Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es CaraNo. Yo solo traduzco con su permiso.
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Capítulo 40
EPOV
—¿Quieres que te ame más, papi? —Emilia bosteza, sus ojos brillantes, mientras la cubro con las mantas hasta su barbilla—. ¿Quieeeeres?
—No lo sé —respondo reflexivamente. Es claro que la bebita está a punto de darme un discurso, así que me agacho al lado de su cama y me preparo mentalmente. Bella y yo ya le dijimos que no podía tener un gato; tuvimos uno cuando vivíamos en Nueva York, y... en serio, esas pequeñas mierdas tienen garras. A la mierda con quitárselas, no necesitas hacer eso con un cachorro, el cual Bella y yo estamos pensando en quizás regalarle a Emilia cuando cumpla cinco años. Quizás. Pero es un compromiso—. Me amas mucho ya. —Le guiño un ojo.
—Sí, pero... —Ella frunce sus labios, una expresión tan de Bella—. Si quieres que te ame mucho, mucho más, puedes darme un tatu. —Oh, esto de nuevo—. Un pequeño pony rosa en mi barriga.
Sonrío.
—Está bien, bebita. No tienes que amarme aún más.
—¡Ohh! ¡Pero, papi! —Ella se queja.
—¡Pero, Emilia! —Me copio. Riéndome, me pongo de pie y me inclino para darle un beso en la frente—. Le diré a mami que venga a despedirse también. Te amo.
—Te amo —masculla ella.
Me sigo riendo cuando me uno a Bella en la sala. Ella está revisando mi citas del trabajo, así que hay notas por toda la mesa ratona. Por alguna razón no puedo escribir las citas en el calendario. Es más fácil simplemente escribirlo en una nota.
—Emilia te está esperando. —Me siento a su lado y le doy una pedorreta en su mejilla. También la muerdo—. ¿Puedes también actualizar mi teléfono? —Rasco mi ceja, observando todas las citas.
—¿Acaso no lo hago siempre? —Ella me saca la lengua y entonces sonríe.
—¡Oh! —Aferro su barbilla—. Dame esa lengua. —Sé que dice "Vete al diablo" en la bola del aro de su lengua. Emmett se la dio cuando llegó un cargamento de piercings hace un par de semanas—. Debería darte una que diga "fóllame". —La beso en los labios y la suelto.
—También tengo una de esas —me recuerda, así que le digo que la use más a menudo.
—Sí, sí. —Ella sonríe y se mueve para ponerse de pie—. Iré a arropar a la bebita, luego podemos hablar sobre los planes que hiciste con Ed hoy. —Ella sonríe a sabiendas.
Siento que mis orejas arden.
Estoy nervioso de nuevo, pero... creo que tengo un buen presentimiento al respecto. Quizás. Con suerte. Veremos.
Lo veremos el sábado, para ser exactos, cuando me encuentre con mi papá por primera vez en una década.
