Este fic participa en el minireto de mayo de La Copa de la Casa 20/21 del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black. El reto consistía en escribir a un personaje intercambiando papeles con una persona de la saga.
Disclaimer: Esto es un WI (o un AU, o cómo se diga. Nunca lo tengo claro XD Vuelvo a hacer el disclaimer de hace meses) en el que los muggles viven escondidos de los magos, y no al revés; así mismo, lucha de Voldemort es a favor de los muggles y nacidos de muggles. Hermione toma el papel de Alecto Carrow en los libros, por lo que también se puede asumir que tiene la edad de Alecto en los libros (aunque no sea aquí la hermana de Amycus).
Beta: Nea Poulain
Palabras: 488
La causa
Han pasado dos días encerrados en esa casa, ayudando a los que acaban de llegar de Azkaban. Algunos han llevado esposas durante quince años y han olvidado los movimientos necesarios para sujetar una varita.
Hay momentos en los que Hermione los considera afortunados. Tras tantos años de lucha ha aprendido a odiar la magia que corre por sus venas. Es lo mismo que la separó de sus padres, cuando estos descubrieron sus habilidades.
«No tendrás que vivir escondida», le habían dicho antes de abandonarla en un sendero rocoso, a pocos metros de una ciudad. «Eres una bruja; nadie te hará daño».
Cuando ese recuerdo acude a ella, Hermione necesita urgentemente un poco de aire fresco; pero si va al jardín, el viento la hace sentirse todavía más mareada. Lo único que se le ocurre es subir al ático y levantar la cortina que cubre la ventana, mirando con cuidado al exterior.
En ese suburbio de Londres solo hay una tienda de pociones, cuyo escaparate arroja una luz verdosa sobre la calle. Las escobas van y vienen; incluso se ve una alfombra mágica. Son cosas muy distintas a los aparatos mecánicos propulsados con carbón que usaban sus padres para desplazarse. Debían viajar con cuidado, porque de noche se escuchaban demasiado y nunca se sabía qué podía ocurrir si el Ministerio te encontraba.
«Lo mejor, la cárcel. Lo peor, la muerte». Los muggles saben demasiado bien el miedo que los magos les tienen, aunque su único crimen sea ser capaces de transmitir de generación en generación su incapacidad para la magia.
—¿En qué piensas?
Se sobresalta cuando escucha la voz de Amycus Carrow a sus espaldas. La ha seguido hasta el ático, pero a ella no le molesta; le gusta su compañía.
—¿Cuándo crees que se acabará? —le pregunta, solo por iniciar una conversación que la distraiga.
—Pronto —afirma Amycus al tiempo que se sienta a su lado—. Tom piensa que podremos atacar el Ministerio en un año, dos a lo sumo.
—No sé... —Tom consiguió volver de entre los muertos, es cierto, pero el mundo mágico sigue contando con Harry Potter. Mientras él siga vivo, Hermione duda si lograrán jamás hacerse con el poder.
«Niño estúpido». Si solo entendiese lo importante que es su causa.
—¿Vas a querer un puesto en Hogwarts, cuando eso ocurra? —Amycus le sonríe—. Nadie quiere ocuparse de la escuela; dime que no vas a dejarme solo.
—Lo veré.
Pero lo cierto es que ya lo ha decidido; si vencen, piensa impartir la asignatura de Estudios Muggles. Cogerá todas esas mentiras que cuentan en Hogwarts sobre la peligrosidad de los muggles y las convertirá en verdades.
—Venga —Amycus le da un golpecito cariñoso en el hombro—. El año que viene en Hogwarts. —Le tiende la mano, como si el futuro dependiese del pacto que hagan en ese instante.
Hermione la estrecha, permitiéndose un segundo de optimismo.
Ojalá sea así; hay todo un mundo por cambiar.
