Sus ojos se abrieron y lo primero que vio fue un techo blanco, sintiendo el olor familiar de las pociones. Estaba en la enfermería.

Recordaba todo muy claramente, los gritos de Myrtle gritando "asesinato en el baño" la mirada de Harry Potter temeroso, los susurros de su padrino, el dolor.

Vaya, pensó mientras tocaba su pecho, así que Harry Potter realmente lo quería muerto. Sintió su corazón agrietarse pero lo ignoró, sabía muy bien que merecía la muerte pero sin duda jamás creyó que podría ser asesinado a manos de la persona a quién él siempre había admirado.

Recibió el alta por parte de la enfermera Pomfrey, quien lo miro con pena antes de dejarlo salir de allí. Sin ningun miramiento se dirigió a su sala común, no había nada en ese momento que él quisiera ver.

Apenas puso un pie en la sala, unos cuatro par de brazos lo recibieron en un muy apretado abrazo, Pansy, Vincent, Blaise y Gregory. Siendo el primer abrazo se recibía en el año.

Pansy fue la única que no se separó de su cuello cuando el abrazo terminó, lucía conmocionada y nerviosa.

ᅳestoy bien.

Dijo pero no supo si estaba mintiendo o no, él aún no entendía. Recordaba estar escupiendo pétalos de flores antes de que Potter llegará y comenzarán un duelo, luego de ser hechizado ya no había vuelto a vomitar flores.

Tal vez ser casi matado por quien se suponía era tu amor no correspondió y la causa de tu enfermedad había curado todos los síntomas del hanahaki disease.

Sus amigos se sentian nerviosos a su alrededor, como si tuvieran que decirle algo y realmente no querían hacerlo, pero para casi el final de la noche, el que hablo fue Blaise.

ᅳPotter el... empezó a salir con la chica Weasley.

Escucho esta vez su corazón agrietarse más pero volvió a ignorarlo, ya no importaba.

ᅳesta bien, realmente no es mi asunto.

Los vio mirarse el uno al otro extraños, pero luego suspiraron de alivio y siguieron con otro tema, él en cambio no podía concentrarse en nada por lo que se despidió de todos as amigos y fue a su habitación.

Una vez allí, sé recostó en su cama con las cortinas cerradas mirando fijamente un punto en el techo, con sus manos descansando en su pecho, sintiendo que no había nada dentro suyo, sintiéndose vacío.

Sintiéndose muerto.

Ahora sólo era un frasco vacío, que lo único que podía hacer era seguir existiendo, hasta terminar con la guerra y asegurarse de que sus padres salieran vivos de ella.

Ya no importaba lo que le pasará.