Un infierno frió


Para cuando se pudo levantar del piso de su casa, habían pasado dos horas. Seiya se había ido ya hace mucho, aburrido ya de golpearle la puerta y pedir que abriera para que pudieran hablar, y su cuerpo y mente simplemente deseaban rendirse.

Camíno como una sonámbula por la casa vacía y entro a su habitación desvistiéndose y vistiéndose tan rápido como pudo, sintiendo agujas filosas y lacerantes en toda la piel expuesta.

Un par de horas después, admitiendo que ya no dormiría, aun cuando había intentado todo excepto provocarse un desmayo, se giró de costado, cubriéndose más con la cobija hasta que solo su nariz y ojos quedaron al descubierto.

Luna, encima de la cama, se paseó nerviosa moviendo la cola de allá para acá como si fuera un látigo cada vez que oía como ella gemía de frio.

-Deja ya de hacer eso. Me pones nerviosa- le dijo desde bajo con la voz rasposo y rota y su gata se paró frente a sus ojos.

-No me gusta cómo te ves- le dijo sentándose, mirándola con sus grandes ojos verdes preocupados y Serena se acurruco hasta hacerse más pequeña.

-Estoy bien, solo tengo mucho frio- Eufemismo. Se estaba congelando. Sentía cada parte de su cuerpo helado y no lograba, hiciera lo que hiciera, volver en calor.

Una parte de ella creía que se merecía este infierno frió. Después de lo que había hecho merecía cualquier tormento incluso uno silencioso y socavado como el frió corporal.

Luna volvió a su pasearse hasta posarse en sus pies dejándose caer intentando traspasar un poco de calor, pero Serena apenas y lo registro.

-Tal vez deberías avisar a tu padres- le dijo desde su lugar y Serena negó estremeciéndose. Sus padres han llegado solo unas horas antes, pero ella había fingido que estaba profundamente dormida y ellos se han ido. Lo más probable es que siguieran durmiendo ya que penas y eran las nueve de la mañana.

-No los molestare porque tengo frio- dijo con voz de, esta es mi última palabra- Ya me di un baño caliente, me abrigue más de lo usual, tome un analgésico, y tengo dos calentadores; uno en los pies y otro en la espalda. No hay nada que ellos puedan decirme que no he hecho ya.

-Esto no es normal- gimió Luna justo cuando el timbre de la casa sonó, haciendo saltar el corazón de Serena.

Se giró hacia el otro lado, mirando la puerta de su habitación, respirando agitada esperando, pero no oyó a ninguno de sus padres pasar a abrir y el timbre volvió a sonar.

Apretó los labios y se levantó gimiendo entre medio de dos estremecimientos.

-No deberías levantarte- la regaño Luna, pero ella se apresuró a envolverse en una peluda y gran bata, sintiendo como si aún estuviera a la intemperie bajo la nieve.

-Alguien debe hacerlo, mis padres deben estar durmiendo profundamente y no quiero que lo primero que vean al despertar es un furioso Seiya.

Camino abrazándose a ella mismas y bajo arrastrando los pies por las escaleras rogando que no fuera él y al mismo tiempo deseándolo con cada célula.

Había desconectado su teléfono luego de la llamada número diez y cerro de par en par sus cortinas, sin dejar que se viera ni un rayo de luz dentro de su habitación desde que había amanecido, pero debería admitir que nada de eso podría parar a Seiya.

Anoche había arruinado todo y ahora estaba sentada en el desastre que ella había creado. Aun así se aferró a su plan mientras caminaba a su puerta.

Solo debía arreglar las cosas con Darien y hacer esta vez las cosas bien. Se entregaría en alma… y cuerpo si era necesario y todo fluiría como había estado haciendo hasta que ella lo había jodido con sus malditos impulsos.

Si tan solo Seiya fuera un cretino. Si no la tratara como si ella iluminara toda su vida solo por estar a su lado. Todo sería más fácil si Seiya no fuera… Seiya.

Ella lo venía arruinado desde antes de navidad, pero ese momento en su cama había mandado todo al diablo, y luego ese beso… ¡Dios ese beso! ¿Había habido alguna vez un primer beso más perfecto, profundo y enloquecedoramente dulce?

" No has arruinado nada amor" había dicho Seiya, pero él no tenía ni idea de las muchas cosas que ese beso había arruinado.

Si ella no arreglaba esto pronto lo perdería para siempre.

Miro por el ojo de la puerta con las piernas débiles, pero solo vio una espalda envuelta en un abrigo que se veía cálido y nada mas

Tembló mirando la madera otro segundo y luego solo abrió de golpe conteniendo el aliento preparándose para otra contienda.

Un par de ojos azules, tristes y algo cansados le devolvieron la mirada y ella se movió sorprendida, soltando el aire como si la hubieran golpeado el estomago.

-Darien- soltó, sin poder ocultar su desconcierto, dando dos pasos atrás.

-Buenos días. Lamento molestar tan temprano, pero creo que debemos conversar- Darien se veía tan tenso como una cuerda apunto de cortarse, pero parecía determinado a seguir siendo educado, y ella asintió con gravedad moviéndose para dejarlo pasar definitivamente.

-Por favor pasa- dijo con voz ronca y el miro de arriba abajo mientras entraba, con ojos vagamente curiosos.

- ¿Estas enferma? - Pregunto al verla cerrase mas la bata cubriendo tanto terreno de su cuello y rostro como fuera posible y ella negó incomoda.

-Solo tengo frio. - explico sintiéndose con ganas de vomitar. ¿Cómo le explicaba que tal vez había estado a punto de congelarse por estar con Seiya a plena noche y descalza, y que su voz sonaba como un fumador empedernido por las horas de llanto?

Las náuseas le llenaron la boca, la emoción y culpa el corazón.

Bajo los ojos temerosa de que Darien viera cualquier cosa en ellos.

Tenía que hacerlo. Tendría que decirle del beso. Pero no podía hacerlo ahora. La herida era aún demasiado grande y estaba demasiado asustada y enferma para hacerlo.

-Puede que esto ayude- menciono él mientras le pasaba un abrigo familiar en las manos- Lo dejaste en el auto anoche- La miro a los ojos como buscando, o esperando algo, y ella se encogió mientras lo recibía recordando la discusión de la noche anterior y por consiguiente todos los demás eventos.

-Gracias- murmuro recibiéndolo, abrazando la confortable y cálida tela, y él se pasó la mano por la boca fijando su mirada cada vez intensa en ella.

-Anoche vi tu abrigo en la parte de atrás y regresé de inmediato.

- ¿Volviste? - pregunto confundida y luego sentó como el frio comenzó a hacer su sangre espesa y escucho como el mundo explotaba fuera de su casa acallando los sonidos y sensaciones excepto el frio.

Darien miro su cambio y asintió en silencio.

-Si- respondió en un susurro la pregunta en sus ojos llenos de pánico - volví. No podía creer que te dejara bajar sin él. Intenté llegar rápido, aun sabiendo que para cuando llegara lo más probable es que estuvieras en tu cálida casa, pero no me podría quedar con esa horrible sensación… grande fue mi sorpresa cuando te vi con Seiya en la mitad de la calle.

Serena deseaba haber estado parada en algún lugar más cómodo, porque sintió como sus piernas se debilitaban y por un segundo en que las luces disminuyeron creyó que se desmayaría.

-Puedo explicarlo- le dijo sin pensar aun cuando sabía que no podía hacerlo, pero su mente quedo en blanco como si un camión la hubiera arrollado y el piso se movía como arena bajo sus pies.

-No quiero que me expliques- le dijo Dairen negando suavemente, esquivando sus ojos y ella comenzó a entrar en pánico

-Por favor escucha…

-No necesito explicaciones- la interrumpió suspirando- porque ya entendí todo- Serena sintió como una cuchilla helada pasaba por su espalda al ver el dolor en ojos de Darien que parecían solo dos espacios vacíos sin alma,

- ¡No! Te equivocas… - soltó el abrigo tirándolo lejos, pero sus manos no fueron capaces de tocarlo y se quedaron moviéndose inútiles en el espacio entre ellos.

Darien levanto una mano interrumpiéndola nuevamente mientras sus cejas bajaban ensombreciendo todo su rostro y sus ojos parecían incapaces de verla directamente mientras que ella solo podía verlo con vergüenza y miedo.

-No quería asumirlo- murmuro - no quise verlo y me cegué por mucho tiempo pero anoche quedo mas que claro que es a él a quien amas.

-Yo no lo amo- soltó con rapidez mientras la cabeza empezaba a sentirse pesada y Darien la miro con lastima.

-Por favor Serena no hagas esto más difícil. Yo sé lo que vi anoche, no es necesario que lo endulces para mí.

-Lo de anoche fue… - ¿que había sido? Ella dejándose controlar por sentimientos ajenos, eso había sido. Anoche solo había cometido un error y se había dejado llevar. Intento explicárselo, pero Darien soltó un gruñido

-Lo de anoche fue el curso natural de tus sentimientos Serena- soltó mirándola cada vez más molesto- Y no entiendo por qué sigues negándolo.

-Tu mas que nadie deberías entenderlo. Entender lo que los recuerdos de esa otra vida hicieron con nosotros- murmuro cruzando la fina línea del rencor y Darien se restregó los ojos con cansancio.

-No es así. No sé qué paso en el pasado. Tengo menos recuerdos que tú, pero veo el presente. Y tú los amas- se acercó tomando su rostro, clavando sus ojos en los de ella- creces a su lado, tu rostro se ilumina como una noche estrellada. Si están peleando o están hablando tu solo están concentrada y atenta. Tu y mente cuerpo gira y se mueve en sincronía con el suyo. ¿Crees que nunca lo vi juntos? Lo he hecho. Los vi una vez en el parque hace mucho, también los he visto juntos en las docenas de fotografías de tu habitación. Puede que sean pequeños vistazos, pero me queda claro que solo me estaba cegando a mí mismo.

-Te equivocas, solo has visto que lo quiero y lo aprecio y el a mi. Es mi mejor amigo y eso no lo negare. Pero el amor que siento, que creí sentir… - ella trago el nudo de dolor que sintió que subía por su pecho y lo apaleo hasta abajo. Ella no dejaría que esta mentira continuara- Todo eso es falso.

Dioses, como dolía cada vez que lo decía.

Darien se alejó con un gemido, pero ella pudo ver como sus ojos brillaban con esperanza y su estómago cayo junto con algunos grados más de temperatura. Metió las manos en sus mangas sintiéndolas cada vez más helada, pero avanzo los pasos que Darien había retrocedido.

-No puedo seguir con esto- dijo acercándose más a la puerta- Te amo y es doloroso ver como sufres. Tengo que irme- sus ojos apagaron ese brillo y ella se apresuró hasta él, desesperada al ver sus oportunidades desaparecer. No podía dejar que se fuera. No podía perder a Seiya. Porque si ella no tomaba su destino Seiya seguiría esperándola. Seguiría ahí amando un espejismo. Su plan había funcionado una vez. Seiya había renunciado a ella en cuanto supo que estaba con Darien, había estado a su lado. Había vuelto para ser su amigo y si ella no lo hubiera jodido cayendo una y otra vez en sus brazos todo habría ido bien…

Si, tal vez ella no sería jamás completamente feliz… estaría al lado de Darién que también tenía un lugar en su corazón y se esforzaría cada día en hacerlo feliz y todo se resolvería.

Sabía que Seiya no lo entendería y tal vez la odiara por un tiempo, pero algún día el encontraría a esa persona que lo amaría de verdad y que él amara de vuelta y todo estaría bien. Sería feliz. Seiya sería feliz y por eso ella soportaría lo que fuera.

Ella podía hacer que funcionara. Ella debía hacer que funcionara.

-Por favor Darien- rogo tragando su amargura tomando sus manos y el respingo por el frio de sus dedos- Dame una oportunidad, déjame arreglarlo. Jamás volverás a tener que ver algo como lo que viste anoche, lo juro. Me esforzare, lo prometo…

-Oh Serena- murmuro Darien mientras sus ojos relampagueaban, y el abrazo enterrándola entre sus brazos- tengo miedo de ver que te esfuerza más de lo que ya lo has hecho.

-Por favor- repitió temblando mientras sus ojos ardían sin lágrimas mirando el tejido junto su mejilla.

Darien la soltó, mirando sus ojos, y suspiro mientras besaba su frente con frustración y dolor.

-Me voy hoy- le dijo con tristeza y Serena sintió como el piso temblaba

-Por qué… - se ahogó sintiendo su corazón congelado trisarse, pero Darien le tomo de nueva las manos.

-Me voy por las fiestas- le explico mirándola, buscando algo en sus ojos- volveré luego de la fiesta de año nuevo. Tengo el boleto comprado para las cinco de la tarde. Si aún quieres que lo intentemos…

-SI quiero… - le dijo de golpe y el sonrió triste

-Si aún lo quieres para esa hora, - repitió dejando algo en su mano- ven a la estación. - Serena bajo la mirada hacia los boletos de ida y regreso a la parte costera de la ciudad, sorprendida- No me iré de la ciudad y en cambio tomare este boleto contigo e iremos de paseo lejos de aquí, y cuando volvamos todo será como si nada hubiera pasado. Tú me diste una oportunidad una vez… es mi turno de poner algo en esta relación.

Volvió a besarla en la frente y se fue cerrando la puerta despacio, dejándola parada con el corazón retumbando y dos boletos en su mano.

Subió a su habitación sintiendo el pecho dolorido, ahogada por lo sollozos secos y se encerró en su habitación.

Luna, desde la cama, la miro angustiada y Serena le hizo un gesto.

-No digas nada Luna. Perder

Se lanzó en su cama, cubriéndose completamente y enterrando el rostro en su almohada deseando no tener que levantar la cabeza en mucho tiempo.

-El me dio otra oportunidad y no lo desperdiciare-dijo a la nada, enterrando más el rostro en la almohada, dejándose llevar por el sueño y el frio que ya parecía una presencia permanente en su corazón.


Espero estén disfrutando. Llegando cada vez mas cerca... ¿Del fina? o ¿tal vez del comienzo?

saludos.