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Una adaptación a Crepúsculo por Redana Crisp.
Disclaimer
Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer. La historia a Rainbow Rowell. Yo sólo los mezclo y juego con ellos. Queda prohibida la reproducción total o parcial de este trabajo, que solamente es publicado en Fanfiction / . / Net.
Capítulo 37
Ella lo había dejado. Eso es todo. No fue tan malo. No debería haber sido. No es como si estuvieran casados. No es como si ella lo abandonara en el altar, o se fuera con su mejor amigo y sus ahorros para la jubilación.
La gente se separa todo el tiempo, especialmente en la universidad. No abandonan la escuela. No abandonan la vida. No pasan la siguiente década pensando en ello cada vez que tienen la oportunidad.
Si el primer año de Edward hubiese sido un episodio de Viajeros En El Tiempo, Scott Bakula (1) habría regresado en el autobús Greyhound después de Navidad, habría terminado el año escolar como un hombre, y habría comenzado a hacer llamadas a la oficina de ayuda financiera de la Universidad de Washington. O tal vez no se habría transferido en absoluto, quizás Scott Bakula se habría quedado en California y le habría preguntado a la chica bonita en la clase de latín de Edward si quería ver una película de Susan Sarandon.
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— ¿Te gustan los perros basset hounds?
Edward estaba sentado en la sala de descanso de The Courier comiendo sopa de patatas casera y todavía pensando en Scott Bakula y Tanya, cuando Siobhan lo interrumpió. Estaba colocando Pepsi Dietéticas en la máquina detrás de él.
Edward no estaba muy seguro de cuál era el trabajo de Siobhan. Cada vez que la veía, estaba abasteciendo las máquinas expendedoras, pero no parecía como que tenía que ser un trabajo de tiempo completo. Siobhan era de unos sesenta años con el pelo de color gris corto y rizado, llevaba un chaleco rojo, que era una especie de uniforme, y grandes anteojos.
— ¿Disculpa? —preguntó, esperando sonar amable, no confundido.
—Basset hounds —dijo, apuntando al periódico abierto en frente de él. Había una foto de un basset hound sentado en el regazo de una mujer.
—Nunca tendría un basset hound si viviera tan cerca del océano —dijo ella.
Edward miró la foto. No vio algún océano. Siobhan debía creer que ya había leído el artículo.
—No pueden nadar, sabes —dijo ella—. Son los únicos perros que no pueden nadar. Son demasiado gordos y sus patas son muy cortas.
—Como los pingüinos —dijo Edward pesadamente.
—Estoy bastante segura de que los pingüinos pueden nadar — dijo Siobhan—, pero un basset hound se ahogaría en una bañera. Tuvimos una, llamada Jolene. Oh, era una niña bonita. Lloré toda la noche cuando la perdimos.
— ¿Se ahogó? —preguntó Edward.
—No —dijo Siobhan— Leucemia.
—Oh —dijo— Lo siento.
—La mandamos cremar y la colocamos en una bonita urna de cobre. Es solo así de grande —dijo Siobhan, sosteniendo una lata de Pepsi Cereza Salvaje—. ¿Puedes creerlo? ¿Un perro adulto como Jolene en una urna muy pequeña? No queda mucho de alguno de nosotros una vez que sacas toda el agua. ¿Cuánto crees que queda en una persona? —Esperó por una respuesta.
—Probablemente menos de dos litros —dijo Edward, todavía sentía que era grosero actuar como si ésta no fuera nada más que una conversación normal.
—Apuesto a que tienes razón —dijo Siobhan tristemente.
— ¿Cuándo falleció? —preguntó.
—Bueno, fue cuando Liam estaba vivo, vamos a ver, dieciséis años atrás. Tuvimos dos basset hounds más después de ésa, pero no eran tan dulces… Cariño, ¿necesitas algo de cambio mientras tengo esta cosa abierta?
—No —dijo Edward—, gracias.
Siobhan cerró la máquina de Pepsi. Hablaron un poco más sobre Jolene y acerca del difunto esposo de Siobhan, Liam, a quien ésta extrañaba pero no sentía el nudo en la garganta como con Jolene. Liam había fumado, bebido y negado a comer vegetales. Ni siquiera maíz. En el momento en que llegó a Dolly, su primer basset, y a Al, su primer marido, Edward había olvidado que estaba hablando con Siobhan sólo para ser amable.
No fue al trabajo al día siguiente. En su lugar fue a casa de su hermana y la ayudó a sacar las decoraciones de Navidad del ático.
— ¿Por qué no estás en el trabajo? —preguntó ella, desenredando una cadena de arándanos de plástico— ¿Sólo deseabas tomar un descanso? —Él se encogió de hombros y cogió otra caja.
—Sí. Un descanso de tomar un descanso.
— ¿Qué sucede?
Había ido a la casa de Bree, porque sabía que ella le preguntaría eso. Y había esperado que cuando ella le preguntara, tuviera una respuesta. Las cosas tendían a encajar cuando ella estaba cerca.
—No sé —dijo— Simplemente siento que tengo que hacer algo.
— ¿Hacer qué?
—No sé. Eso es lo que está mal. A parte de lo que está mal. Me siento como si estuviera sonámbulo.
—Luces como si fueras sonámbulo.
—Y no sé cómo despertar.
—Haz algo —dijo ella.
— ¿Hacer qué?
—Cambia algo.
—Ya lo hice —dijo Edward—. Me mudé. Conseguí un trabajo.
—No debes haber cambiado lo correcto todavía.
—Si estuviera en una película —dijo—, arreglaría esto como voluntario con niños con necesidades especiales o ancianos. Tal vez obtendría un trabajo en un invernadero… o me mudaría a Japón a enseñar inglés.
— ¿Sí? Así que, ¿vas a probar alguna de esas cosas?
—No, no sé. Quizás.
Bree lo miró fríamente.
—Tal vez deberías entrar en un gimnasio—dijo.
1 Scott Bakula: Es el actor que interpreta al protagonista en Viajeros En El Tiempo.
Chicas, se viene lo bueno ;)
