Disclaimmer: Hey Arnold no me pertenece, es propiedad de Craig Barttlet. Yo sólo escribo sobre ellos sin ánimo de lucro.
Uyuyuyuy! las cosas se ponen interesantes! decidí cortar a la mitad este capítulo porque me parecía demasiado largo, voy a publicar el capítulo 35 el martes, para dejar que se marinen en su propia expectación, spoiler alert!: el siguiente cap tiene de terror lo que éste de dramático. Quisiera además agradecer a Mario DV y al Guest que me ha dejado review en el cap 33, de verdad que lo valoro enormemente, sus comentarios resultaron muy halagadores, me ruboricé al leerlos pero fueron como gasolina en la llama de mi motivación! Gracias a ustedes busqué con tanta determinación el tiempo para poder terminar este capítulo y si me lo permiten, me ha encantado el resultado. De corazón, muchas gracias a todos los que se toman la molestia de pasar por aquí, Chronicles of friendship, love & poetry tiene un lugar muy especial en mi corazón, por lo que me hace el día darme cuenta de que es leído y disfrutado por alguien más a parte de mí. Sin más cháchara, el capítulo inicia a partir de aquí:
El silencio que reinaba en la habitación era como una roca sobre la espalda de ambos chicos que intentaban concentrarse en sus respectivas actividades, uno observaba lo que mostraban los monitores mientras el otro elegía las canciones que pondría por los altavoces.
Stinky no debería tardar en llegar hasta ellos, al haber sido disparado y eliminado del juego, Eugene no podía evitar añorar que ese momento llegara, quizás con la presencia de su ocurrente amigo de la infancia la tensión podría disiparse un poco. De reojo, observó la espalda del joven youtuber que conoció en la fiesta de Rhonda hace tan solo cinco días, se fijó en sus hombros enmarcados por el cardigan que usaba, daría su colección entera de vinilos que tantos años le tomó formar por tener la oportunidad de abrazarse a ellos… sintiendo un aumento en su temperatura corporal decidió posar su mirada en otro aspecto del chico, como en su cabello, compuesto por hebras tan finas que sólo podía pensar en la sensación tan satisfactoria que le generaría pasar sus dedos por ellas en una deliciosa caricia…
Sacudió su cabeza intentando ahuyentar esos pensamientos, el recuerdo bochornoso de las palabras de su mejor amiga volvió a él, marchitando su estado de ánimo. Rex no le había dirigido la palabra desde ese incidente, y se sentía sumamente responsable de la vergüenza que sintió el chico, la cual fue innegable al manifestarse con el enrojecimiento de sus orejas, reacción que a Eugene le pareció arrebatadora pero que no tuvo oportunidad de señalar antes de que el unigénito Higgins se apartara y tomara lugar frente a las pantallas (todo lo separado que se podía en ese pequeño cuarto) para pasar a pretender que el pelirrojo no estaba a unos metros de él, mirándolo esperanzado de recibir algo más que su silencio.
Rex Smythe-Higgins III se giró, con intención de comentar algo a su compañero, encontrándose con la mirada del pelirrojo clavada en su persona. A Eugene le tomó unos segundos darse cuenta de que Rex lo había pillado contemplándolo y, enrojeciendo, desvió su mirada a sus pies como si su calzado estrafalario fuera lo más interesante en aquel momento. Smythe-Higgins III sonrió de lado al ver ese comportamiento en el chico frente a él, lo reconfortaba saber que no era el único sintiéndose cohibido en la habitación, pero realmente había algo que quería mostrarle al pelirrojo, así que apartó por unos segundos sus ideas respecto a los posibles desenlaces que podría tener sacar a colación de nuevo el tema de que estuvo a punto de besar a Eugene y se dispuso a llamar la atención del avergonzado joven.
-Eugene… ven a ver esto- el aludido alzó el rostro titubeante, Rex apuntaba a uno de los monitores, provocando que su compañero se pusiera de pie y se acercara. No pasó desapercibido para el pelinegro el ligero temblor en el labio inferior del joven que se inclinaba para ver mejor el monitor que le estaba indicando.
-¿Qué esperas que vea?- preguntó el pelirrojo, sintiendo cómo se acercaba el rostro de Rex junto al suyo para tener una similar perspectiva y poder darle instrucciones más claras al chico… y aunque Eugene sabía que sólo era por eso, su corazón comenzó a latirle desaforado, provocando que tuviera sus nervios a flor de piel, quizás por eso cuando el pelinegro aproximó uno de sus dedos a la pantalla, la reacción del joven fue apartarse como si se tratara de una indefensa presa huyendo de su depredador, terminando con el pelirrojo en el suelo, porque claro, es Eugene de quien hablamos… -Oúch… Estoy bien- se quejó por un momento, y luego comenzó a sobarse sus posaderas, intentando aliviar un poco la zona del impacto. Detuvo su accionar en cuanto escuchó la risa de su compañero reverberando en la habitación, Eugene alzó la vista incrédulo, había escuchado a muchas personas reír antes con sus cómicos accidentes, pero nunca de esa forma tan sincera y espontánea… Rex se veía como otra persona cuando sonreía así -Es una hermosa escena- sin darse cuenta habló en voz alta, rompiendo con el ambiente ligero que los rodeó por un segundo, deteniendo la musicalidad de la risa que se había producido por el descuido del pelirrojo, decepcionándolo un poco y arrepintiéndose por no haberlo mantenido sólo en su mente. Cuando se decidió a hablar de nuevo, el rostro de Rex ya estaba a una pulgada del suyo, sonrojándolo de nuevo.
-Lo es- Eugene lo miró con la duda plasmada en sus rasgos -Es una hermosa escena- repitió sus palabras haciendo que el joven apartara la mirada, sintiéndose mortificado, creyendo que el pelinegro sólo se burlaba. Con una sonrisa enmarcando su rostro, Rex tomó delicadamente el rostro de Eugene por su mentón y lo invitó a reanudar el contacto visual con él, para decirle en un tono íntimo que el pelirrojo también le gustaba, y le habría encantado llenar sus pupilas con la reacción del chico a sus palabras, pero la puerta fue abierta abruptamente sobresaltándolos y captando su atención, transformando una vez más la atmósfera de aquel lugar.
-¡Comamos algo chicos!- gritó Stinky entrando por la puerta abierta de par en par -Traje unos emparedados del auto de Rhonda, creo que los trajo Mary, hay de jamón y queso, y de mantequilla de maní y mermelada, y de tomate con espinaca- comenzó a enumerar distraído mientras hurgaba en la bolsa de papel que cargaba consigo y caminaba hasta sentarse en el lugar de Eugene -¿Ustedes de cuál prefieren? Mi favorito es el de mantequilla de maní y mermelada pero creo que hay suficientes para compartirlos si también quieren uno- finalmente, Stinky alzó la mirada de la bolsa de papel, confundido de no encontrar a nadie en su campo de visión en un primer momento, descendiendo su mirada a nivel de piso para continuar con su búsqueda, observando sorprendido a ambos chicos en el suelo de la habitación con tonalidades similares de rojo coloreando sus mejillas -Oh, vaya… ¿También te caes mucho Rex?- preguntó el chico, sacando de la bolsa un emparedado al azar y, extendiendo su brazo, se lo ofreció al pelinegro -Toma, come algo, eso siempre anima a Eugene luego de una caída, ¡ah que sí camarada!- Stinky tenía su atención ahora en el pelirrojo, que ocultó su rostro detrás de sus manos deseando desaparecer de ahí y despertar en su cuarto descubriendo que había sido sólo una vergonzosa pesadilla. Rex arrebató el ofrecimiento del tercero en discordia, abriéndolo y dándole una mordida, intentando que la atención dejara de estar en el apenado chico que había estado a punto de besar, una vez más.
-Está bueno, el de tomate y espinaca… Deberías comer uno también, Eugene- y con esas palabras, Rex se puso de pie y volvió a su lugar frente a los monitores, fijando su mirada en uno en particular donde ya no podía apreciarse nada fuera de lo común. El joven habría jurado que, hasta hace unos minutos, la cámara había captado a una persona con una sudadera negra y el rostro pintado en blanco con labios exagerados rojos y un círculo rojo en la punta de su nariz. Ahora, sólo los matorrales de los patios delanteros de aquellas casas eran visibles por el monitor… Suspiró… el cansancio de los últimos días en el hospital, esperando por noticias de la salud de Lorenzo, comenzaban a pasarle factura seguramente.
-¡Hey, miren! Qué gracioso, Sheena también se cayó como ustedes- Eugene y Rex dirigieron su mirada a la pantalla que Stinky les señalaba, donde un grupo variopinto del equipo de Helga y Sid estaban en la calle lateral, con Sheena sentada en el suelo.
Sheena se dejó caer al suelo en medio de un berrinche cuando la puesta de sol estaba terminando, dejando que el cielo se tiñera en tonos violáceos.
-Nos estás retrasando Sheena- se quejó Nadine, intentando levantar a su amiga, Park se apresuró a ayudarla.
-¡No! ¡No quiero!- rezongaba haciendo pucheros mientras intentaba quedarse en el suelo pese a los intentos de sus compañeros.
-¡Maldición Sheena!- se quejó de nuevo la rubia, sintiéndose muy frustrada, habían seguido a Iggy y Lucy hasta aquel sitio y podrían estar observándolos justo ahora o quizás los tenían en su mira y que de pronto la chica de cabellos rosas tomara esa actitud sólo complicaba las cosas para ellos -¿Qué te sucede?- la pregunta era retórica, ya que la protagonista del espectáculo en medio de la calle lateral de aquel condominio se había estado quejando fuerte y claro desde hacía cuatro largos y eternos minutos sobre cuánta hambre tenía y que no podía saciar porque alguien tomó sus chocolates de su mochila, dejándola sin nada qué llevarse a la boca, y obligando a Nadine a soportar el calvario al que los sometía la de cabellos rosa con sus gritos infantiles. Algunos parecían crecer en retroceso, Sheena solía ser una niña tan adulta, ahora era una adulta demasiado aniñada.
-¡Ya te dije! ¡Tengo hambre y me robaron!- respondió a la pregunta desde el suelo, sin importarle que estuviera ensuciándose de polvo -¡Seguro que fue uno de ustedes!- los apuntó uno a uno con su dedo índice, frunciendo el ceño con sospecha.
-¿Quién sabía que traías chocolates?- le preguntó Sid, cansado de estar lidiando con esa situación.
-¡Nadie!- afirmó la joven -los compramos con Agatha por la mañana antes de ir a casa de Gerald- narró mientras apartaba la mano que le ofrecía Park para que se pusiera finalmente de pie.
-¿Y no se te cruzó por la cabezota que tienes que tu prima, con un claro gusto por lo ajeno, pudo haberlos tomado?- reclamó la rubia, exaltada al escuchar nombrar de nuevo a la prima de su amiga, sintiendo la bilis subir por su garganta de sólo recordar cómo la había tenido frente a ella y ninguno de sus disparos dio en el blanco.
-Agatha no me haría eso, sabe cómo me pongo cuando tengo hambre- refutó la chica, dándose cuenta de pronto del silencio que caía sobre ellos -Oh… ya no pusieron ninguna canción después de S.O.S- comentó al aire, haciendo que sus compañeros notaran ese hecho.
-Pero… ¿escuchan eso?- preguntó Lila, que se mantenía junto a Olga y Sid, quienes intentaron prestar más atención para poder escuchar lo mismo que la pelirroja -Creo que son pasos- dijo con voz baja. Park y Nadine se apresuraron a levantar a Sheena, pero en cuanto lo hicieron, el grito de la mayor de las Pataki los hizo tirarla junto a ellos de nuevo al suelo.
-¡Cúbranse! ¡Pecho tierra!- era lo que había dicho Olga que ahora reptaba hasta la esquina de una casa, intentando hallar un refugio que le permitiera buscar el origen de las balas que se dirigían hacia ellos. Lila llegó a su lado en cuestión de segundos -¿Y Sid? Tenemos que usarlo como escudo- la pelirroja señaló un punto donde la maleza era especialmente alta y espesa, entre la que se hallaba tirado boca abajo el chico por el que Olga preguntaba.
-¡Son Iggy y Lucy!- Les gritó Nadine desde el otro lado de la calle, asomando medio cuerpo para responder la ráfaga de proyectiles de pintura lo mejor que pudiera, regresando a su sitio tras la carretilla olvidada en medio del camino luego de que Sheena la distrajera al señalarle el hecho de que una nueva canción empezaba a hacerse escuchar por los altavoces. Nadine la tomó en brazos contra su pecho, esperando que estuviera mejor protegida, buscando con la mirada a Park mientras las delicadas voces de las intérpretes comenzaban a entonar la letra de Waterloo de ABBA.
My, my,
At Waterloo Napoleon did surrender
Oh yeah
And I have met my destiny in quite a similar way
The history book on the shelf
Is always repeating itself
Helga se vio capaz de reaccionar hasta el momento en el que una nueva canción llenaba el tenso ambiente que rodeaba la escena, ella apuntando al cabeza de balón que cubría con su cuerpo a Marcy Kornblum, una chica con la que la rubia había sido cercana hacía un par de años y perdieron comunicación al mudarse a Londres. Percatándose a duras penas de que Phoebe se ponía de pie a su lado y tras ellas Melissa, Timberly y Sasha imitaban su pose en guardia y respaldaban a su capitana dirigiendo al par contrario las puntas de sus armas, Helga intentó respirar profundo y romper el contacto visual que había mantenido con Arnold el tiempo que demoró Eugene en colocar una nueva canción, notando apenas que el cielo se encontraba más oscuro y que la oscuridad las dejaría en desventaja si había algún otro miembro de su equipo oculto en los alrededores.
Nadine ubicó a Park yendo a por Sid, arrastrándose por el suelo, usando la maleza como protección. "Bien, ahora sólo necesito una forma de hacerle saber a Olga y Lila mi plan", la rubia miró entonces a Sheena, que continuaba pegada a su pecho con los ojos fuertemente cerrados.
-¿Qué tan rápido puedes correr?- Sheena sólo negó con la cabeza, apretando más sus párpados -¿Y si te digo que Lila tiene en su mochila golosinas?- su compañera abrió su ojo derecho, mostrándole que la escuchaba -Tiene una caja de bombones cubiertos en chocolate que le regalaron por navidad, no sé quién se los dio, pero era una caja enorme y son de la mejor marca- la de cabellos rosa miró entonces a su improvisada líder con ambos ojos completamente abiertos y una determinación suicida brillando en sus pupilas.
-Dime qué se te ocurrió- Y Nadine sonrió satisfecha. Si algo aprendió de Rhonda, eso era, precisamente, que cualquier persona está dispuesta a hacer lo que quieras con la motivación adecuada, ¿Quién creería que haber removido el bolso de Lila para tomar su espejo prestado y haber visto esa caja le serviría en algo aquel día?
Waterloo
I was defeated, you won the war
Waterloo
Promise to love you for ever more
Waterloo
Couldn't escape if I wanted to
Waterloo
Knowing my fate is to be with you
Wa-Wa-Wa-Wa-Waterloo
Finally facing my Waterloo
-Helga… eres más lista que esto- la voz de la chica con cabellos cobrizos llegó lejana a los oídos de la rubia que tenía los latidos de su propio corazón atacándole sus tímpanos junto a la alegre melodía cuya letra la hacía tensarse más, si eso era posible -¿Qué esperas sacar de esta situación?- continuó diciendo Marcy, esperando a que la capitana rival se decidiera a cambiar el objeto de su atención del rubio que la cubría a quien estaba apuntando a Sasha en aquellos momentos.
-¿Qué quieres que hagamos Helga?- le preguntó entonces la joven de rasgos orientales, siendo la primera en notar las acciones de Kornblum a espaldas de Arnold.
-No me importa a quién elimines de mi equipo, Kornblum- se decidió finalmente a hablar, provocando una tensión intolerable entre los miembros de su equipo al escucharla -Pero… ahora mismo… Arnold tendrá que aclararme qué tipo de relación mantienen para que pienses que le gustas- el rojo adornó las mejillas del rubio al escucharla, sintiendo cómo su corazón se aceleraba y una pequeña parte dentro de él se emocionaba de sólo pensar en la posibilidad de que Helga estuviera celosa.
Lila dirigía con incredulidad su mirada a su amiga de cabellos rosas que corría en cuclillas, retrayendo su cuerpo y de forma errática hasta donde se encontraban con la hermana de Helga y se arrojaba a sus brazos, jalándole su mochila, con una mirada de desquiciada que terminó por asustarla y quitarse el bolso que llevaba a sus espaldas. Sorprendida la observó remover entre sus cosas con desesperación y sacar el regalo que Brian le había hecho aquella mañana para abrirlo y meterse un puñado de bombones cubiertos en chocolate a su boca, rellenando sus mejillas como si fuera una ardillita.
-¿S-Sheena?- titubeó la pelirroja, captando la atención de la hambrienta joven que se giró en un momento, cubriendo con su cuerpo la caja de bombones, apartándola de la vista de su amiga que abría sus ojos petrificada ante la excentricidad del comportamiento de la chica frente a ella.
-¡Son míos ahora!- proclamó, la de cabellos rosas.
-¡Sheena!- le gritó con un tono de reproche la rubia de piel bronceada que intentaba devolver los disparos desde atrás de la carretilla a medio camino, más expuesta de lo que las otras tres chicas se encontraban, preocupando a la aludida, quien se dio cuenta que si no explicaba el plan de una buena vez a Olga y Lila, las probabilidades de salir ilesa de su amiga se reducirían considerablemente.
My, my,
I tried to hold you back but you were stronger
Oh yeah,
And now it seems my only chance is giving up the fight
And how could I ever refuse
I feel like I win when I lose
-Helga… Tranquilízate, esto no es lo que parece- inició Arnold un intento por dialogar con la rubia que no dejaba de apuntarle, justo antes de sentir un codazo de la chica a sus espaldas.
-Literalmente las peores palabras que podrías haber dicho- le murmuró con molestia, dirigiendo su atención a la menor de las Pataki, desatendiendo su blanco por unos instantes.
-Marcy, no me estás ayudando- se quejó Arnold, sobando el área afectada y rompiendo el contacto visual con Helga. Dos disparos se escucharon en aquel momento de interacción entre Kornblum y el cabeza de balón, petrificándolos en el sitio.
-Si piensas que puedes jugar conmigo de nuevo, piénsalo una vez más camarón con pelos- Arnold observó sorprendido la mancha naranja que cubría su pecho, había dolido, sí, y demasiado, pero el asombro que sentía obnubilaba cualquier otra sensación -Ya no soy una niña ingenua, te di una oportunidad de explicarte- Marcy le quitó el seguro a su arma, el segundo disparo lo hizo Sasha, pero impactó a unos metros de ella… si su compañero ya estaba fuera del juego, eso lo convertía en su propio escudo humano.
Sheena se apresuró a explicarles lo que pretendía Nadine que hicieran para salir de aquel embrollo en el que se habían metido por su culpa, luego aclaró que eran palabras de la rubia y no suyas, que en realidad ella no creía ser culpable de nada, Iggy y Lucy les habrían disparado, aunque ella no estuviera hambrienta. A Olga le pareció una completa locura, pero la pelirroja le hizo ver que se les acababan las opciones y era esto o decepcionar a Helga… La mayor jamás permitiría que su hermanita bebé volviera a decepcionarse de ella, así que aceptó colaborar con la determinación brillando en sus pupilas.
Waterloo
I was defeated, you won the war
Waterloo
Promise to love you for ever more
Waterloo
Couldn't escape if I wanted to
Esta vez, fue Marcy quien abrió fuego, apuntando en esta ocasión a Helga y disparando tres veces.
Sucedió tan rápido, que sólo Arnold fue capaz de ver lo que sucedía por la perspectiva que le daba su precaria posición. Phoebe y Melissa se giraron sorprendidas de ver a su capitana en el suelo con una de sus compañeras sobre ella.
Ninguna mancha de pintura se apreciaba en el traje de la rubia, en lugar de eso, era Timberly quien ostentaba una distinta gama de colores. La morena se había interpuesto entre el tiro de la de cabellos cobrizos y su destino, enfureciendo a Sasha que comenzó a responder al fuego enemigo, Melissa y Phoebe no tardaron en sumársele, dificultándole a Marcy responder agazapada detrás del rubio que soltaba quejido tras quejido cada que era impactado por una bala de pintura de las chicas del equipo de la Pataki, que, aunque no tenían buena puntería, lo compensaban con la insistencia de sus disparos.
Olga disparaba tan rápido que le ardía la yema de su dedo que mantenía en el gatillo, observó de reojo a Park y Sid siendo arrastrados al costado de un montículo de grava por Sheena mientras que Nadine, sobre su propia espalda, se empujaba con sus talones para alcanzarlos sin dejar de disparar. Habían tenido suerte de haber sido emboscados en una sección del lateral donde aún había materiales y herramientas de construcción que podían usar como escudo. La mayor asomó un poco más su cuerpo, esforzándose por enfocar el sitio donde Iggy y Lucy se encontraban disparando, no era un segundo piso como hace unas horas a la entrada del condominio, estaban en la planta baja, haciendo sonreír a la rubia.
-Puedes llegar hasta ellos tal como lo pensó Nadine- le dijo a la pelirroja que se encontraba metiendo ladrillos sueltos a su mochila.
Lila hizo contacto visual con la amable joven que le señaló a dónde debía dirigirse y se despidió con una solemnidad que contrastaba con su usualmente alegre personalidad. La idea de dispararles a su ex novio y a una de sus mejores amigas no se le antojaba atractiva para nada, pero se dio fuerzas recordando que era para bienestar de Phoebe.
Waterloo
Knowing my fate is to be with you
Wa-Wa-Wa-Wa-Waterloo
Finally facing my Waterloo
So how could I ever refuse
I feel like I win when I lose
Waterloo
Couldn't escape if I wanted to
-Tim… no debiste- murmuró la rubia, alejándola del foco de la batalla hacia la casa semiderruida que había fungido antes como refugio para ellas y recostándola en los matorrales. Preocupada por la menor, la revisó en busca de algún hematoma… por fuerza, aquel ataque debió dejarle marcas, la distancia era demasiado corta.
-Hey, Helga- la escuchó decir mientras se incorporaba en una posición erguida y hacían contacto visual -Nada de sentirse culpable- le recriminó al darse cuenta de lo que su mirada proyectaba -No tengo la menor idea de lo que pasaba allá atrás hace un momento entre Arnold y tú… pero…- extendiéndole algo que traía en la mano, Helga lo recibió sorprendida -No quiero que te rindas- la rubia se sonrojó ante las palabras de la hermana de su mejor amigo -Tienes que ganar esto- y recuperando la determinación que pareció abandonarla en cuanto escuchó el intercambio que sucedió entre los dos miembros del equipo contrario, se colocó al cuello su amuleto de la suerte, el regalo que le hizo Gerald en su cumpleaños 16 y se puso de pie con la agresión brillando en sus pupilas y una sonrisa sádica pintada en sus labios.
Mientras caminaba sigilosamente cruzando los patios traseros de las casas en obra negra, se permitió recordar la última vez que vio a Iggy y a Lucy, antes de irse a estudiar su licenciatura en artes escénicas. Aquella tarde, Lucy había llorado aferrándose a su regazo, reunidas en aquel café de cosplay donde pasaron tantas horas observando a Iggy trabajar… ella le confesó que aquel verano en que se conocieron, se enamoró de Iggy y que tiempo después, al enterarse que iniciaron una relación, le confesó al chico sus sentimientos.
-Le dije cuánto me gustaba… le dije que lo quería… pero él me respondió que sólo tenía ojos para ti, Lila- la pelirroja la miró sorprendida, no sabía que aquello había sucedido entre su amiga y su entonces pareja -me pidió que no te contara sobre mis sentimientos, dijo que probablemente preferirías dejarlo que hacerme sentir incómoda o molesta- Lucy se limpió las lágrimas que brotaban de sus ojos, aún con su mejilla pegada al regazo de la aspirante a actriz -¿De qué sirvió?- preguntó en un susurro -Igual terminaste con él- Lila titubeó, pero decidida a reconfortarla, acaricio con ternura sus cabellos.
-¿Y tú? ¿Todavía te gusta? ¿Aún lo quieres?- antes de poder escuchar alguna respuesta, si es que Lucy hubiera tenido intención de dársela, Iggy llegó hasta su mesa, disculpándose por la tardanza.
Waterloo
Knowing my fate is to be with you
Wa-Wa-Wa-Wa-Waterloo
Finally facing my Waterloo
Oooh
Waterloo
Knowing my fate is to be with you
Helga apareció en el dantesco cuadro que se había vuelto aquel extracto de la calle principal, con Arnold cubierto en pintura, Marcy retrocediendo a sus espaldas y la furia implacable de los otros tres miembros de su equipo cruzando el aire para impactarse en el adolorido rubio que estaba a punto de dejarse caer al sentir sus piernas temblarle.
La rubia dirigió su mira a la chica detrás de su primer amor y con un solo tiro certero le impactó en el costado derecho, haciéndola doblarse hacia el frente, empujando al cabeza de balón que no soportó su propio peso y se dio de bruces con el camino de tierra.
Helga no se detuvo en eso… le dio dos tiros más a Marcy en su brazo derecho y luego un tercero impactó en la espalda de Arnold.
Lila sonrió con nostalgia ante el recuerdo.
Nunca obtuvo la respuesta que buscaba, pero si era sincera consigo misma, una parte de sí, la más egoísta, deseaba que Lucy ya no tuviera en su interior esos sentimientos por Iggy.
Llegó al patio trasero de la casa donde la protagonista de sus recuerdos se refugiaba para disparar a su grupo, observó las espaldas de dos de las personas que más habían dejado huella en ella a lo largo de su vida antes de que un estridente sonido llenara toda la habitación.
De verdad, deseaba con todas sus fuerzas que su amistad con ellos no cambiara. Los tres mosqueteros, por siempre.
Wa-Wa-Wa-Wa-Waterloo
Finally facing my Waterloo
Oooh
Waterloo
Knowing my fate is to be with you
-¡Oye, Helga! Eso ya es pasarse- se quejó Kornblum, mientras se sujetaba el brazo y Helga le decía a su equipo que dejara de disparar.
-Sí, bueno… yo le llamo karma- le respondió encogiéndose de hombros -supongo que el español es una lengua maravillosa al darnos la oportunidad de nombrar la misma acción como a nosotros se nos dé la gana, ¿Ah que sí, Kornblum?- Marcy miró por unos segundos la mano que su amiga le extendía con una sonrisa que había visto más veces en el rostro de Gerald que en el de la rubia, finalmente, se decidió a estrecharla, enderezándose con dificultad.
-¿Dónde está esa pequeña Johanssen? Saldremos de aquí los tres juntos… suerte ganando esto, Pataki- Helga notó claramente la intención que tenía Marcy al decirle aquello, dejarle claro que no estaría a solas con Arnold para evitar molestarla. Sonrió agradecida y le indicó con un gesto que se encontraba detrás de la barda, entre los matorrales.
-Levántate, Arnold. Perdiste- Le dijo Phoebe intentando ayudarle a ponerse de pie, el rubio se giró hacia la dueña de sus suspiros… Nunca se sintió tan lejos de su corazón como en aquel momento en que ella, sin ningún remordimiento, le ignoró completamente.
Iggy y Lucy no tuvieron tiempo. Su destino ya estaba decidido mucho antes de que ellos fueran siquiera conscientes de que ya no estaban solos en aquellas ruinas que un día habían pretendido ser un hogar. Lila les había arrojado su mochila llena de ladrillos, distrayéndolos para que intentaran esquivarla y ella les disparara, a esa distancia, a un escaso par de metros, fue fácil para la sureña acertar ambos disparos en sus objetivos.
Iggy la miraba desde el suelo, boquiabierto, era evidente de que no la creía capaz de haberles disparado, aunque fuera dentro de un juego.
Lucy se sonrojó hasta las orejas cuando la pelirroja pasó su mirada de uno a otro, agachando el rostro para que su cabello pudiera cubrir sus mejillas arreboladas mientras las últimas notas de la canción se fusionaron con el correr del viento.
Tiempo después, Olga y Nadine llegaban al sitio para observar una escena demasiado confusa para ellas ¿Por qué estaba Lila llorando?
-Eeh… ¿los descalificaste?- los enormes ojos verdes de la pequeña Sawyer abnegados en lágrimas se enfocaron en ella poniéndola incómoda, Olga no sabía cómo lidiar con el llanto de otras personas, lo único que se veía capaz de hacer era llorar ella misma, y si no conseguían consolar a la joven, los presentes terminar por escuchar sus vergonzosos berridos. La primogénita de Miriam sabía perfectamente que no se veía bonita cuando lloraba, con eso en mente acudió en busca de apoyo en la otra rubia a su lado -¿Puedes… hacer que pare?- le susurró esperando no ofender a la pelirroja que seguía sin decir una palabra.
-Lila… ¿Qué ocurrió?- habían pasado varios minutos desde que los disparos cesaron, las chicas esperaron a la pelirroja hasta que Nadine finalmente le dijo a Sheena que fuera en busca de Park y Sid, quienes tenían la tarea de continuar por la calle principal como reconocimiento para volver a informarles si el camino a la casa que les señaló Sid estaba libre de amenazas; luego se giró a Olga y le pidió que la acompañara en busca de su amiga. Encontrarla con los ojos rojos y las lágrimas fluyendo por sus mejillas sonrojadas no era la escena que esperaba presenciar, en especial porque no veía a Iggy ni a la chica que lo acompañaba por ninguna parte.
-Lo… lo siento… *hip*… Nadine, perdón- soltó un sollozo luego de su hipido y se arrojó a los brazos de la rubia más joven, poniendo nerviosa a Olga. La suave tonada de "When All Is Said And Done" de ABBA les llegó un poco amortiguada al interior de la casa en la que se ocultaban los miembros del equipo contrario.
Here's to us!
One more toast
And then we'll pay the bill
Deep inside
Both of us
Can feel the autumn chill
Marcy, Arnold y Timberly habían sido disparados, y tendrían que salir del campo de gotcha pronto. Helga se mantenía alejada mientras Sasha continuaba disculpándose con la hermana de Gerald por no contar con mejores reflejos y fallar en protegerla, el rubio con cabeza en forma de balón dirigió con nostalgia su mirada hacia la huraña capitana que mantenía sus sentidos enfocados en custodiar al grupo hasta que terminaran sus conversaciones para continuar con su búsqueda. Después de que Phoebe le ayudó a ponerse de pie, la menor de las Pataki había reaccionado muy mal, empujándola y luego diciéndole que se adelantara para verificar si el grupo de Nadine ya habían llegado al punto de encuentro, volviendo evidente para el chico que la rubia estaba molesta con él.
-¿Sólo te rendirás y ya?- no esperaba que Kornblum le hablara teniendo en cuenta que lo había utilizado sin miramientos como blindaje, dejándole recibir todo el daño, que por cierto, todavía estaba afectándole y le impedía erguirse en toda su altura sin sentir un penetrante malestar en sus costillas. La chica de cabellos cobrizos no necesito elaborar más allá su pregunta para que Arnold entendiera a qué se estaba refiriendo.
-¿Qué otra cosa puedo hacer?- le respondió en medio de un suspiro de autocompasión, cerrando sus párpados en un gesto de dolor.
-Verte sintiendo lástima por ti mismo es una pérdida de tiempo- Arnold abrió los ojos, sorprendido con el tono irritado que utilizó la chica -Será mejor que pongas en orden esa cabeza tuya y encuentres una solución antes de que la pierdas de nuevo por tu indecisión- y sin dirigirle una segunda mirada, la joven avanzó en dirección a la capitana del otro equipo, dejando detrás a un boquiabierto rubio que no comprendía los motivos que pudiera tener la chica para aconsejarle cada vez que lo necesitaba.
Birds of passage
You and me
We fly instinctively
When the summer's over
And the dark clouds hide the sun
Neither you nor I'm to blame
When all is said and done
Lila llevó sus manos a la altura de su pecho, juntándolas en un gesto de preocupación que podría interpretarse como culpabilidad por lo que había hecho a sus amigos, pero que era en realidad una muestra de su egoísmo que tanto se esforzaba desde muy pequeña en ocultar. "Debes ser bondadosa, Lila. Mamá odiaba a los egoístas." Solía repetirle una y otra vez su padre mientras crecía, y nadie sería capaz de afirmar, aunque así lo intentara, que la pelirroja no puso todo de sí para vivir bajo ese mantra… El temor de enterarse de que Iggy y Lucy eran algo más que amigos la sumía en un vórtice de emociones encontradas que nacían sólo del más puro egoísmo que se agazapaba a la sombra de su resplandeciente ser; su padre seguramente se decepcionaría de ella si se enterara de los pensamientos que en esos momentos inundaban su mente, alborotados como abejas en un panal que ha sido agitado por fuertes vientos.
-Supongo que debería felicitarte por ese tiro- la masculina voz de su ex pareja sacó a la joven de sus cavilaciones, atrayendo su atención hacia su persona -Sí que me ha dolido- y con una sonrisa irónica, Iggy se puso de pie y sacudió el polvo de sus ropas, mirando con extrañeza a su compañera que continuaba con el rostro oculto tras sus cabellos -Vámonos, Lucy. Seguro tendrás hambre- sus palabras fueron cortadas por la sensación de alguien tirando de la manga de su traje térmico con timidez. Lila se mordía su labio inferior, incapaz de sostenerle la mirada, buscando el valor de preguntarle -Tú no nos puedes acompañar Rojita, recuerda que el juego continúa, todavía no ganan- Lucy alzó finalmente su mirada, con resentimiento brillando en sus pupilas al escuchar el mote cariñoso con el que Iggy solía llamar a Lila cuando eran novios.
-Perdí el apetito- soltó entonces la otra joven en la habitación, levantándose y sintiéndose incómoda, pensando en que le estaba estorbando a la pareja y dispuesta a alejarse todo lo que pudiera de la sonrisa cargada de ternura que su compañero le había dedicado a la pelirroja. El chico quiso decirle algo en respuesta al miserable tono que empleó Lucy, pero su amiga salió corriendo de improviso del lugar, dejándolo solo con Lila.
In our live
We have walked
Some strange and lonely treks
Slightly worn
But dignified
And not too old for sex
-Iggy- su voz se escuchó tan minúscula que por un momento el aludido creyó que el sonido provenía de una brisa y no de la pelirroja a su lado. Cuando entendió que era ella quien le hablaba, acercó su rostro al de ella para escucharla mejor, sonrojando a su acompañante -T-tú… y… Lu-lucy- Brian apareció en los pensamientos de la joven, con su habitual sonrisa amplia y su determinación para hacerse escuchar aunque tuviera problemas para comunicarse, devolviéndole a la pelirroja un poco de la seguridad que sintió perdida ante la aparición de ese lado suyo que tanto censuraba -¿Qué clase de relación hay entre ustedes?- terminó de decir finalmente, sorprendiendo un poco a Iggy.
-Somos amigos… como siempre, claro- respondió confundido, ¿Por qué Lila le preguntaba eso? -¿Qué otra cosa podríamos ser? Ella es una de tus mejores amigas… y yo- titubeó por un momento, pero para alguien tan seguro de sí mismo como Iggy resultaba toda una anomalía que no pasó desapercibida para la chica -Yo nunca haría nada que pudiera herirte- y el alivio que invadió a la pelirroja fue casi tan absoluto como la culpa que le sobrevino -Tengo que alcanzar a Lucy… ¡Suerte! ¡Rómpete una pierna!- le gritó mientras se alejaba en pos de su compañera, dejando a la pelirroja sola con sus complicados sentimientos, que no tardaron en manifestarse en forma de lágrimas al entender lo mal amiga que era al alegrarse porque Lucy no era correspondida, y según le afirmaba Iggy, nunca lo sería.
We're still striving for the sky
No taste for humble pie
Thanks for all your generous love
And thanks for all the fun
Neither you nor I'm to blame
When all is said and done
La paciencia de la pequeña Kornblum llegó a su límite luego de pasar un par de minutos a lado de la menor de las Pataki en completo mutismo, ¿De verdad no tenía nada qué decirle esa belicosa rubia? ¡Já! Se dijo a sí misma que Helga G. Pataki sin nada que decir sobre algún tema era seguramente señal del fin del mundo.
-Es patético que intentes fingir que no estoy de pie junto a ti cuando claramente estoy de pie junto a ti- le reclamó rompiendo ese incómodo silencio que se negaba a seguir aguantando. Fue testigo de cómo esos penetrantes ojos azules le miraban de soslayo con un velo de reproche cubriéndolos, y eso la hizo sonreír orgullosa de haber conseguido que dejara de ignorarle.
-¿Te han dicho que eres como una maldita espinilla en el recto, Kornblum?- la agresividad en su voz pareció darle lo mismo a la chica que sólo amplió su sonrisa.
-No… la verdad, ese no me lo habían dicho- le respondió con burla, exasperando un poco a la rubia. Marcy nunca reaccionaba como el resto a sus comentarios sarcásticos, y eso la dejaba desarmada.
-Dime de una buena vez qué quieres para que salgas de aquí lo más pronto posible- la chica con la mancha de pintura en el brazo borró de su rostro cualquier rastro de diversión.
-¿De ti? De ti no quiero nada, Pataki. Sólo esperaba que reflexionaras si realmente puedes decir que con Shortman está todo dicho y hecho… porque si no, te quedan muy pocos días en Hillwood como para que los desperdicies con esa actitud de niña mimada a quien le quitaron su juguete favorito y es demasiado orgullosa como para disculparse con sus padres por su ofensa, y así, tenerlo disponible para jugar con él una vez más- la rubia la miró con una ceja arqueada.
-Lo reflexionaré. Ahora deja de ser tan metomentodo y ve a buscarte una vida propia Marcy- la chica sonrió de lado.
-Me encantaría estar de acuerdo contigo, pero entonces ambas estaríamos equivocadas Helga… yo tengo una vida propia- y sin tener nada más que decirse, la chica se encaminó para reunirse con la morena y el rubio que la esperaban. Las miradas de Arnold y Helga se encontraron por un par de segundos y la joven Pataki entendió a lo que se había referido su amiga durante su breve conversación, ella no había perdonado a su primer amor y eso era lo que estaba frenándola de tomar cualquier decisión, ya fuera intentarlo de nuevo con él o seguir adelante. Suspiró apartando su mirada… quizás el mejor curso de acción sería hacerle caso a esa sabelotodo pagada de sí misma bastante insoportable que se alejaba en dirección contraria a la que tomaban ahora Melissa y Sasha para alcanzarla.
It's so strange
When you're down
And lying on the floor
How you rise
Shake your head
Get up and ask for more
Park se sorprendió al ver a lo lejos la silueta de Phoebe Heyerdahl correr hacia ellos en cuanto los divisó. Su mirada de preocupación le enterneció en cuanto fue capaz de dilucidarla a la cercanía.
-¿Dónde están las demás?- Sid se dejó caer entre la maleza, recostándose. Habían corrido para llegar ahí y sentía que sus piernas le ardían como si echaran carbón encendido en sus pantalones. Park se sintió incómodo al verse a solas con la oriental, exasperándola por la falta de respuesta a su afligida pregunta -¿Qué pasó? ¿Por qué están aquí solos?- les urgió imaginándose lo peor, si del grupo de Nadine sólo quedaba Park, eso significaría que no tenían esperanzas de ganar, habían iniciado el juego con desventaja al tener Rhonda a dos personas adicionales en su equipo, era cierto que los números no siempre ganaban guerras pero sí que complicaba batallas.
-Ellas están bien… o lo estaban cuando nos separamos por instrucción de Nadine- Park miró de reojo a Sid a unos metros de ellos, dudando de que estuviera bien permitirle que retozara, ya que si los atacaban no podrían usarlo de escudo.
-Cielos, si sigo teniendo este nivel de estrés en mis vacaciones terminaré enfermando- murmuró para sí Phoebe al sentir cómo la abandonaba el peso que había en sus hombros al no ver a ninguna de sus compañeras, pero el nudo en su estómago sólo se amarró más cuando el chico se acercó a ella, agachándose para quedar a la altura de su mirada.
-¿Segura que es este juego lo que te tiene estresada?- el tono ronco del pelinegro sonaba peligroso a esa distancia, sus pupilas brillaron con un sentimiento contenido que Phoebe no tenía claro de qué se trataba pero la ponía demasiado consciente de cada parte de su cuerpo respondiendo a la cercanía del atractivo joven -Yo pensé que sería por haber regresado a una relación con alguien que sabes que está enamorado de tu mejor amiga- el sonido de la pequeña palma abierta de Phoebe impactando el rostro de quien pronunció tales palabras resonó en aquel abandonado lugar, haciendo que incluso Sid se pusiera de pie y los viera con incredulidad al apreciar cómo Park continuaba con el rostro girado del golpe que había recibido -Puedes hacerlo de nuevo, y lo que dije seguirá siendo verdad- habló sin enderezar aún el rostro, con un tono de rabia vibrando en los graves de su voz, haciendo a Phoebe retroceder un paso… era la primera vez que veía ese comportamiento en el apacible joven que la llevó a la ópera Saratoga en su cumpleaños.
-Tú no eras así cuando conversábamos hasta tarde al teléfono- el dolor en la frágil voz de la chica consiguió que Park levantara el rostro una vez más, soltando lleno de ponzoña su estocada final.
-No tenía roto el corazón cuando iniciaba un debate entre nosotros a posta sólo para escuchar la inflexión en tu voz cuando un tema te apasiona… Y entonces, tampoco me parecías una necia por insistir en una causa perdida- Phoebe alzó la mano para darle una cachetada más, Park parecía esperarla, casi desearla, pero la oriental detuvo su mano en el aire dejando que de sus ojos brotaran las lágrimas que ya no podía contener.
Clear-headed and open-eyed
With nothing left untried
Standing calmly at the crossroads
No desire to run
There's no hurry any more
When all is said and done
El trance en el que los celos lo habían sumido pareció finalmente romperse con el recorrido de la primera gota salada que nacía de los ojos de la oriental y morían en su barbilla. Parpadeó un par de veces para enfocar su mirada, sorprendido de encontrarse con la expresión desconsolada de la pelinegra.
Sintiéndose impotente, no supo cómo reaccionar…
Había querido decirle aquellas palabras desde que se enteró que había vuelto con Gerald en nochebuena, quería decírselas tanto que no pudo contenerse ni pensó en las consecuencias, y ahora que era testigo de lo que su crueldad provocó, se odiaba a sí mismo. Una disculpa quizás habría sido lo convencional socialmente hablando, pero a Park le parecía más un agravio que una solución al llanto de la joven frente a él, así que ninguna palabra brotó de sus labios, en cambio, pasó una mano tras su nuca y haló de ella hacia su pecho, rodeando sus hombros con su brazo libre, intentando que sus acciones demostraran lo que se encontraba incapaz de transmitirle con palabras. La oriental se sonrojó sutilmente al encontrar realmente reconfortante estar entre los brazos del pelinegro de esa forma.
Unos segundos después un dolor punzante lo atravesó desde la espalda hasta su pecho, como si le colocaran hierro caliente sobre la piel. Phoebe se sorprendió al sentir el peso muerto del chico apoyándose contra su cuerpo y se esforzó por ver a espaldas de Park qué había sucedido para que se dejara caer sobre ella de esa manera. Una mirada avellana cargada de rencor la congeló en su sitio, no sólo metafóricamente, sino que la recorrió un frío a lo largo de la columna vertebral que terminó por estremecerla…
Gerald había disparado a Park por la espalda y si podía confiar en sus instintos, no tardaría en disparar a ella también si no se apartaba y encontraba refugio.
Era la primera vez que Phoebe genuinamente sentía miedo del segundo hijo de los Johanssen, advirtiendo que afrontaba un peligro muy real al recordar que arruinó la vida del moreno extorsionándolo para que hiciera lo que le diera su antojo.
El karma es un hijo de puta que no perdona ninguna.
