada, yo no permitiré que eso suceda – sonrió – sé que podré superar esto, tengo poder suficiente
-Más te vale que lo hagas niña insolente, si te mueres el amo va a enfurecer – dijo jaken mirando acusadoramente a la mujer de su señor
-Kagome ¿te quedaras con nosotros? – dijo Shippo subiendo al hombro de la miko ella lo abrazo y asintió feliz.
Luego de la delicada conversación y de insistir a la anciana Kaede permitir que la perla fuese resguardada en el templo de la aldea lograron conciliar el sueño sus compañeros menos ella, la noticia la había sacudido un poco considerando entonces que de alguna forma necesitaría fortalecerse y dar a luz en su época no era una opcion viable, eso implicaría que su hijo fuese arrebatado al descubrir las peculiaridades de Sesshomaru. Gracias a él y a Inuyasha sabía que el gen de los Inu era bastante fuerte y era altamente probable que el cachorro naciera con los ojos y el extraordinario color plata en el cabello.
-Necesito aire fresco – murmuro saliendo de su típica bolsa de dormir, mirando las estrellas, soltando un suspiro – sabía que no todo podía ser perfecto…
-Que manía la que tienes – reclamo Sesshomaru a su lado a unos pocos metros
-Pensé que te habías marchado – inquirió la mujer mirándolo
-Kagome…
-Lo lamento – respondió rápidamente en defensa – tuve una batalla cuando fui al bosque a calmar un antojo – pronunciaba en voz baja para evitar despertar a sus compañeros, el youkai se acercó a ella con una expresión de pocos amigos
- ¿Has puesto tu vida en riesgo? – cuestiono enfadado, ella desvió la mirada –
-A pesar de todo gane la pelea…
-De igual forma te has expuesto demasiado – reclamo a su manera llevando una de sus manos al vientre de la mujer – muéstrame tu espalda – ella soltó un respingo al escuchar eso
-Qu-que ¿para qué? – respondió nerviosa y solo ese gesto basto para que Sesshomaru terminara tomándola y escondiéndola detrás de un amplio arbol cercano a la caseta de la anciana Kaede - ¿Qué haces?
-Quiero comprobar el daño por mí mismo – confeso girándola y descubriendo la espalda femenina notando los moretones y raspones que tenía enfureciendose – Kagome esto no ha sido un golpe cualquiera, si fueses una humana común ¡habrías muerto! –exclamo sorprendiendo y asustando a la mujer llevando la mano a su cien tomando un respiro y controlando su ira – para mi es demasiado saber que tu vida corre peligro para que tú te expongas por una estupidez
-Pero yo…
-Nada, partiremos al palacio al amanecer y nada de protestas, si deseas algo dímelo…
-Solo quería comer fruta, eso no es un crimen, además no es que vaya por allí buscando peleas – regaño al youkai
-Maldición – jadeo mirando a la mujer, abrazándola – si quieres fruta entonces dime y pondré a todo un ejército a buscar lo que necesitas, pero no te arriesgues de esa forma, no te expongas, no expongas a nuestro cachorro, no quiero perderte, no lo soportaría… - esto último escapo en un leve susurro mientras dejaba caer su frente en el hombro femenino, quería morder la marca, pero estaba tan enfadado que no quería transmitirle esas emociones a la mujer ni al cachorro.
-Lo siento – confeso Kagome abrazando al youkai, él estaba mostrándose débil y preocupado por ella; era más de lo que podía soportar, era un momento amargo y tierno que trataría de evitarle a su amado youkai.
