Capítulo 38: Equipo 7

Raiden no había esperado la guerra, conocía que su madre soñaba con ese momento desde siempre, pero él aborrecía la idea de la lucha en medio de una guerra. Entonces como si Misaki viera la duda en su interior, no le importo que se abstuviera de luchar, dejándolo en la cueva donde había vivido los últimos años, ignorando que había liberado a Kushina y Menma días atrás. Cuando Raiden había aceptado la mano de su madre para irse con ella tantos años atrás, había sido con la esperanza de cambiarla, como de proteger a sus familiares, para cuidar de Natsu, Kakashi y sobre todo a Hinata.

Había funcionado bien.

Pero no ahora.

No cuando la guerra estaba aquí, no cuando las muertes se suman en su espalda. No cuando siente que ha entrado a un vórtice y nada tiene sentido. Su madre quiere sus ojos, sabe que con sus ojos podrían ganar fácilmente la guerra, pero tampoco le había obligado a luchar.

Una parte algo infantil de él, quiere pensar que se preocupa por él, que hay esperanza. Pero cuando sienta el campo de batalla a lo lejos, sabe que no, que solo habrá aniquilación de alguno de los dos lados para terminar la guerra. Pensó en Konoha, en los recuerdos preciosos de su infancia, en sus amigos, en sus familiares, sobre todo en Hinata quien siempre pareció comprenderlo.

A veces se imaginaba un mundo donde se había negado a ir con su madre, donde él hubiera entrenado por su cuenta, donde hubiera estado alrededor de sus seres queridos. Se encontró pensando que entrenaría con Natsu sobre el elemento fuego los fines de semana, se imaginó arrastrando a Kakashi para que llegara temprano a sus reuniones, se imaginó de la mano con Hinata como algo más que amigos.

Era débil, pensó con una sonrisa amarga, que aun con tantos años, esos fueron sus deseos más primitivos.

Pero no lo hizo, tomo la mano de su madre, protegió cuanto pudo a sus amigos. Convenció a su madre de no ir por Hinata, incluso cuando muchas veces fue el blanco fácil, la hizo aceptar que fuera él quien la capturaría o la dejara de final. Protegió cuanto pudo a sus amigos de la aldea cuando Akatsuki estuvo detrás de ellos, pero al final no era suficiente, porque él estaba solo.

Siempre estaría solo.

Incluso cuando ahora lo único que quiere hacer es arrastrarse por el barro, suplicar perdón, ver a sus amigos una última vez, no lo hace.

Porque es débil y cobarde, tiene miedo de ver sus ojos llenos de odio, de ver la seriedad de Hinata.

No se siente fuerte.

Es en medio de esa lucha mental del primer día de guerra, cuando una sombra aparece en el suelo y es arrastrado en lo que parece un agujero sin final. Incluso cuando grita o intenta activar su ojo, nada funciona cuando cae sin piedad sobre su espalda en medio del antiguó barrio Uchiha. Sus ojos se abren incrédulos, antes de procesar que frente a él se encuentra uno de los seres que más detesta su madre.

Uchiha Obito.

El escurridizo Uchiha que sabe la verdad sobre Madara, que tiene unos ojos peligrosos y es bastante temido por su conocimiento. Siempre se mantuvo neutral, en lo que a temas de bandos se trataba, pero ahora que ha sido secuestrado de alguna forma, siente que ya sabe cuál es el bando que ha tomado Uchiha Obito en este momento.

No quiere pelear, descubre Raiden cuando no hace el intento de luchar contra una posible muerte. Pero para su sorpresa, no parece que Obito quiera su muerte, cuando este le arrastra por las calles de Konoha (con algo genjutsu que no permite que nadie los vea) provocando que muchos recuerdos lleguen dolorosamente, antes que lo tumbe contra una habitación de hospital, se siente bastante confundido.

El cuerpo de Minato Namikaze inerte le hace sentir agrio su boca cuando Obito descubre que fue gracias a su sello que ha logrado separar el alma de Minato de su cuerpo. No lo ha matado, como su madre había esperado en un inicio, pero capturarlo dentro de su cerebro tampoco fue muy considerado, no es que importe ahora.

Fue entontes cuando llegaron a las negociaciones.

Obito no podría hacer nada para obligarlo a liberar ese sello que ha impreso con su Rinnegan, solo puede hacerlo él. Pero no tiene nada que ofrecerle que lo haga desistir de esto, no es que no quiera cambiar de bando, desde que su madre inicio la idea de la guerra y supo que no tendría voz ni voto, pensó en la idea de huir. Pero no se atreve a traicionar a su madre, ya que después de todo es todo lo que le queda.

Pero Obito no se ha rendido, lo sabe cuándo desaparece y de la nada aparece con Hinata sobre su hombro, quien al caer al suelo parece dar vueltas algo tambaleante. El horror de Raiden aparece cuando ve a la chica sentarse en el suelo confundida, luciendo un cabello corto que le recuerda terriblemente al día que se despidió de esta, antes que se levante alterada al descubrir a Obito, gruñéndole sobre que debe regresar al campo de batalla ahora que su amdre ha aparecido para generar destrucción.

Debió invocar la Estatua Demoníaca del Camino Exterior, Gedo Mazo. Ahora que Nagato estaba muerto, el Rinnegan de este debió ayudarle a seguir con esa parte de su plan, cuando llegara a revivir a Madara, sin duda todo se volvería aún más un caos.

Entonces Obito gira a Hinata para que lo vea y todo queda en silencio, Raiden observa aterrado, como la comprensión llega a los ojos de Hinata, como sus ojos dejan de parecer apresurados para pasar a una fría calma que siente que es como clavarle un puñal en su pecho.

Aparta la mirada.

—Raiden—musita esta con voz carente de emociones e incluso con amargura, que le hacen hacer una ligera mueca.

No sabe que planea Obito, pero esto no está funcionando como quiere, tiene más la necesidad de saltar por la ventana e huir que de quedarse.

—Mira mocosa no es que quiera ser la conciencia en este momento, pero si quieres tener una oportunidad de ganar esta mierda de guerra no puedes hacerlo sola—gruñe Obito atrayendo la atención de ambos, se preocupa por la mirada de interés de Obito en su persona, alegando que lo ocupaba también.

¿A él?

Claro que no, solo era un horrible traidor que lo había perdido todo a lo largo de la historia.

—¿Minato? —pregunta Hinata cuando ve la larga mirada de Obito al rubio Hokage en medio de la camilla.

Obito asiente.

—En realidad aparte de Minato y tomando en cuenta el rumbo que esta guerra ha tomado, ocupamos al menos dos selladores más y unos ojos poderosos que puedan frenar a Misaki—afirma este con tranquilidad como si hubiera estado pensando en un plan.

Tal vez lo hizo, había tenido mucho tiempo libre últimamente. Raiden comienza a tensarse ante la idea de que no solo su madre hubiera planificado todo lo que estaban viviendo. No era de extrañarse que pasara entre miembros tan similares, ya que, de alguna forma u otra, estaba emparentado con el Uchiha frente a él. No puede evitar darle una leve mirada a Hinata que parece estar ignorándolo a propósito.

—Honomi parece estar ahora de nuestro lado al romper el control de su invocador, Jiraiya y Kushina también están en el campo de batalla, yo podría encargarme de Misaki—afirma esta con decisión.

Oh.

Raiden la mira ahora fijamente, sin importarle si esta lo ignora o no. El recuerdo de la niña tímida pero valiente llega a su mente, para ser cambiado abruptamente por alguien que ha visto anteriormente en el campo de batalla. Una mujer completamente de adentro y fuera, que revela a la niña adorable de su infancia, convertida en una guerrera. Siempre había pensado que era su deber protegerla, pero ahora que la ve frente a él con esa actitud decidida, luego que la vida la ha golpeado tanto.

Es casi doloroso.

Obito se mantiene firme aún.

—Ya los conté a ellos y tu persona en esa ecuación, pero igual ocupamos manos, Madara Uchiha será pronto convocado al campo de batalla y ocupo que tanto Raiden como tú lo enfrenten—expreso Obito con un simple encogimiento de hombros.

¿Que?

Acaba de decir que quiere que enfrenten a una de las leyendas ninjas más peligrosas del mundo, que es un antepasado de su familia, con la ayuda de la chica que debe estar odiándolo.

Hinata gira a verle e intercambian una mirada de clara incredulidad antes de ver a Obito, no puede evitar la leve alegría estúpida en su interior, por aun tener algo en común con la chica, incluso si es su incredulidad con el hombre frente a ellos que luce casi ofendido.

—¿Entonces a quienes ocupas? —cuestiona él aun indeciso de que debería hacer ahora, ya que no está dispuesto a traicionar a su madre.

Aunque si fuera por Hinata…podría pensarlo.

Niega con la cabeza mentalmente, no, primero va escuchar el plan de Obito y de esa forma tomaría una decisión, aunque la idea de regresar con su madre era cada vez menos apetecible, tampoco era un idiota.

Hinata no dice nada.

Obito gimotea.

—Bien como quieran—gruñe antes de caminar de forma malhumorada al centro de la habitación.

Tanto Hinata como él hacen una mueca cuando lo primero que hace es invocar a tres personas que parecen atadas de manos y boca. Si bien no es como que estuvieran a gusto con la idea de gente secuestrada, Raiden puede identificarlos como miembros de la prisión de Kirigakure, que han sido problemáticos. Entonces pueden ver como Obito se mueve con algunos pergaminos de su bolsillo, como hace diferentes sellos de manos que hacen que Raiden se congele.

Esos sellos.

¿Acaso no pensara…?

¿Cómo él?

Su cerebro gira demasiado rápido, pero no le da tiempo de formular alguna pregunta en su interior, porque no tiene sentido.

Para poder llevar a cabo la resurrección de la persona muerta, es necesario tener en primer lugar una muestra de ADN, pero debe ser una cantidad considerable de material genético, ya que, si no se tiene el suficiente, no se puede llevar a cabo, otra cosa que se requiere es el sacrificio de un ser humano vivo, el cual va a servir de recipiente para el alma de la persona que se encuentra en el "Mundo Puro" es decir, el más allá. Desafortunadamente, este Jutsu no puede revivir a quien no está en dicho mundo.

A continuación, se requiere un sacrificio para que el alma a resucitar pueda usar como cuerpo. Al tener todos estos requisitos, el usuario pone el ADN adquirido sobre un pergamino especial, el cual luego de haberlo puesto junto con un poco de sangre del mismo usuario, se crea una especie de diagrama en el suelo, en donde el sacrificio queda en el medio de un círculo donde está la sangre de la persona que se quiere revivir. Más tarde, unas cenizas o polvo comienzan a cubrir el cuerpo del sacrificado hasta que toma por completo la forma del resucitado, trayéndole de nuevo al "Mundo Impuro", ocultando el cuerpo de la persona original, al final el cuerpo de la persona es almacenado dentro de un ataúd, después de todo esto, el usuario puede convocar el cuerpo en cualquier momento, haciendo que aparezca del suelo de repente. El usuario puede, en teoría, revivir un número ilimitado de personas de esta manera, siempre y cuando tenga suficientes sacrificios humanos, chacra y el ADN para realizar la técnica.

Eso fue lo que su madre había investigado de Kabuto.

Los ojos de Raiden giran a ver a Obito con incredulidad cuando este ha logrado dominar, una de las peores y más peligrosas técnicas del mundo ninja. Entonces cuando tres ataúdes aparecen frente a ambos, no sabe qué clase de cosa debería esperar de ellos.

Del primeo aparece una extraña mujer de piel levemente morena, con ojos de color negro y cabello rojo peinado en dos moños sobre su cabeza, con el cuerpo imbuido en un extraño kimono de color blanco. Su frente tiene un pequeño rombo en este, no la ha visto nunca en su vida y esta parece calmada cuando sus ojos se abren.

Del segundo ataúd aparece una mujer de menor estatura que la primera, con su piel blanca y ropas de civil. Quiere preguntarle a Obito de que juego se trata, cuando presta atención al cabello largo azulado y grandes ojos morado que se abren, que de alguna forma le parecen algo familiares. A su lado escucha un jadeo que hace que voltee para ver como Hinata parece incrédula.

—Oka-chan—le escucha susurrar.

Entonces su rostro se gira para ver al siguiente rencarnado, congelándose ahora en su lugar. Era el más alto de los tres rencarnados, con la piel bastante blanca y ropas de tonalidades azuladas. Su cabellera negra algo rizada y ojos negros, fueron algo que había olvidado de no ser por algunas viejas fotos que su madre le enseño de niño. Aun así cuando los ojos del hombre voltean a verlo, con suavidad y una sonrisa poco familiar en el clan Uchiha, sabe que es verdad.

Uchiha Daika.

Su…

—Oto-chan—es ahora él quien susurra con incredulidad.

Todo a su alrededor no tiene sentido, parece que ha recibido un puñetazo en su estómago y quiere caerse sobre alguna cama para no volver a despertar. Porque en este momento su cabeza no puede procesar nada más.

—Ohayo, Raiden, has crecido mucho—exclama su padre con los brazos cruzados.

—¡HINA-CHAN! —chilla la que se supone es Uzumaki Hana mientras salta para envolver a su hija en un fuerte abrazo.

—¿Konoha? —cuestiona la pelirroja viendo por la ventana con curiosidad.

Es cuando va dar un paso para tocar a su padre, para confirmar que esto está sucediendo y no es un extraño genjutsu (no es como si alguno pudiera funcionar con sus ojos) cuando la puerta se abre de repente en la habitación de hospital.

Raiden reconoce a Hikari, la mujer que interfirió en uno de sus encuentros con su viejo equipo y que Kabuto quiso utilizar. La ha seguido en ocasiones y sabe que, de alguna manera, hay algo extraño e implicado entre esta y Kakashi. Puede ver cuando esta abre grandemente los ojos por la extraña habitación atiborrada, dejando caer la bandeja con tazas de agua, antes de chillar alguna cosa. Rápidamente antes que se escape, Obito la toma del brazo deteniéndola e obligándola a entrar antes de cerrar la puerta con fuerza.

Este gira a verlos con seriedad.

—Uzumaki Mito, Uzumaki Hana y Uchiha Daika—nombre Obito con cierto grado de diversión que hace que todo en la habitación se congele mientras lo ven—la cuarta guerra ninja ha iniciado y ocupamos sus servicios—añade ahora algo más teatral.

Vaya, piensa sorprendido al notar la mirada de incredulidad de Mito (¿La esposa de Hashirama?) al tiempo que el rostro de Hana se frunce en preocupación y Daika silba impresionado. Intercambia una mirada leve con Hinata, quien aún sigue siendo abrazada por su madre, los ojos de esta siguen siendo fríos al verlo, pero hay un destello de esperanza y suplica, que lo hacen chasquear internamente la lengua.

Su madre va destruirlo todo…pero quizás…quizás aún puede detenerla. Su rostro se posa en su padre quien parece extremadamente serio en este momento, sabe que su madre lo amo con todo su corazón, este podría ayudarle a que cambie de opinión en el campo de batalla.

Solo ocupaban.

Su rostro ahora gira a Minato que sigue en el sueño eterno. Siente la mirada divertida de Obito sobre su persona y lo ignora.

Si.

Tal vez hay una oportunidad, piensa antes de caminar a Minato con una mano sobre su frente, tal vez…tal vez hay esperanza.

.

.

No hay esperanza, es lo que piensa Natsu cuando la noche comienza a pasar en el campo de batalla y los números son demasiados para contarlos. Demasiadas pérdidas desde el primer día y al menos hasta ahora no hay alguna importante para ella, por muy cruel que suene. Ella estaba en la segunda división con Megumi y Rigel, ambas habían estado luchando gran parte del día con la noche, escuchando susurros de lo que ha pasado en otras divisiones. Desde la aparición de una estatua gigante a luchas infinitas, también sobre la desaparición de Hinata como la incorporación de Honomi y Tsunade revividas al campo de batalla.

Una completa locura.

Se arroja sobre la espalda, sin poder respirar bien y deseando que todo esto termine.

—Creo que falta un poco para descansar—comenta Rigel a su lado, luciendo heridas en casi todo su cuerpo y con la respiración pesada.

Eso quiere ella, pero no cree que sea capaz de descansar ni, aunque quisiera.

Mira el cielo oscuro lleno de estrellas, casi deseando volver a su infancia por unos minutos. Si cierra los ojos, casi puede sentir que está ahí, en el campo de entrenamiento con Hinata y Raiden a su lado, los tres viendo las estrellas sin preocupaciones, solo hablando entre ellos o disfrutando del uno del otro.

Casi se siente ahí.

Si tan solo pudiera estirar un poco más su mano, casi puede sentir el recuerdo en su mano. Pero no están.

No tiene miedo por Hinata, le ha pasado tantas veces eso de ser capturada y desaparecer, que sabe que ella volverá al campo de batalla pronto. Además, aunque quisiera, esta es demasiado fuerte que puede que incluso así no necesite su ayuda, Raiden y Hinata están ahora tan fuera de su liga, que incluso le resulta doloroso. Cuando ella había querido alcanzarlos, estos parecen haber seguido adelante y tener esos poderes raros de los que ella jamás podría soñar.

Frustrante.

Con el instinto activado se levanta de un salto, deslizando su guadaña bañada en llamas para cortar la cabeza de un Zetsu blanco. Este cae al suelo muriendo al instante y ella se mantiene firme, escuchando los gimoteos de Rigel cuando Megumi aparece con una patada destrozando otro de estos.

Ni un maldito segundo de descanso.

Joder.

.

.

Todo había sido un desastre desde la aparición de Misaki y la desaparición de Hinata, pero dado que la frustración de Misaki era evidente, Jiraiya pudo detectar que no era ella quien la había capturado. Pero la noche comenzó a ir de mal en peor, incluso cunado Shisui e Itachi lograron acabar con Kabuto alrededor de la media noche, no pudieron liberar a los afectados con el edo tensei. No sabe que hizo Misaki, pero está ahora parece tener el control de cada uno de ellos, lo cual ya era bastante mal, como para empeorarlo con la aparición de Madara Uchiha al campo de batalla.

Gruño cuando tuvo que ir con los otros kages para enfrentarlos, más Tsunade y Honomi quienes se unieron a la lucha para al menos intentar hacerla algo más igualada.

El dios de la guerra ninja.

Era demasiado viejo para esto, pensó Jiraiya cuando vio al hombre aparecer como si nada y matando con una facilidad alarmante. Entonces este tuvo el gran error de mencionar algo sobre la débil voluntad de fuego de Tsunade, al ser la nieta de Hashirama y haber muerto antes de la guerra. Fue cuando todo fue un caos entre ambos y Jiraiya no pudo más que bufar indignado.

Si Minato despertaba de su estado de sueño, iba a matarlo por obligarlo a luchar en esta guerra.

.

.

Naruto estaba completamente agotado, esta guerra sin duda estaba acabando con su vida y sumándole grandes cantidades de estrés sobre su espalda. Por eso no se extrañó que cuando Sakura llegara a formar parte de la batalla, tuviera que darle de su chacra para que no se derrumbara en el suelo. La llegada de Misaki con esa estatua había sido dura de soportar y gran parte de su división había sido asesinada de golpe, pero de alguna forma algunos pocos lograron sobrevivir y ahora le tocaba funcionar como sensor de impostores porque logro dominar el modo sabio, siendo ayudado por Sasuke, ahora también con Shisui e Itachi.

No quería más que lanzarse sobre una cama y dormir las siguientes, 48 horas de manera seguida. Su madre también había llegado pronto a su lado, ayudando con la mayoría de sellados, luciendo tan cansada como él.

Quería volver a casa.

Además, la sensación de Hinata que había desaparecido había provocado un pequeño caos en su persona. Solamente gracias a un golpe de Sasuke y las palabras de Aki, pudo controlarse, ambos estaban de acuerdo con que la chica era suficientemente fuerte para lograr salirse con la suya si fue atrapada, además no pueden darse el lujo por preocuparse tanto por ella, a pesar que era el objetivo del enemigo, este no parecía haberle atrapado.

Entonces apareció Madara.

—Debemos movernos pronto, tal parece que Misaki ha convocado a los anteriores jinchurikis y sus bestias—gruño rápidamente Anna entrando al lado de su hermano, luciendo agotada y para molestia de Naruto, con una gran herida sangrante en su mandíbula.

No era la única.

Naruto había perdido la cuenta de las personas que ha visto mutiladas, llenas de heridas, muertas y sin poder hacer nada.

Una mano sobre su hombro hace que salte para ver a Itachi que luce bastante serio a su lado.

—No quería ver esto de nuevo, la guerra nunca deja nada bueno—musita con tranquilidad, pero con esa seriedad en su voz de alguien que se está conteniendo.

Quiere quedarse en el suelo, quiere dormir hasta que alguien le diga que todo fue una pesadilla. Si es sincero con él mismo, Naruto no quiere saber si algo quedara después de la guerra, no quiere pensar en que pasara con él o todos sus conocidos, porque no tiene ese lujo. Para su desgracia no puede más que aceptar la mano de Shikamaru cuando le ha ofrecido ayuda para levantarse. La acepta con pesar al recordar que hace apenas unas horas, el padre de Shikamaru ha muerto como gran parte de la división de inteligencia.

¿Queda algo que proteger?

Se siente tan perdido.

¿Cuántos han muerto hasta el momento?

¿Por qué existen las guerras?

Toma aire cuando escucha que alguien lidera el camino al campo de batalla nuevamente, Sakura y Sasuke deben empujarlo por los hombros para que vuelva a correr, pero aun así se siente algo hueco mientras sigue a los demás.

Solo un poco más, se repite la mentira que se ha dicho desde el primer día, solo debe continuar un poco más.

Porque solo puede decirse eso para avanzar.

.

.

Bueno, esto sin duda no puede ir peor, es el pensamiento de Natsu cuando todos han llegado al campo de batalla, todas las divisiones y a Misaki se le ha ocurrido la gran idea de sellar a todas las bestias en el interior de Madara con una risa divertida. Ha logrado obtener parte del biju de ocho colas (pero no todo este para su suerte) y algo sobre unos hermanos para obtener parte del chacra del nueve colas. Entonces cuando Madara se convierte en un contenedor casi perfecto, lucha contra Gai-sensei y Kakashi, casi destrozándolos por completo, al tiempo que los ojos de Misaki cambian a un morado azulado con espirales, bueno, Natsu sabe que están bastante jodidos.

Incluso toda la alianza junta no podría hacer nada contra esta batalla, es imposible.

Siente que están perdidos de alguna u otra forma.

Si es sincera Natsu siente que ha pasado una eternidad, cuando apenas están terminando el segundo día de la refriega. Cada segundo donde luchan por sobrevivir, parece un tormento, cada ojo nuevo que ve de sus camaradas, parece tan cansado y agotado, que sabe que no podrán resistir mucho más. Se pregunta vagamente como hicieron en las anteriores guerras, donde no fueron días, fueron semanas, meses y quizás años de luchas sin descanso, pero ella apenas si podía soportar dos días antes de querer arrojar la toalla.

Tal vez era porque estaban todos unidos, esta era toda la fuerza que tenía el mundo ninja (más los samuráis por supuesto) luchando contra dioses, criaturas mitológicas que deberían estar selladas, un ejército de marionetas blancas que parecen no tener fin.

¿Qué más podían ofrecer?

El pensamiento de Natsu la traiciono un poco, la idea de que, si Hinata estuviera aquí, le hubiera podido hacer frente a este dios de la guerra. Incluso cuando Natsu estuvo viendo personas morir por el ataque de este solo hombre, como si solo por él mismo fuera un ejército completo que nadie puede detener. Además, había derrotado a los Kages de las cinco naciones, no parecía haber noticias de Tsunade y Honomi, ahora incluso habían logrado derrotar a Gai-sensei y Kakashi apenas si estaba recuperando el aliento de su anterior batalla contra Misaki.

Era desgastante.

Un gimoteo a su lado le hizo voltear la vista de Madara y Misaki Uchiha, para ver a un ninja de alguna nación que no reconoció. Había pasado luchando hombro con hombro alrededor de diferentes ninjas de otras naciones, que realmente no reconoció ningún rostro, solo sabe que ahora son del mismo bando. Ahora cualquier ninja está unido y los únicos enemigos eran los que tenían frente a ellos, claro que eran dos de los ninjas más peligrosos de toda la historia, además de lo que parece ser los nueve biju unidos detrás de estos, que también estaba matando sin tregua.

No era un escenario favorable en ningún lado.

—No hay esperanza, vamos a morir—escucho que el mismo ninja susurraba en voz baja, solo siendo escuchada porque estaban cerca.

¿Eh?

Giro su rostro a la mujer que era la clara muestra de la desesperación, sus ojos dilatados por el pánico y temblores en todo su cuerpo. Quiso decirle que estaba siendo ridículo, pero al ver más allá de esta, noto la mirada llena de terror de todos los demás sobrevivientes. El rostro lleno de pánico y cansancio, la mirada de derrota y la desesperación se repetía una y otra vez en cada rostro nuevo que alcanzaba a ver. En este momento siente la sensación de querer gritar, de hacer que todos entren en razón, de gritarles que no todo esta perdido.

No lo está.

No pueden rendirse.

Deben luchar, no hay otro camino, deben luchar hasta el final.

Pero justo cuando logra colocarse tambaleante sobre sus pies, su mirada choca con la de su hermano mayor Shoto quien está al lado de Aki, ambos habían estado luchando anteriormente codo a codo, pero ambos ahora parecen agotados. Puede ver el rastro de cansancio de Aki, pero lo que le duele ver en realidad es la mirada derrotada de Shoto, casi una resignación de que está a punto de morir.

Y eso le enferma.

¿Eso es lo que todos están pensando?

¿Vamos a morir?

No suena correcto.

Natsu no quiere morir, esa es la única verdad en este momento en su cerebro, no quiere morir aún. Tiene tantas cosas por hacer, aun no le ha dejado claro a sus padres que es mejor que Aki, aun quiere una revancha con su hermano mellizo, aún debe ir a comer dangos con su hermano mayor Shoto. Había prometido a Hinata que irían a la playa en alguna ocasión, solo para vacacionar, le había prometido a Kakashi un nuevo juego de kunai que estaba creando, había hablado emocionada de salir con Megumi, Rigel y Yuki al nuevo bar que pensaba abrir. Quería asistir a la boda de Ana y Shun, aún tenía que arrastrar por el cuello a Raiden para que pidiera disculpas.

Quiere vivir.

Mira frente a ella como Madara parece sonreír divertido por la desesperación de todos a su alrededor, casi contemplando el terreno luego de una buena batalla. Estaba como si nada luego de la fuerza monstruosa de Gai-sensei contra este, su cuerpo no parecía afectado, estaba bien, podría luchar muchas horas más y ellos, la alianza ninja no tenía nada.

No kages.

No líderes.

No armas.

Tal vez deberían darse por vencidos, ya no había nada más porque luchar, todo estaba acabado. Eso debería pensar Natsu, pero por algún motivo el ver el rostro desesperado de todos, le hizo tomar aire antes de comenzar a caminar con la barbilla en alto, pasando por alguno de sus conocidos o no tan conocidos, todos mirándola con rostro impresionado de que estuviera de pie. En realidad, sabe que tiene muchas fracturas, tanto internas como externas, cortes en todo su cuerpo y siente el chacra desaparecer de su cuerpo.

Ve directamente a los ojos de Misaki y Madara, curiosamente sin sentir un miedo verdadero. Sabe que todos a su alrededor le tienen miedo a estos seres que parecen salidos de un cuento de hadas, demasiado fuertes, demasiado poderosos, demasiado invencibles.

Pero ella…ya está harta.

—Vaya parece que esta pequeña gatita aun quiere jugar—canturrea Misaki, cuyos ojos se han activado de una manera diferente al Sharingan, pero le ignora convocando nuevamente su guadaña a su alrededor.

Pelea.

Grita su mente.

Pelea.

Obliga a tus brazos a moverse.

Pelea.

No tengas miedo.

La imagen de una sonriente Hinata de doce años, al lado de un Raiden tranquilo, ambos viéndole con Kakashi detrás de ellos, en una clara invitación a seguirlos, es lo que le da el ultimo empujón en su espalda para abrir sus ojos llenos de llamas.

—No les tengo miedo—gruñe en voz alta e ignora que probablemente todo lo que resta de la alianza Shinobi ahora le está prestando atención, aprieta la guadaña ante las miradas incrédulas del enemigo—no pienso rendirme, no pienso detenerme porque ese es el camino de un ninja, así que vengan idiotas—finaliza aplicando chacra a su guadaña que toma forma de llamas.

Si.

No es el mejor discurso de todos, en realidad no es nada parecido a un discurso, pero ella tampoco esperaba dar uno. Para eso tiene a Hinata que es sentimental o a Aki que tiene una mayor facilidad de palabra, ella solamente es uno más del montón, pero no piensa rendirse. Porque sus amigos no lo harían y ella estaba luchando por ellos, así que no piensa morir tampoco.

Porque ella quiere vivir.

Se congela unos momentos cuando ve la enorme mano del monstruo gigante aparecer sobre ella, su boca se abre levemente algo temerosa, porque no había esperado ese ataque tan directo. Admite que el miedo le recorre cada parte de su ser y sabe que puede morir en los siguientes minutos, aun así, aprieta la guadaña lista para luchar contra esa cosa gigante, incluso si no sabe si vivirá o morirá por eso.

Pelea.

Se sigue gritando a si misma obligándose a moverse.

El tiempo se detiene o, mejor dicho, avanza en cámara lenta, lo cual le permite ver cuando unas cadenas doradas sujetan la mano del gigante impidiendo que la aplaste de alguna forma. Luego a una gran velocidad un destello negro aparece cortando la mano del gigante, antes que las cadenas envíen a volar en otra dirección la mano gigante del ser que ahora está gritando.

—Bien dicho Natsu—dice una voz momentos después a su lado, su rostro gira lentamente para ver con incredulidad de quien se trata.

Brilla, como el sol, un sol cálido. El cuerpo de Hinata está rodeado de un hermoso brillo dorado, su cabello corto parece agitarse desordenado y sus ojos son de una tonalidad blanca como los Hyuga. Sus ropas parecen haber cambiado dentro del chacra, pero incluso parece que una leve capa se formó pegada a su cuerpo.

Cuando Hinata coloca una mano en su hombro, siente que el cansancio desaparece, que todo a su alrededor desaparece un segundo y siente una sacudida de chacra en su interior. Como un recipiente que es llenado de agua, siente que la mayoría de sus heridas desaparecen y su chacra vuelve a su cuerpo, incluso más de lo que está acostumbrada.

Su boca se abre incrédula cuando esta le sonríe tiernamente.

—Eso fue bastante imprudente—susurra una voz a su lado de manera indiferente.

Su rostro gira ahora incrédulo, pero más rápido para ver a Raiden a su lado con tranquilidad y de brazos cruzados. No tiene la capa de Akatsuki como recuerda, solo tiene unos pantalones sencillos de color negro y una camiseta sin mangas con el símbolo Uchiha en su espalda. Sus ojos son de un color morado penetrante, similares a los de su madre y tiene una espada en una de sus caderas.

¿Qué rayos?

Esta vez no puede controlar su boca abierta, gira a ver ahora apresurada a Hinata en busca de respuestas y esta se encoge de hombros.

Siente un tic en su frente.

Rápidamente cuando se pone de pie, de forma rápida le da un golpe en la cabeza a ambos al mismo tiempo, quienes se quejan arrodillados por el dolor. Pero ella los ignora dándoles una mirada fulminante y con las manos en sus caderas. Al verlos quejarse como niños, sus ojos se llenan de lágrimas que se niega a dejar correr.

—Llegan tarde—les gruñe con molestia sorbiendo su nariz.

Hinata se pone rápidamente de pie y señala a Raiden.

—El duro mucho con el sello, es culpa de Raiden, nadie pone un sello que no sabe cómo quitar—masculla Hinata apresuradamente como nerviosa.

—Oe—musita Raiden nervioso cuando ella le da una mirada enardecida.

—Bueno ahora nos toca pelear contra un dios en el mundo ninja, así que levanten sus putos traseros y actúen como el equipo 7—ordena ella volviendo a sujetar la guadaña.

Los escucha murmurar una disculpa antes de ponerse de pie a su lado, aun puede ver la incredulidad de Madara como de Misaki quien ve con profundo resentimiento a su hijo. Aun así cuando Natsu ve que el rostro de Raiden no vacila, tiene esa estúpida esperanza de que esta vez sea verdad. El chacra de Hinata y Raiden a su alrededor es tan cálido, que hace que todos sus miedos anteriores desaparezcan y una gran sonrisa aparezca en su rostro.

Están con ella.

Están de regreso.

Ambos idiotas están a su lado.

—En mi disculpa, vinimos con compañía—comenta Raiden de manera casual, mientras Hinata le sonríe tranquilizadoramente.

¿Compañía?

Entonces del cielo como si fuera un rayo, aparece el cuarto Hokage sobre la bestia de diez colas con una mujer en sus brazos. Esta desde la distancia no puede identificarse de manera correcta, solo puede ver sus cabellos rojizos bailar en el cielo, antes que de su cuerpo salgan muchas cadenas de colores rosados que abalanzan al enorme biju contra el suelo provocando un leve temblor que mueve toda la tierra.

¿Qué rayos?

Piensa Natsu incrédula, antes de ver como Hinata mira delante de manera brillante.

—Madara es nuestro enemigo Natsu, vamos juntos—le ofrece Hinata con una mano extendida y la sonrisa más amable que puede reunir.

Duda un poco, le da una mirada a Raiden quien le da una muy leve sonrisa y una mirada que parece gritar disculpas, lo que le hace asentir.

Bien.

Ahora son un equipo nuevamente y no puede decepcionarlos.

.

.

¿Ese era su esposo?

Piensa Kushina alterada como feliz de poder verlo nuevamente, ignora la punzada de celos infantil que tiene al verlo llegar al campo de batalla con una mujer que también tiene cabellos rojos. A su derecha puede ver como Hiashi (con quien ha estado peleando codo con codo las ultimas horas) parece rodar los ojos fastidiado de sus actitudes infantiles, pero ella está dispuesta a ir al centro del campo de batalla para reclamarle a su esposo. Tanto como por no despertar a tiempo, como para darse el lujo de entrar dramáticamente al campo de batalla con otra mujer.

El descarado.

Pero antes si quiera que pueda levantarse, un puñetazo la derrumba contra el suelo, para que pocos momentos después Hiashi también caiga a su lado.

¿Qué mierda?

Se medió incorpora con dificultad para reclamar al bastardo cuando se queda congelada, puede ver de manera periférica que Hiashi le pasa lo mismo, sin poder incorporarse del suelo.

Frente a ambos se encuentra Uzumaki Hana luciendo de brazos cruzados y pareciendo molesta, tiene la misma apariencia de la última vez que la vio, luciendo extremadamente joven y con el largo cabello azulado bailando en el aire. Si no fuera por el extraño color de sus ojos, que demuestran que es una de las rencarnadas o las grietas en su piel, podría jurar que está nuevamente con ellos.

Kushina ha soñado tantas veces con el fantasma de Hana, que tiene miedo que esto sea uno de esos momentos.

Se congela cuando ve que esta muerde sus dientes y chasquea su boca, con un extraño aire rojizo a su alrededor, parece enojada.

Se congela antes de temblar asustada.

Enojada con ellos.

Una mano aparece en el hombro de Hana, los ojos de Kushina se abren incrédulos al reconocer a Obito al lado de esta luciendo claramente molesto.

—Hana-san te dije que debemos encargarnos del Jubi—intenta razonar el hombre, pero este se escalofría cuando Hana le lanza una mirada molesta.

—Vamos Obito-chan no te enojes, sabes no debes interponerte en una mujer y su destino o ocasionas una guerra—exclamo otro hombre que ha saltado al lado de ambos, no lo reconoce en realidad y Kushina parece perturbada ante la extraña situación.

—Daika-san—comenta Itachi quien se ha acercado a ellos con Naruto y Sasuke detrás de este, si bien ambos chicos parecen sorprendidos por la situación, solo Itachi parece conocer al hombre.

—Itachi veo que has crecido o y tienes el Mangekyo, ten cuidado de usarlo mucho o quedaras ciego—musita el hombre con una tranquilidad alarmante para lo que estaba pasando.

Kushina no puede dejar de ver a Hana.

La recuerda cuando era niña, como siempre discutían hasta cuando llegaron a la aldea. La recuerda siendo su amiga y ultima familia en ese momento, recuerda sus abrazos cálidos, la calidez de sus palabras, su belleza a la hora de caminar. Como incluso si eran tan diferentes, la recuerda brilla cuando estaba embarazada o cuando le puso a Hinata en sus brazos por primera vez. Todos los recuerdos que hasta hace unas horas eran agridulces, ahora parecen tan brillantes que es doloroso.

Hana.

Hana esta frente a ella.

Hana esta frente a ella luciendo furiosa.

Las explosiones y la lucha, parecen tan lejanos ahora, pero una explosión extremadamente fuerte le hace estremecerse antes de terminar de levantarse. Todos giran la mirada para ver como Hinata se ha lanzado contra Madara con fuerza y cuando este esquivo, la patada que impacta contra la tierra parece haber producido un terremoto que agrieta todo a su paso. Luego de eso el chico que reconoce como Raiden ha invocado un fuego negro que hace a Madara esquivarlo por todos lados, antes que Natsu aparezca del cielo con una sonrisa maliciosa y que, con unos sellos, desde el suelo se presentara una explosión que termino en una gran salida de lava.

Los tres luchan bastante bien, se encuentra pensando Kushina con incredulidad.

Son adultos.

Un nuevo golpe en la mejilla que sigue siendo sujetada, hace que gimotee al ver como Hana pellizca su mejilla al mismo tiempo que la de Hiashi.

—Ustedes dos me las van a pagar por lo que sufrió mi bebé—masculla con voz de ultratumba que la hace querer orinarse en sus pantalones.

Si, esa es Hana Uzumaki.

La terrible Hana Uzumaki que recordaba capaz de causar pánico en el infame Hyuga Hiashi y la habanera sangrienta. El llamado de Obito fue lo único que impidió a Hana ir contra ellos, antes de gimotear que los seguiría pronto. Cuando el hombre llamado Daika desapareció seguido de Obito, Hana tuvo que tomar algo de aire antes de ver a los demás espectadores.

—Oh son los hijos de Mikoto, Naruto si no me equivoco, es difícil no recordarlos sobre todo a ti, se nota que tienes buen gusto con mi hija—exclamo Hana guiñándole un ojo a Naruto, que pareció ahogarse con su propia saliva—en realidad no sé qué team elegir, era team Raiden, pero el team Aki también era poderoso, ¿Nadie pensó en un team con Natsu? —pregunto esta de repente soñadora.

Kushina pudo escuchar como Sasuke se acercaba confundido a su hermano mayor.

—¿De qué habla? —pregunto el Uchiha menor claramente confundido.

—Creo que de las posibles parejas de su hija—le susurro de regreso.

—Soy partidaria también del team Gaara o no pueden olvidar el team con Obito o Kakashi, mi hija es tan hermosa y popular—musito con ambas manos en las mejillas luciendo como en las nubes.

Si no fuera por las explosiones de fondo, casi podría jurar que esto era una extraña alucinación e incluso un genjutsu. Cuando Obito fue enviado a volar por los aires debido a la estatua gigante, mientras gritaba el nombre de Hana, esta mascullo obscenidades antes de comenzar a correr camino a la batalla.

Kushina intercambio una rápida mirada con Hiashi, antes de levantarse ambos apresuradamente para seguir a su difunta esposa y mejor amiga, ante los gritos de Naruto.

Hana.

Deben ayudar a Hana.

.

.

Obito se cruje el cuello algo cansado de esto, sabe que no debió ayudar en esta guerra, pero el recuerdo persistente de Rin que lo persigue como un fantasma, ha terminado de convencerlo. No fue fácil encontrar a Kabuto y usar algunos genjutsus para ocultar su presencia, pero valía la pena el desgaste con tal de aprender sobre invocaciones del mundo impuro. Durante años ha estado planeando diferentes planes, tanto si ayudaba a Konoha como si ayudaba a Misaki, siempre indeciso de que camino elegir, pero al final entendiendo que esa pequeña mocosa vale la pena.

La niña de Hana.

Con el cabello corto ahora le recuerda muchísimo más a Rin, le recuerda sus sonrisas, su mirada, su estúpido deseo de proteger a otros. Tal vez los años le han vuelto débil, las células de Hashirama cada vez son menos en su cuerpo y siente que el final está cerca. Entonces había tomado la elección, de si hundirse en la miseria en espera de su muerte sin hacer nada, o hacer alguna ultima cosa bien.

Redimirse al final supone.

Le ofrece una mano a Kakashi, con quien se ha encontrado luego de ser arrojado por el jubi. Los ojos de Kakashi lo ven con duda, antes de negar con la cabeza para aceptar la mano. Se siente bien, piensa Obito cuando Kakashi se coloca a su lado, muy cansado, pero aun dispuesto a luchar.

Ambos miran al frente donde Misaki está paralizada viendo a Daika quien sonríe de forma descarada. Cuando la comprensión llega a los ojos de la mujer, esta gira a verlo con rostro homicida, que el corresponde con un suspiro algo teatral.

—La hiciste cabrear—comenta Kakashi de forma casual a su lado.

Se encoge de hombros.

No tenía nada más para luchar contra esta.

—Siempre fuiste una reina del drama Misaki, mira que ocasionar una guerra, eso está mal…le das un mal ejemplo a Raiden—habla Daika con tranquilidad, haciendo que la mujer parezca más cabreada cuando a su alrededor se rodea de chacra rosado con una armadura gigante.

Bueno, Obito piensa que si él la cabreo, de alguna forma Daika acaba de llevarla al resto del borde de la locura.

.

.

Hinata había luchado contra Pain y la lucha había sido difícil, había luchado contra Raiden y habían estado muy igualados, había tenido muchos enemigos que resultaron mucho más allá de sus expectativas y la llevaron al límite. Pero luchar contra Madara era algo completamente diferente, no se sorprende que nadie hubiera podido detenerlo, cuando con el modo chacra de Kurama, el Rinnegan de Raiden y la lava de Natsu no han logrado nada con este. Este también tiene las bestias con cola en su interior (bueno en el interior del jubi que está luchando ahora contra su madre, Mito, Minato, Kushina y…. ¿Hiashi?), de no ser porque le faltan los ojos de Misaki como comento anteriormente Obito, probablemente esta lucha hubiera acabado hace tiempo.

Es demasiado fuerte.

Demasiado chacra.

Demasiada experiencia.

Hinata nunca fue amante de las peleas, las aborrece y esta guerra ha sacado a relucir todas las cosas que odia del mundo ninja, pero no puede detenerse. Porque detenerse significa darles la victoria a estos seres que no la merecen, debe proteger a sus amigos, deben detener la batalla ahora.

—Maldita sea es demasiado bueno—gruñe Natsu cuando este la arroja sobre su espalda con demasiada facilidad, casi pareciendo aburrido.

Si, lo es.

Masculla una maldición por bajo cuando aparece Raiden a su lado, este se nota levemente herido, pero no pueden detenerse.

—Ha que aburrido, en lugar de Mito debieron invocar a Hashirama, estoy interesado en una revancha—dice Madara cruzado de brazos luciendo indiferente.

"Maldito" pensaron los tres miembros del equipo 7 al mismo tiempo, de alguna forma sintiéndose ofendidos.

—Trágate esta perra sucia—gruñe Natsu al borde del ataque de ira con ojos desorbitados por la molestia, siempre fue la más fácil de afectarse por los insultos de los demás.

Cuando Hinata ve las señas de manos de la chica, sabe qué hará una invocación, se apresura para imitarla al mismo tiempo que Raiden lo hace a su lado. Cuando su mano choca contra el suelo, detrás de ella aparece Tsukiko luciendo sus varios metros de altura, detrás de Raiden aparece una enorme serpiente gigante, de la cual no tenía conocimiento hasta ahora. Pero es cuando ve lo que ha invocado Natsu, que se congela al ver el enorme dragón naranja detrás de esta, que luce tan incrédula como los demás, sobre todo porque el dragón parece aprovechar el desconcierto de todos (incluyendo Madara) para lanzar a este volando lejos.

—¿Un dragón? —le gruñe a la chica que parece confundida y algo torpe al lado de ellos.

—Yo no sabía, yo tengo un contrato con los ratones, las arañas y hace poco con las salamandras…nunca había tenido tanto chacra como para invocar al dragón, no sabía que se podía—habla rápidamente, antes que todos se encojan cuando el dragón se abalanzo contra el jubi que había estado comenzando a moverse contra la alianza.

Tsukiko y la serpiente de Raiden se apresuraron para seguirla para detener a la bestia contra el suelo.

Si.

Eso no lo esperaban.

Raiden y ella ven fijamente a Natsu, que se sonroja algo avergonzada, luego sueltan leves risas. Sin duda su equipo estaba siendo una pequeña caja de sorpresas.

Los tres comienzan a correr nuevamente detrás de Madara quien se ha apresurado a correr en dirección a Misaki. Obito les había advertido que no dejaran que ambos se acercaran mucho, ya que de alguna manera Misaki tenía el Rinnegan, pero Madara era el jinchuriki de las bestias. El temor de Obito era que cuando ambos se unieran, Madara se aprovechara para obtener los ojos de la mujer Uchiha y hacer posible el plan ojo de luna.

Debían detenerlo.

Minato había aparecido también rápidamente frente a Madara, sorprendiendo a este cuando lo alejo del campo de batalla nuevamente. Pero Madara rápidamente se deshizo de Minato, cortándole un brazo en el proceso, haciendo que este girara sobre sí mismo, antes de darle una patada en el rostro al Uchiha. Fue increíble ver como el Hokage maniobraba por el aire sin un brazo y sangre saliendo de su cuerpo.

Un sello.

Hinata vio como Minato rápidamente uso un sello para detener la sangre antes de volver a la lucha.

Deben alejarlos.

No debe dejar que se unan.

Pero entonces como un parpadeo, es Misaki quien aparece frente a Madara, haciendo que este sonría. Todos se congelan en el lugar, porque claramente eso no ayuda con su plan, pero algo cambia cuando es Misaki quien atraviesa a Madara el pecho con su mano, congelando a todos los que estaban luchando. La sonrisa de Madara se congela mientras desaparece, al tiempo que un sello aparece en todo su cuerpo, que comienza a moverse hasta el brazo de Misaki que lo estaba atravesando.

Oh no.

Es lo único que piensa Hinata antes de ver como todo se vuelve un enorme halo de luz alrededor de Misaki, al tiempo que el jubi parece convertirse en un extraño árbol detrás de ella. Hay grandes cantidades de chacra saliendo del cuerpo de Madara, que parece incrédulo al ver la mirada divertida de Misaki.

Imposible.

Piensa Hinata cuando ve como el cuerpo de Madara comienza a desintegrarse en pequeños pedazos de papel, mientras el cuerpo de Misaki comienza a inundarse de chacra.

Entonces en su frente parece abrirse una apertura con un ojo rojo, con círculos y aspas.

Bueno.

Eso no era parte del plan de ninguna manera.

Continuara…

Por si fue algo muy confuso, ya que esto cambio muchos puntos importantes en la historia. En realidad, Madara acabo con la sección de inteligencia antes del canon, al igual que se convirtió en jinchuriki también antes que Misaki. Lo cual es un cambio diferente a lo original, si se preguntan porque lo hice así, me pareció más desesperante para los ninjas y por lo tanto más interesante. Todos siguieron conectados por los poderes de los ninjas restantes, pero fue incluso más solitario.

Probablemente el siguiente capítulo sea el final de la historia.

Que nervios.

Van a ser muchas hojas en el siguiente, pero creo que ya va siendo hora de terminar.