Lucifer se llevó la mano a la sien, masajeándose, nervioso.
El asunto era grave. Muy grave.
-Traedme a Charlie. YA. - Ordenó a los siervos.
Charlie apareció con Alastor.
- Quiero, hablar con mi hija a solas. AHORA.
- Como gustéis, alteza- Alastor se retiró.
Lucifer no dijo nada. Sólo se giró, y miró a la reina.
- Querida, quiero hablar con Evelyn, a solas. Ve a ver a Seviathán, y habla con los Von Eldritch. No quiero que haya más tensiones.
- Como quieras, encanto, ¿Estarás bien?
- Claro que si. De cosas peores he salido.
Lilith cerró la puerta, algo preocupada, pues el semblante de Lucifer era serio, como pocas veces lo vio.
Un ligero carraspeo, y se dirigió a su hija, sin girarse.
- Charlie, ¿Sabes por qué te he hecho venir, ¿verdad?
- Por Evelyn.
- Bien, dime, ¿Por qué has provocado ese incidente? ¿Sabes que ese ser podría haber matado a los bebés? ¿Te paraste a pensar?
Lucifer apretaba los puños de rabia.
- ¡Estoy harta de Evelyn! ¡Todo gira alrededor de ella! ¡La prefieres antes que a mí!
No hubo nada que decir, pues Lucifer se giró, propinando un sonoro revés a su hija, que se quedó sorprendida.
- Eres, el demonio más estúpido, de todo el infierno. La más imbécil. ¿¿Sabes por qué la traje?? ¡¡Para que te vigilara, para que cuidara de tus hijos!! ¡Mira lo que sucedió! ¡Ni Alastor pudo con ese ser! ¡Te traje una hermana, que no puede lastimarte, que no miente, que no alberga maldad en su alma, y tú la rechazas! ¿SABES QUE ACABO DE PERDER A UNA HIJA POR TUS CELOS, CHARLIE? - La voz de Satanás retumbó por el palacio.
- ¿De qué hablas? ¿¿Qué culpa tengo yo de eso??- Charlie lloraba, palpándose la herida.
- ¡Evelyn ha decidido exiliarse, por decisión propia, porque pensó que ella atraía los monstruos! ¡Ahora, Alexei crecerá sin su madre! ¿Te paraste a pensar eso, estúpida mimada? ¡Ahora si algo pasa, no habrá nadie que te defienda, porque perdiste el respeto de los demás! ¡Nadie quiere a alguien que traiciona a su sangre, ni siquiera en el infierno, Charlie! ¡Dime ahora, qué cara le pongo yo a Los Von Eldritch, dime! ¡¡Eres peor que Caín!! ¡Caín al menos mostró siempre sus intenciones, tú has sido peor!! ¡Eres peor que Judas Iscariote, peor que Bruto! - Lucifer estaba irritado como jamás había estado, a esos dos traidores, los tenía en el cósito, por toda la eternidad, eran la peor escoria, y su hija los había sobrepasado sin duda.
- ¡¡Te lo di todo, Charlie, te regalé ese hotel, te apoyé con Alastor, con la boda, te cubrí las espaldas, y has roto los lazos con Evelyn y los Von Eldritch de un plumazo!
Charlie no dijo nada, lloraba en silencio.
- Vete. No quiero verte, por ahora, cuidaré de los bebés junto a tu madre. No te preocupes, estarán bien. Ahora, retírate. Piensa en lo que hiciste, piensa, en cómo vas a enmendar lo que has hecho. Porque esta vez, te toca asumir las consecuencias de tus actos, Charlie.
Charlie se fue, y Lucifer se dejó caer sobre su trono.
No dijo nada más, ni deseaba ver a nadie. Sacó la foto de Amenadiel.
- Perdóname, hermano, no supe cumplir con la promesa que te hice.
Lloró en silencio, en la oscuridad, perdido.
La limusina real, aparcó en la puerta de la casa de los Von Eldritch.
- Majestad, pase, por favor.
La hicieron pasar al salón de invitados. La familia Von Eldritch al completo. Los padres de Harold lo consolaban, mientras Helsa cuidaba del bebé.
- Majestad, agradecemos que haya venido- Lord Seviathán se levantó a saludar.
- Tranquilo, Fredrich, dejémonos de formalismos. Vengo a hablar en nombre mío y de mi esposo.
- Adelante, pues, majestad.
- Es cierto, y más que verdad, que mi hija es la culpable de esta situación, y, a pesar de ser su madre, y de haberla apoyado siempre, he de decir, que esta vez está sola. Ella provocó esto, y ella deberá afrontarlo sola. Lucifer me envía aquí, para haceros llegar el mensaje de que está profundamente dolido y que lamentamos esta situación.
Harold seguía sin levantar la cabeza.
- ¿Qué lo lamentan? ¿Acaso han visto a mi hermano? ¿Acaso saben por lo que está pasando? - Helsa con su sobrino en brazos, respondió, colérica.
- ¡Helsa! - respondió su madre.
- Calma, Beth, querida, deja que hable- Dijo la reina.
- ¿Ahora que le decimos a esta criatura? ¿Qué su madre se fue por culpa de la imbécil de su hermanastra? ¿Qué su mamá era un monstruo que atraía monstruos? ¡Charlie siempre lastimando a los demás, y luego se va de rositas! ¡Es la segunda vez que lastima a Harold, pero no habrá tercera, porque si no, yo misma me encargaré!
La reina se dirigió a Helsa, y acarició a Alexei en la frente.
- Entiendo por qué estás enfadada, y estoy de acuerdo. Yo crié a Charlie, soy culpable de ese comportamiento. Pero, estoy dispuesta, a solventar esto. Debo ayudar a arreglar esto.
- ¿Y cómo? ¿Va a hacer que Evy vuelva por arte de magia? ¡Ella es cazadora, sabe cómo borrar su rastro! ¡No volverá tan fácilmente!
- Helsa, cálmate- Respondió Harold, que se levantó, tomó a Alexei de los brazos de su hermana.
- Es cierto, que un hijo es culpable en parte de la educación por parte de sus padres, pero no es así del todo cierto. Evelyn tuvo los peores años de su vida bajo tutela de sus padres. Y ella no lastimó a nadie sin motivo, Charlie es mayorcita, para saber lo que hacía. No culpo a nadie más que a ella misma de sus actos. Es cierto, que esto es un golpe del que no sé cómo reponerme, porque apenas empezaba a disfrutar de la compañía de mi esposa, y ahora se fue, para volver nadie sabe cuándo. Acepto las disculpas de sus majestades, que deben estar tan devastados como yo y los míos. Lucifer tiene una afinidad extraordinaria con Evelyn, y debe estar muy afligido, como para no venir aquí.
Pegó la frente a la de Alexei, que reía con su padre.
-Sé que ella va a volver, porque ella no miente. Pero también sé que Alexei no puede crecer si su madre, mientras que Axel y Aradia si lo harán, ¿Entiende, alteza?
-Perfectamente, Harold.
- Por suerte, a mi hombrecito no le va a faltar de nada, siempre va a estar más atendido que nadie, aun así, haré lo que Evelyn me pidió: que Alexei no se olvide de su linaje, quiero, que sepa quien fue su madre, de dónde venía, quiero que parte de esa educación, la hagan Lucifer y su majestad.
- Por supuesto, sería un honor, y nuestra responsabilidad como sus abuelos, no faltaremos a nuestro deber, Seviathán.
- Gracias alteza. Sé que Evelyn volverá más fuerte y dura que nunca. Ella nunca falla.
- Lo sé, Seviathán, ahora, he de irme, quiero que sepa la familia Von Eldritch, que los Magne estamos con ellos. Todos, debemos remar juntos, en estos tiempos difíciles.
Alexei hacía ruiditos, y movía sus manitas, hacia la reina.
- ¿Qué pasa, hombrecito? ¿Quieres ir con la abuela? - Harold sonreía, y acercó con cuidado, su hijo a Lilith.
- Pare que alguien quiere hablarle.
Lilith tomó a Alexei con cuidado.
- Eh, pequeño, ven aquí. Ven, hermosura- Acunó al bebé en sus brazos por un momento, Lilith sonreía al tener a Alexei en brazos.
- Sabes, Alexei, eres muy parecido a tu padre, y a tu madre, Evelyn. No te preocupes, vas a estar bien.
Alexei quedó dormido, y la reina lo puso sobre su cuna, con mucha delicadeza.
- Sólo puedo decirles una cosa, familia Von Eldritch. No se rindan, ella volverá.
- De eso no nos cabe duda, majestad. Gracias por venir- Respondió Lord Seviathán.
La reina se dirigió a la limusina, escoltada. Volvió a palacio.
Harold se levantó, y se puso el sombrero.
- ¿A dónde vas, Harold? - Preguntó su madre.
- A trabajar. Cuando vuelva Evelyn no quiero que encuentre todo patas arriba. Cuidad de Alexei.
Mientras tanto, en la Tierra, Evelyn vagaba de un lugar a otro.
- ¿Dónde estoy? - Estaba en una ciudad, pequeña, pero no sabía dónde había ido a parar, tras tres días de travesía por la selva, luego de aparecer en una ciudad, más bien pueblo, con las ropas rotas, y descalza.
La población era de piel algo oscura, morena, tostada por el sol, con ojos algo rasgados.
- Mmm…quizá Oceanía, quizá el pacífico…estas ropas…
De repente, unos tipos, la siguieron, hasta acosarla.
- Hola, nena… ¿Qué haces tan solita?
- No te importa, ¿Por qué no te alejas? - respondió molesta.
- vamos, vamos, cariño, ven con nosotros.
Intentaron llevársela, para abusar de ella, pero craso error. Con su fuerza, tumbó a uno de ellos, no sin luchar antes. Otro se dispuso a atacarla por la espalda, pero un sonoro golpe, tumbo al sujeto.
- ¿Qué os dije de ir molestando por aquí? - Se escuchó una voz.
- Oh…J.M…perdone…- uno de ellos levantó al otro.
- Ya os avisé anteriormente- La voz sonó ronca.
-Vamos, J.M, no te pongas así- Pero no se rendirían, uno sacó un bate de béisbol, pero el desconocido lo esquivó, se lo quitó al sujeto, y lo partió con la pierna. Evelyn aprovechó para golpearlo en la rodilla y noquearlo.
- Es mi último aviso.
Se fueron tan prisa como pudieron, cojeando.
Evelyn se giró.
- ¿Y bien? ¿Ya te vas?
- No quiero más problemas, amigo.
- No lo eres, además, aquí nos presentamos.
Evy suspiró.
- Hola, me llamo Evelyn, Evelyn Magne.
- Aloha, hermana, yo me llamo Jason, pero todos me llaman J. M- Estrechó la mano de Evy, y vio el color de su otra mano.
- ¡Awe! ¿Eso es un tatuaje?
- Algo así…Por cierto, ¿Dónde estamos?
- ¿No sabes dónde estamos?
- No… ¿Por qué crees que pregunto?
- ¡Estás en Hawái, hermana! ¡E komo mai kaikaina! ¡Bienvenida a Hawai! - Dijo agitando los dedos, en señal amistosa.
- Gracias, J.M
- Por tus ropas, veo que tuviste un ajetreado viaje, kaikaina, ven, tengo un lugar para gente como tú, te daremos ropa nueva, y un poco de comer.
- No quiero ser un estorbo, Jason.
- kaikaina, mira a tu alrededor, esto es Hawai! ¡Nadie molesta, somos todos Ohana, aquí cuidamos unos de otros, kaikaina!
Llevó a Evelyn a una playa muy pequeña, apartada, allí había chozas tradicionales tiki, un bar, pequeño, diminuto, con unas mesitas, y barcas pequeñas de pescadores, varadas en la orilla.
- Esto es nuestra comunidad, kaikaina, aquí recogemos a gente como tú, y la transformamos en Ohana, hasta que deciden, qué hacer.
Evelyn se llevó la mano a la frente.
- Oye, oye, no tomo drogas, no soy una yonqui, ni soy una delincuente.
- kaikaina, no sabes ni dónde estamos.
- Es largo de explicar, sabes…
- Bueno, no estamos para juzgar, kaikaina, vamos, no pasa nada, ven conmigo.
- ¡Eh, Leilani! ¿Puedes ayudar a Evelyn? ¡Es nueva!
Una chica, alta, de piel morena, y rasgos hawaianos, se la llevó a la choza tiki, donde me dieron ropa.
- Así estarás mejor, ¿Qué te parece?
- Me valdrá, gracias, de veras.
Evelyn, se sentó en una piedra de la orilla, a observar el atardecer, mirando una foto del pequeño.
- ¿es tu hijo?
- Ajá.
- Debes extrañarlo. Sabes, aquí la Ohana, es muy importante, no se rompe.
- La mía se rompió por culpa de la envidia- Respondió Eve.
Jason rió.
- La Ohana es irrompible, hermana. Ya verás, que vuelves con ellos.
- Eso espero.
- Se parece a ti, ¿cómo se llama?
- Alexei- Respondió.
- Bonito nombre, oye, ven, vamos, preparamos la fiesta de bienvenida, y no puedes faltar, ¿Sabes tocar algún instrumento, Kaikaina?
- Pues, el bajo eléctrico, el bajo…
- ¡Estupendo! ¡Nui! ¡vamos, tocarás un poco para animar la fiesta! - Arrastró a Eve de la mano.
En la playa, estaban las luces del bar, colocadas enganchadas entre las palmeras, alumbrado la hermosa noche hawaiana.
- "¡Nani wale na hala
ea ea
O naue ike kai
ea ea
Ke oni a ela
ea ea
Pili mai Haeana
ea ea
Epo i tai tai e
Epo i tai tai e
Epo i tai tai
epo i tuki tuki
epo i tuki tuki e!
- Epo e tai tai e…- tarareaba Eve.
- ¡Te la sabes, kaikana! ¡Canta más fuerte!
Evelyn se animó, cantando con ellos. Aquella noche, olvidó sus problemas, pues era una más.
No había día, en el que no extrañara a Alexei.
Se integró en el Ohana, se encargaba de la leña, de pescar, le gustaba, se encargaba de muchas cosas, el sol dorado de Hawai bronceó su pálida piel, y aprendió parte del lenguaje hawaiano.
- ¿Estás segura, Kaikaina? ¡Eso duele! - Dijo Jason.
- Sabes que sí.
El tatuaje tradicional que se hizo en el brazo le dolió, pero aguantó. Meses después, volvió, para hacerse el nombre de su hijo.
Jason la miró.
-Kaikaina, sabes luchar. Creo, que serías buena guerrera Koa.
- Claro que lo sería- Respondió.
- Ese arte, es reservado a hombres, pero creo que eres distinta, te enseñaré, ven.
Jason le presentó a unos fornidos hombres.
- Esta es Evelyn es Ohana, es mi kaikaina, es fuerte, mucho, no sabéis cuanto, quiero enseñarle el arte koa, es hora de que sepa.
Hubo una reunión, y tras deliberar, aceptaron, pero primero, debía pasar un ritual.
- ¿Cuál?
- Entra a esa choza. El jefe de la aldea, debe verte, y mirarte, si te da el visto bueno, serás guerrera koa.
Evelyn entró a la choza tiki. Suelos de madera, tejados de palmera, decoración totémica, una auténtica reliquia.
Jason la siguió, para traducirla. El jefe habló.
- Lima ele ele sé que eres una guerrera, no sé de dónde vienes, pero sé que eres una guerrera. El fuego arde en ti como la brasa de la hoguera. Sé que quieres ser guerrera koa, eso sólo lo son los hombres, pero tú eres distinta, Lima ele ele. Ven, acércate.
Evelyn se acercó al jefe de la aldea.
El jefe la tomó del rostro, y le dio una bola de lo que parecía ser una masa.
- Mastica eso Lima ele ele, te vendrá bien.
- ¿Qué es? - dijo Evelyn, algo inquieta.
- Es una semilla, te dará algo de mareos, y verás cosas que nunca viste, pero después de eso, serás otra.
- Estupendo- Dijo irónicamente
Evelyn masticó lo que le dieron. Se sentó, y al rato empezó a marearse, y cayó, sobre el suelo de madera.
Tuvo visiones, visiones espantosas, donde veía como los muertos se levantaban, atacaban su hogar, y entre todo el caos, vio una silueta, que se alzaba, con la flecha negra en la mano.
- Alexei…-murmuró, entre alucinaciones.
Las visiones seguían, veía a Harold, buscándola, entre toda la masacre.
Cuando fue a tomar su mano, se despertó, repentinamente, sudorosa, asustada, jadeando.
- Bienvenida de nuevo, Kaikaina- Jason la sujetó en brazos.
- Ufff, necesito, respirar un poco.
El jefe volvió a hablar de nuevo.
- Lima ele ele, sin duda, eres fuerte como la roca, y mereces el respeto de la comunidad. Sé bienvenida, a los guerreros koa. Ahora, te harán un tatuaje, para que recuerdes quién eres.
- Muchas gracias, jefe- Respondió Evy, poniéndose en pie con la ayuda de Jason.
El proceso del tatuaje fue más doloroso que de costumbre, fue una línea bajo el que tenía, en el brazo.
- Bienvenida a los guerreros koa, Kaikaina, ahora, empezará el verdadero entrenamiento, mañana, al alba, empezarás.
El entrenamiento de Evy, fue duro, muy duro.
Al alba, en la playa, Jason la cargaba, con dos pesados cubos, de pescado, que compraba en el mercado, cargarlos, desde el otro lado del pueblo, hasta la comuna. Eran más de 20 kg, que cargaba descalza, desde el mercado, hasta la playa. Llegaba a la playa, y le tocaba correr por toda la bahía, luego, tenía que ayudar en el bar
Al final, perdió peso, pero seguía siendo corpulenta, siempre lo fue, aunque el trabajo del día la dejaba extenuada.
Cuando llegaba la noche, Jason le mostraba las técnicas Lua, ése era el arte de los guerreros koa.
- Bien, para empezar, úntate esto por todo el cuerpo- Sacó una botella.
- ¿Qué coño, Jason? - Dijo Evelyn.
- Es aceite, hermana, con eso no te agarran, ¿Entiendes?
- Madre mía, si mi esposo me viera…- Agarró la botella y se untó por todo el cuerpo.
Jason se moría de risa.
- No te preocupes, kaikaina, no te lastimaré. Bien, empezaré por decirte, que este arte, se limita, a bloquear los golpes, y las articulaciones, con esto puedes partir brazos. Es muy útil.
La sesión empezó, y con ella, Eve por los suelos, Jason era implacable.
- ¡Arriba, hermana! ¡No hemos hecho más que empezar!
Día, a día, Evelyn fue tomando más fuerza, aprendiendo la técnica, pero había algo, que nunca podía hacer: Tumbar a Jason, él era un maestro, y cada vez que ella lo intentaba, él le daba la vuelta, y la tumbaba de un golpe, sobre la arena. Siempre había público, las peleas koa eran un show, al menos en la comuna, y hasta hacían apuestas.
- "5 dólares a que lo tumba"
- "acepto"
Una llave mal hecha por Evy, y Jason la levantó como si fuera un monigote, retumbó la arena.
- ¡Maldita sea! - Gritó con rabia desde la arena, dando un puñetazo sobre la misma.
- "Te lo dije, paga"- El otro tipo pagó de mala gana.
- Piensa con esto, kaikaina- Se señaló la cabeza- A veces, hay que usar esto- Dijo refiriéndose al corazón.
- Está bien, una vez más, Jason.
- Como quieras, pero luego, el que pierda prepara la cena.
- Hecho- Dijo Evelyn sonriente.
- "10 dólares a que esta vez gana ella"
- "20"
- Acepto- Dijo el tipo.
Evelyn se embadurnó de aceite, y se posicionó. Jason la agarró, intentando bloquear sus brazos, la sujetó fuertemente, apretando, para hacer que Evelyn se rindiera.
- ¡Ríndete, Evy!
- ¡No!
- ¡Ríndete, o te romperé el brazo! - Los murmullos se escuchaban.
- ¡No! - Evelyn resistía, y en un arrebato, pateó la entrepierna de Jason, que quedó sin aire, cosa que aprovechó ella, para tumbarlo.
Las risas de los demás no se hicieron esperar, mientras Evelyn tomaba aire.
- Eres, una pequeña sinvergüenza, Evelyn…Dijo Jason, reponiéndose.
- Vamos, no te hice nada, además, es parte de la pelea, ¿No?
- Es cierto, ay…mis pelotas…
- Ganó ella, paga-
- Shht! - El perdedor, pagó resignado.
- Bueno, lo prometido es deuda, haré la cena, ¿Qué te apetece, Kaikaina?
- Algo de carne, por favor, estoy harta del pescado.
- Claro, jajaja, no hay problema.
La noche, pasó sin incidentes, todo eran risas, y Evelyn bebía un botellín de cerveza, mientras otros, hablaban animadamente.
- Kaikaina, este hombre dice que te conoce.
Evelyn se quedó sin habla.
- Cuanto tiempo, Geralt de Rivia.
- Evelyn Magne, lo mismo digo.
- Siéntate, oye, Jason, ¿Podrías traernos un par de birras? Necesito hablar a solas con mi amigo.
- Claro, Kaikaina.
Geralt se sentó junto a ella. Frente a frente.
- ¿Qué te trae por aquí? - Dijo Evelyn, encendiéndose el puro.
- Vengo para ver cómo estabas, eso es todo- Respondió Geralt.
Jason trajo las bebidas.
- Oye, kaikaina, ¿Te apetece una partida al ajedrez?
- Claro, Jason, deja las piezas y el tablero aquí, echaré una partida con mi amigo.
Jason dejó las piezas sobre la mesa, y puso el tablero.
Evelyn montó todo, y miró a Geralt.
- Las damas primero.
- Bien- Respondió Eve moviendo pieza.
- ¿Cómo está mi niño? - Dijo Evelyn, sin levantar la vista del tablero.
- Como un roble, engendraste una belleza, Evelyn.
- Bien. ¿Qué quieres, brujo? - Dijo en voz baja.
Geralt miró las piezas. Tardó en responder.
- Evelyn, vengo, porque el infierno se desmorona. El rey está perdiendo el control, ya no respetan a la princesa, y el hotel está en quiebra, nadie quiere ir, y hay problemas de sobrepoblación- Movió el alfil.
- ¿Y eso debería importarme? Que se joda la princesa- Fue una zorra conmigo y con mi familia.
Hubo un silencio tenso. Evelyn movió la torre.
- Entiendo que la princesa fue muy cruel, sabes estoy acostumbrado a que me llamen monstruo, y cosas peores. Una vez, me apedrearon, y me expulsaron de una aldea, tras salvar a una niña.
- ¿Y por qué no los mataste a todos? - Dijo Evelyn, mirando la jugada.
- Porque me convertiría en lo que ellos dicen que soy- Sonrió el brujo. No solía sonreír, pero su sonrisa era preciosa.
Evy, que se disponía a tomar el caballo, dudó por unos segundos.
- Bueno- Dijo tomando la pieza- Entonces no hay más que hablar, que el infierno se venga abajo.
- Evelyn, El rey está empeorando de salud.
Evelyn miró a Geralt, con algo de asombro.
- ¿Está bien? - preguntó.
- Su salud está algo débil. Él, se culpa de tu partida, y tiene remordimientos, no para de decir que su hermano habría solucionado todo-
Evelyn echó el humo del puro, pensando.
- Pero él no es Amenadiel, ¿Verdad? - Dijo moviendo las piezas- La partida avanzaba.
- Exacto, y el rey, no tiene ese carisma que tenía tu padre, para arreglar estas cosas. Es muy orgulloso, te extraña, y ese orgullo, lo está consumiendo.
- Nunca fue diplomático para nada. Esto le pasa por tirano. Seguro que a Charlie no le dijo nada.
Las piezas seguían moviéndose.
- Te equivocas, Evelyn, la expulsó de palacio. ¿Sabes que el hotel va a cerrar? Los huéspedes se enteraron, de que no estás, y culparon a Charlie, se corrió la voz, sabes. Volvieron a las fechorías.
- Menuda ha liado esa idiota… con lo bien que iban- Dijo negando con la cabeza.
- Sin duda, y esto es un efecto dominó, si no vuelves, irá a peor.
Llegó un punto de la partida, donde el rey de Evelyn, estaba acorralado por las piezas de Geralt.
- Es curioso, que, en el ajedrez, el objetivo, es acorralar, al rey. Si el rey está acorralado, la partida se acaba.
- Se te olvida una cosa, Geralt- Evy tomó la reina, y comió una de las piezas, que acorralaban al rey- La reina, es la pieza más importante del ajedrez. La más letal.
Geralt bebió de su cerveza, mientras Evy aspiraba del puro, mirándolo.
- Es verdad, pero recuerda esto: hasta el peón más insignificante, se convierte en reina, si llega hasta el final, con astucia, y dedicación- Movió una peona, y lo convirtió en reina, al pisar el fondo del tablero de Evelyn.
- Jaque mate.
Evelyn echó el humo del puro, sin decir palabra.
- ¿Sabes de dónde viene esa expresión? Del persa "Sha maat" Significa "El rey ha muerto".
Evelyn se levantó.
- Tu sitio no está aquí, Evelyn. Tu hijo ya tiene 1 año. Empezará a hablar, a andar, y tú no estarás allí, ¿Es que quieres eso?
Evelyn se sacó el puro de la boca, rascándose la cabeza.
- Ay…déjame pensarlo, Geralt, quédate esta noche, eres mi invitado, ¿Sí? Te pondremos una hamaca, las noches estrelladas aquí son espectaculares.
- Como quieras. Te doy una noche. Mañana me iré- Dijo bebiendo cerveza.
Evelyn se marchó, y se sentó en la playa. Notó, a alguien sentándose junto a él.
- ¿Qué te pasa, Kaikaina? - Era Jason.
- Estoy indecisa, hermano, tengo ganas de volver, pero…
- ¿Pero ¿qué, Evelyn? ¿No echas de menos a tu familia? -
- Claro que sí, pero me hicieron mucho daño…
- Y a mí, hermana, sabes, ¿Cómo fundé esto?
- Dímelo- Dijo fumando.
- Mi hermano, trató de matarme, y escapé, me acogieron, y me quedé, fundé la comuna, para ayudar a gente como yo, como tú, a rehacer su vida. Luego, mi hermano, murió, y en su lecho de muerte, dijo que iba a hacer algo bueno por una vez. Me dejó suficiente para montar todo esto.
- Echo de menos a mi niño, Jason, pero temo ser yo quien lo ponga en peligro.
- No digas idioteces, además, son Ohana, hermana, y ya sabes, lo que eso significa. La Ohana no se rompe, siempre está unida. Si la pierdes, buscarás otra, pero nunca estés sin una. Ohana, significa, familia-
- " Y la familia nunca te abandona, Ni te olvida- Completó Evelyn.
- Exacto, kaikaina, no des la espalda a la Ohana, eres Ohana, hermana, todos somos Ohana.
Se levantó, y Evelyn se quedó a solas, con un gato atigrado, que se había convertido en su mejor amigo.
- ¡Hola, tigrito! - Le acariciaba- Sabes, me recuerdas a mi Sombra. Era muy fuerte de carácter. Mucho.
- "Prrr" El felino ronroneaba.
- Eh, espera, que tengo algo, para darte.
Evelyn abrió su mochila, y abrió su lata de comida para gatos, que siempre llevaba, para acompañar a los gatos de la calle.
- Ven, Tigrito, te pondré de cenar.
Le puso la comida, mientras fumaba. Se dio cuenta, de que había muchos extranjeros esa noche. ¿Turistas? No. Eran distintos, no le gustaban.
- Qué raro…-Dijo fumando.
Evelyn se dio cuenta, de que el agua del cuenco de Tigrito estaba sucia,
- Espera, cariño, te limpiaré el agua.
Sacó una botella de la mochila, y se inclinó derramando la sucia, sobre la arena. Le cambió su agua, puso agua de la botella, limpia, en su cuenco.
Pero el agua seguía sucia.
- Vaya, sigue sucia.
La cambió una vez más. Pero seguía sucia.
La cambió otra vez.
Seguía sucia.
La miró a trasluz, viendo el color, del agua, negro, como la noche. Miró a los ojos de Tigrito, que brillaban, a la luz de la luna. A través del agua, vio las siluetas de los visitantes, revelándose, a través de su visión.
Y entonces los vio.
Eran ellos.
Los de su visión.
Soltó el agua, cayendo esta sobre la arena, y echó a correr, sacándose la camisa, de botones, mientras gritaba a los demás.
- ¡¡CORRED, ¡NO SON VIVOS, ¡SON MUERTOS, CORRED!!
Al verse descubiertos, los extraños seres, con apariencia pálida, ojos negros, y afiladas garras, corrían detrás de los demás, Geralt y Jason acudieron a ayudar- Evelyn corrió a dos de ellos, que sujetaban a una chica, uno de ellos, agarró a Evelyn, que lo tumbó de un golpe, y al otro que la sujetaba, lo agarró, y éste se revolvió, atacando a Evelyn, que le sacudió, con la técnica Lua, Jason despachaba con fuerza a los demás, por suerte los guerreros koa de la escuela de Jason, sirvieron de gran ayuda, pues en el bar, había armas tradicionales koa.
- ¡Evelyn, cógelo! - Dijo Jason, le lanzó una "leí-o-mano" una maza que poseía dientes de tiburón, Jason portaba una "Moka Pahua" una daga de dos filos, con la que causaban estragos.
- ¡Hermanos koa, El haka!- Gritó Jason.
"¡kia rite! kia rite!
kia mau, hi!
Tinga ringa pakia
Waewae takahia kia kino nei hoki
kia kino nei hoki
Ka mate! Ka mate! Ka ora! Ka ora!
Ka mate! Ka mate! Ka ora! Ka ora!
Tenei te tangata puhuru huru
Nana nei i tiki mai
Whakawhiti te ra
A upa… ne! Ka upa…ne!
A upane kaupane whiti te ra!
Hi!"
Ejecutaron El Haka, junto a Evelyn, cada gesto, cada estrofa, cada grito, hecho con valor, rabia, y adrenalina, desorientó a los seres, que poco pudieron hacer contra unos pocos guerreros koa, liderados por Jason y Eve, con la ayuda de Geralt.
Al acabar la guerra, había heridos, pero por suerte, ningún muerto.
- ¿Estás bien, Kaikaina? - Jason se preocupó por Evelyn.
- Perfectamente, mahalo hoahānau- respondió Evelyn.
- ¿De dónde salieron? - Dijo Geralt.
- Son malos espíritus, sin duda, nuestros ancestros hablaban de ellos, por suerte, estabais aquí, la Ohana, siempre está dispuesta a seguir junta- Dijo Jason.
- Soy yo, yo atraigo a esos monstruos- Dijo Evelyn encendiéndose el puro- yo soy la culpable.
Jason agarró a Evelyn, y la miró con determinación.
- ¿Qué? ¿De qué hablas, idiota? ¡Estos bichos llevan aquí desde que la tierra se creó! ¡Mi abuelo me habló de que arrasaron un poblado entero!
- ¡Es verdad, mi padre, me decía que se llevaron a varios niños! - Exclamaron de fondo.
- ¡Sí, a mi primo se lo llevaron a la selva, y no pudieron encontrarlo!
- ¡De no ser por ti, kaikaina estaríamos muertos! ¡Nadie los vio venir, ni el jefe de la aldea, ni el hechicero! ¡Tú eres la que protege la Ohana, tú, eres la que lucha contra los monstruos, ahora todo tiene sentido! - Exclamó Jason. Evelyn lloraba en silencio.
- Kaikaina, debes volver, reclamar tu sitio, tienes Ohana que te espera, tu hora de partir ha llegado. Siempre te tendremos en el corazón, nos has enseñado muchas cosas, y has aprendido muchas, sabemos, que podrás con lo que sea. No eres un monstruo, eres ka mea pale, "la que protege".
Evelyn abrazó a Jason, que la levantó en peso, y la puso sobre su hombro.
- ¡Siempre te recordaremos, kaikana! ¡ Mahalo e ke kaikuahine!
- ¡Mahalo e ke kaikuahine!- Gritaron los guerreros koa al unísono.
- Geralt, abrió un portal.
- Soy la protectora del infierno, portaros bien, no queréis verme allí.
- Sabemos que eras poderosa. No te preocupes, somos protectores del mundo.
- Aloha, Ohana- Dijo Evelyn sonriendo, haciendo el gesto del saludo hawaiano, Jason frotó su nariz contra la de Evelyn.
- Aloha, Ohana. Aloha, kaikaina.
Tigrito siguió a Evelyn.
El portal se cerró, y al llegar, Evelyn tenía a Tigrito en brazos.
- Mierda, estamos frente a palacio...
Una manada de esos seres, merodeaba por palacio, atacando salvajemente, a cualquier cosa que se moviera.
- Geralt de Rivia, ve a casa de los Von Eldritch. Deja a ese animal, y da la buena nueva. ¿Sí?
Geralt tomó a Tigrito, extrañado.
- ¿Qué piensas hacer?
- Tengo un asunto pendiente- Sonrió, y sus ojos brillaban, su aura tomaba poder- El brujo entendió y desapareció.
- Empecemos. ¡EH, ¡PEDAZOS DE MIERDA, ¡POR AQUÍ, POR AQUÍ!
La manada, de difuntos, de seres sedientos de mal, corrieron tras ella. Estaban destrozando el palacio, los alrededores de la verja, iban a romperlo todo, iban a hacer una desgracia, si entraban en palacio.
Evelyn corrió por todo el perímetro de palacio, atrayendo a los seres, andaba descalza, con la camisa abierta, pero nada importaba, juntó a una enorme manada, tras de ella, muchos de ellos habían matado a numerosos pecadores, y había sangre, vísceras por todos lados, llegó un momento, que estaba rodeada, dejó fluir su poder, su maná, como dijo Jason, su corona, apareció brillante, juntó sus puños, y golpeó el suelo, de tal manera que tembló todo el infierno, Abrió sus alas y gritó:
- ¡¡OS METÍSTEIS CON LA CENTINELA EQUIVOCADA!! ¡¡¡LUCIFER, LÍBERAME TU ESPÍRITU DE LUZ!!!
En ese momento, un haz de luz, fuerte, tanto, que cegaba, recorrió todo el infierno, y quemó hasta el último de esa manada de salvajes sedientos de sangre. La luz fue tan fuerte, que despistó a Evelyn, unos segundos, cuando recobró la orientación, abrió las puertas de palacio, y corrió adentro, al gran salón. Abrió las puertas de golpe, allí, en su trono, lo encontró, débil, cansado, y exhausto.
-¡¡EVELYN!!- El rey no había reconocido a su hija, estaba muy cambiada.
- ¡Mi niña, mi niña ha vuelto! - tiró el cetro de manzana, se inclinó ante ella.
-Perdóname padre, no debí irme, mi ausencia te ha afectado mucho, padre- besó las manos de su padre, arrodillándose.
- No, cariño, levántate mi niña, dijo Lucifer, inclinándose ante ella, besando su frente- Yo fui quien te abandonó, perdí el respeto de mi hija, por no saber defenderte, perdóname, mi niña, perdóname, cometí el mismo error que mi padre, castigar al hijo equivocado, perdóname, hija, perdóname- Dijo llorando.
Evelyn lo abrazó, llorando, arrodillada sobre el frío suelo de mármol, junto a su padre.
- Padre, tranquilo, nunca te olvidé, ni un solo día, ni a ti ni a los míos.
- Mi niña, te he extrañado tanto, eres mi niña, no me perdonaré haberte dejado ir tanto tiempo…- Lucifer acariciaba la cara de su hija, llorando.
Unos pasos, interrumpieron la escena.
- ¡¡EVY!!- Era Harold, que llegó con su hijo en brazos, Evelyn corrió hacía él, lo abrazó, emocionada, mientras lo besó con ternura, se separó de él, pasando su mano por el pelo de Seviathán.
- Cariño, has vuelto, mi vida…- Seviathán no podía hablar, lloraba en silencio.
- Claro que he vuelto, ya te dije que volvería para no irme más- Pegó su frente a la de Harold- ¿Y este hombrecito? - acarició el pelo de Alexei.
- Es nuestro hombrecito- Dijo Harold.
- Hola, campeón- Dijo Evelyn suavemente.
- ¿Mami? - Dijo Alexei.
Evelyn sonrió, y se puso a llorar, tomó a su hijo en brazos.
- Sí, mi vida, sí, soy mami- Besó la mejilla de su hijo.
