Epíloguo
"¡Déjadme en paz!"
"Anthony?"
"¡Aléjate de mí!" La puerta principal se abrió y tres niños entraron como un trueno a través de ella antes de un estruendoso ¡SLAM! que sacudió la ventana de la cocina.
"¡Hey!" Bella se giró de dónde estaba poniendo cobertura a unos cupcakes para el baby shower de Rosalie. Se giró y miró a Edward, quien se encogió de hombros y luego volvió a abrazar la cabellera rubia y rizada que se acurrucaba contra sus piernas.
Anthony, con casi trece años, desapareció por el pasillo, poniendo tanta distancia entre él y la hermana que, hasta hace poco, había adorado tanto.
Hace cinco años y medio, Delaney recibió su nombre de su hermano que astutamente señaló que, dado que su nombre comenzaba con 'A' y el de Bella comenzaba con 'B' (no 'I' ya que nadie la llamaba Isabella), era hora de una 'C'. Pero Edward no estaba listo, así que sin lugar a dudas Anthony pasó a la siguiente letra, "D", que razonó que era mejor de todos modos, porque estaba cerca de la letra "E" (de Edward).
"¿Qué pasa?" Bella intentó de nuevo para que le dieran una explicación. Quedaban exactamente tres días de vacaciones de verano y no estaba segura de sobrevivir una hora más.
Delaney, la viva imagen de su madre a los cinco años, estaba realmente ansiosa de informar a quien estuviera interesado sobre los acontecimientos ocurridos en el parque esa tarde.
"Yo y Bodie estábamos teniendo un concurso de alto con el columpio y ..."
"¿Un concurso de qué?" Edward preguntó divertido.
"Un concurso de alto. Gané porque Bodie hace trampa. Sus piernas son más grandes que las mías".
Delaney respondió. Pero luego se puso las manos en las caderas y reprendió a su padre por su paso en falso. "Papi, me has terrumpido."
Edward intercambió una mirada cargada de cómica indignación con Bella antes de disculparse con su pequeña y urgirla a continuar.
"Cuando yo y Bodie-"
"Bodie y yo," corrigió Bella, com buena maestra.
"Cuando yo y Bodie terminamos el concurso de alto, queríamos volver a casa porque teníamos calor. Así que buscamos a Anthony para decirle que queríamos irnos a casa".
Bodie Hale, que pasaba los veranos con los Cullen mientras sus padres trabajaban, se había contentado sin problema con permitir que Delaney tuviera la palabra. Sin embargo, ahora sintió la necesidad de hablar para explicarle que su madre le había dicho que se asegurara de tomar muchos líquidos en los calurosos días de verano para que no sufrir un golpe de calor. Bodie era uno de esos niños que siempre pensaba que padecía una dolencia u otra. Su séptimo cumpleaños se acercaba en julio, pero Edward en broma le decía que actuaba más como si estuviera cumpliendo setenta.
"Entonces, ¿encontrasteis a Anthony y le dijisteis que queriais volver a casa?" Bella intentó volver a encarrilar la narración de su hija. Delaney había descubierto hacía mucho tiempo que ser la narradora era un rol muy preciado porque atraería la atención de todos y, por lo tanto, por lo general lo alargaba todo el tiempo que podía.
"Al principio lo intentamos, pero no pudimos encontrarlo", miró a Bodie en busca de corroboración. Cuando Bodie asintió, continuó. "No estaba junto a las mesas o la pared de jugar a la pelota, ni en los columpios ni en ningún lado".
"Me preocupó que tal vez nos hubiera dejado y luego Laney y yo nos perderíamos. ¡Y no tenía mi inhalador para la alergia!" Exclamó Bodie.
Edward se rió de eso y Delaney temió que estaba perdiendo a su público, así que se apresuró a seguir contando.
"Me acordé de lo que dijiste, mamá, acerca de estar perdida, iba a quedarme en los columpios, pero luego Bodie dijo que podíamos ir al baño-"
"¡Nu-uh! Yo era el que quería quedarse junto a los columpios. ¡Tú dijiste que miráramos en el baño!" impugnó Bodie.
"Te dije que miraras en el baño. Yo iba a quedarme junto a los columpios", Delaney levantó la barbilla hacia él.
"No podía quedarme solo. Los amigos se ayudan, ¿te recuerdas?" Bodie preguntó con incredulidad, otra de las muchas cosas que su madre le había inculcado y que él recitaba en momentos aleatorios a lo largo del día.
"Está bien, entonces ambos decidisteis ir a revisar los baños," Bella los apuró. "Buena idea, por cierto, Bodie. Siempre es mejor estar juntos." Le dio a su hija con una mirada de advertencia y luego le hizo un gesto para que continuara.
Aparentemente, esta era la mejor parte de la historia, porque de repente, tanto Bodie como Delaney comenzaron guerra para contarla.
"El baño olía apestoso..." "pero no entramos. Fuimos al otro lado…" "…a la parte de atrás…" "¡y ahí fue cuándo lo vi!" "¡Mami, grité, pero ellas no paraban!" "… le tiraban del pelo." "Esperad, más despacio. ¿Qué estaba pasando?" Preguntó Bella. "A Anthony le estaba pegando", dijo Bodie, de hecho. "Una chica", agregó Delaney.
De repente, todo el humor abandonó el rostro de Edward. "¿Qué demonios?" gritó. La niña rubia de cabello rizado en su regazo, su hija de tres años, se apresuró a meterse dos dedos en la boca, algo que siempre hacía cuando se sentía ansiosa.
"Una chica estaba pegando a Anthony", repitió Delaney. "Lo vi."
"Yo también", asintió Bodie. "Ella le tiraba del pelo y lo empujaba ... y creo que también trató de morderlo".
"Pobre Anthony," Bella miró a Edward con preocupación mientras movía hacia la parte trasera de la casa.
"¿Le pegó una chica?" Edward murmuró con despectiva incredulidad.
"Bueno, por supuesto que parece eso, Edward," Bella puso los ojos en blanco. "Anthony es demasiado dulce para pegarle a una niña".
"¿Por qué diablos no? Si ella lo golpea, diría que ella n juega limpio".
"¡Edward!" Bella lo amonestó, pero sus palabras no contenían ninguna reprimenda mientras se diponía a ir a la habitación de Anthony.
Pero Edward la agarró del brazo antes de que pudiera llegar lejos. "Supongo que probablemente no querrá hablar con su madre sobre pegarse con una chica".
"Pero tengo que asegurarme de que esté bien", protestó Bella.
"Vas a hacer que se sienta peor", sonrió Edward. "Mis padres llegarán pronto. ¿Por qué no vas a prepararte y hablaré con Anthony?"
Era la noche de la cita semanal de Edward y Bella y sus padres venían a cuidar a los niños mientras Edward y Bella disfrutaban del lujo de tener una cena sin ser interrumpidos por discusiones, llantos o el último evento actual en la escuela. A menudo, como unos adolescentes, conducían hasta el lago, estacionaban el coche y luego se tocaban el cuerpo el uno al otro hasta que no podían esperar a llegar a su dormitorio y terminar juntos la noche.
"¿Anthony?" Edward llamó suavemente a la puerta del dormitorio de su hijo. Después de unos segundos de silencio, el estéreo comenzó a emitir una melodía atormentada. Edward esperó un número apropiado de segundos antes de abrir la puerta y entrar.
Anthony frunció el ceño ante la intrusión y fingió hundir la nariz en la revista que había abierto ante él.
Edward se acercó al estéreo y lo apagó antes de sentarse a los pies de la cama de su hijo. Luchó contra el impulso de sugerirle a Anthony que recogiera su habitación y, en cambio, le dio a su hijo la primera oportunidad de hablar. Cuando Anthony continuó ignorándolo, Edward finalmente habló.
"¿Un día duro?"
"Nope", bromeó Anthony, sin dejar ninguna duda sobre cómo se sentía con su padre invadiendo su espacio personal.
"Mis-mey y el abuelo vendrán en un rato. No quiero que pases toda la noche en tu habitación".
A pesar de que Anthony le había dado a su abuela su apodo especial cuando tenía cinco años, no se le ocurrió llamarla de otra manera. De hecho, sus hermanos y amigos también se referían a ella de esta manera. Por otro lado, él y su abuelo compartían una relación menos casual y, por lo tanto, simplemente lo llamaba 'abuelo' o 'abu' si se sentía excepcionalmente descarado.
Sin embargo, incluso el descaro no era suficiente para clasificar al inquietante joven, cuyo cuerpo largo y delgado usurpaba la cama doble en la que estaba tendido. Estaba claro por los rasgos de Anthony que no solo estaba infeliz, sino que estaba completamente enojado.
"¿Quieres hablar acerca de ello?" Preguntó Edward.
"No", espetó Anthony.
"Está bien, entonces," Edward se puso de pie. Nunca había apreciado que la gente tratara de hacerle hablar cuando él no quería, por lo que no tenía planes de obligar a su hijo a hacerlo. Pero solo había una cosa que le estaba inquietndo...
"Anthony... sé que mamá y yo siempre te hemos enseñado a respetar a las chicas y a no ser rudo con ellas, pero... bueno, eso no significa que no puedas defenderte".
"Yo lo sé."
"¿Entonces por qué no lo hiciste?"
"¿Por qué no hice qué?"
"Defenderte."
La confusión venció a la agitación y Anthony dejó la revista el tiempo suficiente para mirar a su padre.
"¿De qué estás hablando?"
"Laney nos contó lo que pasó en el parque…"
Las palabras de Edward fueron interrumpidas por el fuerte gemido de Anthony.
"Anthony, no es nada por lo que enfadarse. Puedo entender que no te sientas cómodo pegando a una chica, y el elemento sorpresa no estaba de tu lado. Además,por lo que entendí fue más de una, no es de extrañar que consiguieran algunos golpes, pero hijo…"
"Papá…"
"No, escucha, Anthony. Sé lo amable que eres y sé lo que vas a decir, pero te estoy dando permiso ahora mismo: si una chica intenta pegarte de nuevo..."
"¿Pegarme?" Anthony se sentó de golpe, su ofensa era obvia. "¿Crees que una chica me pegó?"
Edward vaciló por un momento. "Delaney dijo que estabas peleando en el parque. Dijo que un montón de chicas te asaltaron y te golpearon y ..." Edward se calló cuando vio la expresión dudosa en el rostro de Anthony.
"Bueno, ella no usó exactamente esos términos, quizás usó otras palabras". "Nadie estaba peleando, papá". Anthony se recostó en la cama y usó el revista como un escudo contra cualquier conversación posterior.
"Tirar del pelo, rascar, morder…a mí me suena a pelea". Edward no se molestó en agregar que sonaba una pelea de chicas. Esperaba que la descripción que había dado su hija solo se aplicara a las niñas y no a Anthony. De cualquier manera, planeaba presentarle a su hijo un saco de boxeo lo antes posible.
"Nada de eso pasó." "Entonces, ¿qué pasó?" "Nada."
"¿Se supone que debo creer que Laney y Bodie imaginaron todo esto?" Anthony se encogió de hombros. "Tal vez eso es lo que les pareció".
Edward se estaba cansando de lo difícil que era conversar con Anthony y casi se rindió hasta que de repente se le ocurrió un fragmento de lo que su hija había dicho en la cocina.
'... fuimos al otro lado ... a la parte de atrás ... y ahí fue cuando lo vi ...'
Vio, no escuchó, a pesar de que los altercados a menudo se escuchaban antes de ser vistos.
Por supuesto, no vieron a Anthony porque estaba detrás de los baños, un lugar al que los niños solían ir cuando no querían ser vistos...
"Anthony, te voy a preguntar una vez más," Edward miró a su hijo con sospecha. "Si no estabas peleando, ¿qué estabas haciendo?"
La mancha carmesí que comenzó a teñir las mejillas de Anthony le dio a Edward mucha más información de la que esperaba recibir verbalmente de su hijo.
"Anthony…"
"¡Me besó, papá! No quería que lo hiciera. ¡Simplemente lo hizo!" Anthony de repente parecía que estaba al borde de las lágrimas.
Edward observó la batalla silenciosa que se libraba dentro de Anthony mientras su hijo miraba a todas partes menos a él, e hizo todo lo posible por ocultar la carcajada tanto deseaba escapar.
"Entonces, ¿es guapa?" El humor ganó y Edward esbozó una sonrisa.
Anthony fue tomado por sorpresa por la pregunta de su padre y él mismo casi sonrió. Pero luego recordó que era contrario al código de conducta de un adolescente reírse con un padre, por lo que frunció el ceño.
"No sé."
"¿No lo sabes?" Edward se burló. "¿No la miraste? ¿Ni siquiera sabes quién es?"
Anthony puso los ojos en blanco. "Ella esta bien."
"¿Solo bien?"
"¡La apariencia no lo son todo! ¿Por qué todos piensan que eso es lo importante?" Anthony espetó.
Edward estaba desconcertado por el arrebato. "Tienes razón. No lo es."
Anthony tiró del borde de su calcetín y de repente Edward se dio cuenta de que algo más que vergüenza podría estar afligiendo al chico.
"Anthony, puedes hablarme de cualquier cosa. Lo sabes", lo persuadió Edward.
"No, no puedo", dijo Anthony obstinadamente.
"¿Por qué no puedes?"
"Porque no lo entenderás," Anthony negó con la cabeza. "Ninguno de mis amigos lo hace".
"Ponme a prueba", dijo Edward con valentía, pero por dentro estaba bastante nervioso. Anthony ya no tenía cinco años y los días de remediar su mal humor con helado y bloques de construcción habían terminado.
"Hay una chica nueva, Lisa, y a todos mis amigos les gusta porque tiene... bueno, ellos piensan que es realmente guapa", comenzó Anthony.
"Ajá," Edward lo animó a continuar.
"Pero a ella no le gusta ninguno de ellos porque dicen cosas estúpidas todo el tiempo". Anthony continuó tirando de su calcetín mientras hablaba.
"No le gusta nadie, ¿no?" Preguntó Edward.
"Le gusto… yo."
Un poco de orgullo paterno brotó de Edward mientras veía a su hijo lidiar con sus pensamientos.
"¿Y a ti te gusta?"
Anthony se encogió de hombros. "Todo el mundo me dice que debería invitarla a salir y esas cosas. Y sus amigas", Anthony hizo una pausa para poner los ojos en blanco. "¡Sus amigos son lo peor! Me siguen a todas partes. '¿Cuándo vas a llamar a Lisa?' ¿Vas a llevar a Lisa al cine? "Lisa te escribió una nota. ¿Le respondiste?" ¡Nunca me dejan en paz!"
"Pues diles que te dejen en paz", dijo Edward como si fuera la respuesta más obvia del mundo.
"No puedo." "¿Por qué no?"
Anthony suspiró exasperado y se volvió a acostar en la cama. "Sabía que no lo entenderías."
"No entiendo que todo el mundo piensa eso porque le gustas a Lisa, y si no te gusta ella entonces pensarán que eres raro".
"Algo así." "Así que la besaste." "No planeé hacerlo. Simplemente sucedió". "Cosas así no suceden simplemente, Anthony".
"Estaba sentado en el banco vigilando a Laney y Bodie cuando la amiga de Lisa, Robin, se acercó y me tocó el hombro. Ella dijo que Lisa quería hablar conmigo detrás de los baños. Solo que, cuando fui detrás de los baños, vi Lisa allí con Mike y Jeremy ". Anthony echó un vistazo a su padre antes de continuar. "Ella les dijo que le gustaba y por eso querían preguntarme si ella me gustaba".
"Y tú dijiste..."
"Dije que suponía que sí". "Pero no es así".
"¡Papá, me preguntaron justo en frente de ella! ¿Qué se suponía que debía decir?" Anthony preguntó con agitación. "Y luego nos desafiaron a besarnos, así que lo hicimos. Eso es todo. No es gran cosa".
"Apuesto a que Lisa pensará que si es gran cosa. De hecho, estoy seguro de que Lisa está hablando por teléfono en este mismo momento reviviendo esa gran cosa con todas sus amigas", dijo Edward. "Ella se sentirá devastada cuando descubra que tú no sientes por ella lo mismo que ella siente por ti".
"No dije que no me gustaba. Dije que no sé si me gusta". Anthony argumentó. Y luego toda el enfado lo dejó, y se le veía como el niño que su padre recordaba. Entonces miró a Edward y preguntó en voz baja: "¿Alguna vez... alguno de tus amigos te dijo que hicieras algo que realmente no querías hacer?"
"Por favor, dime qué seguimos hablando de una chica", rogó Edward.
"Si", confirmó Anthony. "La cuestión es que mis amigos realmente me conocen, y si creen que Lisa es perfecta para mí, entonces probablemente debería escucharlos ... ¿verdad?"
Edward se detuvo antes de dar la respuesta obvia. En cambio, miró a los ojos suplicantes de Anthony, esa mirada suplicante que le pedía un escape fácil a un problema que parecía tan monumental para un niño de doce años y medio.
Después de sopesar los pros y los contras, Edward decidió contarle a Anthony toda la verdad sobre cómo había lidiado con una situación similar.
"Cuando estaba en la escuela secundaria, había una chica preciosa. Y cuando digo preciosa, no me refiero solo a su rostro. Simplemente tenía esta actitud consiguiendo misma. Ella pensaba que era preciosa y por lo tanto, todos los demás también lo hacían."
"Suena engreída."
"Oh, y lo era. Pero todos los chicos querían salir con ella de todos modos. Solo que a ella no le gustaban. Quería al único chico que no parecía prestarle atención".
"¿Tú?"
Edward asintió. "Todos mis amigos me dijeron que sería un tonto si no salía con ella. Aunque no había querido salir con ninguno de ellos, se había hecho amiga de todos, así que nos conocían a los dos y seguían diciéndome lo parecidos que éramos y cómo nos gustaban las mismas cosas y cómo ella sería la chica perfecta para mí ".
"¿La invitaste a salir?"
"Si."
"¿Y fue tan perfecto como dijeron tus amigos?"
"Para nada", se rió Edward. "Peleábamos como el perro y el gato porque éramos muy parecidos. No teníamos nada que aprender el uno del otro y nos aburrimos bastante rápido. Rompimos, pero luego escuchábamos a nuestros amigos, y volvíamos a estar juntos, sólo para recordar por qué rompimos en primer lugar ".
"¿Alguna vez te empezó a gustar?"
"Me tomó un tiempo darme cuenta de que solo me gustaba como amiga. Había otras chicas que me gustaban mucho más, pero nunca tuve la oportunidad de salir con ellas porque estaba perdiendo el tiempo con alguien que realmente no me importaba. Todo porque mis amigos me dijeron que debería hacerlo".
"¿Qué pasó con esa chica? ¿Finalmente le dijiste que no te gustaba?"
"Finalmente nos dijimos que no éramos una buena pareja". Edward sostuvo la mirada de Anthony con la suya. "Pero pasaron muchos años y mientras tanto sucedieron muchas cosas malas... y sólo una cosa buena".
"¿Cual?"
"Naciste tú."
Cuando Anthony pareció perplejo por un momento, Edward resolvió el acertijo por él.
"Era tu madre, tu madre biológica".
"Oh", dijo Anthony en voz baja y miró sus manos.
La dicotomía de emociones que sintió al recordarle que Bella era su madre adoptiva se filtró por el rostro de Anthony. Tres años atrás, le había confesado a Edward que no sabía cómo sentirse hacia Jessica porque no la recordaba muy bien y eso lo hacía sentir culpable. Y hacer preguntas sobre ella también le hacía sentir culpable, porque pensó que estaba haciendo que Bella se sintiera incómoda y no querida. También había temido que Bella quisiera más a sus hermanas como resultado de que él le preguntara por su madre biológica, algo que le había confesado a Papa Charlie en una de sus expediciones de pesca de fin de semana. Charlie había hecho discretamente una sugerencia hipotética a su hija sobre cómo alguien en una situación similar podría querer responder. Bella había prestado atención de inmediato a las palabras de su padre y había tenido una conversación sincera con Anthony sobre lo mucho que él significaba para ella, todo él, su pasado, presente y futuro.
"La forma en que viniste a mí dio forma a quién eres como persona, y por eso te amo tanto y creo que eres tan perfecto. No puedo imaginar tener un problema con nada de lo que que te ha convertido en todo lo que eres hoy. Nunca conocí a Jessica, pero la amo inmensamente por traerte a este mundo. Si alguna vez quieres preguntarle algo a tu padre, ten en cuenta que no me importa en absoluto. Al contrario, estaré más molesta si no le preguntas. Es importante saber esas cosas. Le hago preguntas a papá sobre tu madre todo el tiempo ". Y luego, con un guiño, se corrigió. "Sobre tu madre biológica."
Había sido suficiente para satisfacer a Anthony y de vez en cuando hacía una pregunta o dos sobre Jessica, pero estaba claro que no era algo que le gustara mencionar a menudo.
Aún así, Edward pensó que era importante que Anthony entendiera que aunque la relación entre Jessica y Edward no había sido ideal, el producto de la misma, Anthony, sí lo había sido.
"Anthony, tienes mucho tiempo para besar a chicas cuando seas mayor. Eso no es algo en lo que tengas que apresurarte a tu edad".
"Lo sé, pero... eso es todo lo que les gusta a mis amigos".
"Bueno, tal vez es hora de encontrar nuevos amigos, amigos con intereses más similares a los tuyos".
"Bueno... no es que no me gusten las chicas." Anthony apartó una mirada a Edward. "Algunas de ellos son geniales".
Edward entendió de inmediato.
"¿Alguna en particular?"
"En realidad no," Anthony fingió ignorancia. "Bueno, no sé ... tal vez Julie."
"¿Julie? Julie, ¿la que vive calle abajo?" Edward le preguntó sobre la joven sin pretensiones que vivía unas casas más abajo.
"Sí. Ella construyó un cohete que despegó de verdad. Fue muy chulo".
"¿De verdad?"
"Uh-huh, y también hizo un sándwich que tenía tres tipos de carne, mantequilla de maní y tomates. Tenía un aspecto repugnante, pero se lo comió. Todos estaban realmente asqueados, pero a ella ni siquiera le importaba . Fue tan asombroso".
Edward no pudo evitar reír a carcajadas. Había pasado mucho tiempo desde que Anthony se había sincerado con él sobre los sucesos cotidianos de su vida, y Edward no estaba ansioso por que el momento llegara a su fin.
"Oye Anthony, ¿qué dices si salimos a cenar esta noche, solos tú y yo?" Preguntó Edward.
"¿Pero qué hay de mamá? Pensé que ibais a salir".
"Podemos salir otra noche. Además, creo que vas a necesitar que te diga qué hacer cuando Julie descubra que besaste a Lisa".
Los ojos de Anthony se agrandaron de miedo. "¿Crees que se enterará?"
"Probablemente ya lo sepa".
Anthony se derrumbó contra su almohada desesperado, pero Edward lo puso de pie. "Levántate, Romeo, y prepárate. Voy a decirle a mamá sobre nuestro cambio de planes".
"¿Papá?" Anthony preguntó en voz baja justo antes de que Edward saliera de su habitación. "¿Sí, hijo?"
"No ... vamos a volver a hablar de sexo, ¿verdad?"
"No."
"¡Bien!"
Edward todavía contenía la risa cuando regresó a la sala de estar. No había escuchado la llegada de sus padres, y se sorprendió al ver a su madre sosteniendo su bolso mientras Bodie miraba mientras Delaney lo revisaba en busca del "tesoro" que ella aseguraba que encontraría allí.
En el sofá, Carlisle estaba sentado con la hija menor de Edward segura en su regazo con la cabeza apoyada en su pecho mientras jugaba con el llavero de prisma que ella siempre cogía cuando él estaba cerca.
Sin ser visto, Edward aprovechó la oportunidad para ver a sus padres con sus hijos, algo que nunca se cansaba de ver. Se fijó en la forma en que su madre estaba pendiente de cada palabra de Delaney y en la forma en que incluso se las arregló para incluir a Bodie como si fuera uno de los suyos.
Y Carlisle ...
Había avanzado a pasos agigantados durante los últimos siete años y Edward estaba asombrado de él todos los días.
Aunque nunca tendría un trabajo y prefería no estar solo cuando salían, a cualquiera que no hubiera conocido a Carlisle antes le sería difícil saber que había estado mudo durante más de diez años.
La terapia avanzada en la que Esme había asumido un gran riesgo financiero había funcionado de maravilla, y los hospitales, los grupos de investigación médica y los psicólogos de todo el mundo estaban haciendo todo lo posible para que Carlisle hablara sobre sus experiencias.
Pero Carlisle no estaba interesado. Solo su familia podía entenderlo, había pasado demasiados años prisionero de los horrores de su pasado, y no quería dedicar más tiempo a recordar la tragedia que había diezmado años de su vida y la vida de sus seres queridos.
Por esa razón, Edward había estado receloso de la decisión que él y Bella habían tomado hace casi cuatro años: nombrar a su hija menor Claire, en honor a su hermana, cuya muerte había sido el catalizador del Armagedón personal de los Cullen.
Edward, no había podido considerar un homónimo para su hermana cuando Delaney nació, pero después de dos años de enfocarse en los aspectos positivos de tal acción, finalmente estaba listo para agregar ese nombre 'C' a su familia cuando Bella había anunciado inesperadamente que iban a tener otra niña.
No obstante, aunque confiaba en su propia preparación, estaba aterrorizado por el efecto que tendría en su padre. Tan asustado, de hecho, que todo el tiempo hasta que nació el bebé, Edward y Bella tuvieron otro nombre escogido por si acaso.
Pero una vez que vieron a la pequeña de cabello rubio y ojos azules, fue como si su hermana le estuviera enviando un mensaje desde el más allá. Incluso ahora, casi cuatro años después, su hija se parecía tanto a su hermana a esa edad que sus fotografías eran intercambiables.
"Vamos a llamarla Claire", les había dicho Edward a sus padres ese día cuando la decisión se había solidificado en su mente.
Esme había llorado y Carlisle simplemente había mirado al bebé con cariño.
"Definitivamente es una Claire", dijo en voz baja.
Y ella había sido la niña de sus ojos desde entonces.
Antes de que Edward pudiera recordar más mientras observaba la escena, Bella estaba detrás de él, apretando su mano y mirándolo nerviosamente.
"¿Y bien?" preguntó cuándo estuvieron a solas en la cocina.
"¿Y bien qué?"
"¿Qué quieres decir con 'qué'? ¿Qué está pasando con Anthony?" preguntó ella con impaciencia. "¿Está bien? ¿Qué pasó?"
"Oh," Edward sonrió. "No tenemos nada de qué preocuparnos. Anthony es un amante, no un luchador".
Cuando Bella no se dio cuenta de la broma, Edward le dio otra pista.
"No estaba peleando", movió las cejas notoriamente.
"Entonces, ¿qué estaba haciendo?" La preocupación de Bella limitaba su capacidad de razonamiento.
"Besar".
"¿Besar? ¿Besar? ¡Besar!" Bella siseó.
"No hagas un gran problema de esto, Bella. Y antes de preguntar, no, no conoces a la chica."
"Edward, es demasiado joven para estar besando chicas. Necesitas hablar con él. Tienes ... no, yo tengo hablar con él. Definitivamente necesita una perspectiva femenina ..."
"Cariño," Edward colocó sus manos sobre los hombros de Bella para calmarla. "Estás exagerando. Y voy a hablar con él. Esta noche. Si no te importa, creo que debería salir con él, una especie de noche de chicos".
"Creo que es una gran idea". Bella asintió. "Estoy segura de que a Laney y Claire les encantará tener a la abuela y al abuelo para ellas solas. Déjame buscar mi bolso".
"¿Por qué?"
La confusión rodeó el rostro de Bella y luego se disipó. "Oh. Claro. Noche de chicos."
"Saldremos dos veces la semana que viene. Lo prometo".
"No. Está bien. Parece que Anthony necesita un poco de tiempo a solas. Y además, si tus padres están de acuerdo, podría aprovechar la posibilidad de ir a hacer la compra sin Claire. De repente, ella ya no quiere ir en el carro".
Edward sonrió y apretó a Bella contra su pecho. "Gracias cariño", dijo antes de besarla suavemente en los labios. "Y si necesitas algo que hacer, puedo darte un pequeño proyecto".
"¿Cual?" Por el brillo en sus ojos, Edward pudo decir que Bella pensó que iba él a sugerir algo sexual.
Bueno, y lo era... un poco.
"He estado pensando en algo últimamente, y quiero que lo pienses... que estés abierta a pensar en eso, al menos", comenzó.
Eso sin duda llamó la atención de Bella y se echó hacia atrás para mirarlo a los ojos. "No voy a subirme a una moto contigo, Edward."
"No, no es eso", se rió entre dientes. Le besó la oreja, le mordió el lóbulo por un segundo y luego susurró: "Me gustaría darle a Anthony algo que yo nunca tuve".
"¿Qué?" La voz de Bella reveló que aún no se había recuperado del impacto de sus atenciones auditivas.
"Un hermano."
Bella se enfureció al darse cuenta de lo que Edward estaba diciendo, pero antes de que pudiera preguntarle si en serio le estaba pidiendo que considerara tener otro bebé, sus padres lo vieron e interrumpieron la discusión para darle el cálido y jubiloso saludo que siempre le daban.
Aún aturdida por lo que Edward había dicho, Bella logró salir de la casa y dirigirse a la tienda de comestibles como había planeado, pero su mente definitivamente no estaba en la tarea. ¿Un bebé? ¿Y más concretamente, un niño? ¿Qué estaba pensando Edward? No era como si tuvieran algún control sobre el género del bebé. ¿Y si tenían otra niña? ¿Entonces qué?
"No estoy pensando seriamente en hacer esto, ¿verdad?" Bella se preguntó a sí misma en voz alta. Es cierto, hace solo seis meses había considerado abordar el tema de otro niño con Edward, pero ahora se preguntaba si solo lo había considerado porque sabía que Edward diría que no. Había dejado en claro que solo quería uno o dos hijos más después de casarse, y ya los tenían.
Pero otro niño...
Si solo fuera la mitad de divertido criar a otro niño pequeño como fue criar a Anthony... y experimentarlo desde el nacimiento...
De repente, Bella sintió que se entusiasmaba con la idea. Más que eso... estaba considerándolo seriamente.
Y a las nueve de la noche, estaba más que considerado.
Al otro lado de la ciudad, el teléfono móvil de Edward sonó en su bolsillo y lo recuperó para ver qué tenía un mensaje de su esposa.
¿Cómo van las cosas? ¿Le dijiste a Anthony que es demasiado joven para tener novia?
Genial. Y no tienes que preocuparte por Anthony.
¿Volveréis a casa pronto?
Estaremos en casa en un rato. Pero mientras tanto, tienes algo pendiente en que pensar.
Lo sé y ya lo he pensado.
¿Y?
¿Qué opinas del nombre Forrest?
Creo que comienza con una F, hay otra cosa que comienza por F…
"Papá, ¿está todo bien? ¿Pasa algo en casa?"
Edward apenas registró la pregunta de Anthony cuando levantó la vista de su teléfono.
"Uh, no. No pasa nada."
"Oh. Es que tu cara se ve un poco rara y estás sosteniendo tu teléfono como si fuera a salir volando de tus manos."
Edward puso los ojos en blanco y señaló la canasta de papas fritas que estaba entre ellos. "¿Ya terminaste?"
"Sí. No puedo comer otro bocado." Anthony se sentó y se frotó el estómago.
"Es un milagro", sonrió Edward mientras dejaba el dinero para la propina en la mesa.
"Entonces, ¿a dónde vamos ahora?" Anthony preguntó mientras marchaban hacia la camioneta que estaba aparcada en la parte trasera del estacionamiento del restaurante.
"A Casa."
"¿Ya?"
"Sí. Tu madre está esperando."
Los sonidos de los grillos y las ranas llenaron el aire de la noche y luego Anthony de repente hizo un gemido bilioso.
"¡Papá!"
"¿Qué?" Edward reaccionó a la acusación en el tono de Anthony.
"¡Dijiste que no íbamos a hablar de sexo!"
"Nosotros," Edward señaló entre los dos, "no".
"Eso es tan asqueroso", Anthony negó con la cabeza.
"Otra razón más por la que sé que eres demasiado joven para besar chicas".
Anthony se resistió a las palabras de su padre, aunque en secreto estuvo de acuerdo. Le gustaban las chicas y le gustaba la atención que recibía de ellas ... bueno, algunas de ellas. Pero besar chicas daba miedo. Preferiría hacer estallar algo.
"¿Papá?"
"¿Sí, hijo?"
"Gracias por esta noche."
Edward pasó su brazo por el hombro de Anthony, se inclinó y tocó brevemente con sus labios el cabello de su hijo.
"Gracias, por todo."
Caminaron el resto del camino en silencio y Anthony se acercó un poco más a su padre y se deleitó con la sensación del reconfortante sobre su hombro. Eran momentos como estos los que hacían que Anthony se sintiera un poco triste ante la idea de crecer y no el niño pequeño de padre para siempre.
Y fueron momentos como estos los que hicieron que Edward se asegurara de que no podía esperar para engendrar un niño de nuevo.
FIN
