— Señor, ya salió el vídeo y tiene bastantes llamadas, la prensa ansía sus declaraciones...
Un señor maduro pero bastante atractivo y de envidiable físico fumaba un cigarrillo mientras miraba Tokio desde su ventana.
— ¿Ese muchacho ya hizo lo suyo, Sebástian?
— Dio una pequeña conferencia de prensa antes de empezar a filmar Demonds Heaven, ahora debe de estar en el estudio.
— Bien, por favor pon el vídeo —suelta una bocanada de humo y gira su asiento mientras el mayor domo con un control remoto hace que una pantalla gigante baje del techo y se disponga frente al extravagante presidente—... Quiero ver en qué he invertido mi dinero
—el mayordomo le sirvió una copa mientras asentía y el vídeo comenzaba a reproducirse.
Para el final de este, Lory ya había escupido su Chanpagne y estaba tosiendo descontroladamente, se había atorado de la impresión.
"¡¿Qué he hecho?!"
Sebastian intentaba ayudar a su señor, quien se recuperó al instante.
"No debí subestimar a ese chiquillo engreído..."
— Señor... ¿Ya se encuentra bien?
— Sebastian, por favor ve a recoger a Ren y a Yashiro —suspira sobandose la cabeza por la migraña que estaba empezando a molestarlo—... Llevalos al restaurant de siempre.
— Sí, señor...
"Solo espero que Mogami-kun haya pasado la prueba y de todas maneras le haya contado todo a Kuon... En verdad lo espero..."
Yashiro no podía mirar a los ojos a su cliente, estaba intentando respirar tranquilamente y averiguar la mejor forma de ponerle en sobre aviso acerca de ese fatídico vídeo, pero el nerviosismo y el impacto aún causaba alteraciones en su cabeza, por lo cual las palabras no lograban si quiera ser articuladas por el alterado y preocupado representante. Al pisar el suelo japonés, Yukihito miraba de un lado a otro, sin saber qué decir, o, más bien, cómo. Se despidieron padre e hijo, no, para el resto del mundo eran pretendiente y probable suegro. Y es que se separaban ahí ya que a Kuu lo esperaba una limusina que lo llevaría a su hotel y a ellos los esperaba un auto Mercedes, negro y lujoso, con Sebastian como chófer, pues, según lo que este les dijo, Lory los invitaba a almorzar en un exclusivo restaurante de la ciudad, y para Kuon eso era lo más oportuno que pudo haber pasado, tenía una patada o dos que darle a Takatrada Lory... Perdón, quiero decir, una cosa o dos que discutir con su estimado jefe y padrino.
Subieron al auto y Sebastian encendió el coche, así se emprendió el viaje al restaurante.
Fue silencioso y tranquilo, no, era tranquilo para todos menos para Yashiro, pues él sabía que justamente esa era la calma antes de la tormenta.
"¡Vamos, Yukihito! ¡Sé hombre!"
— Ren...
Tímidamente alzaba la vista hacía el rostro de su amigo, pero este no lo miraba, no, solo miraba al frente... Era la imagen de Fuwa rodeando con sus brazos a una bella chica, sí, Kyoko, y ella sostenía una bola de luz, decía el nombre del álbum: Te haré regresar.
A Yashiro casi le daba el infarto que definitivamente lo llevaría al otro mundo, pero a su cliente quien, al principio se tensó de forma aterradora y su mirada se nubló con cólera y frustración de no poder saciar sus ganas contenidas de mandar a cierta persona al hospital, contra toda predicción del auto-proclamado cupido de gafas, suspiró con el ceño fruncido, que de a pocos se relajaba, y susurró:
«Confío...»
Y es que sí, él ya sabía sobre el vídeo así que no fue más que un sobresalto momentáneo, aunque de todas formas no le gustaba nada. Yashiro recuperó el aliento y se calmó, pero esa sensación de alivio se esfumó cuando recordó que obviamente su representado no iba a sorprenderse mucho debido a que ya sabía sobre el vídeo de antemano, lo que sí sería impredecible era su reacción al ver el final, ese terrible mal del vídeo... ¡Ese beso! ¡Ese mensaje!
— Yashiro-san, no te preocupes...
— ¡¿Eh?!
— Sé que has estado actuando muy extraño desde que estábamos en el jet...
"¡¿Lo notó?!"
Ren miraba la cara de sorpresa de su amigo, le dio una leve sonrisa para calmarlo y Yashiro lo miraba preocupado.
— Yashiro, ya lo sé, sé lo del vídeo —suspira—... Y también del —sus puños se apretaban de solo pensarlo, su voz se volvía ronca y su vista se nublaba de enfado—... Beso.
Yashiro casi suelta un pequeño grito ahogado al darse cuenta cómo sus puños se apretaban de tal forma que hasta sus brazos y sus hombros temblaban ligeramente y la preocupación y enfado en su mirada era evidente.
— Ren...
Al escuchar su nombre, solo suspiró, y le mostró a Yashiro una sonrisa, resignada.
— Ya viste el vídeo...
Yashiro se sobresaltó, luego se retorció un poco incómodo, jugueteó un poco con sus lentes, nervioso, y finalmente asintió con temor, mirando al suelo.
— No quiero ver el vídeo —dijo con seriedad mientras se pasaba una mano por el cabello—, así que no te sientas en obligación de mostrármelo —le mira con un atisbo de sonrisa—... Sé que no quieres estar ahí para cuando lo vea, y lo comprendo, yo tampoco sé que pasaría si lo llegase a ver —sonríe con resignación—. Una cosa es saber lo que pasará y otra es verlo... No quiero verlo... Además ya sé lo del beso... Ya sé...
El preocupado representante se quedó tieso, estaba muy asustado y nervioso.
"No, Ren, eso es lo que crees... ¡No lo sabes! ¡No! ¡¿Qué pasará cuando se entere?! ¡No por favor! ¡No!"
Yashiro temblaba de solo imaginarlo, cuando vea que en realidad no sabe todo, pues en realidad no sabe lo que pasará, ni tiene la menor idea. Así que en su mente iba ensayando cómo decirle a su representado eso del "mensaje" final de Sho y lo del beso que no fue tan profesional que se diga... No, en realidad no quería decirle eso, pero se sentía en la necesidad de hacerlo antes de que su representado se entere por otros medios.
Mientras tanto en Akatoki se escuchaba un grito, un grito al cielo.
— ¡NOOOOOOOOOOOOOOOO!
Ensordecedor, chillón, perturbador y que parecía venir de mil personas... Y lo más sorprendente era que todo el escándalo venía de una sola.
Mimori no se lo podía creer, ella todo el tiempo lo estuvo buscando, y los "amigos" de Sho solo la tuvieron tonteando de aquí para allá, como el cantante les indicó que hicieran. Y es que durante mucho tiempo, el tiempo que duró el papeleo de traslado de empresa, no se presentaba en la compañía y Mimori se preocupaba por ello, ni si quiera se encontraba con Shoko y cuando lo hizo ella no le dijo nada que la ayude a encontrarlo... Y entonces, esa mañana cuando iba a su compañía a presentarse lo encontró... Y de la forma que menos se lo esperaba. Vio el vídeo y, si ya estaba molesta porque sabía quién era la chica del vídeo, estalló cuando vio los créditos y se sorprendió, desesperó y enfureció aún más cuando vio una rápida y breve rueda de prensa y él confirmó.
《L.M.E., trátame bien...》
Ahora Fuwa Sho, luego de un año y pocos meses de papeleo, era de L.M.E. y Mimori simplemente no quería creerlo. No entendía cómo es que pudo suceder, dónde estuvo o qué estuvo haciendo que no se dio cuenta, que no lo evitó... Y para rematar estaba Kyoko. La prensa empezó a preguntar sobre esa última parte del vídeo, si era fingido o no esa pasión del beso final, preguntaban si había algo entre ellos y por unos rumores de que alguna vez fueron pareja, rumores que para desgracia de Mimori ella fue una de las voceras ya que en el mundo del espectáculo no existen las verdaderas amigas, y hasta las paredes tienen oídos.
《Lo que se ve no se pregunta...》
Sho se fue de la conferencia y toda la prensa estaba enloquecida, haciendo especulaciones sobre Kyoko y Sho, hasta comenzaron a decir que harían buena pareja, pasaron imagenes del programa del Martes, imágenes de ellos bailando, elogiaban a Kyoko. Mimori empezó a maldecirle a la persona equivocada, empezó a maldecir a Kyoko y a echarle toda la culpa de su desgracia, de que estuvo por semanas, no, meses acosando y buscando a Sho y no lo encontraba, le culpaba de que Sho no le respondía a sus llamadas y nadie le daba razón de donde vivía, la culpaba de haber engatusado a Sho con sus hechizos y trucos de bruja... Le culpaba de que Sho no la amaba, sin poder aceptar que la culpa no la tenía Kyoko, ni nadie en realidad.
Ella no quería aceptar que buscaba amor en ojos que ni si quiera la miraban, y que aunque le duela nunca la miraron en realidad, y que probablemente nunca lo harán... No, no era culpa de Kyoko, pero para Mimori era necesario culparla, pues la verdad nunca es bonita como la mentira. Desconsolada salió de la oficina del presidente de Akatoki a vagar, su representante la tenía por desaparecida, y es que en su búsqueda de Sho ella desapareció sin darle razón a su mánager y dejó de lado su trabajo por buscarlo hasta en Kioto. Su representante le pedía mil explicaciones, le regañaba y le encaraba que la estuvo buscando por mucho tiempo y que por su capricho perdieron varios contratos, pero ella solo tenía ganas de reclamarle a Sho así que, sin contestarle a su preocupada representante, empezaba a dejarle una hilera de mensajes de voz, pues para variar no le respondía, miles de mensajes por correo además... Y cada segundo se entristecía más porque no le respondía a pesar que sabía que él había leído y escuchado sus mensajes, más bien, se desconectó. Su representante le quitó el móvil y con mirada maternal le dedicó una última línea antes de meterse a un auto taxi y llevarse el móvil consigo:
— Mimori —suspira y la mira con seriedad—... No vale la pena luchar por un espacio en la vida de una persona que simplemente no te lo quiere dar...
La aludida se quedó por unos instantes en silencio, su representante soltó otro suspiro y la miró con lástima y ella con los ojos llorosos bajó la vista al suelo.
— Mimori.
— No pienso rendirme —murmuró y luego volvió a alzar la vista, para mirar fijamente a su representante y agregar con convicción—... ¡No lo haré!
— Pero...
— ¡Lo amo!
La mánager suspiró, el taxista ya iba a arrancar, así que solo pudo decirle una cosa por último.
— Saber cuando debes dejar de luchar no es lo mismo que rendirse—le devolvió su móvil.
El auto arrancó dejando a Mimori en soledad, comenzó a caminar meditando en las palabras de su mánager y entonces se tropezó con alguien y se cayó.
— ¿Está bien, señorita?
El joven la levantó del suelo y ella al alzar la vista, pudo ver detrás de ese extraño algo que solo empeoró su desesperación.
Ahí, en una pantalla gigantesca, en lo alto de un edificio, la publicidad del perfume, la publicidad del perfume para la cual la habían contratado y que iba a ser su salto al modelaje internacional, el único motivo para su regreso a Tokio, el único motivo para pausar la búsqueda de su amado Sho-chan... Y es que ese era su trabajo más anhelado pues, a pesar de que su compañero era Tsuruga Ren, era su oportunidad de brillar más.
Esa fue la estocada final para Mimori, y ni hay que mencionar el tremendo grito que soltó cuando procesó lo que vio.
— ¡BRUJAAAAAAAAAAAAAA! ¡MALVADAAAA BRUJAAAA!
El atractivo joven extranjero de esmeralda mirada, con quien la frustrada Mimori, decidió que lo mejor era retirarse, pues la muchacha ya había empezado a hacer pataleta en el suelo.
"No te dejaré..."
El chico miraba a su alrededor, no sabía qué hacer con esa muchacha que estaba en el suelo, quería levantarla pero todo el mundo los observaba y estaba algo avergonzado.
— Señorita...
— ¡No te dejaré!
Con el grito de Mimori todo el mundo comenzó a rodearlos y Nick intentando disimular, desapareció lentamente de la escena y caminó rápido antes de que las personas malentiendan la situación y se metió a un exclusivo restaurante.
"No puedo creerlo... Fuwa sí que es un caso..."
Nick tomaba su café admirado, totalmente admirado de la desfachatez de Fuwa al usar ese beso robado a su conveniencia, sin el permiso de la actriz, sin considerar los sentimientos de ella, solo para molestar a Ren y distanciarlo de su amada.
"Pobre, no entiende que es la quinta rueda del coche..."
Tomaba un sorbo de su bebida y de pronto su vista se encontró con la persona que menos se esperaba y pero que sin embargo era la más oportuna en aparecer, entrando por la puerta del exclusivo restaurante... Pero lo que sí no era oportuno, para nada, era el vídeo que se reproducía en la enorme pantalla justamente frente a la puerta del local.
"Oh... Esto se va a poner interesante..."
Pensó Nick mientras lo veía cambiar de expresión mientras miraba a la pantalla, y a su representante quedarse helado y asustado... Cualquiera lo estaría al sentir esa oscuridad que Tsuruga Ren emanaba en ese momento.
De las tinieblas te sacó
Él se convirtió en tu sol
Pero mi recuerdo sigue en ti
Puede que te fallé
Pero dos sueños morirán si no me das otra oportunidad
Baby, let me love ya, love ya, love ya
Y es que en el auto, el poco tiempo de viaje que quedó luego de la petición de su representado, el silencio fue asfixiante para Yukuhito Yashiro, mientras seguía ensayando, intentaba decirle a Ren lo que sabía, pero ni una palabra salía de sus labios, su lengua se trababa, mientras este ya solo escuchaba música intentando recuperar su buen humor perdido. Ahora apenas entraban al restaurante y se topan justamente con el vídeo, en sus narices... ¡Qué caprichoso y odioso puede ser el destino a veces!
— Ren... Por favor, por favor no lo veas... Di... Dijiste que no querías verlo... Lo dijiste... ¡Ren!
Intentaba hacer que él deje de mirar, pero no lo hacía se quedó mirando fijamente a la pantalla, mientras eran en vanos los esfuerzos de su amigo por llevárselo de ahí, sus intentos de hacer que su vista cambie de dirección, y de todas maneras no iba a funcionar pues la letra de la canción ya era una completa provocación... ¡Una clara provocación!
Aunque por ti ahora brilla
No tiene la misma magia
Ella me sigue amando
Lo sabes
No podrás evitarlo
La haré regresar
Todo fue inútil, pues entonces sucedió, la peor parte.
— Sí, lo besé, pero lo juro... Solo fue por trabajo...—
Las palabras de ella hacían eco en su cabeza y venía acompañado de un doloroso martilleo.
Y es que si hubiese sido por trabajo...
¡¿Por qué no se detuvieron apenas lo indicó la directora?!
Si fue por trabajo...
¡¿Por qué pasaba gentilmente sus manos por la espalda de él?!
Si fue por trabajo...
¡¿Por qué parecía que lo disfrutaba?!
"¡¿Por qué?!"
Y en ese momento, en el momento indicado, salió Fuwa con su mensaje precisamente para que caiga la última gota que se rebalse el vaso.
《No fue por trabajo, ella lo sigue amando...》
Le susurró una voz, una maléfica voz en su cabeza, y el dolor fue reemplazado por frustración que lo llevó a la incontenible furia que ya no podía disimular. Una mano tocó su hombro tímidamente, el se giró con brusquedad y una mirada asesina.
— Ren, tenemos que hablar...
— Sal de mi vista, Nick.
— Esto te interesa... —le dijo con seriedad.
Mientras tanto en un camerino Sho estaba frustrado, la batería de su movil se había agotado de tantos intentos de llamar a Kyoko, quería volver a partirle la cara al beagle. Y entonces, al fin se logró cargar, ansioso lo encendió, vio que tenía mil mensajes, se dispuso a escucharlos pensando que era Kyoko y entonces, apenas puso su oído un chillido mortal casi lo deja sordo.
《¡¿Cómo pudiste hacerme eso Sho-chan?! ¡¿Por qué...?!》
No terminó de oírlo cuando lo volvió a apagar, ya se lo esperaba, pero no entendiá como era que descubrió lo su nuevo número.
— ¡Shoko-san! —gritó totalmente irritado.
Shoko apareció al instante, a ver que le sucedía a su cliente, y con solo una mirada lo supo.
— ¡¿Lo descubrió otra vez?!
— Hazme el favor de cambiarme el número —suspiró cansado.
Shoko asintió y se llevó el móvil de su cliente, dejando a este preocupado por lo que pueda estar sucediendo con Kyoko y Reino.
— Shoko, necesito ir a Karuizawa...
Ella solo lo miró con lástima y él lo comprendió, era imposible. Sho le dio una patada al sofá y empezó a caminar en circulos por el camerino. Shoko se fue pensativa, le daba lástima Mimori y desearía que su representante no la utilice como juguete y deje de ilusionarla a veces para evitarla después, pero ella también era muy pesada cuando quería... Aunque si lo pensaba bien, lo que Mimori le hacía a Sho era bastante parecido a lo que Sho le hace a Kyoko.
"Estos niños de ahora... Mimori... ¿Por qué no tienes más dignidad? Hasta Kyoko-chan en su tiempo... Tuvo mucha más, en serio..."
Por otro lado, también estaba la situación riesgosa en la que la pelinaranja se encontraba, y también se sentía mal por su representado, pero era inútil, la agenda estaba hasta el tope y solo podría volver a encontrarse con la Kyoko en Guam.
"Kyoko-chan... Espero que estés bien..."
