38 – Chica modelo
Ni Inuyasha ni yo dijimos una sola palabra acerca de la sesión fotográfica con la revista Vogue. Algunas chicas de la escuela, habían posado para la Cosmo Girl, pero como modelos y solo una vez. ¡Y la revista Vogue era la revista Vogue aquí y en China!
No había posado como modelo, pero salir en una revista de esa magnitud era de vital importancia para las personitas que llamaba amigas.
Vogue, Harper Bazaar's, Vanity Fair, Elle y Cosmopolitan se habían convertido en lectura básica en mi vida, desde que entre al St. Meyer. Pero comprar una revista donde yo salía, me daba pena.
La entrevista con Joka y nuestras fotografías de familia feliz, estaba anunciada en la portada de la revista. Sandra Bullock era la chica de la portada ese mes.
Cuando llegamos a la escuela, tanto hombres como mujeres, nos miraban sorprendidos e intimidados.
¡Ahí están! ¡Ahí están! - escuche las voces chillonas de Tsubaki y Ayame.
¡¿Vogue?! ¿Salieron en la revista Vogue y no fueron capaces de decírnoslo? - grito Tsubaki antes de llegar con nosotros y con su diminuto índice extendido, traía la revista en la otra mano.
No es la gran cosa - me encogí de hombros e Inu asintió.
¿Que no es la gran cosa? - Ayame nos pegó con su revista en el brazo, a ambos. - ¡Es Vogue! ¡Vogue! - agito la revista frente a mi cara.
¡Y esta foto! Mírate! - Tsubaki puso la revista en mis manos.
Por primera vez vi las fotos que la editora había elegido.
En verdad parecíamos una familia feliz. Se me hizo un nudo en la garganta al pensarlo: Si tan solo fuera verdad. Nos veíamos tan bonitos juntos.
Hakudoshi y Kanna se sorprendieron por las fotos que ya circulaban por toda la escuela. Se alegraron por nuestra "bonita familia feliz" pero no al grado de gritar, brincar y chillar como Tsubaki y Ayame.
Kouga se dedicó a gritarle a todo el mundo:
Miren es mi prima. ¡Es mi prima! - y señalaba la revista. En cambio Inu le daba autógrafos a las niñas de primer año.
Una semana después, cuando llegue de la escuela, papa hablaba muy animadamente con unas personas en la sala. Reconocí a una de ellas. Era la editora que me quería quitar el brazalete.
Kagome, hija ven. - Onigumo extendió su brazo y me tomo de la mano.
Hola. Que sucede – pregunte curiosa, la editora me miro
¿Hola Kagome, te acuerdas de mi?
Claro. Mellissa Woods - estreche su mano.
Venimos a hacerte una propuesta.
Papa me jalo un poco del brazo y me senté junto a el.
¿Una propuesta? – dije dudosa
Queremos que poses para Teen Vogue - murmuro un hombre como de la edad de Miroku, pero con modales aparentemente mas refinados. - Lo siento, soy William.
Mucho gusto.
El gusto es de nosotros, soy Carlton. Ambos somos editores de moda de Teen Vogue. Queremos que participes en la sesión fotográfica donde se presentaran las nuevas tendencias para adolescentes de tu edad.
No... no entiendo. Bueno sí. Pero...no soy muy baja de estatura para eso? además no soy tan bonita. ¿Porque no le dicen a Ayame Minamoto?
¿La hija de Yokoi y Patrice Minamoto? - pregunto el rubio William, con desdén.
Si. O Tsubaki Saito.
¡Dios nos libre! - mascullo Carlton casi con horror. Me reí junto con ellos.
Básicamente no tuve vacaciones de primavera.
La primera semana pose para Teen Vogue, en Times Square y en la Estatua de la Libertad, con atuendos muy chic.
Los de la revista Seventeen me contactaron y firme con ellos para una sesión que saldría en la edición de julio. Fue en Central Park y todo fue muy del 4 de Julio.
Luego participe en otra sesión con los de la revista Cosmo Girl, para modelar ropa de otoño. Esa fue en un estudio lleno de hojas y arboles artificiales y grandes ventiladores, para aparentar que era el viento de otoño. La ropa era muy bonita y abrigadora.
En las tres sesiones alaciaron mi cabello. Algo que no me gustó mucho pero después adore. No me parecía en nada. Parecía otra chica. Así que cuando salieran las fotos, no me reconocerían mis compañeros de escuela. O al menos eso esperaba.
A Inu y a Sango, les parecía muy extraño que en esas revistas no contrataran modelos en sí, sino que recurrían a chicas como yo, de muy buena posición económica.
No me agrado la idea de convertirme en una Socialite. No quería terminar como Paris Hilton, o algo así.
Una agencia de modelos me busco en la casa. Me llevaron un contrato por un año, donde me ofrecían el cielo, la luna y las estrellas.
Lo rechace de forma contundente.
Fue divertido mientras duro, pero no era lo mío. Me era suficiente posar como la hija perfecta, no quería dedicarme a mentir por dinero.
De nuevo no le dije a nadie de mi pequeña incursión al mundo del modelaje. Solo Inu lo sabía y eso porque él y Sango no me quisieron dejar sola, ni un solo momento.
