Ese domingo Aome le había prometido a Inuyasha regresar a la época antigua al día siguiente, sin embargo él se negó a creerle, no era la primera vez que lo hacía; de hecho, ha pasado un par de veces donde prometía lo mismo y al final, se demoraba mucho más en regresar, así que el híbrido simplemente decidió pasar la noche en aquella casa, para poder irse juntos en la mañana.

Se removió sobre el sofá algo incómodo, a pesar de que es un lugar apacible, no puede evitar despertarse en medio de la noche, costumbres que trae de la época antigua, donde muchas veces le es imposible tener una noche tranquila por la multitud de peligros en los que pueden estar él o sus amigos, así que no suele preocuparse por dormir bien.

Se levantó y fue hasta la nevera, tomando un poco de jamón —Las maravillas de esta época —murmuró para sí mismo, pese a que aquel lugar tiene un sin fin de cosas que lo logran impresionar, él sabe que su favorita es la deliciosa comida de allí, empezando por "la comida ninja".

Regresó al sofá viendo a Buyo recostado cómodamente en su lugar, el gato regordete suspiraba tan dormido como pudiese estar, y no hubo manera en la que Inuyasha pudiera retirarlo, de igual forma respetaba el sueño del felino, así que despertarlo para quitarlo "pese a las muchas veces que lo molesta" no era opción, es que el pequeño se veía tan cómodo, que el hanyou no tuvo corazón para atreverse a llevar a cabo un acto tan ruin.

Se sentó a un lado del sofá para terminar de comer su bocadillo nocturno y poco a poco se quedó dormido, solo con el suave ronroneo de fondo.

Aome se sorprendió al verlo un rato después, salió un momento de su cuarto para tomar un poco de agua y se encontró con toda la escena, Inuyasha yacía tan plácidamente dormido que hasta le dio tiempo de cubrirlo con una manta y tomarle una fotografía con su celular, definitivamente se la mostraría al día siguiente. Y según como este reaccione, quizás le molestaría un poco con ella.