Evelyn sostuvo a Alexei en brazos, mientras yo no la soltaba de la cintura.
- Eh, campeón, sí, soy mami, mi niño- Lo besó en la cabecita, mi hijo no se soltaba de su madre.
- Te he extrañado, Evelyn- la abracé como pude, besando su cuello, aspirando su esencia. Adoraba esa esencia suya. Mi corazón iba a mil por hora.
Aquel día, fue uno como otro cualquiera, Alexei, crecía por días, pero últimamente, la salud del rey, estaba debilitándose, y el infierno se estaba volviendo una anarquía. El haber dejado que Evy se exiliara, le estaba pasando factura, y mucha.
Estaba con mi hijo, jugando, en compañía de mi familia, cuando llegó el brujo, soltó un gatito atigrado, y me dijo que ella había llegado.
Me levanté de golpe, me quedé en blanco, el brujo se fue, y me quedé pensativo.
- ¿¿A qué esperas, Harold?? ¡Ve con ella! - Dijo mi madre.
Sujeté a mi hijo, y me transporté allí.
Entré en palacio, el fogonazo de luz tenía que ser obra suya.
Nadie más podría hacer eso.
Y entré en el gran salón.
Allí estaba ella.
Hermosa.
Deslumbrante.
Única.
Corrí hacia ella, a fundirnos en un beso que no olvidaré en mi vida, pues eso había soñado durante un año, sus labios, su pelo, su cara, ella, era lo que necesitaba.
- Eh, pequeño mío, mírate… ¡Has crecido! - Sostenía a Alexei, feliz, sin soltarme.
Su vestimenta era rara, se veía diferente, más delgada, más bronceada, iba descalza, con ropa hawaiana.
- Mi niño, ¡Estás enorme! - besó a Alexei en la mejilla. En ese momento, apareció la reina, confusa.
- Lucifer, cariño, ¿Qué ha sido ese fogonazo? ¿fuiste tú? ¡¡Evelyn!!
Evelyn fue hacia ella, sin soltar a su hijo.
- Madre suprema del infierno, te he echado de menos- Abrazó a Lilith, que la abrazó, y noté que estaba igual de emocionada que Evelyn.
- Cariño, ¡Cuánto tiempo! - Dijo tomando a Evy de las mejillas- ¡Te ves tan distinta, pero sin duda eres tú! ¡No sabes lo que me alegra verte, Evelyn!
- Me alegro de volver, majestad, siempre te tuve en mis pensamientos, madre- Evelyn besó la mano de su madre, y ésta aprovecho para besarla en la coronilla.
- Pequeña Nefilim, llegas en el mejor momento para restablecer el equilibrio.
- Lo sé, madre, y no me iré más.
Apareció el brujo.
- Parece que llego en buen momento- Dijo.
- Oh, Geralt, tengo que darle las gracias por traer a mi esposa de vuelta- Le estreché la mano, y me devolvió el gesto.
- No hay de qué- Respondió.
- Oh, maldita sea- Evelyn se dio cuenta del estado de Lucifer- Harold, sujeta a Alexei- me lo entregó con cuidado.
Evelyn sujetó a Lucifer, que estaba débil.
- Despacio, papá, despacio- Cargaba con él- Geralt, has hecho demasiado por mí, pero debo pedirte un favor, ¿Puedes ir a donde Jason y pedirle el reconstituyente? Eso sanará a mi padre.
- Claro, sin problema.
Evelyn cargaba con Lucifer.
- No te preocupes mi niña, déjame, fierecilla.
- No, papá, tranquilo, puedo contigo.
Desde luego, Evelyn se notaba más corpulenta que cuando se fue, desconozco qué hizo, pero estaba muy cambiada, su aura no era tan oscura, ni tenebrosa, todo lo contrario. Harold abrió el portal.
- Ven conmigo, Harold.
- ¿Qué? No puedo, ¿Y Alexei?
-No correrá peligro, es un lugar precioso, y deben conocerte- Me hizo el gesto con la cabeza.
- Está bien- Atravesé el portal con Alexei en brazos.
El lugar era precioso: una playa paradisíaca, entre cocoteros, selva, y unas aguas en las cuales se reflejaba la luna, había un bar con las lucecitas enrolladas en los troncos de las palmeras, y una hoguera, en torno a la cual, cantaban hombres y mujeres, en un idioma, que no reconocía.
- ¡Aloha kākou e nā hoahānau! - Dijo uno de ellos, enorme, fornido, pelo rizado, barba, y tatuaje algo parecido al de Evy.
- Aloha, Jason, éste es Harold, esposo de Evelyn, y el pequeño es Alexei, me ha enviado ella, porque necesita el reconstituyente, para su padre, está débil de fuerzas.
- ¡Awe! - exclamó- ¡Si Evy necesita el reconstituyente ikaika, lo tendrá por el kilawea! ¡Mani, ve y que te lo dé el chamán, ahora mismo! ¡Geralt irá contigo!
- ¡Ya voy!
Nos quedamos solos Jason y yo, junto a Alexei.
- ¡Es un placer conocerte! ¡Evelyn hablaba mucho de ti! - Me estrechó la mano, tenía una fuerza tremenda.
- Un placer, gracias por cuidar de ella, ha sido un año muy duro sin ella.
- ¡No hay de qué, hermano! ¡Aquí somos Ohana, la Ohana es la familia, y la familia no se rompe, siempre está unida, y siempre te ayuda! - Exclamó riéndose. Era muy alegre.
- ¡Tienes una esposa extraordinaria! ¡Ni se le pasó por la cabeza acercarse a nadie, sólo pensaba en ti y el pequeñín! Ahora que lo pienso… ¡Awe! ¡Ella se dejó algo aquí, con las prisas! ¡Hizo un regalo para Alexei! ¡Espera aquí!
Jason se fue a una de esas chozas hechas de paja.
- ¡Mira, esto lo hizo ella con sus propias manos, y madera koa, lo curó con aceite de coco, y al fuego, es una madera casi indestructible! - Sacó un ukelele.
- ¿Lo hizo ella? - Me quedé sorprendido.
- ¡Claro, dijo que era para cantarle a su hijo cuando volviera! - Me lo dio.
- Gracias Jason, no podré pagar lo que hiciste por mi familia- Casi me echo a llorar.
- ¡No fue nada, aquí somos Ohana! - reía.
-Déjame que vea a Alexei- Extendió los brazos.
-Claro, Alexei, ve con el tío Jason.
Jason tomó a Alexei en brazos, y lo elevó, con alegría.
- ¡Aloha e ka mea liʻiliʻi! ¡Hola pequeñín! - Lo levantaba levemente, y lo volvía a sujetar, Alexei moría de risa.
- ¡Eres igual a tu madre, con esas mejillas, y esa risa! ¡Tienes suerte, de tener a tu Ohana tan unida! - Lo miró con una sonrisa- Siempre que quieras, ven a ver al tío Jason, haremos surf, cantaremos, y te enseñaré a luchar.
Geralt volvió con el frasco.
- Vamos- Dijo.
- Bueno, Jason, fue un placer, pero debo irme.
- Claro hermano, hazme una foto con Alexei, y ven tú también hombre- Me tomó del hombro con una fuerza que casi me desmonta, y nos hicimos la foto.
- Bien, Harold, cuida de Evelyn, de Alexei, son Ohana, y ponle esto a Alexei, es un amuleto- Me dio una pulsera.
- Claro, lo haré- Sonreí.
- ¡Aloha, hermanos! - Dijo despidiéndose.
- ¡Aloha, Jason! - Respondí riendo. Era normal que Evy se hubiera curado aquí, era el paraíso.
Aparecimos en palacio, y acompañé a Geralt. Lucifer estaba sentado en su cama, y Evelyn sujetaba su mano, sentada junto a él.
- Evelyn, mi niña…perdóname…por mi culpa perdiste un año de tu hijo…
-No pasa nada, papá. Estoy aquí, eso es lo que importa- Tengo toda la eternidad- Lucifer acariciaba su cabeza, mientras la reina daba vueltas fuera, nerviosa.
- Evelyn, Jason me dio el frasco.
- Bien- Lo tomó y lo abrió- Padre, óyeme bien, esto, es fuerte como el mismo infierno. Debes tomarlo de un trago, y guardar cama, mañana, estos días estarás algo raro, pero te repondrás, mientras, madre y yo nos encargaremos de todo, descansa, padre del infierno- Tomó las manos de su padre y las besó, emotiva. Lucifer miró a Alexei.
- Ey pequeñín, ven con el abuelo- Dio unos golpecitos en la cama.
Dejé a Alexei con su abuelo, que lo puso junto a él.
- Eso… ¿Es mi ukelele?
- Así es, Jason me lo dio- La besé cortamente.
- Oh, ya lo conociste. Jeje, es único- Sonrió.
- Desde luego, cariño, no quiero cortar el ambiente, pero estás descalza, en bermudas y bikini…
- Oh, demonios, cierto, apesto a sudor. Alexei, mi niño, vamos, mañana te traigo para que juegues con el abuelo, ¿Sí?
- Ve, fierecilla, descansemos todos hoy- Dijo Lucifer, dándole a Alexei- Gracias Geralt. Te debo la vida.
- Ni mencionarlo, alteza. Cuidaos, Adiós, Evelyn, Adiós, Harold, cuida de este travieso- Acarició la cabecita de mi hijo.
- Adiós Geralt. Cuídate- Estreché su mano, abrió un portal y se fue. Me dirigí al rey.
- Alteza, tomad eso, reponeos, y volved a ser el rey que añoramos todos- Me incliné, y cerré la puerta.
- Mamá, asegúrate de que papá, se toma todo de un trago, y vigílalo esta noche, mañana volveré, y te ayudaré en lo que necesites- Besó la mano de su madre- Evelyn Magne a su servicio.
Tomó a Alexei en brazos, y la limusina nos esperaba. Ordené que nos llevara a casa, teníamos cuentas pendientes.
Al llegar a casa, se dejó caer sobre la cama.
- Ay…mamita qué ganas de hacer esto…
- ¿No dormías en una cama acaso? - Reí con malicia.
- Era una hamaca…- Dijo sin sacar la cabeza de la almohada.
-Llevaré a Alexei a dormir, debe estar cansado.
- Te sigo.
Lo dejé en la cuna, y se tumbó, pero no terminaba de dormirse, ella tomó el ukelele, y empezó a cantarle:
"Ha'aheo ka ua i nâ pali
Ke nihi a'ela i ka nahele
E hahai (uhai) ana paha i ka liko
Pua 'âhihi lehua o uka
Hui
Aloha 'oe, aloha 'oe
E ke onaona noho i ka lipo
One fond embrace,
A ho'i a'e au
Until we meet again
'O ka hali'a aloha i hiki mai
Ke hone a'e nei i
Ku'u manawa
'O 'oe nô ka'u ipo…
Evy cantaba en bajito, para que Alexei durmiera. Su voz, y su tono al cantar, hicieron que se quedara profundamente dormido. Evelyn soltó el ukelele y acarició la mejilla de nuestro hijo.
- Te quiero mi vida. Duerme. Mami ya está aquí.
Cerró la puerta con cuidado, y se tumbó sobre la cama.
- Ufff…día de locos…
Me tiré sobre ella, que se sorprendió.
- ¿Qué haces? - Me miró asombrada.
- ¿qué crees? Llevo un año esperándote…- Me dispuse a devorar su cuello, abrí su camisa, olí su esencia, su piel, había tomado un precioso tono cobrizo, fruto de la exposición al sol, su bikini resaltaba su silueta, me di cuenta del tatuaje de Alexei. La sujeté por las muñecas.
- Te he echado de menos, Evy...- Sus gemidos me volvían loco.
- Y yo a ti, Harold, y yo a ti…
Abrí su bikini de un tirón, rompiéndolo, y sus rosados y duros pezones me invitaron a morderlos, y así lo hice, succioné, mordí esa parte prohibida que tanto placer me daba.
Estaba a gusto, notándome crecer en los pantalones, y a ella gemir, pero me frenó.
- Harold, hay algo que quiero decirte.
- Dime- Dije poniéndome junto a ella.
Se acercó a mi oído, y me susurró una petición, pero me quedé sin palabras.
- ¿En serio?
- Sí, he tenido un año entero para pensarlo, ¿no crees? Sólo dame unos días, para que pueda arreglar todo con mi padre.
- Claro, mi vida, estoy de acuerdo - Chasqueé los dedos y aparecieron las píldoras.
- Esta vez tomaré la dosis adecuada.
- Claro que sí. Vamos al ataque…
Me volví a poner sobre ella, y esta vez, no paré. Saqué sus pantalones, su ropa interior, dejando al descubierto la blanca piel que no se había bronceado por estar bajo la ropa de baño. Me bajé la ropa, mi erección saltó de un bote al liberarla de la ropa interior, y ella la miró con lujuria y deseo. Me tiré sobre ella.
Con un gesto, me metí en ella, estaba mojada, y no opuso resistencia. Esa sensación, esa maldita sensación que estaba loco por volver a sentir, fue un éxtasis en sí. Una auténtica sinfonía de sensaciones.
Empecé a moverme, con cada movimiento, ella gemía, clavando sus uñas en mi espalda, puso sus piernas alrededor de mi cintura, ajustando más su cuerpo al mío. Me pegué, a ella, mientras embestía sin miramientos, me estaba volviendo loco.
- Cariño mío…te quiero- Gemí.
- Y yo a ti, cocodrilo…
Aceleré mi ritmo, estaba por venirme, y así lo hice, derramé mi semilla en ella, un año después, tantos meses, insoportables, día a día durmiendo solo, llorando en soledad, acabaron de la mejor forma posible, arqueé mi espalda, mientras el orgasmo fluía a través de mí.
- Por Satanás…si…
Pero eso no fue todo, ella, me dio la vuelta y se subió sobre mí.
- ¿Qué haces, cielo? - Jadeé.
- Calla, voy a enseñarte como cabalgo las olas…
- ¿Me comparas con el mar? - Reí.
- Exacto, eres fiero, y hermoso al mismo tiempo. A todo esto…este cuerpazo de tableta de chocolate, ¿de dónde lo sacaste? - Pasaba las manos por mis abdominales, marcados, y mis bíceps. Estuve encerrado en el gimnasio mucho tiempo, cuando ella se fue, y se notaba.
Se puso sobre mi pene, estaba increíblemente duro, a pesar de la primera sesión. Ella misma se lo introdujo, no pude evitar saltar un poco, ante la extraña sensación.
- ¡Ay, ay! ¡Cuidado, Aloha! - Dije nervioso.
- ¡Ja, ja, ja, ¡Aloha, Aloha, hoʻomākaukau!- Dijo moviéndose.
- ¿Qué mierdas dijiste? -
- ¡Hola cariño, prepárate! - Respondió.
No me dio tiempo ni a respirar, porque se volvió loca cabalgándome. Era toda una visión, su cuerpo moreno, sus tatuajes, su pelo, que se había aclarado de color con el sol, sus pechos moviéndose al compás, su preciosa sonrisa, que me tenía cautivado.
- ¡koʻu makuahine! - Dijo mientras me montaba.
- Evelyn…sigue, no pares por favor…- Le rogué.
- No te preocupes, no pienso hacerlo- Respondió juguetona.
Se movía sin darme tregua, la cama empezaba a chirriar, se agarró al cabecero de hierro forjado, para hacerlo con más fuerza, me di cuenta de lo tantísimo que se había reprimido, levanté mis caderas, para ayudar y penetrarla aún más con fuerza, la cama empezaba a botar, nos la íbamos a cargar a este ritmo, pero ya todo daba igual, el éxtasis de la situación me estaba llevando a límites insospechados, y saqué mis tentáculos, para sujetarla, los enrollé alrededor de ella, aproveché para jugar con uno de sus senos, apretándolo, con uno de mis tentáculos, la reacción fue brutal.
Empezó a saltar sobre mí pene.
Me dolía.
Pero era placentero a más poder.
- Si…sigue, Evelyn, sigue, di mi nombre… ¡Dilo!
Evelyn siguió moviéndose al compás, mientras gemía, pidiendo más.
- Harold…dame más…- Gimió.
Apreté mis tentáculos, consiguiendo el efecto deseado; que ella se moviera con más fuerza, me montaba con más deseo, más ansia, empujándome hacia el orgasmo más potente jamás deseado, la cama temblaba, ella no gemía, jadeaba, estaba sudorosa, ella seguía fuerte, saltando sobre mí, y no nos quedaba mucho.
- ¡Sí, Harold, sí, dame más, maldita sea! – Gritó al tiempo que arqueó la espalda, mientras me volvía a verter dentro de ella, de una manera salvaje, y ella jadeaba por el tremendo esfuerzo, se dejó caer sobre mí.
- Te extrañé- dije.
- Y yo a ti.
Se reponía sobre mi pecho, y nos quedamos dormidos, profundamente.
A la mañana siguiente, me desperté, y creí que era un sueño, pero no, ahí estaba. Ella, dormida sobre mi pecho, con esa expresión de paz en el rostro. La besé en la frente, y la apreté contra mi pecho.
- Buenos días, dormilona.
- Buenos días, cocodrilo- Dijo sonriéndome.
- ¿Qué tal si te das una ducha? Yo me ocupo del pequeño.
- Estupendo, cocodrilo, me hace falta.
Me besó y se metió a la ducha, mientras, me dirigí a Alexei.
- Eh, pequeño, despierta, vamos a desayunar, ¿Sí?
Puse a Alexei en su silla especial, y preparé el desayuno. No, no tengo criados, no me gusta ver a nadie en mi hogar.
Evelyn bajó, con la ropa hawaiana, puesta.
- ¿Otra imagen? - Dije bebiendo café.
- Es la costumbre, me gusta mucho, sabes- Respondió.
- Es bonita, pero no creo que para el infierno vaya muy bien…
- Lo sé, no te preocupes- Fue a darle el desayuno a Alexei.
- Eh, vamos, come algo, ¿Sí?
- Mami…
- Dime Alexei…
- "bazame"- Dijo, elevando sus manitas hacia su madre.
- Te pide que lo abraces- Dije bebiendo café.
- ¿Eso era? Claro, mi niño ¡Ven aquí, campeón! - Lo tomó en brazos.
Alexei reía, feliz con Evelyn. Ella jugaba con Alexei, tomándolo de esa pequeña naricita, que era igual a la de ella.
- Evelyn, vamos a ver a mis padres, están deseosos por verte.
- Claro, vamos, Alexei, a ver a los abuelos. ¿Dónde tiene sus cosas? - Dijo cargando con él.
En el armario de color azul. Sus cosas de aseo están junto a la cuna, voy a arreglarme, Evy.
Subí a trajearme, y arreglarme el pelo, lo tenía hecho un desastre. La emoción del día anterior aún seguía latente.
- Bueno, vamos allá. Evelyn, ¿Estás lista?
- Claro, ya casi estoy- Dijo terminando de arreglar a Alexei- Estate quieto, trasto- Sujetaba al pequeño.
Alexei parecía un muñeco, pero ella seguía llevando la ropa hawaiana.
- Falto yo- Un chasquido de dedos, y su ropa cambió a una más elegante, de corte Luciferino, pero negro.
- Bueno, vámonos- Dijo cambiando de ropa en un segundo.
La limusina llegó, para recogernos, y el viaje fue agradable, con Evelyn jugando junto a Alexei. No recuerdo haber sido tan feliz.
- Llegamos.
Nada más cruzar, mi madre se aferró a Evelyn como lapa a la roca.
- Cuánto tiempo, Mi lady…- Dijo Evelyn, devolviendo el abrazo.
- Evelyn, querida, qué alegría de verte tan bien.
- El gusto es mío de verlos a todos.
Se acercó mi padre.
- Lord Von Eldritch, qué gusto de verlo- Inclinó su cabeza en señal de respeto.
- Evelyn, querida, no sabes cuánto me alegro de verte- La abrazó efusivamente.
Evelyn me resultaba desconocida, en esos momentos. Tomó las manos de mis padres.
- Quiero darles las gracias, mis señores por haber cuidado tan bien de mi familia, mientras yo no estaba, sin ustedes, no habría podido ser posible- Besó las manos de mi padre en señal de respeto, que reaccionaron fundiéndose en un abrazo cariñoso con ella, mi madre la tomó de la cara.
- Evelyn, sabemos que no te quedó otra, que irte, no podemos imaginar lo que pasaste, pero sí sabemos que tuvo que ser duro, porque lo hiciste sola, Harold nos tiene a nosotros, y a Los Magne, ¿Pero tú? No tenías a nadie, y lo hiciste. Me alegro de verte.
Helsa bajó por las escaleras.
- ¡Helsa! ¡No sabes cuánto me alegro…!
En ese momento, Helsa abofeteó a Evelyn, que la miró sorprendida.
-¡¡HELSA!!- Grité alarmado. Evelyn podría reaccionar mal.
- Eso, por largar durante un año, y dejar a mi hermanito y a mi sobrinito cogidos.
Acto seguido, abrazó a Evelyn.
- Me alegro de verte, enana- Dijo en voz baja.
- Y yo de verte también, canija- Dijo Evelyn.
-Bueno, por lo que veo, en mi ausencia han pasado muchas cosas, ¿No?
- Siéntate, querida, te pondremos al corriente.
Nos reunimos tomando té, y riendo.
- Fue de locos, fui a parar a Hawai, una locura, es un sitio precioso, y la gente allí es bondadosa, eso sí, menudo calor…
- ¡Ya te vale, enana! ¡Nosotros aquí sufriendo y tú de vacaciones! - Dijo Helsa en broma.
- Ya me gustaría- Dijo Evelyn aguantando la risa- Me levantaba a las seis de la mañana para hacer las tareas y trabajar en un bar. Han sido de todo, menos vacaciones. ¿Por qué te crees que estoy tan morena? Trabajar bajo el sol es durísimo, me quemaba mucho al principio, pero me acostumbré.
- Siempre fuiste muy trabajadora, Evelyn, dime, ¿Cómo está el rey? - Dijo mi madre.
- Bueno, gracias, pues, ayer estaba débil, pero la medicina que le di lo pondrá como un toro en unos días. Por suerte llegué a tiempo, y me alegro- Alexei se puso sobre sus rodillas.
- ¿Qué pasa, campeón? - Le hacía cosquillas.
- Helsa, te veo estresada, ¿Por qué no te vas de vacaciones? -
Nadie se esperó eso de Evy.
- ¿A dónde, a Hawai? - Respondió irónica.
- Claro, has estado al cargo de mi niño un año, es lo menos que puedo hacer por ti, mi amigo Jason cuidará de ti.
- ¿Enserio? ¿Qué os parece? - Miró a mis padres.
- Evelyn tiene razón, además, si ella dice eso, es que son de fiar. Ve, anda- Afirmó mi padre.
- ¡Gracias! - Corrió a hacer la maleta.
- Escúchenme, sé que no hice bien, pero voy a poner orden, Charlie se salió de desmadre, según me dijeron, y voy a pararle los pies, o mi padre se resentirá.
- Cuidado con Alastor, Evelyn.
- Tranquila, mi Lady, sé lo que hacer. No temo, y Alastor, curiosamente, coincidirá conmigo, algo me dice que lo hará. Es como es, pero también es sensato en cierto aspecto, fue él quien insistió en ser la tutora de sus hijos, y pienso hacerlo.
- ¿Porqué, Evy? - Pregunté asombrado.
- Por lo que dijo mi madre. Si crías a un hijo entre esos dos, ¿Qué sale? Algo raro. Yo, ni soy una cosa, ni soy la otra. Necesitan equilibrio, y se lo daré.
Helsa bajó con sus maletas, vestido, y gafas de sol.
- ¡Estoy Lista! -
- No, te falta algo. Espera- Evy chasqueó los dedos, y puso un vestido hawaiano a Helsa.
- Ahora sí, vas adecuada. Espera.
Evelyn usó el Hellphone. Video llamada.
- ¡Aloha, kaikaina! ¿¿Cómo estás?? ¿¿Y tu padre?? ¿Y la Ohana? - La amable voz de Jason se oía de fondo.
-Aloha kaikunāne- Evelyn movió el dedo en saludo hawaiano- Estamos todos bien, gracias. Ella es mi cuñada Helsa, cuidó de mi pequeño, y creo que se merece unas vacaciones, quiero que vaya allí, con la Ohana, a pasarlo bien. ¿Te parece, Jason?
- ¡Claro, Kaikaina! ¡Somos Ohana, esto es Hawai! ¡Es bienvenida, lo pasaremos bien! ¡Saludos a la Ohana, y cuida de Alexei!
- ¡Claro, Jason! ¡mahalo e mālama! - Evelyn colgó, y Helsa se quedó mirando.
- Luego te llamo, Evelyn.
- Claro canija, ahora- Abrió el portal- ¡Ve, y saluda a Jason de mi parte, y pásalo bien! ¡Aloha!
Helsa se despidió de mis padres, de Alexei, de mí, y abrazó a Evelyn.
- ¡Hasta pronto!
Cruzó el portal y se fue.
- Pobre Jason, jajaja, se lo van a pasar en grande- Dijo riéndose.
A Evelyn le sonó el teléfono, lo cogió.
- Evelyn Magne- Respondió.
-¡¡EVELYN MAGNE!! ¡¡A PALACIO, AHORA!!- Evelyn se alejó el teléfono de la oreja, y colgaron.
- guau, parece ser que alguien se enojó conmigo.
- ¿Evelyn? ¿Qué sucede? - la miré extrañado.
- Creo que sé…oh, jajaja, bueno, mis señores Von Eldritch, Tengo que irme. Harold, ¿Qué harás?
- Ir contigo, Además Alexei debe ver a su abuelo, ¿Sí?
- Claro, que sí. Bueno, un placer verlos tan bien- Evelyn se levantó- Pero me necesitan.
- El placer fue nuestro, Evelyn. Cuando quieras, estaremos aquí.
- Gracias, Evelyn Magne a su servicio.
Nos retiramos, y fuimos a palacio los tres. La reina furiosa, fue a Evelyn.
- Quédate con el peque.
- ¡¡Evelyn!! ¿¿Se puede saber qué le diste a mi esposo ayer?? ¡¡No paró en toda la noche, parecía un toro!!
Evelyn se moría de risa, apoyándose en la pared.
- Sabía que pasaría…
La reina propinó una sonora palmada en el cuello de Evelyn, que seguía riéndose.
- ¿¿Se puede saber por qué no dijiste nada?? ¡Estoy hecha polvo! ¡Hacía siglos que no lo veía así! ¡No parecía él!
- Es que si, lo hubiera avisado, no tendría gracia…jajaja…- Evelyn seguía muerta de risa, me giré disimulando, menuda era.
- ¡Eres igual que el gracioso de tu padre, Amenadiel! - Dijo enfadada.
- Vamos, alteza, no hice nada malo, ahora está mejor que antes, ¿No?
- ¡Me ha dejado muerta! ¡Tengo reunión en media hora! ¡Mira que ojeras! ¿¿Qué les diré a los Overlords??
- jajaja, vamos, vamos, mamita, siempre se ve bien- Dijo Evelyn simpática.
- No tienes remedio…-Me vio al fondo- Oh, Seviathán, estás aquí con Alexei, qué grata sorpresa. Alexei, pequeño, te pareces a tu madre, pero no te portes como ella. Estoy agotada…
- Evelyn con sus bromas, qué le vamos a hacer, alteza…
-Desde luego, Evelyn, menudo ejemplo, eh- Se dirigió a ella, que seguía riéndose.
- ¿Entonces le quito el reconstituyente? Se encogió de hombros.
La reina miró a Evelyn, con esa elegancia que le caracterizaba.
- Buena suerte, Evelyn, lo he intentado y no pude.
- Majestad, os reclaman- la llamó un siervo.
- Ya hablaremos pequeña gamberra.
La reina se fue, y me dirigí a ella.
- Por Satanás, ¿Qué era ese frasco?
- El nombre en hawaiano es "vigor" te deja nuevo, pero tiene ese efecto, jajaja…hasta la reina ha caído…me muero, jajaja…
- Ay que ver, cómo eres…
- Bueno, iré a ver a mi padre, Alexei, ¿Por qué no vamos a ver al abuelo?
Evelyn me llevó, y pegó a la puerta.
- Papá, soy yo, Evy.
- Pasa, mi niña.
Allí estaba el rey, sentado en su cama, con un aspecto mejor que el de ayer, Evelyn se arrodilló ante la cama, y besó a su padre en la cabeza.
- Padre, me alegro de verte mejor que ayer.
- Claro que lo estoy. Alexei, Seviathán.
Alexei trepó a la cama, para jugar con Lucifer.
- ¡Hola mi niño! ¡Ven, ven aquí! Abrazó a Alexei, jugaba con él.
- Mi niña, no sé qué me diste, pero estoy mucho mejor, tu madre quería matarte, jajaja, dice que eres igual que Amenadiel.
- ya la vi, ya, jajaja…me sacudió.
- Eso mismo hacía con él, sabes. Te esperé para que volvieras pronto, ha sido muy duro sin ti, mi niña.
- Ya, padre, ya, estoy aquí de vuelta- Besó la mano de su padre, que la tomó del mentón.
- Mi niña, me preguntaron mucho por ti, te extrañaron, todos decían que no fue justo, pero que volverías…
- Y aquí estoy, papá. Aquí estoy.
Alexei tomó el sombrero de Lucifer, que estaba sobre la mesilla.
- ¡Alexei no! - Lo quise detener, pero Lucifer me frenó.
- Calma, Seviathán, deja que mi nieto juegue un poco, además, le queda bien, ¿A que sí?
Mi hijo asintió, riéndose.
- jajaja, ¿Ves? Eres igual que tu madre…- Alexei besó a su abuelo. Era muy cariñoso.
- Evelyn, mi niña, sé que quieres estar con tu familia, pero debes ayudarme, tengo muchos asuntos pendientes, y ando algo débil, ¿Podrás?
Evelyn sujetó con fuerza la mano de su padre.
- Tú eres mi familia. No te preocupes, tengo tiempo para todos, ¿A que sí, mi hombrecito? Alexei le puso el sombrero, yo tenía que reírme con Alexei, menudo era con sólo un año.
- Gracias mi niña, por cierto, te queda bien. Tengo un regalo para ti.
Lucifer tomó un cetro parecido al suyo, y se lo dio a Evelyn.
- Era de tu padre. Cuando me representes llévalo. Pon orden en el hotel, y en tu sector. Que todos sepan que mi hija volvió.
Evelyn tomó el centro, y asintió con la cabeza.
- Así se hará, padre. Por cierto, pienso ser la tutora de mis sobrinos, tal y como ordenaste.
- Así me gusta. Eres la mejor opción hasta ahora. Bueno, a todo esto, ¿Dónde te metiste? Estas negras, Evelyn.
- Trabajar bajo el sol de Hawai es duro, señor.
Evelyn le contó la historia, y Lucifer la escuchó con fascinación, fue un rato entretenido.
- ¡Ja! ¿Ves? Charlie no podría haber hecho eso. Por eso quiero que los cuides, y que aprendan de ti, mi niña. Además, ese hechizo, ¿De dónde lo sacaste? Freíste a esas sabandijas.
- Pues ni idea, creo que lo soñé.
-Eso lo explicaría, tu padre lo inventó.
La reina abrió la puerta.
- Pastel de manzana…oh, estás acompañando, ¿eh? ¿Te dijo Evelyn su fechoría?
Evelyn se aguantaba la risa de espaldas a ella.
- ¿Qué fechoría? - Preguntó Lucifer, mientras Evelyn miraba a otro lado, y yo sujetaba a mi niño.
- Pues sabía lo que te estaba dando, ¡La muy bandida! - Evelyn estaba aguantándose la risa.
- Vamos, vamos cielo, no te enojes, al menos me he curado, ¿no?
- Evelyn, la próxima vez que me hagas esto…
- No te alteres, mamá, además, no hay mal que por bien no venga, ¿No? - Evy se reía junto a Lucifer.
- Mejor me espero fuera- Sujeté a mi hijo, y me despedí rápido, pues me aguantaba la risa.
- ¡Eres una gamberra, Evelyn Magne! - Se oyó una palmada.
- ¡Ay! ¿Por qué me das, madre? - Evelyn se quejaba, pero se reía.
- Vamos, pastel de manzana, no te irrites, todo ha ido bien…- Lucifer reía.
- ¡Estas cosas se avisan Evelyn! ¡No estaba preparada!
- Si le aviso no tendría gracia, jajaja…
Otra palmada.
- ¡Ay, pero déjalo ya, madre!
- ¡No escarmientas! ¡Eres igual que tu padre, y que Lucifer, menuda pareja de Magne, siempre igual con las bromas! - Lilith se irritaba.
- ¿Es lo que tiene ser Magne, ¿no? Tampoco es para tanto…era un efecto secundario…
- ¡Evelyn! – La reina estaba enfadada.
- ¡Oh, no, la fusta no, que pica! - Evelyn se seguía riendo. Menudo manicomio.
- ¡Vamos, no te escondas tras tu padre!
- Vamos Lilith, deja a la pequeña, no hizo nada malo…jajaja…acaba de volver…jajaja…
- ¡Y ya hace de las suyas! ¡No aprendiste, Evelyn Magne!
- Yo también me alegro de verte, madre, ¿Por qué tan enojada? Eres la reina. Puedes con todo. Descansa hoy, me encargo de todo.
- ¿Ves? No es tan malo, mi pastelito de manzana, deja que Evy se encargue.
- ¡Más te vale no armar jaleo, o usaré esto!
- ¿Conmigo o con el rey?
- ¡¡¡Evelyn!!!-
En ese momento Evelyn salió corriendo con el cetro en la mano, el sombrero de su padre, y la reina con la fusta tras ella.
- ¡Jijiji…nos vemos luego, mis amores, tengo que arreglar una cosilla, oh, ahí viene! ¡Hasta luego!
- ¡No corras! - La reina se detuvo a unos pasos de mí.
- Esta Evelyn…siempre tan bromista…Alexei, no la imites, ¿Eh? -
- Desde luego, Harold, me saca de mis casillas, pero, aun así, la quiero mucho, el espíritu de Amenadiel está en ella, y en el pequeño. Aun así, me alegro de que así sea.
- Tan cierto sea, mi señora. Debo irme, luego, iremos a cenar fuera, ¿Sí, campeón?
- Haces bien. Disfrutad en familia, la mía se estaba rompiendo, y espero que Evelyn lo arregle.
- Lo hará, ella es Evelyn Magne.
-Por desgracia, más Magne Amenadiel. Qué chica…hasta pronto, Seviathán.
- Hasta pronto, alteza.
Estuve preparando la velada con Alexei, reservé en el sitio más elegante, de toda la ciudad.
Evelyn llegó, a la hora que le envié en un mensaje de texto, y llegó en la limusina oficial, todos miraban a la puerta.
Apareció, con el sombrero, que su padre le dio, y el cetro, y se sentó en la mesa.
- Hola mi vida- Me besó, y abrazó a Alexei.
- Hola amor…estás…deslumbrante.
- Es lo que tiene ser la infanta regente del infierno. A todo esto…Harold… Se acercó a mí, en voz baja.
- ¿Estás de acuerdo con mi petición?
Me quedé pensativo, pero asentí con la cabeza.
- Claro, mi vida, ahora más que nunca. Te quiero.
- Estupendo, ya está hecho- Asintió sonriente, y la besé, pegando mi nariz a la suya.
- Oh…no las tomaste…habrá que esperar…
