45 - CANCIÓN DE AMOR - LA MAÑANA SIGUIENTE...

CANCIÓN DE AMOR

Estaba tan cansada, que Inuyasha tuvo que llevarme en brazos a mi habitación. Me sentó delicadamente en mi cama y se marchó a su habitación – oficialmente -. Segundos más tarde, estaba abriendo nuestra puerta compartida.

¿Te divertiste? - pregunto hincándose hacia mí, para quitarme los zapatos.

Si y mucho.

Te veías hermosa, tendré que darle un premio a Tsubaki, por el vestido.

¿Te gusto? - pregunte

Y mucho. No poda dejar de mirarte. Quería bailar contigo, pero...

Si lo sé. No estábamos solos. Pero ahora sí.

Se puso de pie y conecto mi iPod a las bocinas. Selecciono una canción y le puso play.

¿Me permite este baile, señorita?

Reconocí la canción, cuando estuve bailando entre sus brazos.

Era Songbird de Fleetwood Mac.

¿Dios no podía escoger una canción más bonita?

Bailamos haciendo un pequeño circulo muy juntos. Lo quería tanto... y sabía que cuando llegara el momento de que tomara cada quien su camino... dolería hasta los huesos. Jamás querría a alguien más, como lo quería a él en ese momento.

Casi lloro con la canción.

Te quiero Kagome. - no me dio tiempo de responderle que yo también, porque me beso.

El beso no termino hasta... no supe ni por cuanto tiempo me beso.

No podíamos separarnos.

Debo irme. Te quiero. Te quiero tanto, Bicho. - pego su frente a la mía.

Yo también te quiero.

Hasta mañana. Feliz cumpleaños.

¡No!. - lo tome de la mano cuando fue a dar la vuelta para irse... sintiendo un repentino nudo en la garganta.

No quiero que te vayas – el corazón me latía a mil, me colgué de su cuello y lo besé de nuevo.

Quiero estar contigo - susurre con voz temblorosa y el corazón en la boca.

¿Estás segura? Gomy... esto no se toma a la ligera...

Te quiero y nunca voy a querer a nadie más, como te quiero a ti. Pero si tu no...no me quieres o no quieres... yo...lo entenderé – sentía que mi corazón se partía

De pronto me di cuenta, de que tal vez Inu quería esperar a la indicada. Que obviamente no era yo.

Las lágrimas recorrieron mis mejillas.

¿Como crees que no te voy a querer? ¿No lo entiendes aun? Te quiero a ti y solo a ti. Yo también quiero estar contigo. Te quiero desde el primer momento en que te vi. Cuando tenías esa mirada tan triste, en tus ojos - tomo mi cara entre sus manos - Desde ese día he hecho todo lo que está en mis manos, para quitar de tus hermosos ojos, esa nube de tristeza que los cubre. ¿Crees que si no te quisiera... haría ese esfuerzo? Te quiero, Kagome...

Mi corazón se desboco al escucharlo decir esas palabras

Me beso una vez más.

Con cuidado quito mi collar para besar mi cuello. Mi corazón dio un fuerte salto cuando, mis manos temblorosas, le quitaron el saco negro y desabotone su camisa.

Sus manos también temblaban.

En la oscuridad de mi habitación, solo se escuchaban los te quiero a media voz y el sonido agitado de nuestras respiraciones.

Él se quedó en ropa interior antes que yo. Bajo el zipper de mi vestido azul y tomados de la mano nos dirigimos a mi cama.

Descendió sus besos de mis labios a mi mandíbula y mi cuello. Sentí su respiración agitada en mi clavícula. Se deshizo de mi sostén y beso mis senos con dulzura. Descendió de nuevo hasta mi abdomen, haciéndome cosquillas con su lengua. Mi respiración jamás había estado tan agitada y áspera, como, cuando quede desnuda bajo las sabanas, junto a su cuerpo también desnudo.

Estire mi mano hasta mi mesita de noche y saque un preservativo y se lo entregue, inmediatamente se lo coloco, aunque sus manos temblaban.

Ahora daba gracias que la escuela fuera tan abierta respecto al tema y los regalaran los condones como si fueran dulces.

Inuyasha se colocó entre mis piernas.

¿Estás segura de esto? – tragué fuertemente y asentí

Tan segura como que te quiero – le dije firmemente

Me beso otra vez y mientras lo hacía, se abrió camino dentro de mi

Te quiero, Kagome - susurro cuando su miembro entro en mí.

Aferre mis manos a su espalda. Se adentro un poco más con cuidado, con mucho cuidado. Despacio, con suavidad y lento.

La excitación y el deseo desaparecieron, cuando el dolor agudo de la primera vez me invadió, mordí su hombro para no hacer ruido por lo que sentía, una lagrima salió de mis ojos, Inu me miro preocupado.

¿Quieres que me detenga? - siempre pensando mí.

No... Solo... hazlo despacio – le dije respirando profundo

Trato de casi no moverse, aun así, dolía. Pero no había nada más hermoso y perfecto que ese momento, donde no solo estábamos entregándonos el cuerpo, sino también el alma.

Sus besos fueron dulces, tiernos y llenos de amor. Todo fue perfecto... pero, aun así, doloroso. ¿Se suponía que tenía que ser así no?

Ame el rose de su piel desnuda contra la mía. Su aliento mezclándose con el mío. Nuestra respiración y corazones agitados. Sus labios... su cuerpo unido al mío.

Estaba tan sobrecargada de emociones que de pronto, todo había terminado.

Gomy, estas temblando - susurro en mi oído.

Apretó sus brazos aún más en torno a mí.

Te quiero, Inuyasha.

Al poco tiempo, me quede dormida, no sin antes decirle que lo quería, una vez más.

LA MAÑANA SIGUIENTE...

Desperté acurrucada en el pecho de Inuyasha. Aun no amanecía. Voltee mi rostro y bese su pecho y me aprete aún más a él. No sabía si dormía o no.

Me preguntaba, si para él había sido igual de perfecto y hermoso, como lo fue para mí.

¿Gomy?

¿Sí?

Te quiero - beso mi frente.

Y yo a ti – bese su pecho nuevamente

¿No te arrepientes?

No, y ¿Tu?

Nunca, Gomy. Nunca.

Nos abrazamos en silencio.

¿Te puedo hacer una pregunta? Si quieres no la contestes.

Claro, Inu.

¿Que querría saber?

¿De dónde sacaste el preservativo? - su tono era divertido.

De la enfermería - me sonroje. - No sabes las veces que había caminado hasta la puerta y al último momento me regresaba. - solté unas risitas.

El jueves había acompañado a Kanna, a la enfermería. Los cólicos premenstruales la estaban matando, así que aproveche que la enfermera se distrajo un momento y metí mi manita a una de las canastas con preservativos y tome unos cuantos.

¿Cuándo? – pregunto Inuyasha

El jueves. ¿Porque te ríes?

Porque el jueves también quise ir a la enfermería. Pero me daba miedo de que alguien me viera. Luego preguntarían con quien los usaría y no sabría que responder.

Me reí de él. Luego lo bese, por un largo, pero muy largo muy largo momento.

Pensé que las cosas serian algo extrañas, luego de que hiciera el amor con Inuyasha. Pero no. Todo siguió fluyendo, como las pacificas aguas de un río. Tal y como había sido desde el principio. Desde que nos conocimos, todo se dio con naturalidad: nuestra amistad, nuestra relación secreta y ahora esto.

Mi habitación comenzó a iluminarse, con los primeros rayos de sol del amanecer.

Debo irme, Gomy.

Lo sé.

Me sentía como cenicienta, a las doce se acababa la magia. Pero ahora, había durado un poco más.

Cuando Inuyasha se levantó de mi cama, sentí como se llevaba una gran parte de mí, con él.

Voltee el rostro al lado opuesto de la puerta, para no verlo partir.

¿Gomy?

¿Si?

Te quiero.

Yo también.

Cuando cerró la puerta voltee de nuevo.

Me hice bolita abrazando una almohada que tenía su olor. Me aferre a ella y recordé como lo abrace, cuando estaba dentro de mí.

Cuando dieron las ocho de la mañana, me levante de la cama para bañarme. Pero mis ojos captaron una mancha en mis sabanas lilas. Era la evidencia de que ya no era virgen. ¡Entre en pánico, Sango la iba a ver!

Arranqué la sabana del colchón y corrí al baño y la lave lo mejor que pude. Abrí mi botiquín buscando más jabón y vi un paquete de toallas sanitarias.

Yo era algo irregular, se suponía que en estos días llegará mi periodo, pero me había llegado una semana antes... Si no lograba sacar la mancha chismosa, podía inventar un pequeño accidente.

Me duche un poco más tranquila, sabiendo que ahora tenía una coartada.

Mientras cepillaba mi cabello, sentada frente a mi peinador, Sango toco a la puerta. Respire profundo dos veces antes de abrir.

Buenos días, corazón. ¡¿Y ese milagro que tendiste tu cama tan temprano... y en domingo?!

Tuve un desafortunado accidente - señalé avergonzada hacia la bola de tela junto a mi cama - Ya no sirven.

No te preocupes, me encargare de que nadie la vea. - tomo la sabana y se encamino a la puerta.

Gracias, Sango.

Respire con alivio, al ver que no hacía más preguntas.

Me puse unos pantalones cómodos morados de Juicy Couture, con chamarrita a juego.

Mi corazón salto de alegría cuando escuche unos suaves toques en la puerta compartida.

Abrí la puerta y ahí estaba el, tan guapo como siempre, con el cabello húmedo igual que yo.

Me colgué de su cuello.

Hola -le dije luego de besarlo

Hola – me sonrió

¿Quieres bajar a desayunar y fingir que somos buenos, lindos, tiernos y amorosos hermanos? - pregunte con una sonrisa burlona.

¡No digas eso! O cada vez que pretendamos ser hermanos frente a la sociedad, te querré secuestrar y hacerte cosas sucias en un rincón oscuro - ronroneo en mi oído.

De acuerdo, mejor no - musite nerviosa.

Nos besamos como si no existiera un mañana, pero mi estomago rugió ligeramente.

Tengo hambre - murmure contra sus labios.

Ambos nos reímos y bajamos al comedor juntos, como un día cualquiera.

Comimos a toda prisa y alegamos que tenemos un montón de tarea esperándonos en nuestro escritorio y luego dormiríamos el resto del día.

Papa estaba muy contento porque disfrute de mi fiesta. Con eso el sentía que ya había compensado mi cumpleaños anterior. Deje que el pensara lo que se le diera la gana.

Subí a mi habitación y luego de una hora terminé mis deberes escolares. Me escabullí a la habitación de Inu y le ayudé con su tarea de Matemáticas y de Física, tirados en el suelo de su habitación, como si fuéramos dos chiquillos.

Luego vimos una película acurrucados en la cama. Bueno...supuestamente la vimos. ¿Cuál película fue? ¿De qué se trataba? ¿Quién actuaba? Quién sabe, estuve muy ocupada, metiendo mi lengua en su boca.