Diciembre de 1986:

Los hombres llegaron primero que él, en un camión grande que había ofrecido a Jackie para que cargara sus pertenencias. Cuando Eric llegó casi todo el trabajo estaba hecho, la propiedad estaba marcada y los buzones fuera. El jefe de carga lo hizo firmar una hoja antes de retirar los faros que se habían disputado, antes, eran propiedad del estado y no de su difunto padre.

Jackie estaba sentada abrazando una pequeña maseta y un par de abrigos de Hyde. Eric se acercó despacio para no enfurecerla. Le parecía, desde ese ángulo, que estaba llorando.

—Jackie — llamo su atención. La mujer se volvió con los ojos enrojecidos— Sé que nada de esto es culpa tuya. No es nada personal, en lo absoluto. Sabes que de ser por mí, hubiera preferido arreglarlo con él. Pero tienes que aceptar que cometió tantos errores que es imposible verlo como una víctima.

Jackie no le contestó. Volvió la vista a la casa con hesitación. Eric siguió hablando.

—Como sea, me alegra haber aclarado ese punto, y espero que podamos seguir en contacto porque a pesar de todo, te considero mi amiga, y no veo porque eso tendría que cambiar. — sacó un sobre de su saco y se lo acercó. — No sé si ya tengas a donde ir pero, espero que te vaya bien, que comiences con el pie derecho y como muestra de paz entre nosotros quiero darte este dinero. Es poco pero podrás comenzar de nuevo y…

Jackie le arrebató el sobre y lo rompió por la mitad. Los billetes rotos cayeron al suelo mientras la mujer les pasaba encima y caminaba alejándose de él.