Harry tenía lo que siempre quiso, una linda y divertida familia, tenía dos hijos, Lily Berenice Potter-Malfoy su hija mayor de 16 años y Scorpius Severus Potter-Malfoy de 12 años.

Se había casado con Draco cuando tenía 19 años, pero llevaban en un relación desde su tercer año, la guerra los había separado un poco pero luego de la caída de Lord Voldemort, habían retomado desde donde lo dejaron.

Cuando cumplieron 3 años de casados, Draco quedó embarazado de Lily, a quien tuvo nueve meses después, y de quien Harry se enamoró enteramente.

Su princesa tenía un gran parecido a la madre que nunca había conocido en persona, con su cabello rojo y sus ojos verdes grandes y resplandecientes.

La había concentido tanto como pudo sin llegar a hacerla muy caprichosa, y le había colmado de amor.

Cuando Lily tuvo cuatro años, Draco se volvió a embarazar, y tuvo al pequeño Scorpius, quien era una copia exacta de Draco. Cabello rubio platinado, ojos grises y una piel tan blanca que casi resplandecia contra la Luna.

Su hijo de por sí era un niño tierno pero muy hiperactivo, amaba ensuciarse y jugar en el jardín. Y era muy unido a Draco.

Cuando Lily recibió su carta de Hogwarts, Draco no se había despegado de ella, la abrazo todo un día completo, y cuando ella se fue, lloró mucho.

Claro, aún tenía a Scorpius por lo que empezó a pasar mucho tiempo con su hijo, y aunque él jamás lo admitiría en voz alta frente a nadie, había estado muy celoso de sus hijos, quienes acaparaban la atención de su esposo.

Una de las desventajas de tener hijos y un esposo de slytherin era exactamente el hecho de que los tres sabían muy bien como manejarlo. Eso o era realmente débil a los lindos ojos de cachorritos de sus hijos y esposo.

ᅳvamos, papi ᅳrefunfuño su hijo, quien lo miraba con los ojos tristes ᅳquiero visitar a Teddy mañana antes de volver a Hogwarts.

ᅳpero mañana tienes que ir con tu tía Ginny. Puedes ir otro día.

ᅳpero yo quiero visitar a Teddy, sabes que no lo veo mucho.

ᅳScorp, ya te lo dije, mañana-

ᅳire con Teddy

ᅳya te dije-

ᅳ o le digo a papi que me olvidaste en el super la semana pasada.

ᅳesta bien, puedes ir, pero no le digas a Draco sobre eso. Ya después le hablas tú a tu tía ᅳle dijo, no había manera de negociar con un slytherin.

Y si Scorpius era así teniendo sólo 12 años, imagínense tener a una adolescente de 16 años malhumorada. Su cuarto estaba terriblemente desordenado, y ella sólo estaba tendida en la cama con la cara oculta entre las almohadas. Había estado allí toda la mañana y ni siquiera podía entrar a la habitación pues ella mantenía una barrera protectora en la puerta.

Su esposo sólo lo observaba con una expresión divertida a unos pasos de donde estaba, mientras que él debía sufrir para poder entrar y fijarse si su dulce -y muy desordenada- hija no estaba enferma.

Luego de 6 intentos, Draco se apiado de él y le dio un beso en el cachete antes de entrar a la habitación con una canasta llena de chocolates y un paquete azul, y él quedó literalmente tieso.

Su esposo pudo pasar como si nada a la habiatiaon de su hija mientras que a él lo había mandado contra la pared alrededor de esas seis veces que lo había intentado.

Con un puchero nada digno de Salvador del mundo mágico, bajo hasta la sala y se hecho sobre el sofá. Lo que se ganaba por estar en una casa llena de Slytherins.

Su esposo bajo media hora después y se recostó en su pecho, él intentó no estrecharlo contra sus brazos por que quería demostrar que estaba irritado pero luego de que Draco lo mirara con un puchero y ojos brillantes no pudo evitar abrazarlo fuertemente.

ᅳte odio.

ᅳme amas ᅳ canturreo feliz el rubio mientras se acurrucaba contra él ᅳsabes que siempre se pone así cuando está en esos días.

Ah.

Sonrió enorme y besó a su esposo. Bueno, no le importaba que sus hijos y esposo supieran manejarlo, él jamás cambiaría vivir con sus lindas serpientes. Después de todo, al ser el único Gryffindor solía tener la ventaja de ganar mucho más cariño y mimos por su parte.